Notas de Autora:

Pequebalam espero y te guste va dedicado especialmente a ti con mucho cariño 3 y también a todos aquellos amantes de la pareja Milo y Camus a quienes termine defraudando con mi historia jajaja ¡Lo siento! D: esta es mi manera de disculparme les envío un abrazo a todos :3

Como ya había advertido, este es un Lemon, no sé si este igual o peor de explicito que el anterior, pero si les agradecería leerlo con discreción u.u

Bueno comencemos :D

...O...

"Vayámonos de aquí antes de que te pida matrimonio sobre un globo..."

"Ouch" pensó el peli aguamarina, pero se mantuvo estoico ante esas palabras y tan solo rodó los ojos esbozando una leve sonrisa, ocultando así su decepción.

"Deberíamos volver al santuario, ya ha pasado demasiado tiempo..." le dijo en un intento por cambiar el tema y así su mente dejara de girar por las palabras del escorpio. Milo asintió con la cabeza, ignorando por completo como esa sencilla oración había turbado tanto al francés.

"Comienzo a extrañar la privacidad de nuestros templos..." mencionó mientras bajaba peligrosamente su mano desde la cintura del acuario hasta su espalda baja.

"Milo..." murmuró tomándole la mano y colocándosela de nuevo en la cintura, el acuario no lo detuvo tan solo porque le hubiera soltado tremendo golpe si se le hubiera ocurrido propasarse en público, sino que además no le podía permitir notar que llevaba algo oculto en su bolsillo: una sortija.

"¿Qué? ¿Demasiado rápido?..." preguntó, obteniendo un prolongado silencio como respuesta.

...O...

Ambos caballeros se encontraban recorriendo las calles ya entrada la noche en búsqueda de un lugar para descansar, después de su plática anterior habían decidido volver a Grecia al día siguiente. Finalmente lo único que pudieron encontrar fue un hotel, se habían estado quedando en hostales para economizar pero decidieron que siendo ya su ultimo día podían darse el lujo de pasar una noche totalmente a solas.

Cuando Camus abrió el cerrojo casi fue atropellado por Milo, quien entró y se tiró a la cómoda cama boca abajo, rebotando en ella por la fuerza con la que se dejó caer. El francés esbozó una ligera sonrisa, no cabía duda que a pesar de que el griego era un caballero calculador, centrado y elocuente en el combate, seguía manteniendo un alma de niño para otras cuestiones.

"Esto se siente demasiado bien..." murmuró el peli azul con la cara hundida en las suaves almohadas "Y se va a poner mejor..." dijo burlonamente al sentir el peso de Camus encima suyo, quien se había sentado sobre su espalda baja poniendo una pierna a cada lado de las caderas del escorpio.

El acuario se inclinó hacia enfrente tomando con sus manos los hombros de Milo y acariciándolos, dándole un suave masaje a lo que el griego soltó un leve quejido.

"Camus..." gimió "Ummm... así, mas a la derecha..." el galo obedeció, apretando un poco más sus hombros, retiró después con delicadeza los ondulados cabellos de su amante con una mano para poder masajear su cuello, con sus pulgares comenzó a formar círculos presionando firme pero suavemente mientras que con el resto de sus dedos acariciaban a cada lado, en una sensación increíblemente relajante, pero que además estaba comenzando a encender la libido de Milo, y eso Camus lo sabía muy bien.

"¿Te gusta?" le preguntó el peli aguamarina suavemente mientras deslizaba sus manos por la espalda del peli azul.

"Uhum" respondió débilmente Milo, como quien contesta entre sueños. Camus se inclinó entonces hasta que su pecho tocó la espalda del griego y sus labios quedaron a la altura de su oreja "¿Sabes cuál es la mejor parte de dormir en un hotel?" le susurró, pero el griego estaba demasiado enajenado en su relajación, además de la deliciosa sensación de sentir por completo el cuerpo de su amado sobre el suyo, así que solo hizo un ruido dándole a entender que prosiguiera.

"No hacerlo..."

