EQUIPO CUERVO

Capítulo 1: Conspiración

Por Okashira Janet

La matanza del clan Uchiha no se lleva a cabo, a cambio Itachi debe liderar el equipo más fuerte y letal que Konoha haya visto en su historia. ItaSasuHinaNaru

Naruto y todos sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto, yo sólo los uso con el mero afán de entretener y sin ánimo de lucro.

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Itachi abrió los ojos. Parpadeó, una, dos veces y luego se sentó sobre su futón. Estaba en casa. Siendo ANBU las misiones eran una constante, dormir al descubierto era algo que ocurría más frecuente que dormir en un sitio confortable, cada que Itachi abría los ojos debía preguntarse dónde estaba y sí el ambiente le era peligroso.

Cierto, su misión había terminado el día anterior: asesinato y hurto, clasificación B, aun así le costó un esfuerzo recordar que estaba en su habitación y nadie lo iba a atacar, eran las cinco de la mañana.

Con una mirada vacía Itachi observó el reloj en la pared, sus oídos estaban tan desarrollados que sentía el tic-tac de las manecillas como si estuvieran perforando sus oídos.

Nos hacen a un lado, nos quitan lo que merecemos, ¡a nosotros los Uchiha! —Las palabras de su padre regresaron a él, torturándolo como lo habían torturado desde la primera vez que las había escuchado. Golpe de estado, su clan planeaba un golpe de estado, y mientras tanto él pasaba la información al Hokage y Danzo creaba telarañas para destruirlos.

Traición. Muerte y sangre.

Itachi se levantó, sentía el cuerpo cansado, como si la noche no hubiera sido capaz de sanar las heridas más elementales de su alma. Caminó por los pasillos sin hacer ruido, tan silencioso como un gato y finalmente terminó parado frente a un shoji. Lo abrió despacio, a la luz de la luna vio un cuerpo dormido… sería tan sencillo matarlo, sin sufrimiento, sin que se enterara, sin que su corazón lo presintiera.

Tonto, tonto hermanito menor.

Itachi se arrodilló al lado de su hermano, a los ocho años él ya se había graduado de la Academia, en cambio Sasuke era un niño por dónde se le viera, mejillas sonrojadas, piel suave, respiración acompasada. Le acarició un mechón de pelo sin que el niño lo notara, él —a esa edad— ya se habría levantado con un kunai en la mano y los ojos sagaces de un asesino, Sasuke en cambio ni siquiera alteró el ritmo de su respiración.

—Itachi. —La voz de su madre le hizo girar la mirada—. ¿Qué haces? —Su madre había sido un ninja en el pasado, una jounnin para ser más específicos, solo que Itachi nunca había visto esa faceta de ella, para él su madre siempre había sido aquella mujer entregada a su esposo que lo seguiría incluso al infierno… que crearía un infierno si él se lo pedía.

—Es lindo. —Itachi soltó el cabello de Sasuke.

—¿Lo extrañaste? —La voz de su madre se volvió dulce, Itachi nunca había sido tonto sabía que su madre temía por él, por su consciencia, que ella notaba como sus ojos se volvían fríos cuando hablaba con su padre, sabía —sin que ella lo dijera— que desconfiaba de él, pero como madre nunca lo delataría.

—Sí. —Nunca se había guardado los sentimientos que tuvieran que ver con Sasuke, no con ella. Su madre creía que el amor que le tenía a Sasuke lo volvería fiel al clan, estaba equivocada y a veces Itachi hubiera querido decírselo, que su precioso y perfecto hijo llevaba una carga y una oscuridad que podía matarla… que iba a matarla…

—Es muy temprano Itachi, deberías dormir más, no me gustan esas ojeras en tu cara. —A Itachi le dolía cada vez que ella hablaba así, con preocupación, con amor, le hubiera gustado que fuera diferente, que ella fuera fría e indiferente, que se comportara más como su padre, así no dolería tanto.

—Quede de verme con Shisui. —Itachi exclamó sin demasiada emoción, se levantó y se dirigió a la puerta.

—Que te vaya bien. —El asintió secamente con la cabeza antes de salir, Shisui era la única persona a la que Itachi trataba sin honoríficos, era su primo y también su mejor amigo y mentor, uno de esos Uchiha que nacían una vez cada cien años y a pesar de que Itachi nunca había visto una persona más brillante que él dentro del clan su primo insistía en que su poder lo superaba.

