Su creación había sido como la de cualquier otro ángel.

Lo primero que él tiene en sus memorias es la enorme sonrisa proveniente de un Dios benevolente, amable y cálido. Su primera sensación fue la de los brazos de aquella deidad quien lo sostenía con cuidado, pero a la vez firmeza. Y lo primero que pudo oír de sus labios fue:

—Bienvenido al cielo, Jyushimatsu—El mencionado lo miró con curiosidad, con que ese era su nombre. Sonrió al entenderlo y se movió un poco. El mayor comprendió y lo bajó para que pudiese apoyar sus pies sobre las nubes.

El pequeño ángel miró todo a su alrededor a detalle con una expresión de sorpresa y no era para menos: Todo le era tan desconocido y hermoso al tiempo que le deleitaba por completo. Luego de admirar el paisaje empezó por mirarse desde las manos hasta la punta de sus pies, ¡Vaya que estaba muy impresionado! Y esto hizo reír al Dios quien se arrodilló y acomodando bien su túnica, le miró fijamente y se presentó.

—Soy Megami y desde hoy estaré junto a ti—El menor sonrió ampliamente y lo abrazó. Se sentía algo extraño el no poder modular palabra como el otro lo hacía, pero estaba bien por el momento. Cuando el más alto se levantó y extendió su mano, el pequeño ángel la tomó y saltando, acompañó al Dios quien se veía gustoso por su compañía.

Jyushimatsu era muy feliz con el que consideraba su hermano mayor, tanto así que influenciaba a todos los que le rodeaban con solo verle. Amaba a todos y todos le apreciaban. Le gustaba mucho volar y aprender, pero sobre todo estar saltando tras Megami y conversar con él. Si el más alto iba a una reunión él le seguía tratando de controlar la emoción para que le permitiera acompañarlo. Si por el contrario decidía encerrarse en su oficina, Jyushimatsu lo acompañaba sin problemas mientras le contaba sus anécdotas del día sentado junto a él, además le hacía sacar más de una sonrisa y para el menor eso era lo más importante: Hacerle sonreír.


Años más tarde.

Se encontraban en la oficina del Dios con la secretaría de éste por cuestiones de trabajo. No saldría de allí por mucho tiempo, por lo que, sin pensárselo dos veces el pequeño ángel decidió acompañarle para no dejarlo solo en sus deberes.

—¡Está hecho! —gritó la deidad. La de cabello oscuro bajó al menor y se acercó para revisar el documento. Jyushimatsu no entendía muy bien lo que estaba ocurriendo—Tu asignación Jyushi—Le informó. Con que eso era, eso significaba que ya podría tener un trabajo por realizar. Se preguntaba que tendría que hacer pues había tantas opciones: Soldado, un ángel de la guarda, podría ser hasta la mano derecha de otro Dios o podría convertirse en un espíritu del mar o de alguna montaña e incluso podría estar en un templo en la tierra. Quería gritar, pero sabía que no le dejaría con la duda por lo que se controló un poco.

—Jyushi, serás el ángel de la guarda de un humano en la tierra—Sus palabras hicieron que su emoción saliera a flote.

—¡Prometo que daré lo mejor de mí! —Puso una mano en su pecho, intensificando y sellando un juramento celestial.

—Sé que lo harás—corroboró Megami.

—Y tengo a la persona indicada para ti—anunció dirigiéndose a su biblioteca y tomó una carpeta de color verde. Jyushimatsu voló hasta donde estaba el dios y se sentó en su regazo para ver mejor lo que contenía dicha carpeta. El más alto no tardó en abrirla y señalar la imagen de una pequeña niña de cabellos lisos y oscuros, ojos verdes y una tez clara. El ángel curioso miró al mayor.

—¿Ella es mi protegida? —El de la corona de hojas asintió gustoso.

—Su nombre es Choroko. Sus padres la abandonaron al nacer y en el sitio que reside corre muchos peligros. Necesita a alguien que cuide de ella—Jyushimatsu sonrió aceptando su misión.

