¡Hola chicos! Aquí vengo con otra historia de Miraculous Ladybug, esta vez mucho más romántica y larga que la primera :3. Advierto desde ya que puede darles diabetes xD.

El fic es totalmente continuo pero está dividido en 2 partes para que no se haga tan pesado de leer.

Disclaimer: El universo y los personajes de Miraculous Ladybug son propiedad de Thomas Astruc y asociados.

¡Disfruten la lectura!


Era un hermoso día en la ciudad de París y un joven de cabello rubio y brillantes ojos verdes como la esmeralda se estaba levantando de muy buen humor ya que hoy celebraba su quinto año de noviazgo junto a la chica de sus sueños.

– ¡Buenos días chico enamorado! – le dijo Plagg a Adrien con un tono burlón.

– ¡Buenos días Plagg! – le contestó el chico a su kwami.

– Veo que estás de muy buen humor hoy – siguió diciendo la pequeña criatura negra.

– ¿Cómo no voy a estarlo? Hoy se cumplen 5 años desde que Marinette y yo nos hicimos novios – terminó de decir con una sonrisa y una mirada soñadora.

Luego de que Adrien terminara de bañarse y de arreglarse bajó a desayunar. La casa estaba sola ese día debido a que su padre asistió a un evento de moda en Londres junto a su secretaria pero no le dio mucha importancia ya que estaba más que acostumbrado a eso. Mientras Plagg seguía comiendo su queso, el chico se dispuso a repasar el plan que tenía en mente para pasar un grandioso día junto a su novia.

– ¿Y bien? ¿Qué tienen planeado hacer hoy Adrien? – le preguntó su pequeño amigo.

– Bueno, primero iremos al estreno de una película; luego iremos al parque de diversiones, el cual tiene nuevas atracciones; después supongo que daremos un paseo y terminaremos en la Torre Eiffel, donde tengo una sorpresa preparada para ella – le dijo.

– ¿Qué clase de sorpresa? – preguntó el kwami.

– Ya lo sabrás amigo, ya lo sabrás… – contestó con una sonrisa.

Adrien se colocó su vieja bufanda azul, recogió su bolso con algunas cosas dentro y salió de la mansión en compañía de Plagg. Ambos emprendieron camino por las concurridas calles parisinas, pasando primero por una joyería donde el chico había encargado unos bellos y lujosos collares y dirigiéndose luego a una florería para recoger un gran ramo de rosas que le daría a su chica.

Marinette se había despertado muy temprano y contenta esa mañana ya que era su aniversario y necesitaba preparar los regalos que le daría a su novio. Tomó una ducha, desayunó y fue a pedirles ayuda a sus padres para hacer el primer regalo más rápido, el cual estuvo listo en poco tiempo. Estaba muy ansiosa por ver la cara de Adrien en cuanto se lo diera ya que el mismo consistía en varios dulces y postres que ella había escogido específicamente para prepararlos. Luego de eso pasó gran parte de la mañana terminando el otro regalo que estaba haciendo, con un poco de ayuda de Tikki.

– ¡Wow, Marinette! ¡Está muy lindo! – dijo la kwami una vez que la chica había retocado los últimos detalles que necesitaba la prenda.

– Gracias Tikki, realmente espero que a él le guste – comentó ella con entusiasmo.

– Estoy segura de que le encantará – respondió Tikki sonriente mientras le daba un pequeño abrazo a su portadora en señal de apoyo.

Adrien por fin había terminado con sus encargos, incluyendo la sorpresa que tenía planeada, y estaba listo para dirigirse a la casa de su novia. Caminó a paso rápido y cuando llegó a la panadería los padres de Marinette lo recibieron con alegría, envolviéndolo en un abrazo.

– ¡Hola Adrien! – saludó Sabine.

– ¡Buenos días chico! – saludó Tom.

– ¡Buenos días señores Dupain-Cheng! – respondió Adrien.

– Felicitaciones por su aniversario – le dijo Sabine con una sonrisa mientras observaba el enorme ramo de flores.

– Sí, felicitaciones – comentó Tom. – Si quieres puedes pasar a esperar a Marinette, no debe faltarle mucho.

– Gracias, yo la esperaré – contestó el chico al tiempo que iba entrando a la casa.

