¡Wow! ¡Casi 7,000 mil palabras en este último capítulo!
Realmente me divertí mucho escribiendo esto, esta es mi primera historia publicada, por lo que le tengo un cariño especial, y en la cual capitulo a capitulo me esforcé para poder mejorar día con día (Aún veo el primer capítulo y siento ganas de pegarme un tiro) pero es que enserio amo a esta pareja y tengo muchas más ideas para ellos en un futuro.
Bueno, no los interrumpo más…
El camino a casa no fue tan incómodo como Takumi esperaba, en realidad, pasó un muy agradable rato platicando con Soma de cada estupidez que se le venía a la cabeza, que si no sabía muy bien como prepararía el sanma del torneo de otoño, que Ishiki-sempai pasaba más tiempo sin ropa que con ropa puesta, que Tadokoro tenía un extraño vicio con las novelas románticas etc. Etc.
-Vamos Yukihira, no puede ser cierto que esa amable mujer pudiera hacer eso, mejor admite que estás mintiendo- Decía con una gota resbalándole por la cabeza.
Estaban caminando a través de un parque que acortaba el camino hacía el departamento de Takumi, y gracias al atardecer, la vista era maravillosa.
Sabía que solo era engañarse a sí mismo, pero por un efímero momento, se dejó llevar por la sensación de que eso se podría considerar algo así como una cita con Yukihira, estuvo tentado a tomarle de la mano, pero se dio cuenta que el pelirrojo lo podría tomar de una mala forma, por eso, solo se conformaba con escuchar parlotear al pelirrojo, el simple hecho de estar a su lado le bastaba.
- ¡Te juro que no miento! ¡Fumio-san de verdad me despertó ese día con un balde de agua! – Una noche se quedó dormido a la mitad de la cocina, y la anciana, enojada por el desastre dejado con los utensilios, decidió despertarle con un balde de agua helada.
-Pues supongo que tampoco debió haber sido muy agradable para ella encontrarse con un pelirrojo desaliñado y horrendo a la mitad de su cocina- poniendo una sonrisa cínica tras ese comentario, como le estaba gustando molestar a Yukihira.
- ¡Hey! Para tu información italiano, yo me veo muy guapo cuando me levanto- decía bromeando mientras ponía una ridícula pose sexi. - Y te lo comprobaría cualquier día- empezando a carcajearse.
De verdad, podía jurar bajo cualquier deidad, que lo que dijo fue sin ninguna doble intención, fue hasta que vio el rostro sonrojado y la mueca avergonzada de Takumi que cayó en cuenta de que indirectamente le había propuesto a Takumi dormir juntos.
- ¿Q-Que has dicho? - ¿Estaba soñando, cierto? ¡¿Cierto?! Yukihira no podría ser capaz de proponer algo así.
Seguramente lo malinterprete.
Pensó el rubio, aunque en el fondo esperaba que el otro hablara enserio.
- ¡N-No me refería a eso! ¡Solo era una broma, enserio! - No sabía en dónde meter la cabeza, seguro ahora Takumi se llevaría la impresión de que él era un pervertido…Bueno, puede que tal vez si lo fuera, ¡pero no que se enterará de esta forma!
-Ya, entiendo Yukihira- tenía que haber alguna forma de deshacer el tenso ambiente- mira, ya llegamos.
Soma dio gracias al cielo cuando Takumi señaló un lujoso edificio departamental, ese par de hermanos, además de Erina, Alice y Ryo, eran los únicos compañeros que conocía que preferían vivir afuera en vez de los dormitorios.
-Wow, se ve como uno de esos hoteles de lujo como en los que nos hospedamos durante la concentración- recordando las lujosas instalaciones de la cadena de hoteles de Totsuki. Ya había estado ahí antes, pero nunca dejaría de impresionarse por la imponencia de ese lugar.
-Con que poco te impresionas Yukihira- mirando enternecido la reacción del otro.
Isami y Takumi no eran tan ricos como Mito o los Nakiri, pero tenían una muy buena posición económica debido a la trattoria.
Al ser uno de los mejores restaurantes de Italia, las ganancias eran más que excelentes. También estaba el hecho de que el padre de los gemelos, antes de casarse con su madre, tenía varias acciones en una empresa manufacturera en Japón, pero cuando decidió mudarse a Italia y convertirse en el chef de la trattoria, las vendió todas y se quedó con una más que grande cantidad de dinero en sus cuentas bancarias.
De su madre habían aprendido a divertirse y a adoptar la costumbre italiana de mantenerse siempre comunicados y unidos como familia, ella era una mujer relajada, amorosa y sensible, pero sobre todo muy inteligente y hábil en los negocios y la administración del restaurante.
De su padre habían aprendido a hablar japonés con fluidez, por eso no tuvieron ningún problema tras mudarse de país, además de adoptar el excelente gusto y pasión por la cocina, sin embargo, también le heredó a Takumi su mal carácter y ego engrandecido. Isami, por el contrario, era mucho más parecido a Victoria, la madre de ambos.
A pesar de todo, se amaban mucho y siempre estarían juntos en las buenas y en las malas, es algo bien sabido en Italia, que ser italiano o casarse con uno, es ser una persona que ama con todo el corazón.
