- Ahora lo sabes, Emma.

Audrey frunció los labios y cerró los ojos, nunca había querido que se enterara de esa forma, es más, ojalá nunca se hubiese enterado. Pero no podía dejar que creyera que había traído a propósito a su media hermana para que la asesinara. Todo se había enredado demasiado y ella era ahora la causa de todo el desastre, aunque jamás lo hubiera planeado. Respiró profundamente y juntó el aire suficiente para mirar a la chica a la cara, se había cansado de solo recibir miradas de rencor y decepción, pero necesitaba observar su expresión en ese momento.

- No sé qué decirte.

Emma parecía congelada, su cerebro parecía esforzarse al máximo para asimilar la información, para buscar en su corazón algo que le permitiera perdonar a su amiga por todo lo que la había hecho pasar.

- No tienes que decir nada. No puedo cambiar lo que hice, nunca quise que salieras herida, solo quería volver a estar en tu vida y arruiné todo.

Su pecho se oprimía con fuerza, esa podía ser su última oportunidad para recuperar a su amiga y las cosas no estaba yendo demasiado bien. Ni siquiera podía sentir rabia contra esa maldita Zoey que estaba segura le había enviado la grabación a Emma, o con el estúpido de Noah que la había grabado desde un principio. Después de todo eso era su culpa, ella había hecho todo sola y luego lo había ocultado porque en el fondo de su ser sabía que lo había hecho por los peores motivos.

- ¿Por qué me odias tanto? ¿Por qué no pudiste estar feliz por mí?

- ¿Feliz? El idiota de Will solo estaba contigo por una apuesta, él mismo te lo dijo. Tus supuestas amigas me arruinaron la vida y tú…

Ahí estaba de nuevo, el dolor paralizante que sintió cuando Emma por primera vez se fue. Jamás sintió algo tan fuerte por Rachel, ni siquiera cuando supo que no la vería nunca más. Ese sentimiento estaba mal en demasiadas maneras y explicarlo solo complicaría más las cosas, la alejaría aún más de ella.

- ¿Yo qué? Audrey, por favor, ya basta con los secretos

Al pronunciar esas palabras su expresión se había descongelado, la cara de Emma mostraba molestia y sobre todo cansancio, nada de eso era un juego, pero no estaba segura de que Audrey se lo estuviera tomando en serio. El hecho de que no le dijera la verdad solo lograría alejarlas aún más.

- Tú eres más importante para mí de lo que te das cuenta. Me rompiste el corazón…

Lo había dicho, ya no había vuelta atrás.

- Siempre te he amado Emma, y lo único peor que eso ha sido el que jamás te dieras cuenta, que me desecharas como algo inservible.

- Audrey, yo…

- No te preocupes, ya sabes la verdad. Después de todo no creo que sea posible que me odies más y ya no tengo ánimos de seguir discutiendo y disculpándome.

Emma empuñó las manos y las apretó con fuerza.

- ¡Idiota! ¿Cómo diablos se supone que me diera cuenta? ¿Y ahora planeas irte para que yo sea la sin corazón?

- No se trata de eso, sé que estás con Kieran y que esta conversación no irá a ningún lado.

Emma se acercó rápidamente a la chica y la rodeó con sus brazos, algunas lágrimas se escaparon de sus ojos.

- No sabes lo difícil que ha sido estar sin ti, pensar que no eras quien conocí, que me odiabas, que me preferías muerta. No quise alejarme de ti Audrey, eras mi único apoyo.

- Pero lo hiciste y jamás supe como volver a acercarme. Soy un desastre, Emma, entiendo que no me quieras cerca.

Audrey también la rodeó con sus brazos y cerró los ojos esperando que ese momento no terminara nunca, imaginando que era ella a quien Emma buscaba cuando se sentía triste o desprotegida. Que eran sus brazos los que buscaba, sus labios los que deseaba, su compañía la que necesitaba. Estaba sumergida en ese mundo ideal que sabía que nunca sería, ese mundo que tantas lágrimas le había sacado.

- No quiero que te vayas de mi lado, nunca más. No te puedo dar lo que necesitas, al menos no aún, pero te necesito aquí.

La morena le dio impulsivamente un beso en la mejilla y dejó que una sonrisa se esbozara en sus labios ¿Había escuchado bien? Ese "aún" le daba esperanzas y ahora que había recuperado a su amiga no se rendiría intentando que pronto se convirtiera en algo más.