Marinette estaba terminando de guardar unas cosas en un bolso cuando de repente escuchó la voz de su novio llamándola, anunciando que había llegado.

– Bueno Tikki, ya es hora – dijo Marinette algo nerviosa.

– Tranquila, todo saldrá de maravilla – contestó su kwami alegre apoyándola.

La chica tomó los regalos, su bolso y salió de su habitación junto a Tikki. Sin haber terminado de bajar las escaleras se fijó en Adrien y en su apariencia. Él iba vestido con una camisa blanca, una chaqueta negra, jeans azules, tenis anaranjados y la bufanda azul que ella alguna vez le dio en uno de sus cumpleaños; sin duda estaba muy guapo y verlo así hizo que se sonrojara un poco. Lo mismo pasó con el chico al ver a Marinette ya que ella iba vestida con un vestido rosa pastel que le llegaba un poco por encima de las rodillas, un listón blanco rodeando su cintura, zapatillas rosas y sus típicas coletas amarradas con 2 pequeños lazos blancos. Definitivamente estaba hermosa y eso ocasionó que Adrien se sonrojara mucho.

Cuando ambos salieron de su ligera ensoñación Marinette tomó la delantera y abrazó efusivamente al chico, dejando los regalos a un lado en el proceso; su novio le correspondió abrazándola fuertemente mientras cuidaba su regalo también. Al separarse se quedaron viendo a los ojos y luego se dieron un pequeño beso. Tikki y Plagg solo observaban la escena de sus portadores.

– Estás realmente linda Marinette, luces espectacular – la halagó Adrien.

– Tú también te ves muy guapo – le contestó ella con una sonrisa.

– Son para ti, feliz aniversario amor – dijo el chico mientras le entregaba a su novia el ramo de flores.

– A-Adrien son bellísimas, muchas gracias – contestó Marinette sorprendida mientras tomaba el ramo. Las rosas eran sus favoritas y cada vez que Adrien se las daba la ponían muy feliz. Marinette observó con detenimiento las flores dándose cuenta de que las del centro tenían un tono rojo más oscuro y las de afuera uno más claro, remarcando un lindo contraste entre todas ellas.

– En serio me encantan – dijo sonriente.

– Hay algo más junto a ellas – comentó el chico.

La joven dudosa revisó un poco el ramo y encontró una tarjeta que tenía una foto de ellos afuera y un mensaje adentro:

"Este pequeño detalle es para la princesa más hermosa de todo el mundo.

Cada una de las rosas que te he dado, las que te entregué hoy y las que te

seguiré dando me recuerdan a la gran persona que tengo a mi lado y a los

sentimientos que durante tanto tiempo quise expresarte,

desde la primera vez que te vi".

Te amo

Adrien Agreste

Marinette estaba muy conmovida; sabía bien a lo que se refería el mensaje de la tarjeta ya que el tema de las rosas se volvió una tradición entre ellos y un gesto muy especial de parte del chico, sobre todo desde que se volvieron pareja.

– Gracias Adrien, también te amo – contestó la chica encantada. Ella volvió a abrazarlo mientras él le correspondía y al separarse le entregó el primer regalo. – Esto es para ti – dijo mientras le daba una caja.

El rubio tomó dicha caja y al abrirla encontró un elegante pero moderno abrigo negro. Sorprendido vio la pequeña firma que Marinette le puso al abrigo como una muestra de que era una creación original suya. Con solo tocarlo se dio cuenta de la buena calidad que este tenía y del gran esfuerzo y cariño que ella empleó en hacerlo.

– ¡Marinette está genial! ¡Me encanta! – le dijo el chico sonriente.

– Me alegra que te guste – le contestó ella.

El chico amaba los diseños y creaciones de su novia; él prefería mil veces un abrigo, sombrero o bufanda hecho por ella que cualquier prenda comprada en una tienda o de algún diseñador. Cada vez que la chica le hacía algo él se ponía muy feliz y no dudaba en usarlo.

– Muchas gracias – le agradeció con un abrazo y un beso en la mejilla.

– Y tengo otra cosa más para ti – dijo ella.

– ¿En serio?

