¡Hola!

No sé por qué, pero la verdad hace tiempo vengo con ganas de hacer algo nuevo. Como pueden haber notado en mi perfil, las personas que me seguían desde hace tiempo, he eliminado algunas historias. Quizá las vuelva a subir cuando tenga un final adecuado para ellas, pero no por ahora.

Algunos me deben conocer y otros quizá no me hayan visto jamás en la vida, jajaja, bueno, pues Selene no está muerta, eso sí, es y difícil ahora el escribir como antes, pero esto es algo que me gusta hacer y esta una serie que amo y siempre amaré.

Les traigo una nueva historia, aún no sé ni cómo la voy a terminar, pero espero que sea de su agrado. En este episodio apenas se hace una introducción a los personajes, espero que les llame la atención, sin más les dejo leer.

Disclaimer: Naruto no me pertenece a mí, sino a Masashi Kishimoto.

Love, Liar I: La patito feo

Todos en el patio corrían de un lado para el otro, algunos jugando fútbol y otros charlando, comiendo, o simplemente mirando a sus alrededores. Los chicos de la escuela siempre eran muy activos, la mayoría tenían sus grupos de amigos con quiénes pasar el rato, pero ella siempre estaba sola.

Sentada en una banca muy apartada, la chica de larga cabellera negro azulada, piel clara y ojos perlados como la Luna, que usaba un gran y anticuado par de anteojos, comía calladamente un pedazo de pan dulce. No levantaba la mirada ni parecía querer moverse de ahí, y todos los que pasaban a su lado la ignoraban como si ella no existiese. Hinata Hyûga era la hija de un empresario exitoso, presidente de una de las más grandes compañías del país, pero ella era un cero a la izquierda al lado de las grandes hazañas de su padre.

Siempre había sido una jovencita tímida y recatada, demasiado introvertida, quién no se atrevía a acercarse a las personas por miedo a ser rechazada. Por eso siempre estaba sola, no tenía amigos y muy pocas veces cruzaba palabra con sus compañeros de clases. Para ellos, Hinata simplemente era un fantasma que se sentaba al final del salón y hacía todo lo que los profesores le pedían; una molesta don nadie.

De pronto, varios chicos pasaron frente a ella persiguiendo una pelota de soccer. Eran esos conocidos como los rompe corazones, los más populares del instituto, aquellos por los que todas las chicas babeaban.

Eran tres chicos con las más deseadas características que les hacían perfectos. Altos, atléticos, guapos. El más serio de ellos se llamaba Uchiha Sasuke. Poseía cabello negro azabache, al igual que sus ojos. Su piel era clara y poseía una mirada penetrante y misteriosa. El segundo era Sabaku No Gaara, un chico pelirrojo de tez pálida, con unos hermosos y enigmáticos ojos aguamarina, conocido por todas las chicas como el más frío y descorazonado de los tres. Y el último era llamado Uzumaki Naruto, tenía el cabello rubio y desordenado como un torbellino, con un par de ojos azules tan grandes y expresivos que podían atrapar a cualquiera, mientras que su piel era más bronceada. Él tenía un carácter muy alegre e hiperactivo, y a diferencia de sus dos amigos, no se le conocían muchas novias. Además de eso parecía sólo pensar en una chica del instituto, una joven llamada Haruno Sakura.

Mientras ellos pasaban corriendo, los perlados ojos de Hinata no hacían más que seguir a aquel rubio a dónde quiera que fuera. Desde el primer día que le había visto, no había podido ignorar su existencia como hacía con el resto de personas. Él era un ser tan luminoso, tan radiante y maravilloso, que simplemente le admiraba con vehemencia, o eso creyó al principio. Tras varios años de mirarle en silencio, siempre escondida de sus ojos azules, Hinata había descubierto que sus sentimientos iban mucho más allá de una simple admiración. Ella estaba enamorada de Naruto, pero sabía perfectamente que eso no sería nada más que un amor platónico, que Uzumaki Naruto jamás le voltearía a ver, ni siquiera por un segundo.