Itachi avanzó hasta la Roca del Muerto, un sitio especial en la aldea debido a que el río actuaba de manera caótica cuando llegaba a las piedras, muchos civiles se habían ahogado por querer cruzar la corriente en un momento poco propicio, era un sitio poco frecuentado y que tenía bastantes leyendas que provocaban que tanto civiles como ninjas se alejaran, también era el sitio de encuentro que desde hace meses mantenía con Shisui.

Itachi uso su chakra para caminar sobre la corriente turbulenta y se sentó sobre una de las piedras más sobresalientes, espero cerca de dos horas y de repente, como un parpadeo, Shisui se dejó caer a su lado, sentado con la respiración acelerada.

—¿Esperaste mucho?

—No. —Itachi miró al frente mientras su primo arqueaba su espalda tomando aire, Shisui era conocido como "El cuerpo parpadeante" por su rapidez, era la única cosa que Itachi aún no lograba imitarle a la perfección.

—¿Estás listo? —Shisui colocó ambas manos sobre sus rodillas, Itachi apretó los dientes.

—Si fallamos con el Kotoamatsukami sabes lo que vamos a tener que hacer…

—Exterminar al clan. —Shisui cerró los ojos y apoyó la barbilla sobre sus manos—. Creo que puedo hacerlo.

—Son demasiadas personas. —Itachi frunció el ceño.

—Si logro manipular por lo menos a tu padre y a otros tres cabecillas la rebelión estará terminada. —Ambos guardaron silencio, dentro de tres días se daría una reunión secreta donde finalmente los Uchiha se levantarían en armas, el plan de Shisui era usar sus ojos para llevar a cabo la técnica prohibida Kotoamatsukami y así manipular a los líderes, era su última alternativa, si fallaban ambos habían jurado ante el Hokage exterminar a todo su clan.

—Mis ojos son poderosos. —Shisui soltó un suspiro—. Pero siento que estamos enredados en telarañas Tachi. —Le había llamado Tachi desde que era un niño que lo seguía motivado por la admiración, a sus trece años cada que lo llamaba Tachi volvía a sentirse el niño que en realidad era pero que el mundo ninja se había encargado de aniquilar.

—Danzo. —Itachi apretó los puños—. Cree que somos una amenaza.

—Para él lo mejor sería que los aniquiláramos a todos y nos fuéramos de la aldea como criminales. —En la frente del joven apareció una vena que demostraba su molestia—. Cada que lo veo es tan evidente que ansía mi poder.

—Intentara que nuestro plan fracase. —Itachi miró alrededor, como si aquellas aguas turbulentas pudieran salvarlo de alguna manera.

—Debemos tener cuidado. —Shisui bajó de un salto al agua, su pie vaciló un poco en contacto con la corriente—. De verdad Tachi, no entiendo cómo puedes caminar como si nada por aquí.

—Práctica. —Itachi saltó tras él y ambos caminaron en dirección a la aldea, luego de eso no volvieron a hablar nada relacionado con sus planes, la Roca del Muerto era el único sitio seguro en toda la aldea, hablar fuera de allí era un suicidio para sus maquinaciones.

—Quisiera comer un bollo antes de entrar a la policía. —Shisui miró alrededor—. Tienes el día libre, ¿cierto? —Itachi asintió con la cabeza—. ¿Qué te parece…? —Su expresión quedo en el aire porque en ese instante un niño rubio de ojos azules salió despedido frente a él y cayó al suelo.

—¡Maldito niñato!, —un comerciante considerablemente gordo le escupió en la cara—. ¡Te dije que no quería verte de nuevo por aquí! —En los ojos del niño brilló por un instante la rabia, pero fue rápidamente sustituida por el dolor, se paró rápidamente y sin siquiera sacudirse echó a correr fuera de ahí, Itachi lo observó atentamente mientras se perdía por las calles, sin intervenir, bastante mal estaban las cosas con su clan para encima echarse encima a los enemigos del Kyuuby.

—Es curioso, —Itachi observó como el comerciante volvía a su tienda como si empujar y escupir niños no le causara ninguna clase de malestar—, hubiera esperado que la gente le tuviera más miedo al contenedor del Kyuuby.

—Le temen. —Shisui siguió caminando—. Hay gente que actúa con violencia ante lo desconocido.

