Hola.

Durante varios meses he estado ausente, tengo historias incompletas y muchas ideas en mi mente. Esta historia ha estando dando vueltas por mi cabeza los ultimos días, no pude evitar escribirla antes de terminar las ya publicadas.

Espero que les guste. Y como siempre, espero con ansias sus comentarios.

Los personajes no son míos, han sido tomados de la fabulosa trilogía de Los Juegos del Hambre, escrita por Suzanne Collins. ¿Por qué? Porque los amo. La historia es mía, no está basada en la original, es completamente diferente.

No estaremos leyendo muy seguido.

Besos.


Finnick POV.

Muchas veces mientras leo alguna novela o algún tipo de libro, porque a veces lo hago, me pregunto cosas como "¿Por qué al protagonista le pasa todo?" "¿Por qué tiene tanta suerte?" "¿Por qué tiene tanta mala suerte?" "¿Si no fuera el protagonista de la historia, no le pasaría eso?"; y lo entendí ahora, por experiencia. No me pasaron todas estas cosas por ser el protagonista de mi historia, es totalmente al revés, esta historia existe porque me pasaron todas estas cosas y decidí contarlo.

Todo empezó con "el peor día de mi vida", que terminaría convirtiéndose en el mejor.

En primer lugar: Me levanté tarde para ir a la escuela. No es que me importaran mucho las clases, pero las primeras dos horas y media eran de entrenamiento con el equipo de futbol, y estábamos a tres meses de comenzar la liga estatal, así que cada entrenamiento valía oro, en palabras del entrenador.

Llegué tarde al campo, así que en lugar de entrenar con todos, tuve que dar veinticinco vueltas a la cancha, y cuando por fin terminé, tuve que encargarme de la hidratación y las toallas limpias, como un total fracasado.

Después, las regaderas del gimnasio no tenían agua fría, lo que es un horror porque es mitad de año, Junio, el mes más caluroso en Arkansas, por tanto tuvimos que llenar botellitas de medio litro con agua de las llaves e intentar ducharnos con eso.

Todo ocasionó que llegara tarde a mi clase también, la única clase en la cual el profesor parece odiarme. Llegue tarde, interrumpí la clase, por poco me quedo sin asistencia, y escuché un sermón del profesor sobre como "Los deportistas no nos interesamos por nuestro futuro académico".

Después de escuchar toda la clase de economía, pareciera que todo iba bien, hasta que llegó el momento de hacer parejas para nuestro trabajo final, y como todo profesor fastidioso, no nos dejó a nosotros elegir, sino que él formó los equipos.

-Finnick Odair –El profesor dice mi nombre, y es hasta ese momento cuando me doy cuenta que mi día puede seguir empeorando-. Y Gale Hawthorne –Si, definitivamente los astros, Dioses o energías están en mi contra este día.

-¿Es en serio? –escucho desde el fondo del salón, ni siquiera me giro para mirarle.

-¿Tiene algún problema, señor Hawthorne?

-Bueno, profesor –soy yo quien habla-. Como usted lo ha dicho, los deportistas necesitamos un poco más de motivación, ponernos a los dos juntos no es una buena idea.

-Espero que encuentren esa inspiración entre ustedes dos, porque sin su trabajo final no pasan esta clase, y si no pasan, creo que les he dejado claro que se quedan fuera de las actividades extracurriculares, y eso incluye el equipo de futbol.

Reprimo una mala palabra y la sustituyo con una sonrisa de labios fruncidos.

El profesor continua con el repartimiento de equipos inconformes mientras intento pensar cómo hacer que esto funcione.

La Universidad en donde estudio se divide en facultades, como todas las Universidades que conozco. Estoy en la facultad de Comercio y Administración, un poco raro dado que no me ligo mucho con los números y el trabajo de escritorio, como sea; esta facultad se divide a su vez en carreras: Contador Público, Economía, Administración, Tecnologías de la información, Relaciones internacionales y Turismo.

Yo estoy en la carrera de Administración, y también soy el capitán del equipo de futbol americano de esta. Gale Hawthorne está en Relaciones Internacionales, y es capital del equipo en esa. Cada carrera tiene materias separadas, aulas separadas y diferentes horarios, pero en algunas clases, como es el caso de Economía Global (Una clase que la mayoría de las carreras llevamos), los alumnos de las diferentes especialidades nos mesclamos en una misma aula, lo que es un poco problemático para personas como yo.

