Los personajes de Dragón Ball no me pertenecen. Todos les pertenecen a Toriyama – san, quien aún no me contesta si es que me puede regalar uno jejejeje.


Capítulo 4: La Patrulla Roja

Bulma bufó de aburrimiento, había pasado las últimas cuatro horas del día en el laboratorio, hace buen tiempo que se había retirado Tarble para ir a su entrenamiento y ella se había quedado sola con sus planos. Estaba fastidiada, ya había terminado de rehacer los diseños de las naves. Había llamado a su padre para que le ayude con algunos datos que no entendía ya que estaban con la letra de él, por lo que pudo terminar antes de tiempo. Generalmente, le fascinaba pasar el mayor tiempo posible en el laboratorio, despertaba cada día para rodearse de planos, diseños a escala y tornillos, pero ahora ya no tenía ese mismo sentimiento, aún le agradaba ir, dirigir los proyectos pero sentía que algo más le faltaba. Por un momento, creyó que quizás extrañaba a Yamsha, pero desecho la idea inmediatamente, no era a él a quien extrañaba. Hizo una mueca de fastidio y lanzó un alarido al aire, mientras se despeinaba tratando de limpiar sus pensamientos.

¿Estancada en un nuevo proyecto? – preguntó una voz desde la puerta.

¡Milk! –Exclamó sorprendida – ¿y ese milagro que me visitas?

Mi Kakarotto se marchó en una de esas misiones – le respondió un poco triste – y ya que no va a volver dentro de una semana, me preguntaba si es que vas a viajar a la Tierra – le sonrió – así podría acompañarte y visitar a mi padre.

Bulma parpadeó un par de veces – no había pensado en ir a la Tierra – le contestó sinceramente, vio la tristeza en el rostro de su amiga – pero podría preparar una nave, podríamos partir dentro de tres días.

Gracias, Bulma – la abrazó efusivamente – llamaré a mi padre inmediatamente.

Eh, Milk – la detuvo – ¿Kakarotto te dijo que no regresarían dentro de una semana?

Bardock me informó en el almuerzo – le respondió – sabes que mi Kakarotto es un poco despistado, quizás recién se esté enterando cuánto tiempo durará su misión – y se rió – ese tonto príncipe no dejó que almorzara tranquilamente – le susurró después de observar en ambas direcciones buscando algún guardia cerca de ellas – que le costaba retrasar la salida un poco para que mi Kakarotto pudiera probar mi deliciosa comida – suspiró – no sé cómo su escuadrón lo soporta –le comentó – Raditz se estaba riendo de mi pobre kakarotto mientras se comía su porción – su ceño se frunció un poco más – debió llevarse a Raditz.

¿No fueron todos? – le preguntó curiosa.

Se marchó con mi Kakarotto e Illyria – le respondió – puedes creer que esa chica hay veces se acerca demasiado a mi marido – comenzó a estrujar un pañuelo – creí que andaba detrás del gruñón del príncipe – Bulma hizo una mueca de disgusto, pero pasó desapercibida – aunque mi Kakarotto dice que solo lo sigue por mi comida, pero yo sé que ella ha visto lo guapo que esta, más guapo que el príncipe gruñón – Bulma bufó en desacuerdo, sacando a su amiga de sus pensamientos - ¿sucede algo?

No, claro que no – le contestó riendo nerviosamente – son los planos, los llevaré a mi casa para conversar con mi padre.

Y así te despejas – añadió su amiga alegremente – te distraes y luego verás que podrás continuar con tu nuevo proyecto.


El Rey suspiraba cansadamente, hace dos días que se había marchado su hijo y le habían informado que no había llevado a todo su escuadrón. Y lo peor es que no le habían enviado ningún reporte sobre su llegada al Planeta del Rey Galáctico, esperaba que no hubiese causado tanto desorden dentro de la Patrulla. Ya no sabía si había sido buena idea enviar al mayor, pero tampoco podía enviar al menor ya que el poder de pelea de los enemigos le sobrepasaba. Volvió a suspirar cansadamente mientras esperaba que le llegaran noticias de la misión.

¿Y bien? – le preguntó a su Mano derecha mientras este ingresaba al Salón.

Aún no hay noticias – le respondió – pero les hemos pedido que nos informen ni bien llegue el escuadrón del Príncipe.

Ese mocoso va hacer que envejezca más rápido – soltó haciendo que su soldado suelte una carcajada que escondió como un ataque de tos.

El príncipe dio la orden de que Nappa entre a su hermano – le informó.

Llama a Nappa, necesito hablar con él antes que comience – le dijo.

Ayer comenzaron con los entrenamientos – le aclaró – el Príncipe Tarble está bien, solo un poco cansado – añadió al ver el rostro del Rey.

Igual llámalo – le ordenó – quiero saber que le dijo Vegeta. Y llama a tu hijo mayor – le ordenó.

¿A Raditz? – le preguntó extrañado.

Partirá a la Tierra – le respondió – acompañará a Bulma en su viaje, el Rey de la Tierra está pidiendo ayuda con un problema sobre un ejército – le explicó – ya que no fue a la misión cumplirá otra.

Bardock se inclinó levemente y salió del salón. A su hijo no le iba a gustar esa misión, se rió al pensar en la cara que pondría.

Bulma sonrió cuando la nave tocó tierra, había salido temprano de Vegatasei para así llegar por la tarde a su planeta. Se estiró en su asiento y comenzó a recoger los empaques de comida chatarra que había a su alrededor – chicos, ayúdenme con la basura – les ordenó a sus dos compañeros de viaje – no es justo que solo yo limpie.

Tu hiciste ese desorden – objetó Raditz, mientras veía como la peli azul ponía todo en una bolsa negra – límpialo tú, suficiente tengo con venir a solucionar los problemas de tu planeta – masculló molesto – Kakarotto debe tener más diversión, seguro que ya quebró algunos cuellos – seguía maldiciendo – mientras yo debo ver a unos debiluchos.

Mi Kakarotto no quiebra cuellos – defendió Milk a su esposo, estaba indignada por la palabra – el lucha por la justicia, es casi un héroe galáctico.

Raditz se rió burlonamente del comentario de su cuñada, pero se calló al ver los ojos furiosos de ella, pasó algo de saliva – las veo más tarde – y escapó por la escotilla de salida.

Es un desconsiderado – gruñó Milk – Bulma, ¿no tienes tus robots que limpien eso? – le preguntó a su amiga al verla luchando con su propia basura.

Bulma miró por unos minutos a su amiga, bufó, le había dicho algo obvio, se rió de ella misma y buscó en su bolso un par de cápsulas que liberó, aparecieron dos robots que limpiaron el lugar en un par de segundos. Después de unos minutos las dos chicas salieron de la nave, la peli azul encapsuló la nave.

Nos vemos dentro de tres días, Milk – se despidió de su amiga con un abrazo – saludas a tu padre de mi parte.

Gracias, Bulma – se soltó su amiga y se marchó a su casa

Es una lástima que el guapo de Raditz no se haya quedado para el almuerzo – le dijo su mamá mientras servía la comida a su familia – deberíamos invitar al joven Vegeta – le dijo a su hija sonriéndole.

Dudo que ese gruñón quiera venir – le respondió rápidamente – papá, ¿cómo va la compañía?

