Disclaimer: South Park y todos sus personajes pertenecen a Matt y Trey.

Parejas: Craig x Tweek, Kenny x Butters, Stan x Kyle

Advertencia: No se respetan los hechos en el canon, más que algunas ideas generales en las que no planeo ahondar demasiado.

Notas: Finalmente estamos aquí. Deseé muchísimo llegar a este punto y ahora que por fin estoy en él, quisiera poner el freno, volver a ese miércoles en el que salí de clases y dije 'voy a escribir un fanfic' de verdad, que bueno, han sido todos las personas más buenas que he tenido que conocer, gracias por haber leído mi fanfic, siempre los recordaré por el gran cariño que entregaron a este pequeño. Sé que no tiene la mejor trama, que tiene una barbaridad de clichés y todo eso, pero ese era el objetivo, principalmente. Es amor de adolescentes.

Así que de todo corazón, les mando un abrazo enorme, un apapacho fuerte y un montón de suerte para que empiecen cada día de sus vidas con el mejor de sus pies.

Nos leemos al final, para el adiós.

PD: a pesar de que manejo casi siempre una especie de playlist si estaría chulo que fueran a escuchar Africa de Toto para este capítulo.


Jodidamente intensos

Craig x Tweek | Stan x Kyle | Butters x Kenny

Epílogo—

Vuelta a la realidad

De todas formas el viaje era una especie de regalo de graduación para los mayores, que los de grados menores estuvieran ahí era un acto benévolo del gobierno de South Park, seguramente no iba a repetirse el próximo año ni cuando ellos se graduaran o cuando sus hermanos menores se graduaran, así que estar aquí ahora en California solo iba a ocurrir una vez durante el bachillerato y ahora era el momento de decir adiós. En realidad era mañana por la tarde. Pero ahora, justamente ahora, estaban frente a frente con el salón de fiestas del hotel. Un amplio espacio medio cerrado, con columnas llenas focos de navidad, un techo adornado de listones multicolor apuntando al centro, y la lámpara de cristales que daba un aspecto manchado adiamantado al lugar.

Era tan amplio como la sala contigua, que daba directo a la piscina, aún más lejos, la playa. Un montón de mesitas redondas con diez sillas como máximo coreaban la pista de baile repleta hasta decir basta y montón de mesas largas con charolas de plata humeantes que proporcionaban un buffet especial californiano para los adolescentes. La fiesta de graduación, temática de ''viaje en el tiempo'', no tenía nada de alcohol y aun así aparentaba ser lo bastante entretenida para todos.

Pero Craig lo sentía, aquello le jodía, las miradas de los demás integrantes de la mesa. Token, jugando a comer un poco de pescado y Clyde con sus papas fritas que no dejaba de verle mientras las remojaba juguetonamente en el queso. Cartman, por suerte, llevaba horas en la pista de baile con Wendy, obligado, los demás, no, rodeaban la mesilla con cuidado. Comiendo lentamente. Stan y Kyle miraban de vez en cuando a la pista y reían cómplices, pero el que más le preocupaba era Kenny…

Tenía los ojos fijos en su platito de ensalada, una sonrisa coquetísima en la boca y un traje como de fiesta pasado de moda. Perfecto para la fiesta temática. Butters comía a su lado ansiosamente, pero silencioso. Había algo muy raro.

Craig tomó un poco de agua y llevó su tenedor hasta el pollo frito.

—Ey, Craig — murmuró Kenny levantando la mirada, perforándole los ojos.

Todos se removieron cuando el rubio tuvo el valor de hablar. Incluyendo a Craig.

—¿Eh?

Picó un trozo de lechuga que juntó con el caldillo del jitomate e hizo ademán de estar pensando en algo bastante complejo. Craig frunció el ceño medio atontado ¿A que iba toda esta densa atmosfera? Parecía que el silencio cortaba como tijeras y la calma podía tronar en cuanto un alfiler les picara el globo. Suspiró, en realidad no tenían por qué decírselo, lo olfateaba… a kilómetros.

—Dicen que una chica se vuelve mucho más bonita después de tener sexo ¿No? — Butters escupió un poco de su jugo de chabacano y Kenny le pasó la mano por la mejilla para limpiarle una gotita que resbalaba descuidada —, en tu experiencia ¿Qué tan cierto es eso?

