Disclaimer: Todos los personajes de InuYasha pertenecen a Rumiko Takahashi.

Miré mi celular y abrí el mensaje de Sesshomaru. Horas antes yo le habría respondido tras mucho meditar un simple "Estoy bien, ¿y tú?", y ahora descubría que él había leído el mensaje, pero no había respondido.

Pasaron varios días y yo volví, derrotada, a Tokyo.

Sesshomaru jamás respondió el mensaje.

Nunca pude quitarme la idea de que ambos éramos unos monstruos.

Ojos Cerrados

Por Kuruma Chidori

Capítulo 3. Not precious enough

Aquella mañana, mientras caminaba rumbo a mi nuevo empleo, sucedió lo que con todas mis fuerzas siempre quise evitar: me encontré con Sesshomaru.

Sabía que tarde o temprano sucedería, pero definitivamente no contaba con que fuera de ese modo. Una vez ambos nos hubiéramos visto, detuvimos el caminar y nos miramos fijamente, un escaso metro nos distanciaba y ambos tardamos en poder pronunciar palabra. La tensión y la incomodidad eran evidentes, y no era como que pidiéramos escapar del momento siguiendo cada uno su camino.

-Rin – Finalmente Sesshomaru habló primero. Su voz era tan profunda como siempre.

Sentí que mi interior se sobrecogía.

Le observé, era casi como si el tiempo no hubiera hecho mella en él: seguía usando traje y corbata, usaba un abrigo negro y mostraba el mismo porte. La única diferencia visible era que lucía el cabello suelto y no la típica coleta de siempre.

-Sesshomaru – Pronuncié su nombre por saludo. Apreté con más fuerza de la usual la correa de mi bolso ante la oleada de sentimientos que me azotaba. ¿Cómo se suponía que debía reaccionar? Habían pasado poco más de cuatro años y lo único que había sabido de él era el mensaje que jamás respondió. ¿Cómo debía actuar? ¿cómo debía sentirme?... ¿ofendida? ¿tranquila? ¿histérica?... no, la histeria no era una opción, la indiferencia quizá sería la respuesta, por lo que empleé toda mi fuerza de voluntad en controlar mis emociones.

-….Luces bien. – Volvió a hablar e irremediablemente volví a apretar la correa de mi bolso. Mi fuerza de voluntad me estaba traicionando y apenas comenzaba el diálogo, debía controlarme o las emociones saldrían desbocadas apenas dijera algo más.

-T-tú también. -Farfullé con torpeza. Debía verme ridícula, tenía que agradecer el hecho de que él no leyera mentes o sería un espectáculo patético. - ¿Cómo has estado?

-…Bien. – Tardó unos instantes en responder, quizá mi pregunta le había tomado por sorpresa. - ¿Y tú? ¿cómo has estado?

La franca sorpresa e incomodidad de Sesshomaru provocó en mi algo de calma. Al parecer el encuentro lo descolocaba de la tierra tanto como a mi, por lo que pude responder con más fluidez.

-Estoy bien, recientemente me volví a mudar a la ciudad, estuve un año en Kyoto. – Sonreí levemente por cortesía, no porque realmente me naciera hacerlo.

-Me enteré… - Hizo una breve pausa, parecía que dudaba de lo que a continuación diría- También supe que te comprometiste… sin embargo, noto que no llevas ningún anillo ¿sucedió algo?

La sonrisa de mis labios se borró por completo.

-¿C-cómo…?

-Las familias antiguas de empresarios en Japón están de un modo u otro relacionadas… -Nuevamente hizo una pausa- Lamento la indiscreción, no debí mencionarlo ni debería preguntar esas cosas. – Se disculpó.

-Ah… entiendo. – Desvié la mirada un momento con embarazo y me llevé nerviosamente la mano a la cabeza, acomodándome el cabello atrás de la oreja. Sesshomaru parpadeó al observar esa reacción. – La verdad es que …sucedieron algunas cosas y el compromiso se canceló.

Pude notar una ligera sorpresa por un instante en los ojos de Sesshomaru, la cual disimuló perfectamente después.

-Lo lamento.

-No lo hagas… está bien, fui yo la que canceló todo.

Nuevamente noté que tuvo que reprimir una reacción de sorpresa.

-¿Debería preguntar? – Dijo. Yo no era capaz de interpretar si su curiosidad era verdadera o conducida únicamente por la cortesía que un encuentro casual representaba, por lo que opté por cambiar rápidamente el rumbo de la conversación, además que decir las verdaderas razones por las cuales mi compromiso con Shippo se habían terminado, sería completamente inapropiado.

Negué con la cabeza y sonreí levemente, él pareció comprender.

-¿Vas camino a la empresa? – Pregunté.

-No, de hecho, hoy me tomé el día libre, pensaba ir a almorzar por aquí cerca. -Respondió. Aquello me sorprendió bastante, después de todo Sesshomaru Taisho era la clase de persona que uno podía catalogar como adicto al trabajo. – Luces sorprendida, no te culpo.

-Sí… bueno, no es algo que esperaría escucharte, pero me alegra que te estés tomando un tiempo para ti. – Le sonreí nuevamente y después miré la hora en mi reloj de pulsera, comenzaba a hacérseme tarde. - Yo ya debo irme o llegaré tarde al trabajo. Gusto en verte después de tanto tiempo Sesshomaru, que estés bien.

Él me miró fijamente en silencio, y al notar que probablemente no respondería, mi sonrisa desapareció y comencé a caminar apresuradamente, aún más incómoda que al inicio del encuentro.

-Rin.

Sentí que una mano me tomaba por la muñeca y me encontré con él muy de cerca. Mi corazón se agitó.

-Sesshomaru… ¿qué…?

-Sé que sonará a una locura, pero… ¿te gustaría almorzar conmigo saliendo del trabajo?

