— A veces en ocasiones funcionan mejor las cosas siendo uno…
— Jabón.
— Aquí
— Shampoo
— Una gota —Decía la voz apretando el recipiente para que el líquido cayera en la palma extendida.
— Agua
— A temperatura perfecta —Kuroo sonrió mientras estiraba el grifo donde caía el agua y Tsukishima termino de quitar todo de la bebe.
— Toalla.
— Aquí~ Hola nena —Sonreía como bobo al envolverla e ir hacía el cuarto y secarla para comenzar a cambiarla— Talco.
— Queda poco, mañana iré a comprar.
— Pañal —Extendió la mano y lo recibió rápidamente.
— Calcetines… remera… pantalón. Perfecta —Sonrió y escucho la risa de Tsukishima detrás de él que le hizo voltear.
— Tiene la remera al revés idiota jajajaja.
—Me refiero a ser solo una persona. Sin necesidad de horarios, calendarios, organización...
—Demonios —Se escuchó la maldición en el salón.
—¿Qué sucede? —Se acercó curioso el rubio observando al mayor que jalaba su cabello.
— Pasaron el partido para hoy en vez de mañana y mi jefe nos está llamando a todos —Decía viendo los mensajes de un grupo de chat donde todos maldecían libremente al no tener agregado al jefe.
— Ve, yo me llevaré a Mei —Dijo repentinamente Tsukishima que frunció el ceño ante la expresión desencajada del otro.
— ¿En serio? —Le pregunto aún sorprendido— Me pediste este día cuidarla porque tenías un evento.
— Puedo llevarla, eso sí, prepárala tú.
— Hecho. Por hoy, eres el mejor del mundo.
— No me hagas arrepentirme Kuroo…
— Sé que lo que digo no es lo ideal, me disculpo. Pero, ¿desde cuándo los padres llegan a lo ideal? Jeje…
Tsukishima carraspeo bajito. Todo lo que decía ante Sugawara era en cierto modo mentira. En cada cosa aparecía en su mente, por muy mínimo o insignificante que fuera un momento, un recuerdo con Kuro donde ambos lograron superarlo o arreglarlo de manera madura o inmadura como llegaban a serlo ellos dos juntos.
Ahora el carraspeo venía de Suga que le miro con una pequeña sonrisa, pero en su mirada notaba que no le veía bien. Se forzó a sonreír y desviar su mirada de él, distrayéndose con mirar a su alrededor en la sala, pasando su vista por encima de la chimenea donde colgaba el cuadro del cumpleaños de Mei donde salían Kuro y él junto a ella.
Había sido un hermoso día, recordaba las risas, las voces de sus amigos, el momento en que les miraron con cariño cuando sacaron la foto. En verdad se parecían a una familia. Kuro, Mei y él.
— ¿Tsukishima?
¿Qué demonios hacía ahí sentado? Podría levantarse, agarrar a la niña y salir de allí rápidamente.
— Tsukishima, ¿Te encuentras bien?
Sus piernas precipitadamente se movieron alzándose del sofá, levantándose precipitadamente que el trabajador social dio un ligero sobresalto.
— Lo siento, pero, esto no está bien —Negó con la cabeza mientras se agachaba para alzar a Mei.
— ¿Sucede algo? —Le preguntaba el mayor levantándose también preocupado.
— Sí, sucede que soy un idiota —Confesó ante la expresión sorprendida del otro.
— ¿P-pero porque?
— Lo siento, debo irme al aeropuerto, podríamos hablar para otra cita, pero ahora debo irme.
— ¿Aeropuerto? -Repitió las palabras Sugawara desconcertado— ¿Qué?
El teléfono sonaba y sonaba, pero nadie atendía. En el mismo celular la imagen de Mei aparecía en pequeños destellos con el nombre de Megane arriba. Entre tanto ruido en los alrededores, nadie lo escucho. Había cierto alboroto, todo debía hacerse de manera rápida por lo que las personas al recuperar las pertenencias las agarraban rápidamente. Kuroo tomo su teléfono y lo guardo al instante en su bolsillo al pasar la revisión del aeropuerto.
