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De amigos a enemigos y viceversa.

Capítulo II

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Hijikata se reincorporaba a sus clases habituales luego de ser suspendido durante siete largos días y, por si fuera poco, su entrenador lo dejó en el banquillo como castigo durante el torneo entre escuelas. No parecía una amonestación grave para quien trato de incendiar la escuela, excepto si eras el capitán del equipo de basquetbol, Hijikata Toushirou.

Nadie creyó la historia que narraba la "pérdida de su bata", no importó cuantos argumentos expuso para probar su inocencia y, para aplicar el castigo, utilizaron como referencia las reprimendas por fumar incansablemente en el interior del edificio, lo que impulsó a alargar la suspensión.

Toushirou solo deseaba romperle un par de huesos a Sougo y usar a esa (la nueva estudiante) como trapo para el piso. Una sonrisa macabra se marcó en sus labios al imaginarse a sí mismo retorciendo el cuello de Okita, "cabeza de zanahoria" también sufriría, en tan solo un día había causado más daño que el "Sádico", lo cual obviamente sería cobrado con sangre.

Antes de entrar a la escuela, fue al negocio contiguo al edificio, compró una caja individual de leche de fresa, se odiaría por pedir ese favor y dejar a un lado su orgullo, pero su plan de venganza iba enserio.

Toushi esperaba fuera del aula, su ceño estaba tan fruncido que parecía que sus cejas en algún momento llegarían a unirse.

—Yorozuya —llamó cuando estuvieron de frente.

—¡Mayora! No sé si ya te lo han dicho, pero quemar la escuela es algo de párvulos —el jovial saludo de Gintoki, volvió más negro el humor del Hijikata, quien se veía más serio y decidido de lo usual.

—Bastardo tengo que pedirte algo, pero no quiero que todos se enteren ¿la azotea o el patio trasero?

El permanentado se sintió algo incómodo y al mismo tiempo halagado. Desde el primer año escuchó la infinidad de rumores que rodeaban al capitán, tal vez, no era una buena idea hablar con él en privado.

—No puedo.

El joven de cabello oscuro soltó un bufido enseñándole la carnada, leche de fresa.

—Habló enserio bastardo, este será el pago inicial para que veas mi nivel de compromiso y desesperación.

—¿Compromiso? —repitió dubitativo, esos ojos azules reflejaban una ira creciente y desenfrenada.

—Déjate de idioteces, todos saben que te gusta esta porquería. Al patio trasero ahora.

Gintoki lo siguió, aunque guardando cierta distancia, preparando las palabras exactas para rechazarlo de forma amable, de otro modo ¿Por qué le pediría hablar en privado en pleno san Valentín? Además ¿Por qué él? Siempre lo molestaba y no creía posible que Hijikata Toushirou fuese un masoquista encubierto.

—Quiero información de la pelirroja.

Sakata exhaló el aire, imaginando que le haría algún pedido extraño. Su cabeza mando una señal, algo no calzaba, ladeo la cabeza escudriñando a su compañero.

—¿Te gustan las chicas?

El reconocido fumador de la institución asintió de forma involuntaria, hasta que se percató que la pregunta estaba fuera de lugar.

—Eso da igual —chasqueo la lengua— quiero saber todo de cabeza de zanahoria.

—Uhm esto es algo nuevo, llevaba tiempo creyendo que eras, ya sabes… todos lo decían.

—No idiota, fue esa chica la que empezó con el fuego. Voy a probar mi inocencia, pero no sin antes hacer caer a esa niña —sus ojos estaban inyectados en sangre y apretaba bastante los dientes al hablar, lo que alertó al de permanente natural. Toushi iba en enserio.

—¿De quién estamos hablando?

—¿¡ME ESTÁS ESCUCHANDO!? —gritó exasperado.

—"Chica", "cabeza de zanahoria" y "niña". No son exactamente nombres que pueda identificar, si yo fuera tú, mi cara estaría roja de la vergüenza además si te gusta ve y háblale tú mismo. ¡Anímate Toushi! ¡Vamos Toushi! Aunque también te saldría barato si soy tu cupido.

—¡KAGURA! ¡LA CHICA NUEVA Y AMIGA DEL SÁDICO! —terminó gritando exasperado— y ¡No me llames Toushi!

La campana marcó el inició de las clases y el fin de la conversación.

Gintoki vio la leche como pago inicial e incentivo y, como un buen Yorozuya no podía dejar a un cliente insatisfecho, sin duda, debía acercarse a Kagura.

Kagura durante los días previos a San Valentín era un manojo de nervios llegando al colmo de no poder dormir, se paseó por distintas tiendas buscando el "chocolate perfecto", uno que no sea demasiado caro, ni tampoco demasiado barato. Encontró el adecuado cuando se cruzó con Tae en una tienda cercana a la escuela. Shimura quien conocía perfectamente su secreto simplemente le señaló cual podría gustarle a "esa persona especial", el chocolate "adecuado", era una pequeña caja con seis bombones con relleno de fresas, el único problema que tenía de momento es que primero moriría de vergüenza antes de poder entregárselos a su respectivo dueño.

Estaba sentada tranquilamente con el pulso más acelerado de lo usual, vio a par de chicas humillarse así mismas al entregarle sus presentes al "odioso Sádico", antes de sentir curiosidad por lo que haría su "intento de amigo" con los dulces, el aura oscura de Hijikata se cruzó en su campo visual y venía junto a Gintoki. Sachan como si fuese un resorte, llegó a Sakata de un salto, entregándole una bolsa de regalo bastante decorada.

En su aula todos parecían dar y recibir, excepto por dos, Kagura que estaba demasiado avergonzada como para actuar de forma casual y lo más probable es que terminara comiéndose los chocolates ella misma frente al televisor, y, Toushirou a quien nadie notaba.

