Contenido: Basado en el juego de Ib. Un poco de drama, angst, misterio, etc.

Pareja: Ninguna. Sin publicación a Amor-yaoi.

Disclaimer:

Hikari: ¡CIAO! ¡Hola, gente! Por fin viernes y hoy vengo con el último capítulo de este fanfic xD nunca creí que pudiese escribir algo proveniente de un juego por lo que me divertí mucho escribiéndolo, pero esto no es lo que quieren leer, así que solo les recuerdo (como si fuese necesario :v ) que la obra original no es mía, todos los personajes y trama son originales de Fujio Akatsuka, al igual que Ib es de su creador Kouri, yo simplemente he escrito esto por ocio y sin fines de lucro. Sin más, disfrútenlo! Notas al final.

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-Ichimatsu-niisan, deberías ser más cuidadoso cuando hagas ese tipo de cosas- replicaba Todomatsu, refunfuñado por el hecho de haber quedado bajo una lluvia que desafiaba todas las leyes de la naturaleza de la habitación anterior

-Un poco de agua no te hará daño- Ichimatsu sacaba su lengua, restándole importancia al asunto. Todos oían indiferentes la conversación, cuando un pequeño sonido parecía haberse producido en una de las habitaciones.

-¿Oyeron algo?- preguntaba Choromatsu, todos asintieron en silencio. Poco a poco se acercaron a la habitación de enfrente, aquella en donde Mary y Todomatsu juraron haber visto una paleta y un pincel flotar por si solos.

-¡Hay un puente de colores!- exclamó Mary y, efectivamente, una especie de arcoíris era el que conectaba el borde del piso con el otro lado en donde estaba una llave.

-Supongo que abrirá la puerta cerrada- decía Choromatsu cuando Totty recogía la llave, al menos ahora podrían seguir avanzando. Todos salieron de la habitación (ignorando el hecho de que aun la paleta y el pincel flotaban) para dirigirse a una puerta mas, esta vez logrando traspasarla gracias a la llave marrón que habían conseguido. Un pasillo angosto estaba detrás, y cuando giraron a la derecha, se encontraron con escaleras que se dirigían a la planta inferior.

-Espero que esto nos lleve a ese par de idiotas- murmuró Choromatsu lo suficientemente alto para que todos lo escucharan. Metió con pereza sus manos en su ropa y sintió un objeto de metal frio- Vaya, había olvidado que traía esto

-¿Y eso que es?- preguntó curiosa Mary.

-Es un cuchillo especial que utilizan los pintores- explicó Choromatsu, mostrándoselo de cerca.

-¡Qué bonito! ¿Puedo quedármelo?- la niña tomó el cuchillo antes de escuchar la contestación del mayor.

-Supongo…-dijo algo indeciso- pero debes tener cuidado- la chica le sonrió mientras asentía- ¿Te interesa la pintura?

-Sí, bueno…algo así- Mary guardó cuidadosamente el objeto dentro de uno de los bolsillos de su vestido. Curiosa, decidió cambiar el tema de conversación- ¿ustedes son sextillizos verdad?

-Sí, todos tenemos la misma cara pero somos completamente diferentes- contestó Todomatsu, recordando la personalidad de cada uno de los hermano Matsuno.

-¿Y se llevan bien entre ustedes?- un silencio algo incomodo surgió, todos intentaban formular una respuesta adecuada a la pregunta de la niña.

-No es que nos llevemos mal- comenzó a explicar Choromatsu- Pero a veces podemos tener algunas discusiones.

-Aunque Ichimatsu-niisan y Jyushimatsu-niisan pasan mucho tiempo juntos- rió el menor cuando los observó desde atrás.

-¡Nos llevamos bien!- gritó eufórico Jyushimatsu mientras levantaba sus brazos contento.

-Aunque con Karamatsu-niisan es una historia completamente diferente- Todomatsu sonreía con picardía mientras veía como Ichimatsu hacia un gesto molesto ante la sola mención del segundo hermano.

-Aunque de pequeños ellos dos siempre estaban juntos- decidió apoyar Choromatsu, Ichimatsu cada vez parecía más incomodo.

-¿Karamatsu?- preguntó la niña, ladeando su cabeza un poco confundida

-Es uno de nuestros otros hermanos, Osomatsu-niisan es el mayor, mientras que Karamatsu-niisan es el segundo- explicaba Choromatsu

-¡Ha de ser lindo tener tantos hermanos!- la niña dio un saltito en uno de los escalones, demostrando así su emoción- Pero, si uno se tuviera que quedar aquí, ¿a quien preferirían dejar?- esa pregunta les sorprendió a todos, quienes voltearon a mirar a la niña que aun mostraba una sonrisa inocente.

-Supongo que…. ¿a Karamatsu-niisan?-contestó un poco nervioso Todomatsu- ¡Él en verdad es una persona dolorosa! Siempre lleva puestos unos pantalones brillantes y unos lentes de sol, ¡me duele el tan solo verlo!- intentó reír Todomatsu, pero no recibió apoyo alguno, ni siquiera de Ichimatsu- Bueno…ni siquiera yo sería capaz de dejarlo…

-¡Yo me quedaría en lugar de ellos!- gritaba Jyushimatsu y esa fue, la respuesta que incomodo aun más el ambiente.

-Yo no quisiera que ninguno se quedara…-proseguía Choromatsu quien sonreía un poco incomodo- Osomatsu-niisan es el que peor lo pasaría si uno se llegase a quedar.

-Ciertamente, a pesar de que siempre quiere actuar como el líder y el hermano mayor, es el que más depende de nosotros- asentía Todomatsu- Siempre es el que intenta hacernos creer que todo saldrá bien.

-Osomatsu-niisan preferiría quedarse aquí…antes de dejar a otro- la voz de Ichimatsu se oía mas baja de lo normal, pero aun así todos lograron oírlo.

-Así que todos saldremos, juntos, no deberías pensar en esas cosas- Choromatsu se dirigió a Mary, quien le veía directamente a los ojos.

-¡Sí! ¡Tienes razón!- entre risas y comentarios, los cinco lograron llegar al final de las escaleras, logrando atravesar la otra puerta gracias a la misma llave que les dio el acceso.

-Genial, una sala más tétrica que la anterior- comentó Todomatsu cuando vio que las paredes eran de un color morado oscuro.

-Hay que encontrar algún camino para regresar hacia donde estaban e…-pero Choromatsu calló cuando vio como Ichimatsu colocaba su dedo índice delante de sus labios, pidiéndole silencio.

-Creo que escucho voces- susurró el cuarto, alertando al resto del grupo. Todos quedaron en silencio y, a lo lejos efectivamente se oían un par de voces hablar y reírse…- ¿Que esas voces no son…?

Antes de poder alegrarse, todos se acercaron con cautela, a cada paso que lograban dar para acercarse, estaban más seguros de que aquellas voces les pertenecían a… ¡Osomatsu y Karamatsu! ¡Seguramente ambos se encontraban bien y a salvo! Pero… ¿por qué estarían riéndose como lunáticos en una situación como esta? Vaya par de hermanos tontos que tenían…

-¿Eso de verdad pasó?- era la voz de Osomatsu- ¡jajaja no puedo creerlo! ¡Me duele el estomago de tanto reírme!

-¡A nosotros nos han pasado muchas cosas pero ninguna como esa!- Karamatsu también se encontraba dentro de la habitación, ¿acaso estaban con otra persona? Pero además de ellos, no se oía la voz de nadie más.

- ¡Tenemos tanto en común!- decía Osomatsu una vez que lograba calmar un poco sus risas- Aunque el que prefiere hacer ese tipo de cosas es Karamatsu, ¿verdad?

-Sí, un día deberíamos acompañarte para probar un poco- continuaba Karamatsu, quien también acallaba sus risas- Estás en confianza, no te preocupes, ¡cuéntanos tu secreto!

Los cinco entraron, la habitación era similar a la que habían visto antes de separarse, todo repleto de pequeños y simpáticos conejos de porcelana y en el fondo, un bonito cuadro de un conejo igual de bonito que los demás. Ahí estaban sus dos hermanos, contentos y con sonrisas en sus rostros, al parecer aun no se habían percatado de sus presencias pero, había algo extraño en ellos, no era normal estar conversando tan amenamente con…un conejito de porcelana.

-Vaya, ¿¡y qué hiciste!? No me digas que fuiste tras de él- seguía hablando Osomatsu, viendo fijamente al conejito, ambos quedaron en silencio, como si escucharan el relato del objeto inanimado.