Sentí un vuelco en el pecho al escuchar sus palabras, ya bastante había sido encontrarme con él como para que ahora recibiera una invitación de su parte, pero, por otro lado, tenía que ser consciente de que, si rechazaba una reunión más prolongada con él, me arrepentiría profundamente.

-…Está bien.

Él me soltó y me miró de una forma que no supe interpretar… lucía como… ¿agradecido?


Toda la mañana transcurrió con detestable lentitud, y cuando finalmente pude salir de la oficina, me sorprendí al encontrarme con Sesshomaru esperándome en la calle.

-Creí que nos veríamos en el restaurante – Dije con sorpresa.

-Consideré más apropiado pasar por ti. ¿Vamos? – Respondió, haciéndome un gesto con la mano para indicarme hacia donde se encontraba su auto. Una vez ahí, noté que no era el mismo modelo de años atrás, por lo que todo resultaba nuevo para mí. El viaje fue corto, por lo que no charlamos más allá de la pregunta de cajón sobre cómo había estado mi día.

Si bien al inicio, incluso durante el transcurso en el auto, me hallaba sumamente ansiosa y nerviosa, conforme pasaron los minutos y comenzamos a comer, dejé de notar la agitación de mis sentimientos y pronto me relajé. Era realmente curioso cómo pese a toda la mala historia que traíamos a cuestas entre nosotros, en ese momento era como si jamás hubiera ocurrido… La conversación fluía amenamente: él me contaba de cómo iba la empresa familiar e incluso tocó ligeramente el tema de su familia (como el hecho de que dos años atrás había nacido su primer sobrino, producto del matrimonio de Inuyasha y Kagome), mientras que, por mi parte, conté esencialmente mi experiencia en Kyoto, sin tocar, por supuesto, los detalles de mi relación con Shippo.

Sin embargo, una vez terminados los alimentos y que la cuenta se pagara (en donde insistí tajantemente en pagar mi parte), continuamos la conversación mientras caminábamos por un parque cercano al restaurante.

Observé que Sesshomaru lucía relajado, se había quitado el saco y lo llevaba colgando en el antebrazo, su semblante era amable, de algún modo distinto a la expresión fría y distante que siempre le conocí. Él notó que le observaba demasiado y detuvo el relato de cómo habían crecido las acciones de la empresa en los últimos años para interrogarme con la mirada.

-¿Sucede algo?

-Ah… no – Fijé mi vista en el paisaje. Estaba atardeciendo – Sólo pensaba que esta mañana al encontrarnos te encontré prácticamente igual que hace años… y justo ahora he notado que luces… distinto.

-¿Distinto?

-No te ofendas pero… más "humano" podría ser la palabra correcta.- Reí un poco por mi analogía.

-Oh… - Dijo por lo bajo.

-Lo siento, no es algo malo, al contrario.

Él no respondió, pero no lucía ofendido.

-Pronto será de noche – Solté. Sabía que debíamos despedirnos pronto y eso me ocasionaba una mezcla de sentimientos peculiar: una parte de mi deseaba seguir a su lado y la otra marcharme de una buena vez para olvidar el encuentro lo más pronto posible. Sesshomaru detuvo su andar y le observé. - ¿Qué pasa?

-Si no te parece inapropiado, te acompañaré a tu apartamento.

-Claro, gracias. – Le respondí con una sonrisa amable sin pensarlo demasiado. Caminamos casi en silencio hasta el auto, salvo por alguno que otro comentario sin importancia.

A un par de calles de mi apartamento, el semáforo se puso en rojo por lo que Sesshomaru frenó. De pronto nos habíamos quedado en silencio y sentí que él me observaba atentamente.

Presté atención a lo que ocurría fuera del auto, noté que no había nadie a los alrededores, ni autos ni transeúntes… estábamos solos durante los dos minutos que la luz roja se mantendría encendida, entonces presté mi atención en Sesshomaru, quien me veía con sumo interés.

-¿Tengo algo en la cara? – Pregunté, llevándome una mano al rostro para cerciorarme si no había algo en mi piel. Sesshomaru no dijo nada, pero observé su rostro acercándose poco a poco al mío y mi corazón saltó. – ¿Se-sesshomaru? – Tartamudee.

Cerré mis ojos, pude percibir el roce de la palma de su mano sobre mi mejilla, pude sentir el calor de su respiración y la calidez que emanaba su aliento sobre mis labios. Me iba a besar…

De pronto, el ruido de una bocina atrás nuestro provocó que abriera los ojos de golpe.

Sesshomaru devolvió su atención al camino: el semáforo se había puesto nuevamente en verde y un auto había aparecido detrás nuestro. Sentí el ronroneo del motor incrementar cuando emprendió la marcha y yo apreté las manos contra mi regazo, con la mirada baja y sumamente sonrojada. Sentí que mi corazón golpeaba fuertemente contra mi pecho.

-Lo siento, me dejé llevar. – Se disculpó.

-Ah… no te preocupes… -Dije, pero lo cierto era que sí había mucho de qué preocuparse. ¿Qué había estado a punto de suceder? ¿qué consecuencias habría tenido si él hubiera logrado su intención?

Apenas unos minutos después, llegamos al edificio en donde vivía por lo que Sesshomaru detuvo el auto y me acompañó hasta la puerta.

-Pues… es aquí – Anuncié con una sonrisa torpe. Me sentía como una adolescente que no sabía de qué modo llevar el final de una primera cita.

El rostro de Sesshomaru lucía ligeramente tenso, pero no estaba segura de si debía preguntar o decir algo al respecto, por lo que únicamente hice una ligera inclinación a modo de despedida.

-Me dio gusto volver a verte… Supongo que ahora sí esto es una despedida. -Dije y sonreí forzadamente.