La campana que anunciaba el término de las clases sonó. Hinata se acercó a su casillero a retirar sus zapatos y de reojo miró hacia donde se encontraban Naruto y sus amigos. Los tres chicos parecían enfrascados en un asunto sin importancia, pues sólo charlaban y reían casualmente. Hinata soltó una pequeña risita al ver como Naruto exclamaba en tono gracioso que se vengaría de las bromas de Sasuke, para después correr detrás del azabache llamándole escandalosamente, mientras Gaara se iba muy calmado tras ellos.

—Naruto-kun… –susurró débilmente.

—Oye, tú –escuchó una voz ruda y molesta, que la hizo dar un salto y sentir que se le apretaba el corazón. Cuando se dio la vuelta pudo observar a un chico alto, de cabello castaño y ojos del mismo color, con dos marcas rojas pintadas sobre las mejillas y la mirada grosera e insultante. Utilizaba el uniforme de la escuela casi como si fuera un maleante, con la camisa medio abierta, las mangas recogidas hasta arriba y sin la corbata, además de tener un arete en la oreja izquierda.

Hinata le miró asustada, pues se trataba de Inuzuka Kiba, el montonero del instituto, el chico al que todos catalogaban de hampón, se decía incluso que tenía tratos con los yakuza. ¿Por qué le estaría hablando una persona así? ¿Acaso pensaba hacerle algo malo?

—Hey, te estoy hablando, ¿no piensas moverte para que pueda abrir mi casillero? –insistió Kiba, al ver que no obtenía respuesta de parte de la joven. Se acercó a ella intimidantemente y eso fue suficiente para que Hinata saliera corriendo, sin notar que dejaba caer algo al suelo en medio de su huida, cosa que para Kiba no pasó desapercibida.

Miró desconcertado el camino por el cual ella había huido, para luego recoger del suelo aquel objeto, que parecía ser un diario de vida.

Hinata corrió como una desquiciada hasta llegar al parque que estaba cerca de la escuela. Una vez ahí se permitió respirar agitadamente, para recuperar las fuerzas perdidas durante su carrera.

—Qué miedo… –susurró para sí.

—¡Hey, cuidado! –escuchó una voz muy conocida, que le hizo levantar la mirada casi al instante, pues se trataba de él. Cuando se alzó para ver qué pasaba, notó que un balón de soccer venía hacia ella, y éste le dio en plena cabeza, tirándole los anteojos al suelo.

—¡Acuh, eso duele! –se quejó, sobándose la zona afectada con mucho pesar.

—¡Lo siento! –le oyó decir, notando que venía corriendo hacia ella: era Naruto —. ¿Estás bien? –preguntó preocupado, pues no era su intención dañar a esa chica. Al observarla mejor se dio cuenta de que la conocía de alguna parte, pero no lograba recordar de dónde —. ¿Uh? ¿Acaso nos hemos visto antes? –preguntó con curiosidad y algo confuso.

—¿Eh? Y-yo, b-bueno… –Hinata se sonrojó como un tomate y sintió que el estómago le daba vueltas. Esta era la primera vez en toda su vida que Uzumaki Naruto le dirigía la palabra. ¡Esto era impresionante!

—¡Ah, ya recuerdo! –exclamó Naruto con alegría —. ¡Tú estás en mi salón de clases! –aseguró —. Es la primera vez que te veo fuera de ahí, casi siempre estás sola en un rincón y por eso no sé nada de ti, casi no te reconocí.

Hinata lentamente levantó los ojos, clavando su tímida y dulce mirada en la de él, como si ese momento fuese eterno. Naruto observó con sorpresa los finos y delicados rasgos del rostro de esa joven, su pequeña nariz, su boca dulce y sonrosada, su piel lozana y blanca, y aquellos ojos tan perfectos.

—Tú eres Hyûga Hinata, ¿verdad? –aseveró el rubio, observando por primera vez aquellos fascinantes ojos de la muchacha, a quién sentía que también estaba viendo por primera vez en su vida —. Wow –dijo embelesado —. Tus ojos son geniales –soltó sin pensárselo demasiado, pues así era Naruto, alguien demasiado espontáneo, que siempre decía lo que quería o lo que estaba pensando.

