NOTA: Antes que sigan quiero decir que este era un fic que yo quería escribir aparte desde hace muuuuchos años, pero luego pensé que podía ser la segunda parte y final de este. Quienes conozcan la historia de Buffy la caza vampiros encontrarán muchos guiños a ese universo, cambié muchas cosas, obviamente, por gusto y por acomodar la historia a mi universo. Espero les guste.


Tu potencial y mi sangre

Una vez que salió corriendo del hospital, la noche ya había caído. Pensó que ir a esperar el amanecer, pero probablemente estaría tan nublado, que solo sufriría quemaduras y no lograría su objetivo de desintegrarse. Pensó en correr hacia abajo, buscar en los estados soleados una muerte definitiva, cuando se la nada una bala atravesó su pierna, no cicatrizaba, el dolor era quemante y comprendió que lo habían atacado con plata. Alguien lo había descubierto. Tres hombres enmascarados y vestidos de negro se avalanzaron contra él y lo encadenaron usando el mismo metal susurrando oraciones en latín. Sin más fuerzas y entregado a su destino, se desplomó.

Al despertar estaba en un calabozo y podía oler y escuchar que muchas personas estaban reunidas cerca de él, pisos más arriba. No podía escuchar el tono de sus conversaciones porque se sentía débil, seguro porque estaba en un lugar bendito. Habían sacado la bala de su pierna pero no los grilletes, la herida seguía en parte abierta. Esperó unos días, estaba comenzando a tener sed, estaba atado, débil, sediento y rodeado de vivos. Lo único que lo animaba, era que lo más probable es que lo matasen antes de cometer un crimen.

Cuando abrieron la puerta había cinco hombres, recitaban oraciones haciendo que se desplomara, pusieron una máscara, como una bozal en su cabeza y lo trasladaron a un vehículo. Arthur no tenía idea dónde estaba, pero notó que hacía más calor, así que asumió que estaba en el sur. al sacarlo del camión, pudo notar otro grupo de personas, unos tipos con trajes y capuchas marrones alrededor de una chica.

-... el ritual debe realizarse exactamente como lo planeamos, si él bebe de tí también, serás convertida, sino logras hacerlo y te atrapa, te matará, ¿has entendido?

La chica asentía con determinación y de pronto vio que lo estaban soltando. No, no, no. ¿Es que no sabían que estaba hambriento? Su fuerza regresaba rápidamente y entonces no tuvo más remedio que largarse a correr. Estaban en medio de la nada, hectáreas de bosque y a kilómetros, plantaciones de maíz. Debía alejarse de estas personas y encontrar algún enfermo, algún animal que comer. Rápido.

Pero la muchacha le estaba dando alcance y de la nada, con fuerza y precisión unas boleadoras se ataron a sus pies y lo hicieron tropezar. Ella se puso delante suyo en una posición combativa, Arthur rugió amenazante y desesperado. El pulso de la chica estaba a mil, como si hubiera agotado toda su energía en darle alcance.

-¡Debes irte!

-¡No!, debo concretar el ritual - contestó ella acercándose a él, el inglés gruño, mostró sus dientes mientras sus pies luchaban por liberarse. Ella lo golpeó con una patada muy certera. Se notaba que sabía golpear, sus músculos eran fuertes y sabía cómo dirigir su fuerza. - ¡Ja!, ahora no puedes pelear ¿verdad?, pero cuando mataste a mi abuelo en el hospital seguro no dudaste en destrozar su cuello, ¡Pelea, demonio!

- ¿Tu abuelo?, ¿eres nieta de Alfred? - contestó Arthur liberándose y saltando hacia una rama de un árbol.

-¡No tienes derecho a llamarle así!, ¡Ven acá! ¡Cobarde!

-¿Es esto una fría vendeta familiar?, porque si es así no me opongo

-Es una venganza y una misión, aclaró la chica.- Era alta, tenía una figura fuerte y atlética pero no por eso dejaba de ser femenina. Tenía el cabello rubio con reflejos anaranjados, su piel dorada y unos inconfundibles ojos azules. Por supuesto que era la nieta de Alfred.

-Muy bien entonces - aceptó el inglés bajando del árbol.- Pero quiero que sepas que no quería hacer daño, yo amaba a tu abuelo.

-¡Pero qué dices, eres un monstruo!, ¡No puedes amar a nadie!... ellos me dijeron que intentarías manipularme. - Nuevamente se puso en guardia y lo aventó lejos de una patada. Aparte de tonta e insolente, era fuerte y era la nieta de Alfred, pero Arthur ya se estaba cansando de ella. Se puso de pie y le dio una bofetada que la desequilibró, la muchacha cayó y sacó una estaca de su chaqueta.

