Inuyasha no me pertenece a mi si no a la gran Rumiko Takashi, yo solo los tomo prestados para hacer mis macabras ideas.

Este fic es una petición de Lica, hecha para el grupo "Circulo Mercenario" en el marco de la actividad "Deseos a la alabarda" del grupo de Facebook.

Advertencia: La mayoría de los capítulos va a tener contenido erótico, si eres sensible a estas escenas no lo leas y si eres menor de edad va bajo tu responsabilidad el leerlo.

Pensamientos.

Escritura normal.


Me puedo imaginar lo difícil que debe de ser recordarlo ahora que ya no está con nosotros, pero el mejor homenaje que le podemos rendir es tenerlo presente como era en sus mejores momentos, siempre contento, conversador y feliz, una persona con un alma brillante que ahora brillará aún más

Frente al árbol sagrado, se encontraba mirando aquella cicatriz que tenía, una joven azabache de 20 años, había dejado de ser aquella chiquilla, que a los 15 años había llegado a la época feudal por aquel pozo que se encontraba oculto en una caseta, su cuerpo había madurado, sus pechos se encontraban más grandes, al igual que su retaguardia, sus caderas se encontraban más anchas, resaltando sus largas piernas de infarto, su cintura más estrecha, su estatura era mayor, su cabello se encontraba más largo, su rostro había perdido aquellas facciones infantiles, sus labios se mostraban de un color rojo como la sangre, pero lo que más había cambiado fueron sus ojos zafiro, aquel brillo que los caracterizaba ya no se encontraba, ahora en ellos se mostraba una infinita tristeza.

Hacía más de 3 años que regreso a su época, sin embargo nunca volvió a ser una joven carismática, las heridas que le provocaron en la época feudal, no habían cicatrizado, aquellas laceraciones en lo más profundo de su alma causadas por un joven híbrido de cabellera plateada, aquel que fue su primer amor y amante.

La hirió haciéndole promesas incapaces de cumplir, solo ilusionándola con una amor jamás correspondido, aquello que la lastimo dejando que ella fuera incapaz de reponerse aquel duro golpe, que fue catastrófico para llevándola casi a la muerte.

Una joven de vestimentas raras de color verde, se encontraba buscando a su amiga la exterminadora, para saber si la podía acompañar a darse un baño cerca en las aguas termales que había encontrado de casualidad, ya llevaba rato buscándola, cansada de buscarla se acercó a unos arbustos a descansar, cuando unas risitas oyó, curiosa por naturaleza se desplazó entre los arbustos, para encontrar a su amiga en una posición comprometedora con el monje.

Es...este...yo...– incapaz de poder pronunciar algo coherente, se dio media vuelta para que no vieran que su cara competía contra el haori rojo de su primer amor– si viene Inuyasha le podrían decir que estoy en las termas...

Sin darle tiempo al par de tórtolos de contestar salió corriendo como alma que lleva Naraku. Una vez que llego a su objetivo se desvistió como rayo, cuando callo la última prenda se adentró en el agua caliente, daba gracias de haber dejado sus utensilios de baño antes de ir en busca de Sango, pues con la carrera loca que pego cuando encontró a esos dos con poca ropa, no hubiera agarrado nada con tal de desaparecer de ahí lo antes posible.

Una vez que acabo de lavar y enjabonar su cuerpo a conciencia, hundió todo su cuerpo en el agua para quitar los rastros de jabón en su cuerpo, una vez terminado su baño decidió quedarse un poco más, una sonrisa traviesa apareció en su rostro al recordar como encontró a sus amigos, le dio gusto el que ellos decidieran dar el siguiente paso, aquella sonrisa desapareció al recordar a su problema principal.

Inuyasha...– aquel nombre salió en un murmullo, a veces deseaba la azabache que las cosas con el avanzaran, pero las cosas no pasaban de besos inocentes, pocas veces se mostraba el abierto a sus sentimientos, pero en cuanto aparecía Kikio todo aquello que vivían unos días se desmoronaba después de que él iba a verla.

Con un suspiro soñador recordó un libro erótico que le habían regalado Yuka y Eri, para que aprendiera a seducir a su novio rebelde, sin querer una sonrisa se le escapó al recordar que el protagonista de la novela tenía un carácter parecido al de Inuyasha, imaginado que él llegaba y la besaba apasionadamente, empezó a tocar sus senos y monte de venus, mordiendo sus labios para no gemir, deslizo su dedo corazón más abajo, cuando encontró su botón hinchado bajo sus labios inferiores, realizo círculos alrededor de él, sintiendo una humedad que empezaba a emanar de sus sexo se sonrojo, pues a pesar de estar dentro del agua sentía aquella esencia diferente.

