DISCLAIMER: Los personajes del Manga INUYASHA, son creación de Rumiko Takahashi.
Fanfic, que fue naciendo desde que vi por primera vez el anime… y que ahora, me atrevo a escribir… espero que les guste, tratare de actualizar, mínimo, una vez por semana…
ADVERTENCIA: Esta historia es rated M, por lo que contendrá, situaciones SEXUALES y de violencia, de manera explícita, conforme vaya avanzando la historia…
Espero que la disfruten…
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Habían pasado dos años, desde que Kagome había encontrado a Inuyasha, clavado con una flecha en el pecho, en el árbol Goshinboku.
Dos años en los que Kagome había estado viajando, del pasado, al futuro, a través del pozo de los huesos.
Y a pesar de las luchas, de la vida difícil en el pasado, sin la tecnología a la que estaba acostumbrada, ella se había sabido adaptar, de cierto modo, a la lucha contra Naraku, y a la búsqueda de los fragmentos.
Seguía siendo igual de bella, que la primera vez que cruzo, ya no usaba su uniforme de la escuela, para sus incursiones a través del campo, su carácter seguía siendo igual de franco y escandaloso, pero evidentemente, tanta muerte, tanta lucha, la había curtido, había hecho madurar su personalidad.
Junto con sus amigos habían formado una especie de familia, a Miroku y Sango, los quería como un par de hermanos, que más tarde que temprano, terminan casados.
Shippo era su pequeño hijo, al que había adoptado, casi desde que lo salvaran de los Hermanos Trueno y para él junto con Rin, se había convertido en esa figura materna, que tanto habían necesitado, desde que quedaran huérfanos.
Por Inuyasha había dejado de sentir el cariño que lo unía a él desde un principio.
La muerte de Kikyo a manos de Naraku, los había afectado demasiado a ambos, dándose cuenta Kagome, que su amor jamas serian tan grande, y que lo unía a él un cariño más fraterno.
Inuyasha había intentado acercarse a ella, pero en ocasiones, la observaba fijamente, viendo tal vez en su rostro, los pequeños gestos, por las que según se parecía a Kikyo, hiriendola, o en ocasiones teniéndole lástima.
¿Qué más podía hacer? el amor de su vida había muerto, y ella no podía imaginar el dolor que podía estar sintiendo Inuyasha, al respecto.
Kagome en esos dos años había cambiado, sus sentimientos habían evolucionado.
Incluso Kouga se había rendido con ella, buscando de una vez por todas a Ayame, con la que unificó el clan Ookami, volviéndose poderoso.
A Hojo no lo había vuelto a ver desde que salieran de la secundaria y en la preparatoria, no había tenido tiempo de ver al rostro a ningún chico, ya que se sobrecargaba de deberes, en su tiempo libre, para poder graduarse cuanto antes.
Cuando Kagome cumplio diescisiete años, después de celebrar con su familia, y de abrir los regalos que estos le regalaron, como una brújula de parte de Souta, un Kimono bordado de sakuras, de parte de su madre, y las escamas de un pez mitológico, ideales para sanar enfermedades, ignorandolas monumentalmente, ya que sabía que no tenían ninguna utilidad, pensando en porque su Abuelo Taiga no le daba regalos normales, como a todas las demás chicas.
Después de despedirse con cariño de todos, agradeciéndoles la celebración, se dirigió hacía el pozo de los huesos en compañía de su madre
_ Kagome, ya son dos años desde que tu vida en el Sengoku comenzará, y todo este tiempo, un secreto me carcome el interior. _ Le dijo Sonomi, mirando a los ojos.
_ ¿Qué pasa mamá, cuál secreto?. _ Kagome está cada vez más intrigada, pues la mirada de su madre, no tenía nada de preocupación o dolor, más bien, un pequeña sonrisa, comenzaba a vislumbrarse en su semblante.
_ Kagome, necesito contarte, la verdad de tu origen, quien era tu padre…
Sonomi, sacó de su ropa, un relicario de oro, con un pequeña perla incrustada en la tapa, y que al abrirse, mostraba la foto en blanco y negro de un hombre, bastante bien parecido, de largo cabello negro, sujetó en una coleta alta, con grandes entradas, que le daban a su frente un aspecto más amplio. Vestido, con ropa tradicional, y con el mango de una espada a la vista.
_ Él es tu padre, Higurashi Raiko… y él viajaba a través del tiempo.
