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―Es ella― señaló un punto rosado apenas visible en la multitud de la cafetería―. Si logras tirártela en lo que queda del año, dejaremos de hackear la computadora de la escuela y haremos servicio comunitario hasta la graduación; si no lo logras, nos tendrás que pagar a cada uno de nosotros los veinte mil yenes, ¿trato hecho? / ―Bien./ Como presidente de la clase 3-A, Sasuke Uchiha tenía que enfrentarse día a día con problemas de hormonas revueltas como estos, pero nadie le dijo que su pequeña apuesta venía con manual de instrucciones. Ni menos que la otra persona involucrada venía con ciertos cambios de actitud.
Disclaimer: Naruto le pertenece a papá Kishimoto.
Advertencia: Esta historia puede contener palabras malas que los niños buenos no deben repetir y situaciones sexuales para los pillines. Universo alternativo.
Entre rosas y presidentes
I
Instituto Konoha, uno de los más reconocidos de Japón. Sin embargo, los alumnos no demostraban que su centro de estudios era de un alto estándar.
―Otra vez el ordenador del director fue hackeado― un muchacho de pelo negro, largo, y amarrado en una coleta le informó.
―¿Y las distintas claves de seguridad que usaste con el último programa?
―Al parecer, estos hackers son mucho mejores de lo que creí― Shikamaru Nara, secretario del consejo estudiantil, algo vago a pesar de que sus notas digan lo contrario; pero un experto con todo lo referido a tecnología, hizo una mueca de fastidio mientras revisaba algunos códigos en su computadora.
―¡Es imposible que sean mejores que tú!― exclamó un rubio desde el otro lado de la habitación. Naruto Namikaze, vicepresidente de la clase 3-A, mejor amigo de Sasuke Uchiha y un experto en meterse en los líos menos pensados.
―Pues eso es lo que me dejan ver― contestó Shikamaru calmadamente, desperazándose―. Qué problemático.
―¡SHRO TLENGRHO!― chilló una figura baja y regordeta al lado del rubio.
―¿Qué?― preguntaron todos al no entender a su compañero― ¡Caramba, Chouji! ¡No me escupas tus papas!― añadió Naruto asqueado limpiando la pantalla de su ordenador con la manga de su suéter.
―Lo tengo― Chouji Akimichi, tesorero del consejo estudiantil, quien siempre lleva comida chatarra lo que enojaba a la mayoría de los miembros, logró articular― ¡Tengo los nombres de los hackers! Son dos alumnos de la clase 2-C y uno de la clase 3-A.
―Eh, Sasuke, está en nuestra clase― dijo el muchacho de cabellos claros dando una mirada a la reciente información descubierta por Chouji.
―Me di cuenta, dobe. Dame sus nombres en un papel aparte, ya sabré qué hacer con ellos después. Kiba, coméntaselo al director y si no se encuentra, dícelo a Shizune. Sai... hazte cargo del desastre que hizo Chouji― Sasuke Uchiha, presidente de la clase 3-A del Instituto Konoha; número uno de la clase, no había ninguna chica que se resistiera a su perfecto cuerpo de dios griego, o al menos eso era lo que creía.
―¡Sí, señor!― contestó Kiba Inuzuka realizando una seña militar con su mano, conocido por llevar a su perro Akamaru algunas veces a pesar de formar parte del consejo estudiantil, destacado en los deportes pero no tanto en otras materias y cargo de jefe de deportes.
―¿Cuántas veces te he dicho que no traigas tus frituras por acá?― masculló Sai Gaka, jefe de aseo del Instituto. (No hay mucho que añadir)
―S-sai-kun, tranquilízate por favor― ella es Hinata Hyuuga, alumna destacada en el instituto y un poco tímida cuando se trata de personas que no conoce muy bien, miembro femenino del consejo estudiantil junto con Ino de la clase 3-A y cargo de jefa de cultura.
―¡Chouji! ¡Anda recoge tu basura antes de que la tiremos nosotros, ¿oíste?! ¡Y ni se te ocurra dejar una sola migaja!― exclamó una rubia de ojos azules al lado de la chica de ojos perlas que había hablado antes que ella. Ino Yamanaka, una de las figuras más conocidas en el instituto por su esbelto cuerpo y belleza deslumbrante, estudiante de último año como todos sus demás compañeros en la clase 3-A y a cargo de la disciplina de toda la escuela.