Empezó a llevar un ritmo más rápido sobre su sensible botón, mientras con la otra mano se pellizcaba su pezón rosado que ya se encontraba duro de las caricias que ella misma se estaba proporcionando, pensando que era cierto joven híbrido con orejas de perro, jadeando por sentir su orgasmo casi al límite se dejó llevar ahogando un grito de satisfacción, veía puntos de colores mientras sus pupilas se encontraban dilatadas por el éxtasis del momento, lo que no sabía ella es que el dueño de sus fantasías se encontraba dentro del agua observándola dándose placer a ella misma.

Cuando fue capaz de abrir de nuevo los ojos y de poder mover su cuerpo, pello un chillido al ver al peli plata desnudo a unos pasos de ella, sintiendo de momento la boca seca al ver el cuerpo de él, se obligó a recordarse en qué condiciones se encontraba ella, hundiéndose hasta el cuello en el agua y tapando sus parte le grito lo único que se le vino a la mente.

¡Abajo! ¡Que bicho te pico Inuyasha! ¡¿Que no vez que me estoy bañando?! ¡Maldito pervertido! – antes de que le siguiera gritando todo lo que podía, no se había percatado que el agua había amortiguado el golpe, por lo que él se deslizo bajo el agua hasta ella, sin previo aviso emergió junto a ella.

Kagome sintió que su cuerpo perdía estabilidad y sin pensarlo enredo la piernas alrededor de sus caderas, cuando sus miembros hicieron contacto, ambos gimieron al contacto, no sabía si por el vapor del agua es que estaba roja o por la posición tan comprometedora que tenía con el hanyou la tenía, aunque viendo mejor a Inuyasha no era la única con el sonrojó.

Antes de articular algo el oji dorado unió sus labios, iniciando así un beso dulce reconociéndose mutua mente, cuando empezó a subir de tono el beso ella gimió contra sus labios, aprovechando el que ella abrió sus labios, él introdujo su lengua explorándola y saboreando su sabor a cereza, ambos enredaban sus lenguas danzando al mismo tiempo, la azabache pasaba su lengua por los colmillos que tantas fantasías le habían ocasionado, sin querer se hizo un corte con ellos.

Sintiendo su sabor metálico, Inuyasha chupaba su lengua y la enredaba con la de él, su sabor lo volvía loco, deshaciendo el beso; la mío y beso su cuello con gula, descendió hasta los pechos de la miko, ella al sentir como respiraba sobre sus pezones la hizo sentirse ansiosa por sentir sus labios sobre sus montes, cuando capturo uno con sus dientes Inuyasha, Kagome se arqueo contra su boca, presionando su cabeza contra ella, tomo una de sus orejas, lamió y mordisqueo la punta causando que él le mordiera el pezón que tenía entre sus labios, ambos jadearon cuando empezó a mover sus caderas el, el rocé entre sus sexos los estaba llevando a límites insospechados.

Kagome... te amo...– la voz ronca del hanyou, hizo clic en Kagome, que sin poder creerlo lo vio a los ojos viendo en ellos que eran de un color rojizo, las líneas de sus mejillas habían aparecido pero aún conservaba en sus iría el color dorado.

Inu... – incapaz de hablar por las lágrimas que recorrían sus mejillas lo jalo para besarlo y así demostrarle, que ella sentía lo mismo por él.

No llores, sé que muchas te he herido y te lastime...pero prometo que eso cambiara mi amor...

Con esas palabras ella cedió a sus deseos, abriendo más sus piernas le dio permiso para que el la penetrara, cuando sintió que su carne se iba estirando, enterró las uñas en la espalda del peli plata. Con un gruñido él se adentró de una sola estocada para evitar y lastimarla más, sabía que le había dolido pues su miembro era fuertemente apretado por sus paredes internas de la azabache.

¡Ahhh... Inu... duele...!

Shhhh tranquila, relájate, grrr estas tan apretada

Haciéndole caso a sus palabras empezó a relajar su cuerpo, y poco a poco su cuerpo siguió sus instinto, sentía a Inuyasha entrando y saliendo de ella, aquel espiral de sensaciones se fue haciendo más grande cuando el, la tomo de las caderas y la penetraba con fuero, los gemidos de ambos se oían por todo el claro, aferrada a él, Inuyasha se salió de ella haciéndola que protestara en el acto, pero sin que se lo esperara ella le dio la vuelta y por atrás la volvió a penetrar.