Kagome no podía creerlo, sus ojos abierto como platos, viendo a su madre. No podía creer sus palabras, su padre, al que era la primera vez que veía, viajaba en el tiempo, ¿por eso ella podía cruzar por el pozo de los huesos?.
_ Mamá, pero ¿cómo?, ¿cómo conociste a mí padre?... _ Kagome estaba confundida, no sentía dolor o tristeza, al contrario, algo de felicidad iba creciendo en su pecho. Al fin conocía a su padre, y era feliz.
_ Hace muchos años, a tu misma edad, yo caí en el pozo y viaje al pasado, solo que no sali en el Sengoku jidai, como tú me cuentas.
Yo salí en un lugar en las montañas, un pequeño oasis de verdor, en medio de las cimas nevadas, una pequeña ciudadela llamada Rakuen no ippen (pedazo de paraíso), donde estaba asentada la gente de tu padre, de la que tu Abuelo, el padre de él, era el Shôgun.
Yo no sabía dónde estaba, tenía miedo, estaba asustada, pero a pesar de estar rodeada, de varios guerreros, que me creían un demonio, Raiko, sé dio cuenta que yo solo era un chiquilla asustada, que había salido por uno pozo, que no sabían que funcionaba.
Me llevó con su padre, que era imponente, muy parecido a él aunque mayor, pero que era justo y noble, y después de entrevistarme por una hora, habían llegado a la conclusión, que yo era la mujer de la que hablaban unos pergaminos.
Raiko, me miro en ese momento, fijamente, algo sorprendido y levemente sonrojado.
Yo no entendía nada, estaba confundida.
El Shôgun Yukito, me tomó de las manos, y me miró de manera paternal, diciéndome que volviera a mí época, pero que de ahí en adelante, tenía que volver todos los días a tomar clases de música, porque tenía que aprender a tocar el Biwa satsuma, que era su instrumento favorito, y el de su hijo.
Todos los días, Raiko iba por mí después de la escuela, él podía pasar a través del pozo, y de esa manera conoció a mis padres, que no sabía que venía del pasado y que creían que estudiaba kendo, por su ropa tradicional.
A él no le sorprendía el futuro, cómo pense que sucederia y supe que era a causa de que ellos no vivían en una época específica, ellos habían luchado y apoyado diferentes épocas, sin intervenir, más que cuando fuera necesario, ellos tenian sus estándares bastantes altos, de lo que consideraban intervenir, no les tenían permitido hacerlo para cualquier cosa.
La convivencia hizo amarnos, y sin planearlo, un día me hizo mujer.
Fue bello, realmente nos amábamos.
Su padre estaba contento de que estuviéramos juntos y permitió que nos uniéramos en una ceremonia.
Quede embrazada, y fuimos felices al tenerte, pero tu padre se preocupo al notar cómo nació en ti la perla de Shikon.
Tu abuelo Yukito, ordenó que se investigara tu relación con ella, y a pesar de que notaba la preocupación de tu padre, jamás me dijeron nada, imagino que para no preocuparme.
Tu padre llegaba todos los días a dormir conmigo, yo no me había mudado a su tiempo, pues mi madre en aquel tiempo enfermo de gravedad y tuve que quedarme con ellos, todos esos años.
Cuando nació Souta, a los días, ya no supe de él.
El pozo dejó de funcionar, y no hubo manera de volverlo a ver.
Pero me di cuenta, de que el dinero no dejaba de faltar, de que aparecia alguna de mis flores favoritas, o algún kimono. Él de una manera u otra estaba a mi lado, y yo sabría esperar.
Cuando caíste al pozo, supe que las respuesta comenzarian a llegar, pensé que saldrías en la aldea de los Bushi no yoru (samurai Guerrero de la noche), pero no fue así.
Pero hace días soñé con él, y siento que pronto sabremos ambas de él.
Te cuento toda esta historia, porque no quiero que te asustes, no quiero que sientas resentimientos de ningún tipo, y para que sepas, que si te ocultamos toda la verdad, fue por un motivo, ya conociste el mío, y probablemente conozcas el de tu padre."
Kagome escuchaba anonada, pero atenta, la historia de su madre. No podía creerlo, había tenido un padre y probablemente pronto sabría de él.
Tal vez le podría ayudar en su lucha contra Naraku, si en realidad eran tan poderosos como decía su madre.
