Los personajes que se utilizaran aquí no son míos son de la mangaka Rumiko Takahashi, solo los uso con fines de entretenimiento

Cabos sueltos

Ambas gemelas corrían a toda velocidad siendo perseguidas por Kohaku y Rin quien cargaba a Komori en su espalda. Las gemelas habían hecho de las suyas y soltaron a las gallinas de alguno de los aldeanos, no solo eso, sino que también por tratar de agarrarlas, les jalaron las plumas causando que estas se enojaran y comenzaran a corretear a los 5 por igual. Pero gracias a la insistente energía de las gemelas y las ya no tanto de ambos adolecentes, las pequeñas corrían como posesas mientras que ellos hacían su mejor esfuerzo por alcanzarlas y huir de las gallinas al mismo tiempo

Miroku estaba regresando de una exitosa misión no muy lejana junto con Inuyasha, pero este se había quedado cerca del rio y le había dicho que se adelantase pues él iba a esperar a alguien. Suspiro pues sus músculos sufrirían un martirio ya que le había prometido a Sango cuidar a sus hijos. Cuál fue su sorpresa al ver a los 5 chiquillos correr en dirección a su cabaña, fue cuando él extrañado se giro al ver que todos pasaban rápidamente de él con un muy notable miedo. Frunció el seño y después alzo los hombros en señal de tranquilidad y cuando giro su cuerpo, fue tacleado violentamente por las gallinas quien cambiaron de presa y comenzaron a picarlo a él

Por su lado los chicos llegaron exhaustos en la entrada de la cabaña de la taijiya respirando agitadamente tratando de normalizar su respiración. Las pequeñas gemelas fueron las primeras en entrar seguidas de los adolecentes

-Kohaku –el aludido observo a su hermana quien parecía preocupada –Están muy blancos. ¿Sucedió algo?

Los jóvenes miraron a Kagome quien tenía una taza de té en las manos y a Sango quien de igual forma, tenía té

-Las gemelas hicieron de las suyas y liberaron a las gallinas de Fouko-san –respondió apenado Kohaku por su falta de incapacidad para cuidar a dos pequeñas niñas. Suerte que el pequeño aun era un bebe

Sango suspiro pesadamente y observo a sus hijas reprobatoriamente, las niñas al ser descubiertas se colocaron tras Kohaku. Eran niñas. Si. Pero no eran tontas, sabían diferenciar la delgada línea de querer a su madre con toda el alma y temerla con todo su ser

-Más tarde hablare con ustedes dos –sentencio a los que las pequeñas tragaron grueso mientras Kagome aguantaba una risa

Rin pareció recordar algo y se giro a la castaña

-Sango-sama, Inuyasha-sama me pidió que le dijera que si no podía verle en el rio cercano al pueblo –informo la pequeña con un dedo en su mentón y con la otra golpeándose ligeramente la cabeza en señal de reprimida por casi olvidarlo

-De acuerdo –asintió mientras se levantaba de su lugar. Iba a dirigirse a la salida de su cabaña cuando sintió una mirada en su espalda. Sabía a la perfección que esa mirada era de Kagome, tal parecía que no recordaba el porque, pero decidió no recordárselo y trato de aguantarse una carcajada para girársele y sonreírle nuevamente mientras se hacía la desentendida -¿Qué sucede Kagome-chan?

La mujer hiso un ligero puchero y sacudió rápidamente su cabeza como intentando olvidar alguna teoría

-No… Nada –respondió abanicando nerviosamente con la mano riendo

-Está bien –la castaña antes de salir sonrió –Kagome-chan ¿Puedes cuidar a mis hijos en lo que vuelvo? –la azabache asintió incrédula y eso aumento sus ganas de reír divertida por la situación. Salió de la cabaña e ignorando a su alrededor comenzó a pensar en la petición de su amigo, era algo que le hacía mucha ilusión ayudar

Canturreo alguna canción entre carcajadas que trataba de aguantar mientras se dirigía al lugar citado observando los árboles para darse alguna idea de que hacer para ayudar a su amigo albino


Kagome miraba la entrada de la cabaña mientras recordaba los gestos de Sango antes de irse… Sabía que no debía tener esa extraña sensación pues su amiga y marido no tenían ningún lio entre ellos…

-Ahora que lo pienso… -la voz de Rin la trajo de vuelta a la realidad -¿Qué no las gallinas nos estaban siguiendo hace tan solo unos momentos?