— Responde, responde, es la décima llamada —Murmuraba Tsukishima con su celular marcando de nuevo en altavoz a Kuroo.
— Hola habla Kuroo, déjame un mensaje sucio.
—Mierda —Siseo el rubio dejando el teléfono a un lado cuando de nuevo atendió la contestadora.
Miro a su lado en el asiento del acompañante donde Sugawara sonreía y contenía la risa del mensaje en la contestadora que tenía Kuroo y escucho desde que subieron al auto.
— Pudiste haberte quedado, no era necesario venir —Le decía el rubio mirándole de vez en cuando mientras manejaba por la autopista.
— Esta era nuestra última cita de todos modos. Además, el próximo mes estoy ocupado y el otro de vacaciones —Le explicaba tamborileando sus dedos encima de su carpeta que descansaba en su regazo.
— Ah, bien…—Susurro Kei mientras mantenía su mirada ahora hacía delante, teniendo los brazos algo tensos y sus manos apretando el volante.
— Eh, Tsukishima, si quieres llegar pronto deberías aumentar un poco la velocidad, los otros autos van más rápido —Le aconsejaba el mayor señalando los vehículos que eran pocos y les pasaban de todos modos.
— Pero estas observándome —Murmuro mirándole inseguro.
— Lo que voy a observar es como se va el avión, ¡Pisa el acelerador! —Levanto la voz al final un poco.
Tsukishima sobresaltado por la reacción del siempre calmado trabajador social, le hizo pisar a fondo y comenzar a ser él quien dejaba los vehículos detrás suyo. Debía llegar rápido, llegarían a tiempo.
Kuroo miraba sus nuevos horarios de trabajo en los próximos partidos desde la computadora portátil en su regazo. Abría y cerraba ventanas mientras leía y de ese modo pasaba el tiempo en lo que esperaba a que sean llamados para arribar en el avión.
Su dedo se deslizo de más y abrió una carpeta que no debía de su escritorio, pero no lo cerró. Al contrario, apretó en una de ellas, al azar y no tardo en abrirse una nueva ventana donde un video comenzó a reproducirse.
En él se veía a Mei, días después de aquella desastrosa primera vez en que se puso sola de pie. De recordarlo, una sutil sonrisa aparecía en sus labios.
Ella sola se levantaba algo tambaleante de frente a la cámara que anteriormente filmo intento fallidos hasta que logró mantenerse de pie. De fondo apoyado contra el marco que dividía el salón con el pasillo, Tsukishima la observaba sonriente, aunque al pendiente de si se caía para atraparla.
— 2 de septiembre de 2010, Mei dio sus primeros pasos —Titulo el rubio apareció en la pantalla con una sutil pero hermosa sonrisa.
— Mira, ya camina sola sin que la sostengan —Se escuchó la voz de Kuro que señalo a la menor que iba y venia.
— ¿A dónde vas Mei? —La siguió el rubio, escuchándose los gritos de risa de la niña que huía.
— ¡Corre que te atrapara el monstruo gruñón Mei, corre! —La incentivaba a la niña.
— Yo no soy gruñón —Se defendió Tsukishima mirándole con el ceño fruncido mientras avanzaba de frente a la cámara.
— ¡Cuidado la puer-! —El sonido de la bebe chocar contra la puerta de vidrio que no vio resonó y fue filmado. También como caía sentada pero solo río mirándoles para terminar levantándose de nuevo.
— 2 de septiembre del 2010, su primer golpe al caminar —Río Kuro filmando aún.
El mayor veía como Tsukishima se sentaba para descansar, siendo arribado por la espalda por la bebe que sonreía y termino riendo cuando el menor la agarro y puso en su regazo para darle besos, quedando aquel momento grabado. Las sonrisas, el hermoso cuadro de Tsukishima sonriendo verdaderamente de felicidad, siendo pocas veces que era vista y él la tenía guardada perfectamente en su mente.
