El retrato del pirata f

Capítulo 2.

Junto con Meiko, Len se apresuró hacia las costas del norte de la isla. La princesa india le había dicho que Kaito se dirigía hacia ese lugar en esos momentos pues se encontraba siguiéndole la pista luego de su escape. El rubio no pudo evitar tener un mal presentimiento sobre la situación en general y dio un último vistazo hacia atrás antes de enfocar su mirada de lleno a las costas del norte viendo al barco del capitán Kaito aparecer en el horizonte. Fue como si le hubieran incitado a un enfrentamiento.

El héroe de nunca jamás había aceptado su invitación al escenario, la función estaba a punto de comenzar.

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La figura encapuchada que había estado vigilando a lo lejos a Len, ahora se encontraba al pie del frondoso árbol que ocultaba la guarida del héroe. Había que admitir que el lugar era difícil de encontrar salvo para aquellos que supieran su ubicación exacta e imposible de acceder para quienes no supieran en qué lugar estaba la entrada. Len solía entrar a la guarida a través de un tronco hueco cercano al frondoso árbol, pero incluso para un buen observador, notar la palanca disfrazada de rama oculta entre los arbustos cercanos sería imposible.

Sonriendo victoriosa la figura deslizó la palanca hacia atrás activando un mecanismo que abría una compuerta secreta al pie del árbol. Ni siquiera Luka o Meiko sabían de la existencia de esa entrada secreta, se suponía que los únicos que tenían noción de la existencia de aquella entrada eran Rin y Len. La misteriosa figura encapuchada camino altiva hacia la entrada descubriendo su rostro una vez dentro de la guarida.

En los labios de esa chica se dibujaba una sonrisa al ver a la pequeña hada dormir a plena vista en un lecho de hojas y pétalos de rosa. Ella sacó de entre sus ropas una daga dorada y con pasos lentos, sin hacer ruido, se acercó hacia su objetivo.

Alzó la daga entre sus manos y reuniendo todas sus fuerzas dirigió el arma letal hacia la hadita.

-¡Deténgase teniente Miku!- el grito de un hombre resonó en el lugar.

En el último segundo, antes de que la daga la atravesara, Rin despertó esquivando el ataque de la chica de dos trenzas, sin embargo, cayó al suelo siendo capturada por una red con pesas que le fue lanzada.

-¡Maldición!-rugió la peliazul tratando de zafar la daga del tronco donde se había atorado.

La vista de la aludida se dirigió con furia a los 2 piratas que estaban a pocos metros de ella. Ambos parecían estar en guardia y dispuestos a irse contra ella en cualquier momento, con un rápido movimiento uno de los 2 hombres que se encontraba en la habitación recogió la red donde estaba capturada el hada guardiana de nunca jamás volviendo en cuestión de segundos a lado de su compañero.

-iKyoteru, Yumma ¿Cómo se atreven a interferir conmigo?! ¡Voy a hacerlos caminar por la plancha!

-Mi señora, tenemos órdenes del capitán Kaito de llevar a Rin con vida a la nave, fuimos advertidos de un posible encuentro con usted y el capitán nos ordenó evitar que la dañara-habló el pirata que respondía al nombre de Yumma haciendo alusión al hada que tenía capturada.

-También hemos recibido órdenes de llevarla ante él, por favor no se resista y acompáñenos teniente, o tendremos que hacer esto por las malas, el capitán Kaito lleva meses planeando este momento y que el joven héroe de nunca jamás no se encuentre aquí es una ventaja, no interfiera con los planes y regrese al barco de forma voluntaria-comentó Kyoteru acomodando sus gafas-El capitán estará muy feliz de verla nuevamente, ha estado muy preocupado por usted y muere por verla.

Miku maldijo por lo bajo mientras un escalofrío invadió el cuerpo de Rin… pensó que Kaito tardaría mucho más en dar con la guarida, pero al parecer estaba muy equivocada, ahora estaba atrapada en las redes a merced de esos 2 piratas… y que la peliazul de largas trenzas se encontrara ahí solo confirmaba lo descuidada que había sido respecto al escondite.

-Así que piensan que pueden detenerme ¿Acaso no conocen sus rangos, marinos?-Miku dejó caer su capucha al suelo dejando ver su traje de pirata, de su cintura colgaba un estoque que desenfundo apuntando a sus antiguos camaradas-Les voy a recordar porque soy la teniente de la tripulación del capitán Kaito.

