Hola, nuevamente mil gracias por leer y comentar. También por agregarla a favoritas.
Desafortunadamente no pude subir este capítulo que ya tenía escrito (por problemas de salud de un familiar).
Dejo este tercer capitulo, no como conclusión, sino como cierre temporal, ya que estos tres capitulos son categoría T y la verdad, lo que continúa, sería M.
Había sido un completo y total idiota. Hasta la médula del hueso más pequeño que su cuerpo pudiera tener.
Había sido un ciego, terco, necio, posiblemente después de Ronald Weasley, el imbécil más grande del mundo mágico.
Tenía años enamorado de la persona más maravillosa.
Tenía años enamorado de Hermione Granger. Gracias a Merlín y Morgana que nunca se había cambiado de apellido a Weasley.
Reconocía que durante una buena cantidad de sus años como profesor de Pociones, nunca había tenido una alumna como ella. Lástima que hubiera sido Gryffindor. Las cosas hubieran sido diferentes si el sombrero la hubiera colocado en Ravenclaw. Ni siquiera se le atravesaba el pensamiento de desear que hubiera sido una Slytherin. La hubieran devorado viva todos sus alumnos en el primer mes durante su primer año. Solamente tenía que recordar a la señorita Lovegood (se corrigió mentalmente: la nueva señora Longbottom) y sus pertenencias como misteriosamente desaparecían de su baul...
Si tan sólo no se hubiera empeñado en demostrar sus conocimientos...
Si tan sólo no hubiera sido amiga de Harry Potter...
Si tan sólo no se hubiera comprometido y casado con Ronald Weasley...
Si tan sólo ese imbécil la hubiera valorado y amado como ella se merecía...
Si tan sólo no se hubiera enamorado de Hermione Granger...
Sucedió tan inesperadamente, que cuando se dió cuenta, pensó que era un error de juicio, que se había acostumbrado demasiado a su presencia, a trabajar juntos preparando los paquetes obligatorios de pociones con que cada miembro de la Orden debía contar cuando salían en cada misión. Estaba tan acostumbrado a su voz, a su indómito cabello que él la obligaba a cubrir, a su mirada inteligente y sagaz, a estar siempre lista ante cualquier eventualidad en el caso de ser descubierto el cuartel por los mortífagos.
Ninguna chica tan joven debería pagar el precio de estar en una guerra en la cual ella era una inocente y cuyo crimen había sido nacer de padres muggles. Si tan sólo alguno o ambos hubieran sido mago/bruja... Pero también dudaba de que precisamente, su amor y pasión por aprender todo lo relacionado con la magia la habían convertido en la bruja más inteligente, no sólo de su generación, sino de varios años. Bastaba con observar a los sangre pura, tan acostumbrados a la magia, que no valoraban ni se esforzaban en aprender o dominar su magia. Ya pertenecían a las familias más respetadas y ancestrales, con la sangre tan pura, que no hacía falta demostrar nada. Sabían desde de sobra con quien se casarían y con quién casarían a su descendencia y así sucesivamente.
Amaba y odiaba a los sangre pura.
Su madre había sido la última de los Prince, aún con el mal matrimonio que tuvo con Tobias, eso había sido preferible a que la hubieran casado con otro algún sangre pura. Cuando se lo había preguntado a su madre, el motivo por el cual se había casado con el patán y abusivo Tobias, ella simplemente le contestó: -prácticamente soy una squib, de haberme casado con alguna otra familia, tú hubieras nacido squib. Pero al hacerlo con Tobias, has nacido con tu magia intacta.
Los odiaba, por forzar a su madre a escapar con el primer imbécil mal nacido que se le pudo atravesar: un cerdo y ebrio golpeador de mujeres, a tener que casarse con algún loco o desquiciado sangre pura (Bellatrix había sido un claro ejemplo, gracias a Merlín que Molly Weasley acabó con ella).
Amaba a su ahijado Draco, realmente quería que él hubiera sido un chico diferente al que se convirtió: otro mortífago igual que Lucius...
Dudaba de declararle su amor a Hermione.
Dudaba de tener una oportunidad con ella.
Después del desastre de su matrimonio y posterior escándalo de la anulación de su casamiento con Ronald Weasley, dudaba que ella quisiera enamorarse y más que aceptara algún tipo de relación con él. Ser Orden de Merlín de Primera Clase siempre ayudaba, desde abrir puertas en cualquier establecimiento, conseguir la mejor mesa o habitación, el mejor precio en las tiendas o las mejores túnicas, y un extenso etcétera... Ronald había visto la ventaja en conseguir chicas con las cuales acostarse sin que su esposa se enterara... Hasta que el muy imbécil lo hizo en su propia casa y con Lavender Brown... Realmente hubiera dado una buena cantidad de galeones por ver la reacción de ambos cuando Ginny Potter los petrificó y los envió a la Madriguera... Las noticias o más bien chismes vuelan más rápido cuando vienen de parte de Lucius... El único que sabía de mis sentimientos por Hermione...
El primer beso con Hermione fue glorioso.
Cuando ella le respondió, se sintió en el cielo.
Hubiera deseado poseerla ahi mismo, sobre la puerta de su casa. Pero ella se merecía ser amada y admirada a detalle, de preferencia durante toda la noche.
Pero tenía que ser prudente y detenerse.
Tenía que darle tiempo a que se pensara mejor las cosas.
A que decidiera si quería salir con él o no.
Tenía años enamorado de Hermione Granger. Si ya había esperado tanto, unas semanas o meses de espera, no cambiarían sus sentimientos, aunque tuviera sueños en que la poseía en distintas posiciones y hasta en su antiguo salón de Pociones...
Era una fortuna que llevara su mejor traje muggle. Ella se veía tan hermosa en su primera salida a cenar, que casi tuvo que aplicar un hechizo desvanecedor de manchas a su pantalón. Ese vestido la hacía lucir como la diosa que era. El discreto maquillaje realzaba sus ojos y sus labios que nuevamente deseaba besar y devorar. Los pequeños pendientes hacían que sus ojos se dirigieran hacia su cuello, el cual se moría por acariciar y besar...
Era una fortuna que la comida y el postre le hubieran encantado. Se sentía muy bien. Se sentía mejor que en muchos años.
Cuando Harry Potter descubrió su secreto, por un momento sintió pánico de que dijera algo o hiciera un escándalo. No había podido evitar pasar temprano por la oficina de Hermione y saludarla, ese vestido nuevo la hacía lucir tan hermosa, que quiso tenerla sobre su escritorio y devorarla lenta o salvajemente. Cuando la besó, no hubo ninguna resistencia de su parte y así siguieron hasta que se abrió la puerta y Potter habló. Ni siquiera recordaba que preguntó, solamente nos miró, sonrió y volvió a cerrar la puerta.
Si era sincero esperaba un vociferador o alguna maldición, algún anuncio en el Profeta o algo por el estilo. Pero nunca llegó. Ni una sola nota o comentario. De él, su esposa o resto del clan Weasley...
Eso indicaba una cosa, Harry Potter tenía un secreto: su mejor amiga y casi hermana Hermione Granger tenía un romance con Severus Snape... Posiblemente le hubiera dicho a su esposa que notaba a Hermione diferente, o que ella había decidido darse una oportunidad con alguna persona, pero no le había dicho de que persona se trataba...