— Tiene una muy bella familia —Una voz lo saco de su trance.
A su lado una mujer de mayor edad sonreía amablemente, volviendo su mirada al video donde quedo en pausa el cuadro de Tsukishima y Mei sonriendo abiertamente.
— Gracias…—Susurro levemente.
Kuroo observo la pantalla y volvió su mirada a la mujer que sonreía cariñosamente, despidiéndose y deseando lo mejor cuando su vuelo fue anunciado.
En silencio se quedó mirando la imagen congelada, recordando ese y muchos momentos más junto al menor que no eran del todo malos. Habían tenido conflictos, pero a pesar de enojarse uno con el otro, habían logrado superarlo juntos.
— Damas y caballeros con vuelo 111 a Tokio, comenzaremos a abordar, por favor… —La voz de una mujer resonó por todo el aeropuerto.
Kuro vio a la gente que se acercaba a la puerta del vuelo correspondiente. Respiro profundo mientras veía la imagen en su pantalla, suspirando pesadamente antes de cerrarla.
Tsukishima entraba corriendo o más bien caminaba rápido como podía con la niña en brazos. Por suerte para ellos no había gente haciendo fila para sacar boleto de avión por lo que apresurados se aproximaron para ser atendidos.
— Hola buenas tardes, necesito inmediatamente dos boletos que estén cerca de la terminal de vuelos hacía Tokio por favor —Decía mientras de su billetera comenzaba a sacar la tarjeta de crédito con mucho apuro.
— Disculpe, que sean tres —Interrumpió Sugawara que fue observado con una ceja arqueada por el rubio— ¿Esperabas que me quede en el auto a esperar?
Una vez los tres boletos se le fueron entregados, comenzó de nuevo el correr por todo el aeropuerto hacía la terminal donde partía el vuelo de Kuro. Allí se toparon con la revisión de los policías encargados. Sin tardar demasiado, Tsukishima y Sugawara comenzaron a quitarse los zapatos, dejar sus teléfonos y billeteras además de uno que otro objeto en las cestas que pasarían por la máquina.
— Listo —Dijo el rubio cuando quiso pasar por debajo del marco de detector de metales pero fue detenido por un oficial.
— Disculpe, los zapatos de la menor también, por favor —Pidió señalando a la niña en brazos de Kei.
— Debe estar jodiendo, es una bebe, llevamos apuro —Respondió Suga de mala manera.
— Es protocolo.
— Dame a Mei, tu corre, vamos, vamos —Tomo cartas en el asunto agarrando a la bebe y empujando a Tsukishima una vez no la tuvo.
Sin esperar paso por el detector de metales, agarrando sus zapatos que se puso rápidamente y agarrando sus cosas que metió de nuevo en sus bolsillos antes de comenzar a correr por la terminal.
Respirando agitado miro rápidamente las pantallas que indicaban cual sería el vuelo de Kuro. Debía ir a la derecha y eso hizo, allí había asientos y poca gente esperando, la puerta estaba frente suyo, la sonrisa en sus labios se extendió por unos segundos, antes de caer completamente.
Despegando
Eso decía la pantalla encima del pasillo donde ingresaban los pasajeros para abordar el avión.
Sugawara llegó igual de agitado detrás suyo, pudo reconocerlo sin voltear al escuchar la risa de Mei. Los dos juntos voltearon al gran ventanal a la izquierda donde podían ver un gran avión despegando, alejándose de ahí, de él.
Volteo suavemente encontrándose con la mirada triste del trabajador social que tenía en sus ojos y en la punta de la lengua una disculpa a punto de soltar. Habían llegado tarde. Si tan solo se hubiera dado cuenta antes, si no habría dudado tanto, acelerado el auto, corrido más rápido, tal vez habrían llegado a tiempo.