-Rin… Lo que pasó hace un momento…

-No debes preocuparte, como tú has dicho te dejaste llevar así que…

Sesshomaru interrumpió mi oración tocando suavemente mi rostro. Rozando mi labio inferior con la yema de su pulgar. Le miré un instante antes de volver a sentir que se inclinaba hacia mí y me besaba suavemente.

-Ah… ¿qué…?

-Tenía que hacerlo. – Explicó – No podía dejar pasar la oportunidad… Espero no haberte incomodado. Buenas noches, Rin. – Dijo, y le vi bajar dos peldaños de la escalera a la entrada de mi edificio.

-Sesshomaru, espera – Me apresuré a decir. Sabía que hacer lo que estaba a punto de hacer, sería algo de lo que quizá me arrepentiría, pero dentro de mí sentía que no podía permitirme no volver a verlo, no después de ese beso, no después de todos esos años en los que me quedé con tantas dudas. – Sé que sonará extraño, pero… ¿te gustaría pasar a tomar algo?

El me miró con consternación disimulada, y después volvió a subir los peldaños, quedando a mi lado dejando clara su respuesta afirmativa a mi invitación.

Las cosas, entonces, comenzaron a suscitarse de forma muy rápida. Una vez dentro de mi departamento, la idea evidentemente ficticia de lo de las bebidas quedó clara cuando yo misma, mandando al demonio por un rato el pasado y mi cordura, tiré mi bolso al suelo y comencé a besarlo con intensidad.

Sesshomaru pareció sorprendido por un instante ante mis acciones, pero no tardó en seguirme el juego.

Quizá, dentro de él, sentía lo mismo que yo.

Sentía que esos años de tormento en mi cabeza, al menos por un instante, podía hacerlos a un lado y saciar toda el ansia que había guardado por él durante tanto tiempo, por lo que me permití dejar llevar.

Sí, yo misma sabía que podía arrepentirme al día siguiente, pero llevaba varios años tomando decisiones por las cuales lo había hecho y había lastimado a otras personas… entonces… ¿qué tan mal estaba una última mala decisión que valía la pena? Quizá lo que necesitaba era terminar el capítulo de mi vida con Sesshomaru… terminarlo del mismo modo en que empezó: con nuestros cuerpos enredados uno con el otro, sin pensarlo dos veces.

Arranqué las ropas de Sesshomaru al tiempo que lo dirigía a mi habitación y él comenzaba a rasgar mis pantimedias dejando libres mis piernas. Pude sentir cómo abría de golpe la blusa que llevaba, descubriendo mis senos y gemí de placer al sentir su boca en mi cuello tras tanto tiempo. Desabroché su cinturón con premura mientras él se quitaba los pantalones para después bajarme la falda con brusquedad, dejándome finalmente con solo las pantimedias rotas, la blusa desabotonada y la ropa interior que no tardó en arrancarme también.

Podía sentir mi propia entrepierna mojada ante la idea de lo que se avecinaba. Sesshomaru se sentó sobre mi cama y entonces me alzó por la cintura e hizo que me sentara en su regazo, consiguiendo de ese modo penetrarme con fuerza sin continuar el juego previo. Gemí profundamente y sentí sus labios y luego su lengua recorrer mi cuello por debajo de mi barbilla, mientras yo levantaba la cabeza con los ojos fijos en el cielo raso, chillando a cada embestida.

Podía sentir uno de sus brazos aferrarse con fuerza a mi espalda mientras que el otro apretaba uno de mis glúteos con lascivia. Comencé a moverme por mi cuenta, sacando y volviendo a introducir su miembro erecto a cada vaivén, percibiendo lo duro y caliente que estaba, apoyando las palmas de mis manos en la pared a las espaldas de Sesshomaru. La sensación era deliciosa.

¿Cuántas noches habían pasado desde que él y yo hubiéramos estado en estas circunstancias? No puedo estar segura, pero era completamente consciente de lo mucho que lo había echado de menos, porque pese a todos mis intentos, las terapias, otras relaciones, mudanzas y nuevos empleos, nunca había dejado de extrañarlo, simplemente había bloqueado esos sentimientos lo mayor posible para poder avanzar; sin embargo, en ese instante, poder sentir su cuerpo sudoroso en fricción contra el mío, saborear su piel con mis besos, enredar mis dedos entre sus cabellos y sumergirme en su mirada, era demasiado para mí, por lo que recargué mi mentón sobre su hombro, abrazándolo por el cuello, y mirando la pared mientras ahora él llevaba el ritmo del vaivén.

Sin embargo, las emociones a veces juegan de modo torcido y sin poder contenerme, las lágrimas comenzaron a resbalar incontrolables por mis mejillas en silencio.

El placer que me provocaba Sesshomaru era avasallador, podía desaparecer en ese mismo instante y no me importaría, pero a su vez, podía sentir de pronto y de golpe el peso de todas mis decisiones con Shippo. A mi mente vino también el corto tiempo con Kouga… las salidas ocasionales con compañeras de trabajo en donde me dejaba seducir por algún sujeto con el que bailaría toda la noche; el sabor del alcohol en las noches de soledad en las cuales hubiera caído más bajo, la ansiedad de no saber a dónde me dirigía… Un golpe de realidad me azotó: era consciente que todo había sido un error y no podía evitar sentir que me estaba deshaciendo en los brazos de Sesshomaru, para bien y para mal.

Era el infierno más placentero en el que podía sucumbir, y aun así dolía.

La mezcla de placer, la alegría y la infinita tristeza que me embargaban a la vez eran indescriptibles y sumamente confusas. Me sentí muy asustada ante tantas emociones y comencé a sollozar sin poder controlarlo. Todo era demasiado intenso, sentía que iba a incendiarme.