—¿Puedo ir a conocerla? —Megami le vio algo dudoso.

—Si es lo que decides... pero quiero que prometas que no permitirás que nadie más en la tierra te vea además de ella, no la descuides ni un momento y lo más importante es que lleves contigo esto—La deidad materializó un arco dorado y se lo entregó antes de proseguir: —. Es solo por si acaso, de no ser suficiente puedes pedir ayuda y llegaré de inmediato—dijo con seguridad en sus palabras.

—No te preocupes, nii-san—tranquilizó levantándose y colocando su nuevo arco en su espalda, el cual se adhirió a sus ropas. Sacudió su túnica un poco y abrazó a su hermano con fuerza y el mayor le correspondió. Sabía que se iría por un largo tiempo así que era mejor despedirse como se debía.

Lo había aprendido a las malas.

—Bueno, me iré ahora—El Dios se levantó y asintió.

Salió de la oficina de su hermano mayor y emprendió vuelo hasta el límite de las nubes antes de empezar a descender rápidamente. De un lado a otro se desplazaba haciendo una que otra voltereta complicada. Ya no podía disimular su emoción ante su nuevo quehacer, quería presentarse con ansias, después de todo era su primera protegida y quería hacerla feliz.


En otra parte, Choroko se encontraba en un orfanato enorme y escaso de esperanza, rodeado de jardines casi sin vida y descoloridos. Lo único que crecía en esos espacios eran espinas que se enredaban en cada esquina, en cada pared de la construcción, por ello mas la sensación sofocante de angustia, muchos se atrevían a especular que era un sitio donde todo lo malo convergía: deseos pecaminosos, almas rotas, incluso demonios.

La pequeña se encontraba en su cuarto algo aburrida. Había sido un dia ajetreado para ella. Suspiró y miró por la ventana rogando a los dioses por fin ser adoptada por una familia que la quisiese. Habían venido ese día más de veinte personas pero ninguna la quiso.

"Bueno, nosotros queremos un varón, usted sabe… son más fuertes y sus hijos heredarían el apellido de mi familia" decían unos. "¡Pero si esta chica es muy delgada!" mencionó una mujer "Verá… esa niña no merece estar en mi casa ¿entiende?" Tal vez esas palabras fueron las que le dolieron más. Desvió su mirada a su mesa de noche donde un pequeño cuaderno cubierto de tela verdosa yacía. Lo tomó, lo abrió y leyó la frase subrayada:

"No te preocupes, mañana será un nuevo día"

Sonrió al hacerlo. Esas palabras siempre le hacían subir su autoestima. No debía deprimirse, ya que todo saldría bien, solo era cuestión de tiempo...

Cerró el cuaderno de nuevo y lo dejó donde estaba.

—Choroko, ha venido una familia que quiere conocerte—dijo una de las maestras. La de orbes verdes saltó de la cama y acomodó sus ropas pues quería estar presentable.

—¡SÍ!—La maestra extendió su mano y la pequeña se acercó corriendo, tomándola con firmeza y ambas se fueron al patio donde los mencionados estaban. A la distancia Choroko pudo distinguir que eran una pareja de mediana edad, sus expresiones eran firmes y serias, pero trató de no prejuzgar a sus posibles futuros padres.

—Gracias por la espera, ella es Choroko, tiene cinco años… vamos cariño, saluda—La menor soltó a su tutora y sonrió lo más amplio que pudo.

—Hola, es un gusto conocerlos—dijo segura. Sabía que si mostraba nervios o timidez frente a las personas podrían bajar sus posibilidades de ser adoptada.

—Vaya, se ve que es una chica lista y educada—dijo la mujer detallándola muy de cerca.

—Está muy delgada pero nada que una buena alimentación no pueda hacer—siguió el hombre que tenía toda la pinta de ser médico, de ello no había duda.

Sin previo aviso la mujer acercó su rostro al de la pequeña y la miró sin expresión, eso la asustó un poco. El perfume que usaba era tan dulce en exceso que casi terminó por marearla.