Soy el alfa en mi equipo, soy yo quien manda, soy yo el que va al frente. Y Hawthorne hace lo mismo con su equipo. Somos alfas contrarios, nuestra enemistad está en los genes. Agregando a esto que durante años el equipo de Relaciones y el de Administración se han enfrentado constantemente… es como si nuestra enemistad estuviera predestinada.

Y aun peor: Se acercan los estatales, desde hace tres meses se eligieron a los mejores jugadores de los diferentes equipos en la facultad, para formar uno solo: Los Leones negros, de la facultad de Comercio. Gale y yo somos los únicos capitanes que eligieron de entre las otras especialidades para pertenecer al equipo de la facultad, así que ambos entramos con la idea de liderar el grupo, y sabemos que los ojos están en nosotros, así que nuestra rivalidad aumenta constantemente en cada entrenamiento. Yo quiero ser el capitán, el quiere ser el capitán, es una lucha constante que no terminará hasta dentro de un tiempo, cuando nos entreguen nuestros roles de la liga estatal.

Así que estoy totalmente justificado al no querer trabajar con él, ¿No? Por supuesto que sí.

Muy bien, decidí dejarlo pasar, tengo examen en mi siguiente hora así que necesito concentrarme en eso.

Dicen que los jugadores no pueden llevar buenas notas, pero sí que puedes. Es un poco estresante: entrenar, estudiar, tener una vida social y descansar, pero no es imposible.

Olvido por completo lo mal que empezó mi día cuando salgo de la escuela.

Annie está esperándome en el auto, estacionado frente a la facultad, y cuando subo me convence de ir a comer algo.

En el restaurant nos alcanzan Johanna y Cato y por la noche nos pasamos a un bar.

El resto de la semana pasa igual de rápido que siempre, y para cuando me doy cuenta ya es domingo por la noche.

-¿Ya tienen todo listo? –me pregunta mi madre mientras cenamos.

-Sí, aún falta que elijan al capitán, estoy seguro que esta semana lo hacen.

-No sé por qué dudas, estoy segura que tú lo serás.

-Bueno, tus donativos no influyen mucho en las decisiones, supongo que por eso tienen a Roy como Director Técnico.

-No es por eso –mi madre gira los ojos-. Eres el mejor.

-Gracias, mamá. Pero viniendo de ti no cuenta mucho.

Entrecierra los ojos y deja el tenedor sobre el plato ruidosamente.

-¿Vas a seguir en mi contra?

Sonrío ampliamente.

-Lo siento –le digo-. Es solo que deseo tanto liderar el equipo.

Mi madre sonríe y vuelve a comer.

Mamá es lo único que tengo, mi padre nos abandonó desde que nací, así que ella es el único padre que he tenido.

Y como mi "padre", me ha apoyado en todo, tomando completamente el papel que haría un papá. Apoyando al equipo al que pertenezco, y haciendo que la compañía por la que trabaja sea la patrocinadora oficial de mi equipo.

Después de bañarme voy a mi habitación y cuando toco la cama quedo completamente dormido.

Por la mañana despierto con el sonido alarmante del despertador.

Me doy una ducha rápida y me voy al entrenamiento.

Llego y la práctica no ha comenzado, así que comienzo a calentar.

-Escuché que el entrenador dijo que esta semana decidiría –me dice Mark mientras me ayuda a estirar las piernas.

-Supongo que veremos quien llevará la corona –bromeo.

El entrenador llega y comenzamos la práctica.

El entrenamiento de hoy fue diferente, jugamos un partido. Nos dividió en dos equipos y jugamos hasta que fue hora de terminar. Por supuesto, Gale y yo íbamos en equipos contrarios.