-Rin… - Llamó Sesshomaru, moviéndose de tal forma que podía observar mi rostro, sin dejar de estar en mi interior. - ¿Qué pasa?

-No me mires – Hipé, cubriéndome el rostro con las manos, sin poder parar las lágrimas. Me avergonzaba que me encontrara en ese estado.

-¿Te estoy haciendo daño? – su voz se apreciaba ligeramente consternada. Yo negué con la cabeza rápidamente, sin descubrir mi rostro. – Rin…

Sentí que había parado y su quietud y silencio me conmocionó.

-Sigue… - Murmuré por lo bajo, intentando controlar el sollozo.

-¿Qué dices? Rin, tú…

-Sigue, por favor sigue.

-Rin…

-¡Que sigas! – Grité, y sentí las lágrimas escurriendo hasta mi cuello.

Quizá, de algún modo, Sesshomaru podía comprender lo que me estaba ocurriendo y podía entender mis deseos, por lo que, atendiendo a mis palabras, me colocó de un ágil movimiento sobre la cama y se posicionó entre mis piernas, volviéndome a penetrar, esta vez con más ternura, mientras besaba con suavidad mis senos y dejaba una de sus manos en mi mejilla.

La cabeza me daba vueltas y mi corazón estaba tan agitado que escuchaba el retumbar de mis latidos en mis oídos. Aferré mis piernas en torno a su cintura y le abracé por el cuello, mis lágrimas poco a poco cedieron y mi cuerpo se permitió disfrutar el momento. Acerqué mis labios a los suyos y le besé con fuerza, profundamente, introduciendo mi lengua a su boca, saboreándolo, devorando sus labios, mordiéndolos. Sesshomaru dejó escapar un gemido por lo bajo, se sujetaba con fuerza a mi cintura, aumentando la fuerza en las penetraciones y acelerando el ritmo. Arqueé mi espalda hacia atrás por inercia y enterré mis dedos en las sabanas, agarrándolas con fuerza mientras mi respiración se agitaba cada vez más. Sentía mis senos bambolear ante cada embestida, podía sentir como su miembro caliente se deslizaba con facilidad en mi interior al tiempo que mis paredes internas se contraían a cada instante. Gotas de sudor provenientes del rostro de Sesshomaru cayeron sobre mis labios y saboree la sal de estas.

-Te amo – Gemí, sin pensarlo, sin poder controlarlo y me aterroricé por lo que acababa de decir. No podía ser que me pudiera traicionar aún más a mí misma.

Abrí los ojos para notar su reacción, él lucía sorprendido… casi como en shock y mi temor aumentó, sin embargo, apenas él notó mi intención de incorporarme y romper el momento, aplicó más fuerza a las embestidas, dejándome incapacitada para detenerlo. Gemí con más fuerza.

¿Qué estaría pensando él en ese momento? Quería meditar el asunto, pero su miembro taladrándome definitivamente no me permitía tal concentración. Me sentía conmocionada en todo sentido.

Continuó con el vaivén, sujetando mis caderas, acariciando una de mis piernas, enterrando las uñas en esta para después besar el mismo sitio. Aplicaba brusquedad y dolor en mi cuerpo para después ser tierno y besarme. El sexo con él era casi una metáfora de nuestra relación: insoportablemente placentera.

Sesshomaru colocó mi pierna sobre su hombro, acarició la planta de mi pie y después besó mi pantorrilla mientras que la otra mano apretaba el muslo de la otra pierna.

-…Te amo – Murmuró, y volví a abrir los ojos de golpe, observándolo. El mantenía los suyos cerrados y agachó la cabeza, provocando que la cascada de su cabello ocultara en la sombra cualquier emoción que su semblante pudiera reflejar.

¿Había escuchado bien?...

Me amaba... ¿él… me amaba?

Una risa nerviosa escapó de mis labios ante sus palabras, y de nuevo sentí los ojos llorosos, pero controlé las lágrimas. Volví a alzarme, despejé su rostro haciendo su cabellera hacia atrás y lo sujeté por las mejillas para observarlo. Su mirada intensa sobre la mía, su rostro sudoroso y ligeramente sonrojado por la agitación, su pecho desnudo y jadeante, toda su piel hirviendo…

Solté un gemido prolongado al instante que sentía que un fuerte orgasmo me recorría de punta a punta, y él me besó, al tiempo que se derramaba dentro de mí.

Sentí como se dejaba caer sobre la cama y me tomaba entre sus brazos para acomodarme después sobre su pecho. Rodeé su abdomen con mi brazo y aspiré el aroma de su piel.

Ambos nos quedamos en completo silencio hasta que finalmente yo me quedé dormida. Eran demasiadas emociones para digerirlas en ese instante… estar en sus brazos, al menos por ese momento, era lo único que importaba para mí.


A la mañana siguiente, cuando desperté, noté que Sesshomaru no estaba recostado a mi lado, por lo que la pereza matinal se me pasó de golpe. Me incorporé con premura y miré a mi alrededor en su búsqueda. ¿Acaso se habría marchado sin más?

-¿Sesshomaru? – Pronuncié con inseguridad.

-Despertaste – Dijo mientras salía del baño. Estaba ya cambiado, parecía que se había dado una ducha y se había vestido recientemente.

-Pensé que te habías ido ya…

-No me iría sin avisar. – Respondió mientras se dirigía a la ventana que estaba al costado de la cama y observaba el paisaje.

Suspiré, había pensado por un instante lo peor al no haberlo visto.

-¿Estás bien? – Preguntó mirándome de reojo.

-Sí, no es nada. ¿Quieres café? Prepararé antes de que tengas que irte. – Dije sonriendo.

El guardó silencio unos instantes, sin moverse de donde estaba. Parecía estar indeciso entre lo que estaba a punto de decir.