-Kyoteru toma-dijo entregándome la red con la pequeña rubia a su compañero-Ya sabes que hacer yo me encargo de la teniente.

-Ten mucho cuidado, la señorita Miku es una adversaria peligrosa.

-Lo sé, no lograre distraerla por mucho tiempo así que date prisa.

Yumma asintió retirándose del lugar, Miku apretó su estoque con irritación viendo sus planes frustrados. Le dirigió una mirada fría a su adversario antes de hacer su movimiento, el choque de espadas resonó por toda la guarida.

Kyoteru frunció el ceño, la teniente atacaba con todas las intenciones de eliminarlo, pero no debía sorprenderse de la destreza que la chica mostraba con la espada, después de todo ella siempre había sido tan hábil como peligrosa.

Hasta la fecha él y el resto de la tripulación no entendían el verdadero motivo por el cual la teniente había desertado del navío. El capitán jamás había hablado de eso con nadie en el barco, ni siquiera con Kyoteru quien era su contramaestre, pero aun si Kaito no decía sus intenciones, era deber de los piratas seguirlo ciegamente pues ese era el motivo de sus existencias, era todo lo que sabían y todo lo que sabrían y para ellos eso era más que suficiente. Ellos vivían para seguir ordenes sin cuestionarlas… sin importar quien fuera su capitán.

-Teniente por favor, ríndase y regrese a la nave por las buenas-pidió el contramaestre, aun si ella era su superior eran ordenes de Kaito llevarla de regreso al barco y pagaría un alto precio si en medio de esa batalla terminaba por herirla, él capitán sin lugar a dudas lo desollaría vivo, la teniente era… una persona muy especial.

- ¿Por qué rendirme si voy ganado?

En un rápido movimiento cortó una soga activando una trampa que hizo que el pirata soltase su arma y terminara colgando a dos metros sobre el suelo en una red.

-Siempre hay trampas en las guaridas, solo en dado caso de que algún intruso logre encontrarlas y entrar-sonrió guardando su espada-Te quedaras aquí por un largo rato y ahora si me disculpas, tengo un hada que cazar.

-¡Espere señorita Miku!-gritó Kyoteru haciendo que se detuviera-Dígame porque… ¿Por qué nos traiciono? ¡Usted era fiel a nuestro capitán! ¡Estoy seguro de que jamás lo abandonaría! ¿Porque entonces huiría del navío?

La joven de largas trenzas volteó a ver a su antiguo maestro.

-Por la misma razón que llegué a Nunca Jamás en primer lugar, para salvarlo, yo al igual que tú y el resto de la tripulación soy leal al capitán, pero a diferencia de ustedes no estoy obligada a seguir sus órdenes, eso simplemente es algo que alguien de este mundo no podría entender. Ayudare a Kaito con mis métodos y a mi manera, eso es todo lo que deben de saber y voy a eliminar a cada persona que se interponga en mi camino, considérese afortunado contramaestre, de haber querido lo habría matado.

-¡Nosotros velamos por los intereses del capitán! Y lo que él desea es al hada viva, matarla va en contra de sus deseos ¿Dónde está entonces su lealtad al capitán teniente?

-Oh créeme, para lo que él desea no es necesario tenerla viva-sonrió burlona dándole a Kyoteru la espalda.

A cualquier costo, debía cumplir su objetivo… matar al hada guardiana de Nunca Jamás, solo así su más grande deseo se haría realidad, ella y Kaito volverían a su hogar.

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-¡Ahí está Luka!-exclamó Meiko viendo como su amiga acuática colgaba de una red sobre el arrecife de rocas puntiagudas.

Tal y como el capitán lo esperaba, su odiado enemigo había llegado volando con la princesa india aterrizando a sus espaldas mientras la tripulación entera se ponía en guardia, aunque dicho fuera de paso, no eran muchos piratas.

- ¡Suéltala! ¡Deja ir en este mismo instante a Luka, garfio! -gritó el héroe de nunca jamás apuntando con su daga al enemigo, llegar al barco pirata no represento problema para él, casi como si lo hubiera estado esperando había detenido el navío en un área cercana a la costa rodeada de piedras filosas.