Ahora que los cuerpos del consejo estudiantil están presentados, es hora de dar a conocer uno de los tantos problemas que este grupo de estudiantes del último año se dedican a enfrentar. Hace unas cuantas semanas atrás, la computadora del director fue hackeada y los registros del puntaje de la mayoría de los estudiantes fueron alterados y también el menú de la cafetería (aunque esto último no tuvo tanta relevancia entre el alumnado y algunos profesores).
Al principio, las medidas que se tomaron fueron muy leves, pero conforme el tiempo avanzaba y los ataques al disco duro del ordenador eran más frecuentes, no tuvieron otra opción que iniciar una ardua búsqueda de los culpables. Y la búsqueda estaba terminada.
―Hey― un muchacho de de cabellos blancos dio un saludo un tanto relajado, mostrándole su sonrisa socarrona de oreja a oreja.
Sasuke solo asintió con la cabeza.
―¿Qué es lo que necesitas saber?― la pelirroja que había hablado se cruzó de brazos solo para hacer resaltar aún más sus pechos.
―Ustedes son los hackers del ordenador del director― No era una pregunta, era una afirmación. Sasuke Uchiha no se iba con rodeos.
―¿Qué es lo que estás diciendo? ¡Mis notas son excelentes en mi clase, es imposible culparme!
―¡Ja! Sigue diciendo eso zanahoria.
―Cállate Suigetsu.
―Son ustedes― otra vez no había rastro de ninguna pregunta.
―Sí.
―¡Juugo!― exclamaron los estudiantes de la clase 2-C.
―Supongo que ya saben lo que les espera― Sasuke dibujo una línea recta en sus labios.
―En realidad lo veíamos venir. Por eso tenemos un trato― explicó sin ningún ápice de preocupación el de ojos violetas. Sasuke arqueó una ceja. Luego, Suigetsu añadió:―. Karin, ya deja de desnudarlo con la mirada, luego podrás follártelo.
―¡VUELVE A DECIR ESO PEDAZO DE SUSHI Y NO VOLVERÁS A VER LA LUZ DEL DÍA!― exclamó una enfurecida y avergonzada Karin al oír las palabras de su compañero, mas Sasuke hizo caso omiso a lo mencionado por el de cabellos blancos.
―Bien, como iba diciendo― continuó Suigetsu―, tenemos un trato.
―¿Y cuál es?― Al ser el presidente del consejo estudiantil, sabía de antemano que participar en una de las estupideces de los estudiantes rebeldes lo llevaría a la ruina. Pero es Sasuke de quien estamos hablando y participar en las estupideces era su propio método de atraparlos. Infiltración, como a Naruto le gustaba llamarlo. Lo mejor de todo es que venía con dos grandes beneficios; uno, salía ganando y dos, él también disfrutaba.
―Sakura Haruno, ¿has oído hablar de ella?
Trató de hacer memoria pero nada vino a su mente.
―No.
―Es ella― señaló un punto rosado apenas visible en la multitud de la cafetería―. Si logras tirártela en lo que queda del año, dejaremos de hackear la computadora de la escuela; si no lo logras, nos tendrás que pagar a cada uno de nosotros veinte mil yenes, ¿trato hecho?
―¿Solo eso?― No iba a tirar veinte mil yenes a la basura en un trío que realizaba una apuesta de lo más estúpida y sencilla.
―Está bien, está bien. Dejaremos de hackear la computadora de la escuela y realizaremos servicio comunitario hasta la graduación, ¿qué te parece? Solo tenemos tres meses antes de que acabe.
Sasuke se lo pensó un momento. ¿Follarse a una compañera que no conocía por el precio rápido de dejar de martirizar a la computadora de la escuela y con ventajas de placer incluidas? No sonaba mal, claro que después los entregaría al director, de eso no había duda.
―Bien.
―¡Perfecto, tenemos un trato! ¡Suerte con tu conquista Uchiha!― Suigetsu le guiñó el ojo y se llevó consigo a rastras a la pobre Karin que no dejaba de protestar. Juugo sólo los siguió en silencio.
Sasuke dirigió su mirada hacia ese punto rosado que había señalado el de ojos violetas hace un momento. Mejor estudiarla desde lejos antes de acercarse a ella.
