Hola hermosuras! Llegamos al final de este mes lleno de gruvia. (Llora) bien, pues de antemano quiero agradecerle a todos los que me leyeron, los que me dejaron un hermoso review, a los que permanecieron en las sombras, a todos aquellos con los que le llegue con estas historias y pues, a los que no les gustó (si saben cómo soy para que me leen) ¡Nada! Muchas gracias por todo su apoyo.

Cuando uno emprende un proyecto siempre habrán cosas que corregir ya que uno se da cuenta de los errores que no tuvo en cuenta durante la planeación, tendré en cuenta sus críticas para mejorar cada día más. Créanme que fue un gran reto y puse todo de mí.

Esta última historia está inspirada en un vídeo que vi de un Dorama, si alguien sabe como se llama por favor pásenme el nombre de la versión que no sea coreana o japonesa. También me inspiré en una peli. Quería escribir muchísimo en esta historia porque se prestaba para muchas cosas, pero pues es un OS y lo resumí tanto como pude. Gracias a todos nuevamente, los quiero mucho.

Con ustedes:

Cielo – Día 31


— ¿Qué fue lo que dijiste, tonta? –Acomodé mis gafas y apreté fuertemente mis libros nuevos contra mi, estaba muy asustada y aún no entendía lo que estaba sucediendo, fui demasiado ingenua al pensar que en esa escuela no iba a ser molestada y que las personas me iban a aceptar, que podía comenzar una nueva vida en la ciudad de Magnolia y que la tristeza, las malas palabras y todas aquellas personas que me discriminaron antes iban a quedar atrás, pero estaba muy equivocada.

Llegué a la escuela Fairy Tail porque era la mejor opción en esa ciudad llena de nuevas oportunidades, lindos lugares para comprar y bonitas zonas verdes donde la gente salía a hacer ejercicio y pasar un buen momento con su familia. Mi única familia era mi madre y ella era la razón por la que estaba viviendo en Magnolia, su jefe la transfirió a esa pequeña ciudad por asuntos de trabajo y lo consideré una gran idea porque no era feliz en el lugar donde vivía, sin embargo parecía que la situación donde me hacían bullying se volvía a repetir, aunque no era igual, esta vez no eran las chicas las que me decían que era una niña rara, muy extraña y una lame traseros, personalmente odiaba ese ultimo apodo ya que no era eso o al menos mi inteligencia hacía que los profesores tuvieran cierto cariño y satisfacción al ver que su trabajo tenia sentido aunque sea en un solo estudiante. Me odiaban, me tenían envidia y los humanos no comprenden lo que no es común para ellos, eso era lo que mi madre cada día me decía para subirme el animo cuando tenía los ojos repletos de lagrimas cansada de la situación que vivía, amaba a mi madre con todas mis fuerzas y aún lo sigo haciendo.

Tenía la esperanza de que todo iba a ser diferente cuando la maestra Mirajane Strauss me sonrió con amabilidad y me presentó ante mis compañeros, cuando observé cada uno de los rostros de los presentes y descubrí que sus expresiones lucían dulces y suaves, parecían no juzgarme aunque no puedo ocultar que nací con habilidades intelectuales que superan la media, ellos me aceptaron tal y como era. Me sentí feliz cuando la chica curiosa de cabellos rosados no dudó en acercarse a mí y me preguntó de dónde venía y mis razones por las cuales fui a esa ciudad. Meredy me cayó muy bien y por fin en todos mis quince años tenía una amiga, pero en ese momento no me confiaba del todo, las chicas eran peligrosas y egoístas.

Mi nueva escuela me encantaba, la clase de física fue hermosa y mis compañeros se interesaron más en mí cuando se dieron cuenta que era muy buena en lo que a lo académico respecta, odié definitivamente la comida de la cafetería, pero eso no fue un impedimento para que creyera que había llegado al lugar correcto, sin embargo las cosas se complicaron cuando entré a mi última clase del día, en el momento que vi a un peli negro sentado en la última mesa del laboratorio casi escurriéndose de la silla acompañado de un joven peli rosado de ojos grandes y verdes.

Ese muchacho abrió sus ojos grandemente al darse cuenta que era nueva en la escuela y sentí como Meredy me agarraba del brazo y disimuladamente me hablaba muy bajito.

— No lo mires, es Gray Fullbuster. El chico más temido y problemático de la escuela, odia que lo miren al rostro por más de cuatro segundos. Sus amigotes Natsu, ese peli rosado teñido que está a su lado y Gajeel que no ha venido a la escuela en dos semanas son los que se encargan de hacerle la vida imposible a todos los estudiantes. Sé que no querrás que te tomen entre ojos, sólo trata de no recibir advertencias y estarás a salvo. –Trate de evitar la tentación de mirarlo, pero no pude controlar mis ganas de reconocer su rostro, es verdad que lo había visto por tres segundos y eso no había sido suficiente para saber de quién se trataba.

— ¿Advertencias? –Volteé a verlo mientras le hacía esa pregunta a Meredy, era bastante guapo ese tal Gray y alzó su mirada amenazante cuando se dio cuenta que lo había observado más segundos de los que tenía permitido, me recorrió un frío en la espalda y mi corazón se detuvo cuando el grado de intimidación subió, ese chico claramente sabía cómo ser un bravucón.

— Las advertencias son pequeños papeles amarillos que los dragones y el demonio te dan cundo rompes una de sus reglas. –Puse toda mi atención en ella y coloqué un mechón detrás de mi oreja esperando que el profesor se demorará un poco para que Meredy me siguiera contando acerca de esos problemáticos chicos.