— Yo la cargo, perdón por hacerte correr —Susurraba acercándose al mayor para tomar a la niña en brazos.
En silencio comenzó a avanzar casi arrastrando un poco los pies. Como si pareciera perdido en la terminal, seguido de Sugawara en silencio hasta el auto.
Luego de hacer el viaje de regreso, dentro del vehículo los sollozos no frenaron incluso cuando se estaciono al lado de la casa. Las lágrimas fluían ante lo sucedido sin cesar, así fue durante todo el recorrido.
— Corrí hasta la terminal y creí que encargándome de Mei llegarías —Lloraba Sugawara siendo un mar de lágrimas dentro del auto de Tsukishima— Lo siento tanto.
— No debe disculparse Suga-san, estaré bien, lo superaré. No se culpe más por favor —Le consolaba el rubio que ante tanto llanto del otro había quedado él mismo sin lágrimas, aunque los ojos le ardían un poco.
— Tengo a Mei conmigo, tal vez esto debía pasar —Sonrió levemente mientras se desabrochaba el cinturón de seguridad.
— Vas a ser muy infeliz —Soltó repentinamente el mayor sorprendiendo a Kei— No lloraré más, ya basta.
El rubio arrugo la nariz al ver como el otro se la sonaba, ya gastando un segundo paquete de pañuelos.
— Llevaré a Mei adentro…—Dijo repentinamente Tsukki saliendo del auto para ir a la puerta trasera y quitar a la niña de su asiento.
— Serás una excelente mamá Tsukki, lo sé —Sonrió el trabajador social limpiándose aún las lágrimas— Avisare al SPI que aprobaste.
— Muchas gracias, en serio —Hizo una sutil reverencia el menor antes de acomodar a la bebe en su costado de la cintura.
— Adiós, podemos mantenernos en contacto. Lamento el llanto —Se despedía moviendo su mano al avanzar hacía su propio vehículo.
— No te lamentes, estoy acostumbrado —Señalo a la niña y movió su mano también— Nos contactaremos.
Suspiro cuando cerró la puerta tras suyo. La casa estaba en total silencio, aún iluminaba completamente por la luz del sol que ingresaba por todas las ventanas que tenía el lugar.
Respirando profundo siguió caminando hasta dejar sentada a la bebe en su zona de juegos.
— ¿Quieres jugar con las llaves? —Le pregunto al verla que extendía sus manitas para agarrarlas de la suya— Esta bien, pero no las pierdas de nuevo, por favor.
Le dio un beso en su frente antes de dejarla allí. Masajeo su hombro mientras caminaba por el pasillo, sintiendo que cada paso era como un saco de harina a su espalda, más pesado aún.
De sus bolsillos saco su billetera que siempre dejaba sobre la mesa en el salón. De mala gana iba a arrojarlas, tenía tantas ganas de agarrar todo a su camino, cualquier cosa y arrojarlo contra el suelo para liberar su frustración, su tristeza y angustia.
Estuvo a punto de hacerlo pero en vez de arrojarla sobre el mueble, de un sobresalto se la arrojo a la persona que estaba sentada en un sillón individual junto a la ventana.
— ¡Auch!
— ¡Dios mío, Kuroo! —Grito espantado posando una mano en su corazón ante el gran susto que se había dado y actuó de reflejo arrojándole su billetera a la cara.
— Lo siento, no era mi intención —Decía el pelinegro sobando su sien mientras se levantaba del sofá— Aún conservaba la llave, creí que estarías aquí con Sugawara…
Los dos quedaron en silencio mirándose. Tsukishima sintió poco a poco cierto alivio recorriendo su cuerpo al verlo frente suyo, ver que no estaba en aquel avión al que vio partir frente a sus ojos.
— Kuro…
— Espera, déjame hablar a mí —Le detuvo alzando sus manos ligeramente— Me tarde mucho en comprender pero lo pensé y pensé.