-¿Osomatsu-niisan…?- intentó llamar Choromatsu cuando se acercó, sus hermanos no los veían, no les hablaban, estaban inmersos en aquella conversación imaginaria.

-¡Oh, My honey!- gritaba Karamatsu- ese infeliz no merecía tantas de tus atenciones, tú, siendo la mejor de las flores, mereces algo mejor- Karamatsu seguía hablando como él, pero, estaba en el mismo transe que Osomatsu.

-¡Hey! ¡Oigan!- Todomatsu se acercó al segundo hermano y, tomándolo de los hombros, comenzó a moverlo, intentando que retomara la razón- ¿¡Pero que mierdas están haciendo?! ¡Le están hablando a un conejo de porcelana! ¿¡Es que se han vuelto locos?!

-¿Nii-san?- Jyushimatsu, quien tenía siempre una sonrisa, comenzaba a tener pequeñas lagrimas en sus ojos, en cualquier momento comenzaría a llorar. Todos, en cualquier momento sentían que podrían romperse a llorar.

Sin embargo, fue en ese momento en que Ichimatsu recordó algo, en la habitación de los conejos, la anterior a esa, Choromatsu había leído algo acerca de esto…si alguien pasaba por el peor de los sufrimientos, su mente comenzaría a alucinar y sería destruido, sin darse cuenta…

-No me jodan con esto…- susurró Ichimatsu mientras veía como sus demás hermanos comenzaban a caer en la desesperación por los dos mayores, apretó sus puños hasta que emblanquecieron sus nudillos y apretó los dientes hasta que dolió su quijada.

-¿Ellos en verdad son sus hermanos?- preguntó Mary- puede que se traten de falsificaciones, ellos se supone que quedaron detrás de unas plantas de piedra, ¿no es eso lo que me contaste, Totty?- todos escuchaban a la niña, estaba esa posibilidad pero…no, ellos en definitiva eran sus hermanos, sus tontos e inútiles hermanos mayores… ¿que se supone que harían para recuperarlos?

-¡BASTA!- gritó Ichimatsu. A pasos agigantados se acercó al segundo hermano y, sin medir su fuerza acumulada en sus puños, soltó un enorme golpe en la mejilla de su hermano, dejó de sonreír, dejo de hablar y sus ojos quedaron inmóviles ante el golpe.

-¡No lo hagas, Ichimatsu-niisan!- Todomatsu ya no podía retener mas sus lagrimas, entendía perfectamente la frustración del cuarto, a pesar de no querer demostrar su cariño hacia el segundo…todos seguían siendo hermanos.

-¡Tú también despierta!- gritó de la nada Choromatsu, quien sostenía al mayor e igualmente soltó un tremendo puñetazo justo a la mitad de su cara, haciendo que la espalda de su hermano chocara con el suelo- ¡No me jodas con esto! ¡Tienes que despertar!- Choromatsu, no estando satisfecho con un solo golpe comenzó a soltar un par de ellos justo en la cara de Osomatsu. Al verlo, Ichimatsu intentó lo mismo con Karamatsu, pero Jyushimatsu se lo impidió tomándolo desde atrás.

-¡Suéltame! ¡Maldita sea, suéltame Jyushimatsu!- ante el persistente jaloneo entre ambos, lo único que Ichimatsu logró fue darle una patada en la cabeza al segundo hermano, quien cayó de cara al suelo

-...asta…-susurraba Osomatsu, pero el tercero no lograba oírlo por su desesperación para golpearlo- ¡Dije basta! ¡Me duele, Choromatsu! ¿¡Que pretendes, maldito?!- Osomatsu detuvo con sus dos manos, las muñecas de su hermano, quien parpadeó varias veces para lograr ver el, ahora golpeado, rostro de su hermano.

-¡Osomatsu-niisan!- gritaba Todomatsu quien se acercaba al par aun con lágrimas en el rostro- ¿estás bien?

-¡Claro que no! ¡Choromatsu esta demente! Él llegó a golpearme cuando yo estaba…ah…estaba…-Osomatsu estaba confundido, su mente no quería recordar los sucesos que habían sucedido antes de caer en cuenta que estaba siendo golpeado por su hermano.

-Auch…- se quejaba el segundo hermano cuando comenzaba a reincorporarse- ¿Te he hecho algo malo, Ichimatsu?- preguntaba mientras se sobaba la parte superior de su cabeza. Todos seguían inmutados por aquello…habían vuelto

-¡Karamatsu-niisan!- gritó Jyushimatsu, soltando por fin al mayor, para ir a abrazar al segundo.

-¡Oh, my Little Jyushimatsu!- expresó cuando recibió a su hermanito- ¡Estábamos preocupados por ustedes! Nosotros…- y al igual que Osomatsu, Karamatsu se detuvo antes de terminar, ¿que estaban haciendo antes de que sus hermanos llegaran?- ¿Osomatsu-niisan?- Karamatsu volteó a ver a su hermano en busca de respuestas, pero el otro negó con la cabeza.

-Estúpido…- Choromatsu aun estaba encima de su hermano, sus muñecas aun siendo apresadas pero no había intención de separarse todavía- Son unos verdaderos estúpidos…-Choromatsu ocultó su rostro lloroso en el pecho del mayor, quien comprendió que su hermano menor no quería que lo viesen llorar, así que simplemente se encargó de soltar sus muñecas y rodearlo con sus brazos- Perdonen por preocuparlos- Todomatsu también se les unió en el afectivo abrazo.

-¿I-Ichimatsu?- el único que aun seguía de pie era el cuarto Matsuno, quien se arrodillo mientras aun tenía un aura negra rodeándole, ¿volvería a golpear a Karamatsu?- Yo no quería, lo sien…-Karamatsu cerró sus ojos, esperando un golpe que jamás llegó, en su lugar sintió como la frente de su hermano se pegaba a su hombro- ¿Ichi…?

-Ni se te ocurra moverte…- al igual que el tercero, Ichimatsu no quería mostrar su deplorable estado, lo que fue bien comprendido por Karamatsu, quien simplemente rodeo su cintura con su brazo libre (ya que en el otro estaba Jyushimatsu).

Tomó varios minutos antes de que todos se tranquilizaran y, juntos, salieran de aquella habitación.

-¡Ya estamos todos juntos!- brincaba feliz la pequeña niña, quien observaba con una gran sonrisa a todos los sextillizos.

-Supongo que deberíamos seguir adelante, ya no quiero seguir más en este lugar- Osomatsu pasaba su mano por su cabeza, despeinándose un poco en el acto.

-Aun no nos han dicho que les pasó- preguntó Todomatsu, viendo preocupado a sus hermanos, quienes se miraron entre ellos.

-En realidad mi cabeza está hecha un lio- Karamatsu suspiraba, intentando poner todos sus pensamientos en orden- No recuerdo qué fue lo que pasó o qué estábamos haciendo- Osomatsu asintió en silencio, él tampoco lograba recordar nada.

-Bueno, supongo que si lo olvidaron no será nada importante- prosiguió diciendo Mary. Osomatsu y Karamatsu vieron fijamente a la chica, así que ella era Mary…

-Mary tiene razón- apoyó Choromatsu- ahora solo debemos preocuparnos para seguir avanzando- observó como ambos hermanos asentían vagamente, aun no estaban convencidos del todo.

-Pero presiento que era importante… ¡supongo que después lo recordaremos!- Osomatsu dejó a un lado sus dudas y le dio unas cuantas palmaditas en la espalda a Karamatsu, quien al final terminó aceptando.

Juntos, volvieron a subir aquellas escaleras y, cuando ya podían ver la puerta, Mary dejó caer una rosa de la bolsa de su vestido

-¿Una rosa amarilla?- Osomatsu se agachó para recogerla- Hey, Jyushimatsu- llamó al menor quien se dio la vuelta al oírlo- ¿Esto es tuyo?

-No- negó con efusividad- ¡La mía es más grande! ¡Esa rosa es de Mary! ¡Es de Mary! ¡Hustle, hustle!- brincaba mientras no dejaba de sonreír.

-Oh, ya veo- sonrió de medio lado ante la energía interminable de su hermano- Hey, Mary- gritó desde atrás, la niña, junto con Totty ya se encontraban en la puerta- ¿esto es tuyo?