-¡Formación! –Grita el entrenador, y diez segundos después estamos en un círculo, mirándolo mientras nos hidratamos-. Supongo que ya es hora de elegir roles, muchachos –comienza-. Prácticamente todo está dicho ya, me falta llenar un elemento –me mira a mí y después a Gale-. También sabemos cuáles son las opciones a elegir –hace una pausa-. Hawthorne, Odair, nunca había batallado tanto en elegir, y sé que al hacerlo desbalancearé las cosas. Confío en que acepten mi decisión, y si alguno de los dos no está de acuerdo, puede dejar el equipo. Prefiero eso que tener un conflicto interno a tan poco tiempo del torneo.

Hay un silencio en el grupo, la verdad es que, sin alardear, la competencia para ser el capitán solo estaba entre Gale y yo, no es por hacer de menos a los otros jugadores, pero de todos aquí, solo nosotros habíamos sido capitanes anteriormente.

-Muy bien, Hawthorne, tienes el brazalete –dice. Y arroja la prenda hacía Gale. Durante unos segundos no es más que silencio.

Frunzo los labios y noto la mirada del entrenador sobre mí. Y después todos aplauden y exclaman estupideces.

-Gracias, señor –la voz de Gale de pronto me parece demasiado irritante. Podría romper los labios de mujer que tiene. O esos ojos grises de princesas.

No soy tan idiota.

-Somos un equipo formado completamente, desde ahora –el entrenador Balley no quita los ojos de mí-. Y Gale, te elegí solo por la diferencia de edades que hay entre tú y Odair. No quiero que alardees de esto. Odair estaba en desventaja únicamente por ser menor que tu. ¿Entendido?

-Si señor –responde este, sonriendo.

Mantengo la calma todo lo que puedo, tengo que conservar la dignidad por lo alto. No voy a caer aquí, no así.

No escucho nada mas, lo único que quiero es largarme a las regaderas.

Soy el primero en salir, también soy el primero en llegar al salón de clases, aunque ahora lo menos que quiero es estudiar. Probablemente solo tome asistencia y me largue.

Algunas personas se preguntan por qué nos afecta tanto un deporte. Para nosotros no solo es un deporte, es nuestra vida. Nos hemos preparado para esto toda nuestra vida. Y estamos aquí para ser grandes. Uno no puede ser grande si hay alguien sobre ti. Tengo que escalar hasta arriba. Sea como sea.

-Odair –me llama una voz furiosa.

-¿Si? –respondo confundido.

-¿No me has escuchado? –pregunta el profesor Tanner.

-Lo lamento –fijo mis ojos en los suyos, no estoy de humor para someterme. Y por cierto ¿En qué momento entró al salón?

-te pregunté si traes el avance de tu trabajo.

Estoy a punto de responder cuando Hawthorne entra por la puerta.

-Señor Hawthorne, que bueno que llega –dice el profesor-. ¿Podría ayudar a su compañero a responder?

-¿Qué necesita, profesor? –responde este altaneramente.

-Le preguntaba al señor Odair si traían el avance del trabajo.

-Diablos –exclama.

-¿Disculpe?

-Lo lamento, profesor. Yo no… -Gale me busca con la mirada.

-No lo hicimos –respondo con suficiencia.

El profesor asiente y se dirige a su escritorio.

Gale se marcha hasta su asiento, en el fondo del aula.

-¿Alguien mas no trae un avance? –pregunta Tanner al resto de los alumnos.

Para mi suerte, veo más de cuatro manos levantadas.

-Supongo que para ustedes significa una mala nota, puntos menos, y una llamada de atención –dice el profesor-. Pero para ustedes dos, señor Hawthorne y Odair, significaría que este viernes no habría partido.

-Profesor, iniciamos el torneo y…

-¿Por qué piensa que eso me interesa, señor Hawthorne?

-Lo lamento, señor –intervengo-. Le prometo que el jueves le traeremos el avance. Es solo que tuvimos un fin de semana pesado y…

-Señor Odair, todos tenemos fines pesados, yo también los tuve cuando estuve en la universidad, pero no es pretexto. Quiero ese informe para el jueves. O no habrá partido para ustedes.

Con la bilis desbordándose en mi interior me mantengo el resto de la clase, sin moverme, sin decir nada, e intentando no respirar, para no explotar.

Al finalizar la clase el profesor nos llama a Gale y a mí, así que tenemos que esperar a que el aula que de vacía.

-No tengo nada en contra de ustedes –nos dice-. Algún día me lo van a agradecer.

