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¡Hola! .o./ Hoy por fin termino esta serie de One Shots y por supuesto, termino con la pareja que más amo. *w*/ Aparte, combiné la palabra especial con el "Jellal Day" que se supone fue ayer, así que es como un 2 x 1. Gracias por su paciencia, y espero que lo disfruten, y recuerden...

¡Los REVIEWS solo toman un ratito y son gratis, pero significan demasiado para los que escribimos fics! QwQ/

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Disclaimer: Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima. La ―miel― historia es completamente mía.


Referencias De Lectura:

Diálogo.

«Pensamientos»

Narración.

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[ *~+ Propuesta Siete +~* ]

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Jerza―

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[ *~+ Capítulo Único +~* ]

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El sonido del móvil la despertó.

Apenas y pudo abrir los ojos.

Las últimas dos semanas había estado demasiado inmersa en uno de los proyectos de su trabajo y, aparte de que llegaba tarde a casa por las reuniones, se acostaba tarde haciendo los planes de implementación para los siguientes días además de trazar más planos y maquetas para presentar a la junta directiva, si bien apenas llevaba un año en la empresa Heart Kreuz, ya estaba siendo tomada en cuenta para uno de los puestos de lider de equipo.

Y por eso no se quejaba de todo ese esfuerzo.

Bueno, solo de una cosa se quejaba.

Soltó un suspiro cuando abrió el mensaje que la había despertado.

Un dulce mensaje de buenas noches y de ánimos para que no se rindiera.

Jellal, su mejor amigo desde el colegio y su novio desde su segundo año de la universidad, no fallaba en mandarle esa clase de mensajes todos los días para darle ánimos, y sí que se los daban, porque cuando por fin terminase con todo ese mega proyecto podría por fin volver a disfrutar las dulces mieles de su noviazgo, unas mieles que había tenido que dejar de lado a regañadientes porque simplemente ella no podía concentrarse como debía concentrarse si tenía a Jellal con ella.

Sacrificios que se hacían por el crecimiento personal.

Por suerte tenía una pareja que la entendía, y para mayor suerte, estaba segura de que una vez que obtuviese el puesto de lider de proyecto ya no necesitaría volver a recurrir a tal sacrificio.

Igual no podría resistir algo así de nuevo.

La verdad es que apenas dormía, y apenas se daba cuenta de la fecha que era.

Soltó otro suspiro.

Y principalmente, extrañaba demasiado a Jellal.

Pero por el momento no le quedaba más que teclear un cariñoso mensaje de respuesta y de ánimos, Jellal también tenía asuntos en su trabajo que a veces los mantenía separados, pero últimamente trataba de mantener todos sus asuntos dentro de la ciudad para poder estar con ella aunque por eso había tenido ciertas discusiones con su jefe directo.

Algo que la hacía amarlo más de lo que ya lo amaba.

¿Qué es esto? ―Erza detuvo sus pensamientos amorosos al ver cuantas notificaciones de FaceTail tenía acumuladas, así que, a pesar del sueño y del dolor de cabeza en la parte frontal de su cabeza debido al estrés y lo poco que dormía, cedió a la curiosidad y abrió la aplicación solo para encontrar que había sido etiquetada en medio de una pelea virtual de Natsu y Gray que ya superaba los dos mil doscientos comentarios entre insultos y personas que los trataban de calmar y otros que los animaban a continuar, Erza frunció el ceño y silenció la publicación para no recibir toda esa marea de spam, luego actualizó para ver si ya no le aparecía en sus noticias, y fue ahí que lo vio.

Mensajes felicitando a Jellal por su natalicio.

¿¡Q-Qué!? ―se levantó de pronto de la silla― ¿¡Y-yo... lo olvidé...!? ―y se dejó caer de nuevo al asiento totalmente decepcionada y enojada consigo misma―. ¡OLVIDÉ EL CUMPLEAÑOS DE JELLAL! ―se llevó las dos manos a la cara pero antes de ponerse a llorar por lo triste que era eso, pero principalmente, por lo enojada que estaba consigo misma, se puso de pie y vio la hora.

Apenas pasaban de las once de la noche.