No necesitó decir más, con eso Milo se giró, no tumbándolo de puro milagro. El francés podía ser muy serio y pecar a veces incluso de indiferente e insensible, pero sabía como obtener lo que quería de Milo, lo cual este último consideraba más un don que otra cosa.

Camus quedó entonces sentado sobre el regazo del griego, quien se incorporó para poderlo besar en los labios mientras que el acuario por su parte se agarró fuertemente de su cuello para no perder el equilibrio.

Sus piernas seguían a cada lado del escorpio presionándolo ligeramente, Milo colocó cada una de sus manos en los muslos de Camus, sujetándolos con firmeza. La intrusa lengua que danzaba dentro de la boca del galo tan solo hacia mas deliciosa e intensa la sensación de sentirse aprisionado por su firme agarre, y se lo hizo saber sujetando sutilmente los rizados cabellos, halándolos un poco otorgando una sensación que Milo consideraba sumamente excitante.

Este último rompió el beso deteniéndose después en la comisura del labio de su novio para luego dibujar un camino de los mismos desde su mejilla hasta el cuello, que al principio fueron suaves pero al llegar a la mitad se volvieron tan intensos que el francés no tardó en suspirar por ello.

"M-Milo...ah... ¡Dioses!" gimió Camus al sentir las húmedas caricias que la boca de su hombre le daba a su cuello y clavícula, succionando esta ultima ligeramente, haciendo que el oji violeta se encorvara por el placer.

"Me encantas...amo todo de ti..." iba susurrando el griego a la par que seguía depositando besos hasta donde la ropa de Camus se lo permitía "Pero más amo escucharte gemir..." le dijo al oído para después succionar el lóbulo de su oreja, lo que logró su cometido. Milo no se callaba el hecho de que adoraba ser capaz de descolocar al normalmente sereno y centrado Camus, al grado de hacerlo gritar su nombre junto con una serie de indecencias.

Viendo que la ropa del galo comenzaba a estorbarle, sin esfuerzo alguno le sacó la camiseta que llevaba puesta y Camus lo imitó, retirándole la suya. A Milo le gustaba detenerse un momento a contemplar el torso de su amado, si bien poseía una musculatura trabajada, no era exagerada, sino bastante estética, al igual que cada rasgo del francés, cuando sus ojos se llenaron de observarlo se lanzó sobre uno de sus hombros, mordiéndolo con delicadeza para succionarlo un poco después, gesto que sabia volvía loco de placer a su adorado.

"¡Argh Milo!" dijo el peli aguamarina en un intento bastante malo de sofocar el gemido, que ocasionó que el mencionado se encendiera aun más "¿Qué pasa? ¿Acaso no te gusta?" le dijo juguetonamente mientras se comía su torso superior a besos y mordidas. Camus comenzó a corresponderle gentilmente arañando su espalda mientras se frotaba rítmicamente sobre de él, acto un tanto involuntario que tenía como objeto sentir lo más que pudiera de aquel cuerpo que lo enloquecía.

"Mi amor, si así, muévete más, por Atena!..." murmuraba Milo ya un tanto fuera de sí, enloquecido por sentir el calor del pecho de Camus contra el suyo, las gotas del sudor de ambos mezclarse por la cercanía y el roce de sus crecientes sexos por el movimiento de sus caderas contra las de él mientras iba y venía sobre su regazo. Bajó entonces sus manos con la intención de sujetarse de los glúteos del francés, para así poder moverlo a su antojo, pero al momento de posarlas en aquella zona Camus abrió los ojos como platos y Milo arqueó una ceja al sentir algo...diferente.

"Camus, tienes algo en tu bolsillo..." Le dijo introduciendo su mano. Antes de que el francés pudiera decir nada Milo sacó una pequeña cajita de terciopelo de la bolsa trasera de su pantalón

"¡Dame eso!" gritó Camus lanzándose sobre de él, intentando en vano arrebatarle la cajita a Milo, quien lo esquivó fácilmente y abrió la caja.

