Renuncia: sí, soy Masashi Kishimoto. Escribiendo ficción. En español ¿se la creyó alguien?
Advertencias: Semi-AU, Post-Manga. Un poco de OoC. SasuSaku BROTP/oneside/sin bashing a Sasuke.
Nota: duh, llevo tramando este fic en mi cabeza desde que terminó la serie pero por una u otra razón no lo concretaba. Esto es pura indulgencia porque siento que en muchos fics NaruSaku siempre hacen a un lado a Sasuke, a Naruto un idiota denso/posesivo, y a Sakura muy mártir. Y personalmente no me agrada (será que amo mucho al Team 7 como equipo, tal vez la rara soy yo uhm). Los capítulos serán cortos y..., ya. Disfruten (?)
I. Revelaciones
Sakura tiene diecisiete años cuando Sasuke se le declara por primera vez.
Es un día soleado, de eso se acuerda perfectamente. El sol resplandece tanto que Sakura siente que bien podría incendiarse viva, que los rayos que la tocan la queman de a poquito y sin ninguna consideración, como si tuviesen intencionales malintencionadas para con ella.
Hace un par de días que Sasuke ha salido del hospital y ha dejado en claro que no piensa aceptar la prótesis de brazo que Tsunade ha creado para él. Gracias a su apoyo durante la guerra y a la defensa de Naruto y Kakashi-sensei alegando a su favor se le ha perdonado por todo además. Sakura considera que eso está bien, lo de ser perdonado. Sobre lo demás no está segura. Sincerándose con Sasuke siempre se trata de adivinar, nunca puede discernir lo que pasa por su cabeza; ni a los trece, ni ahora, ni posiblemente nunca.
Quizá por eso la confesión la pilla por sorpresa.
Al principio se encuentran los dos paseando por las calles de la aldea, por sugerencia de Sakura. Ella no espera siquiera que él acepte, pero lo hace. No hablan entre sí, sólo permanecen en silencio. Sakura está nerviosa.
Cavila: estoy sola con Sasuke-kun como siempre desee y él está caminando justo a mi lado y puedo oír cómo mi corazón late muy aprisa y creo que voy a morir.
Entonces él la llama.
— Sakura.
Sakura. Ella. Su nombre. Sasuke se detiene de súbito y Sakura lo imita, con un nudo creciendo en su estómago.
— ¿Sasuke-kun?
Le sonríe con timidez porque no sabe de qué otra forma hacerlo, no después de todo lo que ha pasado entre ambos. La confesión no es romántica, en realidad, no va pintada de rosa, ni acompañada por flores ni un atardecer hermoso en la distancia. Sakura no se enteraría de ésta de no ser por las palabras «Nosotros... salir...» y la obvia incomodidad de Sasuke al decir esto. Sakura parpadea.
— ¿Cómo?
— Necesito restaurar mi clan —aclara Sasuke, no lo hace con rudeza ni prepotencia, quizás pena. Como si admitirlo fuese rebajarse en cierto sentido. A Sakura le cuesta comprenderlo aún.
Necesita tener hijos, razona ella.
— ¿Conmigo?
Más de repente se acuerda de las lágrimas, de las noches en vela donde el dolor era demasiado, de la debilidad, de la impotencia de no ser capaz de hacer nada, de los intentos de asesinato, de sus dos confesiones rechazadas.
— P-pero, es muy repentino Sasuke-kun, yo no– uhm, no estoy lista para casarme ni ser madre, sabes.
Porque es Sakura Haruno de la aldea de Konoha, aprendiz de Tsunade, kunoichi, guerrera, un cerezo que florece en la adversidad, ninja médico con sueños y metas, un hermoso desastre de apenas diecisiete. Y aspira a más en la vida, muchísimo más.
— No tiene que ser de inmediato —aclara él—, lo de restaurar el clan Uchiha; puede esperar. Podemos esperar Sakura.