A duras penas y se pudo agarrar a una roca, cuando arremetió dentro de ella, las manos de Inuyasha viajaron a sus pechos, sentía Kagome como sus garras acariciaban sus pezones y los pellizcaba poniéndolos como una roca, podían sentir que estaba llegando a su límite e Inuyasha también al sentirlo como crecía más dentro de ella si es que se podía, ambos gritaron sus nombres al unísono, recargando su peso en la roca ambos jadeaban en busca de el vital oxígeno, cuando por fin pudieron normalizar su alocado ritmo cardíaco, Kagome se voltio y lo abrazo quedándose dormida en el pecho de él.

Una sonrisa irónica apareció en su rostro al recordar la primera vez que estuvo con Inuyasha, en ese momento pensó que era verdad aquel amor que le dijo tenia por ella, mas después se dio cuenta que seguían igual, cada vez que aparecía Kikio siempre eran peleas, por lo mismo, pero aquel día fue donde ella se dio cuenta que no la amaba como le había dicho antes

¿Estas segura kag de decírselo? – Sango veía con preocupación a su amiga los últimos 3 meses había bajado mucho de peso debido a los vómitos que tenía por las mañanas.

Si Sango ya no lo puedo seguir ocultando, aquellas hierbas que ocupo para ocultar mi aroma ya no me ayudaran, ahora que se empieza a notar mi estado.

Se le podía apreciar una pequeña redondez en su vientre, le extrañaba a la exterminadora que el hanyou aún no se hubiera percatado de que su amiga esperaba un hijo de él si estaba siempre junto a ella.

Inclusive Koga ya se había dado cuenta, por lo que procuraba una vez a la semana encontrárselos para darle una gran canasta llena de frutas, para que no pasara hambre ni antojos, pero aquellas visitas ocasionaban siempre una pelea de rivalidad entre el lobo y el hanyou, por lo que ella siempre tenía que interceder para evitar que llegaran a mayores.

Pero aquel día que era especial para la miko se vio arruinada por la llegada de la otra miko, cuando se encontraba hablando con Sango acerca de Inuyasha, llego a un claro donde los vio a medio vestir, al quedarse parada como piedra. La exterminadora dio la vuelta para ver qué era lo que la había perturbado, cuando vio aquella pareja de amantes hirvió en rabia y sin pensarlo lanzo su hirakotsu contra la pareja.

La azabache solo veía las cosas en cámara lenta, cuando Inuyasha se percató del ataque fue tarde por que el boomerang hizo contacto con los 2 mandándolos al otro lado del claro, levantándose inmediatamente para saber el motivo no dijo nada al verla hay parada viéndolo con lágrimas en los ojos que se rehusaba a dejar caer.

Cuando lo vio acercarse ella instintivamente agarro su vientre tratando de proteger a su hijo no nato, esa acción no pasó desapercibido para él, pero antes de lograr decir algo llego alguien a la escena.

Veo que sigues siendo un estúpido Inuyasha.

Al oír la voz de Sesshomaru, Kagome volteo a verlo sin saber por qué su pulso se aceleró, por un momento vio un brillo que no supo descifrar al observar su vientre.

Hum ya veo... a pesar que estas por tener un cachorro te sigues revolcando con la miko muerta.

¡Cállate imbécil a Kikio la respetas!

La mirada de Sesshomaru era glacial, y así como llego se fue sin antes agregar una cosa más.

Si no eres capaz de respetar a tu hembra no eres digno de ser un Taisho.

Y así lo vio partir, a lo lejos vio a la pequeña Rin y a Jaken seguir a su amo bonito.

Aunque trataba de mantener la compostura por dentro se estaba desmoronando ella creía que el aceptaría con gusto su embarazo, pero al ver que se acercaba para ver como esta Kikio decidió alejarse para no ver más, todo aquello la lastimaba al saber que todo en lo que un momento le dijo solo fueron mentiras.

Apretando un mameluco retuvo sus lágrimas ya habían pasado varios años, más aun le dolía la perdida de aquel ser que llevaba en el vientre ese día fue fatídico, y a partir de ese día fue el que la marco para siempre.

Habían pasado un mes desde la muerte de Kagura, aun recordaba con lágrimas el saber que ella fue feliz al ver a la persona que amaba por última vez, por más que ella deseara el poderla ayudar no era posible, ahora con 4 meses de embarazo sabía que solo le faltaban 2 meses para dar a luz a su primogénito, por lo que había decidido ayudar a Kikio consiguiendo el arco del monte de Azuna, no había sido fácil pero gracias a Koga que la acompañó y que estuvo a su espera ahora iba rápido junto a los demás.