Kohaku se giro a sus espaldas esperando que en cualquier momento esos animales asesinos no entraran en la cabaña, pero nada sucedía. Ambos adolescentes se extrañaron y salieron a echar una ojeada a las afueras de la cabaña, pero cuando vieron a Miroku ser atacado por gallinas entraron en pánico

-¡Houshi-sama! –gritaron al unisonó mientras corrían en su dirección

Kagome extrañada por la actitud de los jóvenes, salió de la cabaña con las gemelas tomadas de sus manos

-¡Miroku-sama! –la muchacha se acerco a su amigo

Los tres intentaron correr a los animales, pero estos al ver los rostros de quienes los habían molestado, soltaron un grito furioso mientras correteaban nuevamente a las gemelas quienes corrían haciendo círculos alrededor de su padre lleno de plumas y pellizcos. Fouko llego al lugar con palos y logro que las dichosas gallinas entraran nuevamente al corral donde estaban encerradas. Miroku se disculpo por las molestias y el hombre de inmediato las concedió al deberle la vida al houshi frente a él

Kohaku y Rin parecían cansados de cuidar tanto a las niñas y al bebe, Miroku les dio dinero para que fuesen por el pueblo y compraran o hiciera lo que quisieran pero sin hacer mucho desastre. Ambos jóvenes aceptaron encantados y antes de irse les entregaron los pequeños a los adultos para después irse corriendo a toda velocidad nuevamente jugando algún juego

-¿Tiene algo que hacer Miroku-sama? –pregunto repentinamente la miko. El hombre negó con la cabeza con una sonrisa cálida -¿Cree que podamos hablar? Después de todo yo tampoco tengo nada que hacer hoy…

El hombre asintió y junto con las niñas se dirigieron a un pequeño campo de flores cercano para que las niñas disfrutaran jugando en paz mientras platicaban. Cuando llegaron las gemelas tal y como predijeron fueron a jugar maravilladas con las flores mientras ellos se sentaban y Kagome mecía al pequeño Komori entre sus brazos

-¿Desea hablar de algo Kagome-sama? –cuestión el houshi mirando a sus hijas jugar

-Bueno… Quería preguntarle algo… -pidió la joven mirando al pequeño entre sus manos

-Adelante, no me negare a su pregunta –afirmo con una gran sonrisa

-¿Qué se siente ser padre?... –la mujer lo miro directamente a os ojos y cuando se dio cuenta de lo que acababa de preguntar trato de excusarse nerviosa -¡E-es decir!... ¡Ya le pregunte a Sango-chan p-pero!... ¡Kami! Que tonterías digo… -oculto su rostro en una mano avergonzada por la reciente pregunta

Miroku la miro sorprendido, aguanto una risa enorme y respiro hondo para no incomodar más a la miko

-¿A qué viene la pregunta? –cuestión con una enorme sonrisa

-B-bueno… Lo que sucede es que ya le había preguntado a Sango-chan, pero ella simplemente me dijo: "Descúbrelo por ti misma"…

El hombre sofoco otra risa para hablar

-Kagome-sama. ¿Usted desea ser madre? –indago curioso y al ver el sonrojo de su amiga supo que estaba en lo correcto -¿Por qué no? Si lo desea no hay problema

Kagome jugueteo con su cabello enrollándolo entre sus dedos tratando de ya no sentirse tan apenada al verse descubierta

-Bueno yo… Quiero preguntarle a Inuyasha si no se lo tomara a mal, pero… No… No tengo el valor… -Miroku ya no pudo aguantar las risas y cuando salieron a flote se carcajeo alto, logrando que la joven apréciese más un tomate -¡N-no se ría!

-Lo lamento –se disculpo limpiándose las lagrimas de los ojos – Pero es que eso no es algo que se pueda responder con facilidad

-¿A qué se refiere?... –pregunto aun sonrojada pero mirando a su amiga dándole a entender que estaba muy atenta

-Ser padre de alguna criatura, es algo que se siente muy bien pues a pesar de todo, es una parte de ti y le guste o no, es algo que nunca cambiara. Todos tienen distintas reacciones –contesto tranquilamente y con una sonrisa en su rostro

-¿Cómo por ejemplo? ¿Usted como se sintió? –indago esta vez sin rubor alguno

Miroku la miro sin quitar esa sonrisa de su rostro y miro a su pequeño bebe, le acaricio la cabeza mientras contestaba al enigma de la mujer

