"Yo, Tú, Él"

Por: Jenny Anderson

Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Naoko Takeuchi ella es inmensamente rica, yo no, esto es sin fines de Lucro solo de entretenimiento.

Personaje: Darien; Darien/Serena, Seiya/Serena

Resumen: ¿Recuerdas algo de tu tiempo fuera? Serena siempre se refería a su muerte como "tiempo fuera" como si simplemente hubiera estado de vacaciones. Darien siempre contestaba que no. No recordaba nada, pero mentía, lo recordaba todo.

Palabras: 887

Beta: Sol Levine

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Tenía pesadillas. Suponía que era lo normal luego de regresar de la muerte y aceptar lo que aquello significaba. Si era completamente honesto, desde que se enterara de la existencia de Tokio de Cristal, había estado viviendo la vida bajo el supuesto de que tenía todo el tiempo del mundo.

Por eso se había planteado una maestría en el extranjero y había hecho un millón de planes que quería cumplir antes de Tokio de Cristal. Nunca se había imaginado la seria posibilidad de su muerte antes de eso, jamás se había permitido detenerse a contemplar su propia fragilidad humana, a pesar de los enemigos, de las probabilidades de sufrir un accidente. De alguna manera tonta, se había creído a salvo de todo.

Intocable.

Tanto, que había dejado cosas para después y reconocía con vergüenza que entre esas cosas estaba su relación con Serena. Nunca había contemplado la posibilidad de estarla dejando atrás, de estar poniendo otras cosas antes que su novia. Pero ahora, después de su experiencia, podía decirlo sin duda.

Había dejado a Serena en el cajón del después y, de pronto, se encontró en que ya no tenía ningún después. El avión que se suponía lo llevaba a uno de sus sueños, había sido atacado y él no había podido siquiera defenderse.

"¿Recuerdas algo de tu tiempo fuera?"

Serena siempre se refería a su muerte como "tiempo fuera", como si simplemente hubiera estado de vacaciones. Siempre le contestaba que no, en parte por ella, para no angustiarla más; pero más por él. Mentía, lo recordaba todo.

O no exactamente todo. No recordaba nada hasta antes de la voz de Serena que lo llamaba. De pronto, y sin entender cómo, estaba en la habitación de ella, observándola dormir. No estaba siempre con ella, pero tampoco podía recordar dónde iba en esas ocasiones. Sin embargo, siempre regresaba a ella cuando lo nombraba.

Observaba la manera en que ella intentaba mantener el buen ánimo. Escuchaba las largas cartas que escribía en voz alta para asegurarse de no cometer errores que luego él reprocharía. Al principio, intentó desesperadamente ponerse en contacto con ella; que fuera consciente del peligro, pero ella no podía escucharlo.

Y recordaba perfectamente a Seiya Kou. Tiene sentimientos encontrados con respecto al joven cantante. Por una parte lo detesta, detesta la manera descarada en que se acercó a su novia, la forma en que no le importó que ella repitiera que tenía novio.

Odió la manera en que se volvió importante para Serena, de una manera en que sus amigas no lo eran, de una manera en que él jamás lo fue. Y por otra parte, se siente agradecido con él, por ser el único apoyo que tuvo Serena durante esos meses, la única persona en quien pudo confiar sus temores. El único que lograba hacerla sonreír a carcajadas y que la hacía olvidar la preocupación durante unos instantes.

Si le dijera a alguien de sus pesadillas seguramente le preguntarían si eran respecto a su muerte. Le dirían que era normal y que la mente humana debía pasar un proceso para aceptar lo que había pasado. Pero sus pesadillas no eran propiamente sobre la muerte, y al mismo tiempo sí.

La pesadilla empezaba siempre en aquella azotea, con la lluvia mojando el rostro de Serena y camuflajeando sus lágrimas. Por supuesto, Seiya también estaba allí, escuchando lo que ella decía. La diferencia era que el joven estaba con ella, escuchándola de frente, mientras que él estaba tras una puerta, incapaz de moverse.

Cada que Serena estaba cerca de aquel sujeto, él no podía acercarse a ella, como si el cantante la envolviera en una especie de campo de fuerza, dejándolo sólo y perdido.

Y era ahí, tras la puerta, donde él escucha aquella pregunta y conoce lo que es realmente el pánico. Mientras Mina, Rei y Lita aparecen por las escaleras, escuchando también la pregunta desesperada del joven. En ese momento, Darién lo odió con todas sus fuerzas.

¿Cómo podía preguntar eso? ¿Cómo se atrevía?

Y ahí está la peor parte de la pesadilla: Serena no contesta. Al menos no con palabras y él muere un poco cada que intenta ver la expresión de su novia, fallando. Todo lo que puede ver es el perfil de Serena. Pero sus ojos están fijos en Seiya y, desde donde él se encuentra, no puede descifrar lo que sus ojos están diciendo.

La peor parte de todo, es saber que no es una pesadilla; que es uno de los peores recuerdos de aquellos días. El silencio que siguió a la pregunta de Seiya, le carcome el interior un poco cada día, ya que el silencio casi nunca significa "no".

Y quiere preguntar: "¿Puede, Serena? ¿Realmente, Él puede reemplazarme?"

Pero no puede hacerlo. No, porque teme la respuesta. Por eso dice que no recuerda nada y finge que no sabe lo importante que fue Seiya Kou para la vida de Serena. Y siente el corazón estrujársele en el pecho cada que la mira con la vista fija en el vacío. Conoce esa expresión, es la misma que tenía cuando no sabía nada de su paradero.

Y es doloroso pensar que ahora que él se encuentra ahí, que ha puesto todas las cosas en orden, que reconoce que lo más importante en su vida es ella, ella haya empezado a reemplazarlo.