Todos los profesores dicen eso, así que mientras no llegue ese día, no se lo agradeceré.

Justo cuando salimos del salón Gale me detiene.

-Ambos deseábamos ese lugar en el equipo –dice.

-No sé qué tenga que ver con esto.

-Tiene que ver, porque trabajaremos juntos. La verdad es que no puedo reprobar, no ahora, y no esta clase. Así que intentemos hacer las cosas. Solo por la clase.

-Gale, tengo 21 años, no estas tratando con un niño.

-Lo sé –sonríe-. Tengo 24, y fue por eso que me eligieron como capitán, acepto que ambos tenemos buenas habilidades en el juego. Solo quiero que dejemos eso a un lado, centrémonos en las clases, y dejemos el resentimiento para la cancha.

-¿Lo dices como capitán? ¿O como compañero de clase?

-Como capitán –responde.

-Bien –acepto firmemente.

-Podemos dividirnos los temas y…

-No confío en que tú hagas tu parte, y no quiero hacerlo yo solo. ¿Te parece bien si nos vemos en la biblioteca al finalizar las clases?

-no puedo, tengo que trabajar –frunce los labios-. ¿Puedes alrededor de las seis de la tarde?

-Si –respondo. ¿Gale trabaja?-. Puedo ir a tu casa o vas a la mía.

-¿Por dónde vives?

-Vivo en Chateau Heights, entre Wichiha y 10th.

-Me queda cerca del trabajo, paso por ahí.

-Excelente, anota mi número.

Saca su teléfono celular y le dicto.

No nos despedimos, no decimos adiós ni nos vemos. Supongo que podemos hacer un esfuerzo para que esto funcione.

Saliendo de la escuela me voy directamente a mi casa, no está mi madre, así que encargo comida por teléfono y cuando llega me pongo a navegar por Netflix a ver que encuentro.

Son las siete de la tarde y no ha llegado ni se ha comunicado.

Como no tengo la intención de llamarlo, tomo las llaves del coche y comienzo a conducir mientras espero a que uno de mis compañeros de equipo me mande la dirección precisa de la casa de Gale.

Cuando recibo el mensaje, pongo el GPS y comienzo a buscar el vecindario.

Estoy a punto de llegar cuando me percato de la ambulancia que está junto a la banqueta.

Gale está en el porche mientras suben a alguien a una camilla.

No es de mi incumbencia, pase lo que pase, no es de mi incumbencia.

Es entonces cuando miro a la pequeña niña de cabello rubio que sale de la casa y se abraza a las piernas de Gale.

-Diablos –mascullo al tiempo que estaciono el coche.

Bajo y camino hasta que Gale fija la mirada en mí durante unos segundos.

Hay un par de paramédicos entre él y yo, y la persona que están subiendo a la ambulancia es un hombre adulto.

No puedo marcharme, me vería como un idiota, así que en lugar de eso, camino hasta donde está Gale, sin quitar la mirada de la pequeña junto a él.

-¿Puedo ayudar en algo? –le pregunto.

Sus ojos grises están brillosos, su expresión es de total preocupación y sé que lucha por mantener la calma.

-De hecho, si –responde, con su voz ligeramente estrangulada-. ¿Podrías cuidar a mi hermanita un momento?

-Por supuesto –aseguro sin dudar.

Gale se pone en cuclillas y comienza a hablar con la niña, es muy pequeña, quizá tenga unos tres o cuatro años, así que no entiende lo que está sucediendo.

Lo veo darle un beso en la frente a la niña y después coloca su mano en mi hombro durante unos segundos.

-No te preocupes –le aseguro-. Tienes mi número.

-Gracias –dice este-. Solo será un momento.

Asiento y lo veo marcharse, en su coche, detrás de la ambulancia.

Me quedo un largo minuto hasta que los coches desaparecen en el horizonte, con la pequeña tomada de mi mano.

-¿Quieres ver una película? –le pregunto.

La pequeña me mira con sus grandes ojos azules, y niega con su cabeza.

No tengo más hermanos, nunca he cuidado niños pequeños, así que no sé qué hacer con esta bebé.

Nos metemos a la casa y le digo que me muestre sus juguetes; la pequeña toma un IPad y me lo entrega.

