Fairy Tail le pertenece a Hiro Mashima. El posible asesino de Gajeel. ;-; ¿A alguien más se le ha roto el corazón con el nuevo volumen del manga? Porque el mio a penas bombea. Levy… ¡Mi pequeña Levy se merece ser feliz! No me voy a creer del todo lo de Gajeel. Va a volver, lo se.

Bueno, sin mucho más que decir os dejo con mi historia, hoy viene picantona…

Por cierto Elfman tu comentario me hizo el día el otro día. Hahah. Lo leí en mi cabeza con la voz de Elfman. ¡Otoko!

Esta confesión estremeció por completo a Lucy, su control también tenía un limite y Natsu acababa de romperlo. Hizo a un lado todas las objeciones que su cabeza iba a plantearse ante lo que estaba a punto de hacer, ya debatiría sobre lo tonta que era consigo misma más tarde. En aquel momento el cuerpo caliente de Natsu tenía todas las papeletas, se aferraría a el como si su vida dependiese de ello. Sin pensarselo mucho más, Lucy se incorporó ligeramente, pegó sus labios a la oreja de Natsu y canturreó las palabras que condenaron a muerte el pequeño control que quedaba del mago de fuego.

- Bésame Natsu. No te contengas.

Su lado irracional tomó control de sus acciones, su cuerpo ya no respondía a otra cosa que a sus instintos, y en aquel momento todos le gritaban por la necesidad de arrancarle la ropa a Lucy y la suya misma y fundir sus cuerpos en uno. Se calmó un poco al ver la inocencia reflejada en su "amiga" sabía perfectamente que ella nunca había tenido si quiera una cita en condiciones, peor aún besar a ningún chico o hacer todo lo que el quería hacer con ella, esas eran cosas que la inocente de Lucy jamás había hecho. Y que demonios, el tampoco se quedaba muy atrás que ella, Happy no contaba como un beso de verdad. Natsu era tan virgen como Lucy. El nudo de su garganta se aflojó, tendría que haber matado a cualquier hombre que hubiese robado lo que era suyo. ¿Mío? Lucy no es mía. Bueno creo que quiere serlo. La estudio con la mirada por un par de segundos más y vio el anhelo y el deseo en sus grandes y marrones ojos. Si. Quiere serlo y yo quiero que lo sea. Se sorprendió a si mismo con esa confesión, no lo había dicho en voz alta y titubeo ante la idea de decirlo jamás. Pero también quería, siempre había querido, pertenecer a Lucy. Quería ser suyo.

Tenía a su mejor amiga encerrada en la jaula de sus brazos y cuerpo, la estaba desnudando con los ojos y estaba a un paso de perder esa poca cordura que había rescatado en el último momento y desnudarle de verdad. Admitió consigo mismo que tenía miedo de herirla, de perder el control sobre si mismo y dejarse llevar, y acabar siendo un bruto con ella. No. Lucy no se merecía eso. Necesitaba huir, escapar de allí, antes de empezar algo que probablemente ambos lamentarían más tarde. Por otro lado, también estaba esa tonta norma de no mantener una relación amorosa con tu compañero de equipo, el maestro los castigaría… ¡Al diablo con el maestro! Si algo le llegaba a impedirle tomar a Lucy no iba a ser ese viejo pervertido. Además Bisca y Alzack eran un equipo y hasta tenían una hija.

- ¿Natsu?

La voz de la rubia lo sacó de sus pensamientos, y se centro de nuevo en sus ojos, que revelaban confusión. Mierda. Había estado demasiado tiempo pensando ¿pero qué? Desde cuándo dedicaba tanto tiempo a analizar una situación antes de actuar. Eso no era propio de el. Bueno es que Lucy siempre me hace actuar y pensar extraño, se consoló.

- ¿Está todo bien Natsu? - volvió a hablar la rubia, esta vez con un tono más apagado y la preocupación reflejada en sus ojos. De pronto su expresión se tornó sombría. - ¿Es qué… a caso no quieres?