— ¿Pensar qué? —Le pregunto el rubio mirándole sin entender pero sin apartar sus ojos de él.
— El porque Yachi y Yamaguchi nos eligieron. No porque fuéramos sus amigos de la infancia, sino porque tú, yo, Mei, los tres juntos —Resoplo un poco frustrado a la par que llevaba su mano a su cabello que alborotó más con esa acción.
—De cierta manera, somos una familia… Los tres —Susurro mirándole, quedando de nuevo los dos callados— Como ellos, por eso nos eligieron.
Tsukishima bajo su mirada. Había tenido el mismo pensamiento, lo tenía cada vez que miraba la foto que colgaba sobre la chimenea, fue eso lo que le dio el impulso para levantarse e ir por Kuro.
— Al irme de aquí no solo te extrañaría a ti o a Mei, extrañaría a nuestra familia —Confeso al final.
Esas simples palabras eran mucho para Kei, tanto que una sonrisa poco a poco iba aflorando en sus labios pero Kuroo no se percataba al seguir hablando, moviendo suavemente sus manos, gesticulando y mirando a todos lados.
— A nosotros nos sucedió todo al revés. Debes conocer a la persona, te enamoras, tienes una familia, pero no importa ya como paso porque me enamore perdidamente de ti Tsukki —Le dijo de nuevo sus sentimientos frente a frente, mirándolo a los ojos de nuevo.
— Kuro…
— Me enamoré de nuestra familia…
— Kuroo…
— Me enamoré perdidamente de tus ojos, tus sonrisas…
— Fui al aeropuerto —Le detuvo el rubio frenando totalmente la vergonzosa confesión que seguía diciendo el pelinegro.
— ¿Qué? ¿Para qué? —Respondió al instante Kuro sorprendido— ¿Ibas a irte? ¿A dónde?
Tsukishima bajo su mirada hacía sus propias manos que tenía entrelazadas, jugando con sus dedos como tenía acostumbrado. Podía sentir sus mejillas un poco cálidas, esperaba no se notará su sonrojo que sería un poco más intenso al decir las siguientes palabras.
— Fui a buscarte.
La expresión de Kuro cambió de confundida a desconcertada, luego sorprendido, emocionado para terminar con una sonrisa amplia que se volvió ladina.
No había escuchado mal y no estaba suponiendo tampoco de manera errónea. Tsukishima acababa de confesarlo y era verdadero, autentico porque aquel hermoso sonrojo en sus mejillas lo confirmaban. El rubio no era de decir palabras lindas o sentimentales pero la situación, debía aclararse, poner fin a las dudas, dejar de dar vueltas y poner un punto final para empezar juntos algo nuevo.
— ¿No tenías pensado hacer un viaje sin que supiera? —Le pregunto alzando ligeramente una ceja mientras se acercaba al menor que permaneció en su lugar.
— No —Negó con la cabeza suavemente.
— ¿Me hiciste decir todas esas cosas cursis y vergonzosas apropósito? —Inquirió mientras sus manos se levantaban para rodear la cintura contraria.
— No —Volvió a negar con una pequeña sonrisa el menor.
— ¿Me dirás cosas cursis a mí? —Pregunto ilusionado.
— Ni en sueños Kuroo.
— Debía intentarlo —Alzó ligeramente los hombros para terminar suspirando bajo— ¿Recuerdas lo que te dije en la cocina ayer?
— No, refresca mi memoria, pase por muchas emociones hoy —Le pidió viendo fijamente aquellos ojos avellana que se acercaban a su rostro.
— Te amo.
— Yo también te amo —Susurro correspondiendo antes de que sus labios fueron tomados por los contrarios con suavidad.
— Dilo de nuevo, solo una vez, por favor…—Imploró el pelinegro con cara de gato con botas.
Ante eso, Tsukishima río bajito y no pudo siquiera decir esas dos palabras que de nuevo fue besado, riendo en medio del beso antes de separarse al llegar Mei a ellos, gritando de felicidad al ver a Kuro que la alzó y abrazo fuerte.