-Es capitán Kaito para ti, Melton-llamó al héroe por su apellido como siempre solía hacerlo-En cuanto a tu amiguita, bueno, no pienso regresártela así de fácil… aunque una sirena pueda sobrevivir a la marea más terrible del mar, dudo que sobreviva a una caída hacia el arrecife rocoso, esas rocas son muy filosas sabes.

-No voy a entregarte a Rin si es lo que piensas-se apresuró a decir Len mirando a su amiga colgar de la red, los piratas que los rodeaban a él y a Meiko no habían hecho ni un solo movimiento y eso solo significaba que Kaito quería hacer un trato pues de haber querido ya hubiera dejado a Luka caer al arrecife y movilizado a sus hombres para retener a Meiko.

-Oh no te preocupes por eso, sé que Rin no se encuentra contigo en estos momentos, entrar a la cueva cráneo de calavera ha sido demasiado para el hada guardiana de Nunca Jamás ¿No es verdad?

-¡Bastardo! ¡¿Qué sabes tú sobre ese lugar?!

-Solo lo suficiente para llevar a cabo mis propósitos, pero tú ¡Interfieres cada vez que estoy cerca de lograrlos! Oh, pero esto se acaba el día de hoy Melton, terminemos con esto de una vez por todas ¡Te desafío a un duelo de hombres! Tú y yo, sin trucos ni vuelos ¿Qué dices?

-¡No aceptes Len! Es un pirata vil y traicionero-le advirtió Meiko-Confiar en su palabra no es opción.

-Ah, pero tendrá que hacerlo, si quiere salvar a su amiga sirenita y a la pequeña hadita tendrá que pelar conmigo bajo mis reglas.

En cuanto él menciono a Rin, el héroe tuvo un mal presentimiento y la sonrisa victoriosa de Kaito al notar su cambio de expresión solo confirmó lo que se temía. Había sido descuidado.

- ¡¿Qué le has hecho a ella?!-interrogó temiendo lo peor.

-Nada de lo que debas preocuparte, mis hombres deben estarla trayendo al navío en estos momentos, pero tienes mi palabra de marinero de que no le harán nada siempre y cuando sigas las reglas de nuestro duelo. ¿Qué dices Melton? ¡Iniciemos con nuestra batalla final!

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-¡Déjame ir ahora mismo!-la pequeña hada se removía de la red intentando liberarse.

Yumma corría sin detenerse. La teniente iba pisándole los talones, no debía sorprenderse de la destreza de que joven tenía, toda la tripulación sabía que ella era peligrosa pues esa chica aparentemente inofensiva había eliminado al anterior capitán de la nave.

-Ah, ah, ah-escuchó la voz burlona de la chica cuando esta lanzó una daga hacia su pierna haciéndolo caer al piso herido haciéndolo soltar un grito de dolor mientras aún soltaba la red donde tenía al hada prisionera- ¿No creíste que sería tan fácil escapar verdad Yumma?

-Señorita Miku-gruño por lo bajo mientras miraba a la joven a unos metros de distancia- ¿Qué es lo que quiere?

-Al hada, solamente al hada, tú no tienes ni un solo valor para mí-dijo con firmeza.

-¡No voy a dejarla...! ¡Ah! -una daga se clavó en la mano del joven haciéndole soltar el alarido mientras al mismo tiempo Rin lograba librarse de la red para huir volando.

-Sera mejor que no interfieras conmigo o la próxima vez si te mato-dijo con frialdad comenzando a perseguir de nuevo su objetivo.

Rin no entendía lo que estaba pasando, Miku no siempre había sido su enemiga y desconocía la razón por la cual quería eliminarla, pero al ver su formar de actuar en esos momentos dudaba que se tratara de la misma persona. Nuevamente estaba siendo traicionada, pero no debía afectarle, después de todo era algo común que las personas en las que confiaba se volvieran en su contra… un par de lágrimas resbalaba por sus mejillas al tiempo que la desesperación la inundaba.

Si ese era realmente su destino, si ser traicionada era lo que le esperaba, entonces la siguiente persona en defraudarla seria… No, negó con la cabeza, él no lo haría, Len no era como los demás, él era especial, él jamás la traicionaría estaba segura de eso.

Pero algo en su interior seguía dudando de esa verdad.