"...Camus" alzó la vista para encontrarse con los hermosos ojos violeta que lo veían con terror, aun que Milo no estaba seguro cual de los dos estaba más aterrado después de que él descubriera que el contenido de esa caja era una sortija. El griego balbuceó por un par de segundos, sabía que debía decir algo rápido o sino las cosas empeorarían, si, las cosas siempre podían empeorar...

"... ¡Me siento como un idiota!" Gritó, recordando las palabras dichas horas atrás. "No tenía idea... perdóname" musitó despues mientras agachaba la mirada, preso de una profunda vergüenza y arrepentimiento.

"Descuida, no tienes por qué disculparte..." El francés se inclinó para tomar la caja e hizo su mejor esfuerzo por permanecer inmutable, y lo logró, pero aun así, no podía engañar a Milo, para él era como un libro abierto. Sin embargo, cuando iba a tomar la caja Milo cerró la mano en la que la sostenía, ante la mirada confundida de Camus.

"Acepto" le dijo con una leve sonrisa.

Camus estiró la mano de nuevo para retirarle la caja, viéndolo con un tinte de tristeza "Milo, no tienes por qué hacerlo...en verdad prefiero que..."

"Shhh..." le puso un par de dedos en sus labios "Camus, te mentiría si te dijera que esto estaba en mis planes, realmente no era así..." El griego le entregó la caja de vuelta al galo "A mi modo de ver no es necesario tener una pieza de joyería en mi mano para entender que te pertenezco para siempre..."

"Milo..." susurró Camus conmovido, recibiendo un pequeño beso en los labios antes de que Milo continuara "Sin embargo, ahora que he visto la sortija entiendo que no se trata de si la necesito o no, sino de que es algo importante para ti, y siendo así, entonces también para mí lo es..." le dijo esbozando una sonrisa de lado "Además, así nos sacudiremos a personas como esas niñas de la mañana..." bromeó, reiterándole a Camus que no se podía estar serio en ninguna situación.

El francés le rodó los ojos y sonrió "Entonces, Milo..." tomó su mano "¿Quisieras...?"

"Creí haberte dicho ya que si" le interrumpió un tanto apenado desviando la vista, a lo que Camus se sonrió, sabía que las cursilerías no eran cosa de Milo y era rara la vez que el griego hacia alguna cosa tierna o dulce, si llegaba a suceder, era mayormente involuntaria y rápidamente salía con alguna ocurrencia "Dame acá" le dijo arrebatándole la sortija y poniéndosela el mismo.

"Te sienta bien..." le dijo con un tono de burla el francés.

"¿Estas buscando que te calle esa linda boca, mi amor?" le preguntó entre enojado y burlesco.

"Puede ser..." le dijo besándolo en los labios.

Mientras lo besaba fue empujándolo suavemente hasta quedar sobre de él recostados en la cama, Milo paseo sus manos por la blanca espalda recorriéndola lentamente hasta llegar a donde perdía el nombre, alegrándose de que por fin podía estrujar aquellos glúteos con libertad, metió ambas manos en los bolsillos del pantalón del francés y apretó sus músculos con fuerza, sintiéndolos firmes al tacto. Un audible gemido escapó de la boca de Camus mientras Milo masajeaba aquella zona, retiró sus manos de los bolsillos y ahora las introdujo por dentro del pantalón, sintiendo la suave piel y apretándola, no podía negar que aquel bien formado y generoso trasero le encantaba, y el galo tampoco podía ocultar su gusto por que el griego le tocase.

En esa posición en la que estaban ambos podían sentir como la excitación volvía a apoderarse de sus cuerpos, y aun sobre del pantalón el efecto en sus entrepiernas era evidente, las cuales se rozaban ocasionalmente en lo que ellos consideraban una deliciosa y excitante casualidad.

Camus, que se encontraba aún sobre de Milo besándolo, bajó sus manos para así comenzar a desabrochar el pantalón del peli azul, quien mordió el hombro que tan descuidadamente se le acercó al rostro, haciendo la labor del oji violeta aun más difícil.