La expresión de la chica cambió en tan solo unos segundos, con pasos firmes y apresurados se abrió paso entre los sextillizos para llegar al mayor de ellos.

-¡NO LO TOQUES!- la chica tomó del cuello de su ropa a Osomatsu, intentó separarse después de ver que, en su mano derecha, la niña empuñaba firmemente un pequeño cuchillo- ¡DEVUÉLVEMELO!

-¿¡Mary, pero qué…?!- todos se quedaron atónitos ante la escena, ¿qué le ocurría? ¿Por qué la niña que había reído inocentemente con ellos todo ese tiempo, se estaba comportando de aquel modo?

-¡ES MI ROSA! ¡NO LA TOQUES!- entre el jaloneo, Osomatsu soltó aquella rosa, logrando deshacerse del agarre de la niña, finalmente ella calló en el suelo y…no se volvió a mover.

-Ella es…-comenzó a susurrar para sí Karamatsu- Ella es la niña que vimos en el libro…

-¿De qué estás hablando, Cacamatsu?- preguntó el cuarto hermano, igual de confundido que el resto.

-Tienes razón, ella…no es humana- explicaba Osomatsu mientras se acomodaba su sudadera roja- Vimos su imagen en un libro de recopilación de obras de Guertena…Ella es como uno de esos cuadros que se mueven o las estatuas que cambian de lugar.

-Puede que no hayamos pasado tanto tiempo con ella como ustedes pero…-siguió Karamatsu- Probablemente ella sea muy peligrosa- Karamatsu veía a un lado de su pie la flor de la supuesta Mary- Lo mejor es, que huyamos rápido y dejarla atrás- todos bajaron su mirada, viendo el cuerpo inerte de la chica, después de haber visto aquel acto…no dudaban en que lo que decían sus hermanos era verdad.

Todos, con cierto pesar, decidieron dejar aquel pasillo, una vez traspasada la puerta, todos suspiraron cansados, era más el cansancio emocional que sentían al cansancio físico, ya que las rosas de todos estaban en perfecto estado.

-Continuemos, mientras estemos mas lejos de ella será mejor- alentó Osomatsu, dirigiendo a todos hacia las escaleras, un cuartito en donde nadie había investigado aun. Al entrar, notaron unas escaleras que se dirigían a una planta inferior, siendo bloqueado el camino por uno de los tantos maniquís sin cabeza

-Solo movámoslo- dijo Choromatsu, como una clara advertencia implícita a Ichimatsu, quien ya preparaba su patada voladora para destruirlo. Ichimatsu simplemente se apartó mientras dos de sus hermanos apartaban la estatua- Pues bien, ahora solo nos queda bajar.

Las escaleras eran más largas de lo que en un principio creían, en un momento, parecía como si hubiesen salido del edificio, el fondo parecía en realidad un cielo estrellado, como si todos estuvieran caminando en el espacio y nada mas pudiesen hacer. Cometas, galaxias y estrellas que brillaban los acompañaban en su recorrido, en donde ya no sabían si estaban bajando o solo caminando.

-Antes de maravillarme, esta sala sí que me da escalofríos- se quejaba Choromatsu, quien parecía ser el único que no encontraba maravilloso el ambiente de la sala. Todos seguían sorprendidos y maravillados por el paisaje hasta que, por fin, pudieron ver el final de la escalera, en donde comenzaba un extraño camino color rosado

-¿Pero que rayos ocurre aquí?- preguntaba Osomatsu, quien fue el último en bajar de la escalera- el suelo parece…

-Hecho de crayola…-completó Karamatsu

-No solamente el suelo- con el comentario de Todomatsu, todos alzaron la mirada, el fondo de estrellas interminables había quedado atrás dando paso a paredes llenas de dibujos, como si hubiesen sido dibujados por un niño, hechos con crayolas de colores. La luna, las flores, hasta las casitas parecían hechas a mano.

-"Libro de dibujos"- leyó en voz alta Jyushimatsu cuando vio el letrero, bueno eso solo sirvió como afirmación para todos los demás Matsuno.

-No creo que en esta ocasión sea bueno separarnos- dijo Choromatsu cuando el camino comenzaba a tener diferentes desviaciones.

-¡WAHH!- todos saltaron ante la exclamación de Osomatsu- Esta flor no ha…florecido- sonrió al ver que, sin intenciones, había asustado al resto de sus hermanos.

-No hagas eso, Osomatsu-niisan- se quejaba Totty cuando giraba la perilla de crayola de una casa y todos entraban. En aquella casita, justo como afuera, todo estaba coloreado, el reloj, la mesa, las sillas y hasta el retrato de la pared, era como si estuvieran dentro del mundo de un niño pequeño.

-¿Tendrá que ver esta parte de la galería con la little Mary?- preguntaba Karamatsu mientras pasaba la mirada a toda la pared- Me da esa impresión.

-Sea o no de Mary- contestó el tercero- en esta estantería hay puros cuentos infantiles así que no podemos sacar mucha información de aquí- todos salieron de allí y siguieron un camino al azar, los limites estaban bien definidos y, a pesar de haber divisiones entre los caminos, no parecía tan fácil perderse.

Todos llegaron a lo que parecía ser el centro del dibujo, en donde había una mesita con un jarrón (a penas con la suficiente agua para rehabilitarse una sola vez) y una casita con la puerta cerrada.

-"La llave rosa se guarda siempre en la caja de los juguetes"- leyó en voz alta Ichimatsu- Esto es una molestia, solo puertas y llaves.

-Pero al menos sabemos que tenemos que buscar una llave para algo…todas las puertas de aquí están cerradas así que no debe ser difícil buscarla- Osomatsu ponía su mano sobre sus ojos, intentando encontrar algo a la lejanía que les sirviera de algo

Todos, muy juntos, siguieron caminando, esta vez escogiendo el camino de la izquierda llegando así a una casita que estaba al lado de un jardín de mariposas. Intentaron entrar esta vez y…afortunadamente la puerta se movió.

-Hay una especie de frutas rojas…pero no podemos tomarlas- decía Totty cuando se acercó a la supuesta mesa con patas chuecas.

-¡Miren! ¡Miren!- gritaba Jyushimatsu, quien había ido cerca del librero- ¡Una cubeta!- enseguida, el chico se puso la cubeta como sombrero y comenzaba a saltar.

-Jyushimatsu, este no es el momento para…-pero todos callaron cuando escucharon a alguien abrir la puerta

-¡Chicos! ¡Sextillizos! ¡Todomatsu, Jyushimatsu! ¡Ichimatsu, Choromatsu! ¡Karamatsu, Osomatsu! ¿Están por aquí?- sin haberlo pedido, los seis chicos cerraron la boca y se quedaron completamente inmóviles, no querían producir ni el mas mínimo ruido para evitar ser encontrados. Todomatsu, quien era el más cercano al final de la pared, logró verla rápidamente, en su mano derecha estaba aquel cuchillo que le había dado Choromatsu anteriormente.

La chica dio unas cuentas vueltas a la mesa antes de decidir marcharse. Cuando la puerta de entrada volvió a sonar, todos respiraron aliviados

-¿¡Por qué le has dado ese cuchillo a Mary, Choromatsu-niisan?!- se quejaba Todomatsu

-¿¡Eh?! ¡Ella me lo pidió! ¡Además, yo no fui quien la trajo con nosotros!- contraatacaba el tercero, ambos estaban comenzando una pelea.

-¡Muy bien! ¡Es hora de calmarse!- el mayor de todos se colocó entre ambos, apartándolos cuando extendió sus brazos- Seguramente todo fue culpa de Choromatsu- escuchó una queja del mencionado- Pero no tenernos tiempo para discutir, estamos siendo perseguidos por una niñita psicópata con un cuchillo, así que solo pensemos en salir rápido de aquí y asunto arreglado- tanto Choromatsu como Todomatsu hicieron un puchero, pero terminaron aceptándolo, ya habría mucho tiempo después para poder discutir.

Todos caminaban lo que era su segunda vuelta por aquel extenso territorio no habían logrado encontrar algo que les indicara que pudiesen avanzar. Después de llegar otra vez a una de las esquinas Jyushimatsu (quien aun tenía la cubeta en su cabeza) comenzó a saltar y gritar.

-¡Un lago! ¡Un lago! ¡Un lago!- señalaba un gran lienzo de color azulado que estaba por fuera del perímetro del camino. Ciertamente, desde el punto de vista del niño que dibujara esto eso sería un lago pero… ¿de qué serviría?