— ¿De sus reglas? Tienen un reglamento ¿o que? –Lo dije en broma, pero ella no rió conmigo. — ¡Tienen un reglamento! Entre sus normas están no mirarlos a la cara, hacer lo que ellos te pidan, no tocar su territorio, ni mucho menos creer que puedas superarlos y nunca, pero jamás, en la vida, ni loca, de ningún modo, en absoluto... — ¡Ya dilo sin tantos rodeos, por favor!

— Esta bien, solo quería parecer intrigante, pero en serio Juvia, jamás llegues a cinco advertencias. Es lo peor que te puede pasar.

— ¿Qué pasa si Juvia llega a las cinco advertencias?

— No querrás saberlo, Hibiki, el pobre chico de tercer grado llegó a las cinco advertencias, no se sabe exactamente lo que pasó, pero dicen que lo encerraron en la escuela toda una noche con su mayor miedo y desde ahí nunca volvió a ser el mismo. –Pasé toda la saliva que tenía en la boca y apreté el borde de mi chaqueta tratando de asimilar la situación.

— ¿Y nadie los detuvo? ¿No los delataron con los profesores? No pueden hacer lo que quieran, las personas que molestaban a Juvia en su anterior escuela tenían un límite, alguien debe detener a esos tres tontos. –Meredy parecía reír de mis palabras. Me acerqué mucho a ella porque estaba susurrando tan bajo que no lograba escucharla con claridad.

— Abandona toda esperanza al subir a bordo, Juvia. El padre de Gray es el hombre más rico del país y con su dinero está escuela está en pie, si molestan a su niñito consentido las generosas donaciones dejaran de llegar y eso no le conviene al director, por eso Gray tiene más autoridad que el mismo Makarov. Gray aprueba sin siquiera sacar buenas notas, es increíble que esté en último grado con la capacidad intelectual que tiene, debió haber quedado en jardín, es muy tonto. –Por injusto que pareciera debía adaptarme a la nueva situación y pasar desaparecida, era buena haciendo eso en mi antigua escuela.

— ¡No es justo!

— Eso es cierto, pero nada te pasará si sabes cumplir las reglas.

— ¿Cuántas advertencias tienes?

— Dos en dos años y quedan menos de ocho meses para que salga de este lugar. No me pasará nada. –Ella me sonrió y mi profesora entró con el entrecejo fruncido, vio en dirección a Gray y suspiró hondamente como buscando paciencia proveniente de cualquier iluminación divina.

— Parece que tengo una nueva alumna –Me señaló cuando se dio cuenta de mi existencia y me levanté tímidamente. — Buenas tardes, ella es Juvia Loxar, se presentó en la mañana y ya la mayoría la conoce, pero para los que no, ella tiene una manía de hablar en tercera persona. –No les iba a contar la razón, el psicólogo me había dicho que era una barrera de protección ante los que me hacían bullying. — Es una persona muy amigable y lo que necesiten pueden decírselo a Juvia. –Vi por la colita del ojo a ese chico, sus ojos no se despegaban de mí, me sentí incomoda y además sentí mucho miedo, no deseaba que me molestaran, tenía que empezar con el pie derecho mi nueva vida.

— Muy bien, señorita Loxar. –Me senté nuevamente y puse atención a sus palabras, aunque esos tres me intrigaban demasiado y no dejaba de pensar en ellos, más en Gray que parecía el líder.

La clase de química era relativamente fácil para mí y todo lo que Grandeeney decía ya lo había estudiado antes, si no lo sabía lo intuía pero no contestaba a las preguntas que la maestra planteaba ya que no quería parecer una ñoña y ganarme el odio de mis compañeros, sin embargo, por abrir la boca en un segundo me gané el odio de la última persona a la que debía ganarme.

— Señor Fullbuster, ¿Cuál es la ley de conservación de la materia?

— ¿La Ley? ¿No estábamos en química? ¿En qué momento pasamos a sociales? –La profesora puso sus ojos en blanco y se cruzó de brazos.

— Muy gracioso, por favor responda o me veré en la penosa obligación de reprobarlo.

— ¿Reprobarme? Inténtelo, usted no tiene voz ni voto en esta institución y lastimosamente para usted primero la reprobaran a usted que a mi. ¿A quién le va servir la ley de la materia? Nadie la sabe, anciana y a nadie le importa.–Sabía la respuesta y él estaba pasando por un mal momento ante la intimidación de la maestra, alcé mi mano para responder, nunca debí haberlo hecho.

— Dígame, señorita Loxar.

— La materia no se crea ni se destruye, solo se transforma.

— ¿Nadie lo sabe? Parece que la señorita Loxar si lo sabe y para ella será más útil ya que usa su cerebro y no lo tiene de adorno. –La maestra le cerró la boca a Gray, las cosas se estaban poniendo tensas y yo solo quería arreglar todo.

— Se ve en cuarto de primaria...-Mis compañeros comenzaron a reírse antes de que pudiera terminar mi frase "Uno tiende a olvidarlo", los comentarios no se hicieron esperar y su mirada se fijó en mí muy fuerte. En realidad no quería que la gente pensará que quería molestarlo, ¿Por qué simplemente no me quede callada?

— ¿Por qué dijiste eso? –Meredy estaba muy alterada, asustada y sabía lo que vendría después, pero solo hasta que se terminó la clase confirmamos nuestras sospechas.

