Serie de one-shot y Drabbles sobre Trunks/ Reto Hope para la página Por los que leemos Fanfics de Dragon ball.


Familia

Dio una ojeada a la página de la revista con desinterés, por más que intentara entender a su abuela, jamás lo haría. A veces pensaba que algunas personas habían nacido para cumplir un rol en específico, el de su abuela sería ser amable y cocinar pastelitos… más conversación que aquella no podía tener con ella. Aunque cuando se quedaba a su cuidado era bastante agradable, sí, no tenía que hacer tareas ni escuchar sermones, era atendido y podía jugar videojuegos como sí de un príncipe se tratara… ¿A quién engañaba? Le gustaba quedarse con su abuela. Dejó la revista del mes en la mesa y se bajó de la silla con un pastelito en mano dejando a la mujer rubia sola en la cocina.

Caminó sin prisa por los pasillos de su hogar, en días como ese donde las nubes amenazaban constantemente con lluvia y frío, prefería quedarse en casa. A su mejor amigo lo tenían estudiando en su casa con un maestro privado, por lo que aventuras/travesuras no podían hacer. Se detuvo en frente de una ventana al ver como las gotas caían lentamente empapando cada metro cubico del pavimento y del césped. Le dio un último bocado al pastelito y limpió su mano en el pantalón de su jardinera.

Dio una vuelta más por el recinto, llegando al laboratorio de su madre. Asomó su cabecita meciendo sus mechones lilas y la buscó con la mirada, la mujer estaba sentada frente al computador portátil y tecleaba a gran velocidad. Parecía concentrada ¿A qué había ido allí? A buscar algo con que distraerse. Nada llamó su atención.

Volvió a pasear por los pasillos de la Capsule Corporation, sin prestarle atención a las fotos colgadas en las murallas, a las plantas que decoraban y a los empleados que pasaban por allí reverenciándolo al verlo. Llegó al patio trasero, donde su abuelo alimentaba a sus animales bajo un toldo para no mojarse, se acercó al viejo de pelo lila claro por la edad y lo ayudó a darle comida a los exóticos animales. El hombre lo recibió con una sonrisa alzando sus bigotes y dejó su cigarrillo en el suelo y lo pisoteó, no le gustaba que su nieto oliera el humo tóxico. Pasaron un rato allí, hablando de cosas sin importancias, el viejo se fue de allí a la hora después para terminar un proyecto al que no puso atención, los animales se dispersaron por el recinto y una vez más quedó solo.

El agua caía constantemente, su nariz se llenaba de la humedad del aire, el sonido de la lluvia lo relajaba, y eso sumado al día lento y aburrido no era buena combinación. Sus ojos azules miraron cada rincón del patio, cada árbol y arbusto intentado buscar a los animales que se habían escondido para matar el tiempo. Suspiró. Sus labios se amurraron, sus cejas se fruncieron y perdió el tiempo en ver cómo se formaban los charcos. Cuando era niño a menudo jugaba en ellos, saltaba y se empapaba a pesar de que siempre lo regañaban, era de las pocas cosas que lo hacían parecer normal decían sus abuelos. Sin pensarlo mucho salió de su refugio y se expuso a la lluvia.

Su cabello lacio se agrupó en mechones goteando, su jardinera se volvió más pesada pero para él no era un problema, sus zapatos se embarraron y cuando lo notó estaba en medio de los charcos dando pisadas aleatorias, dando brincos y jugando con las ondas que se producían.

— ¿Trunks? — El niño volteó hacia el umbral de la entrada de su hogar, donde su madre estaba de pie con una taza humeante en una de sus manos y la otra firme en su cintura— ¿Qué haces allí cariño? ¡Entra en este instante! — exclamó frunciendo sus delgadas cejas, el chico asintió meciendo sus mechones y esperó que desapareciera por el pasaje, aún vestía su overol ajustado con la insignia de la Corporation, supuso que seguiría trabajando. Cuando la mujer desapareció él siguió jugando en el charco.

La sonrisa en el rostro del pequeño pronto se asomó, sus pantalones estaban embarrados y mojados, jugaba a saltar de charco en charco, en más de una oportunidad cayó de bruces al suelo, no importaba. Él solo estaba disfrutando de una tarde de lluvia y de ser niño. Por primera vez en mucho tiempo estaba descansando de ser uno de los más fuertes, solo era un niño que en cualquier momento sería regañado e incluso castigado.

Y no tardó para que eso ocurriera.

— ¿No tienes nada que hacer? — La voz grave y autoritaria de su padre llegó a sus oídos, el chico paró al instante y volteó hacia él. Su padre lucía su traje de entrenamiento, una toalla colgaba en sus hombros, su sien estaba sudada y su semblante parecía cansado.

— Papá…— Susurró expectante al regaño.

— Ve a cambiarte, te espero en la cámara de gravedad, si estás perdiendo el tiempo supongo que estás aburrido y desocupado— Así como llegó, se fue. Y el niño con un puchero en sus labios se quedó allí de pie bajo la lluvia.

Mamá podía opinar, su abuela podía sugerir, su abuelo podía darle ideas, pero solo a su padre obedecía a raja tabla. ¿Miedo? No, ¿Respeto? Sí, ¿Cariño? Absoluto, a todos. Él era la autoridad máxima, y aunque fuera el pequeño el centro de atención de todos en aquella casa, su atención era para su padre. Y aunque para su padre la pirámide de jerarquía se constituía de forma diferente, sabía que a través de la boca de su padre estaba oyendo a su madre. Y no por eso lo respetaba menos, al contrario. Le gustaba esa complicidad entre sus padres, su familia tenía ciertas costumbres o mecanismos que parecían invisibles para el resto, pero no para él.

El pequeño Trunks era astuto, no por nada era hijo de la mujer más inteligente y vivaz del planeta y del Príncipe de los saiyajin. Y le gustaba serlo.

Le gustaba ser el hijo y heredero de todo aquello. Y aunque había días en que se aburría como todo niño, a menudo alguien de su familia lo distraía. Trotó hacia su casa, sin importarle dejar un camino de lodo y el suelo mojado, no quería hacer esperar a su padre. La tarde pasaría rápido a su lado, luego cenaría una exquisita comida preparada por su abuela, su madre lo acompañaría a la cama, su abuelo pasaría a darle las buenas noches, y vería como su padre pasaría por fuera de su habitación y le daría una mirada diferente, que solo a él y su madre le regalaba, y se iría hacia su cuarto que compartía con mamá. Ya podía imaginar todo aquello… sonrió y corrió a su habitación.

Los días en la familia Brief nunca eran iguales, pero sí algunas costumbres. Y no podía estar más conforme con eso.

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N/A: No quise quedar fuera, me sentí muy tentada en hacerle este pequeño homenaje a este personaje tan especial que todos adoramos :) un pequeño relato que surgió de un día de invierno. Espero que les guste. Siempre he pensado que Trunks adora a Vegeta, y en DBS hemos visto el respeto que tiene por él, y Vegeta no ha quedado exento de demostrar lo que siente por su familia, y eso me encanta xD

Gracias a la página por la iniciativa :)

Gracias por leer.