Los ojos de Natsu se abrieron como platos, ¿cómo podía pensar que no quería? ¿a caso no notaba contra su pierna el cuanto la deseaba? Estaban tan pegados que seguro podía sentir su fuerte erección pegada contra su muslo. De pronto su "amiga" lo pillo desprevenido, siendo francos, Natsu estaba pensando demasiado y eso era preocupante.

Lucy acababa de tumbarlo sobre su espalda y en sus ojos se reflejaba un apetito voraz.

- Esta bien. Si tu voz no sale por si sola, te la arrancaré yo misma. -

Natsu parecía aturdido ¿qué iba a arrancarle? Y ¿por qué? Estuvo a punto de apartarla de encima suya cuando la maga estelar en un movimiento rápido apresó las manos del pelirosa por encima de su cabeza y bajó hasta su cuello, donde dio un suave beso que hizo estremecer por completo el cuerpo del chico. Luego noto como la tímida lengua de Lucy lo cataba, lentamente, trazando una perfecta linea desde su mandíbula hasta llegar al final de la clavícula, el mago de fuego a penas pudo contener aquel jadeo que su atacante le arrancó al mordisquear con firmeza su cuello.

Lucy sonrío para si misma. Subió y colocó sus labios a la altura de la oreja del Dragon Slayer.

- ¿Quieres qué siga? ¿De verdad te vas a dejar dominar en este sector? Por mi esta bien.

¿Pero qué demonios pasa con Lucy? Esta bien, si quiere jugar ¡no voy a perder!

Esas palabras fueron como un detonante para el mago de fuego. Esa Lucy se estaba burlando de el. Un momento paró a analizar la situación. Ella estaba a ahorcajadas sobre el apresando sus brazos mientras lo hacía ver sumiso y encima había logrado su objetivo de hacerlo gemir, luego, por otro lado, no sabía si esto también entraba en los planes de la rubia pero había conseguido intensificar dolorosamente la erección del mago. Casi ya no podía soportar las ganas de girarla sobre su espalda y mostrarle lo que había conseguido lograr al torturarlo de aquella forma.

No. Eso estaba descartado ambos eran inexpertos y algo suave y pausado, sin prisas era lo mejor.

Con un suave pero firme movimiento, Natsu se liberó del agarre de la maga estelar. Se había sentado al borde de la cama y arrastró a la chica con el hasta colocarla sobre su regazo.

- Lucy…- la deseaba. Diablos, vaya que si la deseaba. Pero tenían que hacer las cosas bien, esto era algo que estaba seguro que ninguno de los dos conseguiría olvidar, puede que a estas alturas del partido era demasiado obvio pero necesitaba poner las cartas sobre la mesa. - Siento cosas, cosas muy fuertes por ti y no me refiero solo ahí abajo.- dijo señalando con la mirada la tienda de compaña que se había formado en su entrepierna. - Desde hace mucho, no me preguntes cuando ni como… Pero creo que llevo demasiado tiempo enamorado de ti y nunca supe como decírtelo. Ahora que me pides que te bese y insinuás cosas que podrían matar a cualquier hombre… No me veo capaz de tocarte sin antes decirte que te quiero. Te amo más bien.

La maga estelar se había quedado de piedra. ¿Natsu me ama? Natsu me… ¡ME AMA!

Sintió el impulso irracional de saltar de las piernas de su mago para dar saltitos de alegría alrededor del salón. Se abstuvo obviamente. Sin pensárselo dos veces planto un suave beso en los labios de Natsu, para luego pegar sus frentes y antes de acabar perdida en sus profundos ojos jade también confesó lo que llevaba – para gusto de todos – demasiado tiempo guardando.

- Te amo. Yo si se cómo me enamoré de ti, no se cuando pero si cómo… - dijo con una gran sonrisa en su cara. Sus mejillas se habían teñido de un rosa adorable para el gusto del Dragon Slayer.

- ¿C-cómo te enamoraste de mi? - le invadió la curiosidad a lo que su rubia posó su indice frente a sus labios y le guiñó un ojo.

- Es mi secreto.

- ¡Eeh! ¡Eso no es justo!

- La vida no es justa Natsu Dragneel.

