Capítulo 3ro: Liberación.

A la mañana siguiente toda la Compañía estuvo de acuerdo en que querían visitar el reino y subir a los montes más altos donde pudieran ver el paisaje del Bosque Negro. Legolas se ofreció a acompañarlos y guiarles, así que decidieron pasar la mañana en los montes, donde podrían relajarse respirando aire fresco de montaña y podrían charlar.

Legolas les condujo hasta el monte más alto de su reino,y todos pudieron divisar el Lago Largo de Esgaroth, el Río Rápido, y al noreste, la mítica Montaña Solitaria asomaba mucho más alto que sus cabezas. La montaña Solitaria, el reino del enano. Frodo se preguntaba si alguna vez podría ir a aquel lugar, como hizo su tío Bilbo.

Allí se detuvieron para descansar los pies. Legolas se quedó de pie mirando el horizonte atento, y respirando la brisa fresca que llegaba del mar lejano. Gimli, Sam y Frodo se sentaron a parlotear y disfrutaban de las historias que Frodo les contaba sobre la montaña Solitaria, el Dragón Smaug y la Guerra de los Cinco Ejércitos. Merry y Pippin practicaban esgrima con Boromir, o mejor dicho, jugaban con Boromir, mientras que Aragorn les miraba y sonreía, fumándose una pipa.

"¡Estel!"- llamó Legolas - "Alguien se acerca"

El elfo ya había desenfundado una flecha cuando la Compañía le miró. Entonces aparecieron cinco orcos montados en huargos, que saltaron hacia ellos con mucha rapidez. Antes que uno de los huargos pudiera tocar el suelo, Legolas ya le había atravesado el cuello con una de sus flechas, derribando al orco que lo montaba. Aragorn y Boromir habían desenfundado sus espadas y se lanzaban al ataque. Gimli sacó su hacha y ordenó a los hobbits que se mantuvieran detrás de él. Habían sido descubiertos por unos rastreadores.

Por si alguien no lo sabe, los huargos son una especie de lobos, sólo que más grandes (como caballos de Rohan), feroces y rápidos. Son animales con una gran musculatura cubierta por espeso pelaje marrón. No tienen orejas muy grandes, por lo que se deduce que no tienen muy buena oída, pero si una enorme boca con poderosos colmillos. Son cazadores extremadamente depravados y eficientes, capaces de cubrir largas distancias sin descanso. Los huargos proceden de Rhovanion y ambos orcos y huargos se habían aliado tiempo atrás

Los dos hombres y el elfo se vieron rodeados por los otros cuatro enemigos. Legolas disparaba sus flechas con rapidez a los poderosos cuerpos de los huargos, pero no era suficiente. Un huargo se abalanzó sobre Boromir, pero no llegó a tocarle porque Gimli había lanzado su hacha al animal, clavándoselo justo en medio de la cabeza, pequeña en comparación con sus musculosos hombros.

Cuando todos los huargos hubieron caído, los hobbits se unieron a la lucha. Aragorn se ocupó del que parecía el jefe orco de la tropa, un orco de piel arrugada y gris, ojos rojos como la sangre y orejas puntiagudas inclinadas hacia atrás. Boromir acabó fácilmente con uno que se había herido la pierna al caer de su montura. Gimli y los hobbits se encargaron de uno muy robusto y más grande, con piel verdosa y ojos enormemente grandes y amarillas como las de un gato, pero entre los cinco lo derrotaron sin problemas.

Al verse en tal aprieto, el orco arquero que los acompañaba desenfundó una flecha y apuntó hacia los hobbits, despistados con el orco que acababan de vencer. "¡Dartho!" - gritó Legolas al mismo tiempo que disparaba una flecha en la frente del orco, que se desplomó al suelo sin vida.

La batalla había finalizado. Legolas ya no sentía ninguna presencia en excepción de la de sus compañeros. Miró los cadáveres que cubrían el suelo con su sangre. Había cuatro huargos y no muy alejados de ellos estaban los cuatro cadáveres de sus jinetes. Más lejos estaba el último huargo, el primero que había matado cuando los atacaron. Pero no había rastro del quinto orco, el que montaba éste último huargo nombrado.

"¡Maldita sea!" - gritó el elfo.

"¿Qué ocurre, Legolas?" - preguntaron los otros sorprendidos. No sabían que había causado tal reacción en su compañero.