Miku la seguía muy de cerca, el ruido detrás del hada de las ramas quebrándose con cada paso que ella daba resonaba en su cabeza, pero su mente seguía en una sola cosa.

Len realmente la iba…

El ruido del viento siendo cortado le indicó que algo se dirigía hacia ella a gran velocidad y cuando volteo…

-¡Kyaaa!

Una daga hirió en su costado izquierdo jalándola consigo y clavándola en el suelo, justamente en la punta de un risco. Sin pensarlo mucho tiró el arma hacia un lado, la sangre comenzaba a teñir de rojo su verde vestuario mientras se cubría la herida temiendo que su vida terminara ahí misma.

Miku caminó hacia ella atravesando los arbustos con una gran sonrisa victoriosa, estaba muy cerca de cumplir su objetivo después de tanto tiempo buscando una solución a su problema.

-Finalmente, voy a acabar contigo Rin.

-Miku-sollozó ella.

-¿Por qué? Tú y Kaito eran…

-¿Peones en tu juego no es así?-se adelantó a decir.

-¿Qué? No sé de qué hablas.

-Por supuesto que no lo sabes, después de todo…

La expresión tan confiada y sonriente de Miku se ensombreció al ver no muy lejos a la nave del capitán Kaito detenida cerca del arrecife de rocas puntiagudas y podía ver a 2 figuras peleando en la plancha, no había que ser genio para reconocer a quienes pertenecían.

-Oh no…

Sintió algo terrible oprimir su pecho cuando, tal y como debía ser, el héroe de nunca jamás derrotó al malvado pirata dejándolo caer a una muerte segura hacia el arrecife de rocas.

-¡KAITO!-gritó lo más fuerte que pudo sitiándose impotente para luego dejarse caer de rodillas vencida.

Rin con todas las fuerzas que le quedaban voló lejos de ahí mientras Miku comenzaba a derramar sus lágrimas, era doloroso perder a alguien que amas… aun en un sueño todo parecía tan real y por ese mismo motivo su corazón se sintió herido. Sabía que nada de eso era real, ni ese mundo, ni la muerte de Kaito pero aun así perderlo incluso en un mundo de sueños era doloroso.

Maldijo golpeando la tierra una y otra y otra vez lastimando su mano hasta sangrar, pero no le importo. Lo que sería en esos momentos, todo por lo que había pasado hasta entonces, absolutamente todo era culpa de Rin y se iba a vengar.

Se vengaría utilizando a Len tal y como ella había utilizado a Kaito para sus egoístas deseos.

Miku juro que se encargaría de que ese mundo de sueños llegara a su final.

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Cuando la batalla hubo acabado, cuando el héroe del cuento hubo rescatado a su amiga y cuando hubo regresado con sus compañeras a la playa supo que algo en Nunca Jamás había cambiado, pero pensó que tal vez se trataba de su imaginación. La muerte del capitán lo había perturbado, él había sonreído como si acabase de librarlo de una terrible maldición. Y sus últimas palabras martillaban su cabeza y resonando una y otra vez.

- "¿Porque sonríes si te he vencido garfio?"

- "Cuando te des cuenta de la verdad y crezcas lo entenderás, tal vez seas un héroe ahora, pero yo sé, que… estas…-tosió escupiendo un poco de sangre-destinado a ser… el villano de un sueño y de un ciclo sin final."

Sacudió esos pensamientos de su mente, eso no iba a pasar, ser un villano implicaba crecer, mentir, herir y engañar, todo lo que se negaba a ser y lo que juró no sería jamás, no había razones para que se convirtiera en adulto y mucho menos en un sucio pirata… porque si lo hiciera, estaría defraudando a su hada.

-Que tonterías, por supuesto que no pasara-susurró para sí mismo haciendo su aterrizaje en la playa, Meiko veía pocos metros detrás de él en un bote a lado de Luka, había llegado a una orilla que aún era profunda como para que la sirena pudiera seguirlos hasta allá.

-Para alguien que ha derrotado al malvado villano no te ves muy contentó Lenny-el hada guardiana de Nunca Jamás se acercó volando con las pocas fueras que le quedaban mientras dirigió al rubio una sonrisa forzada por el dolor que sentía.

-¡RIN!-la expresión de Len fue de terror al ver a la pequeña hada desfallecer al borde de la muerte frente a sus ojos.

La victoria se veía como un trago amargo.