Jyushimatsu se quitó la cubeta de la cabeza y, completamente confiado, lo metió en el susodicho lago, logrando llenarlo con agua acrayolada, y sin detenerse a explicar, Jyushimatsu comenzó a correr.

-¡O-oi, Jyushimatsu!- el primero en intentar alcanzarlo fue Ichimatsu y, segundos después, el quinto ya tenía a el resto de sus hermanos detrás suyo pidiéndole que se detuviera.

Ichimatsu, quien terminó siendo el último cuando por fin se detuvieron, respiraba agitadamente, debido a la extensa carrera. Jyushimatsu vertió el agua sobre uno de los tulipanes aun cerrados y, en un santiamén, la flor se abrió justo como las demás. Después, Jyushimatsu metió su mano en la flor, como si estuviese buscando algo y sacó una pequeña llavecita.

-¿Como sabias esto?- preguntó sorprendido Choromatsu, Jyushimatsu solo sonreía y alzaba sus hombros. Todos rieron de lado, Jyushimatsu siempre se guardaba las cosas más extraordinarias.

-Bueno eso no importa- continuó hablando el de sudadera roja- ahora intentemos abrir algo con esta amiguita- se colgó de los hombros de su tercer hermano mientras este asentía e intentaba separarse.

Los sextillizos probaron la llave en algunas puertas antes de llegar a la galería, donde por fin tuvieron éxito y lograron entrar. Con paredes blancas pero esta vez, no estaban adornadas con cuadros de Guertena, en su lugar, dibujos de casi tres metros de altura, hechos a mano representando a cada uno de los Matsuno, ya que cada muñeco vestía un color de sudadera distinto, además de tener el peculiar símbolo en el centro de sus propias sudaderas.

-Esto no me agrada mucho- Totty se ocultaba, una vez más, tras sus hermanos, viendo con miedo los dibujos.

-¡Jajaja Totty está feo!- señalaba Jyushimatsu mientras señalaba aquel que representaba a Todomatsu.

-¡Tú estás más feo!- se defendió el chico mientras veían el dibujo de Jyushimatsu. Todos se criticaron los unos a los otros mientras pasaban sus miradas por la pared, pero el dibujo del fondo, ya no era de ninguno de ellos, la que estaba allí dibujada era la propia Mary.

-Será mejor apresurarnos- decía Ichimatsu mientras seguía caminando. Poco después, una cajita que estaba en el suelo le llamó la atención, a sus lados estaba escrito "la caja de pandora".

-¿Que no se supone que es la caja que guarda todas las catástrofes del mundo?- decía Choromatsu cuando todos veían la caja.

-Exactly- contestaba Karamatsu con su apestoso inglés. Indecisos pero sin ninguna otra opción, indicaron a Ichimatsu que la abriera, tembloroso lo hizo y alzó la tapa. En menos de un parpadeo, salieron de la caja diversos dibujos infantiles, simplemente rodearon a los sextillizos antes de desaparecer con el sonido del viento.

-¿Pe-pero que ha sido todo eso?- preguntaba Osomatsu, aun viendo al techo donde antes estaban esas extrañas figuras.

-A saber…-respondía también dudoso Karamatsu.

-Hay algo mas aquí- Ichimatsu sacó de la pequeña cajita un pequeño espejo- Creí que sería algo mas importante…

-¡Oh, mirror! ¡Thank you, brother!- sin pensarlo, Karamatsu fue el que se abalanzó a Ichimatsu para quitarle el espejito. Ah, había extrañado tanto ver su aspecto y, mientras lo hacía hizo una de sus tantas muecas recurrentes haciendo que sus hermanos casi quisieran sacarse los ojos por el dolor de solo verlo.

-Será mejor seguir, Karamatsu- Osomatsu, quien tenía una gotita en la cabeza, decidió seguir adelante, ignorando al segundo hermano que parecía desbordar alegría por el objeto encontrado.

Los veinteañeros siguieron caminando sin rumbo, pesando aun qué podrían haber sido aquellas figuras que habían salido de la caja, pero sin saber más de ello, no llegaban a ninguna conclusión concreta.

-Nos han metido aquí solamente para que alguien se divierta- decía Osomatsu cuando pasó sus manos por detrás de su cabeza- Esperaría que me dijeran al final que hemos logrado superar los obstáculos y nos den un premio con muuuucho dinero.

-A mi me bastaría salir de aquí con vida- continuaba hablando Choromatsu- dentro de poco es el concierto de Nya-chan así que quería ir.

-Choropajerovski-niisan solo piensa en su adicción a las idols- reía burlonamente Todomatsu- Yo solo quisiera salir de aquí para ver a muchas hermosuras con faldas, ¿quedarse atrapado aquí junto a ustedes por la eternidad? Sería un infierno.

-¡Un infierno! ¡Un infierno!- repetía Jyushimatsu agitando sus largas mangas

-Si no es que esa loca nos encuentra antes- comentó Ichimatsu, haciendo que todos se sintieran nerviosos nuevamente, por un momento habían logrado olvidarla.

-Bueno, es un hecho que saldremos de aquí así que no deberíamos preocuparnos- intentó aligerar nuevamente el ambiente Osomatsu. Todos habían llegado a la esquina superior izquierda, esa en donde había un edificio con la puerta congelada, pero había algo distinto…

-¿Ese sol estaba ahí antes?- señalaba Todomatsu.

-No…eso creo…-Choromatsu se paró justamente debajo de los rayos del sol, a pesar de ser un sol falso, se alcanzaba a percibir la calidez que emitía.

-¡Oi, Karamatsu no te quedes atrás!- gritaba Osomatsu al ver que su hermano, por estarse viendo en el espejo, caminaba más lento que el resto y apenas estaba llegando a donde se encontraban.

-Solo camina, Cacamatsu- Ichimatsu tomó del cuello de la sudadera a su hermano mayor, quien asustado, dejó caer el espejo, el cual llegó hasta los pies de Choromatsu.

-No es momento para pelear- replicaba "maduramente" Todomatsu, quien ni siquiera se esforzaba para separarlos.

-Es imposible tratar con ustedes- decía en un suspiro Choromatsu. Entre intentar calmar a sus hermanos y pequeñas discusiones, el grupo Matsuno no se dio cuenta que, al dejar el espejo debajo de aquellos ficticios rayos de sol, la puerta de enfrente lentamente comenzaba a descongelarse, se dieron cuenta hasta oír el crujir de la madera de la puerta que se había logrado abrir.

-No sé como ha ocurrido- Osomatsu se abría paso entre sus hermanos para liderarlos- pero veamos que nos espera ahí dentro- un poco inseguros, siguieron a su hermano, oportunidad que vio Karamatsu para levantar y recuperar a su nuevo amigo el espejo.

Una vez adentro, los sextillizos observaron un extraño e infantil mapa en la pared, al parecer tendría algo que ver con el mapa que estaba marcado en el suelo.

-Esfuérzate, Choromatsu-niisan- Todomatsu daba un paso a lado para despejar el área del mapa, todos hicieron lo mismo, dejando solamente al pobre de Choromatsu delante, quien los vio con molestia.

-No pongas esa cara Choromatsu- Osomatsu levantaba las manos como si estuviese afligido.

-Sabemos que eres el más capaz, brother- continuaba la explicación Karamatsu y todos asintieron, era obvio que ellos no pensaban eso, pero preferían dejarle los puzzles complicado al que se creía el más listo, antes de matarse la cabeza ellos mismos.

-Tch- tronó sus dientes molesto mientras observaba aquel mapa extraño. Mostraba de alguna forma algún tipo de dibujo o cosa que había estado en cada parte de aquel extenso espacio que habían estado rodeando desde hace tiempo. Tal vez solamente tendría que acomodar en orden las figuras y…

A pesar de tener la idea de cómo se resolvía, a Choromatsu le tomó más tiempo del esperado lograr resolverlo por completo, teniendo que pagar sus errores con algunos de sus pétalos. Después de varios minutos, y haber hecho que sus hermanos salieran un par de veces para volver a inspeccionar el lugar, Choromatsu logró accionar los interruptores de la forma correcta, haciendo que, en el centro, una llavecita de plástico cayera.

-Good job- elogió Karamatsu cuando ayudaba a su hermano para que se pusiera de pie. Todomatsu tomó la llave y todos salieron de la habitación, dirigiéndose al centro del mapa, donde pudieron revitalizar las flores, especialmente la de Choromatsu.