-Veo que andas preparada.

-Una cazadora siempre está preparada.

-¿Cazadora?- Arthur había escuchado hablar de esto, de hecho Heracles, dentro de las enseñanza que le dejó, le había explicado todo.

Existe un consejo en Inglaterra que se dedicaba a luchar contra lo sobrenatural, investigan demonios, vampiros, lobos y muertos vivientes; desarrollan armas para asesinarlos y protegen las cinco puertas del inframundo. En los cinco continentes existe una anomalía, un lugar que vincula con la dimensión infernal de donde vienen los demonios, se les llama "bocas del infierno" y si se activan al mismo tiempo se puede desatar la apocalipsis. Cada una de ellas tiene una cazadora, una chica que es entrenada y luego mediante un ritual que involucra un demonio o vampiro, activa sus poderes para poder hacer frente a las batallas.

-Pero tú no eres una cazadora aún, o no- el británico probó su punto golpéandola de nuevo y lanzándola unos metros más allá. -Eres una potencial, apenas, una chica dura, pero podría hacerte pedazos...

-Podrías intentar hacerlo - respondió la chica poniéndose de pie y corriendo hacia él, Arthur esquivó varios golpes y le dio un empujón.

-¡Estás jugando conmigo!

-y ¿Qué quieres que haga?

-¡Pelea en serio!

-¿Con una cría?... no se puede bailar en serio con una cría

-Ya me mostraré lo que puede hacer una cría - reclamó ella haciéndole una zancadilla y sacando una cuchilla, la iba a dirigir a su cuello cuando él tomó su mano con fuerza.

-Estas loca si crees que sabiendo que eres su nieta dejaré que me uses para activar tus poderes - Se concentró y la lanzó con sus manos lejos de él. La chica jadeó con sorpresa.

-Deja de hablar de mi abuelo como si lo conocieras.

-Oh, niña, yo conocí a tu abuelo y tal vez no pude hacer nada bueno por él, pero no dejaré que te mates por una estúpida causa.

Y dicho esto se lanzó a correr para alejarse de ella.

-¡Se escapa!- gritaron y entonces, tres balas lo atravesaron y lo derribaron.

Volvió a despertar en un calabozo. Se exasperó, si no lo mataban, era porque querían hacer el ritual a toda costa. Tal vez debería pelear en serio con ella, para que se diera cuenta que no valía la pena y lo matara y ojalá desistiera de sus opciones vocacionales. Aunque, si ella era la mitad de obstinada de lo que fue él, probablemente se buscaría otro vampiro o demonio.

Sus ideas fueron interrumpidas por la puerta. Ella venía entrando con un jarrón de greda.

-Han pasado días, así que te traje algo - la chica puso el jarrón en el suelo y una bombilla en él. Arthur olfateó la sangre de cerdo y comenzó a beber desesperado. Estaba tibia, era humillante, parecía un bebé al que traían el biberón.

-Estuve hablando con mi abuela y... me contó que mi abuelo sí tuvo un amigo Arthur, hace años, antes de que se casaran.

-Te lo dije.

-¿Por qué lo mataste?

-Porque él me lo pidió

-Oh, no, tal vez con tus chicas eso funcione, pero a mi no me jodas...

-Estaba muriendo, quería irse con algo de aventura, fue mi mejor amigo, ¿Qué querías?, le di gusto...¿Acaso dudas de que tu abuelo quisiera tener una última aventura extrema antes de irse?

La muchacha lo miró con desconfianza unos segundos, estudiándolo.

-Te creo... casi- se puso de pie y lo miró hacia abajo agregando - obtendré lo que quiero de tí ¿sabes?

-Eres muy engreída para ser solo una potencial, niña...

-soy Emily y voy a beber tu sangre, me convertiré en cazadora y te mataré

La chica volvió más tarde, armada. Una cuchilla, una estaca y una cadena. Arthur se puso de pie, se sentía más fuerte pese a los grilletes. La chica se acercó y le dió un puñetazo, él respondió con una patada, sintió una cadena agarrarse de su brazo y jaló de ella para acercar a su atacante y la expulsó de una patada; la cadena ahora era suya y no era de plata, así que tenía un arma.

Emily se paró frente a él, estudiando por donde abordarlo, Arthur se balanceaba en pose combativa, esperando cualquier movimiento. Emilý corrió de frente pero cuando iba llegando, dobló intentando ponerse tras de él; el inglés se agachó, se echó hacia atrás embistiéndola, la lanzó en una llave y una vez que estuvo en el suelo la aprisionó usando la cadena.