—Naruto-kun. —Itachi giró a ver las estatuas de los Hokages, ahí donde el Cuarto se mantenía imponente—. Los padres usualmente causan dolor a sus hijos.

—Escuché que la bestia de una cola de Suna resultó ser un fracaso. —Shisui arqueó ambas cejas—. Dicen que pierde el control constantemente y la población esta aterrada de él.

—Por lo menos Naruto-kun no pierde el control, —sin dejar de caminar Itachi siguió hablando pensando en lo que tenía que preparar aquel día—, supongo que cuando llegue el día que alguien lo entrené adecuadamente será el arma más poderosa de la aldea. —Itachi tuvo que verse forzado a detenerse cuando la mano de Shisui lo sostuvo por el codo, su primo tenía una expresión extraña en la cara, la boca entreabierta y la mirada un tanto descompuesta.

—¿Shisui?

—Necesitamos ver al Hokage, ahora.

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—¿Darle el poder del Kyuuby a los Uchiha? —Sarutobi frunció el ceño.

—¡Jamás! —Danzo tembló lívido de ira—. ¿Debo recordarle lo que los Uchiha lograron manipulando al Kyuuby en el pasado?

—No vamos a darle el poder del Kyuuby a los Uchiha. —Shisui explicó con fría calma—. Vamos a hacerles creer que lo estamos haciendo.

—¡Es lo mismo! —Danzo estaba respirando tan caóticamente que en cualquier momento parecía que fuera a atacar, el tercer Hokage, sin embargo, parecía muy calmo, quizás porque Kakashi Hatake, el ANBU mejor calificado después de Itachi, se mantenía tras él en posición perpetua de defensa.

—Estoy hablando de crear un equipo, un equipo de tres como en la Academia. —Shisui hacía esfuerzos por no emocionarse—. Un equipo donde el Kyuuby pudiera crecer y desarrollarse, si se le entrena desde ahora podría ser el arma definitiva de la aldea. —Itachi observó a su primo de reojo sin decir nada, sin acabar de creer que sus palabras hubieran desencadenado aquello.

—El arma definitiva… —Sarutobi giró la mirada por la ventana e Itachi se dio cuenta de que también él veía el rostro del Cuarto en piedra—. Ciertamente he descuidado bastante la educación de Naruto-kun…

—No puede hablar en serio. —Danzou siseó.

—Pensé que una existencia como un niño normal haría que creciera tal y como el resto de los chicos de la aldea, pero evidentemente no es así. —Sarutobi suspiró—. Es repudiado y en su alma se acumula el rechazo.

—¡Le he pedido decenas de veces que me lo entregue! —Danzo lo miró fijo—. Podría hacer de él lo que quisiera que fuera.

—No. —Sarutobi negó con la cabeza—. El Kyuuby rechazaría una educación al estilo ANBU, un contenedor que obedeciera ciegamente a sus dirigentes no contaría con el poder del zorro.

—¡Nunca nadie ha podido usar libremente el poder de las bestias con cola! —Finalmente Danzou explotó—. ¿Por qué cree que un par de chiquillos Uchiha podrían lograrlo? —Itachi no tenía nada que decir contra eso, tenía trece años y Shisui diecisiete, aunque habían alcanzado el rango máximo como ninjas no estaba completamente seguro que controlar al Kyuuby fuera posible, por mucho que lo intentara.

—Uchiha Itachi ha demostrado que puede crear barreras y romper obstáculos desde su nacimiento. —Sarutobi cerró los ojos—. Si alguien en este mundo ninja puede lograr algo sería él. —No pudo evitarlo, las palabras del Hokage lo envolvieron como un abrigo cálido y tuvo que forzarse a no transmitir sentimientos en su rostro.

—¿Cree que los Uchiha estarán conformes con un contenedor que no ha demostrado ninguna clase de habilidad?, ¿un niño repudiado? —Danzo entrecerró los ojos.

—Haremos que lo acepten. —Shisui se colocó regio frente al dirigente de Raíz.

—Voy a darles algo que no van a poder rechazar. —El Tercero lo miró fijo a los ojos—. Itachi serás el líder del nuevo equipo de tres que tendrá en sus filas a Uzumaki Naruto contenedor del Kyuuby y Hyuuga Hinata, heredera de la familia Hyuuga, dejare el tercer integrante a tu elección.

