¡Hola! antes que nada quiero advertir que es un capitulo bastante corto... estudios, prácticos etc, etc.
Quiero aprovechar esta " oportunidad" para agradeces a Friditas por tantos consejos y seguir cada una de mis historias ( cosa que he agradecido en mi otra novela " Regresando al rey de los gobblins", que es junto a mis otras historias " Rumores del laberinto " y "Pequeña Sarah " mi colección, por agora incompleta, de fics de laberinto.
Sin interrumpir mas, los invito a votar,comentar, estaré feliz de recibir cualquier tipo de consejos.
gracias y a disfrutar.
-¡se mas cuidadosa!- gritaba adolorido como un crio. Sarah simplemente soltó un gran resoplido y blanqueo los ojos, era la quinta vez que el gimoteaba. - ¡rey goblin o se queda quieto o... ! - pero la amenaza nunca llegó, su mente estaba en blanco.
- ¿o qué cosita?- preguntó con una mirada desafiante- no digas cosas que no puedes cumplir, y recuerda que no soy un cualquiera, ¡ soy el rey de los...!AUCH- sarah había apretado a propósito en el punto justo de su fisura para callarlo, ganándose una mirada de reproche.
- ya ya, iré a por vendas- declaró exhausta y con aquella excusa de alejarse unos instantes de él para aclarar sus ideas salió casi al trote.
Jareth suspiro y se puso de pie con un aire de incomodidad, comenzó a caminar por aquella habitación tan femenina, pensar que ella había elegido esto antes de una vida llena de lujos...
Deslizó sus dedos por los libros notando que estos carecían de cualquier tipo de suciedad, delatando la frecuencia con los que la chica los leía. Regreso sobre sus pasos y se detuvo en el tocador, tenía pegadas múltiples fotos que hace una noche atrás no se había detenido a observar, había una bella mujer, casi parecida a Sarah junto a un hombre de facciones casi propias de un fey ... algo llamó su atención, detrás de aquellas fotos habían palabras, no era la letra de Sarah, eso podía apostarlo-"Querida hija, lamento decirte que este año tampoco podré viajar para visitarla, tendrás un gran estreno y es la gran oportunidad de ampliar mi carrera, prometo que cuando tenga tiempo te visitare. Con amor. Tu madre "- jareth leyó casi con voz burlona y cierto gusto amargo, que tonterías, se notaba a leguas que aquella mujer le importaba un comino la vida de la muchacha.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el repiqueteo de los zapatos por las escaleras, automáticamente dejó todo en su lugar exacto y se sentó omitiendo una mueca por el movimiento brusco.
Sarah entró temblorosa y nerviosa y medito si cerrar la puerta... decidiendose por hacerlo por el simple hecho de tener a Karen rondando por la casa.
-¿ por qué cierras la puerta, tienes miedo de que te haga algo?- una sonrisa pícara se escabulle dándole cierto aspecto endiablado.
- ¡por supuesto que no!- grito ofuscada, ¿quien se creia el?-¿que me haría alguien como tu?.
Ambos mantuvieron silencio y la joven pensó indignada, más su semblante cambio... el no seria capaz de... al instante sus mejillas se tornaron rojas. Jareth sonrió con descaro, ¿qué clase de pensamientos surcaban la cabeza de la joven e inocente Sarah?.
- tu... estupido rey goblin- murmuró, el rey frunció el ceño- no balbucees, me pones de los nervios-
Sin preámbulo se acercó y soltó todas las cosas sobre su cama, con aun la cara roja le quitó la camisa y sin posar su mirada en aquel pecho pálido comenzó con la tarea de sanar.
-es una fractura en tallo verde- comentó incómodo tratando de que la tensa situación se desvaneciera - creo, que podría utilizar un poco de mi magia.-
Sarah lo miró incrédula- ¿si tienes tu magia porque me tienes haciendo esto?- de cierta manera estaba indignada, había hecho que se saque la camisa, por dios ¡en su habitación!. El monarca suspiro agotado- Pensé que un método humano serviria y mi magia es cada vez menos eficaz, no he podido restaurarla debido al cierre del portal...- Ambos silenciaron, con delicadeza él formó un cristal y deslizando, produciéndole muecas de dolor, fue curando aquel hueso y su camisa regreso al lugar de origen.