Hijikata estaba algo distraído, no soportaba que el día en cual debía reincorporarse fuese justamente cuando todos eran parte de la fiebre de corazones y dulces. Un fastidio total, pasaba algo extraño en su entorno cada año, desde que entró a la preparatoria se hizo parte del equipo de baloncesto, se creía el mismísimo Kaede Rukawa, la diferencia es que no lograba ser popular como el personaje de su manga favorito. No entendía por qué las chicas no volteaban a mirarlo, ni tampoco por qué sus mismos compañeros de clases y de equipo lo evitaban en los camarines. No recordaba haber hecho algo que molestará a toda la escuela como para ser reconocido y al mismo tiempo rechazado.

En el primer receso Sakata Gintoki se puso a trabajar. Usualmente Sakamoto, Takasugi y Katsura lo esperaban en el patio trasero, pero hoy tenía que investigar algo para Toushi así que tendría que pasar de sus amigos hasta que terminará el día.

Durante el almuerzo Kagura solo podía escuchar el fuerte latir de su corazón y asentir de vez en cuando cada vez que Gintoki la miraba esperando una respuesta. Estaba con sus nuevos amigos, lo que incluía a: Tae, Sachan, Kyuubei, Gintoki y Kondo que las estaba en su rol de acosador, no había sido invitado por lo que comía su almuerzo arriba del árbol que les brindaba sombra. La Yato ya los conocía bastante bien, por lo que la presencia del "Gorila" no era algo extraño, ni tampoco la obsesión malsana de la chica de lentes por Sakata, razón para ser consideraba competencia, aunque si era poco usual que Gintoki estuviera con ellos.

Sentados en el césped del patio trasero conversaban de temas triviales y cada cierto minuto la pelirroja llevaba las manos a su maleta con la intención de entregar sus chocolates a su respectivo dueño, pero no lograba dar con la valentía necesaria. Fue entonces cuando vio algo que sintió como un puñal en el estómago. Una hermosa chica se acercó a ellos, figura envidiable con sus atributos bien marcados, ojos amatistas y un sedoso cabello rubio. Con tales características podía dejar embobado a cualquiera, pero su defecto parecía ser la falta de delicadeza; la Yato vio en una secuencia de cámara lenta como Tsukuyo le arrojó una caja de chocolates al permanentado, nadie más aparte de la pelirroja notó que Gintoki observó con una diminuta sonrisa como la joven se alejaba. Kagura no lo sabía, pero su lucha estaba perdida hace años. No era rival para la rubia quien ya se había ganado el afecto de Sakata sin siquiera notarlo.

La joven de ojos azules se excusó retirándose, no hizo caso a las palabras de sus amigos para quedarse y fue en busca de Sougo. En ocasiones así hacían bromas siendo la forma especial que tenían de animarse mutuamente, aunque no logro dar con su paradero así que fue hasta la azotea para pasar el tiempo.

Al estar sola con sus pensamientos comenzó a sentirse tonta por haberse ido al sentir la más mínima molestia e incluso comprar chocolates para un chico, nunca antes lo había hecho y por el momento le pareció un gasto inútil, aunque no los desperdiciaría y se los comería.

—Debe ser una estafa, los sádicos no lloran.

Cabreada porque interrumpieran su tiempo a solas se volteó para ver quién era el inoportuno.

—Muérete, peste a nicotina ¿Te vienes a esconder porque los chicos no te dan chocolates?

—¿A qué te refieres? —Sakata había hecho insinuaciones parecidas.

—Sé que eres Gay de closet, es un secreto a voces.

—No soy gay, espera ¿es por eso que no se me acercan las chicas? y que ellos… ¿Quién te dijo eso? —preguntó enojado, joder la satisfacción de verla siendo "miserable" no duro nada además tendría que planear otra venganza.

Kagura soltó una carcajada, ese tipo era un sueño para los brabucones, unas cuantas lágrimas se asomaron en sus ojos. Si Toushirou no sabía nada, significaba sola una cosa, él era el chico del que le habló Sougo cuando entró a la preparatoria, la idea de esparcir un falso rumor había sido idea de la mismísima Kagura. Nunca imaginó que Okita llevaría a cabo el plan. La pelirroja por fin entendió la frase cliché de su padre "cosechas lo que siembras".

—¿Toda la escuela te cree gay y no lo sabías? —preguntó apenas por la falta de aire mientras limpiaba sus ojos.

Por fin después de tres años tenía claro porque no era popular, porque no recibía dulces los catorce de febrero y también el porqué de que los chicos lo evitaran en los vestidores.

La joven registró su mochila en busca de los aplastados chocolates, la expresión de Toushirou era tan graciosa que tuvo que hacerle una foto, la que probablemente dejaría como fondo de pantalla o la usaría para ver nacer un nuevo meme, así siempre tendría buen humor.

—Tómalos, te los ganaste —dijo ofreciéndoselos.

Hijikata extrañado ante ese suceso "sobrenatural" los recibió, por primera vez recibía chocolates de manos de una mujer que no sea su madre. Enseguida su ceño se frunció al escuchar la estrepitosa risa de Kagura al dejarlo solo con la caja de bombones con relleno de fresas. De momento ya no estaba tan molesto con Kagura, aunque no se comería esos dulces sin verificar con alguien más que no estuvieran envenenados y, lo más importante sería buscar al iniciador del rumor, esa persona era la culpable de que no tuviese novia y que siguiera siendo tan virgen de labios como los otakus del Fan club de Otsuu.


Primera actualización del 2018! Espero les gustará :3

Toushi 3 hace rato que no sale en el manga :c

Gracias por sus lindos reviews en el capitulo anterior, me hacen el día con ellos :')

Saluditos :3