Kyle se rio bajito. Stan le silenció con un ''shh, shh'' nada discreto y Clyde se llevó un poco de jamón a la boca. No había que mentir, Kenny era su amigo podía decirle con sinceridad que de todas las chicas con las que había estado sin duda habían dejado de llamarle la atención cuando ponía sus garras encima de ellas, pero eso no significaba que no se hicieran más lindas, en realidad, a raíz de aquello muchísimos chicos iban tras ella y ellas se sentían mejor consigo mismas. Si tenía que ser sincero…

—Pues si — admitió encogiéndose de hombros.

—Me pregunto si aplica lo mismo a los chicos — suspiró mirando al techo.

—Traje más papitas Craig — murmuró Tweek acercándose desde la barra de comida, dejó un plato hasta el tope de frituras y apenas tomó asiento.

Una risa colectiva se atoró en la garganta de todos mientras que explotaba paulatinamente uno por uno, rieron avergonzados. Craig sobre todo, no tenía por costumbre sonrojarse pero evidentemente ahí había algo que los demás sabían y él no podía ocultar, encima se atrevían a decirle que tal vez los chicos ahora pusieran más el ojo encima de su Tweek, había cosas que un hombre no podía tolerar.

—¡Gah! ¿Eh? ¿De qué se ríen chicos? — preguntó Tweek confuso

Pero tan pronto como lo dijo el pelinegro tuvo la fuerte convicción de tomarle de la mano, dejar botada la comida y salir de la mesa grupal en una huida colectiva, quizá porque si, se había puesto un poco celoso de que Tweek se viera aún más lindo después de lo de la noche anterior o porque quería evitarle a todos, sobre todo al rubio, la vergüenza de explicar que ya todos estaban al tanto de lo acontecido en Glass Beach, nadie los había visto o abierto la boca, pero de alguna forma… ellos no llegaron a dormir y se tomaban de las manos cuando regresaron esa misma mañana, rodeados de una bruma rosada con burbujas y flores, un par de besos coquetos, alguna creciente necesidad de acariciarse y pum. Ya todo el mundo sabía que Tweek había estado gimiendo contra su oreja, que se ponía cada vez más hermosos y que ya eran pareja.

Craig jalaba a Tweek de la manga un poco apurado en dirección a las bebidas, pero no pudo dar el siguiente paso porque sus orejas captaron la inigualable música dentro del salón, la pista de baile y todos los lugares repletos de personas danzantes con vestidos hermosos y laca en el pelo, el calor no era tan insoportable, y su cabeza hizo clic dos veces antes de que pudiera hilar adecuadamente aquella chispa de intuición que acababa de brotar en su cabeza. Sin duda los recuerdos flotaron en su mente y supo, muy dentro de sí mismo, que no tenía que pararse frente a las bebidas, sino en la pista de baile. Con Tweek.

—Vamos a bailar — le dijo Craig a Tweek de forma demandante.

—¿Qué? — Preguntó nervioso en un jadeo mientras le jalaban nuevamente al centro de la pista, esquivando parejas y taconazos inseguros —, pero si a ti no te gusta bailar Craig…

—Pero a ti si — murmuró Craig entre un par de hombres, haciéndose lugar —, además, tienes que ser consiente de tu entorno. Anda ya. ¿Qué no te das cuenta?

Tweek se quedó de piedra en el centro de la pista, las luces de vez en cuando se posaban contra su rostro y dañaban su visión, pero no necesitaba ver nada cuando en realidad podía escuchar todo, muy por encima de las risas, las personas comiendo o el resto de parejas bailando. Craig le destrozabas las retinas con sus interrogantes en los ojos y el precioso suéter negro con cuello de v que había elegido para la noche final del viaje. Se tocó los dedos, sintiendo la canción en sus huesos…

—Es una fiesta del viaje en el tiempo, no me sorprende — aclaró Craig cuando notó que Tweek no tenía intenciones de responder algo, a pesar de escuchar bien la melodía —, pero lo que me interesa es la letra.

—¿Por qué? — preguntó nuevamente el rubio nervioso.

—Porque el día de la tradicional y ancestral fiesta en casa de Token, cuando te pusiste hasta atrás de borracho me dijiste ¡Baila conmigo! Y estábamos escuchando 'Let's groove' mientras yo pensaba que la música de los setentas apestaba. ¿Recuerdas?

—Recuerdo, si— asintió Tweek sonrojado hasta las orejas —, pero no veo la relación entre September y let's Groove.