Sarah lo estudió, su largo cabello... sin notarlo y en un estado casi hipnótico, fue acercando su mano pasando desapercibida por el rubio concentrado en su tarea, casi como acariciando plumas deslizó un dedo por aquel cabello sedoso y de manera automática el precio ronronear.
Silencio.
El, avergonzado, carraspeo y terminó su labor con la mirada baja y lentamente ella retiró la mano.
- ¿como... como estan tus goblins?- se atrevió a preguntar al haber visto aquel colgante de plata en el pecho del monarca, que junto a los detalles en oro, resaltan de la pálida tez.
-tsk- chasqueo la lengua con atrevimiento- es lo que me preocupa, no he podido saber nada de ellos en semanas- su voz era ronca y casi molesta, no con la muchacha específicamente, sino con la situación.
Sarah lo observado apenada, si bien no entendía del todo la situación, podía sentir con pesadumbre el estar alejado de algún ser querido, tanto ahora al estar alejado de su caótica madre, como lo había estado en aquel lejano laberinto escondido en sus memorias.
- entonces... los goblins existen- murmuró con la mirada perdida. El fe y la miró casi dolido, cambió su posición cruzando una pierna y sosteniendo su cabeza en un delicado gesto de su mano enguantada, estudio a la chica con severa mirada, sus ojos bicolores la observaron de pies a cabeza para así lograr que su mente se aclare, ¿había cambiado algo? si, no solo físicamente, ya no era aquella muchacha ingenua y caprichosa de dieciséis años, la cual con ímpetu había logrado vencerlo. Algo había sido modificado en las memorias de la chica, podía leerlo en sus ojos, aquellas escenas que habían sido un suplicio para él ahora eran meros sueños.
- Claro que existen, son tan reales como lo soy yo- carraspeo despertandola de aquella burbuja de aislamiento. Las mejillas de la muchacha se tornaron rojas, ¡que verguenza! lo había dicho en voz alta... estupida Sarah.
- si , lo siento, todo es demasiado confuso aún... es solo que, pareces tan humano...-
Jareth arqueo una ceja con incertidumbre y soltando una mera sonrisa sincera formó una esfera de aspecto dócil y delicado-¿ un humano puede hacer esto?-
La joven lo miró sorprendida como aquella tarde en el ballroom, estirando sus dedos delicadamente rozó la esfera que al más mínimo tacto reventó como si fuera una burbuja salpicando la nariz produciéndole comezón... cosa que desató la risa del monarca. Sarah sonrió, esa risa de el era nueva, no sonaba nada maligna... oh pero qué piensas Sarah, ¡él es un villano! se obligó a recordar y con incomodidad se paró.
- rey goblin... creo que es hora de... de despedirnos- dijo mirando sus zapatos embarrados.- ¿porque?, ¿acaso no soy bienvenido en tu "castillo"?- preguntó con picardía haciendo comillas con sus dedos de forma burlona.
-¡ claro que no ... eres un hombre, ni siquiera deberías estar aquí!- declaró sin ser consciente de sus palabras.
- por favor Sarah, hace unos breves instantes era el rey goblin, ¿acaso dudas de mi caballerosidad?- una sonrisa diabólica se hizo presente asustando un poco a la chica de ojos verdes.
- ese es el punto, ¡eres el rey goblin!, ni siquiera deberías estar en este mundo- indignada, le dio la espalda molestando al rey.
- no es de tu importancia saber por donde yo viajo, así como tampoco cuales son mis intenciones- dijo secamente haciéndola estremecer, sintió como una brisa fría recorrió su espalda produciéndole escalofríos... ¿nerviosa Sarah? oh cállate.
Al darse vuelta para responder el monarca había desaparecido, molesta por la escena y todavía indignada se tumbó boca abajo en el lecho y gritó.
Desde la ventana alguien miraba apacible, pero aun con cierto gusto a derrota.
