Ni Marvel ni High School DxD son de mi propiedad, pertenecen a sus respectivos autores.

Yo hago esto sin ánimo de lucro, solo para pasar el rato.

Este fic contiene/contendrá violencia, palabrotas, posible lemon más o menos fuerte y demás cosas. Leedlo bajo vuestra responsabilidad, que yo ya lo he puesto en categoría M.

—comentarios.

—"pensamientos"

—*hablando por teléfono, comunicador, etc. *

(J.A.R.V.I.S.)

—+F.R.I.D.A.Y. +

— [Ddraig, Albion, etc.]


Esta historia ha sido creada por mi persona, mi amigo AtrixGrayZero, y con ayuda de su novia y mi amiga Criz Ravenwood, por tanto, la historia es de los tres, la idea base es la misma pero el contenido es sustancialmente distinto

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Prólogo:

EL COMIENZO DE UNA LEYENDA


Año 2000 – desierto de Nevada

En el desierto de Nevada, a bastante distancia de cualquier ciudad, un gran grupo de científicos, empresarios y periodistas se encontraban reunidos para filmar y observar un famoso proyecto científico. Una alternativa a la tan grande crisis energética que hay hoy en día y en las próximas generaciones y con la cual se podría controlar el actual calentamiento global… e incluso revertirlo. Una noticia de interés global. Y todo esto gracias a la genialidad y colaboración de dos de las más grandes mentes científicas del momento.

Dicho proyecto era sobre la creación de una nueva fuente de energía supuestamente que sustituiría a las demás. Los principales cabecillas del experimento, el cual había sido cuidadosamente estudiado durante muchos años, eran los doctores Hyoudou, dos de las mejores mentes de la actualidad. Dos destacados científicos que sobresalen en campos como la física y química y varias de las ramas que estas dos disciplinas conllevan como son física termonuclear y varias otras más.

El marido, Gorou Hyoudou, posee ingenio e intelecto singulares, un buen hombre que buscaba una mejor relación de la humanidad con el planeta. Fue el que puso la base para crear el proyecto. Un hombre nacido y criado en Japón, hijo único, el único diamante en bruto de toda la historia familiar de los Hyoudou. Conoció a su mujer, la doctora Hyoudou, mientras estudiaba en el MIT.

Eri Hyoudou, también una mujer de origen y ascendencia japonesa, pero que fue a vivir a los Estados Unidos cuando a su padre le ofrecieron un gran trabajo en aquel país. Una experta en física aplicada, cuyos estudios fueron la clave para impulsar las ideas de su esposo.

Al principio la relación fue bastante tensa por sus respectivos estudios. Tuvieron que pasar casi dos años para que ambos dieran el paso y empezaran una relación, la cual tuvo sus altibajos, pero consiguió resistir los problemas gracias a los esfuerzos de ambos porque funcionara.

Varios años después de terminar sus estudios ambos se casaron, mudándose a la ciudad de Pasadena, trabajando en la Universidad.

Y hoy sería el día en que llevarían a cabo la tan ansiada presentación de dicha fuente de energía. La larga espera se había terminado, la larga recolección de los elementos necesarios, así como el diseño de los instrumentos que llevarían a cabo dicho evento terminó satisfactoriamente, y con ello los dirigentes y precursores de todo esto, estaban listos junto a su equipo para realizar el milagro científico del nuevo siglo.

Contando ahora con instalaciones aisladas y preparadas para el experimento, ambos se encontraban paseando por una de las salas en la cual se encontraban periodistas y empresarios. Dicha sala estaba alejada de la zona de pruebas por motivos de seguridad. Ambos se encontraban paseando por la sala en la cual se encontraban periodistas y empresarios. Dicha sala estaba alejada de la zona de pruebas por motivos de seguridad. El matrimonio caminaba junto a su pequeño hijo de nueve años, Issei Hyoudou.