—Tiene problemas de visión y posible rinitis—dijo con algo de decepción en sus palabras. La señora se irguió y miró a la maestra. Tal parecía que ella compartía la misma profesión que su esposo.

—¿Es resistente?—preguntó sin tapujos. La maestra no entendía bien lo que le decía.

—¿Disculpe?

—Verá joven, una mujer saludable se determina desde temprana edad con ciertos aspectos simples tales como lo son su contextura y resistencia. Queremos saber todo eso para tener en claro si ella podrá ser capaz de darnos nietos—explicó el hombre.

—Es muy joven aún, no sabría decirlo…—respondió su maestra.

—Excluyendo la falta de información por su parte, considero que sería una hija obediente ¿Qué piensas tú, cariño?

—Hay algo aún que no me convence y es la forma de su rostro en general... No creo que algún hombre la encuentre atractiva y eso sería un gran obstáculo para nosotros— Razonó. La mujer al oír a su marido empezó a mirar con más detalle a la pequeña mientras asentía.

—Tienes razón cariño, su tabique está un poco desviado… y tiene señales de que tendrá muchas pecas… Lo sentimos señora pero no podemos adoptarla, que tengan una buena tarde—Y sin más se retiraron dejando a la mayor confundida y a Choroko triste.

La maestra se arrodilló y miró con una sonrisa a la pequeña, tomándola de los hombros.

—No te preocupes cielo, ellos no estaban a destinados a ser tus padres… ya vendrán los indicados—La menor suspiró y le sonrió de vuelta.

— Lo sé maestra. No hay problema... yo esperaré.

Decidió volver a su cuarto por su cuaderno, necesitaba de esas palabras de aliento que éste le ofrecía. Consideraba que lo escrito duraba para siempre y por ello era tan especial para ella. Una vez estuvo en su habitación tomó el cuaderno y salió al patio trasero. Esta vez no se encerraría, debía tomar algo de aire mientras escribía en él todos sus sentimientos.

Jyushimatsu estaba por llegar, podía presentirlo, por lo que aceleró el vuelo hasta toparse con una enorme construcción.

—¡Aquí debe ser!—gritó emocionado antes de entrar. Estaba fascinado por todas esas personas que estaban dentro de ese lugar, sin embargo tenía una misión así que volvió a concentrarse en buscar a Choroko por todas las habitaciones, en los interminables pasillos y en las tenebrosas salas de clase que existían allí. Trató de pensar bien yendo al exterior. Tal vez estaba jugando con alguien, después de todo, seguía siendo una pequeña niña.

Ella suspiró cansada una vez se sentó bajo un viejo roble casi marchito que solía frecuentar con sus compañeros de clase y amigos. Ellos ya habían sido adoptados por lo que se encontraba completamente sola. Agradecía que fuese hora de almuerzo permitiéndole ese silencio pacifico en el que se encontraba. Trató de quitar cualquier pensamiento de su mente y abrió su cuaderno, su confidente, su alma plasmada en papel. No hacia buen tiempo, hasta parecía que fuese a haber una tormenta y aun así no se movió de su preciado lugar, de hecho sacó un lápiz y empezó a redactar. Debía desahogarse...

Pero entonces gracias a una ráfaga de viento, varias hojas salieron volando por doquier alarmándola.

—¡Ahhh!—Cerró su cuaderno rápidamente, se levantó y como pudo cogió algunas que habían caído al suelo y las que seguían en el aire las persiguió con la esperanza de agarrarlas todas a tiempo. Estuvo a punto de lograrlo de no ser por una que se elevó más de lo que su estatura le permitía y se preocupó—¡Por favor no te vayas!—gritó con desesperación, mientras saltaba tras el papel el cual era llevado por el viento.

Él estaba confundido pues no veía a su protegida por ningún lado, por lo que se dirigió al patio trasero. Al verla esbozó una sonrisa y se acercó a ella batiendo sus alas con fuerza, tanta que sin querer provocó que algunas hojas de su pertenencia salieran por los aires y la chica con apuro tratara de recogerlas.