_ Mamá, no sé qué decir. Gracias por decirme la verdad, gracias por decirme que tengo un padre, ahora entiendo muchas cosas, como tu silencio. _ Kagome no sabía cómo afrontar toda esa confesión,
_ Kagome, entiendo que todo esto ha sido demasiado fuerte para ti, entiendo que estés algo estupefacta, pero tranquila, no quiero que te distraigas, no quiero que por estar pensando, salgas herida. Me gustaría que no te fueras al Sengoku..._ Sonomi, se preocupaba por su hija.
_ Mamá, no te preocupes, en verdad todo esta bien, necesito hacer esto, terminar con Naraku, para poder comenzar a buscar respuestas, estando allá, preguntare, incluso a Sesshomaru, que es de casi un milenio de edad, él debe saber algo o la pulga Myoga, ellos deben haber escuchado alguna vez del clan de los Bushi no Yoru … _ Kagome analizaba todas las opciones, se sentía emocionada y feliz de que pronto, tal vez pronto, tendría noticias de su padre.
_ Hija, gracias. Ve con cuidado y feliz cumpleaños, que todos tus deseos se cumplan y deseo que siempre, ante todo, seas tu misma… _ Sonomi, se preocupaba, de su amor por Inuyasha, que tal vez no era el mismo de antes, pero que tal vez por costumbre, no sé diera cuenta de que tenía un mundo por delante.
_ ¡Keh! ¡Kagome! ¿que no piensas volver a la aldea? ¡Vamos! tenemos una pista de Naraku.
Inuyasha iba saliendo del pozo de los huesos en ese momento, que iba a buscarla como siempre, cuando sentía que estaba tardando demasiado.
_ ¡Inuyasha! ¡Baka! nos has asustado, ya voy, ya voy, por favor carga mi mochila, que tengo que despedirme de mi Madre.
_ Sonomi sama, ohayo _ y se inclinó saludando, después de sus malos modales.
_ Inuyasha, ohayo, cuida mucho a Kagome, y regresen pronto..._ y abrazo a ambos, a pesar de que Inuyasha se sentía incómodo, aunque no dejaba de disfrutar su abrazo, que le recordaba tanto a los de su madre.
Ambos saltaron al pozo, mientras Kagome, iba en silencio pensando en su padre. Sé había quedado con el relicario de su madre en su mano, y antes de salir, vio de nuevo la imagen de su padre.
Cuando Inuyasha saltó con ella, sostenida de la cintura, fuera del pozo, casi de inmediato se puso en guardia. Había sentido el youki de su medio hermano, y aunque ya no sé odiaban tanto, como en un principio, siempre era una oportunidad, para comenzar algún duelo.
Lord Sesshomaru, había ido a visitar a la pequeña Rin a la aldea, donde la había dejado, para que aprendiera a convivir con humanos y que se educara al lado de Kaede sama y Kagome san, que aunque no lo admitiera libremente, para él era una mujer con educacion y modales, además de bastante fuerte, a pesar de no saber pelear en absoluto.
Quería que Rin, que la veía como una madre, (para incomodidad de él), aprendiera de su ejemplo, de su fortaleza espiritual y que de cierto modo fuera como ella. A pesar de ser del futuro, y no tener los modales de su época, era una mujer de la que Rin tenía que tomar el ejemplo.
Solo que jamás lo confesaría, para todos, la versión oficial era que la sacerdotisa Kaede, estaba encargada de su educación, sólo que por sus deberes y además por cariño de parte de Rin, con la que pasaba tiempo, era con Kagome.
Pero ese día en especial, Sesshomaru había llegado a la aldea, con demasiada urgencia, o más bien alarma.
Naraku se dirigía hacia ellos, con miles de esbirros, dispuestos a acabar con todo de una maldita vez, su poder estaba al máximo, sólo faltaba el fragmento de Kohaku, al que Sango vigilaba a toda hora.
_ ¡Sesshomaru! ¡dobe!, ¿porque vienes con tu youki elevado? ¿acaso estas buscando pelea?.
Sesshomaru, por un instante pensó en negarle su información, pero vio a Kagome al lado de él, y no pudo evitarlo, pensando en la "tristeza de Rin".
_ Miko, Naraku viene hacia acá.
Inuyasha y Kagome se miraron por un instante, y justo en el momento que ambos sintieron a lo lejos, las energías malignas, venían corriendo hacía ellos, Miroku, Sango y Kaede, que también habían sentido lo mismo.
_ ¡Señorita Kagome! ¿ lo ha sentido?.
Kagome miro a Sesshomaru, y con su gesto impasible, se perdió en los ojos color azul de la sacerdotisa.