El niño era un prodigio. Superaba a sus padres en cuanto a inteligencia se trataba. Muchos tenían puestos sus ojos en él. Se decía que superaría a sus padres y se convertiría en las mentes privilegiadas del siglo XXI. Si de por sí era bastante listo, si se le instruía adecuadamente, podría ser aún mejor. El castaño estaba muy entusiasmado, observando a todos lados. Cuando le observaban, todos podían notar la perfecta mezcla de los padres, aunque predominaban más los rasgos occidentales que los orientales.

El matrimonio iba saludando a periodistas, empresarios y otras eminencias presentes. Entonces llegó el turno de una persona que no esperaban ver, pero tampoco les disgustaba su presencia. Simplemente no tenían los mismos ideales.

—Esto parece un experimento interesante —dijo el hombre.

—Señor Stark. Un placer verle de nuevo —saludó Gorou, extendiendo su mano.

Stark. Tony Stark. Aunque su nombre completo era Anthony Edward "Tony" Stark. Un exitoso multimillonario, empresario e ingeniero, con una lujosa vida y una enorme fortuna gracias a sus inventos y a la herencia de su padre. Actualmente dirigía y manejaba la empresa de su padre, Industrias Stark, una empresa armamentística.

Y ese era el principal problema de la relación entre el matrimonio y Tony. Los Hyoudou no usaban la tecnología con propósitos bélicos, al contrario que Tony. Pero había respeto, pues Tony Stark seguía siendo uno de los mejores inventores de la historia.

—Lo mismo digo —Dijo Tony, estrechando su mano, observando a todos lados, buscando algo interesante antes del inicio del experimento.

Los periodistas no dejaban de entrevistar y echar fotos a las eminencias, sobre todo en el momento en el que ambos hombres estrecharon sus manos. Los flashes empezaban a cansarles, pero en parte estaban acostumbrados.

—Es un agrado y un honor para nosotros que haya venido —saludó Eri.

—Ya, bueno. Este proyecto ha llamado mi atención. Una nueva fuente de energía renovable es algo que a todos interesa —Comentó Tony, restándole importancia.

—Mientras no sea para usar en sus armas —Sonrió socarrón Gorou – Ah, por cierto, le presento a mi hijo, Issei Hyoudou. Ise, saluda.

—Un placer señor —sonrió el infante extendiendo su mano.

—Lo mismo digo —le sonrió levemente al niño—. Me han dicho que eres un prodigio. Esperemos ver en el futuro.

—*Dr. y Dra. Hyoudou, por favor, preséntense en la sala de pruebas. *

—Vaya. Parece que va a empezar —sonrió la mujer castaña—. En ese caso vayamos —le dijo a su marido, luego cogió a su hijo en brazos—. Nos veremos ahora cariño. Te amo muchísimo —le susurró en el oído mientras le daba un beso.

—Yo también mami —susurró también el niño, abrazándola por el cuello.

Luego el padre repitió la acción.

—Quédate aquí, en cuanto terminemos iremos por un helado, ¿eh campeón? —dijo sonriente a su hijo.

Y se marcharon, dejando al niño solo. Este caminó hasta un gigantesco ventanal, de gran grosor, desde el cual se podía observar un pequeño edificio a la lejanía. Allí se quedó, quieto, observando el edificio con gran curiosidad.

Tony Stark siguió hablando con las personas presentes, pero observando de reojo al pequeño niño. Unos minutos después se escuchó una voz por megáfono.

—*Atención, damas y caballeros, la prueba está a punto de comenzar*

Todos dejaron lo que estaban haciendo para acercarse al cristal. Los periodistas grababan con sus cámaras y escribían en libretas o dispositivos electrónicos todo lo que iba pasando. Este podía ser un paso muy importante para la Humanidad.

XXXXX

En el centro de prueba, un edificio alejado de la zona de espectadores por motivos de seguridad, un edificio de tres pisos, todos con grandes vitrales en los muros exteriores, permitiendo tanto a las personas dentro del interior del edificio como del exterior de este ver claramente lo que sucedía tanto afuera como adentro.