—La familia Hyuuga es el clan más importante de la aldea. —De la impresión Danzo ni siquiera alzó la voz—. Hyuuga Hiashi jamás prestara su hija para que un Uchiha la entrene.

—Lo hará. —Sarutobi tomó aire con fuerza—. Hace tres años la aldea puso todo en riesgo por ellos y entregamos el cadáver de su hermano a cambio de la paz, no puede negarse. —Aquello empezaba a tomar tintes terribles, pero Itachi no se movió un ápice.

—Pido también permiso para ausentarme de la aldea. —Shisui habló con voz firme—. Si el clan no cuenta conmigo y mi poder será más difícil que intenten llevar a cabo la rebelión.

—Concedido.

—¡Sandaime! —Danzo estampó las manos contra el escritorio—. ¡Está siendo manipulado por unos niños!

—Como bien lo has dicho son niños. —Sarutobi llevó su pipa hasta sus labios—. No tienen aún la habilidad para manipular a un viejo zorro como yo.

—Se arrepentirá de esto. —Danzo dio media vuelta y salió con paso fuerte del salón, en cuanto lo vio retirarse el Sandaime giró a verlo con ojos benévolos.

—Itachi, son pesadas las cargas que pongo sobre ti, pero justo ahora esta opción es la que menos dolor traerá a la aldea. —El joven asintió—. Y Shisui…

—Sé cuál es mi deber. —El joven inclinó la cabeza, apretó el brazo de Itachi antes de irse, dio media vuelta y salió del salón, de haber sabido que su primo tenía una misión que él desconocía y que aquella sería su despedida Itachi hubiera intentado alargar el momento.

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Esa noche Itachi pidió hablar con su padre en privado así que su madre se retiró discretamente, se suponía que Sasuke llevaba ya un rato durmiendo. Padre e hijo se sentaron frente a frente e Itachi fue dolorosamente consciente de que aquel momento decidiría su destino y el de todos ellos.

—Hoy el Hokage me ha retirado de mi puesto como líder de escuadrón ANBU.

—No importa. —Fugaku ni siquiera parpadeó—. En un par de días serán ellos quienes suplicaran a nuestros pies.

—El motivo por el que me retiro fue porque se me concedió una misión de largo alcance y de prioridad S para la aldea. —Fugaku frunció el ceño—. Se me encomendó formar un equipo que sea considerado el más fuerte y letal de Konoha, equipo Cuervo—. Su padre lo observó sin expresión, Itachi cerró un momento los ojos, debía hacerlo, convencerlo, por él, por todos—. Se me dio el control completo y total del Kyuuby.

—¿Qué? —Su padre se puso de pie e Itachi no supo si aquello era buena o mala señal—. ¿Por qué harían algo como eso?, por todos es bien sabido que los Uchiha podemos controlar al zorro, por esa misma razón es que nos han relegado y rechazado por años.

—Creo que esperan que yo sea capaz de controlarlo para la aldea. —Itachi apuntó con humildad, Fugaku lo observó fijo por unos segundos y luego soltó una carcajada que retumbo por toda la casa.

—No puedo creer que sean tan idiotas, entregarle el Kyuuby a los Uchiha. —Por lo menos había reaccionado de acuerdo a sus predicciones.

—También, —Itachi aclaró su garganta—, han puesto en mi equipo a Hyuuga Hinata, la heredera del clan Hyuuga.

—La primogénita de Hiashi. —Fugaku caminó por el reducido espacio—. ¿Por qué?

—Tengo entendido que sus habilidades son pobres. —Itachi no podía dejar que viera que aquello era una trampa, debía darle razones de peso para dudar—. Al parecer no es lo que el clan ni su padre esperaba.

—Pero sigue siendo la heredera. —Fugaku miró a la nada—. Por derecho y por sangre, ¿quién es el tercer integrante?

—El Hokage lo ha dejado a mi elección. —Itachi alzó rápidamente la cabeza—. Estaba pensando quizás en ese niño Nara, su clan se caracteriza por su inteligencia y aunque sus técnicas no son tan impresionantes…

—Será Sasuke. —Su padre sentenció, Itachi ya sabía que sucedería, lo había intuido desde el primer momento—. No voy a dejar que niños de otros clanes se beneficien de ti mientras Sasuke sigue en la Academia.