_ Rápido chicos, tenemos que dar la alarma y que los aldeanos evacuen cuanto antes. Sesshomaru, onegai, sé que te quedarás a la pelea, pero que pondrás a Rin a salvo, lejos de aquí, por favor, lleva con ella a mí hijo, a Shippo y Kohaku, que aún conserva un fragmento de la perla.
Sango se asustó, no quería ser separada de su hermano, pero Miroku la vio y notó la preocupación, estaban realmente en peligro y era mejor ponerlo a salvo.
Sesshomaru la miró, aún más profundamente si se podía, y aunque sabía que ella un alma noble, no podía creer, cómo siendo humana y además Miko, tenía el corazón para amar dos huérfanos cómo suyos y además uno de ellos siendo un demonio kitsune.
Inuyasha, estaba sorprendida por el ruego de Kagome, no había pensado en ellos, y aunque en su orgullo, él no le rogaría a Sesshomaru, sabía que él podría ponerlos a salvo o al menos mandar a la sabandija de Jaken.
Pero Sesshomaru seguía sin hablar, durante esos interminables segundos.
_ Onegai.
Y Kagome se hinco, poniendo sus manos frente a ella e inclinando su frente hasta tocar sus dedos.
Todos estaban asombrados. Sabían del carácter humilde de la chica del futuro, pero jamás se había inclinado a rogarle a nadie.
_ Miko, ponte de pie, no hay tiempo para reverenciar a este Sesshomaru. El Kitsune y el exterminador sé irán junto con Rin, al Palacio de este, en compañía de Jaken.
_ Arigato, Sesshomaru sama.
Y el rostro de Kagome resplandeció de alegría, al saber que Kohaku y sus hijos estarían a salvo.
Sesshomaru, en otro tiempo hubiera disfrutado su reverencia, pero aunque lo negara, ella había ganado su respeto, y verla humillarse ante él no le había complacido del todo.
Todos empezaron a correr, organizándose para la batalla, Sesshomaru había llevado a Rin, Shippo y Kohaku junto con Kagome y Sango, que se despidieron de los tres con los más maternales y amorosos abrazos, demorando un poco más Kagome en decirles que los quería.
Los tres montaron en Ah-Uhn, y se fueron junto con Jaken al lejano Palacio de Sesshomaru, en las tierras del oeste.
Sin los niños y Kaede con los aldeanos, los demás se prepararon para luchar.
Inuyasha estaba tranquilo de que Sesshomaru, pelearia con ellos, aunque por fuera aun tratará de empoderarse frente a él, con sus comentarios.
_ ¡Keh! No sé cuáles serán tus motivos Sesshomaru, pero no prometo dejarte la oportunidad de acabar con él.
Y mientras hablaba sacaba su colmillo transformándolo y apoyándolo sobre su hombro.
Kagome sólo volteó los ojos, pues Inuyasha jamás maduraria.
Sesshomaru lo ignoró olímpicamente y Kagome, en ese momento, se dio cuenta de cuánto difiere el Sesshomaru que había intentado matarla en un par de ocasiones, al de ahora.
Sabía que era una tontería estar con esos pensamientos en esos momentos, pero no lo podía evitar, tenía miedo y sentía que esa podía ser la batalla final.
Tocó su pecho sintiendo el relicario de su madre, y recordó sus palabras, "tienes que estar alerta"
Metió su mano bajo su blusa y lo sacó brevemente para ver una vez más, la foto de su padre. La batalla estaba a punto de comenzar.
Naraku a acercaba junto con miles de demonios, cómo una nube negra cubriendo la luz del sol.
Los animales del bosque huían despavoridos, pues el miasma de Naraku se estaba encargando de envenenar todo a su paso.
Kagome levantó una poderosa barrera, con ayuda de Miroku, para así lograr detener el avance de los demonios.
_ Vaya, vaya, al fin los encuentro, digamos que me moría de ganas de verlos… quiero terminar con ustedes de una vez por todas.
_ ¡Naraku! ¡muchas palabras y poca acción! ¡ VIENTO CORTANTE!
_ ¡HIRAIKOTSU!.
_ ¡BAKUSAIGA!
Todos comenzaron a atacar, a los miles de demonios que también se lanzaron contra ellos al mismo tiempo.
En cuanto las malas energías y el miasma reculara, Kagome y Miroku, bajarían la barrera y entrarían a la batalla también.
Kagome buscaba a Naraku, intentando localizar la perla de Shikon casi completa.