"¡Uno de los rastreadores ha escapado! ¡¡Le he dejado escapar!!"

Los demás se dieron cuenta también y comprendieron.

"No le des importancia, Legolas. Agradece que no hayamos salido heridos" - le dijo Aragorn.

"¡¿Qué no le de importancia?! ¡Pero si avisará a los demás orcos! ¡Sabrán donde estamos! ¡Debí haberle matado!" Legolas estaba furioso, furioso consigo mismo. Su padre tenía razón: era un fracasado, una deshonra; llevaría a la Compañía al desastre.

A Aragorn no le salieron las palabras y Frodo se acercó al elfo con mirada compasiva. Era la primera vez que le veía enfadado así. "No ha sido tu culpa...Legolas..."

"Dejádme" - dijo Legolas secamente e interrumpiendo al hobbit - "Quiero estar a solas. Estoy cansado"

Y el elfo se fue monte a bajo, buscando soledad y los demás le miraron partir con a agilidad de un halcón volando por cielos despejados. Gimli se rascó la barba.

"Humph. Creía que los elfos nunca se cans- ¡au!" - Aragorn le dio un codazo ante que terminara con su molesto comentario. Les dijo a los demás que le esperasen ahí y se fue monte abajo, hacia donde había ido Legolas.


No tardó mucho en encontrarlo de pie sobre unas rocas, mirando el horizonte. Aragorn sabía perfectamente que Legolas ya habría notado su presencia, así que preguntó si podía acercarse antes de hacer nada. Como el elfo no le respondió, se acercó a él y se colocó a su lado.

"¿Le tyava quel?"

"Bien" - respondió el elfo con su típica cara inexpresiva - "Perdonadme. Me pudo el pánico"

"Pánico" - dijo Aragorn y llevó su mano a la mejilla derecha de Legolas, donde aun se podía ver la marca del golpe, aunque ya no tenía tan mal aspecto como en la pasada noche. - "¿Pánico a esto?"

"¿Qué quieres decir?" - preguntó Legolas sin mostrar sorpresa o extrañeza.

"Vi tu marca cuando entramos en la cámara del rey, y me pareció que era muy reciente, por no decir más. ¿Hay algo que quieras contarme, Legolas?"

"Sí, Aragorn, fue él. Mi padre me golpeó. Si ya lo sabías, ¿por qué no me dijiste nada antes?"

"No quería entrometerme en tus asuntos, Legolas. A demás, podría haberme equivocado. No podía creer que el rey Thranduil pudiera golpear a su propio hijo" - Aragorn esperó que Legolas dijera algo, pero se había quedado en profundo silencio, mirando otra vez el horizonte. - "¿No hay nada más que quieras contarme?"

"No."

"¿Por qué haces eso?"

"¿El qué?"

"Ocultar tus sentimientos. Tus ojos no expresan nada. ¿Por qué lo haces? Soy tu amigo y los amigos están para ayudarse. ¿No les has visto a ellos?"

"Amin n' rangwa edanea."

"¿Qué no entiendes, Legolas?"

"Kela." Dicho esto Legolas se fue, buscando soledad una vez más. Aragorn meneó la cabeza sintiendo lástima y volvió con los demás. Quería ayudarle; aunque no sabía como.


Al mediodía, Legolas halló la Compañía en el pequeño prado verde en las bajas colinas de los montes. Estaban hablando silenciosamente y cuando le vieron se callaron un momento para luego seguir hablando del mismo tema que llevaban discutiendo toda la mañana. ¿Qué le pasaba a Legolas? ¿Por qué estaba tan raro últimamente?

Legolas se acercó a ellos a paso rápido. "Soy un elfo," - dijo - "no olvidéis que tengo buenos ojos y excelente oídos. Percibo vuestras miradas y siento vuestro susurros. No necesitaba llegar hasta aquí para oír vuestra conversación."

" Lye dele ten 'le."- dijo Aragorn.

"Es verdad, Legolas" - habló Frodo con ojos compasivos - "Estamos preocupados y queremos saber qué te pasa."