"Mi-Milo... argh, ah ¡Milo!" gemía y reclamaba a la vez, perdiendo total coordinación sobre lo que sus manos hacían.

"¿Qué pasa mi amor?" lo vio pícaramente "Haz uso de tu auto control si quieres quitármelo..." le retó a lo que Camus decidió mejor incorporarse, sentándose sobre las rodillas de Milo para rápidamente desabrochar la prenda, ante la mirada atónita de este.

"¿Cuál auto control?" los ojos violeta lo vieron con una mezcla entre juego y lujuria que enloquecieron al oji verde inmediatamente.

"¿Crees haber perdido el control ya? No tienes ni idea..." y con ello fue él ahora quien aprisionó a Camus bajo de si, sujetándolo de las muñecas por lo alto de su cabeza mientras lamia, besaba y mordía su cuello, bajando rápidamente hasta su pecho repitiendo las tres acciones y deteniéndose un breve instante a tocar, muy sutilmente, con la punta de su lengua los pezones de Camus.

" ¡Ahh...Ahhh... ¡Milo!" se retorcía el hermoso peli aguamarina, luchando en vano por liberar sus muñecas.

"Extrañaba demasiado esto..." se sonrió complacido el oji verde, no era que en el hostal no hubieran tenido oportunidad de hacer el amor, incluso Milo lo había encontrado particularmente excitante por tener a tantos posibles "espectadores", pero no se comparaba con escuchar a aquella callada boca gritando como solamente lo hacía entre cuatro paredes (u ocasionalmente a la intemperie, cosa de la que el griego estaba muy orgulloso).

Milo siguió su camino llegando al abdomen de Camus, en el se detuvo particularmente a succionar con fuerza los huesos de su cadera, cosa que él sabía muy bien era un punto altamente sensible

En lo que se entretenía haciendo eso levantaba de pronto la vista solo para deleitarse con los gestos de placer de su acuariano, quien cerraba los ojos fuertemente mientras intentaba a toda costa no enloquecer.

Milo desabrochó con envidiable maestría el pantalón de Camus, tomando con una mano la ropa interior que si a penas era visible y bajándola levemente solo para exponer la parte superior del sexo del onceavo guardián, paseo su lengua delimitando su camino por el borde de aquella prenda, haciendo que el peli aguamariana sintiera unas ganas imperiosas de que le arrancara el resto de su ropa de una buena vez.

"Mi amor, voy a llevarte al verdadero borde de la locura, y te va a gustar tanto que no vas a querer regresar..."

Esa amenaza hizo estragos en la mente de Camus, aumentando no solo su excitación sino también su curiosidad ¿Qué haría Milo?

No tuvo que esperar mucho por su respuesta, el escorpio paró lo que hacía y se dispuso a morder levemente uno de los costados expuestos de la pierna de Camus, bajó su mano acariciando uno de sus muslos por sobre el pantalón todavía y fue subiendo con ligeras caricias hasta alcanzar con su mano aquella virilidad que había logrado despertar "Mi vida, estas tan duro..." le susurró sin pudor para después bajar el cierre, se coló entre sus piernas y se sujetó de la parte interna de sus muslos con ambas manos, separándolas un poco más.

A pesar de que habían hecho el amor más veces de las que Camus podía contar en cada ocasión Milo había conseguido sorprenderlo con algo, y por la mirada que el escorpio tenia pudo comprender que esta vez no sería la excepción. El caballero del octavo templo puso su cara a la altura de la entrepierna del francés, quien comenzó a retorcerse al sentir el aliento de Milo penetrar por a través de la delgada tela de su ropa intima, apretó entonces las sabanas bajo sus manos, aprovechando que tenia al fin las muñecas libres y se fue después por los azules cabellos de su amante.

"Milo..." gimió a la par que halaba algunos mechones colocados entre sus dedos "Maldición...Hazlo de una buena vez..."