Esa ocasión era la única oportunidad que tendrían, para destruir a Naraku y recuperar el gran fragmento, sin la necesidad de poner en peligro a Kohaku.
Poco a poco la horda de demonios, comenzó a menguar, y Kagome salió de la barrera disparando una flecha que purificó a un tanto, mientras Miroku arrojaba pergaminos a diestra y siniestra haciendo lo mismo.
Sango a unió a ellos cuidando sus espaldas, mientras Inuyasha y Sesshomaru, intentaban acercarse a Naraku.
Naraku, alejado de la batalla, como siempre, y sólo reía, pues sus planes estaban marchando justo como él quería, dentro de poco Byakuya llegaría a su lado.
Sesshomaru presentía que algo no estaba bien, sin saber que la preocupación que crecía en su pecho, era que en ese momento, Jaken y los niños, que estaban a mitad de camino, eran atacados por Byakuya, que durmió a Kohaku, para llevarlo ante Naraku.
Jaken le dio pelea, porque le había tomado cariño al chiquillo, aunque no lo admitiera.
Pero Byakuya, no iba por los demás, así que sin tomarlos en cuenta, se marchó de ahí en su grulla de origami, con Kohaku sobre su hombro.
A pesar de que el esbirro de Naraku, se teletransporto, Jaken lo siguió a toda velocidad, para poner sobreaviso a su Amo, que Naraku tendría en su poder el último fragmento.
A punto de que los demás, terminarán con los demonios restantes, Naraku tomó su verdadera forma, atravesando a Sango por su hombro y a Miroku por una pierna.
Inuyasha, lejos de ellos, había conseguido saltar, pero no llegaría a tiempo para salvar a Kagome, que estaba a punto de ser eliminada.
Kagome se quedó congelada al notar cómo sus amigos eran heridos y bajó la guardia, sin darse cuenta que sería atacada por la espalda.
Sesshomaru, cálculo cada acción por parte de Naraku, sintiendo una opresión en su pecho, cuando cayó en cuenta del siguiente movimiento.
Se movió a toda su velocidad, arrancando a Kagome del suelo, que por un momento se sorprendió de ir en sus brazos.
_ Kagome prepara tu arco.
Kagome se soltó de la armadura de Sesshomaru, mientras él la abrazaba, sujetándola de su vientre, aun sorprendida de haber escuchado por primera vez decir su nombre.
Estaban elevados, sobre una nube de youki, casi enfrente de Naraku.
Kagome detectó el brillo de la Shikon no tama, y se dispuso a disparar, mientras Sesshomaru la pegaba más a su cuerpo.
Por un brevísimo instante, Kagome sintió la fuerza del cuerpo, del más perfecto Daiyoukai, sintiendo el suyo, erizarse por la cercanía.
El largo y negro cabello de Kagome quedaba debajo su rostro, y en el mismo instante que Kagome se erizo, él sintió el aroma a jazmín y flores silvestres, reteniendo la fragancia para recrearse en el.
Inconscientemente la sostuvo más contra su cuerpo y cuando Kagome estaba a punto de disparar, Byakuya apareció frente a Naraku con Kohaku en los brazos.
Ambos escucharon el desgarrador grito de Sango, que en ese momento, junto con Miroku, eran auxiliados por Inuyasha.
Kagome sintió su corazón sangrar, mientras las garras de Sesshomaru, que estaba bastante alterado, comenzaban a lastimar su piel, ya que ambos pensaban que Rin y Shippo, estaban muertos o heridos, si Byakuya estaba ahí con Kohaku.
Magatsuhi, apareció mientras Naraku corrompía el último fragmento en el cuerpo de Kohaku.
Kagome intentó aún así purificar a Naraku, pero su flecha cargada de poder espiritual, era débil aún por el sello que Magatsuhi había puesto en su alma.
_ ¡Suelta a Kohaku, Naraku!.
_ No lo haré, querida Kagome, tomaré el fragmento y después te asesinare a ti.
Kirara voló hacia Kagome, y después de que está la montará, Sesshomaru se dedicó a pelear contra Magatsuhi, mientras Kagome intentaba purificar a Naraku y rescatar a Kohaku.
Inuyasha, se sentía inútil en tierra, pero Miroku y Sango estaban gravemente heridos.
Cuando se dio cuenta que Kagome no podía atravesar el campo de energía que la separaba de Kohaku, gritó con todas sus fuerzas.