¡Aún tengo tiempo! ―sin perder ni uno más de esos minutos, Erza salió de su cuarto, bajó corriendo la escalera, apenas sosteniéndose de la baranda cuando tropezó en uno de los escalones ganándose la mirada reprobatoria y preocupada de su mamá que veía televisión en la sala―. Iré a donde Jellal ―informó mientras se ponía sus zapatos y abría la puerta.

Vaya, así que por fin pasó... Solo algo así podría haberte sacado de tu encierro voluntario, ¿acaso te vas a ir sin mis felicitaciones? ―la escuchó decir y se apuró más, hasta su mamá lo había recordado y ella no.

Y-yo... se las daré...

Imagino que sí ―dijo ella con tono divertido― Invítalo a cenar mañana para celebrar y lleva abrigo, hace mucho frío ―le dijo pero ya para entonces la puerta se terminaba de cerrar y no había tiempo ni llaves para abrirla y no quería arriesgarse ni a perder un segundo esperando a que su mamá se levantase del sofá para abrirle.

Corrió para no enfriarse en medio de esa noche con abundante viento.

Un par de minutos y media cuadra después, Erza llegaba a la bonita casa pintada de verde que ella ayudó a pintar hacía tantos años, los padres adoptivos de Jellal eran muy mayores y pensionados, se habían mudado a otro país al jubilarse cumpliendo uno de los sueños que ambos compartían, pero Jellal había decidido quedarse y por eso le habían regalado esa casa, Jellal nunca lo había admitido, pero ella sabía que él se había quedado solo por ella, algo que agradecía de todo corazón.

¡Y por eso era imperdonable que hubiese olvidado su cumpleaños!

Sin inmutarse ni un poco, Erza saltó la pequeña cerca blanca, buscó debajo de una de las macetas de rosas una pequeña piedra falsa que ocultaba la llave extra de la casa, abrió la puerta, dejó que el viento la cerrara y subió de dos en dos las escaleras que daban a la habitación de Jellal; y allí, justamente frente a la puerta que daba a su habitación, un despeinado y extrañado Jellal la miró con un bate de baseball en la mano.

¿Erza? ―la mencionada corrió hasta él y lo abrazó con fuerza.

L-lo siento... ―tartamudeó, apenas conteniendo las lágrimas.

No, no te preocupes. Vaya, estás fría... ―aún sin entender nada, Jellal dejó el bate de baseball contra la pared y la envolvió en un fuerte abrazo para darle calor―. Solo me asusté un poco porque escuché la puerta cerrarse con fuerza y ya es muy tarde. ¿Estás bien? ¿Te pasó algo?

N-no... ―negó contra su pecho abrigado por la sudadera con el loga de la universidad ERA en donde había obtenido su doctorado y trabajaba actualmente―. No me disculpo por eso, es decir, también me disculpo por eso, debí avisarte que venía... soy de lo peor...

Erza ―Jellal la separó de ella y la miró con seriedad―, no digas eso ―ella bajó la mirada―. ¿Qué sucedió? ―como no respondió, él joven de cabello azul soltó un suspiró y la volvió a apegar a él en un abrazo―. ¿Quieres que lo hablemos mientras comemos pastel con un té calientito?

¿Tienes pastel? ―preguntó ella de inmediato, sin embargo, el tono que usó para preguntarlo le resultó muy extraño a él porque carecía de la emoción casi infantil que solía acompañar a la voz de Erza cada vez que le hablaban de comer pastel.

Sí, lo hice hoy, la verdad es qu-

¡OH NO! ¡OH NO! ¡DE VERDAD SOY DE LO PEOR! ―Erza lo interrumpió y si él no la hubiese tenido abrazada hubiese caído al suelo―. ¡NO PUEDO CREER QUE TU MISMO TUVISTE QUE HACER TU PASTEL! ―Erza se separó de él―. ¡YA SÉ! ¡IRÉ A COMPRARTE UNO AHORA MISMO! ¡SÍ! ¡EL 24/7 DEBE DE ESTAR ABIERTO! ―se cruzó de brazos y asintió para sí misma―. No son tan buenos como los de la pastelería Strauss pero servirá... ¡ADEMÁS NI REGALO TE TRAJE! ―más indignada consigo misma se dio media vuelta para cumplir con su plan, pero una mano la sostuvo del brazo.