Los dos habían tenido dudas, nuevos sentimientos encontrados, miedos. No era lo que buscaban, no del modo en que sucedió, pero ambos ahora lo apreciaban, lo amaban mucho y seguirían de aquel modo juntos los dos.
Tenían cosas que resolver, organizar, pero como pareja, junto con Mei, una familia, lo resolverían.
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Invierno
En la gran casa donde hace un año se llenó de voces y risas, esta vez estaba de nuevo de la misma manera. Globos adornaban cada esquina, otros contra el techo debido al helio que tenían. El olor a dulce recorría cada rincón de todos los cuartos, siendo más concentrado en las mesas contra la pared repleta de galletas, pastelitos, fuentes con dulces y más que harían a los padres pedir un turno con el dentista luego de aquel día para sus hijos.
Los adultos con su mesa aparte disfrutaban de bocadillos más ligeros, algo que a su edad no les causará algún dolor o cayera pesado, aunque por el buen ambiente que había, se daban el lujo de algo más dulce o salado por ser un día especial.
Los sillones estaban todos ocupados, debías caminar con cuidado ya que los niños a pesar de tener un gran patio con un inflable para jugar entraban corriendo para ir a preguntarles o pedirles algo a sus padres para volver a correr hacia afuera.
Nunca faltaba el vaso que se derramaba sobre la mesa, los comentarios subido de tonos entre amigos o los cuchicheos de los solteros en busca de algún buen partido en el que sería un cumpleaños de una bebe.
Kuroo iba y venía de la cocina a los salones, manteniendo las mesas llenas con todo lo que Tsukishima sacaba del único horno que había en la casa. Siempre que volvía había algo nuevo para poner, pero suspiro aliviado cuando el plato con grandes galletas con diversas chispas de sabores, iban desapareciendo al caminar, era lo último que saldría de la cocina. A excepción de una cosa.
— ¿Galletas? ¿Alguien quiere galletas? Aprovechen que son las ultimas…—Decía Kuro pasando entre todos para ofrecerlas— ¿Oikawa, Iwaizumi?
— Ay Kuro-chan, debo cuidar mi figura, ¿No te diste cuenta? Deberías ser más atento —Se quejaba el castaño que tenía una cerveza en mano junto a su esposo.
— Bueno, si insistes —Murmuro el pelinegro tomando él mismo una galleta que mordió mientras volteaba para irse.
— Espera, espera, espera, esta solita se ve deliciosa —Le detuvo el castaño tomando una galleta llena de chispas que mordió con deleite.
— Menos mal que cuidabas tu figura —Sonrió de lado Iwaizumi estando sentado al lado de su hijo que tenía la cara llena de comida.
— Calla y limpia la cara de Eita —Le silencio con sus mejillas un poco infladas de la comida.
— Me pareció ver pan de leche en una mesa, ya se deben estar acabando… Pero no recuerdo donde…
— Ve por uno mientras yo limpio la cara de nuestro hijo —Le ordeno Oikawa tomando una toalla húmeda para comenzar a limpiar la cara de su pequeño.
— ¿Qué paso con lo de, si eres amoroso con tu marido, todo se le puede pedir? —Sonrió de lado Kuro caminando con Iwaizumi por la casa.
— Los panes de leche ya se acabaron, era una mentira para ir al baño —Alzo ligeramente sus hombros.
—Quedan algunos en la heladera por si te interesa —Se desvió de camino Kuroo luego de palmear la espalda del otro hombre.
— ¡Papiii! —Mei apareció por su camino y en un rápido movimiento la alzo llenándola de besos que la hicieron reír.
— Mira que me encontré en el camino —Sonrió viendo a Tsukishima que volteó a verlos.
— Pastel —Susurro la niña señalando lo que había en la mesada.