—Serán misiones riesgosas, en su mayoría por encima de la clasificación B y el entrenamiento rozara lo inhumano. —Itachi intentó una débil defensa—. Él… él podría morir.

—No lo hará. —Fugaku le lanzó una mirada que ya viajaba a otras cuestiones—. Si logras controlar al Kyuuby y Sasuke se vuelve un ninja tan capacitado como tú… no habrá nadie que pueda detener a los Uchiha. —De pronto fijó en él los ojos—. Y tampoco debes descuidar a esa niña, no importa lo que tengas que hacer pero asegúrate que te sea tan fiel como un perro, la próxima heredera del clan Hyuuga debe ser la clase de mujer que asesina o se deja matar si es por ti. —Itachi asintió con la cabeza, el Sandaime había tenido razón al escoger a esa niña, el problema es que ahora acababa de volcar todo el dolor y el sufrimiento de un clan sobre tres niños que no tenían la culpa de nada.

Lo siento tanto Sasuke.

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Hinata despertó e hizo lo mismo que hacía todos los días, se metió a bañar con el agua fría y luego se dirigió a la cocina en busca de algo que comer, generalmente nunca se encontraba a nadie en su camino, a su padre y a Hanabi las cocineras les preparaban el desayuno, pero al parecer consideraban una pérdida de tiempo hacerlo para alguien como ella así que Hinata se las arreglaba como bien podía.

Últimamente, sin embargo, había aprendido a hacer bolas de arroz y aunque no tenía nada con qué comparar le parecía que tenían buen sabor, el sábado pasado, sin ir más lejos, se había entretenido haciendo bolas con formas de mariposas y conejos, había sido entretenido, eso hasta que Neji le había tirado la charola encima. Hinata se había quemado un dedo que aún no le sanaba y cada que veía la vendita en su mano se acordaba de Neji y de sus ojos llenos de odio.

Quería a Neji aunque era evidente que él no la quería a ella, era comprensible, por su culpa su papá había muerto, el papá de Neji era amable con él —cuando estaba vivo—no como su propio padre. A su padre ella no le importaba mucho, era una vergüenza para el clan, no había mucho que Hinata pudiera hacer al respecto.

Trató de no hacer mucho ruido mientras prendía la estufa y acercaba un banquito para poder cocinar, no hacía mucho que había aprendido a usar la estufa, no era tan difícil una vez que se acostumbraba, pero era fácil quemarse si no ponía la debida atención, Hinata finalmente logró hacer una torta de huevo, era sencillo y rápido así que la sirvió con un poco de lechuga —porque un ninja tenía que comer equilibrado. Y luego se sentó a la mesa y dio las gracias por los alimentos. Justo se disponía a dar el primer bocado cuando Neji entró a la habitación, tenía los ojos tempestuosos de siempre.

—Hiashi-sama la está buscando. —No había nada más terrorífico que su padre la buscara, o quería hacerla tener un combate o quería regañarla por su incompetencia, de las dos maneras Hinata siempre terminaba golpeada. Lo más rápido que pudo se bajó de la mesa y esquivó a Neji antes de que se le ocurriera lastimarla, usualmente Neji no la golpeaba directamente, pero solía hacer cosas para herirla.

Hinata corrió a todo lo que daban sus piernas por la mansión y finalmente se detuvo sin aliento frente al dojo de entrenamiento, trató de normalizar su respiración y abrió la puerta con toda la formalidad que era capaz.

—¿Me llamó Ottou-san? —Para su desconcierto el dojo estaba vacío y por un momento estuvo a punto de entrar en un ataque de pánico, pero si su padre no estaba en el dojo solo podía haberla llamado en la sala ceremonial y eso quería decir que alguien importante había llegado.

Con el cabello aun húmedo por el baño y la chaqueta a juego con el pantalón a tres cuartos que usaba para la Academia Hinata sabía que no estaba a la altura de un grácil y elegante Hyuuga, pero ya se había hecho a la idea de que nunca lograría alcanzar los estándares de su clan.

Corrió nuevamente, con los pulmones a punto de reventar y apenas pudo pararse frente a la puerta ceremonial un par de segundos a tomar aire.

—¿Me llamó Ottou-san?