- Si, pero… -

Nunca pudo terminar esa frase pues Lucy aprisionó enseguida sus labios. El beso empezó tierno, suave hasta que Natsu ya no pudo soportarlo más, necesitaba saborear a la chica que tenía entre sus brazos. Y tenerla sentada encima solo empeoraba las cosas para el que empujó casi con desesperación su lengua contra los labios de la rubia, abriéndose paso, aturdiendola e iniciando una batalla que él parecía ganar contra la húmeda lengua de la maga. No tardo mucho en tumbarla sobre su espalda, sin a penas separar sus labios, la tenía prisionera en un fuerte abrazo y ella tampoco se quedaba muy atrás en aquel férreo agarre, lo sostenía de su cabello con urgencia, estirándolo, arrancando leves gemidos por parte del mago. En uno de estos estirones el decidió vengarse, mordiendo el labio inferior de la maga consiguiendo así que ella al fin gimiese. Este sonido envió al mago de fuego muy lejos, a un volcán en erupción que llevaba mucho tiempo conteniendo su lava.

- Lucy, quiero que seas mía. Dime que puedes ser mía. Dime que quieres ser mía. - casi parecía una suplica, pero vio en los ojos del muchacho que tenía delante, aquel brillo, no era una pregunta ni ninguna petición. Entonces lo comprendió, cuando Natsu Dragneel se metía algo entre ceja y ceja como meta, lo conseguiría sea como sea. Y eso le encantó, Natsu la quería a ella y bueno… Ella lo quería a el, "Mío" pensó y se estremeció al instante, ser dueña de un torbellino como el era todo un reto y un honor. Amaba a ese idiota y quería unirse a el de todas las maneras posibles ahora que sabía que el la correspondía. Confiaba en el, contaban con la confianza de una inquebrantable amistad formada a base de años. No encontró ni una razón para negarse a ser suya.

- Hazlo Natsu, yo también quiero que seas mío. - sonrío lamiéndose los labios, acto que el mago de fugo no dejo escapar, aquella boca carnosa, aquella lengua… Quería pasar el resto de su vida averiguando cuanto placer podían darle ese conjunto.

Lucy ha dicho que si, quiere ser mía y quiere que sea suyo

Casi no contuvo la emoción y en un rápido movimiento, agarro la camisa de su amiga la levanto un poco, separandola de su piel perlina y sin pensárselo dos veces le prendió fuego.

- ¡Oye! Esa era una de mis favori…-

La callo con un beso. Venganza. Ella había hecho algo parecido con el hace a penas unos minutos. Ahueco una de sus manos en un pecho de Lucy, ahora solo la tela del sujetador de encaje blanco lo separaba de poder disfrutar del tacto de sus montículos. Decidió no prenderle fuego a esta prenda era muy bonita…

- Natsu…-

Lucy acababa de gemir su nombre, el tan solo apretaba uno de sus pechos… puso uno de sus dedos sobre la tela que colgaba ente pecho y pecho y con un ágil movimiento desgarró la costura abriendo el sujetador, dejándola completamente expuesta, a su merced.

- Son preciosos ¿te lo he dicho alguna vez? – desvió su mirada a la única prenda que le molestaba, su falda y bueno seguramente sus braguitas. Desgarró la tela de la falda y como tardó demasiado en ceder simplemente acabó quemandola. Para su sorpresa Lucy no llevaba bragas. Y la miró mezcla de confusión y picardía.

- N-no me mires así. Ya sabes… - dijo completamente azorada mirando para otro lado. - Cuando llegaste me pillaste pensando en ti… Me las había quitado, es más fácil…

Una sonrisa curvó los labios del mago.

- Bien. Ya te lo dije una vez Lucy, a ti no te hace falta ropa, al menos delante mía. - dijo mientras bajaba su cabeza directo al montículo izquierdo de la rubia. Al principio todo eran lametones besos delicados y suspiros por parte de la maga. Una vez que sus pezones se tensaron completamente Natsu succionó arrancando un fuerte gemido de ella. Lo volvió loco, de haber sabido todo esto antes le habría confesado sus sentimientos muuucho tiempo atrás. Aún le parecía un sueño, un hermoso sueño tenerla entre sus brazos, desnuda.. poder acariciar su cuerpo. Era algo que solo el, nadie más podría hacer nunca.

