—Nuestras instalaciones son de las más seguras del país. Están repletas de alarmas, sensores de movimiento, cámaras, hay dos en cada esquina por cierto, ...
Después de prometerle a Bogo que trabajaría mucho si le dejaba hacer una visita a la prisión preventiva donde se encontraba Nick el búfalo la envío tan rápido como le fue posible. Quería que el rendimiento de la coneja fuera el mismo de siempre, ya había perdido demasiado tiempo por la rehabilitación. Cuando Judy llegó supuso que tendría que pasar un montón de cacheos y revisiones para poder entrar y que los animales se comportarían de una manera bastante profesional, pero no. Le cachearon una vez y pasó por un detector de metales por puro protocolo, ya que según el armadillo si fuera por él le habría dejado pasar sin ningún problema. Judy no sabía si ese descuido era porque confiaba mucho en ella o porque no tenía ganas de hacer su trabajo. Decidió quedarse con la primera opción. La guía que le había tocado, una osa panda llamada Mandy, tampoco es que fuera mucho mejor. Su trabajo consistía en explicarle más o menos el funcionamiento de la prisión no en presumir sobre lo segura que era y su alta tecnología, no habían pasado cinco minutos y Judy tenía la cabeza como un bombo, además ya se le habían escapado algunos datos que seguro eran confidenciales. La osa siguió alardeando hasta que llegaron a la puerta que separaba la recepción de la cárcel, donde pasó una especie de llave magnética por una ranura cercana a esta. El exterior de la prisión estaba pintado de blanco para que pasase más desapercibida y solamente tenía una planta, aun así era de una expansión considerable.
—Solamente se puede acceder con este pase, muy pocos lo tienen y son menos los que están autorizados a entrar. Puedes sentirte afortunada de que se aceptase tu petición.
—Ya veo. Es que me fascinan las prisiones preventivas y me gustaría poder saber más de ellas.
—Pues estás en el lugar indicado, esta prisión es la que mejor alberga a los culpables hasta el día de su juicio. El riesgo de fuga es prácticamente nulo.
Eso ya lo veremos.
—Como dato curioso te diré que todas las luces excepto las de recepción se apagan exactamente a las diez de la noche —Un dato muy interesante sin duda, ya sabía Judy a que hora tenía que llevar a cabo su plan—. Bueno me estoy desviando del tema principal, esta prisión está dividida en sectores y cada sector alberga una familia. Felinos, mustélidos, cánidos…
Cánidos, ahí es donde estaría Nick, tenía que encontrar la forma de que la osa le enseñase donde se encontraba.
—¿Y hay alguna diferencia entre los sectores?
—No, son todos iguales pero nos es más fácil separarlos así. ¿Quieres ver uno?
¿Lo decía en serio?
—Sí, si no es mucha molestia.
—Claro que no, ¿cuál quieres ver?
—El de los cánidos.
—Buena elección, están en el sector 2-C, sígueme.
Judy tuvo que aguantarse las ganas de preguntar si esto era una broma. ¿Tanto confiaban en ella? Por lo que había leído el acceso estaba prohibido a la mayoría de los agentes, casi se sentía mal por lo que iba a hacer. Mandy dio media vuelta y mientras hacía como que escuchaba Judy memorizó el recorrido, por suerte no estaba muy lejos.
—Aquí estamos.
Volvió a pasar la misma llave magnética por una ranura cercana y la puerta se abrió. Todas las puertas eran iguales, estaban hechas de un material transparente y resistente, Judy supuso que sería para que pudieran ver mejor lo que pasaba al otro lado. La habitación constaba de un pasillo y de celdas a ambos lados, siendo el color predominante de la estancia el verde.
—Están ordenados alfabéticamente pero no por la letra por la que empieza su nombre sino su apellido.
Nick se apellidaba Wilde, así que sería de los últimos. Judy aprovechó para echar un vistazo a las distintas cámaras de seguridad, sería algo difícil esquivarlas pero si esperaba a que apagasen las luces… aunque seguramente tendrían visión nocturna les sería más difícil identificarla, bueno tenía pensado escapar así que tampoco importaba mucho si la veían o no. La osa seguía presumiendo y Judy asentía de vez en cuando para que pareciera que estaba prestando atención pero en realidad estaba ocupada buscando la celda donde se encontraba Nick. Cuando ya estaban llegando al final divisó un letrero en el que ponía "W" y todos los presos cuyo apellido empezaba por esa letra se hallaban ahí. Por muy emocionada que estuviera por ver a su amigo no pudo evitar rodar los ojos cuando le vio, estaba durmiendo a pierna suelta y parecía estar la mar de a gusto. Ella preocupándose y él tan tranquilo.