-Cuando supe que Sango estaba embarazada, de alguna forma tuve miedo… Tuve miedo de pensar que yo sería un mal padre que no pudiese con la responsabilidad… -contesto tomando al pequeño Komori en brazos –Pero muy en el fondo, me sentía tan feliz. Cuando ella dio a luz a las gemelas, sentí como si mi mundo que estaba completo, tuviese a dos integrantes más que solo lograron hacer mi mundo perfecto y no lo niego, fue muy difícil cuidarlas los primeros meses. Su cansancio aumenta y siente que ya no puede con su alma, pero ver como ellas creían y vivían felices, hicieron que todo el cansancio se borrara y solo me dejase completamente feliz… -contesto abrazando al bebe entre sus brazos

Kagome miro embelesada la escena… Se preguntaba si Inuyasha se lo tomaría a mal o si estaría rebosante de alegría… Preguntas la inundaron y ninguna tenía alguna respuesta, pues en su vida, nunca escucho a su marido hablar sobre tener hijos y eso era algo que le hacía sentir insegura…

-¿Cómo se lo tomaría?... –susurro para sí misma, pero Miroku escucho y sabiendo a que se referían con una gran sonrisa y voz cálida le contesto

-Pregúntaselo, pues la respuesta no le caerá del cielo místicamente Kagome-sama –aconsejo el pelinegro para seguir viendo a sus hijas jugar


Sango llego rápidamente al lugar citado con la respiración agitada, se le había hecho fácil ir canturreando mientras jugaba de camino y por ende termino llegando más tarde de lo que había acordado con el oji-dorado. Lo miro sentado observando al infinito, se acerco y se sentó a su lado

-Lamento la tardanza –pidió disculpas mirándolo fijamente

-¿Tienes más ideas? Siento que el regalo que me dijiste sería raro para mi aniversario en ella –cambio de tema hablando tranquilamente

-¿No te gusto la idea? –indago arqueando una ceja con una sonrisa

-Me parece un poco… No lo sé… ¿Raro?

-Bueno, eso fue algo que ella me dijo que le hacía mucha ilusión –afirmo cruzándose de brazos

-Realmente sigo sin entender a las mujeres, ustedes me parecen cada vez más un enigma –Sango rolo los ojos y le dio un amistoso codazo a lo que simplemente bufo

-Pues ¿Es que a ti se te ocurre algún regalo que no sea el que te dije? –pregunto recargando su cabeza en su mano

-Bueno… -el desvió la mirada avergonzado en dirección al rio. Inmediatamente ella entendió la indirecta

-Tampoco estaría mal, es decir, es algo bueno y que quizá ambos quieran –la castaña lanzo una piedra pequeña al rio mientras observaba atentamente como se sumergía dentro de este

-¿Segura? ¿No me odiara? –la preocupación que el intentaba no reflejar, fue fácil para ella saber que estaba inseguro

-Conociéndola, no lo creo… -respondió colocando su cabeza entre sus manos

-No quiero que me odie…

-No lo hará…

Ambos cruzaron miradas y una idea surco en la mente de ambos. Se sonrieron cómplices como si estuviesen a punto de matar a alguien

-¡Si eres más lento que yo lo lamentaras! –amenazo la mujer echándose a correr en dirección al bosque

-¡Veremos quién lo lamenta antes! –sentencio siguiendo el camino marcado por la mujer en una dirección conocida por ambos


Kagome se estiro sobre el suave pasto y giro su vista a alas pequeñas que ahora jugaban animadamente con Miroku el cual parecía estar totalmente feliz con la idea de que sus hijas desearan hacerle una corona de flores. Si le hubiesen dicho hace unos años, justo cuando aun viajaba con sus amigos en búsqueda de la perla, que Miroku estaría feliz de tener una corona de flores en la cabeza, ella se hubiera vuelto loca de tanto reír por la tonta idea. Ahora estaba ahí tragándose sus palabras…

Si Miroku había cambiado tanto por Sango y sus hijos, ¿Inuyasha haría lo mismo? Temía que su marido rechazara esas ideas a pesar de que mentalmente se regañaba porque sabía que él no era así…

Miro el color del cielo: Un hermoso anaranjado. Había atardecido y ella ni en cuenta de su alrededor. Se levanto de su cómodo lugar en el pasto y silbo

-¡Hora de volver a la aldea! –anuncio Kagome con una gran sonrisa

Las pequeñas con un poco de desilusión miraron a la miko y después a su padre con ojos de cachorro rogando a quedarse un poco más de tiempo jugando con las hermosas flores. Supieron que las clases que Sango le había dado a Miroku sobre rechazar sus caprichos habían dado sus frutos y bufaron al unisonó molestas

-Otro día será, niñas –prometió el hombre mientras caminaba con las niñas tomadas de las manos

Kagome caminaba a la par que el hombre y sus hijas. Kagome miro tiernamente como las pequeñas hablaban felices con su padre y de vez en cuando comentaban algo con ella