-Creo que estás pecando de ingenua niñita, te están usando, ahora te ayudan porque te necesitan, pero cuando estés vieja, si es que llegas a los treinta años, te dejarán morir para poner a otra en tu lugar- la chica gruñía y jadeaba furiosa bajo él, así que tuvo que aplicar más fuerza- te han dicho que somos los malos, que no tenemos alma, pero eso es porque tenemos que matar para vivir, ¿cuál es la excusa de ellos? ¿cuál es tu excusa?

La dejó ir saltando lejos, la muchacha lo miró horrorizada y salió corriendo dejándolo solo en la celda.

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Horas más tarde, unos pasos se escucharon. Era ella nuevamente, entró sin hablarle y lo liberó. No traía un arma, venía sola, con una expresión desolada y al ver que el inglés no la atacaba suspiró cansada.

-No me sirves de nada, no puedo ganarte, no me dejas hacer lo que quiero, tendré que buscarme a otro.

-¿Y yo qué?

-Tú te puedes ir a la mierda.

-Pensé que querías vengar a tu abuelo.

-No puedo vengar a mi abuelo sin mis poderes de cazadora, así cuida tus espaldas, porque cuando los tenga, iré tras de tí.

-No suenas muy convencida ahora, pequeña.

-Deja los motes cariñosos para tus chicas.

-¿Celosa?

La chica rodó los ojos y lo agarró de la manga de la chaqueta. Lo condujo por corredores estrechos hasta llegar unas escaleras. Al subir, se encontraron en una vieja capilla de piedra. Arthur ahora conocía la ubicación del escondite del consejo en América. Si tan solo le interesara.

-Ahora lárgate, antes de que me arrepienta.

Arthur hizo un amago de salir, pero luego corrió hacia el altar y abrazó el enorme crucifijo. Su cuerpo comenzó a llamear; esa sería su muerte. O al menos eso pensó. La muhacha lo apartó bruscamente de allí y lo aventó lejos.

-¿Pero qué mierda pasa contigo? ¿Es que los vampiros son idiotas?

-Te estoy ahorrando el trabajo, pequeña, no tendrás que perseguirme para matarme -Intentó volver a su muerte, pero ella lo apartó de un puñetazo.

-Dios...

-¿Qué?

-Cuando dijiste que amabas a mi abuelo... ¿te refieres a que lo amabas?

-Eres redundante y pareces una estúpida, déjame morir ahora

-¡No! - ella volvió a interpornerse y se llevó una mano a la boca - Mierda, ¿estabas enamorado de él?

-No seas ridícula...

-¿Por eso no quieres matarme?, ¿Es esta una cosa perversa de vampiros? ¿enamorarse de viejitos?

-Lo conocí cuando tenía dieciocho años, no soy un pervertido...

-¿Acosaste a mi abuelo casi setenta años?... oh Dios mío- la muchacha estaba experimentando una mezcla de horror y admiración.

-No lo acosé, ¿sabes?, nunca lo perseguí, así como crees... yo... no tengo que darte ninguna puta explicación, jódete.

-Voy a conseguir a otro vampiro, uno torpe, más torpe que tú y conseguiré lo que quiero y lucharé a muerte con fuerzas desconocidas...

-¡Pues bien por tí! ahora déjame morir tranquilo...

-O podrías ayudarme... -propuso la chica. Arthur pensó que estaba entrando a la dimensión desconocida. - Podrías darme tu sangre voluntariamente y ayudarme, y así te aseguras que no me mate.

-¿Sabes por qué mi sangre te dará poderes?

-Porque soy una potencial y tu sangre activará eso de cazadora que místicamente heredé al nacer... me dará parte de tus poderes, por eso prefiero que seas tú a un debilucho, peleas bien...

-Tendrás parte de demonio en tí, ¿te dijeron eso?, serás menos humana, poderosa, pero un poco demoniaca, ¿quieres eso, señorita heroína?

-Es necesario, tú no entiendes nada, porque nunca has tenido que sacrificar algo por un bien mayor.

-¡No te atrevas!, no sabes nada de mí, eres una cría, no me conoces... demonios, ahora no sé si matarme o matarte para no tener que escucharte más...

-Ninguna de las dos, me dejarás beber tu sangre y luego me ayudarás a controlar mi fuerza, si quieres luego de eso, te vas a la mierda.

-¿Quieres que yo, un vampiro, te ayude a entrenar para cazar vampiros?, estás demente...

-No más que tú, has tenido al menos tres intentos suicidas desde que te conocí, eso en los libros de salud mental es demencia...