A través de este cristal se podía ver como el matrimonio daba órdenes a su equipo para empezar la práctica. Los científicos en batas blancas largas, con lentes protectores y alguna indumentaria más, se movían raudamente por todo el laboratorio, revisando panel tras panel, además de seguir todos los datos que reportaban los diferentes ordenadores por los que pasaban.

—Este es un momento muy importante —Sonrió Eri—. ¡Así que debemos dar nuestro mayor y mejor esfuerzo! – animó al resto.

— ¡Si!

— ¿Qué tal va todo? —preguntó Gorou mientras tecleaba en su ordenador.

—Niveles de energía estable, dentro del parámetro —anuncio un hombre de pie tecleando algunos botones.

—Carga de potencia en niveles continuos y aumentando. Carga al 40%. Se alcanzará la mitad de potencia requerida en menos de veinte segundos.

—Campos de contención en línea y funcionando, lecturas de primeras cargas residuales por debajo de lo estimado —anunció otro hombre revisando algunos medidores.

—Todo va bien, doctor. No hay ningún problema —respondió una mujer, observando unos gráficos.

—Bien. En ese caso… ¡inicien! —ordenó con seriedad Gorou.

Todo el equipo empezó a teclear en su respectivo ordenador. A través de un cristal podían observar como el generador de energía de la supuesta nueva fuente de energía empezaba a funcionar.

Un gran pilar de metal con una pequeña turbina en el centro, casi aprecia ser la torre Eiffel, tenía otras cuatro torres más pequeñas, cuatro en total, en las puntas de estas comenzaron a brillar un láser salió de las puntas de estas, dando en la punta de la torre más grande, aumentando así las revoluciones en la turbina.

A los pocos minutos la turbina en la torre comenzara a emitir un brillo que se iba intensificando más y más. Viendo como poco a poco leves ondas de lo que parecía ser energía azulada salían de la torre más grande.

— ¿Cómo es el estado actual del generador? —pidió de inmediato Gorou.

—Niveles de energía al 80% de carga total. Ciento veinte segundos antes de que se alcance el nivel total de potencia.

—Bien. Emisiones de energía. ¿Cómo estamos? —preguntó Eri.

—Captaciones de energía estables, niveles de energía en línea estables y dentro de los parámetros predichos —respondió un hombre revisando un panel al otro lado de la habitación donde se encontraban.

—Redes de contención electrónicas resistiendo, niveles de potencia en niveles aceptables. Por debajo de niveles críticos —dijo otra asistente

—Contención de campo magnético estable y sin problemas. Emisión de radiación, por debajo de lo estimado.

—Eso se oye prometedor. Conteo para energía máxima —dijo el hombre.

—Menos de treinta segundos. Y contando: veintinueve, veintiocho, veintisiete, veintiséis…

Y así continuo con el conteo hasta que llegó a cero, haciendo que la aguja en el centro de la torre la cual bajaba por toda la estructura comenzó a brillar.

— ¿Estado del núcleo? —pidió Eri rápidamente.

—Reacción del núcleo estable. Lecturas energéticas continuas y estables —respondió una de las asistentes.

—Campo de contención recibiendo energía y funcionando. Estado a 78 % de su capacidad total. Los niveles de contención son los esperados —dijo emocionado otro científico.

— ¿Recolección de energía?

—Recolección y distribución de energía normales, la red de aislamiento y conducción esta funcionado —respondió otro.

— ¡Todo en orden! ¡100% de funcionamiento! —Informaba un técnico con gran alegría robándole las palabras a la científica que volteo a mirar a su esposo e ir contenta con él.

— ¡Funciona! —Gritó Eri mientras abrazaba a su marido—. ¡Funciona!

Estaba alegre, el proyecto de sus vidas funcionaba. Pero, aun así, algo en la mente de Gorou no le dejaba tranquilo. Viendo como todos en la sala se felicitaban los unos a los otros… viendo a su alegre esposa… pensando en lo que podría pasar si algo salía mal. No. debía de cerciorarse. Debía fiarse de su instinto. Después de todo… este nunca le había fallado.

— ¿Hay algún problema? —Interrogó cauto el hombre.

—Niveles de radiación por debajo de niveles críticos especificados —repitió una de las asistentes.

