Descargo la responsabilidad: no soy dueña de nada. Tan solo de mi imaginación, que es la que ha creado la historia.

Una luz cegadora dejó a Liam sin visión durante algunos instantes. Cuando volvió a recuperar la vista, se percató de que no había salido del bosque. Por un instante, le pareció que nada había cambiado, que aún seguía en el año 2017, pero miró a su alrededor y estaba solo.

Poco a poco, bajó por el mismo camino por el que había pasado hacía apenas media hora con su familia y llegó a la carretera que te permitía llegar hasta el pueblo. Miró el cartel que te indicaba que salías de Storybrooke y se percató de que bajo la palabra saliendo había una pintada. La pintada que hizo David hace dos años, pensó. Todo ha salido perfectamente.

Se dirigió hacia el pueblo caminando por la carretera durante casi una hora, y cuando llegó a la calle principal, vio a Leroy y a Feliz paseando con sus picos hacia la Abuelita y se dirigió hacia ellos corriendo. Cuando llegó hasta ellos, ambos pegaron un brinco del susto.

"¡Liam!" gritó Leroy al mismo tiempo que se llevaba una mano al pecho, "chico, nuestros corazones ya no están tan bien como hace unos años, y estos sustos no los ayudan" dijo con voz furiosa.

"Lo siento" se disculpó rápidamente Liam, "¿sabéis dónde están mis padres?" preguntó rápidamente.

"Pues..." comenzó Feliz, mirando su reloj, "es muy pronto como para que estén en la Abuelita, a si que estarán en casa" respondió.

"Muchas gracias" dijo Liam, y salió corriendo calle arriba, hacia su casa.

"De verdad" dijo Leroy cuando Liam se alejó un poco, "te digo yo que esta familia ya no tiene arreglo" dijo, antes de que él y Feliz entrasen en la Abuelita.

Liam corría tan rápido que el frío de la mañana le hacía daño en los ojos y le hacía llorar. Cuando llegó a la verja de su casa, se apoyó en ella, se llevó su mano derecha al costado izquierdo e intentó respirar lo más hondo que pudo, pero el aire frío le hizo daño en las fosas nasales. Cuando se recuperó, miró a la casa. Era diferente a hacía diecisiete años. Estaba más vieja y se notaba. La pintura blanca del exterior estaba llena de manchas de barro de las veces que sus hermanos y él habían jugado al fútbol fuera y habían usado las paredes como porterías, y había tablas de madera salidas.

Abrió la verja y entró en el jardín, subió las escaleras hasta el porche y cuando llegó hasta la puerta se paró antes de llamar al timbre. Miró su reloj. Las 7:18. Su padre ya estaría despierto, pero su madre y sus hermanos no. Sus hermanos. Desde que cruzaron el portal en el despacho de Regina, había dado por hecho que habían vuelto a casa, pero, ¿y si no había sido así? Sus padres le iban a matar.

Las manos le temblaban, pero tenía que ser fuerte. Su familia lo era, y el no podía ser diferente. Sus abuelos habían luchado hasta que habían conseguido estar juntos y felices, y sus padres también. Su madre era la Salvadora. Respiró hondo y llamó al timbre. Un minuto después, oyó pasos que se acercaban a la puerta y la abrían. Su madre apareció al otro lado. La miró a los ojos y se dio cuenta de que a penas había dormido.

"Liam" dijo Emma con un susurro.

Antes de que él pudiese hacer nada, su madre se abalanzó a sus brazos. Liam, con gusto, la devolvió el abrazo. Cuando se apartaron, Emma le cogió la cara con las dos manos y le sonrió con tristeza y con los ojos llorosos.

"¿Estás bien?" le preguntó con cariño.

Liam asintió como respuesta y la devolvió la sonrisa.

"Hijo" oyó la voz de su padre a espaldas de su madre. Emma se dio la vuelta para mirar a su marido y dejó que Liam pasase dentro. Killian se acercó a él y lo abrazó. "Estás bien" dijo.

