Epílogo

10 de agosto de 2006

Iris y Alhelí miraban hacia la chimenea con atención, mientras los adultos a su alrededor terminaban de ordenar la mesa y acomodar un enorme letrero, ambas habían aprendido a leer ese año, así que entendían muy bien el mensaje, además de que sus padres ya se lo habían explicado, aun así no estaban seguras de qué pasaría cuando por fin aparecieran.

—¿Quieren un poco de jugo? –preguntó su tía Hermione, ahora lucía una pequeña barriga, según su tío Ron, pronto ellas tendrían un primo con el cual jugar.

Ambas asintieron y tomaron los vasos de plástico que les dieron y bebieron en silencio, muy pegadas la una a la otra y apartadas del bullicio que hacía el resto de su familia.

La chimenea cambió sus llamas a verde y todos se detuvieron, un instante después Harry salía de la chimenea y detrás de él, Draco, con un pequeño bulto envuelto en mantas de color celeste.

Inmediatamente todos los adultos se lanzaron hacia ellos, sonriendo y dándoles palmadas en el brazo, las niñas se miraron y se pusieron de pie, tratando de colarse entre la gran cantidad de gente, hasta que finalmente llegaron hasta sus padre, demandando atención jalaron los pantalones de Harry, que les brindó una sonrisa radiante.

—Aquí están nuestras niñas –dijo, mientras Draco sonreía también, inclinándose un poco.

—Niñas, conozcan a su hermano, Scorpius –les dijo, inclinándose un poco para que ambas pudieran ver al ser más pequeño que habían visto en sus vidas, estaba con los ojos cerrados y sus mejillas eran rojas, casi no tenía cejas y su cabeza era completamente calva –ahora ustedes son sus hermanas mayores.

—Wow –dijo Iris, levantando la mano para tocar su mejilla –está suavecito.

—¿Por qué está dormido? ¿Está muy cansado? –preguntó Alhelí, tocando también su mejilla, para corroborar lo que su hermana decía.

—Porque los bebés necesitan dormir muchas horas al día –explicó Harry, observando la escena con emoción, a su alrededor, sus amigos se habían apartado lo suficiente para no interferir en la presentación.

—Ustedes también dormían muchas horas cuando eran bebés –continuó Draco, mirando a su niño con orgullo.

Luego de su vuelta a Inglaterra, habían pasado seis meses antes de que él y el Gato negro se mudaran definitivamente a la casa de Harry, luego de enlazarse en estricto privado, solo sus amigos más cercanos asistieron a la ceremonia; y tres años después había empezado a desear tener otro niño, a Harry y a él les tomó mucho tiempo encontrar la persona ideal para tenerlo, pero finalmente la habían encontrado; Lisange, una de las primas de Fleur, con quien Draco había hecho gran amistad, sobre todo porque era el único, además de Bill y Fleur, que hablaba francés, se había ofrecido. El hechizo que habían usado permitía mezclar la esencia mágica de ambos, de tal manera que el niño era de los dos.

La fiesta de bienvenida fue corta, pero muy alegre, estaban los señores Weasley, Hermione y Ron, Dean y Alexander, que finalmente habían decidido enlazarse unos meses atrás y se habían vuelto muy cercanos a ellos, los gemelos Weasley, y Neville y Hanna. Hubo pastel, muchos dulces y algunas bebidas.

Para las diez de la noche finalmente todos se habían ido y las niñas y el bebé dormían profundamente. Draco salió al jardín, uno que había creado cuando se mudó allí y que le recordaba las tardes con Ginny en el escondite. Se dejó caer en la banca de madera y miró hacia el cielo, era una linda noche de verano, llena de estrellas y sin mucho frío. Suspiró profundamente y sonrió.

—Me alegra verte tan feliz –le dijo Harry, sentándose a su lado y tomando su mano.

—¿Cómo podría no estarlo?

—Tenemos mucha suerte, nos tenemos el uno al otro, y tenemos a nuestros hijos… Realmente hay mucho por lo que debemos estar agradecidos.

—Lo sé, siempre lo pienso.

—Y si tenemos más suerte aún, podríamos subir a la cama y descansar un par de horas, antes de que Scorpius despierte.

Draco sonrió ampliamente y se inclinó para besarlo, Harry le acarició la espalda dejándose envolver por aquella deliciosa sensación, pero ambos se apartaron cuando el llanto de un bebé, a través del monitor que Harry traía colgado en el cinturón de su pantalón, se escuchó.

—Creo que no tenemos tanta suerte –río Draco, poniéndose de pie y caminando hacia la casa, subió las escaleras, seguido por Harry y entraron juntos a la habitación que habían decorado para el bebé, en su cuna Scorpius lloraba, probando que tenía unos buenos pulmones.

Draco levantó al niño y lo meció suavemente, Harry lo observó, apoyado en el marco de la puerta y sonrió.

—Sí, tenemos mucha suerte –concluyó, Draco volteó y le sonrió, dándole la razón.

FIN

Y aquí termina esta pequeña historia.

Quiero agradecer en primer lugar a todos los que han leído y comentado, a los que han seguido la historia, espero que les haya gustado.

Para mí esta pequeña historia es especial porque llevaba mucho tiempo sin poder sentarme a escribir, pese a que mi mente no dejaba (ni deja) de imaginar historias para escribir. Pero esta era la primera que tenía un claro final.

Después de tanto tiempo es fantástico para mí poder subir algo y ver que aun hay gente que me sigue y me lee, es realmente gratificante, y creo, (espero de todo corazón) que es el inicio de más historias, vamos a ver cómo van saliendo.

Espero que tengan una estupenda semana y que nos leamos pronto...

Zafy
20 de junio de 2016