_ ¡KAGOME, APÁRTATE! ¡TESSAIGA ROJA!.
Y de esa manera, desde su posición pudo ayudar en la batalla, volviendo a ayudar a Miroku, que en ese momento, debido al uso de su Kazaana, el veneno comenzó a avanzar hacía su corazón, mientras el agujero negro en su mano, silbaba anunciando su ruptura.
Inuyasha, elevó su youki, mientras sostenía firmemente el rosario sobre su mano, ayudando a resistir.
Kagome de inmediato preparó una flecha y disparó, pero Naraku, con uno de sus tentáculos atravesó la nuca de Kohaku, hasta el cuello, sacando el fragmento que faltaba.
_ ¡KOHAKU!
Y de inmediato voló con Kirara, a rescatar el cuerpo sin vida del hermano de Sango, que el demonio desecho al no necesitarlo más.
Magatsuhi, regreso a la perla contaminada, ya completa, acrecentando sus poderes al máximo, para que Naraku pudiera absorber y ser un youkai completamente invencible.
Todos estaban asombrados, no podían creer que eso estuviera pasando.
Todo estaba a un paso de terminar.
El cuerpo de Naraku creció grotescamente, mientras enormes tentáculos salían disparados a atacar a los demás.
Kagome se vio atrapada por uno, que la sujetó fuertemente de la cintura, mientras ella soltaba a Kohaku sobre Kirara.
_ ¡KAGOME!.
Todos gritaron al mismo tiempo, si Naraku absorbía a Kagome, todo estaría perdido.
Sesshomaru intentaba llegar hasta ella y rescatarla, pues era la única que podía purificarlo.
Pero Naraku había aumentado su fuerza considerablemente, impidiendo avanzar.
Todo estaba perdido, Naraku había ganado.
Los cachorros junto con Jaken, probablemente estaban muertos, Sango estaba muerta en vida, al lado del cadáver de su hermano y de Miroku, que de un momento a otro, sería absorbido por su kazaana, ya que Inuyasha no podía hacer nada para controlar el agujero en su mano.
Kagome pensó en su familia, miró a sus amigos y deseo poder desconcertar a Sesshomaru una última vez, diciéndole lo bello y perfectamente excitante que era.
Se detuvo en su dorada mirada y cerró sus ojos, dispuesta a reunir su energía e intentar purificar a Naraku desde adentro, valía la pena intentarlo.
Con su mano libre tocó su pecho y sintió el relicario donde estaba la foto de su padre, y en silencio deseo haberlo conocido.
De repente todo sucedió tan rápido, tres veloces guerreros, con armaduras estilo samurai, más qué más pequeñas y anatómicas, de color negro, intervinieron en la batalla.
Con sus espadas cortaron los tentáculos que sujetaban a Kagome, que era sostenida por Sesshomaru en su caída.
El que parecía el líder, del trío de guerreros, se detuvo frente a Naraku, flotando, lanzó un par de sellos que lo inmovilizaron y realizando rápidos mudras, mientras entonaba un corto rezo en una lengua desconocida, sello a Naraku, encerrandolo en una vasija de barro negro.
Inuyasha no podía soltar la mano de Miroku y ponerse en guardia, él junto con Sesshomaru y Kagome, estaban sorprendidos por semejante poder.
La perla y Naraku, había sido sellados, ahora sólo faltaba saber por cuánto tiempo.
El líder se paró frente a Kagome y Sesshomaru, y reverencio levemente, mientras avanzaba hacia Miroku.
Hizo a un lado el kimono morado del monje, y mordiendo la yema de su dedo hasta sangrar, escribió numerosos kanjis, en una lengua primitiva, que ni siquiera Sesshomaru lograba comprender.
Realizó otros mudras y sello de esa manera el kazaana de la mano de Miroku, sin eliminarlo, sólo sanando, dándole más tiempo de vida.
Luego siguió con Kohaku, al que regresó a la vida, para alegría de Sango, que era sanada con el reiki de Kagome en ese momento.
_ ¿Quienes son ustedes?.
Inuyasha, había roto al fin el silencio.
Kagome sentía una energía familiar, que no podía explicar.
El líder de los guerreros, quita el mempo de su rostro, que le daba una apariencia fiera, dejando al descubierto, un rostro apacible, de un hombre maduro, tostado por el sol, pero de increíbles ojos azules, igual a los de Kagome.
_ Somos del clan de los Bushi no yoru, soy el hijo del Shogun Yukito, mí nombre es Raiko Higurashi.