-Esta no es la llave para este lugar- decía Todomatsu cuando intentó abrir la puerta de la casita de ahí mismo, recordando solo quedaba una casa en la cima de donde se encontraban así que, ya recuperados, todos retomaron la caminata. Afortunadamente no estaba lejos y, efectivamente, aquella llave logró abrir la puerta

El espacio era blanco, solamente con una caja al fondo que tenia la leyenda "caja de los juguetes".

-¿Una caja de juguetes?- temeroso, Choromatsu se asomó levemente a la caja, no podía ver el fondo.

-Se suponía que había una llave en la caja ¿no es así?- Karamatsu recordaba uno de los mensajes de la casita que aun no habían revisado- ¿en verdad habrá a key?

-¿Quieren saberlo?- una vocecilla chillona les llamó por detrás, la pequeña Mary, rodeada por aquellas horribles muñecas de color azul los veían desde atrás y, antes de que pudiesen reaccionar, aquel tétrico grupo los empujó hacia el interior de la caja. Cayeron, cayeron, cayeron, rodeados completamente de la oscuridad de la caja.

-Auch…eso me dolió- se quejaba Choromatsu cuando intentaba incorporarse. Junto a él, en las mismas condiciones estaban dos de sus hermanos: Karamatsu e Ichimatsu.- ¿Están bien? ¿Y los demás?

-E-estamos bien- contestaba Ichimatsu mientras se sentaba en el suelo.

-Parece que nos hemos separado mientras caíamos- Choromatsu volteó a ver el lugar en donde estaban, todo era oscuro pero a pesar de ello podían ver los dibujos infantiles plasmados en el suelo, además de estar rodeados de objetos similares a los que vieron a lo largo de toda la galería, las cabezas, los maniquís, hasta las muñecas azules se encontraban ahí.

-¡WAHH!- gritó Karamatsu, asustando y poniendo alerta a los otros dos- My sunglasses no están- Karamatsu revisaba sus bolsillos y alrededor suyo pero, sus "preciadas" y dolorosas gafas de sol que había estado conservando no estaban…como si importaran tanto.

-No hagas un drama- Choromatsu tendió una mano al cuarto hermano para que se pudiera levantar- son solamente un par de horribles gafas, preocúpate cuando no encuentres tu…-Choromatsu metió su mano dentro de la bolsa de su sudadera, aquella donde se supone que estaría su rosa verde…aquella que estaba completamente vacía ahora.

-¿Choromatsu?- preguntaba el segundo al ver la cara de preocupación y miedo que había adoptado su hermano- ¿ocurre algo?

-M-mi rosa…no está- alarmado investigaba en su otro bolsillo, con los mismos resultados- ¡no está! ¡Esa rosa está conectada a mí! ¡Si le llaga a pasar algo yo…!- Karamatsu lo tomó de los hombros, intentando calmar a su hermano.

-La encontraremos, no te preocupes- lo miro directamente a los ojos, aquella mirada segura que muy pocas veces adoptada, Choromatsu un poco relajado por las palabras de su hermano solamente asintió.

-Todos caímos desde arriba a este lugar- hablaba Ichimatsu- tu rosa debe estar en algún lado de esta caja- los tres comenzaron la búsqueda de la rosa, investigando, sin separarse demasiado, los objetos de aquella ridícula y excéntrica habitación, que definitivamente no les transmitía confianza alguna.

Al otro lado de la habitación, los otros tres hermanos apenas comenzaban a despertar, el golpe había sido duro y sus cuerpos habían sufrido pequeños golpecitos durante la caída.

-¿Están bien?- Osomatsu se sentaba en el suelo, sobándose un poco los adoloridos brazos.

-Yo estoy bien- respondía Todomatsu en las mismas condiciones- ¿y tú, Jyushimatsu-niisan?- el menor volteo a ver al quinto hermano, quien tenía una sonrisa alarmada y no paraba de girar la cabeza- ¿sucede algo?

-N-no está…- por primera vez en todo este rato, la que creían que era una imborrable sonrisa, se esfumó del rostro de aquel hermano. – Mi rosa…no está…

-¿¡Eh?!- Osomatsu y Todomatsu se levantaron en un segundo, acercándose al preocupado Jyushimatsu, sus ojos acuosos comenzaban a querer soltar las lágrimas, alarmado por no encontrar su rosa.

-¿T-tu rosa es amarilla cierto? ¿Igual a la de Mary?- Osomatsu volteaba a todas direcciones, vio aquella habitación oscura con los dibujos de crayola y las muñecas horribles que habían acompañado a la niña pero…no había rastro de la rosa de Jyushimatsu.

-Si…un poco más grande- Jyushimatsu comenzaba a gimotear de la tristeza. Todomatsu le sobaba la espalda, intentando confortarlo pero el pobre se encontraba bastante deprimido y, era razonable. Todos ellos estaban de alguna manera conectados con sus rosas, si algo le llegase a pasar a la rosa de Jyushimatsu…quien sabe qué ocurriría con él.

-No te preocupes- Osomatsu se acercó al par, queriendo parecer un poco más calmado. Ambos se levantaron y Osomatsu abrazó cálidamente al menor- Vayamos a investigar, seguramente que tu rosa se encuentra en alguna parte de esa horrible caja- a pesar de que la mano de Jyushimatsu estaba oculta por sus largas mangas, Osomatsu la tomó con confianza. El menor se limpió las gotitas que habían logrado salir y siguió a su hermano, quien en el fondo estaba aterrado, tendrían que encontrar a sus hermanos y a la flor de Jyushimatsu.

La cada de juguetes no era extensa, fue gracias a ello que no les tomó mucho tiempo reagruparse. Desafortunadamente, no era una, sino dos flores las que se encontraban desaparecidas y, mientras más minutos pasaban, los dos hermanos sentían que se reducían las probabilidades de encontrarlas.

-Tal vez….deberíamos buscar una llave en su lugar- sugería Choromatsu algo decaído.

-No nos iremos de este lugar hasta encontrarlas- el par se sorprendió ante las palabras de Todomatsu, esperarían que él fuese el que quisiera salir lo más rápido posible pero en verdad demostraba preocupación por las dos rosas de sus hermanos.

-No dejaremos las rosas en un horrible lugar- dijo en un tono más bajo Ichimatsu, probablemente su rostro estaría rojo por la vergüenza de sus palabras, aunque no podían verlo ya que el cuarto hermano les taba dando la espalda.

-Además, tenemos tiempo de buscarlas, ya que aquí está la llave- decía Osomatsu mientras levantaba una pequeña llavecita color rosa- tal vez sea la de la habitación de afuera, tengo el presentimiento que nos falta poco para salir.

Todos sonrieron levemente ante la noticia, el par de hermano sin rosa cruzaron miradas, esperanzados de salir pronto de allí y sintiéndose protegidos por el resto de los sextillizos, lo malo fue que aquella conmovedora sensación no duro mucho, ya que la chillona e inolvidable voz de Mary hizo eco cerca de ellos.

-¿Qué es esto? ¿Un regalo para mí?- la chica le hablaba a una de las muñequitas vivientes, al verla, los seis chicos se escondieron tras un par de maniquís y otros objetos, nunca sin perderla de vista.

-¡Siii! ¡Son tan bonitas! ¿En verdad son para mí? ¡Oh, muchas gracias!- desde atrás, los chicos lograban ver como la muñequita saltaba mientras le daba a Mary…

-Son nuestras rosas…-susurraba Choromatsu al ver como la niña tenía entre sus manos un par de rosas, una de color verde y otra amarilla

-Esto no puede ser…-susurraba también Karamatsu, observó a sus dos hermanos que miraban con profunda preocupación a la niña, podría jurar que estaban temblando. Su mirada chocó con la de Osomatsu, quien asintió en silencio y ambos salieron corriendo hacia donde estaba la niña, siendo seguidos por sus sorprendidos hermanos

-¡Mary!- la chica sonrió al ver como la banda de ninis se le acercaba.

-¡Oh! ¡Chicos! ¿Han podido encontrar lo que estaban buscando?- todos se quedaron en silencio mirándola duramente- De todas formas, ¡miren lo que me han regalado! ¿Verdad que son bonitas?- Mary levantaba el par de flores que tenia mientras soltaba unas cuantas risitas, su sonrisa ya no parecía nada a la inocente niña que creyeron que era.