—Ya puedes hacerte una idea de como es el resto de la instalación, lo único que varía son los inquilinos de las celdas.
—Ya veo. Por cierto de camino aquí no he visto que desactivaras los sensores y no ha saltado la alarma. ¿Es silenciosa o…?
—Oh eso es porque Phil los ha desactivado momentáneamente, en cuanto salgamos los volverá a encender, normalmente solo se apagan por la mañana durante unos minutos para entregar el desayuno, otros para la comida y después por la noche para hacer la entrega de la cena, seguimos unos horarios muy estrictos como puedes ver. Cada celda tiene su propio baño y cada día se les entrega un nuevo uniforme a la hora del desayuno para que estén limpios, como puedes ver algunos viven mejor aquí que fuera.
—Sí, me he dado cuenta —dijo Judy mientras recordaba a Nick tumbado en su cama y durmiendo plácidamente.
—Bueno pues hasta aquí llega tu visita guiada, siento que haya tenido que ser tan corta pero estamos hasta arriba de trabajo. Sin embargo puedes tomarte algo en la cafetería si te apetece quedarte un rato.
—No importa. Una última pregunta ¿la única entrada es la puerta principal?
—Sí, la única operativa al menos. Había otra por la cual nos entregaban los suministros pero dejaron de utilizarla hace años, es mejor tener solo una así todo está más controlado. ¿Eso es todo?
—Creo que sí. Muchas gracias por su ayuda.
—De nada, si mal no recuerdo en tu comisaría hay copias de los planos de estas instalaciones, lo digo por si aún quieres saber algo más. Bueno tengo que irme, ha sido un placer atenderte has mostrado una gran atención a todas las explicaciones. Si te gustaría que te destinasen aquí solo tienes que decírmelo y yo me encargaré del resto, nos serías de gran ayuda.
—Lo tendré en cuenta, gracias de nuevo.
Judy alzó la pata para despedirse y salió de la prisión. Puede que estuviera a prueba de fugas pero una cosa estaba clara, y es que los empleados no estaban a prueba de despistes. Si no hubiera estado tan ocupada presumiendo tal vez Mandy se habría dado cuenta de que la coneja le había quitado la llave. Ahora que sabía a lo que se enfrentaba decidió volver para echar un vistazo a los planos y prepararse bien.
Cuando Judy sacó el mapa de los archivos se dio cuenta de porqué la osa había presumido tanto, ese complejo estaba repleto de sensores, sí ya se lo había dicho pero no creyó que era para tanto. El pensar que solamente tendría una oportunidad para ejecutar su plan y que no podía permitirse el lujo de cometer ningún fallo la estresaba pero también la alentaba a dar lo mejor de sí misma, iba a esforzarse al máximo.
Ya había llegado, y estaba preparada. Llevaba un abrigo blanco que la resguardaría del frío en la huida, gafas de visión nocturna y un spray que le revelaría la ubicación de los láseres por si acaso no era capaz de desactivarlos, respiró hondo para intentar calmar sus nervios y finalmente entró. La puerta principal como muy bien había dicho su guía era el único punto de acceso al edificio así que se vio obligada a adentrarse por ahí, tenía la opción de la puerta que nadie usaba pero estaba segura de que si la tiraba abajo o intentaba abrirla de alguna forma sonaría una alarma y no quería que todo acabase antes de que pudiera empezar, si eso ya se arriesgaría cuando tuviera a Nick. En realidad daba igual por donde entrase, lo fundamental era causar una distracción para tener el tiempo suficiente para actuar, si conseguía que las alarmas no sonasen y que la distracción durase el tiempo adecuado todo saldría bien. El que estaba en la recepción era el armadillo de la otra vez, ese tal Phil, y Judy sabía que no iba a levantarse por nada del mundo así que tenía que darle una razón de peso y el ordenador era ideal. Fue a la cafetería y se hizo un café en la cafetera, le extrañó mucho que no hubiera nadie pero por el lado bueno así podía llevar a cabo la siguiente parte del plan sin problemas.
—¡Hola!