Y supo en ese momento, Kagome, que el hombre frente a ella, era su padre.
El hombre del que su madre le había hablado, ese mismo día.
Nadie, excepto, Sesshomaru e Inuyasha, habían oído hablar de ellos.
Sesshomaru, supo que alguna vez apoyaron a Padre, en una muy importante batalla. Inuyasha,solo como una anécdota o leyenda, que Myoga contaba cuando bebía demasiado sake.
Y ahí estaban ellos, con misteriosos poderes de combate, ayudándoles a vencer por el momento a Naraku, y siendo uno de ellos, al parecer padre de Kagome.
_ ¿Otô-sama?...
_ Kagome, mí pequeña, veo que tú madre, te hablo de mí.
Kagome, cayó hincada sobre el suelo, llorando. Tantos años deseando conocerlo, y su padre se acercaba a ella, levantándose mientras la abrazaba cariñosamente
_ ¡Keh! ¿podría alguien explicar qué está pasando aquí?.
Raiko sama, estaba a punto de hablar, cuando se escuchó el grito de Jaken a lo lejos.
_ ¡AMOO! Sé llevaron a Kohaku, Naraku tiene el último fragmento…!
Kagome dejó de llorar al ver que Shippo y Rin, estaban a salvo y con vida, corriendo hacía ellos en cuanto Ah-Uhn aterrizó.
_ ¡NIÑOS! ¡Oh por Dios! Están bien, gracias a Dios están bien.
Y los abrazo a ambos, de manera fuerte, llenandolos de besos y lágrimas de alegría.
Sesshomaru, sintió su corazón renovarse, ante tal muestra de cariño, contento de ver a Rin y al Kitsune, en perfecto estado, admirado del amor de esa Miko, que era de niveles insondables, podía querer a un hanyou, a un youkai o un humano por igual, no tenía prejuicios.
Raiko sama, estaba sorprendido por el arranque emocional de su hija, y fue como ver a Sonomi, pues era igual de maternal que su madre.
_ Hija, ¿acaso ya eres madre? _ pregunto Raiko, al mirar a Rin, que era algo parecida a ella.
Kagome se sonrojo y bajo la mirada apenada.
_ No padre, aun no me he unido a nadie, a ellos los quiero como propios, ya que ambos perdieron a sus padres. Este es Shippo, mí hijo adoptivo y ella Rin, mí pupila, aunque la amó también más que si fuera mia.
Ya reunidos todos y en espera de una explicación, Raiko sama, comenzó a contarles a todos, la misma historia que le había contado a su madre esa misma mañana. Ya a solas con Kagome, le contaría el resto, su versión de las cosas.
Todos hicieron muchas preguntas, acerca de porque no habían intervenido en ciertas batallas y en esta si.
Y Sesshomaru sólo escuchaba en silencio, sin demostrar si curiosidad.
_ Teníamos que salvar a mi hija, pues su llamado abrió de nuevo el portal hacia ella. Pero no ganamos su batalla, sólo lo sellamos, ya que estaban en desventaja, Naraku volverá.
Sesshomaru sabía que viajar en el tiempo era algo posible, Bokuseno era un árbol milenario, que según sabía, había sido un portal para los Bushi no Yoru.
_ Kagome necesita ser entrenada, como Bushi no yoru, a manejar su reiki para romper el sello de Magatsuhi, y poder luchar con el poder corrompido de la perla. Al fin sabemos, hija, que la perla nació en ti, porque además de su Guardián, eres la única que la puede derrotar, la única que puede formular el deseo correcto y destruirla.
_ Disculpe, Raiko sama, el sello que utilizó, ¿Por cuánto tiempo tendrá preso a Naraku?.
Pregunto Miroku, ya repuesto de los estragos del veneno.
_ Tres años… los suficientes para que Kagome vuelva preparada.
_ ¡¿Kagome se irá?!.
Todos exclamaron al mismo tiempo, negándose a creer que dejarían de ver a su amiga.
Sesshomaru sintió un retorcijón de nostalgia en el estómago, Rin "extrañaría" a esa Miko, que se había convertido en una madre para ella. Si, era eso.
_ Kagome, hija, ¿estás dispuesta?.
Su madre le había a Kagome dicho, que confiara en él, era su padre después de todo, pero aún no había pensado en abandonar a sus amigos y a su familia.