-Esas rosas…no son tuyas- la voz de Ichimatsu temblaba, a pesar de estar detrás de los mayores.

-¿Eh?, ¡ah! Ahora que recuerdo, ¿todos ustedes tenían rosas, verdad?- la niña fingía sorpresa- entonces estas son de… ¿Choromatsu y Jyushimatsu?- la niña apoyaba su mano sobre su mejilla mientras los nombraba- ¡Qué casualidad que la de Jyushimatsu sea tan parecida a la mía! ¡Y la de Choromatsu es bastante curiosa!- Mary se balaceaba sobre sus pies, simulaba bailar dando vueltas y su vestido se ondeaba por el movimiento, a ninguno de los chicos les hizo gracia que no intentara devolverlas.

-Devuélveselas…por favor- Osomatsu estaba mordiéndose la lengua para intentar hacer esa petición lo más cordial posible.

-Hummm no sé…- la chica vio directamente al par de hermanos y ellos sintieron los escalofríos recorrerles por toda la espalda- ¿quieren que se las devuelva?- los chicos asintieron lentamente con la cabeza.

-Bueno…hmm- la niña miraba hacia arriba como si en verdad estuviera pensándolo- ¡Ah! ¡Ya sé!- dio un saltito de felicidad- ¿Qué tal si alguno de sus hermanos me intercambia su rosa por la de ustedes? ¡Serán dos por el precio de uno!

-¿Que…?- todos se quedaron en silencio, cerrando los puños mientras intentaban controlarse ante la petición- ¡Ya se! ¿Y si me dan la de Karamatsu? Ustedes se estaban quejando mucho de que era doloroso y cosas así- la niña señalaba directamente con su dedito flacucho al chico quien comenzaba a sentir un torbellino de emociones y pensamientos.

-¡No podríamos…!- Todomatsu se calló al ver como el segundo hermano daba el primer paso, acercándose a Mary- ¡Karamatsu-niisan!

-No se preocupen- Karamatsu volteó a ver a todos con una pequeña sonrisa, claramente aterrado por la situación.

-No- Osomatsu detuvo de la muñeca a su hermano, su mano estaba temblando- ¿Mary, no preferirás quedarte con la mía?- Osomatsu levantó la mirada y le sonrió a la niña- la mía es roja y es más bonita que cualquier otra- Osomatsu se acercó a pasos ligeros a la niña y, cuando estuvo cerca, se hincó para mostrársela, justo como si en verdad estuviese feliz de obsequiarla.

-¡Tienes razón! ¡Es muy bonita!- la niña estaba a punto de tomarla pero Osomatsu la movió para evitarlo- primero regresa la de Choromatsu y Jyushimatsu- la niña hizo caso y le entregó ambas flores antes de arrebatarle con euforia la roja a Osomatsu.

-¡Tengo una rosa roja! ¡Tengo una rosa roja!- la risa de la chica se distorsionaba con el eco de la habitación. Volteó a ver a los sextillizos y les sonrió sínicamente antes de comenzar a correr.

-¡O-oye!- todos estaban dispuestos a perseguirla, pero Osomatsu alzó su brazo en clara señal que se detuvieran.

-No tiene caso- susurró mientras suspiraba- al menos pudimos recuperar las suyas, es como dijo ella, ¡dos al precio de uno!- Osomatsu sonreía como siempre, se acercó a Choromatsu y Jyushimatsu entregándoles sus respectivas rosas- no las vuelvan a perder.

-O…Osomatsu…niisan- ambos tomaron sus flores y mantenían su mirada baja, sintiéndose claramente culpables por lo que acababa de pasar.

-No se preocupen- Osomatsu despeino a ambos hermanos, intentando que aquello sirviera para levantarles el ánimo, pero claramente era imposible.

Todos tenían algo que decir pero ninguno podía atreverse, más bien ninguno tenía el valor para hablar. Pero no fue necesario, ya que la habitación pareció oscurecerse de pronto, haciendo el ambiente más pesado, risas y gritos comenzaron a oírse alrededor.

-¿Y ahora qué?- se quejaba Ichimatsu cuando vio todo oscurecer.

-¡Se están moviendo! ¡Se están moviendo!- Todomatsu jalaba de un brazo a Karamatsu, aterrado. Las muñecas azules que se encontraban dentro, comenzaban a moverse de forma terrorífica mientras soltaban sus abrumadoras risas, se acercaban y comenzaban a rodear a los Matsuno.

-¡Corran!- todos emprendieron la huida, huyendo e intentando no tocar a las horribles criaturas. Intentaban no separarse pero era casi imposible seguir el paso de todos, los muñecos salían por doquier.

-¡Suban!- gritó Karamatsu quien alcanzó a ver las escaleras al fondo. Un segundo más tarde y los Matsuno no hubieran podido escapar de allí.

-Odio este lugar…-hablaba cansado Choromatsu recargado en la pared, intentando recuperar el aliento

-Odio mas a esas muñecas- completaba Ichimatsu quien había recurrido mejor a sentarse para descansar.

Todos suspiraron un par de veces más antes de poder levantarse nuevamente. Estaban dispuestos a continuar caminando cuando un quejido por parte del mayor salió, preocupando al resto.

-¡Osomatsu-niisan!- gritaron todos cuando vieron al mayor doblarse de dolor, mientras su piel comenzaba a abrirse en forma rasguños y moretones.

-E-estoy…bien- intentó incorporarse pero el dolor se volvía cada vez más agudo, haciendo que hasta un hilito de sangre comenzara a salir de su boca- De…deberíamos continuar…

-¿¡Estás loco?! ¡No puedes seguir en estas condiciones!- regañaba Choromatsu quien intentaba que su hermano no se moviera para evitar agravar las lesiones.

-¡Seguro que esa Mary está haciendo algo con la flor de Osomatsu-niisan!- afirmaba Todomatsu. Volteó por todos lados y, a unos cuantos metros por delante ellos, encontró un par de pétalos rojos.

-Váyanse… adelantándose…-la voz de Osomatsu se oía cada vez mas rasposa, como si se le estuviese dificultando hablar- Yo los alcanzaré en un instante.

-¡No te dejaremos!- Choromatsu veía al resto de sus hermanos, nadie sabía qué hacer- Dos de nosotros deberíamos quedarnos contigo y los demás ir tras Mary para recuperar tu flor para luego…-Osomatsu apoyó su mano en el hombro de su hermano, pidiéndole silencio.

-No se preocupen por mi- Osomatsu empezaba a respirar pausadamente, sonoramente, su pecho le dolía como si alguien lo estuviese asfixiando- Vayan adelantándose…

-Yo me quedare con él- Karamatsu dio varios pasos para quedar cerca de su hermano- Ustedes vayan detrás de Mary- los demás asintieron con aquella indicación y, sin perder un minuto más salieron rápidamente- Ellos no iban a irse a menos que dijera eso…- Karamatsu comenzaba a dejar salir las primeras lagrimas de sus ojos, observando el deplorable estado de su hermano.

-Desde hoy…Karamatsu…tendrás que ser el hermano mayor…-Karamatsu se arrodilló a lado de Osomatsu intentando detener su llanto, pero era imposible- Cuida de todos…

-Lo siento…si yo hubiese sido el que…- pero Osomatsu no lo dejo terminar, ya que acomodó su cabeza sobre el hombro de Karamatsu

-Eres demasiado amable…Karamatsu- susurró antes de perder el conocimiento. Como si el cuerpo de Osomatsu se hubiese vuelto de piedra, Karamatsu no pudo moverlo de su lugar aun cuando lo intentara, esta probablemente sería la despedida…

Mientras tanto, los cuatro menores se encargaban de correr lo más rápido que podían. El camino por el que iban comenzó a tener varios pétalos rojos esparcidos y, mientras más avanzaban la cantidad de pétalos aumenta.

-…No me quiere- alcanzaron a oír la voz de la niña. Sigilosos y ocultos por una pared avanzaban hacia donde se encontraba- ¡Me quiere!...No me quiere… ¡Sí! ¡Si me quiere!- la niña, aun sin saberse observada, dio algunos saltitos en su lugar y lanzó lejos el tallo de la flor roja que tenía en manos. Con emoción y júbilo, la niña salió dando saltitos y girando de la habitación.

-Es la flor…de Osomatsu-niisan- Jyushimatsu miraba horrorizado todos los pétalos en el suelo, ahora marchitos- Osomatsu-niisan ha…- y sus lagrimas comenzaban a hacer riachuelos en sus mejillas.