Sakura Haruno. Ese era su nombre. Estudiante de último año que había sido transferida del Instituto Higurashi Shibazeki de clase media y luego removida a la clase 3-A gracias a sus últimos logros, pero una inadaptada social, por así decirlo. Era comúnmente conocida como el bicho raro de la escuela. Cabello rosa y ojos de un color verde extraño. Y no olvidemos de sus bruscos cambios de personalidad.
―¡Oye, fíjate por donde caminas rarita!
―L-lo siento― pronunció con voz temblorosa al ver al muchacho de cabello café a punto de derramar su bebida sobre su uniforme pulcramente alisado.
―Hm... Ahora que te veo de cerca eres encantadora― Sakura dirigió sus orbes verdes hacia la cara del muchacho, confundida―, tus ojos verdes me atraen y tu cabello me recuerda a los cerezos. Sakura, ¿cierto? Bello nombre― ella sintió como el chico se acercaba y por arriba de su hombro pudo ver un grupo de amigos conteniendo las carcajadas.
Sakura soltó un grito ahogado cuando el muchacho colocó sus manos en su pierna, deslizándola lentamente.
― ¿Q-qué haces?
―No me digas que no te gusta, bonita― susurró en su oído, Sakura se estremeció. Las manos del muchacho subían cada vez más, tratando del alzarle la falda. Leyó los labios de uno del grupo de amigos que aun se encontraba observando. Ya la tiene.
Su respiración se detuvo por un momento al sentir esas manos bajándole la prenda interior. El chico la había acorralado en una esquina de la cafetería de modo que ningún estudiante que pasaba por ahí podía notarlo, excepto su grupo de amigos. Se retorció y de un empujón lo apartó.
― N-No me toques― su voz fue apenas un susurro y él pareció no notarlo, y si lo hizo, la ignoró completamente, pues avanzó nuevamente hacia ella dispuesto a terminar con lo que había empezado―. ¡NO ME TOQUES SUCIO PERVERTIDO!― exclamó hecha una furia y estampó su puño en la cara del muchacho. Este se tambaleó hasta caer al piso, con la nariz sangrante. La bebida que momentos antes tenía en sus manos había manchado la camisa blanca que vestía.
―¡Oye que te pasa!
―¡Y TÚ ME LO PREGUNTAS MALDITO BASTARDO! ¡ACÉRCATE A TAN SOLO UN METRO DE MÍ Y SERÁS ALIMENTO PARA LAS AVES!― Sakura se alejó, lanzando maldiciones por lo bajo, de aquel grupo de idiotas. "Estúpidos pervertidos"― Pervertido de mierda...
―Son unos hijos de perra― vio su reflejo furibundo en el espejo del baño de chicas, gotas de agua se deslizaban por su cara―. Nadie necesita a imbéciles como esos como amigos y menos como compañeros de clase― Las gotas de agua se mezclaron con las gotas saladas que ahora nacían del rabillo de sus ojos, acariciándole su rostro―. Maldición, pensarán que soy una bipolar― se dijo mientras trataba de calmar su llanto que quedo atascado en su garganta.
Tres en punto de la tarde, cuando el timbre sonaba indicaba el momento de libertad para los estudiantes que salían como una manada de elefantes de regreso a sus hogares.
―¡QUÉ CARAJOS ESTÁS MIRANDO!― el grito de cierta chica pelirosa despertó la curiosidad de algunos que pasaron cerca. Un grupo de amigos, diferente al de la hora del almuerzo había encontrado su oportunidad perfecta para molestar a la mascota del instituto.
―Eh, rosadita, no tienes por qué reaccionar así, solo observábamos.
―Pues observa por otro lado, pedazo de idiota.
―¿Quieres ir con nosotros a algún lado? Íbamos a ir a un café que no está tan lejos― comentó una chica con un tono de voz nada amistoso como aparentaba.
―¿Por qué pierden su tiempo conmigo? ¡No necesito la humillación de personas con niveles tan bajos en esta escuela! ¿Y se hacen llamar hijos de personas reconocidas y con decencia?
―¡¿Cómo te atreves?!― exclamó la muchacha, con los ojos desorbitados y visiblemente ofendida, estaba apunto de tironear y llevarse consigo un mechón rosa como trofeo cuando alguien la interrumpió.