—Ah, la conejita del otro día, ¿qué puedo hacer por ti?
Ni se había dado cuenta de que había entrado antes, genial.
—Pues estaba pensando en lo que me dijo Mandy y me gustaría que me trasladasen aquí pero no sé que requisitos tengo que cumplir exactamente y mi jefe está hasta arriba de trabajo así que no puedo preguntárselo, ¿sería mucha molestia para usted decirme qué tendría que hacer?
—Claro que no, enseguida te lo digo —Mientras el armadillo se puso patas a la obra Judy dejó el café en la mesa y se asomó para que pareciera que quería ver lo que estaba haciendo. Cuando se aseguró de que no le estaba prestando atención dio un ligero codazo, derramando el café sobre el portátil.
—Dios mío —Intentó parecer arrepentida y se llevó ambas patas a la boca—. Lo siento mucho, qué torpe soy, ¿quiere que vaya al baño a por papel?
—No, no hace falta ya voy yo, ya has hecho suficiente.
—Lo siento, de verás —Qué simpático.
Judy acompañó al armadillo hasta el baño y cuando este entró contó hasta tres. Le empujó, cerró la puerta, cerró la puerta de fuera y puso una silla debajo del pomo para que no pudiera salir. Cuando acabó miró hacia ambos lados, todo estaba despejado por mucho que gritara nadie le iba a escuchar. Sin perder ni un segundo volvió a la recepción para ver si sería capaz de desactivar los sensores pero el portátil estaba muy dañado, no importa tenía el spray. Ha sido muy fácil, demasiado pensó mientras se dirigía a su destino, ni guardas en la entrada ni en ninguna sala, era como si le estuvieran invitando a pasar… No, no tenía tiempo para pensar en eso, era la hora de actuar. Miró su reloj y sonrió, faltaban unos escasos segundos para que fueran las diez. Se puso las gafas de visión nocturna y cuando las luces se apagaron entró en la sala de los sectores. Fue directamente al 2-C, intentado evitar las cámaras pero en lo que más se centró fue sobretodo en rociar de vez en cuando el spray para que le revelase la ubicación de los sensores. Pasó la llave por la ranura y una lucecita verde se encendió, dejándola pasar. Los presos se la quedaron mirando asombrados, no era habitual que entrasen a esas horas.
—¿Quién eres?
Parecía que Nick no era el único que podía ver en la oscuridad. Ella siguió andando, ignorando los comentarios y la preguntas de los demás, centrándose en llegar a la celda que le interesaba.
—¿Zanahorias? —Su amigo la había localizado antes que ella a él. Judy se dio prisa y se posicionó enfrente de su cámara—. ¿Qué haces aquí?
—He venido a verte.
—Pues podrías haber venido antes.
—No podía, estaba ocupada.
—Haciendo qué. Qué puede ser más importante que visitar a tu mejor amigo, si es que me consideras tu amigo.
—¿Puedes dejarte de dramatismos por una vez y cerrar el hocico?
—Pero entonces no sería yo querida —El zorro ni se inmutó ante la fría mirada que le dirigió la coneja, capaz de congelar al más temido de los depredadores. Él se limitó a ofrecerle una de sus típicas sonrisas pero se calló.
—Además vine antes pero el señorito estaba durmiendo.
—Eso suena tan yo que no soy capaz de inventarme una buena excusa para justificar mi acto.
Judy no pudo evitar sonreír, le había echado mucho de menos, Nick era único en su especie. Abrió la puerta de la celda y la volvió a cerrar en cuanto entró, según había oído decir a la osa si estaba abierta durante más de cinco segundos se le notificaba a recepción y aunque supuestamente no había nadie no quería correr riesgos innecesarios.
—¿Por cierto por qué llevas esas gafas, y cómo has conseguido que te dejen entrar?
—Es una historia muy larga, luego te lo explico todo —Siguió andando hacia él con paso decidido, y aunque Nick podía verla no alcanzaba a distinguir qué escondía en su puño—. Cierra los ojos.
—¿Qué?
—¡Cierra los ojos!
—Voy.
Finalmente se posicionó enfrente del zorro y se puso de puntillas para llevar a cabo su plan. Al no llegar a su cuello puso una pata en su hombro para ver si se podía impulsar pero aun así no llegaba, así que le pidió al zorro que se agachase y sorprendentemente el zorro acató esa orden sin rechistar.
