Relato inspirado en un magnífico fic llamado "Hermanos", creación de Scarlet D., a quién no tengo el gusto de conocer pero que en su momento, sus escritos fueron enormes.

Advertencias: Yaoi y Twincest.

Quién avisa no es traidor :).

Los personajes son de Kurumada y Shiori.

¡Gracias a los que os atreváis a entrar ^^!


CUATRO

La puerta del despacho de la directora del Instituto se abre, con la invitación de seguir manteniendo una urgente charla fuera de la presencia de los dos hermanos pequeños. Aspros y Defteros la siguen, y es el segundo el que no puede evitar echar una ojeada hacia dentro del despacho y divisar a sus hermanos cabizbajos, ocultando las magulladuras en sus rostros con vergüenza y rabia contenida.

- Es la tercera vez que se pelean en diez días.- La voz de la directora quiere parecer calmada, pero el temor es palpable en su tono presuntuosamente quedo.

- Todo es muy reciente todavía...- Aspros toma la palabra, con la seguridad que siempre le ha caracterizado, ya sea verdaderamente sentida o magistralmente fingida.- Sólo ha pasado un mes desde el accidente de nuestros padres. Nosotros mismos aún estamos conmocionados.

En momentos así Defteros no le soporta. La seguridad de Aspros a veces le abruma y le incomoda. Y le resulta estúpidamente innecesaria. Pero Aspros se ha autoimpuesto la obligación de sacarlos a todos adelante, y de momento no hay nada que nadie pueda hacer ni decir para hacerle cambiar de opinión. Ni siquiera él.

- Creo que sería conveniente que pensárais en algún tipo de terapia que les ayudara a canalizar el dolor. Hay terapias familiares, que se pueden hacer conjuntamente...los cuatro...

- Nosotros estamos perfectamente.- La seguridad de Aspros otra vez, hablando por los cuatro sin siquiera pedir la opinión de quién está a su lado en este momento.- Quizás necesitaremos tiempo, pero conseguiremos salir adelante.

- Aspros, es posible que la directora tenga razón...

Defteros vuelve otra vez su rostro hacia el interior del despacho. Saga sigue con la cabeza gacha, y parece que se sirve de su puño cuidadosamente tapado por la manga de la sudadera para secarse las tímidas muestras de lo que aún no se ha permitido sentir. A su lado Kanon es incapaz de controlar el nervioso movimiento de sus piernas mientras las uñas de sus dedos son devoradas sin misericordia. Defteros suspira con dolor, y no puede evitar mirar sus propias uñas. O lo poco que queda de ellas.

- Saldremos adelante solos, Defteros.

- Es posible que tú y yo lo podamos llevar mejor, pero ellos son aún dos chiquillos, por mucho que no quieras darte cuenta.

Sus ojos azules se humedecen, y Aspros incoscientemente deja que su mano tome la de Defteros y la apriete con una fuerza medida que quiere ser reconfortante, sintiendo como su gesto es sutilmente rechazado y la mano de Defteros guardada al buen recaudo de los bolsillos de su chaqueta.

La mirada de la directora es testigo del fugaz gesto que ha traicionado a Aspros y que Defteros ha coartado de inmediato, pero finge no haberlo notado, siguiendo con sus prácticas recomendaciones.

- Insisto en que el tema de la terapia es una opción a considerar para fortalecerlos en este desgraciado trance que estáis cruzando. Lo que ahora necesitan Saga y Kanon es estabilidad y un entorno familiar sano.

- ¿Acaso está dudando de nuestra capacidad para guiar y educar a nuestros hermanos?- Aspros se está alterando, por mucho que intente controlarse. Puede que a la directora la engañe, pero Defteros lo sabe, y teme que el final de la conversación se augura próximo.

- Yo no he dicho tal cosa...pero...

- Pues no hay nada más que añadir. Hablaremos con ellos en casa, y lo arreglaremos. No se volverá a repetir ninguna pelea ni nada por el estilo.

- Necesitan dedicación...¿Cuánto tiempo pasáis con ellos?

- El suficiente.- El orgullo de Aspros vuelve a tomar la palabra por él, un orgullo que últimamente se ha acrecentado más para protegerle de las dudas que él mismo siente, y que no está dispuesto a mostrar.- Y ahora, si no hay nada más que decir, nos vamos.

Aspros vuelve sobre sus pasos y abre la puerta del despacho, llamando la atención de sus hermanos más pequeños e instándoles a abandonar el lugar.

Defteros se queda en medio del pasillo, con su triste mirada dirigida hacia sus tres hermanos, y con la voz de la directora obligándole a focalizar la suya sobre ella de nuevo.

- Toma esta targeta. Es de un centro de psicología que os podría ayudar de verdad.- Defteros la agarra en su mano sin decir nada, y rápidamente la oculta en el bolsillo de su chaqueta.- Yo lo intentaría...