-Andando, no te quedes o te perderás- comenzando a avanzar hacia la entrada- y que quede claro que no te vendré a buscar.
- ¡Oye! Por si no lo recuerdas, ya he estado aquí antes- cruzándose de brazos e inflando los mofletes, realmente parecía un niño pequeño haciendo berrinche.
-Sí, sí, y también recuerdo que le ordenaste a Isami que fuéramos a ver tu duelo contra Mimasaka, no tienes que recordármelo- Takumi no podía evitar enojarse cada vez que aquel tipo venía a su mente, pero agradecía internamente que hubiera perdido ante el pelirrojo.
Prefería mil veces que su amada mezzaluna estuviera con Soma que con aquel acosador.
-Pero mira que insensible eres- decía burlón mientras subían al ascensor y el otro marcaba el piso numero treinta y dos. -Yo, dando todo mi esfuerzo para no perder y tú actúas como si te hubiera hecho algo terrible- solo le faltaba el pelo largo y un pañuelo para parecer mujer dramática, estaba actuando tan ridículamente que Takumi agradeció estar solos en aquel elevador.
Pero gracias a que había salido a la luz el tema, preguntaría por fin algo que le causaba una gran curiosidad desde que se enteró del duelo.
- ¿Por qué lo hiciste? – si se lo preguntaban, a Takumi le parecía una idea tonta el apostar tu carrera solo para recuperar los utensilios de un montón de desconocidos.
- ¿Hacer que, tomar un dulce? Es porque son gratis… ¿O no? - dijo nerviosamente sacando el caramelo que traía en su boca, tenía la intención de devolverlo disimuladamente al hermoso plato de color negro con blanco que se encontraba encima de un pequeño estante en la esquina del elevador.
- ¡Ni siquiera se te ocurra hacer eso, maldito cerdo! - gritó con una enorme vena a punto de explotar al ver las intenciones del otro cocinero- ¡Claro que son gratis!
-Uff, que alivio, ya me estaba imaginando que tan caro me saldría un simple caramelo aquí- decía mientras regresaba la golosina a su boca- Entonces, si no era eso- señalando el puño de dulces- ¿A qué te referías?
-Enserio no tienes ningún remedio- suspirando cansinamente ante las acciones del pelirrojo- Me refería a lo apostado en aquel duelo… ¿Por qué apostaste tu carrera por un montón de utensilios? ¿Acaso no temías el haber arriesgado todo por unos desconocidos?
Al fin había llegado al piso indicado, así que Takumi salió dando vuelta hacia la derecha seguido por Soma, mientras caminaban por el largo corredor de paredes marrones y suelo de elegante madera roja.
-Pues, realmente no me parecía correcto lo que ese tipo hacía, robar recetas hechos con esfuerzo y dedicación, era simplemente repugnante su manera de actuar. -le contestó al italiano realmente convencido de sus palabras.
- ¿A sí? – dijo entendiendo a la perfección el pensamiento del otro- Pues déjame decirte que la mayoría de las personas apostaron a que perderías- decía molestándolo mientras se detenía en una puerta con el número 324 escrito en una pequeña placa.
-Eso ya lo sé- mientras resoplaba por lo bajo- además, no todo fue por unos desconocidos como dices tú, el recuperar la mezzaluna era mi principal objetivo.
Recordó en coraje que sintió al ver que se había atrevido a humillar a Takumi de ese modo, el italiano solo intentó defender a su hermano y el otro se aprovechó de ese lazo para arrebatarle su instrumento, el cual representaba la unión de los gemelos.
- ¿Qué dices? -deteniéndose abruptamente en la entrada del departamento- ¿Qué tiene que ver mi mezzaluna en esto? - Decir que estaba confundido era poco, aceptó ese shokugeki por su hermano, pero él solo era un amigo más de Yukihira y el hecho de que este diga que se arriesgó por su causa, era algo inimaginable.
- ¿Qué no es obvio? – deleitándose con la cara que estaba poniendo el otro- No podía permitir que se burlará así de tus sentimientos, mi objetivo era regresarte la mezzaluna a cualquier costo, lo que nunca imaginé es que cierto rubio orgulloso casi me la aventara en la cara- recordando con una gota en la cabeza cuando Takumi rechazó la mezzaluna, alegando que él mismo la recuperaría.
En cambio, Takumi no tenía ni idea de cómo reaccionar ante lo dicho por el otro.
¡¿Haberlo hecho por él?!
-Debes estar bromeando Yukihira- decía fingiendo una sonrisa divertida mientras ingresaba por fin a su hogar- ¿Por qué harías algo así por mí? -mirando como el otro también empezaba a quitarse los zapatos y se ponía un par de sandalias extra que reservaban para las visitas.
-Porque eres importante para mí- decía totalmente serio, no le agradaba el hecho de que el otro asumiera que no era relevante para Soma. - simplemente por eso.
- ¿I-Importante dices? – preguntó sorprendido, pero al ver que no recibía ninguna respuesta de parte del otro, decidió voltear totalmente para ver que sucedía.
Lo que no se imaginó es que el otro se hubiera quedando embobado viendo quien sabe qué cosa con una cara de idiota y estrellas en los ojos. Takumi estaba a punto de lanzarle un zapato para ver si así despertaba del trance, pero antes de poder hacer algo, el otro lo empezó a sacudir fuertemente por los hombros.