—Red de contención todo en orden —dijo otro de los técnicos

—Niveles y conducción de energía estable —Informó otro técnico, a lo cual el hombre suspiró aliviado.

— ¿Ve? no hay ninguno doctor. Todo va… un momento —el técnico observaba tranquilo la pantalla, puso un gesto serio y de inmediato comenzó a teclear botón tras botón.

—Esto tiene que ser un error, debe de haber un error —para luego gritar horrorizado—. ¡Algo está pasando! ¡Esto no debería de pasar! ¡Esto está muy mal!

Todos dejaron de celebrar para volver a sus respectivos puestos, empezando a analizar y teclear en sus ordenadores. De la nada cuando todo iba tan bien, y de un momento a otro, alarmas e indicadores en rojo aparecieron en las pantallas de todos.

ALERT—ALERT

Las alarmas sonaban con fuerza.

—Niveles de partículas fuera de escalas, aumento de temperatura en aumento —decía uno de los técnicos intentando corregir el problema al igual que todos en la sala.

—Sistema de enfriamiento cediendo —dijo otra de las técnicas, continuando en su tarea de reparar las fallas.

—Barrera electromagnética cayendo energía de sustento a menos del 40% —dijo aterrorizado otro hombre.

—El núcleo se está sobrecalentando —Susurró Gorou—. Esto no debería de pasar. ¡Todos abandonad este lugar! ¡Va a estallar! —grito alarmado, buscando poner a salvo a todos.

— ¡P-pero doctor…! —intentó refutar uno de los técnicos.

Era cierto tenían miedo… pero, aun así. Varios de ellos dedicaron una buena parte de su tiempo y dedicación a este proyecto. Todo por el bien común. Y los accidentes ocurrían, aun así, había solución. Y los que estaban murmurando ahí… querían buscar una solución, para que sus esfuerzos conjuntos todo ese tiempo no fuesen en vano.

— ¡Nada de peros! ¡Todos afuera! —ordeno.

Ya no había nada que hacer… más que salir de ahí y de inmediato. Simplemente dando una mirada hacia su esposa, encontrándola ahí, con lágrimas corriendo por sus mejillas, quien se acercó simplemente a él y le abrazó, dejando sin palabras al hombre, que apretó los puños y los dientes. No era justo para ella, no era justo para nadie en esa sala.

—No hay tiempo —escuchó el murmullo de su mujer, que observaba con una profunda tristeza el generador, del cual empezaron a salir chispas mientras el color rojo empezaba a notarse.

Su esposo también miro eso. Sus cálculos y previsiones eran perfectos. Fueron revisados y probados en simulaciones decenas de veces… y nunca había ocurrido esto. Los demás miembros del grupo empezaron a sollozar al saber que no habría escapatoria alguna. Algunos rezaban, otros simplemente se resignaron. El matrimonio se abrazó mientras pensaban en su hijo y que no podrían estar con él.

En el tiempo que no pasarían con el…

En el tiempo en el que él crecería… no le verían sonreír… correr… jugar…

No era justo para ellos…

Ni para Issei…

XXXXX

En la sala donde se encontraban los espectadores las alarmas también empezaron a sonar, llamando su atención.

—*Por favor, abandonen la sala. Por favor, abandonen la sala* —se repetía.

Haciendo caso a las alarmas, todos salieron de la sala. Algunos con paso tranquilo y otros que parecía que estuvieran escapando del mismísimo diablo. El único que se quedó fue Issei, que observaba alarmado el edificio donde estaban sus padres. Por su parte, Tony Stark observaba el edificio con gesto serio mientras tecleaba en su teléfono móvil. Una vez dejó de escribir agarró al niño y empezó a salir de la sala a paso apresurado. El pobre infante solo gritaba que le dejara allí.

Unos segundos después de haber salido de la sala, se escuchó una gran explosión.