Craig puso los ojos en blanco y tomó a Tweek de la mano, con la derecha en la cintura, la izquierda jugueteando con sus dedos y un ligero vaivén; comenzó lo que Craig consideraba una de las experiencias más errantes de su vida, bailar una canción antigua como si fuese un jodido vals sacado de el Cascanueces, Tweek se rio bajo, pero dejó que el pelinegro le moviera como se le daba en gana.

—En primer lugar, Earth, Wind & fire, es el grupo que canta ambas canciones — explicó Craig como si fuera un genio musical guardado en un acetato —, y september dice esto '' ¿Recuerdas cuando bailamos en Septiembre?'' bueno pues ¿Adivina cuando bailamos Let's Groove? Si, fue justo en septiembre, antes de que potaras toda la bebida…

—Estás loco, yo no poté nada esa noche — gruñó Tweek siguiendo el ritmo de la agitada canción setentera, imitando los movimientos miopes de otros danzantes más organizados que ellos dos —, pero lo admito, tiene sentido que estemos bailando esta canción justo ahora… ¿No?

Craig pegó su frente blanca contra el suave cabello rubio de Tweek, ese juego de caderas le tenía vuelto loco. La excusa perfecta para sacarlo de la mesa, de las miradas incandescentes de los demás, que a este punto ya sabían lo que los dos habían hecho en la playa hace una noche. Algo intimo que Craig habría deseado repetir todos los días de ser posible, como si fuera un nuevo adicto a la heroína, el cuerpo de Tweek era más o menos un arma del mismo efecto, con el calibre perfecto para enloquecerlo y poner a prueba sus más cuerdos sentidos. Era totalmente gay por él, y lo supo desde que Tweek se le fue encima en esa fiesta de Token, pero ahora lo reafirmaba de una forma que quemaba como el infierno.

—Ya ¿Y tú crees que esa es la única excusa que tengo para poner tus piernecitas chulas en la pista de baile?

—Pues sí, grandulón — Sacó la punta de su lengua rosa y Craig le mordió el labio con fiereza —, ¡Craig, eres un crio suéltame!

Súbitamente el Dj cambió las agitadas canciones setenteras por una melódica música mucho más reconocida, en realidad, la emoción creció a tal punto en el que las chicas se acomodaron en sus asientos un par de veces más que si fuera una canción común, mientras que muchos chicos aprovecharon para salir volando de la pista de baile. Huyendo del compromiso que una canción lenta podía significar. Craig dejó caer los brazos, Tweek le miraba a unos pasos como si toda la intimidad de las canciones setenteras hubiera dejado de funcionar y la nueva melodía solo los dejara confundidos entre un ''somos hombres, nos queremos y todo… tenemos sexo, pero no voy a poner mis brazos sobre tus hombros'' no mientras un montón de chicas se besan con sus novios en la pista de baile. No ahora, no puedo.

Sí que podían.

—¿Quieres bailar una canción lenta conmigo? — preguntó Craig extendiendo la temblorosa mano derecha

—¿Una canción lenta romántica de los ochentas? — Acusó Tweek extendiendo la mano contraria, dispuesto a tomarla —. ¿Quieres ponerte cursi conmigo?

Rio tontamente.

Craig iba muy enserio.

—Siempre, Tweek — murmuró Craig pegándose a él como si fuera una babosa de mar, con los brazos del rubio de aretes y las manos en la cintura, jodida cintura preciosa.

Que chico más precioso; más bien, en cada sentido lo ponía colorado, le hacía sacar suspiros y moverse en la pista a pasos lentos, junto con un montón de parejas que tarareaban una de las canciones más conocidas quizá en todo el mundo. Que la letra no tenía tanto sentido, que solo era pegajosa, que era un one hit wonder, al carajo con eso, con aquello y con lo demás, la canción hacía que los dos se vieran a los ojos sin parar y por primera vez en su vida Craig sintió que tenía la completa voluntad de gritar ''It's gonna take a lot to drag me away from you''.

—Quedas advertido, cielo — murmuró Craig contra el lóbulo de su oreja —, que va a faltar mucho tiempo para que alguien logre alejarme de ti… advertido quedas ¿Entendido?

—Perro que ladra no muerde — le soltó Tweek presó de una conmoción alucinante —, anda di que no me vas a dejar, pero te advierto yo; que seguro no puedes ni intentarlo mañana por la mañana…

—¿Eso es una advertencia o una amenaza? — murmuró Craig frágil como gelatina

—Una promesa bebé.