Bien, hija – le respondió su padre – la empresa sigue subiendo aunque ya tenemos competencia, el Dr. Gero, ha decidido crear una fábrica de robots – se sirvió un poco más de puré – son bastantes interesantes, ayer compré un par para estudiarlos – rió – tienen un sistema fascinante.

¡Papá! – Exclamó Bulma – no deberías comprarle a la competencia.

El Sr. Brief se rió – siempre es bueno conocer a la competencia, hijita – alimentó a su gato – el Dr. Gero es un gran científico.

Por lo que escuché – le dijo Bulma – ese científico está siendo financiado por un grupo bélico.

Hasta ahora son rumores – respondió su papá tranquilamente – sus robots son prometedores.

No confió en ese hombre – finalizó Bulma, mirando por la ventana.


Raditz había volado por toda la ciudad del Oeste, no le agradaba mucho la Tierra, era demasiada tranquila para él, además no había ningún oponente digno para los saiyajines. Si hubiese sabido que lo iban a enviar a la Tierra a arreglar un estúpido problema de guerrillas, le hubiese pedido a su Príncipe que lo lleve a esa misión con los Patrulleros, por lo menos tendría a su hermano para divertirse. Suspiró, ya había salido de la Cuidad y se dirigía hacia el Palacio del Rey, cuando llegó lo recibió una comitiva de dos hombres, quienes lo miraron nerviosamente y lo invitaron a pasar.

El saiyajin gruñó e ingresó después de los hombres, odiaba la diplomacia, su padre le había avisado que tenía que ser cauto con su forma de expresar, ya que para los Terrícolas ellos eran rudos al hablar. El Rey lo recibió en un salón grande, en el centro había una mesa larga llena de comida. Sonrió, por lo menos comería bien antes de hacerse cargo de unos debiluchos.

Gracias, por venir – le saludó el Rey – Soy el Rey Yoshiro, siéntase libre de comer todo lo que desea – le sonrió y señaló el gran banquete, Raditz le sonrió y se sentó a comer. El Rey esperó a que el saiyajin comenzará a comer para continuar a hablar – es la primera vez que solicitamos ayuda a su planeta. El Dr. Brief amablemente intercedió con su Rey para que usted pudiese prestarnos su apoyo – carraspeó un par de veces – aunque creí que enviaría más soldados – Raditz lo miró seriamente – no dudo de su poder – soltó rápidamente – solo que es un gran ejercito al que tiene que enfrentarse.

Su gente no tiene el poder suficiente para ganarme – le dijo – puedo destruir una ciudad entera con una simple bola de energía – le sonrió torcidamente, logrando que un escalofrío recorriera la espalda del Rey.

El rey Yoshiro trató de mantener la compostura – claro, su Rey lo envió, discúlpeme – se sentó en un extremo de la mesa, suspiró y continuó – sólo que creí que enviaría más soldados ya que son cinco bases y el plan era atacarlas en simultaneo – tomó un sorbo de agua – ¿podría comunicarme con su Rey y solicitar más soldados? – Preguntó temeroso, Raditz gruñó y el Rey saltó levemente de su asiento – o usted podría ayudarnos con otra estrategia – dijo rápidamente.

Puedo destruir cada base militar desde el cielo – le dijo calmadamente mientras comía un gran pedazo de pollo – no me tomaría más que medio día hacerlos desaparecer.

¡No! – Gritó el Rey inmediatamente, le horrorizó la idea – varias bases militares tienen aldeas como rehenes, si las destruye puede matar gente inocente – respiró hondo – además, ellos deben de cumplir sus sentencias, no deseo muertes innecesarias.

Raditz soltó un gran hueso después de terminar la carne que había en su plato – Me comunicaré con mi padre – le informó – él me informará como proceder.

Gracias – contestó sonriéndole – me gustaría acabar con este problema lo más rápido posible.

Sería más fácil eliminando a todos – le volvió a decir – su planeta tiene una gran población, eliminar a unos cuantos no pondrá en riesgo su supervivencia – comentó con indiferencia.

El Rey sudó frío por la mentalidad saiyajin, pero decidió dejarlo pasar – por favor, me informaría cualquier decisión tomaba por su Rey y su padre – trató de sonreír – le daré una habitación en el Palacio – llamó a unos guardias con la Mano – ellos lo acompañaran.

Raditz aceptó con un movimiento de cabeza y siguió a su guía. El palacio era pequeño a comparación al de Vegetasei, así que llegó rápidamente a la habitación que habían preparado para él. La Habitación era amplia, alfombrada, con cortinas celestes, la cama estaba en el medio de la habitación, también había una mesa con un par de sillas. Raditz frunció el ceño, demasiado adornado para su gusto. El guardia hizo una reverencia antes de dejarlo solo y cerró la puerta.

El saiyajin sacó dos cápsulas de su armadura, presionó una y apareció un aparato parecido notebook de color negro, levantó la tapa, en donde debía haber un teclado solo había dos botones, uno de color rojo y el otro azul, prendió el monitor y presionó el botón azul. Mientras en la pantalla aparecía la imagen de un teléfono, Raditz comenzó a quitarse su armadura.

¿Qué sucede? – Le preguntó Bardock desde el monitor – ¿terminaste con la misión?

No – le respondió su hijo, acercó una silla para poder estar frente al monitor – este planeta es muy aburrido, el Rey no desea que elimine a sus enemigos – le informó – desea hacer un ataque simultaneo a cinco bases militares, pero con los mínimos daños – se sobó la cien – dime porque tengo que ayudar a estas personas, son exasperantes.

Es la primera vez que la Tierra nos pide ayuda – le respondió su padre – el Rey desea que las buenas relaciones se mantengan.

Solo necesitamos a los Brief – replicó Raditz – no a todos los terrícolas – suspiró cansado – el Rey desea que envíen más soldados para realizar un ataque simultaneo a cinco bases en diferentes partes del planeta – se apoyó en el respaldar de la silla – no quiere destruir las bases por temor a daños colaterales – miró a su padre – pudiste enviar a Toma y tu ex escuadrón – le reclamó.

Eres mi hijo – le respondió sonriendo – una buena presentación es enviando al primogénito de la Mano Derecha del Rey, la Tierra es un lugar pacifico – sonrió más – además, tu madre dice que necesitas unas vacaciones.

Raditz lo miró molesto – pude irme a cualquier lado, este lugar es aburrido – apoyó su cabeza en su palma, cerró los ojos – ¿enviaras más soldados? – le preguntó cambiando de tema.

Bardock dejó de sonreír – enviaré cuatro soldados más – Raditz abrió los ojos – el príncipe Tarble y Nappa estarán entre ellos.

Raditz rodó los ojos – sabes que Nappa sólo acepta órdenes de Príncipe Vegeta – protestó.

- Por eso el príncipe Tarble guiará el ataque.

Nappa no aceptará ordenes de él – frotó su frente, le iba a dar una jaqueca - ¿a quién más enviaras?

Turles está libre – mencionó con una sonrisa torcida – y Kaybe – sonrió más al ver la mirada asesina de su hijo – si deseas puedo enviarte a Broly – bromeó.

Deberías enviar a tu antiguo escuadrón – reclamó su hijo – ellos pueden hacer este trabajo rápidamente y yo regresaría mañana temprano.

Tu verdadera misión debería durar una semana – replicó calmadamente – debido a que no fuiste, participaras en esta – Raditz iba a replicar – el príncipe Tarble estará al mando – dijo seriamente – el Rey hablara con Nappa antes de partir.