Por su parte, Hinata pensó que iba a explotarle el pecho debido a las sensaciones tan abrumadoras que la envolvían.

—Ah… y-yo… d-debo irme –dijo antes de coger sus anteojos del suelo y salir corriendo una vez más, como si estuviese siendo perseguida por alguien.

Naruto no le dio demasiada importancia al asunto y regresó a su juego, no sin antes coger su balón. Aunque sinceramente, aquella extraña y sombría chica no era tan fea como él y todos pensaban.

—Te lo digo de verdad, tiene unos ojos increíbles –decía Naruto a Sasuke, quién sólo le miraba como si éste le estuviese contando una broma. Todos sabían perfectamente que aquella oscura y antisocial chica llamada Hinata, era tan fea como un ogro, era por eso que no se acercaba a nadie ni miraba a nadie a los ojos. Sus anteojos enormes y aterradores cubrían la fealdad que sus padres y Dios le habían dado, y no había forma de que eso fuese una mentira.

Hinata no tenía idea de que miles de rumores corrían a su alrededor, entre ellos que era adoptada, que era una hija ilegítima, e incluso que la cambiaron al nacer. Nadie entendía como una chica tan fea y poco agraciada podía tener la suerte de ser la hija de uno de los más acaudalados empresarios del país.

—Sí claro –bromeó Sasuke —. Con lo fea que está, algo bueno ha de tener –rió de medio lado, volteando a ver a la chica que ahora estaba estudiando muy concentrada.

Naruto no pudo evitar fruncir levemente el ceño, las palabras de Sasuke le habían molestado, aunque no tenía muy claro por qué. Volteó a mirar a Hinata de forma disimulada, ella estaba atenta a sus libros y ni siquiera se enteraba de la presencia de los demás, era una joven realmente extraña.

—Como sea –murmuró el rubio. En ese momento el profesor guía entró al salón y dio comienzo a la clase.

Cuando llegó la hora del almuerzo, lo primero que hizo Hinata fue dirigirse hacia su casillero para guardar sus libros. Estaba en ello, cuando notó cierta tensión en el ambiente. Se volteó un poco asustada, dándose cuenta de que Kiba estaba justo a su lado y le observaba fijamente.

—Tapas mi casillero –dijo Kiba, el muchacho con aspecto de matón, sin apartar sus ojos de la delgada figura femenina ni por un instante. Hinata tembló de pies a cabeza, guardó todas sus cosas con la mayor rapidez que pudo y antes de salir pitando como el día anterior, hizo una corta reverencia, luego huyó como alma que lleva el diablo.

Kiba le quedó mirando aún con aquella expresión intimidante, luego abrió su casillero y entonces notó que el extraño libro que el día anterior había dejado caer la chica se encontraba dentro de su casillero, pues él mismo lo había guardado ahí para dárselo después, pero lo había olvidado.

—Oh, es cierto… esta cosa… –murmuró, echándole un rápido vistazo. Lo tomó y lo puso dentro de su mochila; se lo daría más tarde cuando se cruzaran.

Hinata llegó hasta la cafetería, respirando agitada, mientras se sentaba sola en uno de los tantos lugares del enorme lugar.

—Qué susto… –decía para sí misma, sin poder evitar seguir algo temblorosa, pues le tenía mucho miedo a Kiba.

Después de descansar durante unos cortos minutos, se levantó para ir por su almuerzo, el que servían en la escuela, pues en casa jamás había tiempo para preparar algo, su padre trabajaba y su madre había fallecido cuando era pequeña, no le gustaba que las empleadas gastaran su tiempo en hacerle comida para llevar, así que prefería servirse lo que daban en la institución escolar.

En otro lado de la cafetería, Naruto, Sasuke y Gaara se encontraban comiendo y charlando como era su costumbre.

—No hay chica en esta escuela que se me resista –dijo Sasuke con arrogancia. A pesar de que a él no le interesaba el amor, sí le gustaba mucho jugar con las mujeres, era uno de sus mayores pasatiempos aparte de estar siempre intentando alcanzar a su hermano mayor en todo.