—Has tardado demasiado. —Su padre ni siquiera giró a verla, Hinata no supo qué hacer, frente a ella había tres personas, dos eran sus compañeros de Academia, Sasuke Uchiha y Naruto Uzumaki, el primero lucía muy serio y formal, el segundo miraba para todos lados como si jamás hubiera visto un salón tan adornado, en medio de ellos estaba un joven vestido con el uniforme jounnin, tenía unos ojos oscuros y profundos que la observaron con fijeza unos segundos. Sin ser consciente Hinata retrocedió un paso poniendo una mano frente a su boca con temor.

—Ven acá Hinata. —La niña avanzó rápidamente hasta colocarse al lado de su padre e hizo todo lo posible para no humillarlo, cualquiera que fuera la situación que tenía que enfrentar—. Como puedes ver. —Su padre se dirigió al joven sin inflexiones en la voz—. Alguien tan inútil que teme a su propia sombra no parece que pueda serte de utilidad en ningún sentido.

—Las órdenes vienen directamente del Hokage. —El joven contestó sin titubeos—. Yo solo cumplo con lo indicado.

—Un repudiado, un fracaso y tu hermano que nunca ha podido compararse contigo. —Hiashi arqueó una ceja—. Valiente equipo te han dado. —Hinata no entendía lo que estaba pasando, pero notó como Sasuke apretaba los puños y la boca, Naruto no parecía darse por enterado, se notaba un poco intimidado por el lujo reinante y simplemente se pegó un poco más al joven sin ser plenamente consciente.

—Si no tiene mayor objeción Hinata Hyuuga pasa a ser mi responsabilidad desde éste momento advirtiéndole de antemano el alto riesgo que tiene de morir en acción dadas las condiciones del presente equipo. —Hiashi no dijo nada simplemente sujetó de un hombro a Hinata y la impulsó adelante, en acto reflejo Hinata puso fuerza en los pies y se negó a avanzar.

—¿O-Ottou-san? —Con temor desvió la mirada hacia su padre, pero él solo la observó con desdén, ¿había entendido bien?, ¿se iría con ese joven?, ¿podría morir?, quería decirle que por favor no lo permitiera, no importaba que tan mal la pasara en el clan, aquel era su hogar, Hanabi vivía ahí, ellos eran la única familia que tenía.

—Vendrá conmigo Hinata-dono. —Itachi la sujetó de la frágil muñeca, ella lo observó con sus enormes ojos del color de la plata e Itachi tuvo que hacer un esfuerzo para que aquella imagen no lo afectara. Había esperado que Hiashi aceptara el convenio sin demasiadas objeciones, pero ni siquiera se había tomado la molestia de explicarle a su propia hija que se iría con un extraño. Para una niña de siete años que de pronto la sacaran de su casa y se la llevara un desconocido debía ser atemorizador, incluso Naruto que nunca había tenido un hogar propiamente dicho se había asustado cuando le había explicado que de ese día en adelante tendría que entrenar como parte de un equipo de elite, por fortuna el rubio era bastante abierto a las nuevas experiencias y tenía buen ánimo —además de una inteligencia promedio— así que no le había dado demasiadas vueltas al asunto.

Sasuke era su hermano así que había aceptado que lo entrenaría más como un logro personal que como una condena, no sabía lo equivocado que estaba.

—¿Ottou-san? —La niña se dejó llevar, pero dirigió una última y suplicante mirada a su padre quien se dio la media vuelta y salió del salón, fue evidente para Hinata que la había abandonado y que no le importaba su suerte, su corazón se arrugó como si fuera una pasita y dos lagrimones le corrieron por la cara. Itachi no hizo por consolarla, él no era su amigo, un padre, un familiar o un maestro agradable, él era el hombre encargado de volverlos los tres shinobis más legendarios que las naciones ninja hubieran visto jamás. Y por el bien de su clan, de la aldea y de la paz ninja iba a conseguirlo… sin importar el precio.

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Notas de Okashira Janet: Llevaba años acariciando este proyecto y si no lo había empezado a escribir era porque no tenía tiempo, pero editar Rojo y Perla me creó tal necesidad de Itachi que no pude seguir resistiéndome.

Seré sincera, no tengo una pareja definida y a lo mejor terminó con un trío o cosa parecida —risas—, de todas maneras espero que la iluminación me llegué a medio camino o los personajes elijan por sí mismos (siempre lo hacen de todas maneras).

Fanfic largo así que espero que sea de su agrado. Un beso y gracias de antemano por leer.

08 de Mayo del 2016 Domingo.