- ¡Este lugar es increíble! ¡Ya veo por qué no quisieron vivir en un dormitorio!
El departamento era grande y muy lujoso, tenía unas paredes pintadas de un bello color durazno con algunos detalles en rojo, varios cuadros con pinturas y fotos familiares, un enorme televisor con equipo de sonido y una gran cantidad de películas y consolas de video juegos, una gran sala de asombrosos muebles en color negro y una mesa de billar al fondo.
El departamento de ensueño de cualquier hombre.
-Ohh si- decía el otro tratando de recomponerse de las sacudidas recibidas- en realidad, la mayoría de las películas y juegos son de Isami, le gustan mucho esas cosas y es muy bueno jugando- recordando con un aura oscura alrededor de él todas las veces que perdió ante el otro.
-Impresionante- decía mientras miraba con amor el más reciente juego de Naruto storm- Pues creo que me tendrás aquí muy seguido Takumi, muero de ganas por competir contra Isami- alzando el puño con la misma determinación de un shokugeki.
-Entonces, ¿La comida gratis, lujosas instalaciones, los video juegos y mi hermano serán la razón de tus visitas? -mientras se cruzaba de brazos y miraba con fingida indignación al otro- entonces te empezaré a cobrar renta.
-Jaja, ¡Claro que no! Tú siempre serás la principal razón de mis visitas ¡Te lo aseguro! -Cualquiera que se acercará al pecho de Takumi temería que este estuviera a punto de sufrir un ataque cardiaco.
Pero es que tener al otro en su casa, solos, prometiéndole que regresaría principalmente por él, mientras le mostraba una radiante sonrisa y alzara el pulgar a modo de promesa, lograría acelerarle el pulso a cualquiera.
-Hum, como quieras- puede que sus palabras intentarán salir indiferente, pero el brillo en sus ojos y la diminuta sonrisa que traía en los labios demostraron todo lo contrario.
Soma no sabía qué hacer, sabía que antemano que Takumi era una persona fría y reservada con sus sentimientos, por eso, el poder contemplar estas esporádicas muestras de la verdadera cara del Aldini, eran suficiente para querer estrecharlo en sus brazos y jamás soltarlo.
Estuvo a punto, realmente a nada de acercarse al otro y atreverse a robarle un beso, pero fue la voz del rubio lo que logró traerlo de vuelta a la realidad.
-Bueno, iré a hacernos algo de comer- recordando la verdadera razón del porqué el otro se encontraba en su casa- tú mientras ponte cómodo, si quieres puedes prender la televisión y las consolas- señalando el centro de entretenimiento mientras el otro literalmente se lanzaba al gran sofá y tomaba el control de la pantalla plana- solo no rompas nada.
- ¡Oye! ¡No soy ningún niño para que me digas eso! -Sin embargo, sus acciones y entusiasmo demostraban lo contrario.
-Claro Yukihira, lo que tú digas- decía sarcásticamente mientras ingresaba a la cocina.
Pasaron alrededor de veinticinco minutos antes de que un delicioso olor lograra distraer a Soma del televisor.
Guiado por su instinto y su curiosidad, decidió ir a ver que estaba preparando el Aldini, a fin de cuentas, el también comería, y eso le daba el derecho a ir a metichear a la cocina ¿Verdad?
Al ingresar notó la sofisticación característica de los Aldini, una cocina grande y reluciente, y un cocinero aún más reluciente vertiendo lo que parecía ser salsa de tomate encima de una pasta con mariscos. A simple vista parecía algo realmente delicioso.
- ¿Ya casi está listo Takumi? - preguntó emocionado al pobre muchacho al cual casi le provoca un infarto por el susto.
- ¡I-Idiota, ¿por qué entras así de repente?!- Gracias al cielo ya había terminado de servir los platos, si no, de seguro se hubieran caído al piso del susto recibido.
-Disculpa jeje n.ñ, es solo que olía muy bien y no pude resistir- señalando el par de platos enfrente del rubio.
-Eso es de esperarse- poniendo ambas manos al lado de su cintura mientras esbozaba una sonrisa orgullosa- soy un magnifico chef, todo lo que yo haga es irresistible.
Soma no sabía si reírse, avergonzarse o enojarse por la actitud del rubio, vaya que no entendía como cabía tanto narcicismo en un solo cuerpo.
Sin embargo, le era difícil escoger que faceta del Aldini le gustaba más, si la avergonzada y algunas veces tímida, la cual le daba unas ganas incontrolables de abrazarlo y mimarlo hasta el cansancio, o la arrogante y altanera que lo incentivaban a lanzársele encima y obligarlo a hacerle gemir su nombre para quitarle lo narcisista y demostrarle quien era el mejor.
-O-Oye, no has pensado alguna vez en asistir a alguna de esas conferencias de control de personalidad- Aunque lo hubiera dicho de broma y con la entera intención de molestar al italiano, se encargaría después de conseguir algunos folletos.
Nunca se sabía si serían necesarios y jamás ha sido demasiado malo tomar precauciones.