En seguida le prestó la misma atención al otro pecho de su maga, arrancando más gemidos por parte de esta.

Lucy a penas podía pensar con claridad, solo conseguía concentrase en sus uñas hundiéndose en los hombros de Natsu y en su lengua haciendo maravillas en uno de sus pezones. De pronto Natsu hizo algo que la dejo en blanco. Uno de sus dedos se había aventurado a acariciarla ahí abajo y lo hacía genial. Comenzó frotando con cuidado su brote sensible para acabar descontrolándose en su interior, la penetraba a un ritmo considerable con uno de sus dedos. Uno de sus dedos la estaba llevando a la cumbre, a un orgasmo jamás experimentado antes, un solo maldito dedo. De pronto un pensamiento cruzó su mente si esta consiguiendo que me sienta de esta manera con un dedo… Su… Oh dios. Natsu había intensificado los movimientos y acababa de meter un segundo dedo llevando a Lucy a su liberación, y todo se tornó blanco para ella, una gran oleada de éxtasis la invadió arrancando de sus labios un grito.

Natsu levantó su cabeza para soltar el pezón duro de entre sus dientes, Lucy tenía los ojos cerrados y jadeaba. Era tan bonita. Estaba tan mojada y apretada, tan caliente. Casi pudo imaginar como se sentiría el estar dentro de ella, apretado y calentito. Un escalofrío recorrió su cuerpo. Ya no podía esperar más.

- Natsu… - le llamó la atención el cuanto le costaba hablar a su maga. - No eres justo. Desnudate. Ahora.

Maldijo para sus adentros, estaba tan concentrado en tocarla y su desnudez que había olvidado por completo quitar su propia ropa. Tampoco le había dado muchas oportunidades a Lucy de ayudarlo. Con un par de movimientos se deshizo de sus pantalones y la tela que los envolvía. Los lanzó lejos en la oscuridad. Espera ¿ya era de noche? Happy iba a sospechar… ¡Al infierno con Happy! cuando se lo contase lo entendería.

Unas suaves manos rodearon su cuello, desenvolviendo poco a poco su bufanda, dejándola a los pies de la cama. Esas mismas manos se deshicieron del chaleco. Lucy comenzó a dejar una fila de besos desde su cuello hasta llegar a sus calzoncillos. Natsu se estremeció cuando la rubia deposito un suave beso entre la tela y su carne. Pudo ver como con sus finos dedos estiraba lentamente de ellos, bajándoselos poco a poco por sus piernas, dejándolo completamente desnudo. ¿Por qué iba tan lenta? Eso lo estaba volviendo loco. Era una tortura. Una dulce tortura. Una vez se incorporó lo sujeto por la nuca y disfrutó de ese apretón que dio a su cuero cabelludo, y tembló cuando clavo sus uñas en su cuello. Lucy podía ser primeriza, como el, pero se estaba desenvolviendo de una manera increíble. Se quedó sin aliento cuando vio un brillo de diversión en los ojos de la rubia y sin darle tiempo a mucho más que suspirar bajó su cabeza para lamer la punta de su eje. Todo empezó con leves lametones, casi le recordaba a el jugando con sus pezones. Rezó para que ella no siguiera su ejemplo y le mordiese.

Lucy le arranco gemidos roncos, más de los que el quisiera admitir, había empezado a subir y bajar, rodeando con su lengua toda su polla.

- Lucy… para. Si sigues así… Yo… - la rubia succionó y Natsu echó la cabeza hacía atrás, acompañada de un gemido como respuesta .- Diablos, Lucy. - la sujetó por los hombros, tirándola sobre su espalda en la cama. - No quieres que termine sin antes hacerte sentir bien a ti también. Ya te lo he dicho quiero que esta noche pases a ser mía.

Estas palabras dejaron a Lucy sin aliento, ¿de verdad este era Natsu? Pero si el era infantil y tonto… Nunca se enteraba de estas cosas… él, la estaba haciendo disfrutar de su cuerpo como nunca antes había sentido, la estaba haciendo experimentar emociones, deseos… que jamás creyó que querría y peor aún que haría. Acababa de chupársela y le había encantado, no quería parar.