El rubio besó suavemente la mejilla del pelinegro. Siguió bailando África, lenta y pausadamente, como quien no quiere que acabe y la noche se está haciendo eterna entre cada uno de los compases ¿Quizá alguien les está mirando? Tal vez mañana vuelvan a South Park y habrá que decir ''Papá, mamá van a tener nietos… rubios y nerviosos, con una seria adicción al café'' pavadas por el estilo, o tal vez Craig iba a tener que dejar las malas conductas porque quería entrar a la NASA y darle a Tweek casa, comida y sustento, como si vivieran en los veintes todavía, pero es que el chico no le gustaba, le enloquecía. Pronosticaba su futuro, que se atraían, pero también se respetaban y viceversa, por eso eran el uno para el otro y por eso no pasaba nada, solo que se iban a casar y eso. Nada más.

—¿Te... te puedo decir algo? — preguntó Tweek volviendo a los casuales temblores.

—Todo lo que quieras — le aseguró el pelinegro impávido.

—Creo que te amo…

—¿Crees? Si yo pensé que eso ya estaba más que confirmado… — le tomó las mejillas con las manos, soltando así la fuerza brutal que guardaba en las manos hasta que sus mejillas se aplastaron y luego le dejó una sarta de besos en la boca de pez —, serás hermoso amor, serás hermoso.

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Kyle miraba la pista de baile, con aparente desinterés, se habían trasladado de la mesa llena de boronas de papas fritas y dip de queso con jalapeño hasta una de las pequeñas desocupadas salitas lounge con sillones de vinil blanco, se le pegaba en las piernas cubiertas por unos shorts de mezclilla, pero era refrescante alejarse un poco del centro. El calor se concentraba un poco más ahí y era una abominación. Finalmente no pudo evitar suspirar, en realidad observaba con mucho cuidado la imagen, por más que quisiera no notarlo justo en el interior de las luces multicolor Cartman bailaba con Wendy de forma muy cercana, canciones lentas que habían empezado por ser de los ochentas y ahora eran Ed Sheeran y cosas similares.

Ya de por si era extraño ver al gordo sometido por una chica, la imagen era más bien perturbadora. De alguna manera se preguntaba ¿Cómo Wendy pudo rebajarse de Stan a Cartman? El pensamiento femenino le aterraba e inhibía, era intrigante. Pero lo que más le ponía de nervios era la forma en la que Stan miraba la escena, es decir… tenía poco que habían terminado, relativamente. Lo de ellos dos ni siquiera había comenzado todavía y aunque Stan jugaba con sus dedos uno por uno, acariciando las uñas blancuzcas de sus dedos, sabía que estaba mirando donde Wendy.

Oh, esos celos… o quizá eran solo inseguridades.

—Así que la singularidad en persona, el chico más guapo de South Park cayó rendidito por Tweek Tweak, ¿quién lo diría? — Soltó Stan repentinamente ante el silencio.

Por supuesto, Craig Tucker, la singularidad en persona, el chico más guapo del pueblo no señalado una vez o dos, mientras más crecía a las chicas más se lo parecía, pero al final del día todos olían a kilómetros que lo suyo con el rubio iba más allá de un par de jueguitos y unas peleas a golpes. Es que era justo la clase de bebé que a Tucker le gustaba, uno que tenía dientes garras y necesitaba ser protegido… a medias.

—El segundo chico más guapo de South Park — aclaró Kyle, ganándose una mirada inquisitiva de Stan —, el primero eres tú, tío.

—Anda, si hasta sabes hacer cumplidos cursis y todo — rio ligeramente y pasó el brazo por encima de los hombros del pelirrojo, acariciando su cabello al paso.

—Sí y estoy esperando que me sueltes que cuando mínimo soy más atractivo que Tweek — en realidad si lo estaba esperando. Un sudor frio caía por su espalda cada que Stan se le pegaba, es que una cosa era ser cariñosos como compas, pero cuando cruzaban esa línea los nervios se le iban a la cabeza y quería morir de amor.

—Nah — se burló Stan, Kyle lo fulminó con la mirada —, Tweek está demasiado lejos de lo que yo podría considerar atractivo, Kyle. Me gusta la inteligencia…

—Sí, se nota — aseguró mientras ponía los ojos en blanco.

Stan le robó un beso en la mejilla, tuvo la necesidad de ladear su cuerpo a la derecha para encarar un poco al pelirrojo y tomarle del mentón medio lento para enfrentar su rostro. Stan estaba calmado, sonreía, sabía porque decía las cosas que Kyle las malinterpretara era solo porque su mente andaba volando como mariposa. A estas alturas, seguro creía que había estado mirando a Wendy en la pista, obvio la miró, pero para nada le importó, era más impresionante ver a Tucker tomando a Tweek de la cintura y fingiendo que sabía bailar, también robándole besos a su novio hasta dejarlo temblar. Porque pues; era Tucker.