Sakura no sabe qué decir.
«Pero acabas de volver Sasuke-kun», o «Pero los años han cambiado tantas cosas, yo he cambiado tanto», o «Pero creo que ya no te amo».
Y es la última opción la que más la hiere, en el fondo, pues nunca se ha imaginado amando a alguien que no sea Sasuke. Tampoco quiere lastimarlo, de ninguna manera. Le dan ganas de llorar.
Ya no eres ninguna niñita ilusa y débil, compórtate Sakura, se reprende a sí misma.
Por lo tanto, respira.
Y respira.
Y.
— Sasuke-kun, yo siempre te quise. Desde que era una niña, sin embargo... ahora ya no sé con seguridad qué siento por ti —admite, muy quedito. Él la mira—. No me gustaría iniciar una relación contigo y descubrir en un par de años que ya no te quiero de esa manera, sería muy cruel, para los dos.
Espera su respuesta mientras pasan los segundos. Uno, dos, tres. Cinco, seis, siete.
Sasuke asiente levemente. A Sakura le tiemblan las piernas.
— Entiendo.
Sus pulmones arden.
Está pasando, está pasando. Estoy rechazando a Sasuke-kun, en verdad. Y duele muchísimo.
— Aún así —dice Sakura con atropello, porque lo necesita— podemos seguir siendo amigos, ¿n-no?
Por los buenos tiempos, cuando te anhelaba como el aleteo de una mariposa.
— No creo ser digno de tu amistad, Sakura —contesta sin convicción.
— Pero quiero ser tu amiga Sasuke-kun. Yo...
Sasuke duda un momento.
— Está bien —la interrumpe—. Supongo.
— Ok —juguetea con sus manos, blancas como la porcelana. Vuelven a sumirse en el silencio, empero es uno más cómodo que el anterior. Y de pronto Sakura da un salto—. ¡Sasuke-kun!, sólo una cosa más, y podré estar tranquila. Esto, poco después de que nos convertimos en el Equipo Siete, t-tú, dijiste que mi frente era tan bonita que te daban ganas de besarla y yo, n-nunca tuve la oportunidad de agradecerte por eso —desvía la mirada a sus pies—, tu cumplido realmente me llegó... y odio menos mi frente desde entonces, así que gracias Sasuke-kun.
Cuando alza la vista se encuentra con Sasuke observándola con expresión indescifrable.
— Uhm —ella se muerde los labios— ¿Dije algo malo acaso?
— Sakura, no sé de qué me hablas —manifiesta él, lentamente y cuidando sus palabras.
— ¿Ah?
— Quizás se trató de un genjutsu o un sueño —sigue—. Pero suena más como algo que el Dobe diría, con sinceridad.
¿No me falla el oído? ¿Por qué menciona a Naruto? ¿Sasuke-kun jamás dijo esas cosas? ¿Qué es esto? Dime que no está pasando.
— ¿Sakura?
Sakura se obliga a reaccionar y a recuperar la compostura.
— Ah, ha-ha... yo, uh, sí, estoy bien. Sólo– esto, me he acordado que Tsunade-sama me encargó terminar unos papeleos del hospital. Tengo que irme Sasuke-kun. S-sí ¡nos vemos luego! —Se despide con una mano y de prisa empieza a correr, alejándose de Sasuke y ante la extrañada mirada de los aldeanos con los que se cruza en el camino. Sakura los ignora a todos. Corre y corre más.
Percibe su pulso desbocado.
Tum-tum-tum.
Y se detiene, recobrando el aliento.
Tum-tum-tum.
Sakura inhala y exhala. Pero no logra calmarse, por mucho que lo intente.
Naruto, Naruto, es todo Naruto.
El corazón le martillea con fuerza.
(Entonces–).
Sakura tiene diecisiete años cuando Sasuke se le declara por primera vez.
–y su mundo inexplicablemente se pinta de naranja.
—
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tbc