-¿Sesshomaru? – Lo miré con curiosidad, mientras me colocaba una bata.

-Creo que no debemos estar juntos. – Soltó, con la mirada fija en la ventana de la habitación.

Lo observé sin dar crédito a sus palabras, me quedé muda un instante.

-¿Qué dices? – Pude decir al fin. - Estás de broma, ¿verdad?

-Para nada. Sólo creo que es lo mejor. – Sesshomaru no apartaba la vista de la ventana.

-Tienes a alguien ¿no es así? – Pregunté sin pensármelo dos veces. ¿Qué más podría ser sino que él ya estaba con alguna chica y había cedido a la tensión del momento conmigo? Sonreí por lo bajo.

-No, estoy solo. – Respondió fríamente. Yo levanté la mirada y me dirigí hacia él tomándole de la muñeca para que me mirara.

-¿Entonces qué es?

-Nada en particular, simplemente pienso que lo mejor para ambos es seguir con nuestras vidas, cada uno por su lado.

Suspiré con tedio.

-¿Eso es lo que realmente quieres?… ¿cómo puedes haberme dicho que me amabas hace unas horas y ahora decir esto? No te entiendo… ¿soy yo? – Comencé a desesperarme por la situación y la postura hermética de Sesshomaru no me ayudaba. Era increíblemente frustrante. Sabía perfectamente que para que él dijera que me amaba, tenía que habérselo pensado muchas veces durante mucho tiempo, por lo que no tenía sentido que ahora me dijera esto - ¿Hay acaso algo mal conmigo que haga que volvamos a lo mismo cuatro años después?...

-Sólo no estoy listo.

-… ¿Perdón? – Farfullé. No pude evitar soltar una risa ante lo absurdo y ridículo de la situación. Sesshomaru me miró en silencio, de nuevo percibía en sus ojos una pizca de lástima… y eso era demasiado para mí. - ¿Te das cuenta que han pasado diez años desde que…? ugh… he pasado casi cinco años pensando en ti y vienes y me dices "Aún no estoy listo" … ¿es en serio?... ¡Qué es lo que pasa contigo! – Estallé.

-No planeo retenerte si es lo que piensas. – Dijo con el tono solemne de siempre, que ahora me resultaba irritante, volviendo su atención al paisaje de la ventana.

-Yo sé que no lo planeas, fue lo mismo la primera vez, eso me queda claro. – Farfullé, sentía que me enloquecía por todo el cúmulo de sentimientos que intentaba expresar y únicamente podía manifestar con rabia pura. - ¿Por qué Sesshomaru? ¿por qué? -Insistí, volviéndolo a tomar de la muñeca para que me mirara.

-¡Porque no lo quiero, Rin! – Alzó la voz. Ahí estaba… la razón que siempre quise escuchar, la pérdida de hermeticidad que siempre necesité presenciar y que él necesitaba relucir. - ¿Acaso tengo que cumplir tus expectativas y sacrificar mis deseos? No deseo un matrimonio, no deseo formar una familia…. No lo quise hace cuatro años y no lo deseo ahora… ¿Quieres que tengamos una relación, quieres que volvamos? Perfecto, lo hagamos. ¿Que si te amo? Lo hago, no imaginas cuánto, pero no deseo nada de lo que sé que tú querrás a futuro…

-No, eso no … - Quise interrumpir, pero él no me lo permitió.

-….quizá no lo desees ahora mismo, quizá no quieras casarte ni tener hijos ahora, pero te conozco y sé que lo harás, y el tiempo pasa distinto para ti y para mí, puede que no lo desees en este momento … ¿pero en un año? ¿en cinco más?...

-Sesshomaru yo…

-…Yo no seré el causante de que sacrifiques todos esos sueños. -Observé que volvió a serenarse un poco y se acercó a mí, tomando mi mano– Yo no pienso ser la razón por la que no vivas tu vida como la deseas. Cometí el error de arrebatarte cinco años, cometí el error de ignorar todas las ocasiones en que quisiste tratar el tema… ¿pero sabes? No me arrepiento de haberte dejado ir, no me arrepiento de no haberte buscado más… y me disculpo por aquel mensaje hace meses, fue un momento de debilidad al cual no debí ceder. Lamento que lo tuyo con Shippo Kaneda no funcionara, sé que él habría sido un buen compañero para ti.

-¿Q-qué dices?... ¿Quieres decir que todo esto… volver a encontrarnos ha sido un error? – Pregunté, intentando ignorar el comentario sobre Shippo, el cual aumentaba el malestar que sentía.

-Tú nunca serás un error. -Dijo firmemente – Pero no te pediré que te quedes bajo mis condiciones.

Bajé la mirada un instante. Sabía que sus palabras eran ciertas y era difícil digerirlas. Había pasado todos esos años dejando que él controlara mi vida sin él tener las intenciones de hacerlo y ahora parecía que yo le insistía en que lo hiciera, cuando nuevamente el no tenía la intención.

-No sé qué decirte. – Murmuré, completando la oración en mi cabeza con un "no sé qué hacer". -Lo que pasó ayer… el haber pasado la noche conmigo… ¿cómo se supone que debo interpretarlo? - Sesshomaru no supo que responder y lo noté, por lo que me adelanté a suponer - ¿fue tu modo de despedirte de nosotros?

-Es una forma algo visceral de verlo, pero sí, puedes tomarlo así.

Sesshomaru tomó mi mentón e hizo que levantara la mirada, yo la desvié de la suya. ¿Cuántas veces no quise volver a contemplar sus ojos durante esos cuatro años? Ahora resultaba tan difícil.

-No digas nada, yo desapareceré. – Le escuché decir.

-¿Qué dices?