La maestra salió del aula de clase y me apresuré en meter todas las cosas en mi maleta, no quería quedarme a solas con Gray o con el dragón peli rosado. Antes de poder levantarme y salir libre de la escuela sentí una presencia tras mío y mi cabeza se fue hacia adelante por la fuerza que ese hombre imprimió en mi.

— No te metas conmigo, ñoña. –Pasé saliva y sin siquiera respirar esperé que esos dos se fueran para poder moverme. Llevé la mano a mi cabeza y había algo pegachento en mi cabello. Lo retiré y vi literalmente una señal de advertencia. El papel amarillo tenía las inscripciones "primera advertencia" y negué con la cabeza, era increíble que en mi primer día de clase ya me hubiera ganado una advertencia y ni siquiera conocía el reglamento.

— No te metas con ellos y estarás bien, vamos no tienes que preocuparte por esto. –Le asentí con la cabeza tratando de darme ánimos, sabía que estaba mal y que me había ganado a el demonio, que el resto del año iba a ser un infierno, pero me mentía para no llorar, no podía estarme pasando de nuevo.

— Me tengo que ir, ten cuidado cuando vayas a casa. –Me despedí de Meredy y vi cómo se marchaba en su limosina gigante. Yo fui por mi bicicleta, todos en la escuela tenían sus propios autos o los recogían en limosina, ¿Yo? Tenía bastante suerte al ganarme una beca.

Pedaleé tan fuerte como pude, quería llegar pronto a mi casa ya que pensaba que los dragones y el demonio me estaban esperando en cualquier lugar para molestarme o hacer cualquier diablura, afortunadamente ese día no me hicieron nada. Sin embargo no pude dejar de pensar en él en todo el día, sus ojos eran tan amenazantes, todo en Gray era peligroso y sabía que debía alejarme, pero cada vez que pensaba en su mirada me convencía más de que ocultaba algo y tenía que haber una razón de su comportamiento.

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Sus ojos grises se fijaron fuertemente en mi, su sonrisa burlona me causaba desprecio, rabia, no entendía como un hombre era capaz de molestar a una chica, pero era lo que estaba pasando y mordí mi labio inferior para controlar el miedo que me causaba ese chico. También pensaba que era simplemente patético que ese Gray y sus amigos se sintieran superiores siendo los malos de la escuela.

— ¡Te hice una pregunta, ñoña! –Guardé silencio, no estaba segura de lo que tenía que hacer, era posible que si decía algo iba a ser usado en mi contra así que lo mejor era callar.

— Fue sin culpa, Juvia lo jura. –Baje mi mirada a los restos de mi almuerzo distribuidos en el suelo, cambie de dirección con mi charola para poder sentarme en la mesa en la que estaba Meredy y no me di cuenta que él estaba allí mirando que iba a escoger para comer. El espagueti se pegó en su camiseta blanca por la salsa y el jugo mojó su pantalón trágicamente.

— Juvia pagará la tintorería, en serio. Ella lo siente mucho. –Gajeel, el que faltaba para completar el grupo de idiotas llegó la mañana después de que llegué a la escuela. Rápidamente le pasó un papel amarillo con pegamento a el demonio, Gray sin ninguna consideración tomo mis gafas y sin tacto alguno las boto al piso para enseguida pisarlas, el resto para mí fue borroso ya que necesitaba mis lentes para ver con claridad.

El demonio me tomó de la barbilla para levantarme el rostro y sonrió maliciosamente. — Olvida la tintorería, parece que estamos a mano, ñoña. –Fuertemente me pegó la advertencia en la frente y con burlas salió de la cafetería con sus amigos mientras todos veían la escena. Alcé mis gafas, las necesitaba y los cristales estaban con tantas fisuras que era más que claro que necesitaba unas nuevas, no me gustaba hacerle gastar dinero a mi madre y esto, estaba segura de que no se lo iba a perdonar.

Odiaba esa situación y solo llevaba dos días en la escuela, no podía cambiarme porque no me aceptarían a mitad de año en un nuevo colegio, de hecho fue un milagro que me recibieran en esa escuela sin dejarme en un año menor, así que debía aguantarme a los dragones y el demonio. Los D3, como los apodaban.

Ya tenía dos advertencias y pensé que iba a ser la última, eran las advertencias que Meredy había recibido en dos años y yo superé el récord con tres en tan solo dos días. Sí, la tercera llegó al final de las clases cuando iba a ir a casa y descubrí que mi bicicleta estaba sin una llanta y tenía un nuevo papel de advertencia. Parece que al llegar no me fijé que encadene mi bicicleta a uno de los lugares marcados como suyos, ¿Pero como saberlo cuando la escuela es tan grande?

Escuché las risas de esos idiotas, estaban comiendo papas de paquete mientras se divertían con la situación, tendría que usar la bicicleta vieja que tenía, pero no les iba a dar el gusto de que me vieran triste por eso. No mientras viviera, entendí que la mayor satisfacción de los D3 era ver a la gente sufrir, pero yo también podía poner mi resistencia, así como Gandhi llevó a la libertad a su pueblo sin violencia.

Tomé la bicicleta entre mis manos no sin antes arrugar la advertencia y formar una bola con ella, calculé donde podrían estar ya que soy casi ciega sin mis gafas. Lancé con todas mis fuerzas la bicicleta a ellos y puse las manos en mis caderas intentando parecer fuerte. — ¡Se las regalo! Al fin de cuentas quién iba a decir que los ricos se pegarían de una llanta. –Sin miedo de parecer una idiota sin puntería lancé el papel y le cayó justo en su cabeza, le saque la lengua como si fuera una niña pequeña y di media vuelta huyendo como una cobarde, no podía quedarme a ver cómo me masacraba.

