¿Alguien recuerda que borré un fic multicapitulo (cuando llevaba tres) de Mikanoa meses atrás? ¿No? Quizás, persona que lees esto, ni siquiera llegaste a conocerlo pero con ese fic cometí un horrible error que no tuve forma de arreglarlo por lo que he vuelto a revisar el planteamiento, eliminar elementos innecesarios, rescatando las ideas más interesantes, reajustar la cronología y cambiarle el género. No sé qué tan buena termine siendo la historia pero al menos es mejor que la otra, creo.

El otro fic que tengo de Owari no Seraph (que actualizaré, eventualmente, sé que me atrasé… ¿es el mismo público que lee aquel que ha entrado en este siquiera para que lo diga aquí?) ya está casi terminado por lo que la lenta velocidad de actualización debería aumentar a una menos lenta en un par de meses. Destaco: Menos lenta, no va a ser rápida, será menos lenta que mi velocidad de publicación actual.


De mayordomo a asistente: Parte I

Aunque llevaba casi dos años ejerciendo su trabajo había momentos en que Mikaela se encontraba una y otra vez con el mismo problema. De pie con los brazos cruzados en medio de la cocina y los ojos cerrados repasó las tareas que había hecho a lo largo del día suspirando al ser incapaz de recordar en donde pudo haber perdido sus gafas. O más específicamente, si las había usado ese día.

El sonido del reloj, marcando las cinco de la tarde, le recordaba que debía tener lista la cena de Shinoa para cuando llegara en una hora comenzando a irritarlo. Resignado a su mala suerte se dirigió a la nevera eligiendo algunas verduras frescas y carne para improvisar algo.

Mientras las picaba no pudo evitar ponerse de mal humor. Durante las semanas había notado cuan tensa se encontraba debido a problemas en la compañía y al no ser capaz de ayudarla con ellos quiso sorprenderla con algo especial. Situación que se volvió un problema porque solamente conocía tres platillos, ninguna una buena opción, y sin sus gafas leer alguna receta ya no era una opción.

"No terminaré a tiempo"

Se quejó ante la lentitud con la cual estaba picando sin embargo cada vez que levantaba el cuchillo con intenciones de hacerlo más rápido sentía sudor recorriéndole el cuello por miedo a cortarse y volvía a retomar su ritmo original. Una vez que tuvo los ingredientes cortados y salteados colocó la arrocera para buscar nuevamente las gafas. El único lugar que le faltaba por revisar era la habitación de Shinoa a la cual no entraba desde que hizo el aseo general dos días atrás. Una vez que abrió la puerta se congeló en su posición sintiendo como la rabia poco a poco crecía en su interior al ver sus gafas en la mesa de noche.

No era la primera vez que Shinoa se las ocultaba como algún tipo de broma de su parte, o como parte del plan de una broma, sin embargo una vez que volvió a tenerlas en su mano se dio cuenta de algo extraño. Ella nunca las dejaba a simple vista cuando se las quitaba por lo que la posición era tan sospechosa como los papeles que se encontraban debajo de ellas. Colocándoselas ojeó los papeles reconociendo el sello de su compañía junto a otro desconocido frunciendo el ceño conforme leía notando frases extrañas en el contrato.

"Leer documentos clasificados a escondidas es suficiente motivo para que pierda empleo"

Aunque ese pensamiento apareció en su mente no podía acallar la voz que le advertía que con lo cansada que estaba, Shinoa no se daría cuenta de ello sino hasta después de firmarlo. Así, tras un breve desvió para servir y tapar su cena, se dirigió al estudio. Necesitaba revisar parte de la terminología.


Eran pasadas las nueve de la noche cuando Shinoa regresó a su apartamento en un taxi derrumbándose en la entrada. Con la renuncia de su asistente hace un mes y sin tiempo de conseguir un remplazo el trabajo se acumulaba hasta que finalmente se rindió y dejó los papeles que debía revisar en su escritorio. Tras cerrar la puerta tiró su chaqueta, zapatos y portafolio llamando en gemido a Mikaela recuperando parcialmente sus sentidos adormecidos cuando no escuchó respuesta.

Extrañada se dirigió a la cocina notando un plato cubierto a lo cual sonriente se sentó en el mesón para comenzar a comer. Incluso desde antes de contratar a Mikaela todas las comidas solían ser precalentadas o compradas en algún restaurante por lo que no pudo evitar deleitarse con el sabor inexplicable que tenía algo preparado en casa.

– Es una lástima que aparte de este curry solo sepas hacer galletas y un pastel. Realmente tiene un toque maravilloso lo que preparas – Se lamentó cerrando los ojos y jugando con la cuchara en su mano volviendo a perder parte de su entusiasmo por la falta de respuesta. Estaba tan acostumbrada a su presencia en la casa que le estaba costado recordar que no estaba a su lado. Ni siquiera se sentía de humor para intentar bromear al respecto – ¿A dónde se habrá ido?

Terminando su cena se dirigió a la habitación de Mikaela encontrándola vacía. Lo silencioso del apartamento comenzó a ponerla en alerta conforme su mirada se agudizaba buscando alguna señal de entrada forzosa. Caminando sin hacer ruido y con los brazos en posición de ataque revisó cada una de las habitaciones hasta que llegó a una pequeña que usaba de oficina. Perpleja lo encontró en el escritorio rodeado con libros que hace tiempo dejó de usar conforme sujetaba unas hojas de papel en su mano.

– ¿Comiste ya?

Asintiendo Shinoa se adentró en la habitación tratando de dejar a un lado la confusión dándose cuenta de que lo que sujetaba era el contrato que debía firmar para mañana. Tarea que comenzaba a parecer imposible considerando todos los tachones que le había hecho Mikaela. Antes de que la broma apropiada para la situación llegara a sus labios, su mente había conectado los puntos marcados dándose cuenta de lo que significaban.

– Estaban a punto de estafarme – Dijo indignada tomando el contrato para leerlo detenidamente no pudiendo evitar gemir al darse cuenta de que su primera impresión era correcta – ¿Cómo pude dejar pasar por alto algo como esto?

Si bien necesitaría de su computador para estar segura, sus cálculos mentales indicaban que una estafa de esa magnitud podría terminar destruyendo la compañía que le costó forjar. La ira que sintió pronto fue acompañada por una sonrisa conforme una idea cruzó por su mente.

– Mañana vienes conmigo. – Anunció a Mikaela con una voz cantarina que no dejaba opción de objeción – Primero te compraremos un traje apropiado para tu nuevo puesto y luego nos reuniéremos con este grupo.

Iba a demostrarles que a pesar de su apariencia no era alguien a quien puedan, o deban, engañar.

….


Los capítulos serán más o menos de este largo que si bien sé que catalogan como cortos (aún más considerando que va a pasar como un mes para el siguiente, ya advertí que soy lenta y trabajo en ello) son más fáciles de escribir y controlar lo que sucede para evitar terminando haciendo un desastre que haga que me oculte hasta el punto que no quiera ni volver a la página para leer (porque sí, eso me hace hasta hace poco por el desastre que resultó el fic que tuve que borrar y mencioné al inicio).