¿Es una orden? – preguntó fastidiado.

Sí –le respondió su padre con la mirada seria – mañana esperaras al Príncipe, irán con la nave más rápida por lo que llegaran dentro de cuatro horas.

Bien – finalizó molesto la comunicación y presionó el botón rojo.

Transformó el intercomunicador y bufó molesto. Descapsuló la otra, transformándola en una pequeña maleta, sacó una toalla de ella, necesitaba sacar todo esa frustración de su cuerpo. Se dirigió a la ducha, necesitaba relajarse para descansar, mañana iba a tener un día largo con el escuadrón que su padre le estaba enviando. Solo esperaba terminar con todo en un día, y así poder marcharse.

En la Cuidad de Oeste se encontraba el aeropuerto espacial más grande del planeta Tierra, Con la llegada de Bardock y luego la del Príncipe, se creó una pequeña zona para el aterrizaje y despegue de las naves espaciales, que fue creciendo debido al buen recibimiento que tuvo la Tierra en los extraterrestres, y algunos saiyajines, para vacacionar, por lo que a través de los años se mejoró y amplió varias zonas, entre ellas, el hangar exclusivo para la llegada de los Mandatarios de diferentes planetas. Y ahí es donde se encontraba Raditz, esperando la llegada de su príncipe, maldiciendo mentalmente, sabía que ese día iba a ser el más largo y estresante que tuviese en toda su vida. A su lado se encontraba el Rey de la Tierra, quien había insistido en acompañarlo al recibimiento del príncipe, después que el saiyajin le asegurara que no era el Primogénito quien llegaba.

Raditz ya estaba exhausto con solo pensar en todo lo que sucedería ese día, porque su padre no pudo enviar a su antiguo escuadrón, porque lo torturaba de esa forma. Su madre le había molestado con que debía tomar vacaciones desde hace varios meses, pero enviarlo a la Tierra, eso era demasiado cruel, incluso para su madre. ¿Por qué el príncipe no se lo llevó a la misión con los patrulleros raros? Hubiese deseado eso, en vez de estar metido en la Tierra con su gente extraña.

La nave aterrizó, sacando al soldado de sus pensamientos, la escotilla se abrió después de unos minutos y bajaron cuatro saiyajines, el príncipe Tarble iba adelante, seguido de Nappa y al último Turles y Kyabe.

Buenos días – dijo el Rey Yoshiro, sonriendo – bienvenidos a la Tierra – exclamó más calmado al ver la sonrisa en el rostro de Tarble.

Así que esta es la Tierra – soltó Turles sonriendo – su cielo es muy brillante – comentó - ¿Cómo te ha tratado el planeta, primo?

Raditz ignoró a su primo, hizo una reverencia hacia Tarble – bienvenido, príncipe, espero que haya tenido un viaje tranquilo – levantó la mirada y vio a Nappa quien tenía una mueca de disgusto – espero que le hayan informado de la misión adecuadamente.

Mi padre me contó todo – le dijo Tarble observando el paisaje – ¡sí que es brillante! – Exclamó riendo – y hay más vegetación que en Vegetasei.

Príncipe Tarble – le llamó Nappa – su padre le pidió terminar con esto rápidamente.

Pero podemos quedarnos con Bulma – exclamó sonriendo viendo al grandulón – ella siempre me ha invitado y quiero visitar varios lugares.

Nappa lo miró ofuscado, no le agradaba ser niñera – quizás tenga trabajo en la Tierra – trató de convencer al chico – terminemos con la misión y luego le comentaremos a su padre.

Raditz miró sorprendido por la respuesta de Nappa – el Rey Yoshiro nos guiara hacia su palacio, ahí revisaremos la estrategia que se usará – el príncipe asintió, hizo una reverencia hacia el monarca y caminó a su lado en dirección a la salida. Raditz esperó que los dos se alejaran lo suficiente para detener a Nappa del brazo, el saiyajin calvo le gruñó - ¿Qué fue eso? – disminuyendo el paso.

El Rey nos prometió un gran pago si tratamos mejor al Príncipe – le respondió irónicamente – no me agrada el príncipe Tarble, pero eso no significa que no lo respete – le dijo soltándose del agarre – cuando estamos fuera del planeta debemos cuidarlo – cruzó sus brazos – y tendremos unas semanas más de vacaciones si sigo sus órdenes – le sonrió.

Raditz suspiró – ¿y tú Turles? – le preguntó a su primo, quien cruzó sus brazos y sonrió cínicamente.

Estaba en el planeta, cuando mi tío me llamó – explicó – me dio curiosidad conocer a los terrícolas – su sonrisa se amplió – y como afectan el comportamiento en los saiyajines – rió al ver el ceño fruncido en su primo – debería darte curiosidad, tu pequeño hermano se quedó con una.

Deberíamos seguir al príncipe – interrumpió Kyabe caminando más rápido– no sabemos que peligro puede encontrar aquí – y los dejó atrás.

Debiste pedir algo a cambio por dejar al Príncipe al mando – le dijo Nappa – no es muy bueno ordenando – mencionó mientras alcanzaban el paso a su príncipe.

Solo le falta confianza en sí mismo – argumentó Raditz, pero antes de que pudiese seguir hablando su scouter sonó.

¡Raditz! – escuchó el gritó de la peliazul, atontándolo por unos segundos, pero retirándose a tiempo el aparato de su oreja, con miedo que lo deje sordo - ¿Por qué no me avisaste que Tarble iba a venir a la Tierra? – Ya no gritaba pero el volumen de su voz seguía unos decibeles más alto de lo normal – viene por primera vez y no me avisan – soltó ofendida – bien, ya que estarán un par de días por aquí, vendrán a cenar a mi casa – ordenó – prepararé una gran fiesta, llamaré a Milk, nos vemos, Raditz – y colgó.

Turles rió – y no te da curiosidad el comportamiento de los humanos.

No vamos a ir – dijo Raditz rápidamente – terminamos y nos vamos.

Creo que el Príncipe va a opinar diferente – soltó Nappa sonriendo – y como tenemos que hacer todo lo que ordena, nos quedamos – Raditz lo miró escéptico, creyó que el grandulón estaría de acuerdo con él – he probado su alcohol, es muy bueno – se defendió.

El primogénito de Bardock estaba sufriendo por todo lo que le acontecía, mientras se preguntaba continuamente porque no se fue con el primogénito real. Llegaron al Palacio sin ningún otro contra tiempo e ingresaron al gran salón donde les esperaba una gran mesa llena de comida, los saiyajines no esperaron la orden del Rey y comenzaron a comer inmediatamente. Después de un par de horas, y que estuvieron llenos, el rey Yoshiro comenzó a explicarles sobre el ataque.

Las bases militares están en diferentes partes del planeta – les explicó, señalándoles en el mapa – dos de ellas son pequeñas, pero tienen capturadas a varios pobladores de la zona como rehenes, por lo que no hemos podido hacer un ataque frontal – suspiró – ustedes con su gran fuerza y velocidad podrán vencer a los soldados y liberar a los pobladores sin que haya alguna muerte.

¿Cuáles son las bases pequeñas? – preguntó el Príncipe saiyajin.

Estas dos – le indicó el Rey en el mapa – una de ellas es una torre que han construido cerca de un poblado pequeño, tienen al alcalde secuestrado según la información que nos han dado.