—Zanahorias no sé lo que estás haciendo pero más te vale que no sea una broma porque sino...
CLIC.
Al escuchar un ruido metálico abrió los ojos de par en par y lo que vio le dejó sin palabras. Judy estaba sonriendo y en una pata tenía el collar que durante tantos años había llevado, al que ya consideraba tristemente parte de su ser.
—Eres libre Nick.
Sus zarpas se fueron corriendo a su cuello para inspeccionarlo y sus ojos se agrandaron cuando tocó esa piel, hacía tanto que no era capaz de hacerlo.
—Judy —Una gran sonrisa, genuina, se empezó a formar en sus labios.
—Bueno, es lo menos que podía hacer, después de todo —fue interrumpida por el gran abrazo de Nick. Ella simplemente sonrió mientras rodaba los ojos y se lo devolvía.
—Gracias Judy —le susurró mientras intentaba contener los sollozos.
—Estos zorros, qué sentidos son.
Después de unos segundos Judy se separó, no había tiempo para agradecimientos ahora lo primordial era escapar.
—Vamos rápido, antes de que nos descubran —Judy fue a abrir la puerta pero fue interrumpida por la voz de Nick.
—Espera, ¿nos estamos escapando?
—¿A ti qué te parece?
El zorro se quedó callado durante unos segundos con un semblante serio, procesando la información, y al final se empezó a reír.
—Estás loca Hopps —dijo mientras negaba con la cabeza pero aún así salió de su celda junto a ella. Ya estaban a punto de salir del sector cuando una voz preguntó:
—¿A dónde vas Wilde?
Antes de que Judy pudiera decirle a Nick que no hablase y que se centrara en salir él le respondió.
—A dar una vuelta, no me esperéis despiertos.
—Tío ojalá yo también tuviera un amigo en la pasma.
—Empieza por hacer amigos y luego si eso vas progresando.
Un gran rugido colectivo se escuchó en la sala mientras todos los depredadores reían a carcajadas, después se escucharon varios gemidos cuando los collares soltaron una descarga también colectiva. Judy se cruzó de brazos y le dirigió una mirada fulminante a Nick.
—¿Qué?
—Me parece genial que aquí seas el amo pero si hacen ruido vendrán a ver que pasa y sorpresa te estás fugando.
—Nos estamos fugando, y hago énfasis en nos, no creo que tengas pensado quedarte por aquí después de ayudarme.
—Cierto, bueno eso da igual. Hay una puerta que nadie usa pero tenemos que dar toda la vuelta y tardaríamos demasiado, en la entrada principal no hay nadie a lo mejor podemos salir por ahí.
—Mientras salgamos de aquí como si nos tiramos por una ventana.
—Me alegra que seas tan colaborativo, ahora haz exactamente lo mismo que yo, sé mi sombra, ¿entendido?
Evitando las cámaras y los sensores llegaron a la sala principal y Judy no pudo evitar maldecir en voz baja cuando se asomó por la puerta acristalada. Tonta tonta tonta a quién se le ocurre, habían como diez polis ahí tomándole declaración al armadillo, habría sido tan fácil escapar por la puerta que nadie utiliza pero noooo, ella tenía que ser mejor que nadie como la jefa que es y arriesgar la misión porque la otra puerta estaba muy lejos. Coneja boba.
—¿Qué pasa, por qué te has parado?
—Cambio de planes, hay como unos diez agentes ahí dentro, vámonos antes de que nos vean.
Tarde.
—¡Ahí está, es la coneja que me encerró!
Diez pares de ojos se posaron en Judy y fue entonces cuando se dio cuenta de que si no actuaba rápido la misión podría echarse a perder.
—¡Corre!
A tomar por saco las cámaras y los sensores, ya les habían pillado. Innumerables alarmas empezaron a sonar por toda la prisión mientras las luces volvían a encenderse pero esta vez eran de color rojo.
—¡Cerrad las puertas!
Judy no entendió muy bien a qué se referían con eso, no tenía pensado entrar en ninguna celda pero lo pilló enseguida cuando una gran barrera metálica cayó del techo, separándola de Nick.
—¡Judy! ¿Estás bien?
—¡Huye Nick! Llegarás a la puerta si sigues recto y giras a la-
—¡Me da igual, no pienso dejarte aquí!