—¡Sueña, Sasuke! –exclamó Naruto al oírle—. Mi Sakura-chan jamás te haría caso.

—¿Sakura? —mencionó Sasuke, dejando escapar una sonrisa ladina—. Ella se me declaró el Viernes, me escribió una carta de amor y me la dio detrás del gimnasio de la escuela –confesó con total arrogancia, notando la expresión de enfado que aparecía en el rostro de Naruto, lo cual le satisfacía, pues le encantaba ser siempre el mejor en todo.

—¡Mientes! –el rubio no creía lo que escuchaba. Sakura era sin duda la más popular del instituto, junto a su mejor amiga Ino eran ese par de chicas por las cuáles todos babeaban, bonitas, inteligentes y populares. Naruto estaba enamorado de Sakura desde que podía recordar, pero la jovencita de cabellera rosada siempre le rechazaba, estaba claro que ella moría por Sasuke, aunque el moreno jamás le había dado esperanza alguna, de hecho Sakura era casi la única chica bonita con la que Sasuke no tenía ninguna intención de tener algo.

—Es en serio, yo los vi –comentó Gaara, quién parecía bastante aburrido con todo aquello. Observó que la expresión de Naruto se deformaba de rabia, por un momento creyó que éste golpearía a Sasuke, pero en su lugar el rubio sólo volvió a su asiento.

—Sakura-chan… –soltó un hondo suspiro, algo deprimido. No podía entender por qué la rosada no lo volteaba a ver, ¿tan grandioso era Sasuke?

—No te pongas así, sabes que Sakura no me interesa –le dijo Sasuke, sin darle demasiada importancia al asunto en cuestión—. Es más, incluso podría ayudarte con ella y así mato dos pájaros de un tiro, me deshago de ella y tú dejas de dar lástima.

—¿Lo dices en serio? —por un momento los ojos de Naruto se iluminaron de sólo pensar que quizá Sasuke le ayudaría con Sakura y entonces, de alguna mágica forma, ella por fin le daría una oportunidad.

—Claro que lo digo en serio —contestó Sasuke—, pero obviamente no será gratis.

Gaara rodó los ojos al escuchar hablar a su amigo. Sasuke siempre con sus cosas.

—Ah, Sasuke, sabes que no tengo dinero –le dijo Naruto, frunciendo el ceño mientras que abultaba los labios ligeramente, intentando de esa forma convencer a su amigo.

Justo en ese momento Hinata iba pasando de regreso a su mesa, llevando en las manos su almuerzo. Todo habría ido bien de no ser porque un chico que comía en la mesa contigua dejó caer al piso una cáscara de banana. Los enormes anteojos de Hinata no le permitieron ver aquel obstáculo en su camino y sin más remedio se resbaló. Su bandeja de comida prácticamente voló por los aires, yendo a parar directo a la cabeza de Sasuke.

La joven apenas y había logrado ponerse de pie, para ver horrorizada como toda su comida estaba embarrada encima del Uchiha, el cual la miraba con el peor de los sentimientos de odio.

—Y-yo, l-lo siento… –intentó disculparse, asustada, no sabía qué hacer. ¿Acaso Sasuke Uchiha iba a matarla?

¿Por qué sería que ella había nacido con tan mala suerte?

Y chan chan chan, aquí acaba el primer episodio. ¿Qué creen que vaya a pasar más adelante? ¿Creen que Sasuke se vengue de Hinata? CofCof. ¿Hará Naruto algo al respecto o estará de tarugo detrás de Sakura? ¿Qué personajes o tramas les gustaría ver en la historia? Acepto idea y sugerencias porque este fanfic quiero hacerlo como un regalo a todos los que han esperado mucho tiempo por mí.

¡Selene los ama! No olviden eso. Nos vemos en el siguiente episodio. Y antes de que me pregunten, estoy haciendo continuación de los demás fanfics, sí, ahora sí es verdad, jajaja.

Good Bye.