"¿Queréis saberlo, eh?" - dijo Legolas con su siempre cara inexpresable - "Está bien. Seguramente Estel ya os habrá dicho que fue mi padre quien me golpeó en la cara, y si no lo ha hecho, ya lo sabéis. No es que sea su costumbre; la verdad es que nunca me había puesto una mano encima, ni siquiera para abrazarme, pero siempre me ha estado incomodando, insultando, recordándome todo el tiempo mis fatales errores y defectos" - A todos les parecía ver algo en los ojos del elfo. Algo como tristeza, puede que rabia también. No podían verlo muy bien porque a penas lo mostraba - "Siempre, durante todos mis largos años de vida, me ha dicho que soy un fracaso entre los elfos. Nunca nada de lo que he hecho ha sido de su satisfacción. Dice que deshonro a la familia y que no merezco el nombre de Legolas Hojaverde, hijo del rey Thranduil y príncipe del Bosque Negro." - Todo el mundo había oído decir que el rey era un hombre duro y imponente, que exige la perfección en su reino, pero nunca habían pensado que podía ser tan duro y cruel con su propio hijo. Cada vez veían más claramente el dolor y sufrimiento el los ojos de Legolas. Debió de haber sufrido mucho, tantos años de su vida. - "Me dijo que con mis malas acciones os conduciría a todos al desastre. Como hice con Gandalf... Dijo que por mi culpa la misión fracasaría... Dijo que... que..."

Legolas no pudo hablar más. Se dio media vuelta y bajó la cabeza, no atreviéndose a mirar a los demás a los ojos. Le temblaban las manos. Se le acercaron y Aragorn le tomó por los hombros. "Hazlo"

Legolas seguía con la mirada al suelo y Aragorn le sacudió gentilmente. "Hazlo" - le repitió de nuevo.

El elfo levantó la mirada y se encontró con los ojos de Aragorn, mirándose fijamente. "No puedo..."

"Claro que puedes. Lo acabas de hacer cuando nos has hablado. Ahora quiero que lo liberes. Díme lo que sientes." Los ojos de Legolas mostraron claramente tristeza y dolor, y su rostro inexpresivo se borró para mostrar el rostro de un elfo infeliz y ahogado por la pena.

"Pero él me golpeó... No puedo... No quiero...llorar"- dijo con voz entrecortada. Por su forma de hablar se diría que estaba al límite de sus fuerzas y que no aguantaría mucho más.

"¡Hazlo!" - le gritó Aragorn más firmemente y duramente pero sin dejar el tono de preocupación.

Tampa tanya!"

"¡Hazlo Legolas!"

Con la última sacudida de Aragorn, pareció romperse algo en el interior de Legolas: los barrotes de acero que lo mantenían encerrado en su prisión; provocando su liberación, que se manifestó en él cuando se echó a llorar frenéticamente en el pecho de Aragorn, que le abrazaba y le mantenía en pie. Aun así el Montaraz dejó que sus rodillas se doblaran y ambos se dejaron caer de rodillas.

"¡Amin delotha han! ¡Amin delotha han!" - gritaba Legolas entre lágrimas y sollozos. Poco a poco, los sollozos fueron cesando hasta que el elfo quedó en profundo silencio y totalmente quieto. Aragorn secó las calientes lágrimas de sus mejillas sonrojadas con los dos dedos pulgares.

"¿Te sientes mejor?" - le preguntó. Legolas asintió. - "¿Volverás con nosotros? La Compañía te necesita."

El elfo pareció dudar por un momento. "Te necesitamos, Legolas" - dijo Sam.

"Eres el mejor compañero con el que podríamos contar. Quédate con nosotros." - dijo Frodo.

"No importe lo que tu padre diga: probablemente ya estaríamos perdidos sin tí." - dijo Boromir.

"Y si no, fíjate en mí" - dijo Pippin - "No soy más que un desastre y siempre os meto en líos. En cambio tú nos has salvado la vida más de una vez. Como antes, cuando mataste al orco que iba a dispararnos una flecha."

"Pippin tiene razón," - dijo Merry - "tu buena vista, oído y agilidad nos son de gran ayuda."

"Hasta yo admito que aprecio mucho tu presencia. No vayas a dejarnos, señor elfo, quiero que te quedes con nosotros." - dijo Gimli sinceramente.

Legolas les miró a todos con ojos muy abiertos, impresionado por lo que sus compañeros acababan de decir. Sintió algo que desde hacía mucho tiempo no había sentido. Algo completamente distinto a lo que ya estaba acostumbrado. Sintió felicidad. Pronto se encontró llorando lágrimas de alegría.

Legolas se sonrojó y se cubrió la cara con las manos. Aragorn le sonrió. "¿Qué te pasa, Legolas?"