Cuando Sota había nacido ella era la que más tiempo pasaba con él, extrañaba tener ese bultito entre sus manos cargándolo y a veces cantándole alguna canción de cuna que había aprendido por ahí. Sin poder evitarlo, tomo a Komori de la espalda de Miroku y lo cargo entre brazos arrullándolo

-Buen niño –susurro la joven con una pequeña sonrisa mientras el pequeño reía delicadamente

Miroku miro a la mujer y después comenzó a reír tranquilamente ante la atenta mirada de la mujer y las niñas

-¡Kagome-sama! –la aludida frunció el ceño -¡No cabe la menor duda de que usted sería una gran madre!

La miko se sonrojo y empujo levemente al hombre en señal de juego en un intento de callarlo, pero solo logro aumentar las carcajadas del hombre algo que termino de enojarla

-¡Miroku-sama!


Sango miro argullosa el trabajo que junto con Inuyasha habían logrado hacer. Miro a su amigo quien igualmente sonreía satisfecho

-¡Creo que hicimos un gran trabajo! –comento la castaña

-¿"Crees"? –cuestiono indignado el ambarino -¿Insinúas que nos quedo horrible?

-Nunca dije eso –mascullo molesta

-¡khe! –la mujer lo miro unos momentos y después sonrió. Comenzó a reír delicadamente hasta subir el tono y terminar riendo como lunática -¿Qué te sucede? –pregunto desconcertado

La mujer se limpio las lagrimas en sus ojos y lo miro unos segundos para normalizar sus carcajadas y responder adecuadamente

-¿Puedo confesarte algo?

-Si claro, no hay problema –contesto a lo que ella sonrió satisfecha

-Lo mejor será sentarnos –invito a lo que el hombre no se negó y se sentó al lado de la mujer

Se sumergieron en un silencio no tan cómodo, pero tampoco insoportable. Inuyasha harto iba a decir algo, pero la mujer le interrumpió de golpe

-¿Sabes? Antes yo pensaba que eras un hombre inmaduro –el hombre la miro con el ceño fruncido, pero guardo silencio al ver que ella no iba a detenerse –Creí que eras un mal hombre, que eras terco, malhumorado, celoso sin remedio, insistente, tonto, sin tacto…

-¡¿A qué viene que me eches eso en cara?! –exploto furioso al creer que Sango no llegaba a ningún lado con todas esas palabras

-¡Calla y déjame hablar! –ordeno a lo que asintió no muy convencido –Eso era lo que yo creía cuando comencé a viajar con ustedes. Conforme paso el tiempo me di cuenta que muchas de mis suposiciones iban perdiendo fuerza y me di cuenta de algo… -él la miro atentamente impaciente –Eres un muy buen hombre que a pesar de a verlo pasado mal antes, te esforzabas por ser mejor cada día

-Sango…

-Y a pesar de que muchas cosas se te venían encima y en algunas ocasiones decidías fatal, no lo hacías con malas intenciones… Me tomo mucho saberlo… Tienes un gran corazón y supongo que por eso Kagome-chan se enamoro de ti perdidamente… -confeso palmeando la espalda de Inuyasha quien la miraba atónito

-No sabía que pensaras eso de mí… Creí que tú pensabas que era un insensible…

-¡Lo sigo creyendo!

-¡Eh!

-Pero ya no con tanta fuerza –la mujer le sonrió y se levando de su lugar sacudiendo su kimono -¿Listo para darle la sorpresa a Kagome-chan? –pregunto con entusiasmo

Él se levanto de su lugar y la miro con una gran sonrisa

-Solo espero que le guste

-¡No fallara!

Sango miro al hombre y recordó el momento en el que lo conoció y todo lo que llego a pensar sobre él. Estar con ellos de viaje le hiso darse cuenta de uno que otro detalle y cuando estuvo en el cuerpo de su amiga termino por concluir sus sospechas y gracias a eso, estaba satisfecha al saberlo


Kagome miraba como Miroku trataba de cambiarle el pañal al pequeño Komori quien lloraba desconsolado por a verse hecho del baño y ensuciarse hasta la espalda

-Kami-sama Komori… No logro entender como logras hacer esas "cosas" venenosas –Miroku trataba de no respirar tanto el olor fétido del pañal que estaba por lanzar a la ropa sucia y cambiárselo por otro limpio

-¿Gusta que le ayude Miroku-sama? –pregunto Kagome observando como el houshi limpiaba con un trapo húmedo al pequeño bebe. Inconscientemente acaricio más la cabeza de ambas niñas quienes por el agotamiento, cayeron rendidas y se durmieron en sus piernas