—¡No seas tonto y haz lo que te digo por una vez! —La sombra que se cernió sobre ella le indicó que no podía discutir durante mucho más tiempo. Se dio la vuelta y ahí estaban, diez agentes grandes y corpulentos con caras de pocos amigos, pero tenía una ventaja, al ser grandes se escabulló entre ellos sin ningún problema, sus movimientos torpes no fueron un impedimento para ella. Ahora que se había librado de ellos tenía que encontrar la forma de llegar a Nick.
Nick no sabía muy bien adonde iba cuando empezó a correr. Si hubiera escuchado las indicaciones tal vez tendría una oportunidad de escapar pero no podía irse y dejar a Judy aquí, o salían los dos o no salía nadie. Solo podía desear que se las apañase bien y que se encontrasen pronto, esa cárcel era un laberinto enorme y entre las luces rojas que parpadeaban, el sonido de las sirenas y las barreras que caían cada dos por tres no tardó en desorientarse aún más. En un momento dado le pareció que estaba corriendo en círculos, todo era igual. Ya había perdido la motivación, solo seguía porque empezaba a escuchar como los agentes se acercaban a él y cuando se dio la vuelta vio que efectivamente le seguían unos cuantos. No podía más, estaba agotado y aunque parecía que el camino de la izquierda era seguro estaba convencido de que le pillarían enseguida, decidió rendirse no llegaría muy lejos.
—Te tenemos pequeñín, ahora sé bueno y no nos causes más problemas, vuelve a la celda si no quieres que te llevemos por la fuerza.
¿Pequeñín? ¿Cuántos años pensaban que tenía? Nick estuvo a punto de hacer uno de sus famosos comentarios pero una voz femenina le interrumpió.
—¡No mientras esté viva!
La voz vino de arriba y al alzar la vista vio como la rejilla del conducto de ventilación caía encima de la cabeza de un agente, noqueándolo. La siguiente en bajar fue Judy, quien sacó de su cinturón una especie de spray y se lo roció al resto de guardas, nublándoles la vista.
—¡Zanahorias!
—Este spray no solo sirve para revelar la localización de los láseres —dijo con una sonrisa pícara mientras agitaba el mencionado objeto. Después se lo volvió a guardar y agarró a Nick por el brazo— ¡Vamos, por aquí hay un atajo!
Al girar un par de veces llegaron finalmente a la salida. Judy pasó la tarjeta y se encendió una lucecita verde pero la puerta no se abrió. Extrañada la volvió a pasar y la luz se volvió a encender pero la puerta seguía sin abrirse. Entonces se dio cuenta de que si nadie la había utilizado tal vez estaría congelada por el aire gélido de Tundratown. Se empezaron a escuchar pasos por la parte inferior del pasillo y Judy se mordió el labio, esto no podía acabar así.
—Vamos, ábrete.
—Eh, zanahorias, no quiero ser un aguafiestas pero creo que están a punto de alcanzarnos.
—Pues esta estúpida puerta no se abre —Se cruzó de brazos y pataleó el suelo rápidamente mientras pensaba en algún plan—. Vale, no me gusta utilizar la fuerza pero es nuestra única opción, a la de tres empujamos, ¿entendido?
—Entendido.
—Pues vamos. Uno.
—Dos.
—TRES.
Al tirar la puerta abajo el viento ártico que había congelado la puerta les dio la bienvenida. Se habrían quedado quietos después del enorme contraste de temperatura pero los pasos de los agentes les dieron las energías que necesitaban para echar a correr. Judy lo llevaba mejor pero Nick al llevar solo el uniforme estaba muerto de frío.
—V-vale, ya estamos fuera. A-ahora d-dónde nos escondemos.
—Hay un cobertizo abandonado cerca de la entrada al Distrito Selva Tropical, he dejado suministros y está muy bien camuflado, podemos pasar la noche ahí ya pensaremos qué hacer mañana.
—¿L-la entrada? No sé s-si voy a llegar, hace m-mucho frío.
—Pero no está muy lejos.
—N-no sé zanahorias, no me siento muy s-seguro estando allí.
—¿Tienes un plan mejor? Mira, mientras estamos perdiendo el tiempo discutiendo nos están buscando y seguramente nos van a encontrar como no nos demos prisa —A pesar de estos argumentos Nick seguía sin moverse—. Solo será por esta noche, nos iremos mañana —Judy empezó a oír sirenas en la distancia y cambió su actitud, tenía que ser más firme con él—. No hay tiempo, o nos movemos o nos pillan y no pienso echar esto a perder porque el señorito tiene dudas.