¿Y la otra?– volvió a preguntar Tarble.

Esta cerca de una aldea – contestó el Rey.

Raditz – lo miró – tu atacaras la torre – el soldado le hizo una reverencia.

Esa está al mando del Coronel White – informó el Rey, entregándole una carpeta – ahí se encuentra la localización exacta de la base y un par de fotos sobre el líder y la puerta de entrada.

Kyabe – el soldado se acercó al llamado – tu ingresaras a la otra base – el aludido le hizo una reverencia.

Ahí se encuentra el Capital Yellow – le entregó otra carpeta.

Turles, atacaras la base submarina – le ordenó y el Rey también le entregó una carpeta.

Nappa, tu irás la última base – miró el mapa – yo iré a la Cuartel General.

Príncipe – exclamó preocupado Nappa – creo que sería bueno que espere a que uno de nosotros lo acompañe.

Los soldados no tienen gran poder de pelea – explicó Tarble, mirándolo ofendido, no eran tan débil – puedo acabar con ellos más rápido que todos ustedes terminen sus misiones.

No irán solos – intervino Yoshiro – nuestros soldados los acompañaran, es más seguro y ellos se encargaran de los arrestos.

Sus soldados nos retrasaran – soltó Raditz – ustedes no vuelan, por lo que no pueden seguirnos.

Pero nuestras naves son veloces – expuso el Rey – ellos serán de apoyo – hizo un movimiento de Mano a su guardia y este abrió la puerta – les presentaré a los mejores soldados que tenemos – ingresaron dos soldados de diferente tamaño, uno era pequeño y con una nariz demasiada pequeña que no se notaba a simple vista, mientras que el otro alto, del mismo tamaño que Raditz, con tres ojos; ambos calvos – él es Krillin – les dijo señalando al pequeño – y él es Ten Shin Han – les presentó.

¿Solo ellos nos acompañarán? – Preguntó krillin escéptico.

Nuestro poder supera enormemente al suyo – soltó Nappa sonriendo de lado.

Nappa – le llamó la atención el Príncipe, él aludido hizo una mueca de disgusto, haciendo que Turles se ría – cada uno de nosotros comandara el ataque a las diferentes bases – les informó, el tampoco creía necesario que el ejército terrestre los acompañara – desearía que dejaran que mis soldados hagan todo el trabajo – los estudió con la mirada – así el ataque acabaría más rápido, ustedes podrían auxiliar a los rehenes – les sonrió – y su Rey nos dijo que se encargaran de los arrestos.

Ten miró al Príncipe, no le agradaba que un menor le diera ordenes, no creía que fuera un buen peleador, pero si su Rey confiaba en ellos no les quedaba más que aceptar la ayuda – los soldados están listos para iniciar las operaciones – le informó – no interferiremos con su ataque, pero acompañaremos desde una distancia adecuada – no quería que sus compañeros se sientan obsoletos.

Nappa iba a contestar a la insolencia del soldado, pero Tarble le hizo una seña para que no hablara – si ustedes desean acompañar a mis soldados, no me hago responsable si es que hay algún herido accidentalmente – le contestó seriamente.

No habrá problemas – intervino el Rey Yoshiro, al notar la tensión entre sus soldados y los saiyajines – ellos no interferirán.

Confío en que así será – el príncipe le sonrió al Rey – si sale bien, todos podremos ir a la fiesta de Bulma.

Al salir del palacio, observaron que había cinco helicópteros de carga mediana, con varios soldados dentro de ellas, listos para partir.

Nosotros podemos ir volando – le dijo el Príncipe al Rey – no es necesario que mis soldados viajen en sus naves.

El último en encontrarse con el príncipe donará la mitad de su cena al que acabe primero – soltó entre risas Nappa, antes de elevarse.

Nadie refutó la apuesta del saiyajin y se marcharon a sus destinos, seguidos por los helicópteros que serían su respaldo, cada uno dispuesto a defender su cena en la fiesta. El Rey Yoshiro los veía desaparecer entre las nubes deseando que todo saliera de acuerdo a lo planeado y no tenga muertes que lamentar.

Su scouter le indicó que estaba cerca de la aldea Jingle, por lo que Raditz decidió descender unos metros alejado para así poder atacar sorpresivamente, pero no contó con la densidad de la nieve, y al descender se hundió en ésta hasta la cintura. Gruñó molesto y maldijo por lo bajo por todo lo que tenía que pasar, se elevó hasta quedar al ras de la nieve y buscó la base enemiga, para así poder acabar lo más pronto posible. Pero antes de que pudiera avanzar comenzó a escuchar zumbidos en el aire, que luego se materializaron en balas. Lo estaban atacando, mejor dicho disparando. Volvió a gruñir y se dirigió directo a sus atacantes, esquivando cada bala. Se encontró con un grupo de humanos detrás de una barricada de madera, todos temblando de miedo cuando los vio de cerca. Si este era un ejército, sí que el Rey debía tener serios problemas en mantener el orden.

Pero una pelirroja le hizo salir de sus pensamientos, apuntándole en el rostro con un rifle – ¡ríndete maldito robot! – Le gritó, mientras mantenía su dedo en el gatillo – puedes ser resistente pero desde esta distancia puedo destruir tu cabeza – vio que él le sonreía y ella levantó una ceja extrañada - ¿no tiene miedo? – Soltó - ¿qué número eres?

No soy un robot – le dijo tratando de mantenerse al ras de la nieve, elevándose para no volver a hundirse – y tus juguetes no me harán daño, soy más rápido que todos ustedes – le sonrió, la chica frunció el ceño molesta - ¿de qué numero hablas? – preguntó intrigado.

¿No trabaja para la patrulla roja? – Preguntó la chica sin quitar su rifle del rostro del saiyajin y sin prestar atención a sus preguntas - ¿de dónde viene? – al ver su traje.

Soy un saiyajin – le explicó, al parecer la chica no supo que significaba – vengo del planeta Vegetasei.

¿No eres un robot? – volvió a preguntar, bajando un poco su arma.

No – le contestó serio – me mandó el Rey para acabar con la base enemiga.

¿Usted solo? – Exclamó incrédula – debe ser una broma, yo tengo veinte hombres luchando contra esa base, y solo hemos llegado hasta el piso 4 con dificultades – explicó.

A Raditz poco le importaba lo que haya hecho la chica, pero necesitaba quien le indicará el camino correcto de esa base, además si es que tenía varios pisos sería inconveniente atacar desde dentro.

Puedo destruir tu pueblo de un solo ataque – sonrió sarcásticamente – Mocosa – le dijo a la chica quien lo miró ofendida – guíame a esa torre.

Mi nombre es Suno – le corrigió molesta – te llevaremos – soltó después de verlo de pies a cabeza – no es mi problema si deseas morir rápido – le dio la espalda – Octavio – llamó a uno de sus soldados – reúne a todos, lo llevaremos a la torre – le ordenó.

Raditz observó detenidamente a Octavio, no percibió ningún ki en él, le iba a preguntar a la chica, pero ella ya había iniciado la marcha y el susodicho ya se había marchado rápidamente. Al ingresar al pueblo la nieve se hizo menos densa por lo que el saiyajin pudo caminar sin problemas, quiso preguntar por los zapatos que usaban ellos para no hundirse, pero el orgullo se lo impidió, además no pensaba quedarse mucho tiempo ahí. Mientras caminaban por la única calle del pueblo más soldados con varios rifles en sus hombros se le unían al caminar, siendo así que al terminar el camino eran casi una veintena de personas. Con tantos terrícolas no iba a tener elemento sorpresa, pensó.