KABOOM

CRASH

Tony se escudó en una pared, cubriendo al niño. Pudieron escuchar como el cristal se destrozaba en pedazos. Los trozos volaron por la sala, clavándose en las paredes, mientras el polvo les cubría. Cayendo de rodillas, abrazando firmemente al niño que temblaba y lloraba… asustado, confundido, alarmado. Cubriendo con su saco al niño para evitar que respirase el polvo que aún podía ver en el aire. La explosión había sido devastadora.

Unos segundos después Tony pudo volver a abrir los ojos, pero los cerró al instante, pues el polvo era demasiado denso en aquel momento. Podía notar como el niño temblaba en sus brazos.

—No abras los ojos —le dijo al niño.

Un par de minutos después se separó de la pared y avanzó a través del polvo, con una mano en la cabeza del niño pegado a su pecho para que no viera el desastre. Una vez llegó de nuevo a la sala, observó con seriedad el lugar donde antes estaba el edificio de pruebas.

Escombros, pedazos de metal regados por todos lados. Ruinas… no… menos que eso… Ahora apenas quedaba nada de aquel recinto. Trozos de metal por allí, de hormigón por allá. Decir que quedaba nada era demasiado. Entonces sus ojos captaron algunos huesos humanos. Humeantes trozos de tela también.

Lo único que quedaba de aquellas personas que estaban en aquella sala. Notó como Issei intentaba mover su cabeza para ver, sacarla de debajo de su saco, pero Tony solo lo apretó con fuerza, impidiéndoselo. Una imagen como esta… es en definitiva una que un niño de su edad no debía de ver.

—No veas. No veas —le susurró, notando como el infante lloraba, mojando su camisa con sus lágrimas.

El daño era grande. Las víctimas…Ni siquiera pudieron pensar claramente. Únicamente atinó a salir de ese lugar, cubriendo el cuerpo del niño, asegurándose que no pudiese mirar nada de aquel desolador panorama…

En el cual sus dos padres habían perecido…

XXXXX

Las unidades médicas y de seguridad tardaron quince minutos en llegar a la zona. Por suerte no tuvieron que atender a nadie de gravedad. El pobre niño solo lloraba mientras preguntaba dónde estaban sus padres, aunque en el fondo supiera la respuesta.

Tony no se movió del lado del niño. Él sabía por lo que estaba pasando. No. Era aún peor. El perdió a sus padres a los veintiún años, lo cual duele muchísimo, pero Issei los había perdido a los nueve. Era aún demasiado pequeño, demasiado inmaduro, demasiado débil.

Dejando a Issei junto a los paramédicos, Tony fue junto a las fuerzas de seguridad a la zona de pruebas. Al ser quien era podía ser de mucha ayuda.

Aunque en la zona… el área de la explosión… no encontraron demasiado de algo. Algunos huesos quemados esparcidos y partes de la antigua instalación. Teniendo entonces un alcance del poder de la explosión. Cuando llegaron a la zona cero pudieron comprobar que no quedaba nada que analizar, por lo que apenas tuvieron trabajo. Amargamente no tuvieron trabajo.

Aquel día, la comunidad científica perdió a dos de las mentes más brillantes de la época. Pero eso poco le importaba a alguien. Pues ese día Issei Hyoudou perdió a su familia.

XXXXX

Lo siguiente después del accidente fue la rueda de prensa en donde la compañía a cargo del proyecto de los doctores Hyoudou. Explico todo lo referente al accidente, explicando que después de una semana de investigación se descubrió que el accidente se debió a un error mecánico, no se habló más del tema e únicamente se centraron en ello.

Un par de días después consiguieron averiguar de quiénes eran los huesos esparcidos. Había de todos los miembros del equipo de los Hyoudou. Pero, lo único que quedó del matrimonio, fueron una pierna del hombre y un brazo de la mujer. Por suerte consiguieron encontrar los anillos de matrimonio, que estaban en mal estado.

Los restos de los científicos fueron repatriados a sus respectivos países para su sepultura.

Issei fue llevado a un orfanato del estado mientras se discutía qué pasaría con él. Resultó ser un problema más grande de lo que se esperaba para las autoridades, pues no se sabía qué hacer con él realmente.

