SeoMasu no pudo haber pensado en mejor honor que crear algo para el fic en conjunto. Horray for us! Bv
La verdad, SeoMasu no creyó haberse inspirado en un episodio que, sí, es genial, pero no de sus preferidos, en ocasiones hasta lo olvida :0 y este es el mismísimo Operación T.R.A.S.E.R.O. quién lo diría, ¿no? XD y estamos orgullosas de ser quienes terminen este proyecto en colaboración con ustedes c':
Ya que la mayoría de los fics que se hicieron tienen el punto de vista infantil y tierno, decidimos mantener esa esencia. Después de todo, ese era en sí el propósito de toda la historia, enfocarnos en esa dulce época :3
Sin más preámbulos, esperamos disfruten la lectura o3o
Por siempre jóvenes
Writing operative:
Seogumi and Masunny
El primer lugar que pasaba por la mente de muchos para disfrutar y relajarse un instante, sin dudas era: la playa. Ese sitio donde se podía estar acompañado de amigos o familia. Donde la suave arena aliviaba las tensiones o los rayos del sol calentaban el corazón o el mar salado relajaba el espíritu. Un oasis perfecto a los ojos de cualquiera. La gente estaba tranquila, disfrutando de ese diminuto paraíso. De repente, una ráfaga de viento comenzó a divisarse desde el horizonte. Los turistas se mantuvieron expectantes por saber qué se avecinaba. Con más claridad se vio una furgoneta color verde militar descender a gran velocidad directo a la arena. Muchos presentes tuvieron que corer lejos para no ser aplastados. El vehículo, al final, cayó de picada al suelo y provocó una densa nube de humo y arena. A lo que se abrió la compuerta despacio se divisaba la silueta de un niño calvo con una postura firme y decidida. Un ligero silencio temeroso se apoderó del ambiente.
—¡A la playa!
Su grito fue secundado por el de los cuatro miembros restantes del sector quienes corrieron emocionados fuera del S.C.A.M.P.E.R. con pelotas, flotadores, palas plásticas y cubetas, bloqueador, y por si acaso bronceador también. El público observó a los cinco niños algo extrañados y decidieron seguir con su faena. Número Uno había decidido unirse a la algarabía de sus amigos, invitándolos al lugar una vez más pese a que hace poco había dicho que odiaba la playa. Corrió con dificultad debido a la enorme cadena que protegía su pantalón de baño.
Lo primero que hicieron fue ir al mar. Nadaron un poco, se mojaban unos a otros. Cuando un fuerte chapuzón cayó sobre el inglés, este lo devolvió con más fuerza hacia su agresor, Dos, quien en el trayecto tragó agua salada. Los demás reían. El regordete planeó una pequeña venganza.
Uno hacía una demostración a los tres restantes sobre cómo nadar hacia atrás, cada movimiento y palabra lo expresaba con seguridad y cierta altivez. Cuatro, emocionado, movía hacia atrás sus brazos en un intento por imitarlo. Tres le sonreía y trataba de explicarle mejor al rubio la técnica. Cinco negaba con la cabeza por ver lo fanfarrón que era su líder. Fue la única que notó la supuesta desaparición del castaño. Pudo distinguirlo sumergido en el fondo, buceando hacia el inglés. Levantó una ceja pero no dijo nada y sólo esperó por la sorpresa.
Al segundo, el niño de los goggles salió del mar detrás de Nigel tan rápido mientras lanzaba un grito atemorizante. El pelón prácticamente voló como cohete por el susto. Escuchaba, por supuesto, las carcajadas de sus compañeros. Agitó el puño frente a su amigo, aunque sintió que algo le faltaba.
—¡Mis cadenas!
Las buscó por todos lados, cuando vio que el bromista de su amigo las tenía en su mano. El caminó, impedido por la pesadez del mar, hacia el gordito, pero este nadó hacia Wally y se las lanzó. Los dos corrieron con rapidez fuera del agua seguidos por Uno quien, con los brazos extendidos hacia al frente, los perseguía. Las chicas reían sin parar todavía en el mar. De pronto, la visión de Kuki se desvío hacia algo que la dejó impactada.
—¡Wow, mira! —exclamó mientras se trepaba en los hombros de Abby para ver mejor. La morena casi se hundía por la repentina reacción de su acompañante. Cuando ella observó hacia más allá de las boyas del limite del mar, se veía un bote que iba a toda velocidad y en los aires, como seis personas en sus respectivos paracaídas que volaban al ritmo de la embarcación, se percibía una sincronización hermosa.
—¿Podemos subirnos ahí? ¿Sí? ¿sí? ¿sí? ¿sí? ¿sí? ¿siiiiiii?
Cinco giró hacia los chicos aún con Tres sobre sus hombros. Dos y Cuatro estaban contra Uno en un "tira y jala" bien reñido con las cadenas en medio.
—¡Oigan! —Les llamó.
Los dos fueron los primeros en escucharla, y al soltar la cadena el pelón salió disparado por los aires. Ellas caminaban por la orilla a su encuentro. La chica de roja les señaló a lo alto.
—Miren arriba.
—¿La saliva?