-¿Quieres jugar? ¿Saber usarla? –le pregunto.

Ella únicamente asiente, así que se la entrego.

La miro caminando lentamente hasta el sofá y sentándose para comenzar a picarle a la pantalla.

No me siento con la libertad de inspeccionar la casa, así que lo único que hago es estar con la pequeña.

He encendido el televisor, pero a lo único que le presto atención es a mi celular.

Treinta minutos después de marcharse recibo la llamada de Gale.

-Finnick, ¿Está todo bien?

-Si –respondo-. ¿Cómo estás tú?

-Mi padre tuvo un infarto, está estable. Le he llamado a una prima, no debe tardar en llegar a la casa.

-No te preocupes, tu hermanita está muy entretenida jugando.

-Finnick, tengo que colgar, muchas gracias, te hablo en un momento.

Me quedo pegado al teléfono unos momentos, hasta que escucho el ruido de algo al chocar con el suelo.

Cuando volteo me doy cuenta que la pequeña se quedó dormida y dejó caer la Tablet.

No sé a dónde debo llevarla, así que la recuesto en el sofá y le quito los zapatos.

Pasan quince minutos y Gale está entrando por la casa.

-¿Se durmió? –me pregunta.

-Sí, ella sola quedó dormida.

Asiente.

Sus ojos están hinchados.

-Vine por los papeles del seguro –masculla mientras rasca su nuca, cansado-. Voy a llevarme a Leila, no sé cómo pueda pagarte este favor.

-No es nada, espero se recupere pronto… tu papá.

-Gracias –no eleva la mirada.

Supongo que un hombre como el considera débil que alguien más lo vea sufriendo. Lo entiendo.

Así que sin decir nada más me salgo de su casa.

Conduzco hasta llegar a un Burger King para comprar una hamburguesa por el Drive True, y me espero para cenar en casa.

Mi madre está trabajando aun, así que ceno solo. No dejo de pensar en el padre de Gale y su pequeña hermana.

Por la mañana me apresuro para llegar al entrenamiento, Gale no llega así que el entrenador me pone como capitán suplente, ni siquiera pude disfrutar el rol.

Justo cuando estoy en el salón de clases y el profesor entra, recuerdo que debí haber traído un avance del proyecto.

Es hasta el final de la clase cuando el profesor me llama a su escritorio.

-Lo lamento señor, yo….

-No me gustan los pretextos, señor Odair…-me interrumpe antes de que continúe-. Ahórreselos y…

-Lo siento –Gale interviene, ni siquiera me di cuenta que estaba tras de mi-. Fue mi culpa.

Giro para mirarlo. Su rostro está hinchado, sus ojos rojos e inflamados no pueden ser ignorados, así que ni siquiera el profesor lo interrumpe.

-Mi padre sufrió un infarto y Finnick se quedó cuidando a mi hermanita. Le prometo que mañana traeremos el avance. Asumo la responsabilidad.

-Los veo mañana –masculla el profesor.

Nos quedamos ahí hasta que el aula se queda completamente vacía.

-Yo lo hago –masculla Gale-. De todas formas fue mi culpa.

-No tiene por qué ser así, podemos dividirnos el trabajo y lo unimos aquí.

-Quedará mal si lo hacemos por separado, mejor lo hago yo solo, de verdad, no hay problema. No tendremos tiempo para unirlo y después editarlo.

-Bueno –me quedo callado, intentando no prestar atención a su rostro cansado y sus ojos rojizos-. Puedo ir a tu casa –sugiero-. Hagamos en tu casa el trabajo, necesitaras ayuda. Igual, no es justo que lo hagas solo.

-Es la introducción, el marco teórico y la metodología. Me llevará toda la noche.

-Lo sé –afirmo-. Si lo hacemos juntos será más fácil. Nos podemos venir juntos a la escuela.

Evalúa la opción unos segundos. No somos los chicos más estudiosos. No somos de los que se quedan hasta tarde haciendo tareas. Pero si somos los que dan la vida por su equipo, por ganar el torneo. Y el profesor Tanner es el tipo de maestro que fácilmente nos privaría de eso.

Así que tenemos que acabar ese trabajo en una noche.