-Te estás ganado un boleto para lanzarte por la ventana- Un escalofrió le recorrió el cuerpo al ver como el otro decía tan crueles palabras con una expresión tan tranquila en su rostro.
Definitivamente mañana mismo buscaría los folletos… y algunos calmantes, seguro que la asistente de Erina sabrá instruirlo en la cocina medicinal.
-Ya, tregua, mejor comamos de una vez- dirigiéndose a la salida de la cocina- muero de hambre.
- ¡¿Podrías ayudarme tan siquiera a llevar los platos, no crees?!-
- ¡No! - gritando de vuelta desde la sala- ¡Aquí el sirviente eres tú, que no se te olvide Taku-chan! - Una, diez, cien o más deliciosas cenas se merecía Isami por ese favor.
Quizás debería de besarlo antes de lanzarlo por la ventana o lanzarle un cuchillo directo al cráneo, sería un final conmovedor y trágico digno de alguna historia, pues Takumi estaba seguro que si escuchaba una vez más ese odioso Taku-chan, asesinaría al pelirrojo por idiota y a Isami por haberlo puesto en esa situación.
No le quedó de otra más que suspirar cansinamente, ya se encargaría después de hacer sufrir a aquel par. Él también moría de hambre, y entre más rápido terminaran de comer, más pronto podría echar a Yukihira de su casa.
-Oye, ¿qué haces ahí? -Mirando interrogativamente al pelirrojo que se encontraba demasiado cómodo en el sofá de los Aldini- Vamos a la mesa. –
-Me pareció una mejor idea comer aquí que en la mesa- empezando a dar palmaditas en el otro asiento. – Ven, acabo de poner una película que quería ver desde hace mucho. –
Takumi estaba sorprendido por la capacidad que tenía Yukihira para tomarse demasiadas confianzas con las demás personas. Él apenas se sentía capaz de pedir permiso para usar el baño en casas ajenas, y en cambio, el pelirrojo parecía estar en su casa. Usaba sus cosas, comía de su comida y encima decidía romper las reglas de la casa y no dignarse a usar el comedor.
Debería sentirse enojado y obligar al otro a seguir sus órdenes, sin embargo, prefirió hacerle caso al pelirrojo y tomar asiento al lado de él mientras dejaba los platos junto con las bebidas en la pequeña mesa de centro.
A fin de cuentas, era esa actitud desenvuelta y divertida la que le había llamado la atención en primer lugar. Takumi era desafiante y egocéntrico en el ámbito de la cocina, se sentía capaz de superar a cualquier rival y aumentar su capacidad y talento gastronómico.
Sin embargo, en lo que a relaciones interpersonales se trataba, era demasiado tosco e inseguro, a comparación de su gemelo Isami, él no tenía la capacidad de abrirse a las demás personas y solo se limitaba a poner una sonrisa arrogante y una falsa pose de galantería ante su club de fans y los demás cocineros de Totsuki.
La única excepción a la regla era aquel pelirrojo cabeza hueca que se encontraba sentado a su derecha mientras se encargaba de ponerle play a la película, con él era impertinente, grosero, y extrovertido. Era la única persona capaz de hacerlo gritar y enojarse en menos de un minuto, que lo hacía reír y sentirse avergonzado, pero, sobre todo, le hacía sentir una calidez y una necesidad de estar siempre a su lado.
Quería estar a su lado, vencerlo, apoyarlo en todas sus locuras y triunfar juntos como chefs. Quizás otra mujer ya se había ganado el corazón de Yukihira, pero el simple hecho de poder caminar a su lado y poder ser reconocido por el otro, era suficiente para el Aldini.
- ¡Esto es genial! -
- ¿Ehh? ¿Dijiste algo? – Aquel grito del otro logró sacarlo de sus pensamientos.
-Dije que esto esta delicioso, siento que cada sabor se derrite en mi boca y me obliga a querer comer más. - mirando con fascinación el plato en sus manos el cual estaba a punto de acabarse- Te aseguro que un día te prepararé algo igual de genial ¡Te lo juro! - decía mientras veía a Takumi engullir de su propio plato.
-Hum, realmente lo espero con ganas- y por primera vez en lo que llevaba del día, Takumi se permitió sacar a relucir una sonrisa genuina y llena de diversión.
Soma casi pierde la respiración, pocas veces Takumi tenía este tipo de muestras tan sinceras y llenas de frescura hacía él, moría de ganas de besarlo, así que dejándose llevar por sus impulsos, le quitó los cubiertos de la mano y los puso sobre la mesa.
- ¡Hey! ¡¿Qué crees que estás haciendo?! -Sin embargo, cualquier queja murió en su boca al sentir el cuerpo del otro acercarse, eso no podía ser posible.
¿Acaso Soma estaba a punto de besarlo?
No, eso no podía ser posible, seguramente era su imaginación la que le estaba aplicando una mala jugada. Estaba a punto de decir o hacer algo, pero la mano que Yukihira puso en su mejilla logró que todas sus neuronas dejarán de funcionar, así que, imitando al pelirrojo, empezó a acercar también poco a poco su rostro, al contrario, estaban tan cerca el uno del otro, que casi podían sentir sus respiraciones chocar.