El mago la sacó de sus pensamientos, cogiendo su mano y apretándola, antes de dejar sus manos unidas sobre la cama Natsu se la llevo a los labios donde deposito un suave beso, hizo ese procedimiento sin dejar de mirarla a los ojos ni un instante. Esto derritió el corazón de la joven. Natsu podía ser romántico. La sobresaltó sentir algo húmedo y duro chocar contra la entrada de su coño.

- Voy a empezar Lucy, ¿estas preparada? Dime si te hago daño, pararé enseguida si es así. - casi parecía ansioso, el miedo brilló en sus ojos, Lucy apretó la mano que aún la sostenía.

- Confío en ti. - y dicho esto lo beso, dándole bandera verde para continuar. Lo amaba. Mucho. Más que a nada y ahora iban a fundirse en uno solo. Decían que la primera vez siempre dolía, daba igual, ella iba a afrontar ese dolor por el.

Natsu presionó contra su entrada, invadiéndola poco a poco, es enorme había pensado cuando se había llevado su duro eje a la boca. ¿Va a caber toda dentro de mi? Poco a poco fue penetrándola, con cuidado. Ambos gimieron sonoramente cuando estuvo completamente dentro. Natsu apretó la mano de Lucy y esta le devolvió el apretón. Estaba bien, había sido molesto al principio pero luego su interior se había adaptado dándole la bienvenida a su amor, acogiéndolo en su interior. Ahora que estaba más relajada quería más y manifestó sus deseos apretando sus caderas contra el, impulsándolo a cabalgarla. Natsu no se hizo de rogar, con un movimiento rápido saco su duro eje del interior de su rubia para penetrarla con más intensidad, esta gimió en respuesta, pidiendo más. El se lo iba a dar. Fue envistiendola con firmes movimientos, aumentándolos cada vez más, cada vez más rápido, era tan cálida… Tan apretada como se lo había imaginado.

- Lucy, yo voy a … -

- Si ¡yo también! Hazlo Natsu. ¡Más rápido!

Y así lo hizo, intensificando sus envestidas hasta que la escuchó gritar su nombre tras esto no pudo contener el impulso y la mordió en el hombro, poco después se dejo fluir, mientras hincaba sus dientes en ella encontrando su liberación, llenándola de su semilla. Sin aliento se dejó caer sobre Lucy, con cuidado de no aplastarla. Aún seguían unidos así que a los pocos minutos casi sin ganas de dejarla ir separó sus cuerpos para tumbarse a su lado. A ambos les cubría una fina capa de sudor.

- Eso fue genial. - suspiró la maga. - Pero ¿por qué me has mordido?

Natsu se sonrojó ligeramente.

- Es algo de Dragones. - luego le dedico una mirada intensa, que atrapó por completo a la maga. - Eres mía ahora Lucy. - la maga le sonrío, y con un pequeño impulso se tumbó sobre el caliente y sudado cuerpo de su mago.

- Y tu mío. - le recordó

- Tuyo.

- Nuestros.

Natsu le dedico una de esas cálidas sonrisas que la maga estelar tanto amaba. Era tan tierno. ¿Cómo alguien tan tierno podía hacer esas cosas… en la cama?

- Me harás tuya más veces ¿no?

- Cada día. Al menos dos veces cada día.

- Es un trato.

- Los magos estelares no rompen sus promesas.

- No. Nunca lo hacemos.

- Bésame.

Lucy sonrío, y así lo hizo. Junto sus labios con los de su amor y se fundieron en un apasionado beso. Aún tenían muchas cosas de las que hablar. La mordida, la pequeña mancha de sangre, prueba de su castidad, que pintaba las sabanas, bajo ellos, convendría cambiarlas cuanto antes. Cómo iban a decírselo a los del gremio… Todas esas cosas ahora no importaban. Era una maga estelar, ya empezaba a oscurecer, tenía que cumplir su reciente promesa de al menos dos rondas por día.

Kya. Bueno, si, ya esta, soy una pervertida. (/w\)

Decidme si os gustó, me encantaría saber vuestra opinión sea cual sea.

Nos leemos pronto. 3