-¿A qué hora puedes llegar a mi casa? –me pregunta.

-¿A qué hora estás tú ahí?

-Voy a ver a mi hermana, mi tía la está cuidando, regreso como a las siete.

-Okay, te veo ahí a las siete.

-Excelente.

Es todo lo que decimos, y sin despedidas ni una sola palabra más, nos vamos.

Cuando llego a mi casa duermo un poco porque sé que tendré una noche pesada, también como lo suficiente y bebo una taza de café.

A las siete en punto estoy sentado en la escalinata frente a la puerta de la casa de Gale.

Minutos después llega él.

-Lo siento, me entretuve un poco –dice.

-No hay problema –aseguro-. Creí que traerías a tu hermanita.

-Se quedará con mi tía mientras su mamá regresa –explica.

-¿Cómo está tu padre? –inquiero, interesado, pero intentando no incomodarlo demasiado.

-Se está recuperando –es todo lo que dice.

Asiento y lo sigo hasta el interior de la casa.

Me lleva hasta el estudio, en donde hay un gran escritorio, una computadora fija y una laptop.

-¿Te importaría encender las maquinas mientras me doy una ducha rápida?

-No hay problema –aseguro.

Mientras Gale se ducha me pongo a ordenar las cosas y comienzo la introducción de la investigación.

Media hora después Gale entra por la puerta, con unos shorts cortos y una playera sin mangas.

-Bien, ¿Ya comenzaste?

-Si –respondo- Creo que la introducción ya está hecha. Te lo comparto –con unos clics mando el documento de la laptop a la computadora de escritorio, en donde Gale se ha sentado.

Y nuestra larga noche de estudio comienza oficialmente.

Tardamos aproximadamente 5 horas en terminas el marco teórico, lo que es bueno, porque es lo más complicado. Ahí nos detenemos durante alrededor de una hora para comer algo y beber café.

La plática entre nosotros no sale de futbol profesional y sobre el próximo torneo a jugar.

Cuando el reloj marca la 1:47am regresamos al estudio.

-Me estoy muriendo –masculla Gale mientras se sienta frente al computador.

-Ve a descansar –le digo-. Es la hora más pesada.

-Prefiero terminar la metodología. Cuando terminemos eso te tomaré la palabra.

-Claro –le digo-. Necesitas descansar más que yo.

Creo que lo vi sonreír. No estoy seguro.

Hacer la metodología es un poco más complicado, pero es menos información que el marco teórico. Así que a las tres y media de la mañana ya la hemos terminado.

-Solo falta completar la introducción –mascullo mientras me levanto de la silla para estirar las piernas.

-¿Qué le falta? –me pregunta Gale recargando su frente en la palma de sus manos.

-Los objetivos, la justificación y el planteamiento del problema. Pero eso lo hago yo. Ve a descansar.

-Lo haré, ya no puedo mantenerme.

-Hazlo –le digo-. Iré por café.

-Acompáñame –dice-. Te mostraré la habitación de huéspedes, para que duermas un poco también.

Le hago caso, la verdad es que lo más probable sea que no tenga tiempo de dormir, pero se ve tan cansado que no quiero ni siquiera mencionárselo.

Subimos las escaleras y me conduce hasta una habitación, suficientemente grande como para ser la principal.

-Aquí puedes dormir, y tiene su propio baño, por si quieres ducharte.

-Okay.

-Mi habitación es esa –señala la puerta continua-. ¿A qué hora vas a despertarte?

-Pondré la alarma a las seis y media –respondo-. Nos da tiempo para desayunar algo rápido y llegar unos minutos tarde al entrenamiento.

-Excelente –masculla-. ¿Podrías levantarme? Estoy tan cansado que el despertador no serviría de nada.

-Claro, no te preocupes.

Asiente y se va.

Me quedo unos segundos mirando como la puerta se cierra lentamente.

Bajo por las escaleras y me sirvo café nuevamente.

Cuando comienzo a trabajar los ojos casi se me cierran involuntariamente, así que cuando termino no sé cómo lo hago exactamente.

Doy otra leída a la introducción para asegurarme de que está correcta y lo mando a imprimir todo completo.