—La inteligencia es deliciosa — continuó Stan mirando los ojos verdes de Kyle —, no podría salir con alguien que no fuera mucho más listo que yo, no es que yo sea particularmente un genio pero si…

—¿Ah sí? — Suspiró Kyle interesado —, siendo así, entonces quiero saber un poco más de aquellos estándares autoimpuestos de requisito para tenerte aunque sea un poquito.

—¿Qué? si los cumples no me tienes un poquito, me tienes un montón — aseguró levantando las cejas, luego meditabundo le soltó la cara —, a ver… tendría que ser atractivo, porque quisiera tener hijos guapos.

—¿Hijos? Vale dude — Kyle se muerde el labio en un suspiro —, ya he fallado desde ahí.

—¿Me dejas terminar? — Sugirió Stan besándole en la punta de la nariz —, listo. Sí, muy listo, antes de aceptarle me sentaría con el enfrente y le pondría a realizar un montón de juegos interminables y si no me ganara todo el tiempo lo miraría negando, guardaría el anillo en la caja y sonreiría. No seriamos el uno para el otro.

—¿Por qué ya das por sentado que te vas a casar? — rio Kyle restándole importancia al resto de la oración.

—Pero, ¿Qué no te das cuenta que has estado destinado desde hace tanto? — Explica el pelinegro con el ceño fruncido cual choque de autos —. Dale una hojeada al pasado, eres tu ese que se sentaba en la alfombra frente a mí y tiraba los dados una y otra vez ''Gané, gané de nuevo'' Caray, que si eras el chiquillo más listo de toda mi insignificante existencia. De eso no hay duda, una y otra vez, solo te falta el anillo porque créeme que a veces Kenny, a veces tú, pero al final siempre tú… el que estaba ahí, para mí, con la boca roja consolándome. Con los ojos verdes mirando mis incongruencias, apoyo, amor, cariño, amistad y encima eres delicioso, porque la inteligencia es deliciosa y tú eres delicioso.

Cuando suelta lo último ya está bastante cerca de su boca, a Kyle le llega el olor, su perfume varonil y esa boca carnosa pegada a la suya, aunque no se besan, están demasiado cerca, tanto que una suave brisa de verano podría hacer que cayera directo contra él. Tantas veces llamándole amigo, tantos días a su lado, siendo el mejor hasta que finalmente había llegado a este punto, un punto en el que Stan entendía que su amistad iba mucho más allá de algo ''amistoso'' eran mil veces más que eso.

—Stan — murmuró Kyle excitado acariciándole la mejilla pálida a su amigo pelinegro —, vamos a la habitación…

El pelinegro no dijo más, solo asintió, lleno de sed libidinosa dentro de su garganta.

La ropa sobraba entre ambos una vez que lograron avanzar hasta la suite, en el elevador se besaron hasta que los labios dolieron, suspiraron uno contra el otro. El calor marino le daba una sensación distinta a todos, la forma en la que la piel de ambos sudaba mientras se revolcaban entre un montón de cobijas blancas. Las manos de Stan atrapando cada trozo de su piel, entre sus piernas, en sus muslos.

Le lengua en el ombligo.

El pantalón bajó y el silencio se hizo resonar mientras los besos se detenían entre las ingles de Kyle, tiritaba de excitación, cubriéndose su ya sonrojado rostro con las manos.

—¿Stan? — Preguntó Kyle incorporándose un poco con los brazos —. ¿Qué pasa?

¿Cómo podía tener la capacidad de preguntarle algo cuando sus manos jugaban con los incipientes vellitos de su vientre?

—Es mi primera vez, dame un segundo — murmuró el pelinegro.

Kyle se dejó caer contra la almohada. Se rio por lo alto, una especie de carcajada excitada. Así que al final los amigos también podían romperte el corazón pero sobre todo podían darte una de las mejores mamadas, una noche de sexo ardiente y un montón de chupetones por la espalda.

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Kenny acariciaba rítmicamente los cabellos de la cabeza de Leo, en realidad se entretenía midiendo los pequeños mechones y las partes más cortas de su cabello. Estaba recostado contra sus piernas, era como un pequeño conejo rubio, precioso hasta perder el conocimiento. Le soltaba suspiros entrecortados. Medio vacilantes, una joyita de las buenas, cariñoso, jugoso y cual gatito somnoliento, una ola del mar le sobresaltó aunque no estaba dormido.