Gray enojado se levantó y me tomó bruscamente del brazo para detenerme. Me zarandeó un poco y luego me apretó fuertemente el otro brazo. — ¿Muy valiente, ñoña?

— No le das miedo a Juvia. –Traté de que mis palabras no se cortaran por lo nerviosa que estaba y nuevamente puso una de esas fastidiosas cosas amarillas en mi frente.

— Una más y te arrepentirás de haber nacido. –Cuarta advertencia en dos días, debí ser el récord en todos los años que llevaban los D3 influyendo su régimen de terror. Él dio media vuelta y actúe sin pensar, volví a lanzarle su advertencia pero esta vez la lancé con más fuerza.

El dragón peli rosado me haló del brazo lanzándome al piso y Gray me vio con superioridad. — Cinco advertencias, después de esto nunca más volverás a meterte con D3, ñoña. –Me levanto del suelo y los dragones me sujetaron para que no hiciera nada, aguanté las ganas de llorar, de suplicar por mi vida y mordí mi labio inferior al ver cómo se sacaba ese asqueroso chicle de su boca y lo pegaba en mi cabello.

Mi cabello, no recuerdo cuánto tiempo tardó en crecer al largo que lo tenía, pero si hubiera sido solo un chicle muy seguramente hubiera podido cortarme ese pedazo de cabello y mantener mi larga cabellera azul, pero le siguió Gajeel y Natsu. Ese día ellos dañaron mi cabello y no tuvieron ningún remordimiento por eso, ese día le mentí a mi madre diciéndole que quería un nuevo corte de cabello. No podía decirle que nuevamente me hacían bullying cuando parecía que estaba muy feliz en su nuevo trabajo.

Lágrimas, rabia y muchas ganas de desaparecer, eso era lo que quería hacer y cómo me sentía al respecto, pero no lo hice hasta que ellos desaparecieron, hasta que Gray pegó su tercer chicle en mi cabello y se burlo tanto de mí que se cansó, solo lloré hasta que Meredy llegó y ella misma me ayudó a cortarme el cabello y me consoló.

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Llenaba mi comida de salsa o sal, me lanzaba basura, ponía bromas en mi puesto y a veces dejaba mi pupitre en el patio, pero desde entonces no le di motivos para darme una advertencia, cerraba la boca cuando debía hacerlo y no frecuentaba los lugares que ellos habían marcado. No los miraba o determinaba, después de lo que hicieron con mi cabello no me quedaron ganas de hacer algo más, mis cabellera quedó más arriba de mis hombros y él, Gray se dedicó a hacerme la vida imposible.

Dos meses, había sobrevivido ese tiempo y me faltaban menos de cuatro meses para graduarme, podía hacerlo, solo que ya no quería saber nada más de Gray Fullbuster y sus estúpidas bromas.

— No lo olviden, mañana es el día del padre y deben traer a sus padres o en efecto a aquellos que consideran padres así no lo sean para el evento. –Apreté fuertemente mis ojos y respiré hondamente, ¿Padre? Yo nunca tuve uno.

— Mi padre me lo confirmó hace dos meses, estará aquí. –Gray habló presumiendo a su padre podrido en dinero y mi corazón dolió, no entendía como un ser tan cruel y despiadado tenía un padre y yo que era buena, juiciosa y siempre procuraba lo mejor para los demás no tenía a alguien que me cuidara de que cosas como las que me pasaban todos los días con los D3 no sucedieran.

— ¿Estás bien? –Meredy me agarró suavemente el brazo y sonreí tratando de limpiar mis lagrimas, ella era la mejor amiga que había podido pedir, se mantenía a la raya con lo que sucedía con los D3 y no la juzgaba, su hermoso cabello rosa podía sufrir el mismo destino que el mío y no soportaría que le pasara algo malo por mi culpa.

— Sí, solo es que Juvia no tiene a quien traer mañana. –Ella me abrazó y vi cómo Gray disimuladamente se había quedado mirando, sabía de antemano que ese Fullbuster era el peor hombre sobre la tierra y aunque por unos segundos imaginé que sentía algo de pena por mi, luego entendí que eso solo estaba en mi mente.

— Esos días son tontos, quieren pretender que somos niños pequeños trayendo a nuestros padres, en realidad no le veo ningún sentido. –Sabía lo emocionada que estaba Meredy con llevar a su padre ese día, solo me mentía para subirme el animo, lo entendía mejor que nadie, pero yo también mentía para que no se sintiera mal.

— ¿Tienes algo que hacer en la tarde? –Necesitaba hablar con alguien, decirle que ya no soportaba ser molestada por Gray, Natsu y Gajeel, comer un helado y olvidarme de las preocupaciones, de que no tenía un padre.

— Lo siento, tengo práctica de voleibol y no puedo faltar o no me dejarán jugar el fin de semana. ¿Te parece si salimos el viernes?

— A Juvia le parece.

— Te quiero mucho, Juvia. –sus abrazos y los de mi madre eran la mejor medicina ante mi dolor.

Nos despedimos cuando cada una tomó su transporte y pedaleé fuera del colegio en dirección a mi casa, de hecho el apartamento donde vivíamos no quedaba muy lejos de la escuela y me agrada hacer ejercicio, por eso no tomaba el autobús, podía desentenderme de mis problemas cuando andaba en bicicleta y poder disfrutar del ambiente.

