Geografía de su Cuerpo
Gravity Falls no me pertenece, es propiedad de Alex Hirsch y Disney Channel.
Iniciamos esto hace tanto tiempo ya. Éramos unos niños, curiosos, hambrientos de saber y jugar. Poco a poco nos sumergimos en esta vida, en un romance fugaz y que parecía tan efímero; caricias, cariños, palabras. El tiempo se detuvo aquella noche cuando me dejaste explorar tu cuerpo en totalidad, idos en el alcohol para tomar valentía, atrevernos a romper esa última barrera. La senda que elegimos con aquel primer beso pronto trajo mentiras, desvelos y uñas mordidas por los nervios y la constante paranoia.
Incorrecto. Inmoral.
Te veo a los ojos, tan penetrantes y tiernos, tu cabello revuelto en las sábanas. Puedo sentir tu respiración agitada, tus labios tan dulces, deleite para mí, cerramos los ojos dispuestos a disfrutar. A media luz apenas nos distinguimos, hemos hecho esto tantas veces que conocemos nuestros cuerpos con los ojos cerrados. Poco importa nuestro lazo, poco importa lo que digan los demás. Estamos bien así.
Tus ojos, profundos y hermosos. Tus labios rojos sabor a fresa. Tu cabello despeinado y gracioso. Tu sonrisa angelical y preocupada que cada día me enamora más. Siempre tranquila, me tomas por el cuello y correspondes tímidamente, sé que esto te preocupa más a ti, pero yo lo deseaba. Perdóname por arrastrarte conmigo al infierno.
–Te amo, Dipper–me dices tras separarte y me abrazas; apenas puedo responderte torpemente, me cuesta salir de este trance.
–También te amo, Mabel.
Sonríes y me vuelves a besar. Puedo sentir el calor de nuestros cuerpos al fundirse, ahogas un gemido, me muerdo el labio, las estrellas fugaces de la pared han comenzado a brillar. Cada rincón de tu cuerpo me enloquece.
Tu piel tan tersa, tus manos tibias en mis hombros, tus labios en mi cuello. Sentir tu pecho pegarse al mío me reconforta, me acomodo mejor y pruebo esos firmes montículos con cuidado, saboreándolos, y vuelves a ahogar tu voz. Esa noche nos dejamos llevar una vez más. Luego, "Jamás volverá a ocurrir"
Te veo vestirte a la mañana siguiente, tus caderas contoneándose frente a mí cuando te pones la falda, te recoges el cabello torpemente, siempre te he dicho que me gusta por lo largo que es y el color que tiene, porque me encanta el chocolate. Me acerco a abrazarte y aunque sonríes, mantienes la distancia entre nosotros. No te culpo, es un poco cansado mentir todo el tiempo.
–Hoy nos mudamos ¿Tienes listas tus cosas?–como odio esas preguntas.
–Por supuesto ¿Hiciste el depósito?
–Claro, no soy tan floja como tú.
Volteas y me das un beso en los labios, corto y casto, luego tomas mi mano y bajamos juntos a desayunar. Hoy es el día que nos vamos de casa para estudiar en otro estado, compartiremos casa, luego seguiremos con este juego. Tal como los últimos ocho años.
Mientras cocinamos te escucho cantar alegremente ¿Cómo se llamaba esa vieja canción? Hoy estás de mejor humor. Te observo y digo: jamás me cansaré de explorar la geografía de su cuerpo.
–Gracias por leer.