–Amárralas.
–¿Q–qué? –creía haber oído mal, definitivamente se estaba quedando sordo.
–Tú las soltaste, ahora debes amarrarlas.
Mierda, sí había escuchado bien. Se removió un poco perturbado en su sitio y miró dudoso al pelinegro que tenía en frente.
–¿De qué te avergüenzas, mocoso? No es como si nunca me hubieses tocado.
Se rasco la parte de atrás de la cabeza mientras se acercaba, aquello definitivamente iba a ser peligroso. Pero al mal tiempo, darle prisa. Era mejor terminar con aquello de una vez.
Sus dedos temblaban levemente y un sonrojo le coloreaba las mejillas. Tratando de no hacer ningún movimiento brusco tomo las correas del pecho de su superior y empezó a ajustarlas, sintiendo la respiración de este en su cuello. Después pasó a abrochar el cinturón, acomodando la tela sobre el trasero duro y formado de más pequeño, ese delicioso culo que... Trago saliva y puso la mente en blanco, no iba a caer en ese juego. Se arrodilló, a estas alturas sus temblores eran evidentes.
Primero acomodó las correas en la planta de los pies, siguiendo con la punta de los dedos el camino ascendente hasta las correas de los muslos. Rivaille miraba todo esto con el gesto aburrido, internamente divirtiéndose ante la actitud ingenua del castaño, no podía creer que aun se avergonzara.
Eren estaba haciendo uso de todo su autocontrol para no pensar en cosas impúdicas, pero no estaba sirviendo de mucho, infinidad de pensamientos lascivos pasaban por su cabeza poniéndole nervioso al punto de no lograr cerrar las benditas hebillas. Se sentía sudar y no podía evitar que sus ojos se desviaran al bulto que tenía justo al costado de su cara.
Aquel montículo que la noche anterior había estado al descubierto, hinchado y grueso, perdido entre sus… ¡Mierda! Tenía que dejar de pensar en eso ahora, le hacía sentirse como un pervertido.
¡POR FIN! Las había cerrado todas y todo el equipo estaba en su sitio. Miro a su superior con suficiencia, pero este no le miraba a él. O quizás sí a él, pero a una parte específica de su cuerpo.
–Maldito pervertido –una sonrisa ladina cruzó los labios del Sargento, y echando por tierra todo su inhumano esfuerzo, comenzó a soltarse las correas y sacarse el cinturón.
Trató de tapar su entrepierna, mientras se alejaba del ojigris, pero en un movimiento rápido y fluido, este le había tomado de la muñeca y lo había lanzado a la cama –de nuevo–.
–H–heichou, ¿q–que…
–Cállate, te enseñaré cómo se debe amarrar una correa. –murmuró, dando un último y firme tirón al cinturón en torno a sus manos.
¡Hola, hola! Centurias sin escribir, me picó nuevamente el bichito del fanfiction y justo en periodo de parciales en la uni xD
Espero les guste, es algo cortito, para calentar los dedos. Dentro de poco estaré subiendo algo así como una historia cortita, puros drabbles no consecutivos pero de cierta forma ordenados cronológicamente, misma pareja por supuesto, bastante cliché en realidad: ya saben, lo típico, negación, como lo aceptan, y fin de la historia antes del lemon para dejarlos con las ganas jajajajaja. No será gran cosa, sólo por darme un gusto.
Sin mas, si consideran que merece algo, un review me haría mas que feliz.
¡Gracias por leer, besos a todos!