Me detuve cuando el semáforo cambió a rojo pero un pequeño perrito de la calle no lo hizo y vi cómo fue arrollado por una camioneta negra que sin tener algún sentimiento siguió derecho y ni siquiera se dignó a ver el estado del cachorro.

Deje mi bicicleta a un lado intentando llegar al perrito, pero un chico de cabellos negros se bajó de su convertible y llegó al cachorro primero.

— Todo va a estar bien, amigo. Conozco una veterinaria que te dejara como nuevo. –Me quedé como estatua al descubrir de quién se trataba. El demonio de los D3 estaba sosteniéndolo con amabilidad, por primera vez en dos meses vi una chispa de bondad en él, Immanuel Kant dijo una vez que podíamos juzgar el corazón de una persona por la forma como trata a los animales.

En ese momento me confundió sus acciones, se suponía que Gray era el peor hombre que había conocido, pero eso me hizo dudar. Al meter al cachorro en su auto me vio por la ventana, abrió sus ojos de la sorpresa y pretendió que no había notado mi presencia, Gray logró hacer todo un caos en mis pensamientos, ¿Era bueno o malo? Mi cabello era una prueba de su maldad, pero eso que hizo con el perro, estaba totalmente confundida.

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Gray miró el celular como por milésima vez, lo observaba ya que sentía curiosidad, aún habían muchas cosas que quería descubrir de él y con lo preocupado que estaba porque su padre llegara no se fijaba en que yo lo estaba observando más de la cuenta.

— Y por eso admiro a mi padre. –Dragneel, el dragón de cabello rosa terminó de hablar de su padre, todos aplaudieron por hipocresía, otros por miedo. Definitivamente Gray no quería que llegaran a la F sin que su padre llegará.

— Señor Fullbuster, es su turno. –Gray apretó sus puños fuertemente y pasó saliva. — Mi padre no tarda, ¿Puede continuar con los demás? –No estaba convencido del todo y había un deje de preocupación en sus palabras, yo tampoco quería que llegaran a la L pero éramos pocos en mi salón.

— Es su turno señorita Loxar. –Me levanté y caminé para estar en frente de todos. Aclaré mi garganta y preparé mis mentiras, sonreí para que fuera más creíble y comencé con mi monólogo.

— El padre de Juvia era el más valiente de todos los hombres sobre la tierra, era el más generoso y compasivo ser. Arriesgaba su vida todos los días para que los ciudadanos de Oak estuvieran a salvo en su trabajo. Cloud Loxar tenía mucho coraje y no dudaba en saltar al peligro si era consciente de que podía salvar muchas vidas. Era el bombero más fuerte de todos, pero lastimosamente murió cuando Juvia era bebé, mamá dijo que la amaba mucho y que estaba muy ilusionado con su llegada, sin embargo un incendio acabó con su vida antes de que Juvia naciera. Ella no lo pudo conocer, pero algún día espera ser tan valiente y fuerte como él. Gracias. –Gray no apartó la mirada ni un segundo de mi, tal vez no fui lo suficiente convincente para él, pero hice mi mayor esfuerzo.

Me senté y soporte a los alumnos felices con sus padres, también vi durante toda la clase como Gray esperó a su padre que nunca llegó y me alivié cuando la campana sonó. Salí con ese nudo atorado en mi garganta no sin antes despedirme de Meredy y de su padre. Fue una gran sorpresa para mí enterarme que mi mejor amiga es adoptada y que sus padres la abandonaron o tal vez murieron, no me contó muy bien la versión.

Me despedí nuevamente de Meredy deseándole lo mejor en su práctica y tome mi bicicleta, antes de salir vi a Gray con una hermosa mujer y ya que no me habían visto me oculté, los escuché hablar porque parecían discutir y yo estaba muy interesada en saber el porqué.

— ¿De qué mierdas me sirve que tú estés acá? Eres una simple asistente y era el día del padre no de la asistente.

— Conoces las obligaciones de tu padre, esto es solo un evento insignificante para él.

— Para mí era muy importante, le dije que estuviera aquí. ¡Odio a mi padre! –Nunca vi a Gray tan alterado, él siempre era un chico relajado, muy confiado de si mismo y le demostraba a los demás por medio de sus maldades que era muy malvado. El teléfono de la señorita sonó de repente y ella abrió sus ojos de la sorpresa al ver de dónde la llamaban.

— Es del hospital de Álvarez. –En ese instante pude notar el cambio de color en el rostro de Gray, pasó de un rojo de enojo a estar blanco como un papel.

— Entiendo –Gray tomó del brazo a esa joven, parecía que necesitaba saber urgentemente la razón que le estaban dando a esa mujer, la asistente con gestos en sus manos le pedía que esperará. Después de diez segundos colgó, me di cuenta entonces que Gray era humano y que tenía sentimientos.

— Es tu madre, no aguantó el tratamiento. Acaba de morir. –Las palabras de la mujer eran frías y no tenía mucho tacto al decirlas. Su mundo se le vino abajo y vi cómo las fuerzas de sus pies desaparecieron y tuvo que agarrarse fuertemente del poste eléctrico para no caer.

— Sus últimas palabras fueron que quería que cambiaras, que no te metieras en tantos problemas y que dejaras de molestar a los demás. –Me di cuenta en el momento exacto en que sus ojos se llenaron de lágrimas y mi instinto me hizo seguirlo, estaba prácticamente loca y era una masoquista al seguir al bravucón que me hacía bullying.

