1. Absuelto
De pronto, Bakugou está de pie frente a Uraraka, las manos en los bolsillos y una de sus infalibles muecas disgustadas.
—¿Sí? —aventura la chica, en voz baja. Las manos de Bakugou se entierran aún más en sus bolsillos y encorva la espalda un poco antes de empezar a murmurar algo. Ella inclina la cabeza, (de una manera un poco adorable, quizá).
—No tienes que hablar. Sólo deja que haga algo —le dice ella y él medio asiente. Uraraka se acerca a él y coloca las manos sobre sus hombros. Bakugou parpadea y luego siente que se aleja de ella. Y el suelo se ve cada vez más lejos y Uraraka sonríe y poco a poco se ve mucho más pequeña y cuando ve su expresión Bakugou siente que el suelo ha desaparecido bajo sus pies.
Literalmente.
Bakugou está flotando bajo la mirada contenta de Uraraka, y de verdad quiere decir algo, pero las palabras desaparecen mientras él sólo gesticula para que lo baje. Y aunque la mitad de él está absolutamente enojada, la otra mitad decide que flotar a la deriva no puede ser tan malo si (y solo sí), ella sonríe.
2. Noticia
Uraraka choca contra Bakugou después de doblar una esquina. El muchacho la mira y le reclama su falta de atención; ella no está escuchando. Él parece notarlo, porque se calla enseguida.
—¿Qué te pasa? —le pregunta, con el peor tono que es capaz de usar.
—Tengo un hermanito —le contesta ella, aunque sabe que a él no le interesa. Él mira el celular en su mano, con una foto de un bebé recién nacido; se acerca más a ella para ver mejor y alterna la mirada entre el aparato y la chica. Uraraka no es capaz de moverse, sorprendida por el repentino interés del muchacho.
—Vaya —. Es lo único que dice antes de alejarse de ella.
Tal vez sonrió, tal vez no; esa es la cuestión que mantiene a Uraraka despierta aquella noche.
3. Azúcar
—Horrible —dice Uraraka, y corre a tomar un vaso de agua. Un par de ojos le taladran la espalda en toda la duración del recorrido.
—Demasiado azúcar —comenta Tsuyu, Mina le hace señas para que se calle. Es muy tarde cuando ven al receptor de sus críticas acercarse a ellas.
—Demasiado azúcar —repite Uraraka, una vez Bakugou ha llegado hasta ellas—. Debían ser solo cinco cucharadas, ¿cuántas pusiste?
Aunque en un principio Uraraka temblaba ante la idea de mirar a Bakugou, ahora le habla sin problemas y ni siquiera se inmuta frente a sus rabietas. Ha sido tal el cambio, que ni el mismo Bakugou se molesta en ofenderla, así como alguna vez dejó de molestar a Izuku cuando éste fue capaz de plantarle cara.
—Doce cucharadas, ¿algún problema?
Uraraka quiere sacudirlo, sin embargo, opta por sentarse en el suelo; Bakugou vuelve a su silla encogiendo los hombros. Tsuyu jura que lo ha escuchado decir que no hay nada como una buena dosis de azúcar en el café a primera hora de la mañana.
4. Deporte
Izuku Midoriya espera muchas cosas de la vida, usualmente las peores. Simplemente tiene que caminar por uno de los pasillos de Yuuei y pensar un poco en las posibilidades para empezar a aterrorizarse. Y efectivamente, allí están los murmullos de los estudiantes que van subiendo de tono, las exclamaciones de asombro.
Izuki se acerca lentamente al salón, un poco temeroso de lo que va a encontrar. Sangre, heridos, pupitres tirados alrededor y en el centro del salón, Bakugou, responsable del desastre.
Asoma la cabeza por la puerta y ve a los estudiantes que forman un círculo en el centro del salón, una vez Izuku se acerca más, lo ve: Bakugou y Uraraka frente a frente, expresiones de intensa concentración en sus rostros, un tablero de ajedrez en medio de ellos. El tenso ambiente es roto de repente, con la voz de Uraraka.
—Jaque mate —dice, sonriendo.
—¡Mierda! —responde Bakugou, enderezándose con más fuerza de la necesaria, y en su impulso, casi cae de la silla.
5. Verdadero
A sus diecisiete años y con toda una vida por delante, Uraraka tiene miedo. Miedo de la forma en que un inocente juego de "verdad o reto" se convierte en una filosófica observación de la humanidad y sus debilidades y fortalezas. Más bien, nada se compara con la pregunta que le hace Tsuyu, que le hace cuestionarse hasta su propio nombre.
—¿Te gusta Bakugou? —le dice. No es un "¿te gusta alguien?" o al menos un "¿te gusta Deku?" que ella sería capaz de evitar con facilidad. No, es un "¿te gusta Bakugou?" que ni ella misma es capaz de responder, porque admitirlo en voz alta sería terrible. Sin embargo, Uraraka se precia de su sinceridad y… Bueno, tiene que hacerlo, es todo.
De manera que baja la cabeza y responde:
—No lo sé.
La conversación deriva después en una filosófica observación sobre el cielo, las estrellas, la magia de la gravedad, las explosiones de mil colores y, quizá, las posibilidades que hay entre los dos.
Notas: Bueno, esto lo empecé con el ánimo de salirme de un pequeño bloqueo. Fui a un generador de palabras en la web y escogí unas cuantas. Estaré publicando drabbles/mini-drabbles cada tanto. En un principio pretendía que sólo fuera Bakugou, pero Uraraka se abrió paso y aquí estoy...
[Editado el 20 de Abril de 2016, para arreglar detalles y cambiar pequeñas cosas]