Pero el maldito sonido de una explosión que se escuchó provenir de la película que se estaba reproduciendo en el gran televisor, hizo que ambos salieran del trance en que se encontraban y se alejaran como si el otro tuviera alguna especie de enfermedad contagiosa.
-E-Este t-tenías algo en la cara ¡Si, eso! ¡Tenías un poco de salsa en el rostro! – Sentía su cara arder como si le hubiera caído una olla con agua hirviendo.
¡Estuvo a punto de besar a Takumi! ¡Seguro el otro pensaría que era alguna especie de pervertido raro!
- ¡Ehh! E-Entiendo- incapaz de procesar correctamente sus ideas- gracias…supongo. –
La tensión era palpable en el ambiente, ninguno de los dos sabía que hacer o decir.
-Pues…mejor sigamos viendo la película ¿No crees? - Quizás no fue la cosa más inteligente que se le pudo haber ocurrido al italiano, pero al parecer funcionó para romper el hielo que se había formado entre ambos.
-Sí, si no luego ya no le entenderemos y me querrás echar la culpa a mí- ya con la tensión desaparecida, Soma sintió la confianza suficiente para ponerse a hacer bromas y hacer enojar al italiano.
- ¡Pues ya que tú fuiste el primero en distraernos la culpa es toda tuya! - agradecía la facilidad de Soma para superar las situaciones incómodas.
Sin más percances se pusieron a ver la película, aunque no supieron cuál fue el momento exacto en que empezaron a acortar la distancia que habían puesto entre los dos y Takumi terminó recargado encima del hombro de Yukihira mientras este tenía recargado el brazo en el borde del sofá y jugaba distraídamente con uno de los rubios mechones del italiano.
-Oye Takumi- llamando suavemente la atención del rubio- ¿Te puedo hacer una pregunta? –
Yukihira no era de las personas que pudieran quedarse con las dudas mucho tiempo, y había una pregunta que venía rondándole la mente toda la tarde.
-Dime- realmente se encontraba muy cómodo como estaba, no entendía que pasaba por la cabeza del otro para romper ese momento- ¿Qué quieres preguntarme? -
-Bueno… ¿Recuerdas la plática que tuviste con aquel chico después del shokugeki de hoy?
- ¿Con quién, James? - ¿Por qué Soma le estaba preguntando por su amigo?
-Sí, ese tipo- recordando amargamente como ese muchacho intentó tener una cita con SU Takumi- lo que pasa, es que me quedó una duda después de escuchar lo que le dijiste. –
- ¿A sí? ¿Cuál? -Ahora realmente estaba intrigado por lo que el otro le pudiera decir.
- ¿Quién es la persona de quien estás enamorado? - ¡Pum! Había lanzado la bomba, pero es que al menos merecía saber el nombre de la persona con la que estaba compitiendo.
- ¿P-Por qué preguntas eso? - ¿Será acaso que Yukihira se dio cuenta de sus sentimientos?
-Curiosidad…lo que pasa es que no te imagino pasando por un rechazo amoroso- pensando en lo estúpida que esa persona debería de ser- prácticamente puedes tener a quien tú quieras a tus pies. –
- Ja, es extraño que seas precisamente tú quién me digas eso – pensando en lo irónico de la situación, el otro le decía que podría tener a quien sea, pero la única persona que le interesaba al Aldini era precisamente él.
- ¿Por qué dices eso?
-Por nada, pero no serviría de nada hablar de él, simplemente él tiene a una chica de la cual está enamorado, solo es cuestión de tiempo para que empiecen a salir -si recordar a Mito era amargo, la idea de estar hablando de eso con Soma lo era aún más.
-Vaya, así que es un chico- sintiendo una llama de esperanza al saber que el otro no era heterosexual.
-Sí, ni yo me lo esperaba, simplemente de pronto estaba jalándome los pelos al pensar que me había enamorado de otro hombre. - Recordando todas las peleas mentales al intentar aceptar su orientación- Bueno, es suficiente de mi ¿Y qué hay de ti? ¿Cuándo invitarás a salir a Mito-san?
Si hace unos segundos estaba enojado al pensar que había un hombre tan imbécil capaz de hacer pasar por eso al Aldini, ahora estaba realmente confundido por las palabras escuchadas.
¿Él y Nikumi juntos? ¡¿De dónde rayos había sacado eso Takumi?!
- ¿Por qué invitaría a Nikumi a salir? Ella es solo una buena amiga. – ¿Acaso Takumi había escuchado bien?
-Pues por lo que dijiste en la clase de Chapelle- sensei, estabas hablando de alguien de occidente, y ella es la única persona, aparte del asistente de Alice-san, que no es oriental- Envidiaba a aquella chica, hacer sentir tales cosas a Soma era una tortura para el italiano- Y se nota a leguas que a ella también le gustas, no sé por qué sigues aplazando las cosas.
Nunca se imaginó lo doloroso que sería aconsejar amorosamente a la persona que quieres, pero mientras Soma fuera feliz, nada más importaba. Ya después tendría oportunidad de llorar mientras se dejaba consolar por su hermano.
- ¡Eso es una locura! -Jamás se esperó esa reacción de parte de Soma. - ¡Yo y Nikumi no tenemos nada que ver! ...ella no es para nada mi tipo- bajando exponencialmente la voz tras darse cuenta de su grito.