– Toma – contestó sonriente mientras le entregaba otra caja pero de menor tamaño. Él la abrió y sus ojos se iluminaron como los de un niño pequeño al ver el contenido. Dentro de esa caja había una buena cantidad de postres tales como galletas de todos los tamaños y sabores, macarrones, magdalenas, buñuelos, bagels y alguno que otro croissant relleno de chocolate. Adrien estaba más que contento ya que él era un gran fanático de los dulces, en especial de los que hacían en la panadería de Marinette.

– Muchas gracias por esto aunque de seguro fue mucho trabajo – dijo el chico algo apenado.

– ¡Para nada! Mis padres me ayudaron a hacer todo eso así que no me tomó mucho tiempo. Además, sé cuánto te encantan los dulces querido – le contestó mientras le guiñaba un ojo.

– Me conoces muy bien – comentó riéndose. – Bueno, ya debemos irnos si queremos aprovechar nuestro día al máximo.

– Por supuesto – dijo Marinette.

La chica dejó el ramo de rosas y la tarjeta en su habitación, luego salió de su casa tomada de la mano con Adrien y ambos se dirigieron a la panadería para despedirse. Los padres de la joven estaban muy ocupados en ese momento así que saludaron rápido a los chicos y ellos se fueron, dispuestos a disfrutar de su larga cita.

Marinette y Adrien comenzaron a caminar en compañía de sus kwamis para dirigirse al cine donde verían el estreno de la película "Locuras del Corazón". Al llegar notaron la enorme fila que había para comprar los boletos, cosa que desanimó un poco a la chica.

– Hey, tranquila, no te preocupes por toda esta gente – le dijo el chico mostrándole 2 boletos. – Tomé previsiones y los compré por internet ayer.

– Adrien… – suspiró su novia con una sonrisa.

Cuando se hizo la hora la pareja entró a la sala y con eso comenzó la película. La misma era romántica y de comedia por lo que ambos jóvenes y hasta sus kwamis soltaron risas y se conmovieron con muchas de las escenas. Adrien aprovechó para sacar la caja de dulces que le regaló Marinette y los compartió con ella y con sus pequeños amigos.

Todo eso les recordó a la primera vez que habían ido al cine como pareja. La película que vieron era totalmente romántica por lo que ambos estaban muy nerviosos, cuando sus miradas se encontraban se sonrojaban y rápidamente las apartaban; Marinette a veces solo sonreía enormemente y Adrien no lograba ni pasar su brazo por encima de los hombros de ella. Ahora en la actualidad ya no sentían pena y no les importaba estar casi abrazados mientras veían la película.

Después de que la función terminó Adrien llamó a su chofer para que los llevara al parque de diversiones, su siguiente parada. Cuando ya estaban de camino Marinette le preguntó a su novio algo que estaba rondando por su cabeza.

– Adrien, ¿por qué me pediste ayer que me trajera un traje de baño?

– Bueno… ¿Recuerdas que el parque de diversiones estuvo cerrado por una temporada?

– Sí.

– Es porque construyeron nuevas atracciones acuáticas y hace unos 5 días hicieron la inauguración – terminó de decir el chico sonriente.

– Oh, ¡genial! – exclamó Marinette emocionada. Hace un buen tiempo que no iban a ese parque de diversiones.

Cuando por fin llegaron el chofer los dejó en la entrada y se retiró. Ambos entraron y se sorprendieron un poco al observar los cambios que había sufrido el parque. Las atracciones de siempre se veían renovadas, había unas cuantas nuevas que nunca habían visto y la zona de atracciones acuáticas ya estaba inaugurada.

– Bueno Marinette, ¿a dónde quieres ir primero? – preguntó Adrien.

– Mmm… ¡Vamos a los carros chocones! – dijo entusiasmada mientras halaba al chico de un brazo.

De esa forma comenzaron su recorrido. Primero se dirigieron a los carros chocones, luego se montaron en las montañas rusas, después fueron a la zona de juegos, entraron a una especie de casa de la risa, se subieron a la noria y al final acabaron montándose en un pequeño tren con el que recorrieron buena parte del parque. Ambos parecían unos niños a pesar de que ya tenían 21 años e iban a la misma universidad, pero no les importó, se estaban divirtiendo mucho.

Cuando terminaron se dirigieron a la zona acuática del parque. Allí se cambiaron de ropa y dejaron sus cosas en una parte del área de descanso, junto con Tikki y Plagg que se encontraban durmiendo dentro de los bolsos. El traje de baño de Marinette era rojo con puntos negros y el de Adrien era negro con algunos detalles en verde, haciendo referencia a Ladybug y Chat Noir respectivamente.