-No se preocupe Kagome-sama, yo tengo que aprender a hacerlo… -susurro el hombre tratando se sonar firme, pero tener esos olores en sus sentidos no ayudaba mucho

La azabache miro con una gran sonrisa y ternura como él trataba de ponerle el pañal al pequeño y como este parecía menos triste al sentirse más limpio

Kagome cuando viajaba con sus amigos no se imaginaba a Miroku cambiando el pañal un bebe y que mucho menos, ese pequeño fuese de él. El Miroku de antes era tan diferente del de ahora…

-Miroku-sama –llamo la mujer a lo que él rápidamente se giro a la miko con el pequeño en brazos –Me gustaría decirle algo

-Adelante, diga lo que quiera –ofreció a lo que ella sin dudarlo asintió rápidamente

-Cuando lo conocí mi primera impresión fue que usted era un pervertido, un ladrón, estafador, mujeriego, infiel…

-¡Eso me está ofendiendo Kagome-sama! –grito el hombre indignado

-Cuando estábamos por terminar el viaje me di cuenta que su actitud había cambiado considerablemente y cuando regrese después de tres años, me di cuenta de que había cambiado mucho para poder ser el hombre ideal de Sango-chan a pesar de que ella le había dicho que lo ama como es. Usted se esfuerza por ser mejor, es algo admirable… Sango-chan debió enamorarse de usted por esa razón… -el hombre la miro atónito y después sonrió ligeramente

-Gracias –agradeció amablemente a lo que ella asintió felizmente

Kagome observo fijamente a la entrada de la cabaña de su amiga y amigo preguntándose donde estaba la castaña y el albino a quien no había visto desde la mañana… Suspiro pesadamente y continuo acariciando la cabeza de ambas niñas en su regazo mientras Miroku le hacía caras graciosas al pequeño Komori para que carcajeara un rato

-¡He vuelto! –aviso Sango entrando en la cabaña con una enorme sonrisa. Tras ella entro Inuyasha con también, una enorme sonrisa. El houshi y la miko cruzaron miradas creyendo que esos dos no tramaban algo bueno…

-¿Cómo les fue?, ¿se divirtieron? –pregunto Miroku tratando de no sonar tan molesto

Sango no lo pasó desapercibido

-Nos fue bien, ¿verdad? –la mujer codeo delicadamente al hanyou

-Claro –contesto sin más. Kagome arqueo una ceja

-Que bien que se hayan divertido –el olor de su hembra cambio. Al principio pensó en preguntarle, pero analizando mejor la situación podía decir con seguridad que la mujer estaba molesta

-Kagome –la azabache lo miro forzando una sonrisa. Él quiso reír, pero no podía darse ese lujo aun -Acompáñame

-Yo… Tengo que ir con Kaede-sama –respondió rápidamente lo primero que se le ocurrió y antes de salir de la cabaña Inuyasha la cargo por la cintura -¡Eh!, ¡bájame! –protesto molesta

-Dije "acompáñame", no te lo pregunte –mascullo antes de guiñarle un ojo a Sango –Gemelas, vengan conmigo y si no es mucha molestia, Komori también

Sango lo miro con los ojos como platos, pero cuando él le guiño el ojo, sabía por donde iban las cosas. Inuyasha le había pagado el favor más rápido de lo que pensaba…

-Sí, claro. Vayan niñas –concedió la mujer ante las mirada brillante de las pequeñas y las pequeñas risas del pequeño

-Pero Sanguito… -trato de decir algo Miroku, pero la mujer le tapo la boca con ambas manos y mientras él trataba de liberarse de su agarre, ella los despedía con una gran sonrisa


Kagome trataba de liberarse de su marido, pero su fuerza sobrehumana no era para nada comparada con su débil fuerza física… Pataleo y golpeo el pecho masculino en busca de liberarse, pero nada resulto. La mujer bufo molesta al ver que no era lo suficientemente fuerte como para dañarlo, siendo que él cargaba a las pequeñas en su espalda y al pequeño Komori con la otra mano… Ironías…

-Inuyasha-sama, ¿iba a pedirme un favor? –pregunto Rin apareciendo junto a Kohaku

-Sí, Rin ¿crees que puedan cuidar a los niños de Sango y Miroku un rato? –cuestiono a lo que ambos adolescentes cruzaron miradas

-Está bien, después de todo no hay nada más que hacer –contesto Kohaku al saber que últimamente los youkais no se aparecían por esos rumbos logrando que él no pudiese hacer su trabajo como le gustaría

-Sí, no hay problema –concedió la pequeña e Inuyasha le hiso entrega de las pequeñas

Ninguno de los dos le cuestiono al hombre del porque tenía a la miko cargándola de esa forma porque sabían el porqué el albino lo hacía. Ambos sonrieron y se encaminaron a la aldea de la anciana Kaede siendo seguidos por las gemelas

Kagome miro asustada que se alejaban de la aldea, adentrándose en el bosque. Cuando miro el rostro de su marido pudo saber que él tenía un lugar fijo de donde ir

Se pregunto: ¿Qué planeaba hacer?