La torre queda a dos kilómetros de aquí – le indicó Suno – no está resguardada por afuera, todo sus soldados se encuentran dentro – le informaba mientras caminaban - ¿está seguro que usted solo podrá con todos? – observó el cielo esperando algún tipo de apoyo.

Puedo destruir la torre de un solo ataque – le contestó irritado.

No – le detuvo horrorizada – nuestro alcalde está dentro como rehén – le explicó.

Raditz rodó los ojos exasperado – dije que puedo, no que lo haría – soltó – humanos tontos –murmuró para sí mismo – desde aquí puedo ir solo – no quería compañía.

Iremos por nuestro alcalde – le dijo la pelirroja, no confiaba en ese saiyajin – te acompañaré hasta donde lleguemos.

Raditz le gruñó, él podía destruirlos a todos pero no podía. Volvió a gruñir molesto. La caminata se realizó en silencio, cuando se acercaban más a la zona enemiga, los soldados que los acompañaban se dispersaron para rodear la torre, y así evitar cualquier sorpresa. Suno le hizo una seña a Raditz para que se detuviera y se mantuvieran escondidos detrás de un árbol, el saiyajin rodó los ojos exasperado por todo el trámite que tenía que realizar para destruir una simple torre. Cuando le dieron señal de que podían avanzar, Suno corrió seguida de Raditz hacia la puerta y de una patada el saiyajin hizo su ingreso. Los disparos comenzaron ni bien la puerta cayo al suelo, pero él era más rápido por lo que no esperó que Suno ingresara cuando voló directo a sus atacantes, destruyó sus armas y los noqueó con un simple golpe en la nuca, con alguno fue más rudo y dislocó un par de brazos.

Al ver la cara de sorpresa de la pelirroja se rió y siguió avanzando, subiendo piso por piso. En el tercer piso se encontró con un robot bastante grande de color oscuro, y bastante resistente a sus golpes iniciales, pero después de entretenerse con él y probar su agilidad lo destruyó con un par de patadas en la cabeza y un rayo de energía que lo atravesó en el pecho. El piso cuatro estaba lleno de soldados que también venció rápidamente, después ingresaron a un laberinto, pero Raditz destruyó todas las paredes que había, llegando así a la salida. Ya se estaba aburriendo de tantos pisos y comenzó a levitar para atravesar los techos, pero un grito de la chica lo detuvo, buscó por todos lados y vio que Suno había caído en una trampa. Quiso avanzar y dejarla atrás, pero otro grito de ella lo hizo ingresar en la trampa antes que esta se cerrara.

Maldita mocosa – gruñó, todo el lugar estaba a oscuras - ¡¿Dónde estás?! – Gritó.

A tu lado – le contestó chocando contra él – tengo una linterna – le dijo buscándola en sus ropas - ¡aquí esta! – exclamó alegre y la encendió. Cuando pudo ver, notó que estaba demasiado cerca del saiyajin por lo que se sonrojó levemente y se alejó un par de pasos – nunca habíamos visto este piso.

Raditz gruñó debió dejar que la pelirroja se quedara sola y el avanzar. Comenzó a juntar energía en una Mano para lanzarla al techo y así poder salir, pero escuchó unos crujidos y gruñidos que venían de una de las esquinas de la habitación. Suno se apegó instintivamente al saiyajin y alumbró hacia dónde provenían los ruidos, ahogó un grito al ver como una masa rosada escupía varios huesos que parecían humanos, mientras pisaba otros que parecían de animales. La pelirroja comenzó a temblar ligeramente, tenía que sostener su rifle para dispararle, pero el miedo la había inmovilizado, esa cosa era demasiado horrible y seguía comiendo los huesos que recogía, rompiéndolos en su boca y luego los escupía de nuevo. Estaba tan aterrorizada que cuando el monstruo les dirigió la mirada, soltó la linterna y comenzó a dispararle directo a la frente hasta quedarse sin municiones. Respiraba entrecortada, recogió la linterna para observar mejor.

Tonta, eso no le hizo daño – le recriminó Raditz, con las manos en los oídos, el ruido del arma era molesto para él.

El saiyajin tenía razón, no tenía daño alguno, todas las balas había rebotado en su cabeza y caído al suelo.

Este es el gran Buyon – exclamó una voz por las paredes – y es invencible, se los va a comer a ustedes dos por desafiar a la Gran Patrulla Roja.

Es el coronel White – reconoció Suno la voz– ¡es un cobarde, muestre su cara para tener un combate justo! – le gritó, pero no obtuvo respuesta.

Raditz apretó los puños furioso, esto se iba a demorar más de lo esperado. Ya escuchaba a Nappa burlarse de él por no llegar a tiempo. Su odio por ese planeta incrementaba, y por lo humanos complicados y sus inútiles vidas, su Rey debía conquistar ese planeta y convertirlo en una colonia, pensó. El monstruo comenzó a moverse hacia ellos y Suno lo jaló del brazo, sacándolo de sus pensamientos, rápidamente Raditz esquivó un golpe del gigante y empujó a Suno contra la pared.

Me estorbas – le dijo – quédate ahí – le ordenó.

Suno le frunció el ceño, pero le hizo caso. No tenía sentido interponerse en la batalla, ella no era útil ahí. Raditz esquivó los puñetazos y patadas que le lanzaba el tal Buyon, el también atacó pero el cuerpo gelatinoso de su enemigo impedía que le causara algún daño. El ser sólo se reía de sus ataques inútiles haciendo que el saiyajin se enojara más por el tiempo que estaba perdiendo.

Raditz gruñía mientras esquivaba los ataques de la masa rosada, necesitaba vencerlo rápido. Logró agarrarlo por la cola y lo lanzó contra una de las paredes, el golpe fue tan fuerte que la pared se quebró dejando ingresar un poco del viento helado que había en el exterior.

¡Maldito frío! – Se quejó – odio este maldito planeta – masculló para sí mismo, retrocedió un par de pasos, y se resbaló en el suelo recién congelado, gruñó más fuerte mientras escuchaba la risa de Suno – maldita, humana.

¡Hey! – se ofendió ella, la caída fue graciosa no fue su culpa reírse – acaba con el monstruo si eres muy fuerte, lo único que haces es esquivarlo – le recriminó.

Raditz tenía ganas de destruir todo el lugar y dejarle de importar los débiles humanos que estaban en ella, pero cambió de la idea al ver como la mano de Buyon había cambiado de color, totalmente congelada. Sonrió, se levantó con cuidado y disparó una ráfaga de energía hacía la pared que estaba resquebrajada, formando un hoyo más grande e ingresando una ventisca de viento, congelando todo el lugar. El gran monstruo gelatinoso se comenzó a congelar, el saiyajin sostuvo a Suno por la cintura y se elevó hasta el techo, lo golpeó con su puño y salieron de ese lugar.

Por fin – exclamó aliviado – pensé que me congelaría ahí.

¡Suéltame, pervertido! – Le gritó Suno tratando de soltarse del agarre – ¡déjame!