Shipoo que era como su primer hijo, sabía que se preocupaba demasiado por ella y por el bebé, por lo que había sido una plática titánica el que la dejara sola con el lobo, amaba demasiado a ese niño por lo que pensaba idear una manera de quedarse para siempre en la época feudal y de vez en cuando regresar a su época, para que su hijo creciera al lado de su hermano mayor.

No sabía si sería igual que su padre o seria por completo humano, pero ella deseaba que sacara esas hermosas orejas de su padre, cuando llego junto a Kikio sintió un dolor al ver como Inuyasha acunaba a Kikio, en ningún momento se había separado de ella, sintió celos porque por ellos nunca se preocupó así, incluso cuando estuvo por perder a su hijo mostró que le importara, si no fuera por sus amigos no sabría que hubiera hecho.

Así que mejor aparto la mirada y se fue a sentar junto a sus amigos a comer, sus pies se le hincharon y Sango le dio un masaje que ayudo a que bajara la hinchazón que tenía en ese momento.

Esos días todos durmieron tranquilos. Al día siguiente se desato la pelea definitiva contra Naraku, lucharon dentro de su cuerpo, y si no hubiera sido por Sesshomaru no la habría contado, cuando un youkai la ataco Inuyasha estaba más al pendiente de que la sacerdotisa muerta no saliera lastimada, dejándola a ella de lado, Koga días antes había perdido sus fragmentos pero eso no quitaba el que siguiera siendo rápido, todos luchaban contra el hanyou maldito, pero en un descuido del peli plata menor ambas sacerdotisas fueron lastimadas, reuniendo fuerzas Kagome logro purificar a Naraku y destruir la perla para siempre.

Sin embargo el ver como Inuyasha se fue a pasar los últimos momentos con Kikio, dejándola sola en el campamento con sus amigos y estando a punto de dar a luz rompió todas las esperanzas de la miko, con mayor miedo se aferró a traer a su hijo al mundo, sin embargo el veneno que Naraku le inyecto fue fatal para su bebé, por lo que no sobrevivió a su alumbramiento.

Eso la dejo desolada, como pudieron llegaron a la aldea de la anciana Kaede, y junto al árbol sagrado le dieron una fina sepultura a su hijo, cuando Inuyasha regreso no le importo su dolor, sólo se encerró en su duelo por haber perdido a Kikio, sus amigos incapaz de seguir soportándolo así lo enfrentaron.

¡¿Qué demonios te pasa sarnoso?! ¡Que no vez que no eres el único sufriendo! ¡Kagome perdió a tu HIJO!

¡Y qué quieres que haga pulgoso ese no era mi problema, si ella no es fuerte no merece ser madre! ¡Kikio nunca hubiera perdido a ningún hijo mío!

¡Basta Inuyasha que no sabes lo que dices!

¡CREES QUE NO LO SE MIROKU, KAGOME NO ES FUERTE ES DEBIL, YO NI SIQUIERA LA AMO, PREFIERO QUE ESTE ELLA MUERTA A KIKIO!

Sango se llevó la mano a la boca y con la otra abrazaba a Kagome aquello que Inuyasha había dicho era una injusticia para ella, pero la azabache solo negó, y parándose les dio la noticias a todos.

Sé que...– le costaba hablar con el nudo en la garganta por lo que tomando aire se armó de valor – sé que he sido una carga para todos... por lo que ahorita que la perla desapareció, regresare a mi época, Kaede me dijo que al ya no haber nada que me ate a esta época, lo mejor... será que regrese a mi hogar, sé que es lo mejor, y espero que me entiendan.

Sus amigos la acompañaron hasta el pozo donde se despido de ellos, deseando que siempre la recordaran y sin voltear atrás para ver a Inuyasha con la mirada herida, se lanzó en él.

Dejando un ramo de flores en donde estaba exactamente su hijo enterrado, hizo una oración a kami por él, había pasado 4 años de aquello, y que se encontraba de nuevo en su época, ella pensaba que el pozo se había cerrado para siempre, al no existir ya nada que la atara a la época feudal, sin embargo no sabía que fue todo lo contrario, el pozo se había abierto para todos aquellos que ella albergaba en su corazón con cariño.


Del otro lado del pozo un frío daiyoukai, recordaba aquella miko de extrañas ropas, necesitaba su ayuda por lo que sin pensarlo más se lanzó dentro se le siendo envuelto por una luz que lo transporto a otra época...

Continuara...

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