- ¡Pero si hablabas demasiado apasionado sobre ella! No entiendo por qué tratas de negarlo- Takumi estaba empezando a enfadarse, ¿acaso no era suficiente crueldad estar dándole un empujón para iniciar una relación con esa exhibicionista?
- ¡No era ella a quien me refería! - Tenía que arreglar esto, no podía permitir que Takumi pensará que estaba enamorado de alguien más.
- ¿A no? -diciendo con un tono que claramente denotaba que no le creía- entonces quien es Yukihira ¿El asistente de Alice-san, mi hermano? Porque fuera de ellos no queda nadie más. -diciendo con sorna.
- ¡Pues te sigues equivocando italiano! -Soma realmente se estaba enojando, ¿Por qué rayos Takumi no le creía? Y más aparte el tono de voz y la forma en que se lo decía no ayudaba en nada.
- ¿Enserio? ¡Entonces dígame gran Soma-sama, quién es la persona afortunada! -Sabía que estaba reaccionando de mala manera, el otro no tenía la menor culpa de los celos que le hacía sentir el siquiera pensar que Soma pudiera estar con alguien más.
- ¡Tú, joder! ¡Eres tú el idiota occidental de que estoy jodidamente enamorado! - Al fin lo había dicho.
Soma hubiera preferido esperar al momento adecuado para poder tener la oportunidad de conquistar al chico, pero es que simplemente había terminado por explotar ante las provocaciones del otro.
En cambio, Takumi no sabía cómo reaccionar ¿Era eso acaso una broma de mal gusto?, no, Yukihira no sería capaz de eso, pero el hecho de pensar que pudiera ser correspondido, era algo que asumió que nunca pasaría.
-E-Eso no es posible. -No sabía qué hacer, ¿tomarlo como una broma? ¿saltar a los brazos del otro y confesársele? ¿salir corriendo de ahí?
-Estoy seguro de que quizás no te agrade mucho la idea de que me gustes- empezó a decir Yukihira al no ver respuesta del otro- pero quiero que entiendas que mis sentimientos por ti son sinceros, que desde el primer momento en que te vi llamaste mi atención como nadie más- si había un momento para sincerarse, era este. -Al principio pensaba que era solo admiración y amistad lo que sentía por ti, pero mientras más pasaba el tiempo, menos podía sacarte de mi mente y fue justamente hoy, al ver como otra persona intentaba arrebatarte de mi lado enfrente de mis propios ojos, que me di cuenta que te quería solo para mí.
-Y-Yukihira- Takumi estaba realmente sorprendido, siempre soñó con escuchar ese tipo de palabras, pero nunca esperó oírlas de verdad.
-Déjame terminar- al ver las intenciones del otro por hablar- Sé que no será fácil, pero lucharé con todas mis fuerzas para que me correspondas y seas capaz de verme solo a mí- mostrando al otro su lado posesivo. - ¡Y te juró que haré que olvides al idiota del que estás enamorado! –
El mayor de los Aldini estaba conmovido por lo escuchado, pero la última frase casi lo hace estallar en risa ¡¿Todo este tiempo estuvieron celosos de ellos mismos?! Enserio que eran idiotas.
Estaba a punto de decirle a Yukihira que era total y absolutamente correspondido, pero mejor prefirió demostrárselo con algo que llevaba mucho más tiempo deseando.
Tomó a aquel pelirrojo parlanchín que no dejaba de decir y gritar cosas sobre como lo conquistaría, y lo lanzó directo al sofá.
- ¡¿Qué mierd?!- Eso le dolió, se golpeó en la cabeza con el respaldo del sillón, y justo cuando estaba a punto de lanzarle una gran cantidad de insultos a ese violento italiano, este se sentó a horcajadas en su cadera e hizo algo que le heló la sangre.
Takumi lo besó.
Era un beso torpe, lleno de emociones y palabras que no necesitaban ser dichas.
-La persona que me gusta eres tú, idiota. -mirándolo a los ojos con la cara totalmente sonrojada, pero el estar de esa manera con Soma lo ponía muy nervioso. -Siempre has sido tú, todos mis celos, pensamientos, y sueños siempre han estado en torno a ti – recordando todas las veces que despertó a mitad de la noche con una erección en su pijama- Y no permitiré que nadie más obtenga tu atención. –
Takumi no se consideraba alguien inseguro, pero la simple idea de que Yukihira estuviera con alguien más lograba que sus instintos más bajos salieran a la luz.
Por su parte Soma se encontraba en su propio Nirvana, el saberse el único dueño del corazón de Takumi era la mejor noticia que pudo haber recibido, todo este tiempo, quemándose la cabeza al pensar que el rubio estaba enamorado de alguien más, y ahora resultaba que ambos se gustaban.
Así que, con los ánimos renovados, volvió a juntar sus labios con los del otro, solo que esta vez no se quedaría hecho una piedra como hace un momento, claro que no, se encargaría de degustar a Takumi en toda la extensión de la palabra.
Y el hecho de tener al italiano sentado en sus caderas no ayudaba a que su cerebro se enfriará.
