Recuerdame

Capítulo 3

Estoy tan nerviosa, en unos minutos más él va a llegar, ¿no podría haber elegido a cualquier otra chica? Una popular y rica como él, o alguna modelo, por qué yo. Este vestido me asfixia y me avergüenza, estoy mostrando mucho más de lo que mostraría cualquier chica decente el escote del frente está indecentemente atrevido, sólo para ser superado por el de la espalda, sin mencionar la apertura en la pierna izquierda llega apenas un poco debajo de la pelvis, me siento tan expuesta. Y aun así sería mucho peor que ese tipo tratará de meterme en esto a la mala, sobre todo considerando que mi madre está en casa esperando qué clase de hombre me convenció de participar en tan ridículo evento. Sonó el timbre y no pude evitar el sudor de mis manos, me puse de pie y salí de mi habitación sólo me faltaba colocarme los zapatos que estaban dispuestos ya en el recibidor.

-Luces bien.- fue lo único que él dijo.

-Claro, no podrías decir nada más, cuando fuiste precisamente tú quien eligió este atuendo tan descarado e incómodo.- dije sin pena ni gloria, en verdad este hombre me pone los pelos de punta.

-Siempre tienes que complicarlo todo, mujer.- algo en esa palabra me erizó los vellos del cuello. Pero preferí ignorar aquel escalofrío, sobre todo al ver que mi madre venía saliendo de la cocina.

-Buenas noches joven, ¿usted es?- preguntó mi madre con la inocencia que sólo puede poseer alguien que no conoce a este engreído.

-Mi nombre es Taisho Sesshomaru, un placer.- dijo con una reverencia el muy…simplemente me dejó sin palabras, jamás imaginé llegar al día en que este hombre pudiera mostrar un poco de modales.- Si no le molesta es hora de partir, prometo no traer muy tarde a su hija.

-Un placer joven Taisho, confío en que así sea, que se diviertan.- dijo mi madre despidiéndonos alegremente, yo sólo pude ver la infinita escalera que tendría que bajar con esas trancas que traía por zapatos.-

-Kagome, sostente.- y entonces, después de un par de escalones y esa frase del rey del hielo me vi sujeta por unos fuertes brazos al estilo me-acabo-de-casar. Traté de forcejear cuando…- Si sigues con esa actitud, te dejaré caer.- no me quedó de otra que sostenerme de su cuello y repentinamente me vi embriagada con su masculino aroma.

No me atreví a arruinar ese ambiente tan íntimo que se había creado entre "el insensible rey del hielo" y yo, ¿por qué me sentía tan a gusto en sus brazos, por qué su calor me resulta tan familiar? Sinceramente es posible que nunca sepa las respuestas a esas preguntas, pero honestamente ese hombre no me incomoda del todo, en realidad, de ser así, podría ser el hijo de la persona más importante sobre la tierra y aún así no hubiera aceptado a ir con él. Sin mencionar que fue el ladrón de mi primer beso, iba sumida en mis pensamientos cuando él se detuvo en seco. Frente a la escalera que acababa de bajar en brazos de mi némesis personal, estaba estacionada una limusina negra, un pequeño anciano sostenía abierta la puerta , tenía la cabeza inclinada, señal de que esperaba a que El Rey del Hielo subiera.

-Jaken, al colegio, de inmediato.- fue lo único que dijo antes de indicarme con un gesto solemne que subiera primero.

-Taisho, ¿por qué haces esto?- no podía más con la incertidumbre.

-Sesshomaru, tú puedes llamarme así; y algún día sabrás el por qué.- no dijo más durante el viaje , sin embargo pude notar en su voz, algo que no puedo describir, preferí guardar silencio y dedicarme a ver el paisaje nocturno a través de la ventana.

El baile, fue, ¿cómo decirlo? Intenso, bailamos juntos toda la velada y decidí que lo mejor sería dejarme ser, bebí un par de vasos de ponche que me dejaron algo mareada, nada con lo que no pudiera lidiar. O al menos eso pensaba hasta que el frío aire me dio de lleno en la cara antes de subir de nuevo a la limusina.

-Kagome, te dije que no era bueno que bebieras.- dijo mi "acompañante oficial", de modo serio, para variar.

-No es que seas mi padre.- respondí en tono inconforme, y es que una cosa era ceder al capricho de ser su compañía e incluso usar el disfraz que él había querido, pero eso distaba mucho a que yo pretendiera ser su esclava y acatara a todas sus demandas, ahora hasta pretendía controlar si bebía o no…

-No, no lo soy, mujer inconsciente, ¿sabes lo que puedo hacer contigo en el estado inconveniente en el que te encuentras?- dijo acercándose peligrosamente a mí.

-¡Calma Rey del Hielo, que sólo fueron dos vasos de ponche!- se acercó aun más a mí, sentí su aliento mentolado y entonces cuando bajé la mirada a sus labios no pude sino ver como en un segundo esos mismo sensuales labios ya me estaban devorando.

No me dio miedo incluso después de recibir su amenaza entre líneas de lo que podría hacer conmigo en un estado "inconveniente", lo que sí pasó fue que me dejé llevar, abrí la boca permitiéndole profundizar el beso y fue un completo error, o un gran acierto, aun no sé cómo definirlo, lo que sí sé es que lentamente me fue recostando en el asiento mientras se colocaba sobre mí, enredé mis brazos en su cuello, y estoy segura que no es la primera vez que pasa algo así ¿pero, cómo es posible? Sentí una de sus manos pasearse por la pierna que llevaba la abertura del disfraz que desde que quedamos en esa pose se podría decir que estaba aun más arriba que antes. Y aun así no fui capaz de pararlo, simplemente me decidí a dejar que la pasión nos consumiera, suspendió el beso y pude recuperar el oxígeno perdido, sólo para desfallecer cuando sentí su boca en uno de mis senos, a pesar de sentirla sobre la ropa yo estaba a punto de ver estrellas, paró y subió con un camino húmedo de besos hasta mi cuello, yo sólo sentía mi respiración descontrolada y no pude ni quise someter los gemidos que sus actos me provocaban, el seguía jugando con mi cuello cuando repentinamente sentí una mordida y en ese preciso instante se descargó un espasmo en mi intimidad, seguido por otro, y otro. Podría haber muerto feliz en ese segundo pero repentinamente varias imágenes pasaron frente a mis ojos, un hombre en traje rojo, un monje antiguo… me sentí sumamente confundida y tuve un mal presentimiento antes de que todo se volviera negro…

-No soy ningún Rey del Hielo, tonta…- fue lo último que escuché antes de sumirme en la inconsciencia, y en ese momento aquel susurro fue para mí una caricia…

CONTINUARÁ

Hola niñ s parece ser que se alborotaron y no sintieron la continuidad de el capítulo uno con el dos... espero que con este capítulo me explique un poco mejor. Saludos ^^ espero sigan disfrutando la historia, ciao.