Dos se rió de su propio chiste, como siempre, pensando que causaba gracia. Al hallarse concentrado en su carcajada no vio venir el golpe que la morena lanzó a su cabeza.
—¡De pelos! ¿podemos ir allá? —preguntó el Güero.
—¡Yo quiero! —La asiática daba saltitos de la emoción.
Todos se dirigieron con velocidad hacia Uno, quien estaba a punto de cerrar el candado que protegía sus pantalones, pero no pudo porque al segundo los demás lo llevaron a rastres hacia donde querían.
Los cinco niños corrían felices a la gran atracción, sin embargo, se detuvieron a raya. Quedaron estupefactos ante la injusticia que estaban percibiendo. Ni en la playa se liberaban de esas situaciones.
"Sólo para mayores de 13 años."
Las filas estaban llenas de espantosos adultos y adolescentes que podían disfrutar de algo que no merecían. El hombre que recibía los tickets era un gordo que con la mirada se notaba a leguas su odio hacia los niños. Su gozo al ver que ellos no podían estar en esa atracción se sentía en su incompleta detandura amarilla. Se alimentaba de la tristeza de los niños, cuyos padres abandonaban por unos segundos para librarse de ellos y divertirse en ese envidiable lugar. Ese hombre era un abominable adulto que creó esa diversión por perjudicar a todos los infantes de la playa.
O al menos, eso era lo que Uno creía.
El calvo llamó a su equipo y todos hicieron una ronda. Al parecer el lugar estaba prohibido para ellos porque, según el letrero, "era riesgoso". Aunque eso no sería impedimento para que pudieran divertir. Sus múltiples aventuras eran mucho más riesgosas que esa simple fachada.
Los dos conductores del bote aceleraban el bote a motor para guiar a los adultos de la siguiente ronda cuando una veloz ráfaga de agua les empapó ropas de todos los tripulantes. Los dirigentes pensaron que se trataba de un barco fuera de órbita aunque también creyeron escuchar risas de niños. Se miraron entre sí, sorprendidos. Una sombra cubrió el transporte y al alzar la vista a los aires quedaron atónitos.
La novedad ahora era ese enorme parapente que se había apoderado del cielo, con mini cohetes a cada extremo que estaba siendo conducido por cinco niños. El SCAMPER, que lo guiaba desde el agua se hallaba en piloto automático con destino al infinito, mientras el Sector V volaba en los aires mucho más alto y rápido que ese aburrido juego de los adultos. Después de cierta altura, todos apoyaron su peso hacia el lado derecho del vehículo aéreo, para girarlo hacia allá. El gordo veía desde la arena ese extraño planeador, y notó que se había escrito un mensaje exclusivo para él.
"Solo para menores de trece años" se leía en el aire.
Él arrojó su sombrero al suelo con fuerza y comenzó a saltarle encima, a causa de la furia. Al parecer Uno no estaba tan lejos de la realidad sobre ese adulto.
A medida que transcurrían las horas, jugaban y gozaban con el sinnúmero de actividades que birndaba la playa. Tres aprovechó esa oportunidad para estrenar su cámara especial de los simios arco iris. Para todos fue una agradable sorpresa cuando su líder tomara aquella decisión. Capturaba una foto tras otra: Dos embarrado de chocolate por el helado que comía, Cuatro dándole una mordida al cono de Cinco mientras estaba distraída, otra donde el rubio recibía un golpe por la misma muchacha. En una, la asiática levantó alto la cámara, con la lente hacia rostro y pidió una foto grupal. Sólo faltaba un integrante. Uno se hallaba tranquilo disfrutando si dulce frío cuando todos lo agarraron desprevenido para que posara en la imagen, no era partidario de las fotografías. Aunque de todas formas, la cámara captó el momento.
Uno observaba las imágenes y cuando se topó con esa lanzó una carcajada, ya que solo se veían las frentes de todos, a excepción de Cuatro que por ser de baja estatura solo mostraba tres pelos de su cabeza. La verdad habían muchas fotos, no sabía que Tres hubiera tomado tantas, sonreía con cada una. Recordó por un momento cuando ayer estuvo a una foto de dejar la organización. Sabía que iba a resolverlo, era Número Uno, Los de la Otra Cuadra no eran rivales o, en caso contrario, su equipo lo ayudaría, como lo hicieron, a costa de que se burlaran de su traserote, pero el punto era que sabía que iba a salir de esa. Sin embargo, ese extraño pensamiento no lo había dejado durante todo día ¿abandonar la organización? Antes lo veía tan lejano, pero la verdad era que el tiempo pasaba demasiado rápido, el oscuro día podría llegarles en un abrir y cerrar de ojos. Sonaba un poco precipitado preocuparse por algo así en su descanso mas no podía evitarlo.
—Nada mal para un novato.
El inglés salió de sus pensamientos al escuchar la voz de la segunda al mando hablándole. Estaba recostada en una silla tomando sol. La verdad no se había dado cuenta en qué momento ella se puso a su lado, pero poco le importaba, continuó con la charla.
—¿A qué te refieres?