Los miro a todos, entre Inuyasha y ella, no había ningún sentimiento más que el de la hermandad y la amistad, que se había ido fortaleciendo todo ese tiempo. A sus amigos los quería mucho y los extrañaria, pero lo que si le doleria, seria dejar atrás a Shippo y a la pequeña Rin.
Y Raiko sama, adivino su mirada.
_ Sé que tres años te parecen mucho, pero te prometo que pasaran volando y pronto estarás de nuevo al lado de ellos, más fuerte para defenderlos.
Kagome miró a sus pequeños una vez más, pues sabía lo que tenía que hacer.
Shippo se subió al hombro de Kagome y beso su mejilla.
_ Mamita, vete tranquila, yo sé que volverás, y no te preocupes yo cuidare a Rin.
Y el valiente de Shippo miro a Sesshomaru, diciendo con su gesto, que para tranquilidad de su madre, él estaba a lado de la que consideraba su hermana. Y Sesshomaru asintió; desde ese día, el kitsune sería parte de su manada y cuidaría de él.
Kagome se sintió más tranquila, Rin y Shippo no serían separados.
Abrazo a Sango y a Miroku, despidiéndose de ellos, deseándoles suerte y prometiendo volver mucho más fuerte, para vencer a Naraku de una vez por todas, de igual manera a Kohaku, que le prometió entrenar arduamente para estar preparado.
Cuando tocó el turno de Inuyasha, le dijo en voz baja, cerca de esas tiernas orejitas peludas, que tanto había amado.
_ Tú sabes que te quise, pero el amor que teníamos el uno por el otro, no sé comparaba al que sentías por Kikyo. Entrena muy duro, y abre tú corazón, yo sé que encontrarás el amor de tu vida nuevamente.
Inuyasha sentía tristeza en su corazón, pues sabía que Kagome tenía toda la razón, la quería cómo una hermana y no había razón para seguirlo negando.
_ Si puedes seguir pasando a través del pozo, dile a mamá que estoy con mí Padre, y que tenga surtido el suministro de medicamentos y Ramen. Dile que la quiero mucho y que la voy a extrañar…
Abrazo a sus pequeños hijos, pidiéndoles estudiar mucho y entrenar para cuando ella volviera, además tenían que obedecer en todo a Jaken sama.
Se detuvo frente a Sesshomaru, recordando su pensamiento cuando creyó que todo había terminado.
Deseaba desconcertar una vez más a Sesshomaru.
Así que un leve susurro, que sólo escucharía él, al tenerla enfrente, gracias a sus desarrollados sentidos, y le dijo:
_ Cuide a mis hijos, Sesshomaru sama, Shippo lo admira, de la misma manera que admiraba a su padre, y Rin es la niña la tierna del mundo que ocupa de algunas muestras de cariño, del que considera su padre.
A punto de retirarse, se atrevió a mirarlo a los ojos:
_ Permítame decirle, Sesshomaru sama, que usted es el más perfecto y excitante, Daiyoukai que conozco.
Y sintió la sorpresa en la penetrante mirada de él.
Pero Sesshomaru no sé quedaría atrás, adivino las intenciones de esa Miko fuera de lo común.
_ No creo que tengas el honor de conocer muchos Daiyoukai, pero le aceptaré el cumplido Miko sama.
Y Kagome sonrió, divertida de que él hubiera entendido su intención.
_ Cuidaré de los pequeños.
Y Sesshomaru definitivamente la venció, ella había sido la sorprendida.
Raiko sama, los vio interactuar en ese breve instante, y su hija jamás se había visto más mujer que en esa ocasión, sabía que Lord Sesshomaru sería alguien muy importante para la vida de su hija, y para eso, no hacía falta ver el futuro.
_ Es hora de marcharnos, Kagome…
Y tomándola de la mano, miran como uno de los guerreros saca su katana y corta el aire.
_ ¡Jikan getô! (Puerta del tiempo).
Y un pasaje parecido al Meidô Zangetsuha, dejó ver un camino en medio de la nieve, cubierto de verde pasto, que llevaba a un florido Valle rodeado de cerezos en flor, glicinas y muchas flores mas, todo era color y verdor, nada que ver con el paisaje nevado a su alrededor.
Kagome volteo a verlos una vez más, diciendo adiós con su pequeña mano, mientras le sonreía a cada uno. Al final, antes de que el pasaje se cerrará, el dorado de los ojos de Sesshomaru, quedó grabado en su alma…
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¿Les gusto?
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Saludos supercalifragilisticuespialidosos, hasta donde estes…
YOI MINO… )