—¿Quieres pastel Mei? En un minuto —Le sonrió besando su mejilla, poniendo la suya que fue besada por la menor.
— Wow, te limitaste esta vez —Decía el pelinegro viendo el gato que decoraba dándole los últimos toques— Es simple, recatado.
— Me describiste a la perfección —Le contestaba Kei mientras tomaba por debajo el gato y caminaba a otra mesa.
— Ya me parecía que luego de todo lo cocinado, con el pastel no te contendrías —Río Kuro viendo donde ponía al gato negro junto a otros tres de diversos colores sobre el pastel con ovillos de lana comestible.
— Obvio que no, es una ocasión especial como este otro —Señalo mientras abría una caja aparte.
Allí había un pastel más pequeño, simple, pero con decoraciones de colores donde predominaba el rojo y negro con el número uno en el medio.
— Kei, te creí más listo. Mei cumple dos años —Recibió un golpe en su brazo que le hizo reír a la par que la niña en sus brazos.
—No gato tonto, es para nosotros. Cumplimos un año ya desde que estamos con Mei, nuestra familia —No pudo evitar sonrojarse por lo último.
Intento ocultarlo si no fuera porque Kuro tomo su mentón haciéndole voltear, acercándose a sus labios para dejarle un sutil beso que fue presenciado por la niña que cubrió sus ojos riendo.
— Papá, mamá —Recibió ahora un beso en cada mejilla Mei que sonreía abrazada por los dos adultos.
—Es hora Mei —Dijeron a la vez Kuro y Tsukki, sonriéndose.
El rubio tomo por la plataforma el pastel y caminando juntos fueron hasta la mesa del salón donde todos al verlos aparecer, comenzaron a entonar la canción del feliz cumpleaños, siendo todo filmado por Kuro con la cámara que usaba Yamaguchi para registrar todos los acontecimientos.
Los tres juntos, frente a todos, amigos, familiares y vecinos soplaron aquella vela antes de ser fotografiados y que los aplausos llenarán el lugar.
Kuro y Tsukishima se volvieron a mirar, con sonrisas sinceras en sus labios y el brillo del amor en sus ojos al verse mutuamente. Con los gritos de ánimos de los presentes, les dieron el gusto y se besaron sonriendo, opacando los aplausos el susurro de amor que se dijeron uno al otro a la vez.
Ahora una nueva foto adornaría el muro sobre la chimenea, la de su bella familia.
¡Y lleegamos al finaaal! :'D Lloro en verdad. Es la primera historia que termino aunque haya sido una adaptación x'D Pero espero les haya gustado, disfrutado, divertido y muchas cosas más! En verdad estoy muy emocionada de todo xD
No tenía pensada una gran dedicatoria y agradecimientos para el final a decir verdad pero quiero poner algo. A todos y todas que lo hayan leído, gracias. A mis amigas que me decían cosas hermosas, quienes esperaron por las actualizaciones que reconozco era muy lenta para hacerlo sin justificaciones para no hacerlo pero espero cambiar eso para las siguientes historias que se vienen! Esta no será la ultima adaptación que haré y si quieren, dejo una pista de la próxima xD LDAELV Hay pocas que ya saben cual es pero mantenganlo en secreto(? xD
Pero ya, en verdad, gracias. A las chicas del grupo, todas las adoro y gracias, muchas gracias. A Mariel quien beteo los caps y aguanto mis desvarios como cambios y pedidos desesperados de ayuda a ultimo momento, gracias :'D Naza, gracias por la portada, me encanto, la adoro y sigo riendo al verla xD Nayu, Lena, Avi, Lau, Layla, todas que lo leen y temo olvidarme de alguna pero saben que las tengo muy en cuenta, gracias, las adoro a todas.
Ya me despido y no me canso de decir gracias, miles de gracias. Espero les haya gustado en verdad y haberse dado su tiempo para leerlo.
Nos vemos en la próxima historiaaaa~ Raww~ :'3