Y lo dijo con un tono tan serio, tan ridículo, que Arthur se largó a reir con una frescura que hace tiempo no sentía.

-Debes ser... la persona más exasperante que he conocido en más de setetenta años...

-Eso significa que aceptas, ¿verdad?

A la mierda. No podía dejar sola a la nieta de Alfred en una misión suicida. Redención le llaman algunos.

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Juntos buscaron una cabaña vieja en las afueras de Atlanta. Emily conseguía sangre de cerdo de forma constante y él la entibiaba en el microondas. Ella iba a la escuela de día - estaba en último año de preparatoria así que no era una cría, había dicho - entrenaba con su vigilante por la tarde y en las noches lo iba a ver, iban al bosque y luchaban unas horas. Él le contaba datos útiles acerca de los de su especie y ella, pese al recelo constante, parecía tomar bastante en serio sus consejos.

El ritual había sido rápido y gentil, para él. Ella le había cortado con la cuchilla de plata, una abertura apenas y había bebido sin que él pusiera resistencia. Luego él había lavado su herida y la vio cerrarse, pero ella había comenzado a sentirse terriblemente mal. La tuvo que recostar y vigilar su malestar, Drusilla le había contado de esto, si un mortal bebía sangre de vampiro sin que ellos tomaran sangre del mortal, entonces moriría. A menos que fuera una potencial.

¿Será posible que el consejo se equivocara?

"Vamos, no, no otra vez..." pensó Arthur con pesar, evaluando si morderla o no. Tal vez si la convertía no moriría. Tal vez si la mordía en ese momento, mientras aún convulsionaba en fiebre, no sería demasiado tarde.

Entonces ella se había despejado de pronto, enderezándose con rapidez.

-¿Estás bien?

-Creo que he vivido...

-¿Y?

-No lo sé... ¿quieres que probemos?-al principio el inglés no había entendido, pero ella se puso de pie, adoptó su caractérística pose de combate y le dijo- Vamos, ¡no seas marica!

Estos niños de hoy en día.

Entonces ella le había asestado una patada tan poderosa que le astilló una costilla. Arthur se quejó, sin levantarse entonces ella corrió hacia él.

-Dios, mío, ¿te he matado?

-Para desgracia tuya aún no.

Luego de eso todo era distinto, ella era fuerte, ya no debía protegerla - tanto- había comenzado a pelear con mayor efectividad y ahora Arthur no debía contenerse al entrenar ni al confiar en ella en los patrullajes nocturnos en que salían a cazar juntos. Una noche, cerca de las dos de la mañana, cuando iban a despedirse, el inglés pensó que estaba viendo visiones.

-¿Drusilla?

La mencionada estaba frente a él con un elegante vestido negro, tacones y un peinado que recogía todo su cabello desordenadamente. Sus ojos rojos brillaban en la oscuridad.

-Nikolai me había dicho que estabas acá, con la cazadora, pero no quise creerle...

-No es lo que parece...

-Hola - hizo señas Emily con desparpajo - ¿es tu ex esposa? ¿Es tu esposa?

-¡Mierda!, Em, ¿Podrías...?

No alcanzó a terminar su frase porque Drusilla se había avalanzado sobre Emily, la americana por suerte era ágil y pudo esquivarla y hacerle frente en cierta igualdad. Arthur debió ponerse en frente de ambas empujando a su sire y golpeando a la cazadora.

-¡Joder! , ¡Qué mierda les pasa!, ¡Es que no pueden hablar las mujeres antes de matarse!

-Fue tu novia sicótica la que intentó matarme - respondió Emily indignada.

-Arthur... tienes que dejarme matarla, para liberarte, es por tu bien...

-¿Liberarme? No, no, lo estás entendiendo mal, no debes liberarme... Estoy bien, Dru- la rumana no parecía convencida, así que debió decirle - es la nieta de Alfred...

Drusilla se agarró la cabeza con las manos y lo miró con incredulidad.

-¿La cazadora es la nieta de Alfred?...¿Quieres que te crea eso?

-Es cierto, lo sé,no te dejaré matarla

-Está bien, y aunque así sea...

-Estoy acá, no tienen que hablar de mi como si no estuviera- interrumpió Emily con un irritante canturreo infantil.

-Supongo - continuó la rumana - que no planeas quedarte cincuenta años mirándola envejecer y morir, porque no te dejaré...

-Ugh, no, eso es acoso - comentó Emily.

-... además siendo cazadora probablemente la maten pronto, tú lo sabes y no hay mucho que puedas hacer para impedirlo

-Pero lo haré - respondió Arthur - lo impediré, no dejaré que la maten

-Arthur, sé realista...