Alto ahí, mi dama escarlata, no vas a salir a esta hora y con este frio ―Jellal se adelantó y se plantó frente a ella.

¡PERO EL PASTEL!

¿Por qué necesitas comprar un pastel? ―Jellal se colocó las manos en las caderas, se rascó en medio de sus cejas y se aguantó un largo suspiro, si algo le había enseñado cada día que había vivido junto con Erza desde que se conocieron, era que, cuando ella se ponía de ese modo, debía sacarle las razones poco a poco y con preguntas precisas.

¡Porque es más rápido irlo a comprar que hacerlo! ¡No queda mucho tiempo! ―Jellal se acercó a ella y le puso una mano en la frente.

¿Estás enferma?

¡NO! ―infló las mejillas.

Jellal lo pensó un momento y encontró algo muy probable.

¿Cana te dio una de esas bebidas especiales? ¿O comiste de nuevo esos brownies mágicos que venden cerca de la universidad? ―Jellal recordó a una drogada Erza que juraba que combatía cien demonios en un castillo que estaba boca abajo y se aguantó la risa, su obsesión por los dulces no la había dejado ver lo obvio de esa curiosa y sospechosa tienda naturalista que vendía esas cosas.

Uno de esos viajes nunca eran buenos y menos cuando eran accidentales.

Él lo había vivido con una broma de Ultear.

¡Que no! ¡No volví a confiar en las bebidas especiales ni en brownies mágicos! ―con mejillas rojas se cruzó de brazos.

¿Entonces por qué necesitas un pastel a medianoche?

¡MEDIANOCHE! ¿¡YA ES MEDIANOCHE!? ―de nuevo entró en pánico y entró a la habitación de Jellal para ver la hora, se mordió el labio al ver los minutos que faltaban―. ¡YA NO HAY TIEMPO!

Erza... ―Jellal, quien la había seguido luego de su alarmante forma de entrar a su habitación, se presionó el puente de la nariz tratando de entender lo que pasaba―. ¿De verdad no comiste brownies mágicos? Ven, vamos a comer algo y hablamos, ¿está bien?

¡NO! ―le dijo molesta pero con lágrimas en los ojos―. ¡NO ES JUSTO QUE TU HICIERAS TÚ PROPIO PASTEL DE CUMPLEAÑOS! ¡SOY LA PEOR MEJOR AMIGA Y NOVIA DEL MUNDO! ―finalmente cayó al piso y se llevó las manos a la cara para cubrir sus lágrimas, su cabello la cubrió como una cortina y ella lo agradeció pues se sentía sumamente avergonzada por su olvido.

¿¡Cómo había podido olvidar el cumpleaños de una de las personas más importantes para ella!?

Una gentil mano peinó su cabello para apartarlo y sintió su corazón hacerse muy chiquitito.

Erza, ¿de qué cumpleaños hablas? ―Erza dejó el escondite de detrás de sus manos y miró al hombre acuclillado frente a ella.

Jellal, lo sien-

No ―la interrumpió con el tono más serio que usaba con ella, que no era ni por asomo su forma más seria de hablar―, responde lo que te pregunté ―Erza tragó hondo y asintió.

Del tuyo...

¿Él mío? Scarlet... ―Jellal soltó el largo suspiro que había contenido antes y limpió las lágrimas del rostro de la joven―. Hoy no es mi cumpleaños.

¿Qué? ¿¡Ya son las doce!? ―miró asustada hacia el reloj.

No ―Jellal negó y le sonrió―, no es mi cumpleaños porque para eso faltan un par de semanas.

Erza le miró como si la estuviese tomado por tonta.

¡Claro que es hoy!

No.

Que sí.

Que no.

¡Que sí!

Que no ―rió―. ¿Hace cuánto no duermes?

Yo... ―Erza infló las mejillas―. No trates de hacerme sentirme mejor por olvidarlo, vi las felicitaciones en tu muro.