— ¡Ven acá, Gray! ¿A dónde vas? –Estaba huyendo, no escuchó las palabras de Ultear, su asistente, corrió sin un rumbo fijo y se detuvo en uno de los parques más grandes de la cuidad, se sentó en una banca y comenzó a llorar como yo lo hacía tantas veces después de que él me molestaba.

No sentía ningún tipo de satisfacción o me agradaba que el karma hiciera de las suyas en su vida. Mi estúpido instinto me hacía sentir dolor por él. Estaba desconsolado, no dejaba de llorar y lo peor es que estaba completamente solo.

Dejé mi bicicleta al lado de un árbol y él solo noto mi presencia cuando me senté a su lado en la banca. Sus ojos llorosos se fijaron en mí y aunque estaba muy nerviosa guardé silencio. Él no entendía lo que estaba pasando, rápidamente se limpió todas las lágrimas y cruzó sus brazos endureciendo su mirada.

— ¿Viniste a verme llorar? ¿Te ríes de lo que me está pasando? –Negué con la cabeza y suspiré hondo, ni yo misma sabía la razón por la que estaba ahí.

— Juvia vino para decirte que mintió, su padre no era un gran bombero que amaba a Juvia. Su padre fue un cobarde que desapareció cuando mamá le dijo que estaba embarazada...Ella viene acá cuando esta triste, es la banca de Juvia y tú estás en su territorio. –Él frunció el ceño tratando de entender lo que le estaba diciendo y yo, simplemente sonreí algo nerviosa. — Juvia moriría si algo malo le pasa a su madre, es la única familia que tiene y de cierta manera te entiende. –Volví a sonreír y relajé mi cuerpo pegando mi espalda en la banca.

— Esta banca es la mejor para llorar así que si no lo vas a hacer tienes que irte. –Sus ojos se clavaron en mi buscando una respuesta, yo mordí mi labio inferior y mi primera lágrima salió. Tenía bastantes razones para llorar y él me vio con sus ojos grises ahora rojos de tanto llorar.

— No te confundas, no voy a dejar de molestarte por qué ahora finjas que alguien como yo te importa y te juro que si le cuentas a alguien sobre esto yo... — Juvia no le dirá a nadie.

— Ni siquiera a esa tonta peli rosada amiga tuya. –Estiré mi dedo meñique para prometerlo y él aún con sus barreras tan grandes como un enorme iceberg dudó un poco, sus ojos recorrieron mi rostro tratando de identificar la trampa, pero no la había, tanto como mi corazón y mis acciones eran sinceros, así que en un acto que ni yo misma me esperaba, Gray, el demonio y líder de los D3 estiró su dedo y lo junto con el mío.

Segundos, minutos, horas, estuve a su lado en silencio hasta que dejó de llorar y pudo calmar su dolor, aliviar su destrozada alma, a su lado durante todo ese tiempo entendí que todo lo que hacía tenía una razón, Gray quería desesperadamente atención.

— Vuelve a casa, es muy tarde. Las chicas como tú no deben estar afuera en la noche. –A veces tener tiempo para reflexionar es bueno para que los pensamientos se aclaren y yo perdoné a Gray en ese momento, no me interesaba todas las cosas malas que me había hecho, me importaba más que él estuviera bien ya que si lograba cambiarlo nadie más sufriría lo que yo sufrí por culpa de los D3. De repente él se levantó, puso las manos en los bolsillos y se detuvo dándome la espalda.

— ¿Dónde vives? –Me levanté y sonreí, ese día Gray me acompañó a casa mientras yo manejaba mi vieja bicicleta y él se encontraba sentado en la parrilla de atrás poniendo sus pies en los tornillos de la llanta trasera y sus brazos rodeando mi cintura. El día de la muerte de Mika conocí la parte humana del demonio de cabellos negros y hermosos ojos grises.

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Las bromas y advertencias dejaron de llegar, pero cada vez que estaba frente a sus amigos Gray fingía ser el demonio conmigo y yo también fingía que me afectaban sus acciones. Todos los días después de la escuela Gray iba a nuestra banca con la excusa de que se estaba adueñando también de ese territorio, a mí no me importaba en lo absoluto una estúpida banca, pero yo también estaba llena de excusas y le dejé muy en claro que no iba a permitir que me quitará mi banca también.

Espere semanas enteras para que él se abriera y mostrará sus sentimientos, pero todo es un proceso y Gray resultó ser una caja de sorpresas.

Recuerdo aquel día, tres meses después de la muerte de su madre, llevó a la escuela mi bicicleta, esa que había dado por perdida. Casi me atropella con ella pero solo estaba intentando llamar mi atención, Gray le había cambiado algunas partes dejándola como nueva y se bajó de ella, ante los ojos curiosos de todos los alumnos presentes me la dio y yo me subí en ella.

— ¡Dame una vuelta! –me ordenó, a él le gustaba ir en la parrilla mientras se agarraba fuertemente de mi, la bicicleta era algo que nos unía.

Gray había decidido cambiar por su madre, pero el cambio más notable solo era conmigo, los dos aprendimos a disfrutar de la compañía del otro y a aceptarnos tal y como éramos. Gray se volvió una parte esencial de mí y yo de él.

Me enseñó también sus habilidades con la guitarra, nuestra guarida no era la banca únicamente, también ese muelle que daba al lago había sido un lugar tranquilo para los dos, ese sitio donde nadie nos podía encontrar y éramos nosotros mismos.