"¿Estás seguro?" le dijo mientras rozaba con sus labios aquel erguido sexo que aun estaba siendo contenido por la prenda, ya estaba empezando a maldecir, esa era muy buena señal...

"Si, muy seguro..." dijo apenas, pues Milo ahora estaba sobándolo con sus labios aun por encima de la tela, contacto que se sentía delicioso, pero no lo suficiente...

Milo se dejó entonces de juegos y retiró la ropa del acuariano por completo, dejándolo como en casi todas las noches: completamente desnudo para él.

El escorpio pasó su mano desde los tobillos hasta la ingle del peli aguamarina con suavidad "Mi amor, deseo tanto hacerte mío..." dicho esto puso ambas manos en las caderas de Camus, obligándolo a subirlas levemente y atrapando después con suma delicadeza aquel endurecido sexo que amaba saborear entre sus labios, esto ocasiono un inevitable grito de la boca del onceavo guardián, quien volvió a aferrarse de los ondulados cabellos mientras la tibia humedad de la boca y saliva de Milo hacían maravillas en su miembro.

"Argh, demonios Milo, aaaa... Así, aaah ¡Dioses no pares!" gemía, gritaba, exigía, todo a la vez mientras su amante hacia lo propio, succionando deliciosamente su masculinidad a la par que acariciaba con una mano libre el sexo bajo, otorgándole un placer indescriptible que ciertamente lo estaba enloqueciendo al grado de la inconsciencia.

El peli azul alzó la vista para encontrarse con la mirada nublada por el deseo de su amado francés, le sonrió maliciosamente y le puso una mano en la mejilla, Camus se recargó brevemente en ella y después Milo comenzó a delinear de manera muy errática sus labios con uno de sus dedos, para después introducírselo en la boca. Camus estaba tan excitado que solo atinó a succionar su dedo, una vez que estuvo lo suficientemente húmedo el griego lo retiró para desagrado del galo y comenzó a juguetear con ese mismo dedo en la sensible entrada de Camus.

Al sentir la humedad y los movimientos suaves pero firmes del dedo de Milo a la par que su virilidad era succionada exquisitamente el francés ahora si creyó que perdería la razón, y la terminó perdiendo cuando ese mismo dedo fue introducido de una manera un tanto brusca dentro de aquella sensible entrada.

"Mi-Mi- ¡Milo!" un grito ahogado escapo de su boca al sentir aquel intruso dentro de él, mientras el griego seguía sin detener las caricias a su miembro, de pronto interrumpiendo la succión reemplazándola por besos y lamidas. Camus no sabía a qué hora Milo se había vuelto tan bueno para darle sexo oral, y francamente no le interesaba mientras lo siguiera haciendo.

Ambas sensaciones en conjunto tenían a Camus con los ojos en blanco y gritando de placer, totalmente enajenado a cualquier realidad que no fuese su propio gozo, Milo notó esto y supo que era el momento para el mismo comenzar a disfrutar de ese exquisito cuerpo que idolatraba como a una deidad, y la mejor manera de rendirle culto era ofreciéndosele por completo.

"Que rico mi amor, que rico que te estremeces, que delicioso tu sabor, tu piel, tu calor..." Milo se fue besando el largo de las piernas de Camus a la par que le decía todas esas dulces y sensuales palabras, el siempre hablo mucho más en la cama que el galo, quien se limitaba a gemir y maldecir, aun que de vez en cuando se aventuraba a hacer alguna que otra petición "Tu saliva, tu sudor, tu esencia...todo tu eres un manjar, y hoy te he de devorar completo..." sentenció tomando ambas piernas por las pantorrillas, sin que el acuariano pusiera alguna resistencia.

"Milo..." susurró Camus estirándose para poder tomar con su mano el duro miembro de su griego, masturbándolo suavemente a lo que el peli azul gruño pues no se esperaba que su serio y reservado francés hiciera algo tan atrevido. Volteó entonces a verlo: la mirada vidriosa, las mejillas enrojecidas, la frente perlada de sudor, los lacios pero rebeldes cabellos esparcidos por doquier mientras algunos se habían quedado atados a su cuerpo por su misma humedad, ese bello hombre era la definición más clara que tenia de perfección, y mañana...mañana seria su esposo, unidos para siempre por un lazo mas allá de lo emocional, un lazo simbólico que aunque al principio no deseaba, a medida que lo visualizaba en su mente iba llenándolo de emoción.