¿Mi muro? ―parpadeó sorprendido―. ¿Rayaron las paredes de mi casa? ―Erza no pudo evitar soltar una pequeña risa al escuchar tal tontería.

Jellal... ―negó―. Tu muro de FaceTail.

Oh... ―carraspeó apenado por su tonta confusión entre muros―, ya veo...

¿Ves? Lo vi, no lo niegues, hasta Erik te dejó mensaje de cumpleaños...

Erza, eso en realidad... ―se rascó detrás del cuello y se sentó en el suelo―, eso es una broma de los chicos del laboratorio.

¿Eh?

Sí, verás, hoy tuve una discusión con Brain.

¿Tu jefe?

Bueno, ex jefe, ahora.

¿Te despidieron?

Renuncié ―Erza le miró preocupada pero el negó―, no estaba de acuerdo con su manera de tratar al equipo, además se ha llevado todo el crédito de nuestro trabajo todo este tiempo, no podía aguantar más algo como eso, en especial cuando quería achacar a sus asistente un error que cometió, en fin, la historia es algo larga, por eso hice un pastel hoy, para llevártelo mañana, tener una excusa para verte y hablar de esto y celebrarlo y también... ―sus mejillas se sonrojaron preparándose para decir lo que quería decir―, y tamb-

Pero no entiendo ―le interrumpió ella―. ¿Por qué las felicitaciones?

Oh ―rió y dejó lo que iba a decir para después―, es que renuncié y Brain dijo que morí para él, y lo mismo pasó con el resto de mi equipo, sin embargo, hace unas horas recibimos un correo siendo solicitados por la universidad para formar un nuevo laboratorio independiente de Brain, así que revivimos, por eso estuvieron poniendo eso de "Feliz Natalicio" en el muro de todos, porque de cierta manera nacimos de nuevo.

Erza sonrió entusiasmada y luego sintió la cara roja.

¿¡Qué tonterías había estado diciendo!?

¿¡Cómo había confundido el cumpleaños de Jellal!?

Oh, Jellal... yo...

Está bien ―volvió a reír―, eso que me dijo hoy tu mamá tenía mucha razón.

¿Hablaste con mi mamá?

Sí, necesitaba preguntarle algo y me dijo que estabas a un paso de volverte loca y que si podía pasar mañana a verte, debí saber que era más grave de lo que imaginé ―Erza se sintió apenada, si su mamá le había dicho algo así a Jellal, de verdad era porque ella había cruzado una línea en la obsesión por el trabajo.

Necesitaba tomar un gran descanso y relajarse.

Y compensar a Jellal por toda esa situación absurda.

Ven... ―se puso de pie y extendió su mano a Jellal―. Tal vez no sea tu cumpleaños pero hay mucho que celebrar y quedan varios minutos antes de que sea mañana ―el joven se puso de pie, o al menos por unos momentos lo estuvo, porque enseguida estuvo sobre su espalda y contra el colchón de su cama, ya que Erza, después de bajarle los pantalones del pijama en un movimiento sorprendentemente veloz, lo empujó allí para luego subirse sobre él mientras se quitaba la blusa de la pijama y el sostén algo viejo que se había puesto para trabajar más cómoda en su casa―. ¿Qué dices? ¿Podemos celebrarlo así ya que no traje ni regalo ni pastel? ―preguntó a milímetros sobre sus labios.

Jellal sonrió; y, sorprendiéndola, la tomó de la cintura, la colocó bajo él y se quitó la sudadera que usaba para dormir.

¿Para qué quiero regalos y pastel si puedo tener a alguien tan dulce como tú?

¿Eso quiere decir que ―su mano delineó su torso desnudo y luego acarició el tatuaje en su rostro― está bien si mi ofrezco como regalo? ―traviesa se mordió el labio y Jellal ahogó un gruñido.