Raditz la soltó inmediatamente, la salvaba y recibe regaños, ¿todas las humanas habían sido criadas de igual forma?, se preguntó. Siguió hacía el siguiente nivel, necesitaba acabar con esto rápidamente o perdería su cena. Mientras subían las escaleras, escucharon más disparos y ruidos en los pisos inferiores, eran los soldados del Rey que habían llegado. El saiyajin gruñó, si ellos habían llegado, se había demorado más de lo pensado, quizás iba a ser el último en llegar con el Príncipe. Estaba molesto, no le importó cuando llegó al último piso, destruyó la puerta de una patada e ingresó esquivando las balas y granadas que le lanzaban, derribó a todos los soldados de un solo golpe y levantó del cuello al susodicho General White, este soltó su arma y tembló de miedo.

No me mate, por favor – le suplicó – si me deja vivir, le diré donde está el alcalde de la aldea.

No me importa – le cortó Raditz ceñudo.

¡A mí sí! – exclamó Suno, ingresando al lugar – he venido a rescatar a mi alcalde.

El General se rió maliciosamente – libérame y te diré donde esta – le ordenó, volviéndose a reír.

Raditz no tenía tiempo para tanta tonterías y protocolos humanos, presionó un par de botones en su scouter y este localizó toda las presencias que había en el piso – se encuentra detrás de esa pared – le señaló a Suno la pared que estaba detrás de ellos y le lanzó un rayo de energía, haciendo que la chica gritase asustada.

¡Animal! – Exclamó horrorizada al ver como la pared caía – mataste al alcalde – soltó unas lágrimas.

Calculé mi poder – respondió Raditz ofendido – el humano está bien – Suno observó la pared derribada y vio que después del humo apareció una celda donde se encontraba el alcalde de su aldea – humanos tontos – masculló, ese planeta lo estresaba sobremanera.

Suno parpadeó un par de veces, sin creer lo que veía, luego abrazó al saiyajin quien no supo cómo reaccionar, pero tampoco tuvo tiempo para hacerlo ya que la chica lo había soltado unos segundos después para correr a socorrer a su alcalde.

¡Sr. Jun! – Exclamó feliz – ¿se encuentra bien? – le preguntaba mientras lo ayudaba a salir de la celda, el poder del saiyajin había destruido la cerradura.

Raditz volvió a lo suyo, aún mantenía al General entre Manos, debía esperar que los soldados del Rey llegaran para entregar a su prisionero. Quería romperle el cuello para no tener que pasar tantos problemas, pero tenía que seguir las órdenes de su Príncipe. Los soldados demoraron en llegar unos minutos, pero cuando estos ingresaron, él les entregó al General White y se marchó inmediatamente, necesitaba llegar antes que alguien o perdería su cena, si iba a ir a esa tonta fiesta terrícola por lo menos deseaba comer bien y no tener que estar cuidando su ración.

Voló más rápido de lo normal, buscó el ki de su Príncipe, encontró que Nappa y Kyabe ya se encontraban con él, Turles estaba casi a la misma distancia que él. Aceleró el vuelo, no quería perder ante su primo, este se burlaría de él por años. Sintió que su primo también aceleraba su vuelo, así que no le importó gastar más energía de lo normal, estaba decidido a no perder ante su primo. Casi no podía ver, pero se guió por el ki de sus compañeros para llegar a su destino, no le importaba como iba a realizar su aterrizaje con tal de llegar.

Y así fue, al volar demasiado rápido no pudo detenerse cuando aterrizó por lo que al llegar al suelo, se estrelló formando un gran agujero donde cayó y enterrando la mitad de su cuerpo en el suelo. Se levantó con un gran dolor de cabeza y mareado por el impacto, trató de caminar pero cayó inmediatamente de nuevo. La risa de Nappa lo sacó de su trance, sacudió la tierra que tenía en su cabellera, observó hacia arriba notando que su primo recién llegaba con una gran sonrisa en el rostro.

Valió la pena hacer toda esa exhibición de poder – le dijo sin borrar la sonrisa.

Raditz no sabía cómo tomar las palabras de su primo, se elevó saliendo de agujero que había formado – perdiste – le dijo cuando llegó hacía él – tu darás la mitad de tu porción.

Nappa se rió por el comentario de Raditz, lo que le hizo gruñir, no entendía nada – salió mejor de lo que habías predicho, Turles – volvió a reír el grandulón – fue un gran espectáculo.

¿De qué hablan? – preguntó Raditz fastidiado

Nappa –le llamó la atención el Príncipe, pero también tenía una sonrisa en su rostro – terminemos esto de una vez, ayuden a los soldados con los prisioneros – les ordenó – así podremos regresar más rápido al Palacio del Rey Yoshiro.

Nappa, Kyable y Turles le hicieron una reverencia antes de dirigirse hacia los soldados terrícolas. Raditz demoró en seguir a sus compañeros, aún no entendía la sonrisa en el rostro de ellos. Movió la cabeza en negación y obedeció a su príncipe, después preguntaría.

Encontraron poca resistencia en los prisioneros, los soldados del Rey los conducían a las porta naves con celdas, muchos de ellos vitorearon cuando vieron pasar a su Comandante, quien solo sonrió a sus soldados antes de subir a un helicóptero diferente. Después de unas horas los saiyajines se volvieron a reunir para emprender vuelo hacía el Palacio Real de la Tierra.

Raditz notó que el Príncipe parecía más cansado que todos ellos y su traje estaba más sucio y lastimado. Quiso preguntar, pero decidió que era mejor no mencionar el tema, lo importante es que no estaba lastimado de gravedad. Observó a Nappa y su primo deseaba saber qué es lo que se traían entre ellos, pero esperó hasta llegar al palacio, le molestaba las miradas que le lanzaban y las risas que soltaban.

¡Déjense de tonterías y hablen de una vez! – les gritó exaltado, estaba harto, descendieron en las puertas del palacio.

Nappa rió más fuerte – tranquilízate, Raditz – le dio unas palmadas en la espalda, pero solo molestó más al otro saiyajin, quien se alejó de él – Turles me ofreció otra apuesta más divertida – le comentó – ustedes dos eran los últimos en llegar, así que tu primo nos ofreció un gran espectáculo contigo de protagonista a cambio de la cuarta parte de mi ración – le contó riendo – y bueno el aterrizaje si valió la pena – y rió más fuerte.

Turles lo acompañó riéndose de su primo, por lo que el puñetazo en el rostro lo tomó desprevenido – no te molestes, primo – le replicó desde el piso, sobándose el rostro pero manteniendo la sonrisa burlona – tenía mis dudas, pero cuando sentí desplegar todo tu ki, no pude resistirme por la broma – le dijo – sabía que no te iba a ganar, así que le saqué provecho.

¡Son unos idiotas! – Les gritó molesto – acabemos con esto de una vez, quiero regresar lo antes posible.

Primero iremos a la fiesta de Bulma – intervino Tarble – cuando le informemos al Rey del término de la misión, nos guiarás a la casa de Bulma de ahí hablaré con mi padre sobre nuestra estancia en este planeta – le ordenó

Los cuatro saiyajines asintieron e ingresaron con su Príncipe al Palacio, no cruzaron palabras mientras caminaban detrás de él. Ni cuando Tarble conversó con el Rey Yoshiro, tampoco cuando se dirigieron a la casa de Bulma guiados por Raditz.