"Camus..." susurró y se alzó un poco para besarlo en los labios, mientras que el mencionado no quitaba el dedo del renglón y seguía masajeando su miembro"Te amo..." le dijo rompiendo el beso a lo que el galo contesto "Y yo a ti Milo, siempre lo he hecho y siempre lo haré"

Tanta repentina ternura casi lo hizo olvidar las imperiosas ganas que tenia de tomar al acuario como suyo, alzó las piernas del onceavo guardián, exponiendo así su suave carne para poderla tomar, comenzó a rozar levemente su entrada con la punta de su sexo"Amor mío... ¡argh!" gruñía Milo mientras se abría camino por aquella estrecha cavidad que aprisionaba a su miembro deliciosamente.

Un grito ahogado fue su respuesta, la sensación del grueso y duro miembro de Milo por dentro de Camus hizo que dejara de pensar en cualquier otra cosa, concentrándose tan solo en sentir aquella virilidad rozar sus paredes con cada estocada, que se iban volviendo una a una mas placenteras.

"¡Mi amor! ¡Mi amor! Que rico estas, ¡que estrecho, que húmedo!" El griego se sujetaba fuertemente de las piernas de su amado a la par que lo penetraba, ganando con ello profundidad. Con este mismo fin Camus terminó por enrollar sus piernas alrededor de la cintura de Milo, este en su excitación prefirió cargarlo sentándolo sobre él, dejándolo sentirlo por completo. El francés dejó salir un grito de dolor por la repentina profundidad que la penetración ganó, pero rápidamente sustituyo el grito por placenteros gemidos mientras sentía que Milo tocaba un punto sumamente sensible repetidamente.

"¡Milo! Argh ¡Carajo Milo!" el acuariano comenzó a arquearse, contrayendo los músculos de su cuerpo a medida que sentía el orgasmo aproximarse.

"Si mi amor, ¡oh Dioses que rico se siente! ¡Qué rico mi amor!" gruñía el peli azul, mientras se aferraba de los glúteos de su amado, moviéndolo con ello a su merced.

"¡Milo! ¡Yo...! ¡No puedo más...! ¡Voy a...!" el acuariano apretó los parpados y se agarró fuertemente de los hombros de su griego, mientras la placentera y estremecedora sensación del orgasmo recorriendo su cuerpo lo atrapaba, vertiendo entonces su esencia sobre el estomago de su prometido.

Milo aumentó la velocidad de sus estocadas, aprovechando la deliciosa sensación de las contracciones del acuariano sobre su miembro, con ello sintió también su orgasmo aproximarse "¡Camus! ¡Dioses!" gritó finalmente mientras terminaba dentro de su hermoso francés.

Camus se dejó caer exhausto sobre el hombro de Milo, abrazándose de una manera un tanto laxa de su cuello, tan solo lo suficiente para no caer de espaldas, cerró sus ojos disfrutando de la cálida sensación de sentir el fuerte palpitar de Milo golpeando contra su pecho, el griego aun seguía dentro de él, cosa que también de algún modo le provocaba cierto placer emocional al sentirse como uno solo.

Un dulce beso fue depositado en sus cabellos aguamarina mientras que los fuertes y seguros brazos lo rodearon por la cintura, abrazándolo tiernamente, como si fuese una figurilla de porcelana muy valiosa "Te amo" susurró el peli azul y después le tomó por la barbilla depositándole un suave beso en los pequeños y finos labios. Camus le dio un beso en el cuello, sutil, dulce, casi con timidez y le dijo "Yo también te amo, Milo"

"Quiero amarte por el resto de mi vida, hoy mas que nuca lo siento así..."-Susurró el griego antes de caer en la inconsciencia, seguido al poco tiempo por su francés.