-E-Espera ¡¿En dónde rayos crees que estas metiendo tu mano?! – Takumi estaba a la mitad de un genial y hambriento beso francés cuando de pronto sintió como el otro acariciaba descaradamente su trasero.
-Tocó lo que es mío -sonriendo descaradamente al mismo tiempo en que empezaba a besar su oreja y se disponía a desabrochar el primer botón de su camisa.
Caliente…se siente caliente
Estos eran los pensamientos que pasaban por la nublada mente de ambos.
¡Ahh! –Soma realmente no sabía lo que estaba haciendo, solamente se dejaba llevar ante los impulsos y sensaciones que aquel atractivo italiano le hacía sentir- ¡De-detente Yukihira!
-No, me gusta y te gusta, ¿Por qué debería dejar de hacerlo? - Le contestó altaneramente el pelirrojo al mayor de los Aldini, al parecer ya se le estaban pegando algunas mañas del italiano.
Así que, tomando valor y haciendo lo que su cuerpo le pedía, siguió lamiendo el lóbulo de la oreja y de a poco empezaba a adentrar sus manos bajo la camisa de Takumi.
- Además- beso en el cuello-Si realmente te desagradara esto- le murmuraba seductoramente en el oído al italiano para después aplicar una dolorosa mordida que dejaría una vistosa marca al día siguiente-No me estarías intentando desabrochar el pantalón y… hace mucho me habrías detenido Takumi-
Terminó de decir Soma para seguidamente darle un largo y profundo beso en la boca a lo que Takumi, ya sin excusas de por medio, no dudó ni un segundo en corresponder ¿Para qué negarlo? El pelirrojo lo traía loco desde hace mucho y no desaprovecharía esta ocasión para degustar su boca, eran chefs, siempre estaban en busca de los mejores sabores y las más exquisitas sensaciones, y hasta ahora lo único que eran capaces de pensar era que el cuerpo del contrario era lo más exquisito que jamás hubieran podido probar.
Sus cuerpos les estaban pidiendo más, mas caricias, más contacto…más piel. Intentaban quitarse mutuamente la ropa con una fogosidad digna de película porno, pero es que llevaban demasiado tiempo conteniéndose, eran hombres, y no necesitaban de caricias y tratos delicados, ellos querían morder, arañar, dominar y marcar al otro como suyo.
-Takumi, necesito que te relajes -le pidió el pelirrojo al otro chico para posteriormente empezar a meter dos dedos por su ano, sabía que era la primera vez de ambos, y quería causarle el menor daño a su ¿novio? Tendría que aclarar eso después. Solo sabía que no permitiría que alguien más se acercara al rubio.
- ¡Hey! ¿Por qué tengo que ser yo el pasivo? – no es que le molestara tener al pelirrojo dándole un placentero masaje de próstata, pero él también era hombre, y debía defender un poco su hombría ¿No?
-Porque si y punto, ya después cambiaremos lugares- Joder, que incluso durante el sexo discutía.
Y justo antes de darle tiempo al otro de llevarle la contraria, decidió meter un tercer digito que logró alcanzar el punto más sensible en el cuerpo del italiano.
Takumi estaba extasiado, eso se había sentido mejor que cualquier otra cosa que jamás hubiera experimentado.
Ambos sabían lo que querían, no eran para nada unos expertos en el tema del sexo, pero lo único de lo que estaban seguros era que querían sentir al otro en su totalidad.
Soma alzó un poco las caderas del rubio para poder posicionarse mejor, pero el sillón no se lo dejaba muy fácil, el otro, al darse cuenta de los problemas que estaba teniendo Yukihira decidió volver a tomar el control del asunto como en un principio, así que, poniendo de nueva cuenta a Yukihira debajo de él, decidió empezar a auto penetrarse él solo.
Dolía, tanto para Soma como para Takumi, les resulto algo doloroso el entrar completamente, pero una vez estando dentro del rubio, Takumi empezó a subir y bajar lentamente, poco a poco el dolor iba disminuyendo y el placer hacía acto de presencia.
Paso poco tiempo para que ese calmado ritmo terminara por desesperar a Soma, así que tomando con fuerza las caderas del italiano, lo obligo a ir mucho más rápido, ambos estaban llegando a su límite, era la primera vez que tenían relaciones sexuales en su vida, y sus cuerpos no pudieron soportarlo más tiempo.
Terminaron en un potente y placentero orgasmo que logró dejarlos en blanco por unos segundos.
-Takumi ¿Te encuentras bien? – preguntó cálidamente al chico que todavía se encontraba encima de él - ¿Te duele mucho?
-Claro que no, soy fuerte, puedo con esto y más. -Claro que le dolía horrores el trasero, y más al sacar a Yukihira de dentro suyo, sin embargo, no iba a permitir que el otro se diera cuenta, nunca dejaría de ser un orgulloso total.
Soma estuvo a punto de golpearlo en la cabeza ¡Él preocupándose por Takumi y este solo fingía por su estúpido ego! Pero antes de que una nueva ronda de golpes e insultos diera comienzo, el sonido de un celular los sacó de sus cavilaciones.
- ¡Yukihira, pásame mis pantalones! Ahí está mi teléfono. -Ese tono de llamada solo pertenecía a una sola persona: su hermano Isami.