La nave del escuadrón del Príncipe llegó sin problemas a sus hangares, varios soldados los esperaban como rutina, para monitorear que no hubiese ningún problema con las naves. Los tres saiyajines salieron de sus naves minutos después, el Rey también esperaba a su hijo junto con su Mano derecha.

Me muero de hambre – exclamó Kakarotto ni bien tocó el suelo – ¡papá! – exclamó sorprendido de verlo ahí, muy pocas veces los recibía – ¿sabes si hay algo de comida en las cocinas? – Le preguntó sonriéndole – la comida del rey tentáculos es insípida – le comentó sobándose la nuca.

Te acabaste toda la comida del festín – le reclamó Illyria – y aun así te quejas, no tienes solución – le dio un golpe en el hombro – deberías invitarnos a comer la rica comida de tu mujercita – le sugirió – después de arrasar con todo lo de ese planeta.

Papá, ¿Milk preparó el almuerzo? – le preguntó a Bardock – ¿todavía es mediodía? - miró el cielo en busca de alguna referencia - esos viajes me confunden con las horas.

No eches la culpa a las misiones por tu idiotez, Kakarotto – le dijo el Príncipe serio - ¿Qué sucede? – le preguntó a su padre, era raro que los recibieran.

¿Cómo les fue con el Rey? – Le preguntó su padre, si no hubiese sido por Illyria, no tendrían noticias de la misión ni cuando regresaban – te pedí que nos informaras semanalmente, y que nos reportaras sobre cualquier incidente – le recordó.

Vegeta le gruñó a su padre, cruzó los brazos – no pasó nada interesante – soltó indiferente – ese Rey es un debilucho y no tuvimos problemas con sus piratas espaciales – le dio la espalda a su padre – Illyria cumplió avisándoles cuando regresábamos – decidió seguir su camino, deseaba ver a cierta peli azul.

Hay un gran banquete en el salón principal – le informó el Rey – vamos a ir todos, y me contaran detalladamente su llegada a ese planeta y su salida – les ordenó, pero sin quitarle la vista su hijo.

Vegeta bufó molesto, tendría que retrasar su visita, pensó y siguió a su padre hacía el Gran salón. El regañó de su padre le hizo pasar por alto algo que comúnmente sucedía cada vez que regresaba de misiones y era el recibimiento de su hermano y el de Nappa, cuando no lo llevaba este siempre lo esperaba en el Hangar para terminar su informe sobre la misión. Buscó el ki de su hermano, pero no lo encontró, le pareció extraño que su padre lo haya enviado a una misión, ya que generalmente no enviaba a los dos príncipes al mismo tiempo, quizás por eso no encontraba el ki de su soldado, quizás los había enviado juntos para evitar las preocupaciones. Se burló mentalmente, su padre se estaba volviendo sentimental con los años.

Cuando llegaron al gran salón, el primero en ingresar fue Kakarotto, quien se olvidó del protocolo y empezó a devorar lo que encontraba antes de sentarse. El Rey no le dio importancia y se sentó a la cabecera de la mesa, su hijo tomó su lado derecho y Bardock se paró a un costado de la silla. Illyria comenzó a comer después que lo hizo el príncipe, y luego comenzó a pelear por la comida con el hijo de Bardock. Todo trascurrió tranquilamente, con algunos gruñidos por parte del escuadrón del príncipe, Vegeta tenía curiosidad a donde se había marchado su hermano y como su padre había convencido a Nappa para que lo acompañe, sabía que a su soldado no le agradaba salir de misiones con su hermano, pero no quería alargar esa reunión más de la necesaria, hablaría sobre su misión y luego iría en búsqueda de la científica, tenía pensado poner en marcha su plan desde que llegase y no quería interrupciones ni dudas de su parte, fue fácil pensar en cómo abordarla, pero llegando a su planeta comenzó a desconfiar de su plan.

Deja esa carne, Illyria – le reclamó Kakarotto a su compañera – ya comiste suficiente de ella, dame un poco.

Merezco más por haber terminado mi batalla antes – le recordó mientras jalaba el tazón de carne de un animal desconocido – es mi premio.

¡Fueron minutos! – Le reclamó el saiyajin, tratando de acercarse al tazón – ¡déjame algo! – Le gritó saltando sobre la mesa.

¡Kakarotto, compórtate! – le retó su padre, avergonzado por el comportamiento de su hijo – alégrate que el Rey te permite comer con él – le regañó viendo como el muchacho tomaba asiento y miraba molesto a su compañera – Illyria, deja ese tazón en la mesa, recuerda que estas compartiendo la comida con el Príncipe – Illyria también tomó asiento con la cabeza gacha – bien – soltó mirando a ambos saiyajines.

Vegeta agarró el tazón que inició la pelea y lo llevó hacia su lado, probando uno de los trozos de carne, les sonrió torcidamente y siguió devorando la carne. El Rey rodó los ojos y decidió esperar que los tres terminaran de comer para recibir el informe oral, hubiese deseado que fuese escrito, pero sabía que su hijo no lo haría así que solo deseaba saber que no tendría problemas con la Patrulla Galáctica, pero antes de preguntar el scouter de Bardock comenzó a sonar y una luz roja se encendió a nivel de su oreja.

¡Padre! – Escucharon la voz de Raditz – prende el intercomunicador, tenemos poco tiempo – les alertó.

Bardock alarmado, descapsuló el intercomunicador en la mesa a nivel del Rey, lo prendió e inmediatamente apareció su hijo mayor al otro lado de la pantalla. Se sorprendió de observar el traje de su hijo casi destruido, también tenía vendada la frente y en el brazo izquierdo.

¿Qué diablos te sucedió? – le preguntó.

Fuimos atacados – le respondió rápidamente – padre, necesito que envíes todos los soldados más fuertes que estén en el planeta a la Tierra – la imagen se tornaba borrosa por momentos – toda comunicación con el exterior ha sido cortada, Bulma logró esta, pero no se cuánto tiempo dure –le informó – la patrulla roja está invadiendo todo el planeta.

No pudieron con unos cuantos humanos – le reprendió su padre un poco decepcionado por el rendimiento de su hijo.

Los humanos no son el problema – le respondió rápidamente – es lo que crearon. Necesito que envíes a los soldados más fuertes – le volvió a repetir – en las naves más resistentes, están tomando toda las defensas intergalácticas – la imagen se perdió por momentos y luego reapareció Raditz con Bulma a su lado – mi scouter está funcionando solo por las noches terrícolas.

Intercepté la señal que usan para aislarnos de otros planetas – le interrumpió Bulma – pero sólo puedo hackearlos de noche, comuníquense cuando estén saliendo para poder evitar que destruyan sus naves en el espacio – Los cinco saiyajines miraban la pantalla atentamente, mientras la mujer hablaba – la patrulla roja ha construido unos androides invencibles y tiene al Rey como rehén.

Una sensación no grata invadió el cuerpo del Rey – ¿Tarble? – preguntó inmediatamente.

Raditz parpadeó un par de veces - ¿Rey Vegeta? – Preguntó sorprendido, al parecer ellos no podían verlos – el príncipe está bien – le contestó – el Dr. Brief tiene un par de tanques de recuperación en su sótano – le informó - ¿mi hermano está ahí?

¿Qué sucede? – le preguntó Kakarotto preocupado por la pregunta.

Milk está en la Tierra con su padre – le informó - no sabemos de ataques a su zona, pero no hemos podido comunicarnos con ella, lo siento – se disculpó – haré todo lo posible para encontrarla – prometió.