...O...

Boda, vuelos, desempacar maletas, verlos a todos después de tanto tiempo fuera...eran demasiadas, DEMASIADAS emociones en un día, pero habían sobrevivido a todas...Tuvieron en verdad una boda bastante discreta y sencilla en París, se podía decir que fue una boda exprés, tan solo para contar con el requisito, ninguno de los dos quería hacer un verdadero arguende, tan solo querían poder llamarse "Esposo" entre sí.

Ambos agradecieron enormemente por la fiesta (no solicitada) que Dita les organizó, pero Camus no pudo evitar sentir melancolía al no ver a Mu en ella, al igual que Milo pues Shaka se había ido junto con él a Jamir en ese entonces.

Mas sin embargo cuando supo que Shaka regresó, paso a saludarlo para intercambiar sucesos, pues ambos estaban pasando por momentos bastante peculiares en sus vidas, sin embargo, las cosas dieron un giro inesperado para él.

"Felicidades, ¿Era eso necesario?" preguntó el rubio con franco interés.

"Realmente no, sin embargo, cometí la estupidez de decirle que le propondría matrimonio sobre un globo y..." Milo estaba a punto de contarle toda la travesía, omitiendo obviamente los matices sexuales de la trama, enfocándose mas bien en el porque consideraba que había cometido una estupidez (que era por haber hecho sentir mal a Camus, él y su inoportuna y gran boca). Sin embargo, al ver a Shaka a los ojos pudo notar algo diferente en ellos, incluso el semblante del rubio se veía distinto...Milo se le quedó viendo con detenimiento y notó que estaba poniendo a Shaka incomodo, pero no le importó, curioso cómo era, quería descifrar esa expresión que no había visto en el antes. Comenzó a atar cabos, Shaka acababa de volver de Jamir, y si bien las veces que había ido regresaba con cara de idiota, era más bien de idiota melancólico y ahora simplemente parecía brillar...

"Brillar..." algo hizo "click" en su cabeza, el conocía esa expresión, el conocía ese "brillo" lo había visto antes en Camus cuando...

"¡Tuviste sexo!" Rió.

...O...

"Camus..." el griego se abrazó del cuerpo de aquel que le acompañaba en la cama esa mañana, pero al no obtener respuesta se levantó y se dirigió a la cocina a preparar café, bebida con la cual acostumbraban empezar su día.

El sutil aroma desprendido de la cafetera hizo que el galo abriera pesadamente un ojo y después se despertara, viendo de reojo hacia la cocina como Milo comenzaba a prepara el desayuno, se sonrió sintiéndose tremendamente afortunado por la vida que tenían ahora, producto de tantas batallas libradas no solo contra amenazas contra la prosperidad del planeta sino también las propias, que habían logrado sobrellevar gracias a que su lazo siempre fue más fuerte, más fuerte que los errores, más fuerte que los mal entendidos e incluso, más fuerte que la propia muerte. El ver al peli azul entrando con una bandeja con café y un pan tostado, vistiendo solo sus bóxers, con el cabello enredado y lo que parecía ser un rastro de baba seca en su comisura derecha le pareció a Camus la viva imagen de la felicidad, tomó la bandeja y la colocó en la mesita de noche, sonriéndole después a un escorpio que lo miraba con confusión.

"¿Qué ocurre? ¿No tienes hambre?" Milo había hecho una carita tan involuntariamente tierna que a Camus se le escapó una risilla. "No ocurre nada, mon amour, solo pensaba en lo feliz que soy a tu lado"

Milo como pocas veces se ruborizó fuertemente, Camus no usaba decirle cosas tan directamente afectivas, sino que era más bien sutil, además tampoco solía hablarle en francés más que cuando estaba tan de malas que se le salía, hizo lo posible por recuperar el semblante y cuando lo logró esbozó una sonrisa socarrona "Pues claro que lo eres, soy perfecto ¿Qué mas podrías pedir? Incluso te he traído tu café a la cama, además..."