-No, Dru, no transaré con esto, no te dejaré matarla, no me iré contigo, me quedaré con ella, porque se lo prometí y porque se lo debo a Alfred.

-¿Y qué vas a hacer si un anciano se entera? ¿Si Heracles se entera?

-Tú no le vas a decir, Nikolai tampoco, no me amenaces con eso...

-Heracles - interrumpió la cazadora - así como, Heracles Karpusi

-¿Cómo diablos sabes de él - preguntó el inglés.

-Está en los libros, mi vigilante me habló de él, tiene más de dos mil años... es un clase 2

-¿Perdón?- Drusilla parecía indignada.- ¿Ahora, nos clasifican?

-Sí, ya sabes, los clase uno son los que vienen directo de la dimensión demoníaca, un turok han, luego están los clases dos, engendrados desde un humano por un turok han y luego los clase tres, humanos engendrados por un clase dos u otro clase tres... ¿o algo así?

-¿Ah sí?... de pronto me siento poca cosa - comentó Arthur con un tono humorístico. Drusilla no podía creer su actitud, pero ambos seguían tonteando, ignorando su presencia.

-¿Y es guapo... ese Heracles?, dicen que es griego

-Diablos, mujer, ¿Cuánto tienes? ¿Doce?

-¿Sabes qué?, olvídalo, si quieres quedarte a sufrir por otro humano, es cosa tuya, si quieres que te maten por culpa de ella es tu problema, pero recuerda que yo vine por tí- advirtió la vampiresa.

-Y te lo agradezco..., Dru, en serio... pero no me iré contigo.

Arthur debió observar como Drusilla se iba sola, con preocupación. Esperaba que no le pasara nada, que estuviera bien viajando sola, que ojalá Nikolai estuviese por allí y no anduviese sola. Emily se mantuvo en silencio el resto del trayecto, había aceptado que él la escoltase a su casa y luego antes de despedirse dijo.

-Antes de conocerte pensaba que todos los vampiros no tenían alma, que eran malvados y que merecían ser cazados...- el británico la quiso interrumpir, pero ella continuó - me doy cuenta de que son solo personas con poder, personas que viven demasiado y necesitan matar para comer... imagino que cualquier con ese tipo de habilidades, con cualquier poder en realidad corre el riesgo de creerse más que el resto, mirar en menos la humanidad y perder su conciencia y no sé... ¿Acaso no es eso lo que le pasó a Hitler?

-Hitler mataba por gusto- acotó Arthur.

-El punto es que cualquier persona puede ser desalmada si le das el poder suficiente para aplastar a otro y... yo confío en tí.

El vampiro se quedó sin ninguna respuesta ingeniosa. Emily estaba seria, evitaba mirarlo y agregó.

-Has desafiado a tu Sire por defenderme, eso significó mucho... no lo olvidaré, digo, ¿la viste?, es preciosa, estoy muy impresionada, wow, Arthur, tienes lo tuyo...

-Eres una idiota, no sé por qué dejé ir a una vampira tan bella por tí-

La chica se despidió dándole un empujón. La noche estaba clara y tibia estaba empezando el verano. Su segundo verano en Georgia.

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Arthur no sabe en qué momento, debió ser durante los entrenamientos, patrullajes, cacerías, peleas constantes. Pero Emily se había convertido en una mujer. En cinco años la había visto graduarse, rebelarse al consejo y cruzar por dos relaciones de mal final.

La primera había sido con un compañero de universidad, él había olfateado el olor de un hombre en ella y entonces le había preguntado, qué pasaba. Ella le había contado que había conocido a un chico, Ben, que era un jugador de futbol y el había dicho "Seguro es un cabeza de músculo", a lo que ella había contestado "Seguro tú eres un genio de la ciencia, señor acosador de abuelos".

Esa relación había sido puramente física, porque siempre que salían ella llegaba impregnada con su olor -evidentemente luego de tener sexo -, pero nunca contaba de alguna conversación o algo que supiese de él. "¿Tu chico sabe que como pasatiempo luchas por el amor y la justicia bajo la luz de la luna?", "Eres un idiota..."

Luego vino Stuart, era un tipo grande y bonachón que conoció en la calle. Al principio se veían en las tardes y luego ella comenzó a hablar de él. Stuart era policía, sabía de primeros auxilios, ayudaba a quien podía siempre y la iba a dejar a casa de noche para que no anduviera sola. "¿Le has dicho que tienes más fuerza que Hulk?", "¿En serio? ¿Hulk?", "También su carácter de mierda... y su cara de bestia".