―Ya basta― una voz firme resonó en el lugar y todos se voltearon a la dirección de donde provenía.
―P-presidente Uchiha-san.
Sasuke solo le dirigió una mirada severa.
―¿Hasta en la salida no van a parar de causar revuelos?
―P-pero, Sasuke-kun― ¿Y por qué de repente la familiaridad?―... ¡Fue ella quien lo empezó todo!
―Lo he visto todo. Ahora, ofrece una disculpa.
―¡¿Q-qué?!
―Y tú también― tomó del brazo a la chica de cabellos rosas y de mirada perdida que se encontraba en ese momento de espaldas. Sasuke pudo sentir un ligero temblor.
―L-lo siento mucho― la voz de Sakura se quebró y un sollozo se escapó de su garganta. Se mordió el labio ―. Les ofrezco una disculpa― dio una reverencia que esperaba que se notara lo más sincera posible y rogó para sus adentros que la dejaran ir en paz.
―Ah...― la chica no sabía que hacer. ¿Que antes no le estaba insultando?― Sí, sí claro. Y-yo también― Le dirigió una mirada desesperada a su compañero―. Vámonos ya― y tomándolo de la mano se alejaron de aquella escena.
―¿Estás bien?― preguntó Sasuke con suma cautela al notar el cambio de actitud que tuvo la chica.
―N-no. Y-yo no quería hacerle daño y-y solo estallé. T-te agradezco mucho tu intervención Uchiha-san y...―su mirada se posó en el agarre que el presidente aún mantenía en su brazo― ¿Por... por qué me estás tocando?― había eliminado la tristeza en su voz en una fracción de segundo, ahora sonaba decidida y un tanto amenazante.
―¿Ah?
―Te pregunté, por qué me estás tocando― hizo un movimiento brusco y se zafó del agarre―. ¿Quién te dio permiso de tocarme? ¿Ah? ¡Responde!
―¿Disculpa?― Sasuke frunció el ceño, se le estaba haciendo una molestia los cambios de humor de esta chica.
―Idiotas que se tratan de aprovechar de la situación― murmuró con rencor Sakura―. ¡No te vuelvas a acercar a mí oís...!
Si los reflejos de Sasuke no fueran tan buenos, Sakura Haruno se encontraría ahora tumbada en el suelo, producto de su desmayo.
―¡¿Pero qué?!― exclamó frustrado el presidente, deslizó su mano hasta la frente de la muchacha para comprobar si tenía fiebre. Y sí la tenía.― ¡Demonios!
―N-no toques...― balbuceó Sakura y de un manotazo retiró la mano de Sasuke― E-estoy b-b...― trató de levantarse pero ni bien estuvo apoyada en sus pies volvió a caer.
―Necesitas ir a un hospital. Tu fiebre está muy alta.
―Nadie necesita un estúpido hospital― dijo Sakura menospreciando la ayuda que Sasuke le había ofrecido―, nadie se está m-muriendo aquí, ¿o-o si?― caminó tambaleándose seguida muy de cerca de Sasuke. Después de unos breves segundos pudo encontrar una bicicleta estacionada cerca de la entrada del instituto. Entre balbuceos añadió― Gracias por atraparme, ahora me iré a casa.
―¿No necesitas ayuda?― murmuró Sasuke su pregunta, raro en él porque no era muy usual que estableciera un diálogo tan largo como lo había hecho, sobre todo si se trataba del sexo opuesto.
―Nadie necesita tu ayuda, ella y tú se pueden ir a joder a otra parte. A un lugar muy, muy lejos― Sakura ya montada en su bicicleta, comenzó a pedalear, alejándose cada vez más de la escuela, y sin volver atrás expresó sus últimas palabras en ese día―. ¡Gracias de nuevo por tu ayuda e-estúpido presidente!
Sasuke suspiró viéndola alejarse. Tal vez. Solo tal vez. La apuesta no era tan sencilla como lo había pensado.
Llevo mucho tiempo ausente en esta página como escritora y esta historia la he tenido guardada por dos o tres años en mis documentos y por fin he decidido sacarla a la luz. Aún quedan muchas cosas que editar y faltas ortográficas por corregir, si me lo hicieran saber estaría muy agradecida. Espero que la historia sea de su agrado y no se olviden de comentar para esperar próximas actualizaciones ;)
Besitos, Chris