Los 2 chicos no perdieron el tiempo y fueron directamente a las atracciones acuáticas, comenzando por subirse a los toboganes individuales y a los que eran para 2 personas, después se montaron en una especie de montaña rusa pero de agua y luego fueron a una gran piscina para descansar un poco de la adrenalina de los otros juegos.

– Uff, al fin algo relajante – dijo Marinette sentada en el borde de la piscina.

– ¿Ya estás cansada Princesa? – preguntó Adrien a su lado con una sonrisa divertida.

– La verdad no pero nos hemos subido a muchas atracciones y quisiera parar por un momento – le contestó ella mientras cerraba sus ojos tranquilamente.

Adrien se quedó observándola por un rato. La chica se veía hermosa con esa expresión tan calmada y ese llamativo traje rojo. Prácticamente estaba embobado y no se dio cuenta que soltó un pequeño comentario en voz baja.

– Es hermosa… - dijo el chico de repente.

– ¿Mmm? ¿Dijiste algo? – preguntó la chica de coletas a su lado sobresaltando a su compañero.

– ¿Sabías que te ves muy linda en traje de baño? – preguntó él con una mirada pícara y una sonrisa de lado.

Eso tomó por sorpresa a Marinette ya que había pasado un tiempo desde la última vez que se lo dijo por lo que solo pudo terminar sonrojándose por eso.

– Adrien, no es para tanto… – respondió riéndose y moviendo su mano para restarle importancia al asunto y para que no notara su nerviosismo.

El rubio solo atinó a abrazarla. – ¡Pero es cierto! Eres hermosa My Lady, con y sin traje de baño… – terminó susurrando eso último al oído de su novia. Marinette se estremeció entre sus brazos y se sonrojó mucho más al comprender las palabras de Adrien por lo que terminó liberándose del abrazo y empujando al chico a la piscina.

– ¡Gato pervertido! – exclamó ella mientras se cruzaba de brazos.

El chico aprovechó que su chica estaba distraída y la haló por un brazo, haciendo que cayera al agua junto a él. Marinette trató de salir de allí pero él la tenía fuertemente abrazada.

– ¡Adrien, suéltame! ¡Me haces cosquillas! – exclamó entre risas.

– No lo creo My Lady – contestó sonriente.

– Gato tonto… – mencionó haciendo un puchero una vez que dejó de reírse.

– Pero soy tu gato tonto y eso nunca cambiará – terminó de decir mientras le daba un beso.

Ambos chicos jugaron un rato más en la enorme piscina, nadando y lanzándose agua entre ellos, después se subieron a unas pocas atracciones más antes de ir a comer algo (junto a sus kwamis) ya que no habían podido almorzar como correspondía. Cuando terminaron decidieron que ya era hora de irse por lo que buscaron sus cosas, se bañaron rápidamente en las duchas del parque, se cambiaron de ropa y Adrien llamó a su chofer nuevamente para que los fuera a buscar.

El hombre llegó rápido y en poco tiempo ya estaban en camino a la casa del joven modelo. Al estar en la mansión Agreste se dirigieron a la habitación del chico a dejar todas sus cosas, ya que Marinette se iba a quedar a dormir allí esa noche.

– Oye, Adrien… – dijo ella llamando su atención. – Gracias por la salida al cine y al parque, me divertí mucho – agradeció con una gran sonrisa.

– No tienes que agradecer nada Mari, después de todo es nuestro día – contestó dándole un abrazo a su compañera.

– ¡Agh! Han estado muy empalagosos casi todo el día – exclamó Plagg con algo de fastidio. – El queso es mucho mejor que esto.

– ¡Ay Plagg, déjalos! Después de todo se ven muy lindos así – le reclamó Tikki.

– Bueno, ¿te parece si ahora salimos a dar un paseo? – preguntó Marinette.

– ¡Claro, vamos! Justamente estaba pensando en preguntarte lo mismo – respondió el rubio contento mientras iban saliendo de la habitación. Él pensó que si salían a caminar podrían pasar el tiempo hasta que fuera el momento de mostrarle su sorpresa.


Continúa en la Parte 2 (-3-)/.