Más que bien ―besó su nariz―, y ahora es hora de desenvolverte por completo―sin darle tiempo a responder sus palabras, Jellal tomó sus labios y bajó sus manos a sus pantalones del pijama hasta hacerlos desaparecer junto con sus bragas mientras su boca tomaba uno de sus pechos, sus manos se encargaron de darle placer al por mayor, sus dedos se colaron en cada lugar que quiso hasta hacerla estremecerse de placer y cuando ella empezó recuperar el aliento, esas mismas manos se encargaron de seguir disfrutando de su regalo, ya que separaron sus piernas, subieron una de esas largas y suaves piernas hasta esos exquisitos pechos llenos de sus besos para finalmente introducir su empalme en ella.

En ese estrecho paraíso que ella le permitía tomar.

Habían pasado tanto tiempo lejos del otro que sus embestidas iniciaron más rápidas y profundas de lo habitual, y supo que ella también lo sabía por la sonrisa que le dio cuando el descendió a besar sus labios, y, como si ella también tuviese esa necesidad de sentirlo aún más, lo abrazó con sus piernas para apegarlo por completo contra su cuerpo.

Amh... ah ah... ―soltó caliente contra su oído, sus dedos enredados en sus hebras azules jalando con fuerza cada vez que el tocaba ese lugar dentro de ella que la hacía perder el aire.

Y entonces, demasiado placer acumulado, explotó.

Ni siquiera se dio cuenta en que momento pasó, solo se dio cuenta que ya todo había acabado cuando sintió los labios de Erza en sus mejillas, dejando dulces besos mientras él trataba de recuperar el aliento con una sonrisa que sabía solo podía ser descrita como tonta.

Tonta, muy tonta.

Pero llena de satisfacción.

Esa clase de regalos eran los mejores.

Feliz día... ―le dijo ella cuando él salió de ella y se acomodó de costado en la cama―, quedan siete minutos para la media noche, aún puedo deseártelo, ¿verdad?

Si quedasen un par más de minutos tal vez podríamos celebrarlo de nuevo.

Ambos rieron atontados por el placer que acababan de disfrutar.

Tal vez deberíamos intentarlo ―Erza se subió sobre él y besó su nariz―, sigue siendo tu día...

¿Mi día, eh? ―Jellal enredó sus dedos con cariño en su cabello escarlata y acarició también la piel desnuda de su espalda de la manera en que la hacía sentir cosquillas de anticipación―. ¿En estos minutos que quedan podía pedirte hacer cualquier cosa?

Los ojos de Erza brillaron lujuriosos.

Jellal agradeció al cielo darle a una mujer como ella.

Hoy es el "Día de Jellal" ―Erza besó su mejilla, el tatuaje en su rostro y su mandíbula―. Pide y te será concedido...

Jellal apretó con fuerza su cintura y ella lo disfrutó.

Ella podía volverlo loco con solo un par de palabras.

Pero se controló.

O tal vez no cedió porque aún no se recuperaba por completo de su reciente visita al mundo del placer.

Sea como sea, hizo su petición.

Múdate conmigo, vivamos juntos, no quiero pasar más días separado de ti, Erza Scarlet ―acarició su rostro con infinito cariño― ¿Te casarías conmigo?

Y esa era la razón principal por la que había hecho el pastel para llevárselo al día siguiente, con un lindo "Marry Me" escrito en chocolate y con el anillo coronando una fresa gigante que había conseguido luego de semanas buscándola.

Pero eso, eso lo vería ella hasta el día siguiente.

Por su parte, Erza no pudo disimular su sorpresa, ni contener su alegría y no tardó en responder esa petición de matrimonio.

Ahora entendía porque su mamá habló de felicitaciones.

La alegría por la respuesta, pronto se convirtió en besos.

...Y antes de la medianoche, celebraron también por esa respuesta...

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¿Reviews?

:D Los reviews hacen que siga escribiendo D:

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Rincón De La Escritora En Proceso:

Chan, chan... NwN/ No pude evitar agregarle algo de PKdo al ser el final. 7v7)r Espero lo hayan disfrutado, les aseguro que Jellal y Erza lo disfrutaron. xD

La palabra de Vita era: Pastel.


Agradecimientos:

A la única que me regaló un review en el cap pasado:

FairyMila

Mil gracias de corazón. QwQ

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Gracias mil por leer y comentar. QwQ)b

¡Gracias por leer y comentar!

Animan a continuar.

¡Adieu!

.o./

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