Hola a todos! Acá les traigo esta pequeña historia que nació de un fragmento de un sueño que tuve. Perdón si está mal redactada, pero era algo que tenía que sacar de adentro mio.

¡Saludos!


Disclaimer: Miraculous: Les Aventures de Ladybug et Chat Noir son propiedad de Thomas Astruc.

Con pasos rápidos, Marinette recorrió su sendero favorito del jardín. Sus ojos observaban los vividos colores de las flores, el viento ondeaba su largo vestido, sacando algunos mechones de su cabello perfectamente recogido. Se detuvo en la enorme fuente y cerrando sus ojos color azul cielo, inhaló profundamente, el aroma a rosas llego a ella, entusiasmada, comenzó a caminar al sendero de rosas que la tenía embelezada, las rosales formaban muros a ambos lados del camino, cuando el viento soplaba, los pétalos de rosas danzaban en el aire, todo era mágico.

Se sentó en la banca que había en ese lugar, un sonoro suspiro se escapo de sus labios, jamás había sentido tanta paz en su vida, este era su momento de sosiego antes de volver a la asfixiante realidad.

-¡Podría quedarme aquí para siempre!- canturreo, mientras bailaba y recogía las capas de su enorme faldón.

Unos pasos se hicieron presentes, poniéndola en alerta.

-¿Quién es usted?- interrogó al extraño que no dejaba de verla.

Adrien. Le dijo una voz en su interior.

Miró con determinación a aquel extraño, no parecía una amenaza y algo le decía que ya lo conocía de antes, era atractivo, tendría más o menos la misma edad que ella, el cabello lo tenia del color del sol, los ojos de un verde intenso, la tez bronceada y portaba un chaqué que lo hacía ver muy elegante.

-No tiene que temer my princess, yo solo quiero hacerla feliz- dijo haciendo una reverencia. -Sus deseos son órdenes para mi- le guiño un ojo.

-Todavía no me dice su nombre- afirmo con total seriedad.

Él extraño le dio una sonrisa seductora que la hizo estremecer. -Me llamo Adrien my princess. Tome, es para usted- le dijo dándole una rosa. Logrando que la azabache bajara la guardia.

-G-gracias...-le dedicó una sincera sonrisa. -No tiene que decirme princess, Adrien. Mi nombre es...

-Marinette, lo sé. Así como usted sabía el mio my princess- se acercó y le beso la mano.

La muchacha retiró su mano completamente roja, nunca la habían tratado de aquella forma tan descarada, pero lejos de molestarse, le gustaba...

Pasaron el tiempo conversando, conociéndose y bromeando, en aquél hermoso jardin.

-¿En serio no sabé bailar?- ladeo la cabeza.

-N-Nunca aprendí- le respondió la azabache con la cabeza agachada.

-...

El rubio no respondía nada, fue subiendo su vista y lo vio, estaba haciendo una reverencia con la mano extendida hacia ella. Verlo así la tomó por sorpresa.

-¿Me concede el honor de este baile, my princess?- dijo seductoramente.

Dudosa extendió su mano, sin darle tiempo a negarse el rubio la agarro y la jaló hasta el medio del rosal.

Y comenzaron: un, dos, tres, un, dos, tres; un, dos, pisada.

-Lo siento...- dijo la azabache totalmente apenada.

-Dejese giar por mí- le dedicó una tierna sonrisa y siguió: un, dos, tres; un, dos, tres; un, dos, tres.

Era magnífico bailar con él, todo era muy natural, tenían una sincronía perfecta juntos.

Mientras bailaban le dijo -Es muy buena bailando- la azabache sonrió.

Él continuó -o tiene un excelente maestro- dijo de forma burlona.

-¡Eres de lo peor!- dijo divertida. Lo dicho por Adrien le causó gracia.

Ambos se empezaron a reír, hasta que el silencio los invadió. Se miraron y quedaron perdidos en los ojos del otro.

Un voz se hizo presente, haciendo que se detuvieran en el acto.

-¡Marinette!- se escuchaba a lo lejos.

Rompieron el contacto visual pero no se alejaron.

-¡Marinette!- se volvió a escuchar mas fuerte.

Él miró hacía el costado y la volvió a mirar, acarició con ternura su mejilla e inclinó su cabeza a la de ella. -No quieren vernos juntos- dijo en un susurro cerca de sus labios y todo desapareció.

-Marinette, se te hace tarde para ir al colegio- dijo la madre de la azabache.

Mientras veía a su madre, la muchacha pensó《Todo ha sido un sueño...》