Mientras abrazaba a su padre, Liam oyó fuertes pasos en el segundo piso. Los pasos bajaron saltando por las escaleras y Liam vio aparecer a su hermanos, David y Damon. Ambos se echaron a los brazos de su hermano mayor en cuanto su padre los soltó.

"Has vuelto" dijo David.

"Si" dijo Liam, abrazando a su hermano, "y sano y salvo" dijo, antes de soltar a David. "Me alegro de que vosotros también regresaseis bien" dijo, aliviado.

"Te he echado de menos" dijo Damon en voz baja.

"Y yo a ti enano" dijo, revolviéndole el pelo a su hermano pequeño.

"Voy a llamar a Regina y Henry para decirles que vengan" dijo Emma, "Killian, tú llama a mis padres" le indicó a su marido, que asintió mientras cogía su móvil, "y David, prepárale un chocolate a tu hermano" le dijo a su hijo.

Media hora después, sus abuelos, su hermano mayor y su 'tía' llegaron a casa. En cuanto vieron a Liam, se acercaron a él para abrazarle. La última en hacerlo fue su abuela que, después de abrazarlo, le dio un capón en la cabeza.

"¡Au!" dijo Liam frotándose la cabeza, "¿por qué has hecho eso, abuela?" preguntó, mirándola.

"Por haber cruzado un portal mágico" respondió su abuela seriamente.

Liam, avergonzado, agachó la cabeza y dijo, "lo siento". Levantó la vista y vio a su familia mirándole. "Fue culpa mía" dijo, "tendría que haber estado vigilando a David y a Damon en vez de estar en mi cuarto".

"Si" dijo su madre, "tendrías que haberlo hecho" se acercó a él con los brazos cruzados y Liam sabía que se acercaba la peor parte, "y por eso, tendrás el mismo castigo que tu hermano" dijo, señalando a David, que agachó la cabeza.

"Pero, a pesar de todo" dijo su padre, acercándose a él, "nos alegramos de que estés bien y de que no te haya pasado nada" dijo, agarrando el hombro de su hijo.

Liam les dio una sonrisa triste. Subió a su habitación, se cambió de ropa y, cuando se estaba poniendo una camiseta limpia, llamaron a su puerta. Abrió, y vio a David.

"¿Qué ocurre?" preguntó, apartándose para dejar pasar a su hermano pequeño.

"Nada" dijo, "sólo quería hacerte compañía" le dijo, sonriendo. Se sentó en la cama de su hermano mayor y Liam en la silla de su escritorio.

"Me alegro de que Damon y tú llegaseis bien, de verdad" dijo Liam.

"Yo también me alegro de que no te pasase nada allí" dijo David, agachando la cabeza. Estuvieron un rato en silencio y David volvió a hablar, "oye, después de todo lo que ha pasado en estas últimas cuarenta y ocho horas, te prometo que nunca más volveré a hacer nada malo" dijo, "intentaré ser igual que tú, seguir las normas siempre y hacer lo correcto".

Liam miró a su hermano, sonrió y se sentó con él en la cama. "Mira, David" comenzó, "tú eres como eres, y eso es lo que te hace especial" le dijo, "no cambies porque todo el mundo lo quiera" dijo, y hubo una pausa. "Desde el momento en que te vi en el hospital el día que naciste, supe que ibas a ser muy diferente a mí y a Henry" continuó, "y eso es lo que me hace apreciarte" David le miró y sonrió. "David, para mí eres un ídolo" dijo con un tono de aprecio, "siempre has hecho lo que te ha dado la gana y nunca te ha importado lo más mínimo lo que la gente pensase de ti" dijo. "Ese es mi gran defecto" dijo, y agachó la cabeza, "que me importa demasiado lo que la gente piense sobre mí, sobretodo siendo hijo de la Salvadora".