Se sentía apenado, quizás había exagerado al emocionarse. Tal parecía que presentarse sería más complicado, pero entonces notó que una de las hojas había subido más de lo debido así que se apresuró y volando alto la atrapó.

—¡Te tengo!—declaró enérgico. La chica paró en seco y sus ojos se abrieron de par en par ante lo que veía: Esa criatura alada era bellísima y a la vez extraña. El ángel descendió y extendió la hoja a la chica sin borrar su sonrisa. Choroko entonces despertó de su breve trance.

—Muchas gracias—agradeció tomando la hoja con delicadeza y el chico asintió. Ella no podía dejar de verlo—. Los maestros me han contado mucho sobre criaturas celestiales… tú... Tú eres un ángel, ¿no es cierto?—preguntó algo sorprendida.

—¡Sí! ¡Soy tu ángel guardían! ¡Soy Jyushimatsu!—respondió contento.

La pequeña se le acercó y estirando su mano se presentó.

—Me llamo Choroko, es un gusto conocerte Jyu-chan—El mencionado se acercó y la abrazó, gesto que tomó desprevenida a la chica pero que correspondió con gusto y extrema felicidad pues era lo que tanto anhelaba.

Ese fue su primer encuentro que permanecería en sus memorias por siempre.


El ángel y la pequeña habían hecho un acuerdo de hablar cuando estuviesen completamente solos para evitar posibles problemas. Había sido algo complicado al principio pues tenían tantas cosas por compartir y tantas cosas que querían hacer juntos que el tiempo por día se les hacía demasiado corto.

Para Choroko, Jyushi era su único soporte para poder seguir en ese lugar y con el tiempo se hicieron tan cercanos que su influencia en el otro era notoria. Por un lado la niña le había enseñado su colección de libros, las canciones que solía tararear e incluso un poco sobre los humanos influenciando sentimental y razonalmente al ángel y por el otro lado Jyushi había hablado un poco, de lo que hasta ese momento, había sido su vida, sobre lo que amaba hacer y de la persona mas importante para él: Megami, impresionando a la chica por lo diferentes y "perfectos" que se oían los de su especie.

Habían pasado dos años y Choroko ya había aceptado que estaría allí toda su vida, Jyushi por su lado empezaba a sentir lo que su protegida y no entendía mucho que hacer con esos nuevos sentimientos.

Sin embargo, sabía que no eran tan buenos como parecía.

—Jyu-chan…—llamó la pequeña al de orbes dorados quien la peinaba frente al tocador con delicadeza. Éste se detuvo y le prestó atención.

—¿Te gustaría ir a un día de campo?—El mayor sonrió, abrazándola.

—¡Claro que sí!—Al entrar en contacto con ella se dio cuenta de algo: Su corazón latía con fuerza y su pecho se contraía ante esto. Él sintió por primera vez algo que le sofocaba y eso le preocupaba, se arrodilló frente a ella y levantó su rostro.

—¿Qué ocurre? ¿Estás bien?—Choroko apretaba los ojos y de estos salían gotas de agua. El ángel empezó a batir sus brazos sin saber que hacer realmente, después de todo la chica hacia lo mismo que las nubes pero sentía que estaba mal que lo hiciera.

Choroko sollozaba cada vez más fuerte y Jyushi veía para todos lados tratando de encontrar algo que le alegrase pero entonces recordó que a la pequeña le gustaban las flores, así que rápidamente se lanzó por la ventana y buscó por el jardín algunas flores pero sin encontrarlas. No obstant algunos tréboles que habían allí le llamaron la atención asi que tomó unos cuantos y se volvió al cuarto donde la pequeña no dejaba de llorar. Entonces él por detrás lanzó los tréboles al aire y sonriendo le dijo:

—Son para ti, escuché de algunas personas que son de la suerte... y… ¡Quiero que estés bien!—La chica al ver el esfuerzo de su amigo por hacerla sonreír entendió que le había preocupado, por lo que se calmó y tomando uno de los tréboles se lo puso al de orbes amarillos en el cabello, riendo.

