Primero me gustaría ofrecer una disculpa por el tiempo que me tarde en volver a subir la historia, tuve algunos inconvenientes, pero prometo que seguiré con ella, estaré subiendo un capitulo por semana, así que no se desesperen mucho. También me gustaría aclarar que la trama está planteada en un universo alterno, es por eso que algunos personajes se comportan diferente.

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Los personajes de PJ NO ME PERTENECEN.

A través del tiempo, la Guerra entre los Dioses o sus hijos había sido algo habitual, aunque para los mortales significaban miles de muertes, quienes se quedaban impotentes al no poder detenerlas. Habían sido centenas de guerras causadas, pero los Dioses se mantenían ajenos, sin que les importará el destino de los mortales, a pesar de que eran los culpables de las matanzas. Después de que cada guerra llegaba a su fin, prometían hacer cambios, para que ya no hubiera más , pero su efecto sólo duraba un par de años incluso hasta meses, antes de que volvieran a su actitud normal. El día de hoy, para los mortales, era un día de fiesta, casi en todos los rincones del mundo celebraban el fin de la guerra, la que había provocado millones de muertes por todo el mundo, aunque ese ambiente festivo no se observaba en el Olimpo. Los Dioses y habitantes del lugar, estaban cabizbajos, las calles lucían vacías, en la sala del trono, la situación era igual. Doce tronos se encontraban distribuidos por toda la sala, al igual que el trono provisional de Hades, el Dios de los Muertos, se veía agotado, pero era incluso el más feliz de todos los presentes de que la Guerra hubiera terminado. Por años se mantuvo trabajando día y noche tan solo para poder cumplir con sus obligaciones, algo que agotó a todos los habitantes del Inframundo, quienes habían esperado con ansias el final de la guerra. Poseidón se mantenía tranquilo, sus hijos en esta ocasión se habían mantenido al margen de la guerra y su reino no fue tan afectado, Ares se mantenía jugando con Afrodita, Dionisio por otra parte se mantenía dormido, roncando tranquilamente. Apolo y Artemisa se encontraban peleando por ver quien era el mejor arquero, Deméter y Hera charlaban acerca de las consecuencias de la guerra. En el otro extremo de la habitación se encontraba Hefesto, escribiendo nuevas ideas para avergonzar a Ares y Afrodita. Sólo Atenea y Hermes se mantenían en silencio, ellos habían sido testigos de la masacre que fue la guerra y las consecuencias que trajo para los mortales. Zeus a diferencia del resto, era él que más feliz, estaba orgulloso de que sus hijos resultarán los ganadores de la guerra, sin interesarle cuantos mortales murieron, lo que en verdad era importante era que todos vieran quien mandaba en el Olimpo.

— Todo esto ha sido una barbarie, no podemos dejar que esto vuelva a suceder — rugió la Diosa de la Sabiduría, estaba cansada de tener la misma discusión cada vez que terminaba una guerra y que nunca aprendieran la lección. ¿Qué tenía que pasar para que entendieran? — Durante milenios mortales han muerto por su culpa, es momento de parar con esto.

Todos guardaron silencio observando la reacción de Zeus, solo el ruido de los ronquidos de Dionisio se escuchaban por la sala.

— Atenea tiene razón, esto se ha salido de control, ahora no sólo fue una guerra en un país, fue en todo el mundo — dijo Hermes, — Han sido millones de mortales afectados y ni que decir de todos los que murieron.

— Se equivocan hijos, los únicos culpables, fueron los hijos de Hades, ellos fueron los verdaderos culpables de todo esto — exclamó Zeus sin percatarse que la mayoría de los Dioses estaban molestos con él.

— ¿Eso es lo único que dirás? — exclamó Deméter, no podía entender lo insensible que era su hermano. — Se que no eres tan idiota.

— Mis hijos sólo hicieron lo correcto.

— ¿Y acaso se te olvidó que tus hijos mataron a más de miles de personas? — exclamó furioso Hades, levantándose de su trono para encarar al Rey de los Dioses. — ¿Ó es qué acaso no recuerdas la bomba que lanzaron?

— Es mejor que no digas nada Hades, recuerda que fueron tus hijos los que ocasionaron esto — exclamó Zeus.

—Lo que en verdad nos debería de importar, es dejar que estas guerras sigan sucediendo — exclamó Artemisa, — No podemos seguir así.

—A mi ni me vean, mis hijos no hicieron nada — exclamó Poseidón al ver que la mayoría de los presentes lo veían.

—Tal vez en esta ocasión no, pero ¿recuerdas lo que hicieron tus hijos la última vez? — añadió Atenea, — Es tiempo de que en verdad asumamos la responsabilidad de todas las guerras.

—Eso le tendrías que decir a mis hermanos — añadió Zeus sin dejar de sonreír, lo que solo provocó que tanto Hades como Poseidón se molestaran.

—Casi todos hemos sido culpables, pero debemos detener esto antes de que acabe peor — dijo Apolo esperando evitar una pelea entre los Tres Grandes.

— Creo que ha llegado el momento de que ustedes se abstengan de tener más hijos, la próxima guerra puede acabar con todos nosotros, no podemos arriesgarnos — dijo Hera intentando detener la pelea, pero sólo consiguió enojar a Poseidón y Zeus.