- Y yo confío en mi hermano mayor.- Su voz pretende sonar segura, pero la tristeza de su mirada denota la carencia de orgullo que a Aspros le sobra.- Saldremos adelante. Prometo que nos esforzarnos al máximo.

La aproximación de los tres hermanos capta la atención de Defteros, que ve cómo Kanon pasa al frente con prisas y sin alzar el rostro mientras Saga deja más dócilmente que el brazo de Aspros rodee sus hombros durante el camino que les lleva hacia el coche que los conducirá de regreso a casa.

- Kanon...¡Kanon! Espera...- El aludido apenas se detiene, pero las zancadas de Defteros son lo suficientemente largas para alcanzarle en su decidida escapada.- Déjame ver...- Su mano toma el rostro de Kanon, imprimiendo una fuerza que no es suficiente para obligarle a mostrar las facciones contraídas de dolor y adornadas con nuevas heridas.- No seas tozudo, déjame ver...- Insiste, consiguiedo al fin que Kanon se detenga y que le mire con una mezcla de rabia y tristeza que le encoje el corazón.

- No es nada.- El tono pretende sonar desdeñoso, sin querer aceptar que no hay desdén que sea capaz de alejar a Defteros de su lado.

- Cuando lleguemos a casa te las curaré como es debido.

El roce del dedo pulgar sobre la mejilla raspada quiere ser únicamente reconocedor de la pequeña lesión, convirtiéndose sin querer en una tímida carícia que el menor rechaza con urgencia. La inspección que Kanon ha permitido de su rostro es demasiado rápida para que Defteros pueda acabar de apreciar la gravedad o simpleza de las heridas, y un brusco gesto corta su contacto completamente, haciendo que el menor de los cuatro vuelva a ponerse al frente en su escapada hacia la nueva cárcel en que se ha convertido la morada de sus hermanos mayores.

Ahora la vista de Defteros se posa sobre el compungido y gacho rostro de Saga, el cuál tambien intenta acariciar levemente, notando como su muestra de afecto es rechazada de nuevo, junto con el abrazo protector que procuraba brindarle Aspros.

Los dos pequeños se avanzan en su camino, y Defteros no puede reprimir más un nervioso suspiro que delata su temor y las dudas frente a una situación que también le está sobrepasando desde el mismo día que sus padres se fueron para no volver.

- Son demasiado jóvenes Aspros...no podremos nosotros solos...

- Cállate, Defteros. Estamos juntos en ésto...nos tenemos el uno al otro para apoyarnos y salir adelante con fuerzas y dignidad.

- ¿Dignidad? Dudo que nosotros podamos ser un digno ejemplo para ellos...

- ¿Por qué dices ésto?

- Ya sabes porqué...por lo nuestro...quizás deberíamos olvidarnos de nosotros por un tiempo...dedicarnos exclusivamente a ellos...

Aspros no quiere escuchar más, menos cuando Defteros se empeña en definir el lazo que les une como lo nuestro. Hoy no. Hoy no es un buen día para que las dudas de Defteros sobre algo que hace años que pretenden tener asumido vuelvan a aparecer.

Saga y Kanon ya han llegado al coche, y en silencio se han sentado a los asientos traseros, sin siquiera pelearse por quién toma qué lado. Defteros se dirige sin decir nada más al lado del copiloto, y Aspros toma el volante, respetando así una jerarquía implícita que raras veces se rompe. Defteros evita mirar a Aspros, pese a sentir su azul mirada posada sobre él mientras la llave aún no entra en el contacto, y su mano viaja por voluntad propia hacia sus labios, ofreciendo lo poco que queda de uñas a un nerviosismo que no sabe como aplacar, y que reanuda su paulatina destrucción gracias a la presencia de un colmillo apostado algo fuera de lugar.

- Defteros, te dejarás sin uñas...

Los hombros de Defteros se encogen en silenciosa señal de indiferencia, y la mano de Aspros no lo puede evitar. Simplemente busca la de su hermano para apartarla de su personal tortura, pero se congela en el aire.

Hoy su atención no debe mirar hacia su lado. Hoy su atención debe mirar hacia atrás. Hacia otras uñas que también son maltratadas a consciencia. Hacia otros rostros que también evitan ser alzados. La mano que había detenido su trayectoria hacia el costado cambia de destino y busca posarse sobre la rodilla de Saga, amañagándola con toda la ternura de la que es capaz mientras sus ojos se fijan en la misma manía destructiva que Kanon ha heredado de Defteros.

- Kanon...las uñas...

Un chasquido de lengua es toda la respuesta que consigue por parte de Kanon. La mirada de Saga es simplemente imposible de hallar.

Su última esperanza es volver la atención donde siempre la ha tenido, y por suerte sentirse correspondido.

Una mirada sutil. La rendición de la batalla con las uñas gracias a un forzado cruce de brazos y la ocultación de las manos entre ellos. Y el esbozo de una triste pero sincera y cómplice sonrisa.

Para reunir fuerzas, hoy Aspros no necesita más.