El griego se metió por debajo de las cobijas, lo que ocasionó que Camus abriera los ojos como platos al sentirlo acariciar sus piernas y subir hasta su abdomen "De que conmigo siempre tendrás buenos y felices días..."

Y así, como en casi todas las mañanas desde que Milo se convirtió en su amante, Camus se tomó el café frio y comió pan duro, desayuno que se había convertido en su favorito.

Fin

Contestando Reviews

OMG son muchos ;o; espero y no se me pase nadie ¡Gracias!

Jabed

¡¿Oh dios enserio!? D: ok, con gusto haré dicha historia, creo que hare una historia con varios one shots donde pondré el tuyo, el de Zooropa (que ya me abandonó yo creo xD) y otro de Saga x Kanon :') esto en agradecimiento a todas ustedes por su apoyo enserio que es muy valioso para mí ;o; qué bueno que te gusto el final n.n nos seguimos leyendo y nuevamente gracias!

SpirstJungfrau

!No! que mala onda maldito fan fiction! D: espero que puedas resolver tu problema. Te agradezco que hayas querido que continuara la historia pero siento que si hubiera seguido ahora si hubiera perdido el rumbo horriblemente jajaja y mas bien yo te doy mil gracias por leerla y el apoyo enserio que es muy valioso para mi :D me sonrojo gracias por tus lindas palabras, no se si tenga un don pero si logro transmitir algun sentimiento con mis locuras para mi ya es ganancia n.n te mando muchos cariñitos y gracias nuevamente.

Pequebalam

Tu comentario de Shaka me hizo reír mas de lo debido jajajaaja pero si, por eso lo dejó la armadura y ya por eso no podía ser virgo, si no se lo advierte a Shun entraran al ciclo sin fin jajajaja Kanon fue para hacerle el paro a su hermanito para que pudiera ser patriarca, yo pienso que percibirá una compensación por parte de Pose por ser buena onda. A Saori ya no le quedó de otra se iba a quedar sin dorados debía ser flexible jejeje. Tus maneras de quedarte con Shura también son sumamente ingeniosas, no dudare entonces de tu éxito, gracias por las felicitaciones n.n y finalmente espero que este cap haya sido de tu agrado ;o; abrazos

Luisamargotp

Qué bueno que te gustaron todos esos detallitos :D lo de Kanon fue una sorpresa hasta para mi, simplemente surgió en la historia. Y gracias por la petición claro que seguiré escribiendo de ellos porque no me los puedo imaginar con nadie mas, los amo juntos :3 de nuevo gracias por el apoyo nos leemos :D

BN-Eternal-Soul

Siempre amo tus comentarios :3 me chiveas u/u La verdad es que si me ha apasionado demasiado esto de la escritura de fics, supongo que estoy tan enamorada de los personajes que este es el inevitable resultado y te agradezco mucho tus bellas palabras y me da mucho gusto que encuentres tan buenas mis loqueras ;o; sobre todo viniendo de ti que escribes muy bien :3 oooh ¿Tu también notaste la mirada Saga x Aioros? Ahí fue donde nació el ship para mí, ¡Esa mirada dijo más que mil palabras la verdad! Gracias por tu apoyo moral con el giro por que la verdad si sufri jajajaj pero como siempre me haces sentir mejor :) nos leemos saludines! Y gracias por las felicitaciones :D

Zryvanierkic

Gracias por amar este fic del mal que se salió de control ;o; jajajaja Y si pobrecillos, me agradó poder darles dentro de esta historia algo de libertad de decisión, momentos de esparcimiento y convivencia sana, personalmente los momentillos breves que metí de convivencia entre parejas me dieron felicidad, como cuando Shaka carga a Mu y se lo lleva a la alcoba, puedo imaginármelos así totalmente si la maldita trollei les hubiera dado chance ;o; pero bueno u.u para eso son los fics jajaja muchas gracias por tus lindas palabras nos leemos después, ¡saludos!