Melenudo, termina con esa comunicación o descubrirán donde nos escondemos – le reclamó una voz de mujer.

¡Estoy hablando con mi Rey, terrícola insolente! – le gritó a alguien fuera de la pantalla.

Bulma, dijiste que eso no debía demorar más de cinco minutos – le reclamó a la científica – apaga eso o tendremos que correr en la oscuridad – a los pocos minutos una pelirroja apareció al lado de los dos – apaguen eso – les volvió a decir.

¿Estás hablando con mi padre? – Preguntó otra voz, mostrando al príncipe Tarble – no se ve nada, Bulma, dijiste que podríamos ver – le reclamó.

Esto es lo que conseguí en poco tiempo – se defendió – agradézcanme que pueden comunicarse – cruzó sus brazos y les volteó el rostro.

Te conviene más a ti que a nosotros – le soltó Raditz – es tu planeta.

¡Ustedes también están atrapados aquí! – le gritó.

Padre, lo siento – se disculpó el chico ante la pantalla – vencimos a la patrulla roja, pero no esperábamos unos robots con ese poder.

Son androides –le corrigió Bulma.

No es importante – le cortó Raditz.

Apaguen esa maldita cosa – gritó la pelirroja tratando de apretar el botón.

No interrumpas nuestra comunicación, Suno – el saiyajin detuvo las manos de la chica – necesitamos pedir refuerzos, para que salven tu aburrido planeta.

No insultes nuestro planeta – le regañaron Bulma y Suno al unísono.

Yujuuuu – saludó a su modo la mamá de Bulma, quien apareció en la pantalla – avísennos cuando vienen de visita para prepararles muchos pastelillos – y se rió tontamente.

Señorita Suno – escucharon otra voz – hemos detectados que el enemigo se acerca, debemos evacuar – le informó la voz toda temerosa.

Nos han descubierto por tu conversación – le reclamó a Raditz – recojan todo, hay que movilizarnos.

Infórmenos de su salida – repitió Raditz – soldados fuertes – hizo una inclinación con la cabeza – protegeremos con nuestra vida al Príncipe, Rey Vegeta.

Vámonos – le exigió Suno empujándolo y sacándolo de la visión – nos toca la retaguardia – y la pantalla se apagó, cortando toda comunicación.

Los cinco saiyajines presentes no hablaron por varios minutos, seguían observando la pantalla, sorprendidos por las noticias y por la interacción de los informantes, esperando por si la comunicación se retomaba, pero la pantalla seguía apagada. Bardock carraspeó tres veces para sacar a los presentes de su trance, cada uno preocupados por las personas que habían visto a través de la pantalla.

¿Cuándo partiremos? – Preguntó Kakarotto inmediatamente, al parecer recién podía recuperar el habla después de la noticia que le había dado su hermano - ¿padre? – lo miró serio, un semblante difícil de encontrar en el rostro del saiyajin.

Preparen a todos los soldados de clase alta – ordenó el príncipe – Illyria, Kakarotto, ingresen al tanque de recuperación, necesitaran estar totalmente recuperados para la batalla. Partiremos al amanecer – les ordenó – cuando todo los soldados estén reunidos

No podemos esperar tanto, Vegeta – exclamó Kakarotto aterrado por el destino de su familia – no sabremos como están.

Necesitamos llegar a la Tierra, Kakarotto – le contestó – si marchamos ahora, sin soldados y sin que nos esperen, el campo que protege el planeta nos destruirá cuando entremos en contacto, no llegaremos con vida y sería una muerte estúpida – soltó, sus puños estaban apretados contra la mesa.

Prepara mi armadura, Bardock – le ordenó a su Mano Derecha – y prepara la tuya – el soldado le sonrió por hacerlo participe de la batalla.

No irán – le ordenó el príncipe, sorprendiendo a los dos mayores – necesito quien se quede con la comunicaciones en el planeta, además no podemos perder a la cabeza del planeta, quien se quedara al mando si toda la realeza se marcha – le recordó.

Era verdad, pensó el rey, se mordió el labio, la preocupación por su menor hijo estaba nublándolo. Observó a su primogénito – es verdad, pero regresaras con tu hermano – le ordenó – no me importa cómo queda la Tierra, ustedes regresaran a salvo – le enfatizó.

Venceré a esas chatarras – contestó Vegeta con seguridad – se arrepentirán de meterse con los saiyajines – y le sonrió confiado de su victoria – los traeré con vida.

La preocupación del Rey por su hijo impidió que pregunte por el plural que usó su primogénito al referirse sobre el rescate. Observó cómo su hijo salía del salón seguido por su escuadrón y luego fijó su mirada en la pantalla apagada, quería más información, quería que le aseguraran que su hijo llegaría seguro a la Tierra antes de comenzar la batalla. Se tapó el rostro con la mano, quería ir a enfrentar a esos seres que atacaban el planeta de su socio, pero su hijo tenía razón, él tenía que quedarse a seguir gobernando.

Vegeta caminaba por el pasillo pensativo, necesitaba un plan de ataque lo más pronto posible, necesitaba traer al mocoso y a la mujer loca. Estaba molesto, esas estúpidas chatarras estaban retrasando sus planes con la humana, pero ya se encargaría de esos seres cuando llegue a la Tierra, para luego regresar con Bulma y su hermano. Sonrió seguro de su victoria.


Continuará…

Sé que el capítulo anterior se quedó con la determinación de Vegeta en iniciar su cacería, pero no todo lo iba a tener fácil jejejeje. Este capítulo es totalmente de Raditz y su llegada a la Tierra, y su desagrado por nuestro planeta azul, para tratar de retratarlo un poco volví a ver los capítulos donde aparece y, bueno, creo que no sale igual, pero es que también les he bajado su deseo sanguinario a todos los saiyajines, creo. La batalla con la Patrulla Roja tuve que leerme varias veces los resúmenes que había de las sagas de Dragon Ball, también me puse a ver varios capítulos de la saga de la patrulla roja para recordar como fue el enfrentamiento en la Torre Molusco y como Gokú conoce a Suno. Sé que ella está muy OC, pero creció luchando contra la Patrulla Roja así que quise ponerla entre los rebeldes, espero que les guste su participación de la chica, va a tener más apariciones.

Y no se preocupen, nadie odia a Tarble, solo que es extraño para los saiyajines, cuando escribía sobre su reacción al llegar a la tierra me acordaba de un amigo que siempre se emociona cuando ve algo nuevo, lo quise describir así, tan mono jejejejeje.

Bueno supongo que ya saben quiénes son los enemigos principales en este fic.

Gracias a todxs lxs que se dieron un tiempito para escribir un rw, gracias a: Gitana Power, Pau Brief-LOVE-Vegeta, maryamaya1976, Sora147. También, gracias a lxs que siguen la historia o la marcan como favorita y lxs que solo la leen, simplemente gracias. Disculpen por los retrasos de la actualización, me quedé varias veces leyendo desde el principio el capítulo y no lo avanzaba. Además, cuando veía de nuevo DB perdía la noción del tiempo y tenía que correr para mi trabajo sin haber avanzado más que dos líneas O/O.

Espero que les guste el capítulo tanto como me gustó escribirlo.

Disculpen cualquier horror ortográfico que se haya escapado.

Cualquier sugerencia o duda me dejan un review…