Gray era un gran guitarrista, aquel día me mostró que tan bien tocaba cuando me cantó una canción que el mismo escribió. Me aprendí a la perfección la letra pues decidí ser su mayor fan y cuando él triunfara tendría que ser su fan preferida, pero recuerdo más que todo esas líneas que me hicieron saber en seguida que su canción era mía. "Ella es tan extraña y hermosa, que aún no comprendo que es lo que desea, le hago cosas malas para alejarla, pero ella sigue a mi lado, aunque soy el peor de sus demonios".

¿Crees en el cielo? –Deje de mirar las nubes blancas y esponjosas para responder su pregunta.

— ¡Claro! Es el lugar donde las almas buenas trascienden después de que su cuerpo físico muere. Un hermoso mundo donde no hay tristeza o dolor, ahí donde la felicidad infinita se puede encontrar.

— ¿Por qué las personas buenas tienen que morir? –Ese tema era prácticamente un tabú para Gray, el cielo, ese que tantas veces observamos mientras lo adornaban aquellas estrellas brillantes, recuerdo como tratábamos de identificar los dibujos que podían formar, inventando nombres extraños y demasiado rebuscados para las constelaciones.

— Todas las personas tienen que morir, Gray. No importa si son buenas, malas, niños o ancianos. Todos debemos trascender a un mundo mejor. –Su cabeza se apoyó en mi hombro y suspiró.

¿Crees que alguien como yo pueda ir al cielo? –Sonreí y asentí con mi cabeza.

— Cuando mueras podrás encontrarte con tu madre. Preocupándote por eso cuando tienes una vida por delante. –Lo empuje suavemente con mi hombro. — Eres un bobo. –Le dije sonriendo para jugar con él. Suavemente el también me empujó pero fingí que había sido muy fuerte y me tire al agua. Gray sonrió, me gustaba escucharlo reír sinceramente.

— Eso fue sin culpa. –Dijo entre risas y si él creía que podía hacerme bromas yo también podía jugar su mismos juego, hice como si me estuviera ahogando y él dejó de reír.

— ¡Juvia! –Gritó mi nombre desesperado, sin pensarlo dos veces se lanzó al agua y me subió tomándome de la cintura, yo comencé a reír cuando él se dio cuenta que el nivel del agua era tan bajo que de pie nos llegaba más arriba de la cintura.

— ¡Me las vas a pagar! –corrí en el agua intentando escapar de él, pero fue inútil y me atrapó, ambos caímos bajo el agua, mi estómago dolía de tanto reír.

— ¡No juegues así conmigo! Yo no quiero que vayas al cielo tan pronto. –Estaba asustado y yo reí para subirle el animo.

— El día que Juvia vaya al cielo será porque no quiere luchar más. –Sus manos apretaron mis mejillas, se acercó a milímetros de mi rostro y cuando sus labios se acercaron tanto a los míos supe que no sólo éramos amigos, me di cuenta que estaba enamorada del bravucón que me hacía bullying y que él me hacía la vida imposible porque yo no era indiferente para él.

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No quería salir de la escuela porque lo veía todo el tiempo, pero el día de la graduación llegó y no estaba tan ilusionada con la idea ya que no tenía pareja para asistir.

— ¿Vas a ir al baile? –Aparté mi mirada del flujo claro del río y lo vi a los ojos, negué prontamente con la cabeza.

— Juvia no tiene pareja.

— No alquilaré un traje, a las ocho en tu casa, no me hagas esperar. –Sin decir una sola palabra se acostó en mis piernas y con mi corazón latiendo fuertemente acaricié su rostro, Gray era mi todo.

Esa noche, bajo la música lenta del vals del baile de graduación nos dimos nuestro primer beso, fue la noche más mágica de toda mi vida, se veía tan guapo en ese smoking negro. Nuestra relación no era oficial, pero no necesitaba motivos para saber que nunca lo iba aceptar por su personalidad.

Dormí en su casa y poco a poco conocí más de la vida de Gray, él y yo estuvimos juntos por más de seis meses y todo iba muy bien hasta hace dos semanas, cuando decidí terminar nuestra relación porque no iría de gira con él y su grupo, le dije que nuestra relación no funcionaría a la distancia, yo nunca le sería infiel, pero las mujeres aman a los músicos y sabía de antemano que para evitarme una traición debía quedarme con los buenos recuerdos.

Gray se fue muy lejos de Magnolia, miles de kilómetros nos separaban y no fue nada fácil para mí asimilar su ausencia, mi madre decidió que lo mejor para mí era cambiarnos de ciudad de nuevo, un lugar donde pudiera acceder más rápido a la universidad, donde dejará de pensar en Gray y parará de llorar.

Si tan solo me hubiera negado, si le hubiera dicho que en Magnolia estábamos bien, que algún día iba a superar a Gray. Sí, muy probablemente esto no estuviera sucediendo.

— Mujer de treinta dos años aparentemente, sin signos vitales, declarada muerta en el lugar de los hechos. Joven menor de edad en estado crítico con múltiples fracturas y lesión cerebral. –Mi madre desvío su mirada a mí por un segundo y me pidió que dejara de llorar, un animal apareció de repente y mamá perdió el control del auto, ambas caímos al abismo, desde ahí todo se puso negro.

Si me preguntaran si hay una razón por la cual quedarme, un motivo para luchar por mi vida, yo diría que no. No quiero vivir en un mundo sin Gray, ni mi madre, no quiero afrontar la vida cruel en un mundo donde no encajo. Prefiero ir a encontrarme con mi mami, a ese lugar donde habrá felicidad, donde nadie más me volverá a lastimar, quiero dejar toda mi tristeza atrás y poder comenzar la vida feliz que siempre quise tener.