Sango hacia la cena con una enorme sonrisa plasmada. No solo porque estaba feliz por sus amigos, sino que hacía mucho tiempo que no pasaba tiempo a solas con su marido. Había pasado tiempo con él, pero en el cuerpo de Kagome y eso no contaba

La castaña observo como Miroku estaba en una esquina de la cabaña reposando su espalda, con los ojos cerrados como tratando de dormir, pero evidentemente, sin ningún éxito…

-Houshi-sama… -el hombre la miro fijamente -¿Está molesto?

El hombre de la impresión de la pregunta, casi se atraganta con su propia saliva

-¿P-por que la pregunta Sanguito? –cuestiono incorporándose del suelo de madera

-Cuando entre hace un rato con Inuyasha, usted se escucho molesto –contesto probando un poco de la cena para saber si sabía bien

-Creo que confundiste las cosas –se excuso desviando la mirada

-¿Eso cree?... –indago mirándolo –Entonces, ¿Por qué no me sostuvo la mirada? –la mujer sabía muchas cosas del hombre y una de ellas, era que cuando él estaba molesto, era incapaz de mantener la mirada fija sobre ella

-Bueno… Me da hambre ver la comida…

-Vaya y cuénteselo a otro. Usted sabe que ya no me trago tan fácilmente sus mentiras –la castaña se levanto de su lugar y se acerco a su marido sentándose a su lado –Dígame la verdad –ordeno

-Está bien –soltó abatido –Si… estoy un poco celoso…

-¿Pero porque? Sabe muy bien que Inuyasha y yo somos amigos –recordó la taijiya cruzándose de brazos

-Se que son amigos, pero no estoy celoso de eso…

-¿Entonces?

-Estoy celoso porque has estado pasando más tiempo con él que conmigo… -Sango lo miro enternecida

-Alégrese, Inuyasha y yo hemos decidido compensarlo –el hombre la miro con una ceja arqueada, no se esperaba que ellos dos le dieran algo

-¿Así?, ¿Y qué es? –indago curioso

Miroku abrió los ojos enormemente al sentir como Sango estampaba sus labios contra los suyos en un tierno beso

-Tener la cabaña para nosotros dos solos –susurro la mujer contra sus labios para volverlo a besar delicadamente

-Que gran regalo –contesto en una bocanada de aire. Ambos se separaron ligeramente y juntaron sus frentes

-Me alegra que le guste la idea…

El pelinegro la miro unos momentos directamente a los ojos y sin ningún aviso la abrazo fuertemente. Sango correspondió al abrazo sorprendida. Nunca espero que él la fuese a abrazar con tanto amor…

-Me alegro que por fin seas tú Sanguito…

La mujer abrió desmesuradamente los ojos y entro en pánico


-Inuyasha, ¿A dónde me llevas? –cuestiono la mujer con los ojos tapados por las garras del hanyou quien sonreía enormemente guiándola por el camino

-Solo espera un poco más, casi llegamos –informo mirando a todos lados buscando el camino menos rocoso que con ayuda de Sango, había despejado

-¡Eso me lo dijiste hace rato! –la mujer inflo ligeramente las mejillas

Inuyasha bufo con gracia, su hembra cuando quería podía llegar a hacer un berrinche peor o igual que el de las gemelas

-Bien, llegamos –ella trato de liberarse de las garras de su marido pero él negó y la obligo a sentarse sobre un pasto sumamente suave

Cuando sus ojos fueron liberados pudo observar una escena realmente hermosa

La noche predominaba sobre ellos, las estrellas formaban hermosas y curiosas figuras en el cielo , el rio frente a ella reflejaba el bello panorama del cielo nocturno, rondando en todo el rio y algunos momentos en ellos se encontraban innumerables luciérnagas bailando de un lado a otro con inquietud. Inuyasha poso sus manos en los hombros de la azabache y su barbilla en su clavícula recargándose suavemente sobre ella

-¿Te gusta?