Cuando terminó David le sonrió y le abrazó. Liam, que se quedó un poco desconcertado al principio, le devolvió el abrazo.

"Gracias por eso" dijo David. Liam asintió y le sonrió. "Por cierto, vaya año nos espera por delante" le dijo a Liam, y ambos empezaron a reír.

"Si" dijo Liam riendo, "pero seguro que a ti se te ocurre alguna idea para hacerlo más ameno".

"Pues, la verdad, ya tenía algunas ideas para escaquearnos del castigo" dijo David sonriendo.

"Ves" dijo Liam, pasándole el brazo por los hombros, "por eso no debes cambiar" dijo, "porque tus ideas son siempre increíbles" dijo, sonriéndole a su hermano.

Después de esto, ambos bajaron al salón con su familia.

(Cementerio)

Dos días después de su vuelta, Liam decidió llevarle flores a su hermana porque hacía demasiado tiempo que no lo hacía. El cementerio era el sitio que menos le gustaba de la ciudad. Era muy lúgubre (claramente), y a él nunca le había gustado lo oscuro. Se había criado en un entorno familiar muy bonito y alegre, donde sus abuelos siempre le habían contado sus aventuras en el Bosque Encantado y su padre las suyas siendo un pirata (aunque él sabía perfectamente que siempre se saltaba las partes en las que quedaba como el villano), y el cementerio era un lugar con muchas historias, historias que al final acaban todas igual, con la muerte. Y a él, pensar en la muerte no le gustaba.

Caminó entre las tumbas y llegó a una lápida muy pequeña donde estaba grabado el nombre de su hermana, Hope, y debajo la frase Nunca hay que perder la esperanza. Dejó el ramo de flores frescas y cogió las resecas. Estuvo un rato observando la lápida e imaginándose cómo hubiera sido su hermana si no hubiera muerto. Le gustaba imaginársela como su madre. Rubia, con los ojos verdes y con su mismo carácter. Siempre que lo hacía, no podía evitar sonreír con tristeza.

Estuvo un rato allí, de pie, pensando en cómo de diferente sería la vida de su familia si su hermanita no hubiera muerto, hasta que oyó unos pasos detrás de él. Se giró y vio a Regina mirándole y sonriéndole. Él sabía muy bien que su madrina había perdido a muchos seres queridos a lo largo de su vida, por lo tanto, sabía cómo se sentía.

Se acercó a él y le pasó un brazo por los hombros. Ambos estuvieron observando la tumba durante un rato.

"¿Te arrepientes?" preguntó Regina, mirando a su ahijado.

"¿De borrarles la memoria y dejar el futuro tal cuál?" preguntó, "no" se respondió.

Liam miró la mano de Regina y vio que también llevaba unas flores resecas, y la preguntó "¿Robin?"

Regina asintió como respuesta. "Creo que deberíamos volver" dijo, mirándole, "parece que va a ponerse a llover" dijo, señalando el cielo, "yo te llevo a casa".

Liam asintió y la siguió hasta su coche. Condujo hasta la casa azul y dejó a su ahijado allí y, justo cuando Liam entró en su casa, comenzó a llover. Subió a su habitación después de saludar a sus padres, que estaban en la cocina preparando la cena, cerró la puerta tras él y se tumbó en su cama. Estuvo durante un rato mirando al techo y oyendo las gotas de lluvia golpeando su ventana. Pasados diez minutos, se le cerraron los ojos y se quedó dormido. Después de todo lo que había pasado en estos dos últimos días, lo que más le hacía falta era un largo sueño.

Y... ¡FIN! Bueno, pues hemos llegado al final de la historia. Yo espero de corazón que os haya gustado mucho, porque yo he disfrutado escribiéndola. Quiero que me hagáis saber que os ha parecido el final. Y, si queréis que escriba otra historia sobre algo en concreto, ya sabéis, o comentario o mensaje privado. Muchas gracias.