— Tú no eres nadie para prohibirme tener hijos — comentó Poseidón golpeando con furia su tridente, estaba más que preparado para atacar al que tratará de obligarlo, ¿Quiénes eran para sugerir eso? Después de todo sus hijos se habían mantenido apartados de la guerra.

— Deben de entender, si seguimos por el mismo camino solo vamos a provocar nuestro fin — dijo Artemisa tratando de convencer a los Tres Grandes, ajeno a todos los Olímpicos, una niña desde la chimenea veía con tristeza la discusión que tenían los Dioses, no podía entender por qué actuaban así.

— Soy el Rey de los Dioses, nadie de ustedes me puede prohibir algo, estoy por encima de todos ustedes — rugió Zeus furioso, era el Rey de los Dioses nadie le iba a obligar a hacer algo.

—En está ocasión estoy de acuerdo con mi hermano, ninguno de ustedes me puede prohibir eso — añadió Poseidón golpeando su tridente al piso.

— Padre debes de reconsiderar la idea, sus hijos solo han traído caos — espeto Atenea, — ¿Cuántas más muertes necesitan para reconsiderar las cosas?

Zeus sujeto con fuerza su rayo maestro dispuesto a atacar al siguiente que se le ocurriera prohibirle tener más hijos, — Creo que tienen razón — añadió Hades, el resto se los Dioses observaron incrédulos, — A pesar de que no me importa lo que les pase a los mortales, estoy cansado de tener que ampliar el Inframundo cada que ocurre una guerra.

— Ese no es mi problema Hades, después de todo ese es tu reino — añadió Zeus con desdén.

— ¿Se te olvida quién fue el que me envió al Inframundo? — espeto Hades levantándose de su trono dispuesto para atacar a Zeus, para la fortuna del consejo, Poseidón se interpuso entre sus hermanos para evitar la pelea.

— Tranquilo hermanos — dijo Poseidón, pero eso no ayudó para calmar la furia de ambos Dioses.

— Sólo recuerda Hades, que tu no tienes poder dentro del consejo, solo eres más que un simple invitado a la reunión, tu no tienes ni voz ni voto — dijo Zeus sin dejar de sonreír, estaba esperando el ataque de hermano, Hades apretó los puños pero antes de que algo pudiera ocurrir Apolo se levantó de su reino.

De los Dioses más antiguos, un mestizo llegará a los veinte años en contra todo lo predicho.

En las profundidades del pozo, el tiempo eterno y el destino, despertarán de su largo sueño.

Los antiguos enemigos se volverán a encontrar, tendrán que dejar sus diferencias para rescatar a los prisioneros.

El héroe tendrá que enfrentarse al tiempo y el destino, una sola decisión con sus días acabará.

El Olimpo preservará o asolará

Todos los Dioses se quedaron en silencio, sólo los ronquidos de Dionisio se podía escuchar, aunque todos los Dioses tenían gestos de preocupación, el más afectado era Zeus.

— Creo que debemos de reconsiderar la idea de mi esposa, debemos prometer que ya no tendremos mas hijos — dijo Zeus viendo fijamente a Apolo, esperando que todo lo que había escuchado solo fuera una mala broma.

— ¿Y por qué lo haría? — comento Hades sonriendo maliciosamente, el resto de los Olímpicos permaneció en silencio esperando que la discusión no terminará en algo peor. No querían que empezará otra guerra entre los Dioses. — Después de todo soy más que un simple invitado en el Olimpo, no tengo ni voz ni voto, ¿no es así?

Zeus golpeó su rayo maestro evocando un par de rayos que iluminaron la sala, — No voy a permitir que una escoria tuya o de Poseidón destruya todo lo que he construido — Hades sólo se quedó en silencio sin dejar de sonreír, lo que sólo provocó que Zeus estuviera aún más furioso.

— ¿Y qué harás para evitar que eso pase hermano? — exclamó Poseidón uniéndose a la discusión.

— Les juro que voy a matar a cualquier engendro tuyo o de Hades, lo juro por el Río Estigia — dijo Zeus sin apartar la vista de sus hermanos. Un ligero temblor estremeció la sala mientras una densa capa de humo negro cubría gran parte de la sala, pero ninguno de ellos se esperaba que una ráfaga de fuego golpeará a los Tres Grandes.

— Me he cansado de escuchar sus peleas — exclamó furiosa la niña, que hasta hace unos momentos estaba sentada en la chimenea. — Lo mejor que pueden hacer es que ustedes tres deben jurar que no tendrán más hijos y la profecía nunca se cumplirá y podremos terminar con esta estúpida discusión.

— Estoy de acuerdo con Hestia, debemos de parar con esto — añadió Atenea viendo al resto de los Dioses esperando que estos la apoyarán.

— Esta bien, así se hará — dijo Zeus al ver que no iba a contar con apoyo del resto de los Dioses, Poseidón y Hades no tuvieron mas oportunidad que aceptarlo.

— Juro por el Río Estigia no volver a tener un semidiós.

Un rayo resonó por el lugar, confirmando el juramento que habían echo, pero a pesar de todos sus esfuerzos por tratar de evitar que la Profecía nunca se cumpliera, no fueron suficientes, sólo bastaron 50 años para que Poseidón y Zeus rompieran su promesa, comenzando con la cuenta regresiva.