Desde que llegaron no habían pasado el tiempo suficiente en la playa, pero ahora que iban a marcharse Leo le había guiado con la mano en la muñeca a través de la piscina hasta saltarse la barda y tirarse contra la arena suave y blanca, un montón de pequeñas conchitas les rodeaban y aunque sus amigos les habían dejado solos la música a sus espaldas, en el salón, aun se escuchaba por lo lejos. Un ambiente romántico, burbujeante a Kenny le ponía de los nervios, pero la imagen de Butters le reconfortaba.

—Las olas son tan enormes aquí — explicó Leo acariciándole la cara interna de la rodilla.

Ahh, no toques ahí.

—¿Siempre sacas lo más elocuente de ti por las noches? — preguntó Kenny mordiéndole la cabeza

—¿Me tomas el pelo?

Kenneth le puso las manos en la frente, haciendo que la cabeza del rubio se tirara atrás como un exorcista rubio y bello cual querubín. Sus diamantes azules le penetraron el alma, nunca quiso ser rico en esta vida, pero aquellas eran verdaderas medallas, sentía que podía ser bastante más poderoso que cualquier si se quedaba con el chico a su lado. Probablemente para muchos Leo no significara tanto, pero para él sí que lo hacía, no había nadie como él.

—Stan y Kyle se fueron para el cuarto — le explicó Kenny con una seriedad atípica.

—Ah, sí, los vi subir cuando bailabas música tex mex — murmuró Leopold confuso —. ¿Por qué?

—¿Sabes qué significa eso? — preguntó con sus cejas rubiongas profundamente sumidas en los ejes de su frente

—¿Qué están cansados y quieren salir mañana temprano? ¿Qué Kyle extraña a su madre? — preguntó Butters con genuina curiosidad, algo infantil pero totalmente ignorante ante los hechos.

Kenny le sonrió con ternura.

—Serás crédulo — bufó con cariño —, significa que van a echar pata.

Leo abrió la boca, sus labios proyectaron una 'o' redonda y perfecta. Seguido de un ''no entiendo''.

—Que van a apuñalarse la ingle tío, sacarle el veneno a la víbora — levantó las cejas esperando que su interlocutor ya captara de una vez lo que aquello significaba —, que van a parchar pues.

—¿Cómo así? ¿Qué van a hacer algo…?

—Que van a follar — murmuró Kenny.

Súbitamente, por alguna extraña cósmica y desconocida razón sintió que estaba hablando de más con el pobre, que no tenía que decirle cosas tan vulgares porque aunque por mucho tiempo pretendió que podía tratarle como a un compa más, finalmente seguía volviendo al hablarle como a una chica. A Kenny no le importaba ser vulgar con las chicas, pero le importaba ser con Butters. Porque no era una chica y no era un compa suyo, era el chico que le gustaba, Leo mi amor.

—Ah eso, vale pues yo pensé que lo hacían hace mucho. Cosas de amigos.

—Hay que reformular tu concepto de amistad querido — gruñó Kenny cayendo contra la arena —; mira lo que hagan ellos no vale para nada, cuando menos para mí yo no le voy a poner Jorge al niño, la mala de todo esto es que los chistes sobre Craig y Tweek echando pasión en la playa durante toda la noche ya no se van a poder dar. Porque como andábamos en la mesa y tenía la idea de que podía ponerle un poquito de chile al asunto…

—Ya. No debes molestar a Craig, capaz se enoja y te saca un diente.

—El leoncito está domado Leo — le aseguró Kenny —, ese no mueve un dedo sin que Tweek se lo permita. Así cuando uno se enamora, ya no da paso sin zapato…

—¿Así estas tu conmigo?

La pregunta; aparentaba inocencia. Pero a Kenny le ofendía, porque por una parte decir que si era un ''pues claro, me tienes con correa y todo incluido'' decir que no; era mentir. Solo había que ser un poco listo para darle por su lado y salirse con la suya, pero finalmente decidió que no. Kenny tenía media neurona.

—Domadito como en circo, ¿No te dije? El tatuaje saca choques eléctricos, si me pongo burro me da duro…

Butters se rio bajito con la mano sobre la boca. Negó con los ojos y se dejó abrazar medio metiéndose en la arena fría.