-Me encanta… Siempre había querido ver cientos de luciérnagas frente a mi –La mujer trataba de hablar por el asombro. Todo era tan bello… Coloco una de sus manos sobre la de su marido y le sonrió dulcemente –Gracias…

-Me alegra que te haya gustado el regalo –Inuyasha miro igualmente el panorama

-¿Esto era lo que estabas haciendo con Sango-chan? –pregunto rebosante de alegría la mujer

-Sí, ¿Qué creías que hacía con ella? –arqueo una ceja a pesar de que la situación le divertía bastante

-Nada especial… -respondió desviando rápidamente su rostro ligeramente sonrojado

-Mentirosa –acuso sonriendo de lado

-¡No miento! –la mujer lo miro con el rostro ardiendo y el solo carcajeo más

-No sabes mentir bien –confeso abrazando a la miko quien se dejo hacer muy avergonzada

-Yo… Esto… Lo siento –se disculpo aferrándose a los brazos masculinos

-¿Por qué lo sientes?

-Porque… Había olvidado nuestro aniversario… Lo siento… -Kagome no pudo evitar sentirse mal, él si le había dado un esplendido regalo y ella no tenía nada que darle

Inuyasha no estaba molesto o triste de que ella no le diera un "regalo", su simple presencia era todo para él, no había necesidad de darle algo que no fuese ella. Pero obviamente, no iba dejar pasar la oportunidad de molestarla

-Eres cruel, ¿pero sabes cómo recompensarme? –cuestiono enterrando su rostro en el cuello femenino

-Yo… Hare lo que quieras… -susurro sin pensarlo mucho

-¿Segura? –pregunto sugerente y fue solo hasta ese momento que ella misma se dio cuenta de sus palabras logrando sonrojarse a más no poder

-Bueno… Yo… -ella comenzó a juguetear con sus dedos nerviosa tratando de no hacer contacto visual con él o sino terminaría siendo un jitomate de temporada…

Él comenzó a reír contra su cuello y ella se indigno

-Me alegro que por fin regresaras a tu cuerpo

La sangre de kagome se helo y un escalofrió la recorrió por todo el cuerpo


-¿De qué… hablas? –Sango trataba que sus palabras no reflejaran lo impresionada que estaba

-¿Mmm?... Pues de que tú y Kagome-sama cambiaron de cuerpos –respondió alzando los hombros restándole importancia


-N-no sé de qué me hablas Inuyasha… -Kagome desvió la mirada para evitar enfrentarse a su marido

-No me mientas, se que cambiaste de cuerpo con Sango –su voz era neutral, pero eso no evitaba que la joven se muriese de los nervios


-¡Ja ja ja! –Sango comenzó a reír nerviosamente rascándose la nuca -¡Eso es una acusación muy tonta houshi-sama!

-Vamos Sango, era muy obvio. La forma en la que actuabas, tú energía y tú presencia distinta me hicieron darme cuenta que no eras Sango


-Por lo cual, comencé a poner más atención a tus acciones y descubrí que mis sospechas eran absolutamente ciertas


-No me lo creía, así que fui a consultar a Inuyasha y resulto ser que él también tenía una ligera sospecha


-Miroku y yo decidimos que lo mejor sería ir y hablar con la vieja Kaede. Duramos bastante tiempo esperando el momento adecuado para hablarle y cuando por fin lo habíamos encontrado…


-Ustedes dos terminaron sufriendo bastante. Inuyasha y yo terminamos por desesperarnos y entonces explotamos y terminamos contándole nuestras suposiciones a Kaede-sama


-Ella nos lo confirmo. Nuestras sospechas eran ciertas, pero no podíamos hacer algo para ayudarles… Nos dijo que ustedes debían de ser fuertes y regresar por su cuenta…


-Y ahora me doy cuenta de que por fin regresaste Sango… Regresaste conmigo…

-Houshi-sama… Yo… Nunca pensé que ustedes dos se dieran cuenta… creímos que podríamos hacerlo bien sin que se enterasen ni se preocuparan… veo que somos terribles guardando secretos… -contesto con una ligera sonrisa. El peso de guardarle un secreto a su marido había desvanecido por completo

-Debo admitirlo, te esforzaste para que no me diese cuenta… -felicito Miroku a la castaña quien de inmediato lo abrazo

-Gracias… -él rápidamente correspondió a su abrazo

-Otra cosa… –la mujer lo miro interrogante -¿Recuerdas lo que había dicho sobre Inuyasha y la ayuda que le proporcionaste?