—A que, pese a que no te guste la playa, hiciste todo por divertirte. Número Cinco cree que sí la pasaste bien.
—Bueno... a decir verdad, sí, hay cosas interesantes en la playa. Pero igual, sigue desagradándome. Mañana amaneceremos como camarones por el sol.
A sus oídos llegó la risa de la morena.
—Pero lo vale, nene.
Él le devolvió la sonrisa, para después girar su cabeza hacia al frente. Dos aprovechaba esos momentos de calma para jugar en su consola de videojuegos, Tres estaba enterrando a Cuatro hasta el cuello, su típico canto de que amaba estar enterrado llegó hasta sus oídos. Después de unos segundos miró a la chica de al lado, sus manos estaban detrás de su cuello, como soporte para la cabeza, sus ojos cerrados, sin haber perdido su sonrisa, se la veía relajada.
—¿Te puedo preguntar algo? —Ella abrió un ojo levemente para poder verlo— ¿Creíste que en serio iba a renunciar?
Después de haber escuchado la interrogante, abrió los ojos y se incorporó sobre la silla. Mantuvo silencio por unos segundos, para verlo con una sonrisa en su rostro.
—Hasta la pregunta es necia, Uno. ¡Por supuesto que no! —El inglés sonrió por lo bajo—. Número Cinco te conoce, sabía que no te irías sin dar batalla. Tu trasero estaba en peligro, literalmente hablando.
No pudo evitar carcajear tras decir eso. Uno la miró con ojos aburridones.
—Además —continuó—, aun no es tiempo.
Abby recuperó su pose de desgano entrelazando sus dedos detrás de la cabeza. Nigel, por su parte, fijó su mirada en el horizonte de nuevo, el sol ya estaba cayendo.
—No lo es, pero cuando llegue no será fácil.
—Tú lo has dicho. Aunque... hasta que ese día venga, nos tendrás para proteger tu traserote, jefe —contestó mientras hacía un ligero saludo militar. El muchacho lanzó una pequeña risa y se puso en posición también para devolver el saludo. Al segundo, una pelota golpeó su calva con fuerza, ésta rebotó y cayó justo en las manos de Cinco.
—Creo que te toca ser el "loco", capitán —exclamó Dos a lo lejos mientras Tres y Cuatro reían. Uno regañó de la furia, sabían que habían aprovechado su distracción para atacarle. Cinco se levantó de la silla con una mirada seria.
—¡Oigan! Si quieren jugar, será mejor que sean justos —reclamó. Le extendió la pelota a su líder. Nigel caminó a su encuentro.
—Gracias, Cinco. Y para que sepan, yo nunca soy el loco porque tengo gran destreza en mis movimientos y siempre atrapo la...
A milímetro de tomarla la morena la arrojó lejos de su alcance. El objeto aterrizó en las manos de Cuatro.
—¿No se supone que siempre la atrapas? —habló con un tono picarón en su voz.
El británico frunció el ceño. De inmediato se giró hacia el güero quien tenía una gran sonrisa de oreja a oreja. Él extendió la pelota con una mano y con la otra se tapó los ojos.
—Anda, ven por ella.
Los otros tres reían en voz baja. Nigel gruñó mientras formaba sus manos como puños, corrió hacia el rubio. Quien al momento que lo sintió, giró y lanzó el balón hacia Tres. Cuando el pelón cayó al suelo tragando arena en el acto, escuchaba las risas de sus amigos, las cuales fueron contagiándole poco a poco.
Él se levantó y con mucha rapidez fue hacia donde Kuki, quien lanzó la pelota sin que pudiera atraparla. Así se mantuvo zigzagueando por un tiempo mientras los muchachos disfrutaban. La verdad era que la playa seguía siendo desagradable para él, pero algo que la hizo un lugar hermoso fue su amado sector, que aunque a veces lograban sacarlo de quicio, eran sus amigos y eso no lo cambiaría por nada. Si llegaba ese día, queria que al menos ellos fueran las últimas personas que vería.
En la lejano, dos siluetas observaban todo el panorama, sin ningún tipo de emoción, porque de todos modos, poco les importaba. Lo único que querían era encontrar a ese alguien que lograra la misión futura a la que habían sido asignados.
—Solo un poco más, y su sesión de pruebas comenzará.
—Muy pronto sabremos bien si él es el indicado. Prepárate, Nigel Uno.
¿Quién mejor que SeoMasu para cerrar con broche de oro, eh? XD
Queremos agradecerles a todos los que colaboraron con su aporte para el fic, sin ustedes esto no hubiera sido nada, así que les estamos completamente agradecidas por el tiempo dedicado :') gracias por su confianza en dejar en nuestras manos sus hermosos one shots, disfrutamos mucho la lectura de cada uno de ellos. Estamos orgullosas de todo su trabajo, dejaron demostrado que en este fandom Sí hay grandes escritores, y hagamos lo posible por que este humilde foro crezca mucho más, si nos mantenemos unidos, lo lograremos *w*
Sin más que decir, démosle un gran "Adiós" al año que pasó desde que se creó Operación FORO.
Seo fuera.
Masu fuera.
¡Adioooooooooos! :'D