—Así que lo de hace rato. Bye. Si Stan le pega duro y Craig también las bromas dejan de tener sentido, dale que se van contra mí. Adiós chiste de virginidad y primeras veces.

Se hace un silencio, nada incomodo, cosa de nada, pero suficiente para que Kenny note que Leo anda pensando algo, le aterra a medias porque cada que aquella mentecilla suya se ponía de malas podía sacar las ideas más retorcidas, le jala un poquito de la oreja para que diga algo. Leo le sonríe.

—¿De qué te apuras? Si tú de virgen no tienes nada, chistes contra ti… pues no van.

Ahí estaba todo. Kenny puso los ojos en blanco, sacó del cajón su cara más seria y arropó a Leo entre sus brazos con toda la fuerza de voluntad para pegárselo al pecho y decirle aquello que le colgaba de le lengua. Leopold le recibió con la mirada fija y una media sonrisita. Kenny seguía serio como estatua.

—Yo lo habré hecho un buen de veces, pero hacer el amor eso me lo estoy guardando para ti.

Butters traga profundo.

—¿Y así… quieres que las bromas no vayan contra ti? — intenta ser gracioso pero tiene la voz pegada a la garganta.

—No hagas chistes que voy serio…

—Yo siempre voy serio.

—Pues yo voy más serio. Leopold, no hay nadie en este cósmico universo para mí como tu… no existe ni un solo ser que se asemeje a ti, a todo lo que me has hecho sentir desde que éramos críos. Yo quiero ser tu héroe, tu primer amor, tu primer todo y ya. No puedo esperar a que llegue el día en que tengamos una noche juntos y que venga cuando tenga que venir, no voy a apresurar nada, si siendo así me gano mil bromas ¡Bienvenidas sean! No puedo esperar por una noche a tu lado, pero lo haré… valdrá cada maldito segundo de mi vida. Y de todas mis vidas.

—¡Ay Dios! — grita Butters, le tira contra la arena hasta que se le mete en las orejas, se le sube en el pecho y ahora si hace el intento por reírse y no liarla gacho —, si serás abstracto siempre Kenny, me pones de los nervios. Una y otra vez, jadeos, ganas de besarte ¡que desperdicio de palabras! Me has dicho que te vas a esperar, pues espera. Pero mientras déjame te doy un beso, aunque sea medio chusco y bruto…

—Dame los que quieras…

Termina contra sus labios, tal cual la primera vez, la segunda, sensación que no se detiene una contra la otra, suspiran, se besan en la playa. Escuchan el mar, renuncian a varias cosas, se hacen promesas silenciosas y jadean cuando se tocan las espaldas, toman sus manos, acarician sus dedos, las uñas y la parte más blanda de las palmas ¿Qué sería de Kenny sin un par de besos apasionados? Pues nada, no necesita nada más. Al menos por ahora, por ahora se queda sin nada del conejito, solo le dice ''Eres mi novio pues, me vas a presentar a tus papás'' y le deja un chupete en el cuello. Marca de territorio.

Pero el que trae la correa es otro. Se leían mutuamente, se escribían el uno al otro, se respetaban enormemente y se amaban con locura.

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El rubio se quedó sentado sobre la hamaca, no estaba acostumbrado ¡que extraños parajes! En su mayoría era ignorado por todos, tenía la pierna derecha encima de la izquierda hasta la rodilla y un atuendo bastante cómodo, blanco. Su taza de té helado reposaba sobre un portavasos, de cuando en cuando la tomaba ansioso y lleva sus labios hasta los hielos para sorber un poco más del menjurje de hierbas.

Tenía perfecta visión de todo. Sobre todo, de Tweek y Craig en la pista de baile.

Así que finalmente habían conseguido arreglar todo, la verdad no había sido difícil, con personalidades como las suyas en realidad tampoco le sorprendían. Aquello había comenzado como un juego de niños, lástima que se vio tan involucrado, aunque claro…. Algo bueno había salido de todo aquello.

—¿Entonces? — preguntó el pelinegro con las manos en los bolsillos y una mueca de fastidio. Pero también profundamente sonrojado.

—¿Y entonces qué mi amigo? — preguntó Pip confundido, a medias

—¿Cuándo? — tronó su cuello sin gentileza. Como todo lo que hacía.

—¿Cuándo qué?

—¿Cuándo vas a dejarte de rodeos Pip? Sé que eres un amor de persona, no me lo tienes que recordar, así que dale ya que me estoy impacientando…

—La paciencia es virtud de sabios — Damian lo fulminó con la mirada —, ejem, y decir las cosas claras también lo es.