-Sí, debo volver a América dentro de un par de semanas y no sé cuánto tiempo me quedaré allá. Inuyasha se quedará a cargo de la empresa en Tokyo en mi ausencia, por lo que creo que coincidirá perfecto con la situación… - Pese a todo, sus palabras sonaban cargadas de pesar.

-Sesshomaru…

-Sé que sabes que es lo mejor para ti. -Colocó la mano sobre mi cabeza de forma cariñosa, como antaño lo hacía cuando yo me comportaba necia y él cedía, pero esto era distinto. – Y también es mi decisión.

-No entiendo, es como si quisieras deshacerte de mí. – Arrugué el ceño- La única diferencia es que esta vez tú estás tomando las riendas de la ruptura en lugar de quedarte callado. Dices que es tú decisión, pero entonces… ¿dónde queda la mía? Eres egoísta.

-Así es, es un buen modo de ver las cosas. Debí haber hecho todo esto desde el inicio… y lo lamento, te he causado demasiadas molestias… aunque sé bien que una disculpa a estas alturas no significa nada.– Sesshomaru se dirigió al perchero y tomó su abrigo para después dirigirse a la puerta. Yo mi giré bruscamente hacia él.

-Sabes que si te vas ahora, dejando las cosas así, nunca podremos volver ¿no es cierto? – Dije, apretando los puños por la frustración. Sabía que todo lo que me decía iba a un punto congruente, pero la idea de que me dejara de ese modo, sin siquiera tener la oportunidad de meditar las cosas a fondo, me frustraba y sumergía en una impotencia total. Sentía demasiada rabia – Si te marchas sin si quiera permitirme considerar todo lo que me dices, estarás enterrando cualquier oportunidad de estar juntos… ¿lo sabes, no?

-¿Es eso una amenaza? – Cuestionó mirándome de reojo, con el abrigo colgando de su antebrazo, completamente serio.

-No, es una realidad. – Sentencié. No daría marcha atrás a mis palabras, estaba determinada.

Sesshomaru sonrió levemente por un instante fugaz, antes de recuperar su habitual seriedad. Él se quedó quieto un instante y después caminó rápidamente hacia mí, y antes de que yo pudiera reaccionar, me tomó por la cintura y me besó.

Correspondí casi de inmediato por más confundida que su gesto me dejara, sin embargo, él no alargó demasiado el beso. Separó sus labios de mí y soltó sus brazos de mi cuerpo. Un gemido mudo salió de mi garganta al sentir su aliento alejándose del mío.

-Adiós, Rin.

Observé a Sesshomaru salir rápidamente del departamento, a pasos grandes, casi corriendo.

-¿Q-qué?... -Me dirigí hacia la salida y abrí la puerta para alcanzar a ver cómo caminaba por el pasillo y doblaba para bajar las escaleras. - ¡Sesshomaru!... ¡SESSHOMARU!

Caminé con rapidez hacia el barandal de la escalera, pero él siguió bajando a prisa, era como si se forzara a escapar de mi… Apenas y había alcanzado a ver la cortina de su cabello plateado desaparecer tras los barandales de la escalera. Se había ido.

-Sesshomaru espe… - Me interrumpí a mí misma. Acababa de comprenderlo.

Aquello probablemente era tan duro para él como para mí.

Recargué mi espalda sobre el barandal de la escalera, y me deslicé hasta quedar sentada en el suelo, ocultando mi cara entre mis rodillas. Me sentía vacía y devastada. Esto no podía ser cierto.

Habían sido diez años desde la primera vez que había visto a Sesshomaru. Mi historia con él había sido un tercio de mi vida, y ahora había terminado irremediablemente.

Gemí en silencio mientras sentía cómo las lágrimas subían por mi garganta.

Dolía, dolía tanto.

Era como si me hubieran drenado las entrañas.

Y lo intenté, Dios sabe que lo intenté

Pero no hay nada que puedas hacer para que cambie de opinión

Y no disfruto verte desmoronar, no disfruto verte llorar

Mírame a los ojos, di eso otra vez

Cúlpame por el estado lamentable en el que estás, no es mi culpa si no puedes entender

Que esta noche es la noche en la que comenzamos el fin

(Begin the end- Placebo, traducción)


Epílogo

Es curioso cómo funciona el corazón del ser humano.

En alguna ocasión navegando por internet, leí una oración que decía que era bastante usual que después de pasar por el rompimiento amoroso más impactante y traumatizante de todos, conocerías a la persona con la que pasarías el resto de tus días.
Si en la mañana de tantos años atrás en que yo había terminado mi relación con Sesshomaru y me desahogaría llorando en mi auto, hubiera leído esa oración, me habría resultado una gran tontería, sobre todo que, tras ese suceso, tuve un par de relaciones y un compromiso fallido; sin embargo, meditándolo a fondo, ese no fue mi rompimiento más traumatizante. El rompimiento a la mañana siguiente de que Sesshomaru me hubiera dicho por primera y única vez que me amaba, en cambio, sí lo había sido.

Quizá… aquella primera ruptura derivada de mi berrinche, en la cual él ni siquiera respondió, no podía catalogarse como algo real, pues para ambos, había sido como si el tiempo se hubiera detenido hasta aquel encuentro casual en las calles de Tokyo. Cuatro años de mi vida en pausa… ridículo pero cierto.

Fue hasta entonces que el tiempo volvió a correr realmente para los dos tras el momento en que me hubiera quedado sentada en el suelo, deshecha por su partida; sin embargo, las cosas evolucionaron para mejor después de eso.

Tener una razón por la cual no volveríamos a estar juntos, una razón que yo misma consideraba válida, siempre había sido necesario para tener algo a lo que aferrarme y excusarme para seguir adelante (realmente adelante).