—Gracias, estoy bien—mintió. No quería que el supiera lo frustrada que estaba por no ser adoptada. Jyushimatsu confió en sus palabras, limpió sus lágrimas y la abrazó como siempre solía hacerlo.

—¡Todo estará bien!—dijo con todo el ánimo que pudo reunir. La chica iba a hablar pero entonces entró su maestra algo apurada.

—¡Choroko alguien ha venido a verte y...! ¿Por qué hay tréboles en tu cuarto?—Choroko ignoró a la mayor y se acercó para tomarla de la mano.

—¡Vamos! ¡Quiero ver quien es!—dijo captando su atención. La mujer sonrió y ambas caminaron fuera del cuarto seguidas por el ángel. Jyushimatsu se sintió un poco aliviado de no ser descubierto pues se había escondido a tiempo, aunque ahora la curiosidad por saber que tipo de familia sería le hicieron olvidar todo lo que había pasado.

La de orbes verdes logró divisar en el patio a una hermosa mujer quien sonreía cálidamente, su cabello era largo, castaño y trenzado. Jyushimatsu se acercó a la joven y la detalló antes de volver donde su protegida.

—¡Se ve que es una buena persona, Choro-chan!—dijo animado. Choroko tomó aire nerviosa, ésta podría ser la oportunidad que había esperado por mucho tiempo y debía esforzarse.

—Ella es Choroko, vamos cariño, no seas tímida y preséntate—A pesar de que la mencionada consideraba esas palabras como un monólogo repetitivo, esta vez no le molestó y procedió a acercarse a la mujer quien le veía con ternura.

—Hola—saludó sonriendo lo mejor que pudo. La mujer se agachó para quedar a su altura y estiró su mano.

—Un placer conocerte Choro-chan. Mi nombre es Homura—La pequeña tomó su mano y la miró con la poca esperanza que tenía de ser parte de una familia—. Eres una chica muy dulce, tu maestra me ha comentado que eres la primera de tu clase y que amas leer—Choroko asintió algo tímida—Eso es fantástico, tenemos algo en común, soy maestra de literatura y los libros son mi pasión—admitió Homura con amor en sus palabras.

—¡También la mía! Yo creo que lo que está escrito expresa mucho más que lo que se puede llegar a decir—La de ojos color café rio gustosa.

—Jajaja, es lo que le digo a mi pareja siempre, tú si me entiendes... hmm... —Miró su reloj— Hablando de ello, se está tardando un poco... Choro-chan, ¿te parece si pasamos un rato juntas antes de que llegue?

Jyushimatsu saltó ante sus palabras, pues eso significaba que pensaban en adoptarla. El corazón de la menor latió con fuerza y sus ojos brillaron.

—¡Por supuesto!—gritó emocionada. La joven la tomó de la mano y ambas empezaron a caminar por la zona mientras conversaban, se reían y compartían experiencias. Había sido muy agradable y para el ángel era algo imprescindible pues se sentía feliz por ella.

Estaba seguro de que a partir de ese instante, las cosas irían para mejor.

O eso al menos era lo que pensaba.


HOLAAAAA
¡VOLVIMOS! No estábamos muertas, andábamos de parranda

Ok ya, lamentamos mucho la demora, surgieron más proyectos, asuntos personales y demás :c

Pero como les había dicho con anterioridad, vamos a estar más pendientes de nuestros proyectos,

los cuales dejamos de lado por mucho tiempo.

para aquellos que aun leen el fic, MUCHISIMAS GRACIAS 3
si apenas entras a leerlo, MUCHAS GRACIAS 3 y bienvenido 7w7

Por el momento estamos en el pasado de los personajes, para entrar un poco en materia

Denuevo lamentamos la tardanza y agradecemos su paciencia, comprensión 3

Les recuerdo que este Fic esta también en WTT en el perfil de mi waifu BelMatsuno,

ya que es de ambas este Bebé y por supuesto tenemos página en FB para ver nuestros trabajos *^*

Como lo son : escritos originales, fanfics, dibujos, mandalas, fotografías y ¡demás! 3

¡Los amamos!

Bel&Monik