-¡Eso no pasará! ¡Osomatsu-niisan está con…Karamatsu-niisan!- expresó sorprendido Choromatsu cuando veía llegar al segundo hermano a la misma habitación justo por donde ellos habían llegado- ¿No te quedarías con Osomatsu-niisan?

-Yo…-Karamatsu no se atrevía a cruzar miradas con sus hermanos, por lo que siempre estaba viendo al suelo- Me ha dicho que se pondrá mejor si logramos atrapar a Mary, aun estamos a tiempo de salvarlo.

-Mary acaba de irse hacia allá- apuntaba Todomatsu quien ya estaba preparándose para ir tras ella.

-Antes de eso, me gustaría investigar mejor esta habitación- explicaba Karamatsu, quien disimuladamente se pasó su brazo interno por los ojos para borrar los rastros de lagrimas que hubiesen quedado. Con curiosidad, Karamatsu se dirigió hacia la pared del fondo en donde alcanzaban a verse los primeros peldaños de una escalera.

-Está cubierto por plantas y espinas- Ichimatsu también se acercaba para intentar moverlas, era inútil intentar pasar por allí.

-¿Todavía puedes incendiarlas, no es así?- habló Choromatsu dirigiéndose al mayor, quien tronó los dedos por la esplendida idea de su hermano. De su bolsillo, Karamatsu sacó el encendedor y, con un poco de maña antes que de fuerza, logró hacer que el fuego se expandiera por los tallos, incendiándolas y dejando el paso libre.

-No me da buena espina subir- decía Todomatsu, las escaleras estaban tan empinadas y largas que no podía ver hasta donde llegaban.

-Supongo que solo iremos, buscaremos algo para ayudar a Osomatsu-niisan y después regresaremos- le intentó calmar Choromatsu mientras le daba unas palmaditas en la espalda. Al final todos subieron cuidadosos las escaleras, espantándose por cada chirrido de los escalones más desgastados.

En la cima, una habitación amplia los esperaba, con paredes oscuras y un montón de cosas en el fondo, entre ellos, se alcanzaba a divisar un cuadro que cubría más de la mitad de la pared.

-Tal vez encontremos algo de utilidad- todos se encaminaban hacia el bulto de cosas hasta que oyeron un par de pasos detrás suyos, la niña de largo cabello rubio nuevamente estaba esperándolos a sus espaldas.

-¿Chicos? ¿Qué están haciendo aquí? ¡Ustedes no pueden entrar aquí, váyanse ahora!- la niña parecía volver a perder los estribos, alterada, enojada y amenazante- ¡Ahora! ¡Ahora! ¡AHORAAAAA!- la chica volvió a empuñar el cuchillo que guardaba dentro de su vestido, apuntando peligrosamente a los hermanos que se les había formado un nudo en el estomago-¡MARCHENSE!- el piso tembló con tal intensidad que comenzó a quebrarse, las grietas parecían salir desde el lugar en donde estaba parada Mary.

-¡Corran!- gritó Karamatsu cuando se dio la vuelta y seguir su propia orden, todos habían comenzado a correr, el miedo que podía infundir aquella pequeña niña no era comparable con aquellas esculturas o pinturas tétricas no, este podría ser descrito como el miedo más genuino que cualquiera pudiese haber sentido antes.

Mientras se acercaban, Karamatsu reconoció aquel cuadro del fondo, era el cuadro de Mary, justo el mismo cuadro que estaba en la enciclopedia que había leído con Osomatsu cuando fueron separados del resto, tal vez si destruía ese cuadro…

Sin otra alternativa, Karamatsu sacó el encendedor y los encendió torpemente, si su idea no funcionaba todos acabarían muertos allí mismo, así que con un poco de valentía, lanzó el objeto hacia el cuadro, ocasionando un gran escándalo al romper el vidrio y en cuestión de segundos el lienzo comenzaba a incendiarse.

-¡NO LO HAGAS! ¡NO LO HAGAS!- alcanzó a gritar una agonizante Mary, quien dejó caer el cuchillo para comenzar a alborotar sus propios mechones de cabello, a medida que el cuadro se hacía cenizas, la niña también desaparecía, se desintegraba y quemaba para simplemente dejar una montañita negra en donde se encontraba.

Todos observaban atónitos la escena, sin saber qué decir, sin saber que hacer…

-Ella ha…-susurraba Choromatsu sin dejar de ver los restos de Mary

-Ella no era humana- Ichimatsu prefirió desviar su mirada, sentía su corazón casi salir de su propio pecho por lo rápido que iba- No creo que encontremos nada útil aquí- intentaba cambiar el tema mientras veía a los lados los objetos esparcidos, muñecas, cuentos y lápices para colorear...probablemente todos ellos eran los juguetes de Mary.

Los cinco se tomaron un rato mas antes de poder ponerse de pie y salir caminando de aquella habitación. Presentían que la salida de aquel lugar estaría cerca.

-Regresemos por Osomatsu-niisan y larguémonos de aquí- los cuatro menores se dirigían hacia las escaleras pero Karamatsu los detuvo antes de que continuaran.

-Probablemente Osomatsu-niisan ya se haya adelantado ¿no creen? Sigamos- y sin esperar alguna respuesta, Karamatsu se dirigía a la salida de la habitación, aliviado hasta que oyó las pisadas de sus hermanos detrás de él

-¿Karamatsu-niisan?- preguntaba Todomatsu intentando seguir el paso del segundo, quien caminaba rápido, prácticamente estaba comenzando a correr.

Fue poco el recorrido antes de toparse con la casita rosada del centro, la llave que habían conseguido en la caja de juguetes encajaba perfectamente en la cerradura y sin perder más tiempo, todos entraron.

El interior era bastante diferente a como había sido el último tramo de la galería, ya no había más dibujos hechos con crayola, las paredes volvían a ser solidas y comunes, aunque las escaleras resultaban ser bastante oscuras, estrechas y casi kilométricas.

-Esta…muy oscuro. Se quejaba Todomatsu sin despegar su mano de la pared, intentando guardar la compostura y no mostrar su fobia a la oscuridad.

Cuando terminaron los escalones, sus ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad del lugar y, después de cruzar un pequeño pasillo, comenzaban a reconocer el lugar en donde se encontraban.

-¡La galería de arte!- exclamó Choromatsu cuando llegaron a la recepción del lugar, los panfletos y los carteles seguían en el mismo lugar donde estaban.

-No hay nadie mas- fue el turno de Ichimatsu para hablar, dándose cuenta que los únicos en el edificio parecían ser ellos y eso…era bastante inquietante. Todos investigaron el piso inferior y al no encontrar nada relevante, decidieron subir al siguiente piso.

-¡No hay nadie!- exclamaba Jyushimatsu volteando a todos lados, el silencioso lugar creaba eco entre las paredes. Todos recorrieran nuevamente la galería, hasta llegar a aquella pintura en donde todo había comenzado.

"El mundo fabricado" era el titulo que Osomatsu no había alcanzado a terminar de leer antes de que se vieran encerrados en la extraña galería. Pero, esta vez mostraba cosas diferentes a las que habían visto por primera vez.

-Esa es la recepción… ¡y las personas que estaban en la galería!- decía entusiasmado Todomatsu cuando se acercaba a la pintura.

-Si saltamos a la pintura, tal vez podamos regresar a nuestro mundo- completó Karamatsu justo después de sus palabras una cegadora luz los deslumbró unos segundos y, cuando volvieron a abrir sus ojos, el marco de la pintura había desaparecido, como si los estuviese incitando a saltar y salir de allí.

-¡Es nuestra oportunidad! ¡Salgamos!- Karamatsu empujó a Ichimatsu y Jyushimatsu sin previo aviso quienes sorprendidos lograron entrar dentro de la pintura, imposibilitados a regresar atrás.

-¡Oi, Cacamatsu! ¡Al menos avisa antes, imbécil!- gritó Ichimatsu desde la pintura, su voz de comenzaba a escuchar como eco, así que todos estaban más que seguros que aquella era la salida. Todomatsu, por si solo saltó a la pintura, cayendo a lado de sus dos hermanos.

-Pero…Osomatsu-niisan no está por aquí- Choromatsu no ocultaba su preocupación por el mayor, Karamatsu se sentía un poco culpable por ocultar lo que había ocurrido allá atrás, cuando no lograba mover a Osomatsu para llevarlo consigo…cuando no lograba despertarlo de su muy profundo sueño…

-Choromatsu- llamó aun así decidido el mayor- En realidad….