Meredy vino a visitarme al hospital, ella no me recordará después de que el tiempo pase, de hecho no creo que nadie me extrañe en este mundo así que si me voy no dejaré dolor en la vida de nadie.

Me veo tan frágil en esa pequeña cama, mi cara está llena de morados y estoy tan lastimada, esos tubos me mantienen con vida y claramente no podré seguir sola, si despierto me dolerá mucho y pasará bastante tiempo hasta que vuelva a ser la misma. No despertaré, ya estoy cansada de todo, de que las personas que se supone que deberían amarme no lo hagan, que Gray me haya dejado así como mi padre lo hizo. ¿Qué tengo ahora que mi madre ha muerto? No tengo nada, no hay razón para ser la mejor médico cuando las personas que quería hacer sentir orgullosa ya no están a mi lado.

Salgo de mi habitación intentando encontrar la salida de este mundo, dejó mi cuerpo material atrás y veo el dolor en algunas personas que han perdido a sus familiares, bajo mi mirada y veo mis pies ya que estoy sintiendo mucho frío. No tengo pies, prácticamente estoy flotando, mi conexión con el cielo es más fuerte.

Bajo cuatro pisos, por fin estoy llegando a la salida, veo una hermosa luz tan brillante que es casi imposible de percibir y es cálida, me encanta. Abro las puertas y decido cruzar, pero su voz llega a mis oídos antes de que lo logré, es Gray.

— Hola –Su voz está tan cortada, nunca lo había escuchado así, ni siquiera el día que su madre murió ¿Qué hace acá? Se supone que su gira está a punto de comenzar. Su sueño se iba a cumplir, por eso estuvo de acuerdo cuando terminamos, para que ambos pudiéramos cumplir lo que deseábamos. — No puedo decirte lo mucho que me duele verte así porque me niego a pensar que puedes dejarme, ¿Sabes cuánto te amo? Sé que esto nunca hubiera pasado si hubiera logrado convencerte de que fueras conmigo...Eres mi todo.

— Tu también eres mi todo –susurro mientras veo en dirección a la salida, no quiero volver, tengo miedo que lo nuestro no funcione, que no consiga la felicidad infinita que en el cielo conseguiré. Fue lindo mientras duro, pero sé que podrá conseguir a alguien mejor, a alguien que lo ame, las chicas aman los músicos, es cuestión de tiempo para que me cambie.

— Yo supe que eras peligrosa cuando te vi entrar en el laboratorio, mi corazón dio un brinco apenas mis ojos se posaron en ti, intente esconderlo desesperadamente ya que no creía en el amor a primera vista, mucho menos que el amor pudiera llegar a mi, pero así llegó, de golpe y no te puedo perder, Juvia...Sé que nunca te lo dije, pero yo dañé tu cabello porque pensé que así dejarías de atraerme tanto, te amo y no soportaría que me abandonaras, ¿Recuerdas ese día que te dije que no quería que fueras al cielo tan pronto? Es porque te necesito aquí, conmigo. –Corro por las instalaciones del hospital, trato de recordar la habitación por la que salí, necesito verlo una vez más, decirle que lo amo y que quiero que sea muy feliz.

— Te escribí una canción en el avión, debía ocupar mi mente en algo o me suicidaría. –las notas de su guitarra llegan a mis sentidos. Su irreconocible voz está pidiéndome, casi rompiéndose que regrese, que no lo deje, que vuelva a la vida.

"Lo intentaremos, no hay nada más fuerte que nuestro amor, ni el cielo ni el infierno podrá separarnos, si estamos juntos mi todo".

Gray tal vez sería mi único motivo para luchar, para abandonar el cielo y quedarme en un mundo que suele asemejarse al infierno por las acciones de los humanos. La felicidad infinita que se encuentra en el cielo tal vez pueda encontrarla en la tierra, debo aceptar que tengo mucho miedo de volver a vivir, pero me arriesgaré, el cielo, mi madre podrá esperar, ella sabe que la amo y que la haré sentir muy orgullos. Yo solo quiero que Gray deja de llorar, él es el único que me hace sentir en el cielo y no quiero cambiar eso, mi decisión es que quiero vivir a su lado y disfrutar del cielo azul con él, con Gray ya no hay más nubes negras en mi vida, Gray Fullbuster es mi cielo.

— ¡Doctor, Juvia despertó! ¡Por favor venga!


Ok final, final de este arduo trabajo. Espero que les haya gustado muchísimo todo lo que hice. Debo confesar que fue un gran reto y que me costó muchísimo, pero espero que esto pase a la historia y que haya podido agradarlos. Los quiero demasiado y todo esto lo hice por ustedes.

Pregunta: ¿Creen en el cielo?

Déjenme un hermoso review contándome como les pareció el gruvia Month, no duden en decir todo lo que piensan.

Especialmente le quiero agradecer a Lymar Vastya, Doramassilvi, Mizuki-95, Airyz00, Jaii, Nekonekodesu:3, Eggplant Gypsy Moon, Lightkey27, Lacriza, LFBC, Adis Grey, Shiro-rq, Claudiacorvo, Katree, FlorecitaJG1008. Gracias.

Y finalmente a Scarletgirlinarmor por todo tu apoyo, gracias por las ideas y por ayudarme con el gruvia Month.