La mujer asintió sin entender o mejor dicho, recordar

-Si… Lo recuerdo…

-¿Y recuerdas el regalo que me ibas a dar? –sus cejas se levaron rápidamente con sugerencia logrando que Sango terminara sonrojándose

-Pervertido…


-Yo… Temía a que lo supieran… Sesshomaru me lo había advertido y… Creí que no se darían cuenta… Los subestime mucho… Lo siento… -la mujer abrazo aun más a su marido y enterró su rostro en el pecho masculino

-Bueno, yo ya te había dicho la forma de perdonarte, ¿cierto? –Inuyasha comenzó a jugar con el cabello azabache y ella sonrió

-Está bien… Supongo que no hay remedio –su voz era juguetona y se abalanzo a besarlo

-No juegues sucio –el albino le mordió ligeramente el labio inferior a la mujer sacándole un gemido

-Inuyasha… -el hombre la miro expectante –Yo… Quería hablarte sobre algo…

-¿Sobre qué? –él hombre comenzó a jugar con los cabellos de la mujer

-Yo… Quisiera… Yo… -Kagome se atoraba con sus propias palabras. ¡Es que eso era simplemente vergonzoso!

-Anda, dilo –ordeno con un lengüetazo en el lóbulo de la mujer quien sofoco un pequeño gemido

-Yo… Quiero… Tú y yo… Bueno… -su rostro enrojeció y la vergüenza era más de lo que simplemente podía aceptar

-Habla perra –estaba impacientándose un poco. Deseaba disfrutar de su "regalo"

-Bebe… Yo quisiera… Un bebe… -susurro. Su voz fue tan débil que apenas y era audible, pero la fina audición del hombre logro captar la voz de su hembra

Inuyasha abrió los ojos enormemente y al ver que la mujer tenía un rostro llenos de terror el mismo se enterneció. Ella temía que él le rechazara… ¡Que ironía!, ¡ambos compartían el mismo deseo y miedo!

-¿Un cachorro? –indago tratando de ocultar su alegría. La mujer se cubrió el rostro con ambas manos y retuvo un par de lágrimas

-Yo… Lo siento si tú no quieres, yo lo entenderé… -fue en ese momento donde el hombre comenzó a reír a carcajadas. ¿Era su imaginación o Inuyasha estaba gozando de un grandioso humor?

-No seas tonta, perra

-¡No me digas tonta!

-Pero es cierto. No te habías dado cuenta de que yo también quería eso –le revolvió el pelo con afecto y ella lo miro con sus ojos llenos de amor, cariño y empatía

-¿De verdad? –pregunto sin creérselo

-¿Por qué abra de mentirte con algo tan delicado?

-Entonces… -la mujer observo los hermosos ojos dorados tratando de encontrar más palabras para que ella no arruinara el momento con algún tonto comentario

-Bueno, ¿Qué estamos esperando? ¡Comencemos ya! –Kagome enrojeció nuevamente pero no hiso nada al respecto

-No me opondré… -Inuyasha se lanzo a besarla apasionadamente


Miroku acerco más a su cuerpo el de Sango quien se removió inquieta entre sueños. Sus movimientos bruscos logaron que la tela que los cubría a ambos dejara a la vista los senos de la mujer. El hombre no tardo mucho en cubrir nuevamente la parte desnuda superior de su mujer

Sonrió satisfecho agradeciéndole mentalmente a Inuyasha de que se llevara a las gemelas lejos

-Cuando él regrese tratare de devolverle el favor… -susurro con gracia. Observo el techo de la cabaña en un punto fijo con una gran sonrisa –Creo que este cambio de parejas no fue algo malo después de todo… -comento para si mismo al sentir como las piernas de su mujer se enredaban con las suyas

Fin.

¡Holiwis moffins!

Acabe este fic. Cabe aclarar que en mi lista de fic favoritos, derroco de su puesto a "El amor nunca se olvida", y creo que será muy difícil quitarle de mi top tres de favoritos. Jajaja

Me agrado la idea de que ambos maridos le respondieran a su respectiva mujer al mismo tiempo que el otro, así que si los confundí con los diálogos, pido perdón. Pero creo que le dio un poco de gracia al asunto. También como lo de las gallinas, no sabía como comenzar el capitulo y se me ocurrió que con eso de las gallinas XD

Espero que les haya gustado el fic y que disfrutaran de el tanto como yo

Angel Sangriento: ¡Gracias por tu apoyo! Ya está el capitulo y espero que te haya gustado. Que las ansias no te maten la próxima vez :3

Bueno, aquí me despido y como no tengo mucho más que decir

?: Termina…

?: De una…

?: Vez

¡ADIOS!