I
.
.
.
Solo podía apretar los puños; impotente ante el dolor que sufría aquella niña, no podía hacer nada, no había palabra que sanara el profundo dolor del que ella era presa, bien lo sabía yo que a mis cortos 6 años tuve que enfrentar la misma perdida. Opte mejor; por marcharme, dejarla sola y que llorara lo que tuviera que llorar, que se desahogara como yo no pude hacerlo por el constante acoso de familiares y amigos.
A veces era mejor estar solo…
Hinata Hyuuga, única sobreviviente de la familia Hyuuga, la cual había fallecido en un accidente aéreo. La familia era muy amiga de mi padre, Fugaku Uchiha, por lo que no me extrañaba en nada que él hubiese tomado la custodia de la niña; aunque tampoco había alguien más que pudiese hacerse cargo. Él nunca estaba, siempre de viaje, siempre alejado.
Sentía lastima por ella, era tan pequeña y frágil, sus grandes ojos perla característicos de los Hyuuga reflejaban perfectamente cómo se sentía su alma, yo con mis 18 años recién cumplidos podía jurar que jamás había visto tanto dolor en unos ojos tan puros. ¿Qué sería de ella? ¿Podría salir adelante? Albergaba la esperanza de que si, era pequeña y aquella herida siempre la perseguiría, pero el ser humano tenía esa capacidad de sanar.
Si en mis manos estaba ayudarla… haría todo lo posible.
El tiempo pasaba incluso para ella… siete días desde el funeral, Hinata seguía esperando frente a la puerta de la mansión a que alguien de su familia fuera a buscarla. No lo decía, la simple acción de sentarse pacientemente frente a aquella gran puerta era suficiente.
Ella aún no lo creía...
Una tarde, mientras estudiaba frente al jardín, aquella niña se me acerco y se sentó a mi lado sin decir nada. Supuse que solo quería compañía; opte por callar, sentía que si hablaba ella saldría huyendo, la sentía como una pompa de jabón. Así fueron pasando los días, hasta que se cumplió otras dos semana más. Hinata seguía con el mismo esquema de todos los días, a las 10 en punto se sentaba frente a la puerta y solo salía de ahí cuando me iba a estudiar frente al jardín, entonces me seguía y se sentaba a mi lado.
Quizás aquella eterna espera se le hacía más ligera si había alguien cerca. El silencio de esta casa podría llegar a ser asfixiante y letal.
-¿Por qué se fue Mamá? - fue la pregunta de un día martes, algo parecido a la tristeza me embargo en ese momento ¿Qué responderle? ¿Cómo hacerlo más llevadero?
-Se fue porque su cuerpo dejo de funcionar – una respuesta simple y que sabría ella entendería.-
-¿Por qué deja de funcionar un cuerpo?- no me miraba, tenía la cabeza baja y sus pequeñas manos agarraban su vestido con fuerza.
-Por muchas razones, pero la de tu Mamá fue por un accidente de avión. – debía decirle la simple verdad, no le iba a ir con cuentos y filosofías de vida, eso no era para mí y sentía que ella no se merecía tales falacias. Las cosas pasaban y ya, no había mayor vuelta que darle.
-Odio los aviones.- sonreí ante esa afirmación.
-Yo también.-
Hinata no volvió a hablar, parecía estar inmersa en aquellos pensamientos infantiles, esperaba que comprendiera su situación actual y; aunque sonara horrible, la aceptara. Incluso llegue a pensar que sería mejor que los olvidara; viéndolo de un lado frívolo y practico, era lo mejor.
-¿Dónde está Mamá?- fue su pregunta del día jueves.
-En el cementerio.- respondí luego de unos minutos de meditarlo.-
-No volverá ¿cierto?- me sorprendió su pregunta tan directa y sin lágrimas.
-Me temo que no pequeña Hinata.- pose mi mano sobre su pequeña cabeza.- por eso estas acá.
No sabía cómo ayudarla, a pesar de que había pasado por lo mismo, de que me sentía identificado con ella, no podía darle palabras de aliento, no tenía idea cómo. La sacaba a pasear, íbamos al parque o a tomar helado, era lo único que podía hacer por ella, acompañarla e intentar distraerla de su encierro. Fue un sábado triste y gris, en el que Hinata se levantó temprano, se vistió con su mejor y más lindo vestido; palabras de ella no las mías, y se encamino hacia mi habitación.
-quiero ir a ver a mamá.- fue su respuesta a mi pregunta silenciosa.-
Ese fue el inicio; yo lo sentí así, de la aceptación por parte de ella, luego de esa triste visita al cementerio, dejo de sentarse frente a la puerta, dejo de hacer nada y comenzó su renacimiento, exactamente como un ave Fénix. Comenzó a pintar, a tocar el piano, la guitarra, el violín… ella decía que de esa forma hacia feliz a su mamá, porque ella le miraba desde alguna parte.
Nunca quise preguntarle del por qué no se refería a su demás familia, solo hablaba de su madre, solo la recordaba a ella. Sabía que había tenido un padre, una hermana pequeña, un primo, abuelos y tíos, pero jamás los mencionó.
-Mamá y yo siempre horneábamos.
-Mamá me cantaba y me leía cuentos de princesas.
-Mamá era la persona más bonita del mundo.
-Mamá era la única que me quería…
.
.
Mamá era la única que me quería…
.
.
.
NOTAS
Bien, primer capítulo de esta historia. Quise narrarla desde el punto de vista de un Sasuke un poco despegado de los sentimientos ajenos, insensible pero que sin embargo hace lo que puede por esta pequeña Hinata. Aun no entraremos en el plano sentimental, todo está puro y calmo… por ahora. Suelo siempre escribir de relaciones toxicas, mi mente está un poco desequilibrada.
Había escrito fics antes, pero nose porque razón siempre termino borrándolos -_- pero comencé a leer otra vez y se me vinieron muchas ideas a mi cabeza. :3 y esta vez planeo concretarlas.
Agradecería mucho que me dejaran sus comentarios, de esta forma puedo ver si les gusta lo que escribo, continuarlo, mejorarlo, arreglarlo… nose ¿algo?
Saludos y abrazos.
Srta. Perseidas.