Los próximos minutos pasan mientras ordeno las hojas y camino casi dormido hasta la habitación donde dormiré.

Cuando enciendo el teléfono para poner la alarma son las cuatro y media de la madrugada. Eso me da una hora y media para dormir.

No sé cómo, pero lo último que se es que la alarma está sonando, indicando que son las seis y media de la mañana.

Me levanto adormilado, teniendo en claro que tenemos media hora para desayunar, arreglarnos y llegar al entrenamiento.

Voy a la habitación continua para despertar a Gale, entro intentando no hacer tanto ruido y me pongo alado de la cama para moverlo.

Está dormido boca arriba, con su cabello despeinado, pero no como cuando te acabas de despertar, más bien como cuando en las películas el actor despierta, ya sabes, "despeinado" pero viéndose bien de igual forma.

Sonrío internamente.

Nunca en la vida esperas ver a tu capitán en esa situación.

Es algo de lo que podría burlarme, pues está sin camisa, con unos short color rojo tan bajito que parece rosa, y dormido profundamente. Podría hacerle infinidad de bromas, pero lo único que pienso es que se ve inocente. Como un niño.

No puedo despertarlo.

Regreso a mi habitación, sin el valor para hablarle a Gale, pues después de todo siento empatía por él.

Si no vamos al entrenamiento nos da otras dos horas para dormir, no están nada mal.

También puedo irme yo solo, dejarlo descansar aquí.

Pero decido quedarme a descansar. Después de todo, no es solo ir al entrenamiento y dejar a Gale aquí.

La alarma vuelve a sonar a las ocho con diez minutos.

Ahora si entro a la habitación de Gale, decidido a despertarlo.

-Hey –le digo mientras coloco mi mano en su brazo desnudo-. Gale.

Lo muevo ligeramente.

Este abre los ojos lentamente y se cubre el rostro con sus manos.

-¿Qué hora es? –pregunta.

-Las ocho con quince.

-¿Qué? –se endereza hasta sentarse-. ¿Y el entrenamiento?

-No fuimos –le digo.

La comisura de sus labios se eleva después de unos segundos. Como si fuera una sonrisa, una sonrisa muy ligera.

-Gracias –masculla.

-No me lo agradezcas –le digo-. Andando, no quiero llegar tarde a casa.

Y salgo de la habitación, cerrando la puerta a mi paso.

Me quedo de pie en el pasillo, mirando hacía las escaleras.

Como lo dije antes, si yo hubiera ido a entrenar y Gale no, no sería solo eso. Nosotros sabemos que con dos faltas consecutivas Gale perdería el puesto de capitán, y me lo darían a mí. Pero si yo faltaba hoy también, entonces no habría a quien darle el puesto. Y después de Gale y yo no queda nadie más que se apto. Así que no solo me quede aquí, sino que renuncié a ser capitán. Por Gale. Y no solo es eso, hoy es viernes; eso quiere decir que hoy por la tarde es nuestro primer partido de preparación para el torneo. Solo tenemos 3 partidos de estos, y lo más probable es que nos vayan a suspender este por faltas.

¿Quién lo diría? Supongo que debí haber aceptado su agradecimiento.

La puerta se abre y Gale sale, con una toalla azul anudada a su cintura.

Ni siquiera se da cuenta que estoy ahí, camina en dirección opuesta, hasta llegar al final del pasillo.

Es la puerta del baño. Entra y no cierra la puerta, así que lo veo quitarse la toalla y colgarla en el perchero.

Estamos tan dormidos que él no se percata que lo estoy mirando, y yo no hago nada para disimular mi mirada o marcharme de aquí.

Ya lo había visto desnudo, en los vestidores, pero nunca le había puesto atención. No sé por qué lo hago ahora.

Quizá es porque aún tengo la imagen de su rostro inocente durmiendo. O porque tiene un cuerpo bastante atractivo. O quizá porque aún sigo dormido.

El agua cae sobre su pecho, haciéndolo brillar.

No solo es el hecho de que lo estoy mirando. Sino que quiero seguir haciéndolo.


¿Que les ha parecido? Siempre tomo en cuenta sus comentarios chicos! Son ustedes lo que deciden si sigo escribiendo.

¡Gracias!