Pasaban meses y de pronto el tal Stuart sabía que ella era la cazadora, venía a patrullar con ellos; si bien era policía, sabía artes marciales y la mayoría de las veces se defendía solo, muchas veces habían tenido que salvarle el pellejo. Muchas de esas veces Emily lo había intentado alejar de su trabajo para no ponerlo en peligro, pero el tipo duro no podía soportar que ella lo quisiera proteger a él y que encima de todo trabajase codo a codo con un vampiro. Entonces se había cansado, pidió un traslado y se fue a otro estado.

Ella había intentado hacerse la fuerte, se sacó la frustración matando demonios, pero un día había terminado llorando en sus brazos. "¿Es que siempre estaré sola?" y él le había querido decir que no estaba sola. Pero no tenían ese tipo de relación, dulce, sincera. La de ellos era una relación infantil, repleta de ironías, golpes y chistes adolescentes en que se sacaban la madre mutuamente, sin rencores.

Fue entonces que Arthur decidió que debería comenzar a hacer algo por su vida. De día su actividad era leer, o ayudarle a estudiar a ella, o ver televisión, o administrar sus finanzas desde su laptop. Eso no era vida, él debía ser algo más que el perrito de la cazadora. Aprovechando que ella dijo que saldría a celebrar su cumpleaños con sus amigos - al que él no estaba invitado, muchas gracias - decidió ir a un bar. Terminó en una discoteca, se tomó unos tragos, Iggy Pop sonaba y una chica muy bonita lo miraba intensamente. Con galantería se acercó a decirle cosas al oído, ella reía, terminaron bailando sensualmente en la pista de baile. Ella tenía la piel muy suave, tal vez esa noche podría aliviar algo de tensión...

-¿Qué demonios haces acá?...- Emily estaba parada al lado de ellos con una cara de suegra enardecida que tan bien le salía cuando se cabreaba - cinco palabras o menos.

-Vine aquí a bailar...- contestó contando las palabras y agregando - perra.

-¿Es esta tu ex?- preguntó la chica con la que estaba bailando.

-Oh no, no ex, nada de ex, yo y él jamás...

-Es solo una amiga molesta que conocí gracias a un amigo, pero ya se estaba yendo...

-Oh no, a mi no me ninguneas- Emily lo agarró del brazo y lo llevó a un rincón.

-No has venido a cazar, porque acordamos que no lo haríamos, así que cuéntame qué haces acá con una chica, humana, bailando.

-Estaba aburrido, quería conocer gente ¿Qué tiene de malo?

-Es raro... no me gusta, te recuerdo que eres un vampiro y yo la cazadora, así que explícate.

-Vamos,amor, sabes que no como carne, ¿Qué tiene de malo que quiera buscarme un polvo? ¿Han pasado años sabes?

-Oh dios - Emily puso un gesto horrorizado y agregó - no me hables de tu vida sexual... o falta de ella

-Tienes razón, sabes qué, no tengo por qué hacerlo, deberías irte con tus amiguitas, dejarme disfrutar mi noche libre y disfrutar la tuya, haciendo lo que sea que hagan los críos de tu edad, porque los dioses saben que necesitas distraerte un poco... y ¿sabes? ¡qué me importa lo que hagas!, nunca me has agradado de todos modos y tu cabello luce estúpido hoy...

Emily contuvo el aliento ofendida, como una niña mientras el vampiro se iba del local. ¡Pero quién se creía que era!, ¡Estúpido Arthur, anciano, acosador de abuelos! ¡Chupasangre!

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Al día siguiente debía confesar que se sentía algo estúpido. ¿Por qué había reaccionado así? es cierto que nunca ha tenido reacciones maduras cuando se trata de Emily, pero eso no justificaba la pelea - la discusión de kindergarden - que tuvieron en el bar. Pensó en esperar que llegara y disculparse como el caballero que normalmente era cuando estaba sin ella. Cuando ella viera lo civilizado que él podía ser, tal vez se lo tomaría más en serio y dejaría de joderle la vida. Pero por supuesto, ella había jodido todo su plan hablando primero.

-Quiero disculparme por lo de anoche

Arthur estaba tan sorprendido que podría haber llegado su quijada al suelo.

-Fui inmadura, tienes derecho a salir y conocer gente, sé que no eres peligroso, nada más ten cuidado que no descubran lo que eres, no me gustaría... que te pasara algo solo por tratar de conseguir un polvo...

-Da igual, no lo volveré a intentar.

-Deberías hacerlo. A nadie le hace bien estar solo.