- ¡Ni-chan! ¡¿Por qué demonios no contestas mis mensajes?! ¡Ya van como veinte que te mando! -Isami llevaba bastante rato enviándole mensajes a su hermano para preguntarle cómo le estaban yendo las cosas con Yukihira, y para saber si quería que regresara a casa esa noche o les daba algo de privacidad.
De cualquier forma, al ir a buscar a Megumi a su dormitorio, también se encontró con varios compañeros más del pelirrojo, e Isami, al ser una persona sociable por naturaleza, se hizo amigo de ellos enseguida.
Y tampoco dudó ni un segundo en contarle sobre sus sospechas a los demás, ahora todos en la estrella polar (sobre todo Ishiki) morían de ganas por saber que había pasado entre esos dos.
- ¡L-Lo siento Isami! ¡No tenía mi celular a la mano! – Gracias al cielo Isami seguía fuera, no quería ni imaginar la vergüenza que pasaría si entraba y lo encontraba a él y Soma en esa situación.
-Tranquilo hermano, solo llamaba para preguntarte si quieres que llegue hasta la mañana, como te darás cuenta ya es bastante tarde. -En ningún momento Takumi se fijó en la hora que era, así que, al fijarse en la hora que marcaba el reloj colgado en la pared se dio cuenta de que casi era media noche ¡¿Cuánto tiempo habían estado juntos él y Yukihira?!
Estuvo a punto de contestarle que no fuera idiota, que él mismo iría a recogerlo en donde sea que estuviera, pero una voz desconocida tomó el mando de la otra línea.
- ¡Hola Takumi-kun! ¿Podrías poner el altavoz por favor? -Si mal no recordaba, esa era la voz del séptimo asiento ¿No? ¿En dónde rayos se encontraba su hermano?
-Ehh, si…claro- obedeciendo al otro- Ya estás en altavoz.
- ¡Soma-kun, estás ahí! - de no ser porque Takumi había alejado el aparato de su oído, seguramente hubiera quedado sordo.
- ¿Ishiki-sempai? ¿Eres tú? o.0- ¿Por qué el séptimo asiento estaría hablando con Takumi? - ¿Qué sucede? –
- ¡Pequeño! ¡No se preocupen, Isami-kun pasará la noche aquí en la estrella polar! ¡Ustedes encárguense de seguir probando nuevos ingredientes jeje- ambos no pudieron evitar sonrojarse ante el tono con el que su sempai había dicho eso ¡¿Acaso sabían que ambos estaban juntos?! Matarían a Isami por chismoso.
- ¡No pienses mal sempai! ¡Solo veíamos una película! -Bien dicen que toda mentira siempre tiene algo de verdad.
- ¡Descuiden chicos, no tienen que avergonzase de nada! -Ishiki podría apostar su asiento a que ese par habían estado revolcándose toda la tarde. - ¡Solo no olviden la protección y que Soma tiene que volver temprano para seguir con los preparativos del Sanma! ¡Adiós! – Y sin más, colgó.
SI hace un segundo se encontraban avergonzados, ahora no sabían dónde meter la cabeza, ¡Joder, si por las risitas que se oían de fondo era obvio que todos sus compañeros estaban escuchando eso!
-Bueno… ¿Ahora qué? -Ya que no tenía la más mínima intención de volver a su dormitorio esa noche, Soma decidió preguntarle al otro que hacer.
-Pues, es cierto que tú debes estar despierto temprano para los preparativos del torneo de otoño, y mi hermano me abandonó- recordando las palabras dichas por el otro- vayamos mejor a la cama, el sofá es incómodo. -Decía mientras trataba de ocultar el color de sus mejillas.
-Jaja, de acuerdo -riendo al ver la forma en que el otro caminaba.
Sin más distracciones decidieron meterse a la cama de una buena vez, estaban agotados y el dormir al lado del otro era todo lo que necesitaban para sentirse completos.
Claro que Soma tenía que arruinar esa perfecta atmosfera con otro de sus comentarios estúpidos.
-Hey Takumi -llamó al rubio que contesto con un gruñido, realmente quería dormir.
-Si ganó el torneo de otoño… ¿Te pondrías un traje de maid para mí?
Fue la gran vena a punto de explotar en la frente de Takumi lo que hizo que Soma corriera por su vida.
A fin de cuentas, no ganó en la final, y aparte de no poder ver a Takumi vestido de una sensual maid, se quedó sin nada de sexo por un mes entero.
Definitivamente tendría que cuidar mejor su boca, no quería volver a pasar por otro periodo de abstinencia.
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¡Chan chan chan!
The end.
Esperó que le haya gustado, no quise poner un lemon más largo o detallado porque, aceptémoslo, ¿Qué tan expertos podemos ser en nuestra primera vez?
La experiencia vendrá con el tiempo, y quizás el traje de maid XD (ya tengo una breve idea de cómo será ese one-shot)
Enserio me gustaría escuchar sus opiniones sobre esto, me animan mucho a seguir escribiendo.
Muchas gracias a todas esas personas que me dieron su apoyo e ideas, les juro que me ayudaron bastante para definir la personalidad de ambos y el cómo llevaría la historia a su fin.
Sin más por el momento, me retiro.
¡Hasta la próxima!