Lo cierto es que guardé en un cajón de un ropero los recuerdos que me quedaban de él, y no volví a abrirlo. No podía deshacerme de las cosas… después de todo siempre he sido la clase de persona que tiende a conservar aquello que alguna vez le dio alegría… sí, era de algún modo masoquista, lo admito y no me enorgullezco de ello, aún así guardaba la seguridad de que despertaría algún buen día, y podría deshacerme de todas esas memorias sin arrepentimientos. Aún no era lo suficientemente madura.

Suspiré y me recosté un momento en mi cama, mirando el techo.

-¿Estás bien?

Me incorporé al escuchar su voz de pronto.

-Sí, sólo estaba pensativa – Respondí sonriéndole levemente.

-¿Algo que te preocupe? – Caminó hacia mi y sentí su mano sobre mi mejilla y cerré los ojos para disfrutar la calidez que su tacto brindaba.

-No, sólo aclaraba un poco algunas ideas. Saliste hoy más temprano de trabajar ¿no?

-Algo así, te dije que quería que fuéramos al teatro, ¿recuerdas?

-Claro, pero creí que sería en la noche – dije con sorpresa.

-Sí, pero primero iremos a cenar. Alístate, te estaré esperando abajo. – Respondió con una sonrisa y lo observé bajar las escaleras del departamento que compartíamos.

Sonreí y me dirigí a mi ropero. Hacía tiempo que no tenía que ponerme un vestido para esa clase de ocasiones. Inevitablemente mi atención se centró en el vestido azul que casi siete años atrás Sesshomaru me había obsequiado el día que fuimos a su casa de verano. El día que conocí a sus padres.

Sonreí con nostalgia, habían pasado ya tantos años.

Estiré mi mano hacia la ropa y tomé el vestido color coral que había comprado la semana pasada para esa ocasión.

No tenía idea de que aquella noche recibiría la propuesta de matrimonio definitiva.


Un par de meses después, todos los arreglos estaban hechos y yo me observaba fijamente en el espejo de cuerpo completo que tenía frente a mi.

-Luces hermosa, Rin – Dijo Sango detrás mio con una sonrisa de oreja a oreja la cual le devolví.

Observé mi reflejo con atención: mi cabello recogido y decorado con pequeñas flores, el vestido blanco y largo sin mangas, el velo de novia que llegaba hasta mis rodillas con ligera transparencia. Jamás hubiera creído llegar a ese día, era casi irreal. Sonreí para mí misma.

-¿Estás nerviosa? – Me preguntó ella y yo aparté la mirada de mi reflejo para fijarla en ella.

-En lo absoluto.

Una hora después, a punto de ser concluida la ceremonia, el sacerdote hizo por fin la pregunta más importante en mi vida hasta ese momento.

-Kohaku, ¿aceptas a esta mujer por esposa, para amarla y respetarla hasta el final de sus días?

Sentí un escalofrío recorrerme la espalda. Kohaku me miró fijamente, con determinación total y una sonrisa en los labios.

-Sí, acepto.

Sonreí al escuchar su respuesta, el escalofrío había pasado ya.

-Rin, ¿aceptas a este hombre por esposo, para amarlo y respetarlo hasta el final de sus días?

…Ahí estaba, aquella pregunta que había imaginado tantas veces en mi cabeza, pero que, por vueltas de la vida, no hacía referencia al hombre alto de ojos miel y cabellos plateados que en todas mis fantasías siempre estuvo presente. Bajé la mirada una fracción de segundo, y antes de contestar, me sentí obligada a observar a los invitados.

Todos los ojos estaban puestos en mí, pero mi mirada se dirigió por inercia a una esquina de la iglesia. Abrí los ojos más de lo normal ante la sorpresa: a unos veinte metros de altar y casi oculto en la sombra, Sesshomaru me observaba fijamente. Sentí un nudo en el estómago y un vuelco en el corazón.

Las preguntas se acumularon de golpe en mi cabeza… ¿cómo se había enterado? ¿a qué había venido? Pero sobre todo… ¿por qué?

Nuestras miradas se conectaron en ese momento. Había anhelado tanto volverle a ver, un sin fin de veces que quise que nos encontráramos, que habláramos tras aquella mañana en que me contó que partiría a América…

Todas las ocasiones con Kouga en las que me sentí insegura e infeliz y quería correr hacia él, todas las ocasiones en las que Shippo me resultaba aburrido y deseaba sentir la emoción de estar con Sesshomaru de nuevo, se agolparon en mi cabeza…

Sin embargo, ya era tarde, sabía que esa sería la distancia prudente entre nosotros. Un acercamiento, el intercambio de palabras a estas alturas… estaba ya completamente descartado.

Una oleada de sentimientos y recuerdos me invadió al sentirme presa de su mirada: cuando doce años atrás me presenté en su oficina por primera vez, llevando aún a mi costado la mochila con los libros de la universidad; la primera vez que habíamos hecho el amor en aquel escritorio, el día que me presentó a su familia; el corsage del que nunca pude deshacerme y yacía marchito entre las páginas de un libro en el cajón de mi ropero; el recuerdo de sus brazos aferrándose a mi cuerpo desnudo cada noche antes de quedarnos dormidos… y finalmente, y de forma abrupta, su único "te amo" profesado.

Sonreí ligeramente para él. Dentro de mí, muchas veces me imaginé cómo sería el momento en que pudiéramos coincidir y vernos a la cara tras el día que se marchó de mi departamento, y definitivamente esto no era como lo había pensado… Contuve un suspiro y sin apartar la mirada de él, observé cómo agachaba la cabeza, incapaz de seguir sosteniendo el contacto visual.

-¿Rin? – La voz de Kohaku me trajo de nuevo al mundo real, y miré a mi prometido. Lucía ligeramente consternado a causa de mi inoportuna pausa. Volví a sonreír levemente

Volví a mirar a Sesshomaru, quien me observaba de nuevo.