El drama podría haber seguido eternamente. Por suerte, a un imbécil se le ocurrió abrir la boca del infierno. El antiguo vigilante de Emily llegó avisando que habían asesinado a gran parte del consejo, que habían caído tres cazadoras y que las únicas que quedaban eran ella y una europea. Debían entrenar a las potenciales que tenían y concretar el ritual rápidamente, de forma segura, para no fallar.

Arthur podía suponer que querían usarlo, si bien la idea no le gustaba, no podía oponerse, Emily no podía con todo sola, y dos cazadoras no podían proteger los cinco puntos de la boca del infierno. Llegaron treinta chicas de todo el mundo a Atlanta a ser entrenadas por la cazadora que había logrado llegar a un trato con un vampiro. Al parecer la americana era famosa por eso.

Ahora el entrenamiento parecía un kindergarden, en serio. Había todo un grupo de chicas asustadas que intentaban verlo venir mientras él simulaba ataques, a una alcanzó a lanzarla al suelo y exponer su cuello. Emily nunca había sido tan patética, ni siquiera siendo una potencial.

-Estás muerta, dime por qué- llamó la atención la cazadora a la potencial que había sido derrotada por el vampiro.

-Estoy muerta porque él es vampiro, no tengo fuerza de cazadora ni su velocidad, ¡no fue una pelea justa!

-Aw, ¿crees que me interesa si es una pelea justa?- provocó el vampiro aún sin soltar a la chica.

-No, no señor. No debo confiarme, he aprendido una valiosa lección ahora podría, ouch, ouch- Arthur apretaba con más fuerza y Emily le ordenó soltarla.

-Ese no es el problema, es cierto, no tienes la fuerza de una cazadora, pero eso no significa que no seas fuertes, ustedes tienen habilidades innatas que el resto de las chicas no tienen, es tu instinto ¿Qué te dijo tu instinto, Rona?

-Corre - contestó la chica avergonzada.

-Arthur, ¿Qué te dijo tu instinto?

-Muérdela, mata.

-Atácame, con fuerza - ordenó la cazadora. - él necesita asesinar para vivir, eso es todo lo que necesitan saber - Arthur se abalanzó contra ella, pero ella, conocedora de sus movimientos, predijo su ataque y lo derribó con fiereza al suelo, se sentó sobre él poniendo la estaca sobre su pecho, solo rasgando apenas. Las potenciales contuvieron el aliento y el vampiro soltó un quejido.- instinto, deben conocer los suyos, pero obedecer a los de ustedes, a sus instintos de cazadora... o dios mío, ¿estás bien?

-Sí, me duelen un par de costillas, pero estoy bien...

-Déjame ver - Emily quiso levantar su camisa para revisarlo, aún sentada sobre él. El inglés tomó su mano para detenerla.

-Em, estoy bien

-Qué excitante- comentó una chica

-¿Y?... se supone que debemos besarlo o algo

-El instinto supongo - las chicas rieron y Emily se puso de pie avergonzada. Siguió haciendo pelear con él a las chicas, una por una, pero a él no lo miraba a los ojos. Cuando ya tenían claro quienes eran las más fuertes, hicieron el ritual, con un corte limpio, Arthur le dió de beber a tres de ellas, entonces Emily preguntó a su vigilante.

-¿Es necesario que sea solo una por punto cardinal?.

-Son cinco porque son cinco puntas de un pentagrama, cinco bocas del infierno, no son puntos cardinales...

-Como sea, ¿es necesario que sean cinco?

-No hay ninguna norma formal al respecto...

-Bien, entonces no es necesario, vamos a crear dos por esquina, el resto se quedará entrenando y esperando su turno acá.

Arthur debió soportar perder más sangre de la esperada. Emily consiguió mucha para alimentarlo y le ayudó a acostarse al ver que se sentía débil, le dió de beber con una bombilla y se quedó a su lado hasta que se quedó dormida. Arthur recuperó la conciencia y descubrió a la cazadora durmiendo al lado suyo. A una de las cazadoras, debió corregirse. Ahora había al menos diez, pero sin importar eso, Emily era la elegida por el consejo, llevaba más de siete años de lucha y era la que él había elegido para darle voluntariamente sus poderes. Emily era la única cazadora para él. Debía reconocer, tortuosamente que ya ni siquiera se trataba de Alfred.

Alfred era el hombre de su vida. Seguía siendo una de las personas más amadas. Pero en ese año, en Junio del 2023, Emily era lo más real, lo más importante, lo que le hacía levantarse todos los días y seguir en el tedio de su eternidad. Y Emily no duraría para siempre.