"Creo que llorar es la cosa más ridícula que he hecho en mi vida."

Los demás echaron una risita. "Oh. Te acostumbrarás. Ya lo verás." - le dijo Aragorn mientras le daba otro tierno abrazo. Frodo se acercó y le rodeó con sus pequeños brazos también y los otros hobbits también lo hicieron. Boromir sonrió y pasó un brazo amistoso sobre los hombros de Legolas. Gimli suspiró como diciendo: 'está bien. Ahora me toca a mí' y se unió a los demás acariciándole el pelo. ¡Qué extraña sensación era el sentir a alguien tan cerca de tí! Legolas sabía que jamás olvidaría eso. Agotado como estaba, al final cayó dormido.


Era temprana tarde cuando despertó. Estaba tumbado el la hierba del prado. El mismo prado donde había ocurrido todo. Legolas se incorporó. Gimli, Boromir, Merry y Pippin estaban por ahí, hablando, y a su lado estaban Aragorn, Frodo y Sam. Ninguno de los tres le había visto despertarse, porque era muy silencioso.

"Estel" - dijo Legolas y casi en seguida Aragorn se incorporó, pues estaba tumbado también, observando el cielo pálido.

"Dina, mellon nin. Le anta est"

"Aragorn," - continuó - "tengo que hablar con mi padre" Frodo y Sam les miraban en silencio, esperando la respuesta del Montaraz.

"Hoy no. Espera al día de la partida. Será lo mejor, y nosotros estaremos allí por si nos necesitas" No lo hablaron más.


Una semana después, se levantaron temprano para partir. Ya habían preparado las provisiones y otras cosas la noche anterior. No volverían por el mismo camino por el que vinieron; irían hacia el este y seguirían hacia el sur entre los lindes del Bosque Negro y el Río Rápido. Después se desviarían al oeste por el Camino Viejo del Bosque, que les conduciría directamente al puente del Río Grande. Desde allí trazarían una ruta fácil hasta Lothlórien.

Muchos elfos estaban ahí para despedirse y desearle buena suerte a la Compañía. A muchos les apenaba ver a su príncipe Legolas Hojaverde partir de nuevo en una peligrosa aventura. Entre los asistentes a la despedida estaban el rey Thranduil, imponente como siempre, y la reina, vestida con largas ropas blancas con bordados de plata y con una diadema de plata clara y brillante también, sujetándole los bellos cabellos rubios que caían ondulados hasta su cintura.

Legolas se aproximó al rey. "Namárië, padre. Ahora me voy, pero estoy seguro que volveremos a vernos algún día no muy lejano. Cuando llegue ese momento espero ser el buen hijo que tanto deseas. Lo haré bien, padre. Sé que lo haré."

El rey Thranduil no dijo nada, soló afirmó con la cabeza muy seriamente. Legolas se volvió a su madre, estaba al lado de él. "Namárië, madre" - le dijo inclinándose. La reina tomó las manos de su hijo.

"No importa lo que tu padre dijera. Sé que te quiere." - Legolas asintió - "Estoy orgullosa de tí" - dijo la reina dándole un abrazo a su hijo. A Legolas se le humedecieron los ojos. - "y él también lo está. Vuelve sano y salvo, hijo mío."

"Lo haré, madre. Pronto volveremos a vernos."


Así partió la Compañía. Qué era lo que les esperaba, nadie lo sabía. Sólo sabían que la salvación de la Tierra Media dependía del valor, fuerza, lealtad y amistad entre dos hombres, un elfo, un enano y cuatro pequeños hobbits.


~Fin~



The Balrog of Altena: Quiero dar las gracias a todos los que me habéis dejado vuestros reviews, y por haber leído mi fic. Escribiré más historietas para 'Las aventuras del a Compañía' en cuanto pueda.
Por último quiero decir que dedico 'Las aventuras del a Compañía' a mi mejor amiga, por ser tan buena conmigo y estar allí siempre que la necesito. Eres especial, amiga mía...



* Dartho = Aguantad/resistid.
* ¿Le tyava quel? = ¿Te encuentras bien?
* Amin n' rangwa edanea = No entiendo a esos humanos.

* Kela = Vete.
* Lye dele ten 'le = Estamos preocupados por tí.
* Tampa tanya = Déjalo.
*Amin delotha han = Le odio.
*Dina = No digas nada.
* Mellon nin = Amigo mío.
*Le anta est = Necesitas descansar.