-¡Oi! ¡Chicos!- ¿sus oídos lo estaban traicionando? Es que acaso esa voz no era de…- ¡Uff! ¡Les dije que se adelantaran pero no creí que avanzarían tanto! ¿Pensaban dejarme atrás?- Osomatsu, el hijo mayor, respiraba agitadamente, había corrido para alcanzarlos.

-¡Osomatsu-niisan!- gritaron cuatro de los cinco hermanos, Karamatsu no podía creer lo que estaba viendo, él había visto como su hermano mayor había…

-¿Pero qué están haciendo chicos? He encontrado la salida, es por el otro lado- Osomatsu mostraba una imperturbable sonrisa mientras su indiscutible hábito se hacía presente, pasaba su dedo índice por debajo de su nariz.

-No, Osomatsu-niisan de hecho esta es la salida, Ichimatsu, Jyushimatsu y Todomatsu ya brincaron dentro.

-¡Wah! ¡Qué problema! Pero deben creerme, la salida es en la otra dirección, de hecho ya hasta pude ver a nuestros padres- reía animadamente, vengan conmigo- el chico extendió su mano para que los demás lo siguieran.

-Pero…-seguía replicando Choromatsu.

-¡LES DIJE QUE VINIERAN!- el humor del mayor cambio rápidamente, su sonrisa divertida de hasta hace unos momentos se había desvanecido y sus ojos mostraban desespero, aquel gesto…ni en sus mas locos sueños Osomatsu habría mostrado aquel gesto.

-Tú no eres Osomatsu- Karamatsu tomó del brazo al tercero y junto con él, brincaron hacia el cuadro donde los otros tres los estaban esperando. Una luz cegadora se hizo presente, sus pies perdieron el suelo, no sabían donde era arriba, abajo, izquierda o derecha, sus cabezas daban vueltas y todo lo vivido en aquella galería se desvaneció en un parpadeo.

-Nosotros… ¿no hemos pasado mucho tiempo ya viendo esto?- Choromatsu veía con cansancio aquella pintura titulada "El Mundo Fabricado".

-De todos modos, no es como si nos interesara la galería de todos modos- continuo diciendo Ichimatsu.

-Dejen de quejarse ustedes dos, tal vez podamos encontrar algunas chicas lindas por aquí- todos comenzaron a caminar, aburridos por aquel lugar.

-¡Hustle, hustle! ¡Muscle, muscle!- gritaba con efusividad Jyushimatsu, teniendo como respuesta el típico "shhh" de los demás visitantes para que guardara silencio. Los demás hermanos se inclinaron un poco apenados.

-My Little Jyushimatsu no grites demasiado, ¿understand?- y el mayor de los Matsuno, Karamatsu, le ofreció una pequeña paleta a su hermano quien aceptó gustoso- Que extraño…creí que traía para todos- de su bolso derecho únicamente sobraba una pelita rosada, aquella que era para Todomatsu.

-No importa de todos modos estamos muy grandes para…- cuando Choromatsu guardó su mano en uno de sus bolsillos, alcanzó a percibir algo y, al sacarlo, era una paleta igual a la de sus hermanos, solo que esta era de envoltura verde- Y…al parecer ya me la habías dado.

Ichimatsu también revisó sus bolsillos y encontró el mismo descubrimiento de Choromatsu, pero el suyo tenía una envoltura morada.

-No lo recuerdo, pero son regalos para mis queridos brothers- todos se llevaron la paleta a la boca, sin embargo pasaron a lado de su hermano mayor sin siquiera haber oído sus palabras, ignorándolo completamente.

Todos anduvieron juntos por el piso y, ya algo aburridos no prestaron atención al resto de los cuadros antes de bajar por las escaleras

-Busquemos a papá y mamá para irnos de aquí- Todomatsu entraba dando saltitos a la otra sala, donde pudieron ver de inmediato a su padre.

-Fue idea de su madre, si quieren irse díganle a ella primero- suspiró resignado Matsuzou cuando vio aburridos a sus cinco hijos ninis- estaba buscándolos así que probablemente esté en el piso de arriba.

-Otra vez subiendo- se quejaba Ichimatsu cuando todos retomaron las escaleras para buscar a su madre.

-¿Eh?- Jyushimatsu se detuvo cerca de la puerta antes de continuar- ¡Miren, miren!- llamó a sus hermanos quienes recibieron nuevamente el "shhh" de los demás visitantes.

-Jyushimatsu por favor deja de…- Choromatsu no pudo terminar su regaño debido a que sus ojos se toparon con la pintura que señalaba Jyushimatsu.

-¿Oigan, no creen que se parece a nosotros?- habló Todomatsu, viendo un poco asustado la extraña pintura.

En el cuadro, se mostraba la pintura de un chico recargado en una pared, como si estuviera durmiendo y con la mirada decaída. El chico en cuestión tenía un peinado corto, con dos graciosos cabellos saliendo de la parte superior. Vestía con una sudadera rojiza y unos jeans azules, de alguna manera parecía melancólico y solitario. El titulo del cuadro era: "Retrato olvidado".

-No me da buena espina- Choromatsu se acercó más para verlo con detenimiento-Somos quintillizos, con el mismo rostro, no me dan ganas de tener uno mas así, además ¿no sienten escalofríos al verlo?

-Tal vez es un cuadro maldito- una sonrisa siniestra se posó en el rostro de Ichimatsu, asustando al resto.

-¡Mis ninis!- escucharon el llamado de su madre al borde de la escalera- ¡Hemos venido todos juntos, así que vengan, después de ver la galería podremos irnos!

-Ufff ni modo- suspiró Todomatsu- tendremos que ser una familia "normal" por un buen rato- cada uno de los quintillizos se fue retirando, olvidando el tema del cuadro, excepto por Karamatsu, quien no podía apartar su mirada.

-¡Karamatsu-niisan!- llamó Jyushimatsu, los demás comenzaban a bajar las escaleras.

- ¡En seguida voy!- una última mirada le dedico al cuadro antes de darse la vuelta, aquella pintura le inquietaba bastante, aunque no sabía exactamente la razón. Mientras bajaba las escaleras, su mano izquierda encontró una última paleta (de envoltura roja) escondida en los bolsillos de su sudadera y al verla, una voz le susurró en sus pensamientos "Desde hoy, Karamatsu, tendrás que ser el hermano mayor. Cuida de todos"

Inmediatamente volteó a ver otra vez el cuadro, no se había percatado que aquel chico de la pintura estaba sonriendo y, a pesar de ello, se lograba distinguir una casi imperceptible lágrima recorriendo su mejilla. Un poco inseguro, decidió desenvolver el dulce y llevárselo a la boca.

Aquel día, los quintillizos Matsuno olvidaron por completo a quien una vez había sido el hermano mayor y todo lo relacionado con el Mundo de Guertena.

-FIN-

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Hikari: Si mis cuentas no me fallan este es mi fanfic mas largo subido hasta ahora (escribo puras historias cortas) así que estoy bastante emocionada QwQ. Muchísimas gracias a quienes llegaron hasta esta parte del escrito, creo que sus comentarios, muchos o pocos, me sirvieron para encontrar la motivación de subirlo hasta el final. No quiero aburrirlos con mis dramas así que les recuerdo que pueden dejar sus reviews y críticas constructivas en la cajita de review, todos y cada uno de ellos son bien recibidos en mi corazón.

Ahora, antes de que alguien lo diga: NO, no escribiré los demás finales. Como saben, Ib tiene varios finales (siete si no mal recuerdo) pero he decidido dejar el final del retrato olvidado por diversas razones. Primero, me encantan los dramas, segundo, es el primer final que saqué en el juego por lo que es algo importante para mí y, finalmente, es que la inspiración para este fic nació de un fanart (Pixiv ID:57516395, Artista: ひまじん) donde demostraba este mismo final y he querido terminarlo de esta manera.

Sin más que decirles y agradecerles una última vez, me despido, esperando que podamos leernos una vez mas en algún futuro –inserte música dramática aquí- ¡Bye bye-perowna!

P.D: Escribí hace dias un fanfic KaraIchi por si a alguien le interesa y otro Gerita (Hetalia). Y si, me encanta auto-publicitarme xD

P.D2: Creo que cada capítulo era más largo que el anterior ._.