El día en que la boca del infierno fue activada, las potenciales y cazadoras juntas tuvieron que detener a los hechiceros a cargo del ritual y luego cazar a los vampiros clase uno que se habían escapado. Para cada uno de ellos hizo falta más de una cazadora, muchas potenciales murieron, solo quedó una cazadora para cada esquina, como tenía que ser. Por primer vez, Arthur quedó muy mal herido, Emily con un profundo corte en el costado, y tuvieron que hacerle puntos de una forma muy casera y dolorosa, una de las sobrevivientes y él, porque los hospitales estaban atestados de heridos con el terremoto que causó la apertura y cierre del portal.

Más adelante supieron que Yao había ayudado en la lucha del portal en Asia y Heracles en Europa. El griego había viajado luego a Atlanta y había examinado con un gesto altivo a la cazadora americana a y Arthur y les había tranquilizado diciendo que no haría nada, que las cazadoras eran necesarias para mantener la población de vampiros a raya, en especial a aquellos que no sabían controlarse y mataban sin seleccionar.

"Del mismo modo en que un vampiro equilibrado es un agente de control de la población humana débil, es por eso que te dejo quedarte con tu cazadora, pero te advierto, pronto cumplirá treinta y luego de eso se comenzará a marchitar, creo que deberías considerar si quieres ver envejecer a tu humano de nuevo o lo mantendrás a tu lado para siempre"

Una vez que se hubo ido Emily lo enfrentó.

-Escuché parte de la conversación ¿te dijo que me convirtieras?

-Algo así... no te preocupes, no lo haré.

-Tampoco quisiste convertir a mi a abuelo, podrías haberlo tenido para siempre... ¿lo querías o no?

-Por eso mismo no lo hice... porque lo quería.

La americana lo escuchó en silencio.

-Y a tí tampoco te convertiré, no espero que me entiendas, he vivido mucho más tiempo que tú, he visto cosas que no imaginas y he hecho cosas de las que me arrepiento, estoy lejos de ser un ejemplo a seguir o un buen tipo, he metido muchas veces la pata en los casi doscientos que he vivido he estado seguro de pocas cosas y una de esas eres tú - la cazadora miró al suelo, incómoda seguro - mirame, si te digo que te quiero no es porque espero algo de tí, no es porque solo te desee, o porque seas inalcanzable, lo eres, pero va más allá de eso, amo lo que eres, lo que haces, como te esfuerzas, he visto tu bondad y fortaleza, he visto lo mejor y lo peor de tí y entiendo con perfecta claridad lo que eres, eres una mujer increíble... y tal vez yo sea un monstruo, pero me tratas como un hombre y te agradezco por darme algo por lo que vivir.

Emily lloraba, Arthur nunca quiso eso. No quería hacerla sentir culpable, seguro ella lamentaba que él se sintiera así por ella. La muy tonta era tan noble que era capaz de quedarse sola solo para no hacerle daño y él no quería reprimirla.

-No quiero que sientas que tienes un deber conmigo por eso, si quieres me quedo, pero si quieres me voy, después de todo ya no me necesitas...

-Si te necesito... no creo que alguna vez pueda ser lo suficientemente fuerte para no pelear a tu lado- la americana casi estaba sollozando y Arthur no podía con eso, pero ella no le dejó consolarle.- y no soy inalcanzable... dios, Arthur, eres tan idiota...

-Ja - irónizó el inglés - y ahora por qué...

- Porque te quiero... porque te he querido desde no sé cuándo, desde que te vi bailando con otra en ese bar y me dio tanta rabia... ¡no me interrumpas, maldito!, ahora me toca a mi... y pensé que solo me veías como una cría

-eres una cría... lo siento me callo

-pensé que no me querías, de esa forma al menos y ahora me dices esta cursilada...

La muchacha lo tomó de la nuca y juntó sus labios con los de él. Arthur se sorprendió, pero luego la tomó de la cintura y se dejó llevar. Por una maldita vez en más de sesenta años. Emily sabía a su labial de fresas, era fresca, joven atrevida, insolente y Arthur sentía que podía volar. Se separó de ella con dificultad, la miró a los ojos inseguro y preguntó.

-¿Y qué es lo que se supone que vamos a hacer ahora?

-Creo que deberíamos ir a patrullar.

Tal vez no era un plan muy elaborado, ni muy a largo plazo, pero Emily tenía aún 25 años, había tiempo. Caminaron hacia abajo por la avenida Glenwood de la mano. Las ruinas de la ciudad estaban ya con algunos avances en su reconstrucción. La gente comenzaba a sonreír de nuevo. Era verano.