—Vale —Al ver que el zorro tiritaba de frío y andaba tan rápido como un perezoso Judy se quitó el abrigo blanco y se lo dio, no solo para que entrase en calor sino porque su pelaje grisáceo le permitía camuflarse bien en la nieve, no se podía decir lo mismo del de Nick que al ser naranja llamaba demasiado la atención. Estuvieron caminando durante un par de minutos y el zorro se detuvo, le daba la impresión de que se habían perdido, el paisaje no había cambiado desde que habían escapado de la cárcel.
—¿F-falta mucho?
—No —Estaban tan cerca que Judy no tardó en distinguir el cobertizo entre la nieve—. Está allí, vamos Nick haz un último esfuerzo, piensa que hay una hoguera calentita esperándote.
Al llegar Judy se apresuró en preparar el fuego, el zorro se había tumbado nada más entrar por la puerta, estaba congelado, el ir poco abrigado le había pasado factura y la coneja temió que hubiera podido coger una hipotermia, no había caído en traerle ropa de repuesto. Con cuidado le acercó a la hoguera y cuando se encontró mejor le ofreció algo de comida pero él la rechazó, diciendo que había acabado de cenar.
—¿Por qué has hecho esto?
—El qué.
—Ya sabes, liberarme.
—Ah, pues —antes de contestar le dio un mordisco a su zanahoria— me pareció injusto que te encarcelaran así que decidí hacer lo que creía que debía hacer.
—Repito, estás loca.
—Pero eso no es todo, digamos que tu encarcelación ha sido la gota que ha colmado mi vaso, estoy harta de que os traten tan mal a los depredadores así que había pensado en liberarlos a todos y mi pequeño plan empezaba contigo. Sé que suena a misión imposible y probablemente esta no sea la forma ni el lugar indicado para pedírtelo pero, ¿quieres ayudarme? —Antes de que Nick pudiera darle una respuesta Judy se apresuró a añadir— Si no quieres está bien, no quiero que te sientas obligado ni nada por el estilo.
—Pues claro, si tu mejor amigo no va a ayudarte entonces quién lo va a hacer, aunque me cuesta un poco hacerme a la idea.
—Genial, ahora solo nos falta una base de operaciones segura.
Pasaron unos segundos en silencio, Judy pensaba qué lugar sería perfecto como refugio y Nick ya tenía uno en mente, la cuestión era si le gustaría a su amiga.
—Conozco un lugar —dijo cada palabra lentamente, como si no estuviera seguro de querer contárselo— no nos molestará nadie y encima está escondido, pero está en la ciudad.
—Y cómo llegaremos allí.
—Tú déjame eso a mí querida, cuando se trata de pasar desapercibido soy todo un experto —Bostezó y se acurrucó junto a la hoguera, de repente le había entrado sueño—. Ahora si no te importa me voy a dormir, ha sido una noche curiosa cuanto menos.
—Sí, será mejor que repongamos fuerzas —Judy le imitó y también se tumbó cerca de la chimenea—. Buenas noches.
—Buenas noches zanahorias.
—Por cierto tu madre está preocupada.
Los ojos de Nick se abrieron de par en par cuando escuchó como Judy mencionó a su madre y la coneja tuvo que contener una risita cuando vio su expresión aterrorizada.
—¿Qué tiene que ver mi madre en esto?
—Fui a visitarla —la cara de Nick no tenía precio— me dijo que le habías hablado mucho de mí.
—Madres, como lo exageran todo.
—La tuya no tenía pinta de estar exagerando.
—Buenas noches.
—¿Qué le has contado? Tengo curiosidad.
—Buenas noches Judy.
La coneja rio y volvió a cerrar los ojos, decidió dejarlo estar de momento pero si pensaba que se había librado de esa conversación estaba equivocado.
—Buenas noches.
(Ese momento en el que te da un mini ataque al corazón cuando Google te dice que no se puede abrir ese documento y piensas que todo el capítulo se fue a la puta y tienes que volver a escribirlo :/ wueeeno la cosa se pone interesante, ¿cuál será ese escondite súper seguro que Nick tiene en mente? No sé si es muy obvio o no, creo que sí pero eso ya es cosa del siguiente capítulo.
Hasta la próxima~
PKMNfanSakura).