—Yo no quiero ser sabio — le hizo saber el de ojos rojos —; quiero que seas mío.

Pip se mordió los labios.

—Hace tres noches ni por asomo pensabas en salir conmigo.

—Eso es mentira, siempre me has gustado.

—Solo he sido un objeto para ti como para todos los demás chicos de este pueblo.

—No, Pip. Contigo es distinto.

—Yo no lo creo — aseguró el rubio levantándose de la hamaca, con los pies en la arena y el pelo rubio revuelto —, no me lo creo ni aunque lluevan caballos.

—Puedo hacerlo, si quieres.

—No. Gracias.

Damien puso los ojos en blanco, Pip se le plantaba enfrente con su cara de angelito y una sonrisa tenue, en realidad era un niño bastante bonito y le gustaba mucho… demasiado. Pero también era confuso como un demonio, podría ser un súcubo y él sería el primero en caer. Dejó caer sus pupilas contra los ojos verdeazulados del angelillo y le tomó de los hombros, en parte para retenerlo, pero principalmente porque le gustaba sentir sus menudos huesitos entre sus manos, con la pinta de que los podría romper en un segundo. O besarlos, eso también.

—Se el ángel que ilumine mis mañanas en las profundas y oscuras cavernas del infierno. Podrías ser el rey de todo ese lugar a mi lado — le aseguró con severidad —, te daría la corona del gobierno cuando yo ascienda a ese trono. Como mi reina, Pip. No existe otro sino tú que pueda controlarme un poco y por eso necesito que medies mi existencia…

—¿Y qué más? — preguntó Pip ladeando su cabecilla.

—Que me ames, con eso me basta.

Pip hizo como que se lo pensaba, no tenía tanto que perder, en realidad la oferta era buena. No todo el tiempo tienes la oportunidad de convertirte en consorte del rey de los infiernos. ¿Podría su bondad regular tanta oscuridad? O sería consumido por ella tarde o temprano…

—You are the one crazy motherfucker — le aseguró Damien besándole ligeramente en la sien.

—Sí, ya sé. Por eso me voy contigo. Pero luego, que me quiero graduar. ¡Ahora vuelta a la realidad!


N/A: Quería cerrar con el Dip porque sentí que había dado un capítulo para ellos, pero quería darles conclusión. Y quedé más o menos conforme, estoy más o menos conforme con todo… realmente solo se trata de un montón de escenas sin sentido, pero que nos pudimos quedar con los finales anteriores. Pero ya está bien, está 'condensado' ¿No?

Espero que les haya gustado a todos, estoy feliz de haber llegado hasta el final del fic. Creo que también uno de los fanfics más largos que he escrito y mi primer fanfic de SP.

Admito que terminando este fic mi plan era no volver a escribir de este fandom, a pesar de que lo amo mucho sentí que ya no tenía la motivación suficiente para hacerlo, pero finalmente vinieron muchas más ideas a mi mente y no quería dejarlas inconclusas, así que esperen más fanfics de mi parte. Pronto, espero. Siempre en esta plataforma pero ahora también en wattpad. Así como también resubiré este fic en esa plataforma, por si gustan de leerlo nuevamente.

Otra cosa es que doy por finalizado completamente este fic, pero que aún tengo muchas ideas para títulos de capítulos que me quedaron pendientes, así que probablemente haya algunos extras de vez en cuando, por si ven la notificación de actu. Bueno, se trata de un extra sobre el futuro o tal vez de alguna escena que no vimos bien.

Les dejo los títulos de los extras, por puro morbo, no más.

Despilfarro a lo mayúsculo

Después del sexo viene un estado de vulnerabilidad y salen todos los demonios.

La realidad ha cambiado

No llames a las cosas por su nombre

El amor es complejo, paradójico, perverso.

El arte es el destino vergonzoso

Guests: Tamy: Muchas gracias por tus hermosas palabras y por tu apoyo siempre sincero, me encanta que te haya gustado el capítulo anterior y espero que también te guste este, así como espero que nos leamos pronto de nuevo. ¡Un abrazo fuerte!


Así que bueno, finalmente. Gracias a todo por haber leído mi fic, por comentar, por emocionarse y por ser parte de esto. ¡Les agradezco un montón! No saben cuánto los quiero, mando un abrazo enorme a todos. Y espero que nos leamos pronto de nuevo.

¡Bye bye!