Sesshomaru Taisho había sido, y siempre sería, el amor de mi vida… pero el amor y la pasión desmedida, no compraba la calma que Kohaku daba a mi alma, no compraba la estabilidad que él representaba día a día en mi vida, los planes que teníamos, el futuro que nos esperaba, la ternura de sus palabras y su eterna calidez.

Sí, amé y amaba a Sesshomaru de forma desquiciada, nunca había parado de hacerlo, no importaban los hechos, las sesiones psicológicas interminables con Miroku, la relación con Shippo y con Kouga, mi compromiso con Kohaku, el cambio de empleo, el cambio de ciudad, su despedida… los años que habían pasado entre nosotros e incluso su rechazo. Lo amé y lo amaba de forma avasalladora, de forma que podía ser consumida ahí mismo, del modo en que un día hubiera podido morir en favor o a causa de él. Pero el amor…. el amor por él no me daría la felicidad por la que había luchado todos esos años, y finalmente, sentía merecer.

El amor que sentía por Sesshomaru no me conduciría a nada bueno y estaba completamente consciente de ello.

Una leve sonrisa se esbozó en mis labios, y contuve nuevamente un suspiro. Mi corazón tenía un hogar ahora, mi corazón tenía paz.

Era el momento. Miré a Sesshomaru por última vez y después regresé mis ojos a los de Kohaku: marrones, sensatos, dulces, ojos que sólo me miraban a mí, ojos que miraban en la misma dirección a lo que yo quería dirigirme.

No había dudas, entre Sesshomaru y yo, todo estaba dicho, y lo que no, jamás lo sabríamos. No dejaría de amarlo, pero no esperaría más por él, no lo buscaría más, era plenamente consciente que entre nosotros las cosas no estarían concluidas, porque desde un inicio se podría decir que jamás las comenzamos como tal, al menos no del modo correcto. Pero esto… ¿esto? Era real. Mi amor por Kohaku era palpable, bondadoso y estable.

-¿Rin? – Repitió el sacerdote ante mi largo silencio.

Salí de mi ensimismamiento, sonreí a Kohaku y estreché sus manos con fuerza. Estaba segura esta vez, estaba tranquila.

-Acepto. -Respondí, y al tiempo que escuchaba el aplauso de los invitados, besé los labios de Kohaku mientras él me rodeaba con sus brazos por la cintura.

Mi corazón vibraba de emoción.

A lo lejos, Sesshomaru sonrió levemente y después salió de la iglesia, con el vitoreo de los invitados como fondo.

Nuestros capítulos estaban cerrados.

FIN

So when you've tasted honey, can it ever be sweet
When you've held a diamond in your hands and you've known such luxury
When you've kissed an angel and held her 'til she breaks
Tell me now what's more real than this moment

(In this moment – Evi Vine)

N/A

Primeramente… una disculpa a todas por mi demora en la actualización, estuve bloqueada mucho tiempo y me tomó mucho armarme de valor para terminar la historia, en verdad lo siento!

Ahora bien, imagino que una parte querrá matarme por este final y la otra estará de acuerdo en el final pero igual se sentirá triste haha, y no las culpo, esa fue una de las razones por las cuales me costó mucho terminar el capítulo, pero también es algo que quería y necesitaba hacer en la trama. Este fanfic tiene un significado personal muy grande para mi y encontré en Sesshomaru y Rin los perfiles perfectos para llevarlo a cabo.

No, no soy fan de Rin/Kohaku, pero admito que dejando aparte a Sesshomaru, es el personaje que me parece más adecuado para ella sin salirnos del terreno canon del anime, por lo que consideré que sería la mejor opción. Tampoco quise entrar demasiado en detalle en cómo se reencontraron, cómo iniciaron su relación y cómo fue esta, pero creo que pudieron darse cuenta en la escena de en que iban a ir al teatro, que ellos ya estaban viviendo juntos, lo cual fue un paso que Sesshomaru jamás pudo dar con Rin.

¿Qué qué hacía Sesshomaru en el altar? Saquen sus propias conclusiones, son libres de imaginar lo que gusten (para no arruinarles nada con mi teoría), al fin de cuentas, la que decidía qué hacer en ese instante era Rin. El punto de este final en el fanfic, no es con quién se quedaba Rin, si se casaba o no (algo que ella realmente deseaba y es muy respetable), sino el hecho de que ella tomó las riendas de su vida finalmente, sin permitir que la idea o presencia de Sesshomaru gobernara en sus acciones (como cuando dejó a Shippo por un mensaje de él) y eso, para quienes han tenido la experiencia de salir de una relación que significaba mucho para ustedes y les ha sido difícil de superar (o no lo han podido hacer) saben que requiere mucho trabajo con uno mismo para salir adelante.

Espero entiendan el porqué de este fanfic y el por qué de su final.

Les doy gracias infinitas a todas las que me dejaron un review, significó mucho para mi que escribieran reviews largos en donde me daban sus puntos de vista y todas sus opiniones, me sentí realmente feliz al ver que les tocó fibras sensibles xD las amo.

Gracias particularmente a Indominus Dea, Cataratas, Mia Liebheart, Paloma, iblwe, Abigz, catcrime, floresamaabc, Yarisha, Milly Taisho, HasuLess, Rinmy Uchiha, Sakura521, poison girl 29 y Meaow quienes dejaron review en el capítulo anterior y a todas las personas que me apoyaban y me insistían para actualizar, sobre todo del grupo Elixir Plateado.

Sobre las canciones, la primera decidí dejar la traducción para que tuviera un poco más de peso en la primera parte del capítulo para las que no saben inglés.

Les recomiendo ampliamente escuchar ambas canciones.

Gracias a todos por leerme, nos vemos en el siguiente fanfic!

Kuruma Chidori