Después de todo, no tenía más familia.

Dos días después fueron los funerales. Fueron pocos los que fueron al entierro del matrimonio Hyoudou. No tenían hermanos ni primos ni padres. Sus pocos amigos fueron los únicos que fueron, incluido Tony Stark. Pese a que sus ideales eran distintos, guardaban un gran respeto entre ellos.

Issei, por motivos obvios, no fue al entierro. Todos pensaron que eso era lo mejor.

El castaño, por su parte, se pasaba todo el día en su habitación del orfanato. Comía y bebía sin ganas y por obligación, y apenas dormía del tirón, levantándose en medio de la noche entre lágrimas, calmándose el mismo e intentando volver a dormir.

Al día siguiente del entierro, Tony Stark apareció en el orfanato que estaba el niño, dado que no tenía familiares vivos.

—Yo me haré cargo de él —le dijo Tony al director del orfanato y un abogado.

— ¿Esta seguro, señor Stark? —preguntó el abogado mientras alzaba una ceja.

Todos sabían sobre Tony Stark, por lo que estaba sorprendido por las palabras del hombre.

—Completamente —aseguró sin titubeo alguno.

A pesar de que jamás lo admitiría ante nadie, el pequeño castaño le causaba algo de empatía. Además, posiblemente malgastarían su talento, y él era alguien que le gustaba y apreciaba el talento. Veía en ese niño a un gran intelectual en el futuro.

—Es ese caso, señor Stark, tendré que revisar su historial para comprobar que es capaz de hacerse cargo del niño —dijo el director del orfanato—. Mañana le llamaremos y le daremos una respuesta.

Tony asintió, levantándose de su asiento, abotonando su chaqueta, saliendo del despacho.

El abogado se quedó observando como Tony salía de la sala del director. Se quedó un rato más observando una vez que este se fue. Luego descolgó su teléfono y realizó un par de llamadas.

XXXXX

Al día siguiente Tony recibió la llamada del abogado. Parecía ser que nadie había puesto pegas en que el señor Tony Stark adoptara a Issei Hyoudou.

Tony fue hasta el orfanato donde se encontraba Issei.

El niño se encontraba sentado en una silla, al lado de la puerta que daba acceso al despacho del director del orfanato. El infante se encontraba con la mirada triste. Según le habían contado. No había hablado nada en todos esos días. Lo único que hacía era coger los libros de ciencias y matemáticas o dibujar cosas en una libreta.

Tony se puso a su lado e Issei levantó la vista. Reconoció a Tony, pero apenas reaccionó. Se levantó de la silla y se puso al lado del hombre. Entonces ambos entraron al despacho.

Una vez entró en la sala del director del orfanato, Tony se sentó en uno de los asientos. Issei se sentó a su lado, le miró un instante para después volver a su dibujo. Tony también le observó, estudiándolo, y se dio cuenta de que el dibujo no era un dibujo que haría cualquier niño, sino una serie de circuitos unidos a un motor y unas pequeñas ecuaciones matemáticas. Eso fue lo que pudo apreciar, aunque los dibujos fueran malos.

Ese niño sin duda era extraordinario.

—Issei —Llamó el abogado, sentado entre Tony y el director, ganando la atención del niño — Este es el señor Tony Stark, supongo que ya lo conoces —el niño asintió—. Bien, pues resulta que ya no tienes que estar aquí. El señor Stark te ha adoptado y ahora te iras a vivir con él —Issei no dijo nada, simplemente asintió—. Bien, en ese caso, firme aquí, señor Stark.

Tony cogió el documento, revisándolo de arriba abajo. Al ver que no había nada raro cogió la pluma y firmó dicho documento. Luego se puso de pie y se marchó del despacho, siendo seguido por el niño.

XXXXX

Antes de ir al aeropuerto, donde cogerían el jet privado de Tony, éste decidió ir al cementerio de la ciudad de Pasadena, donde estaban enterrados sus padres. Todo el viaje fue en silencio. Ninguno de los dos dijo alguna palabra. Tony estaba a sus cosas e Issei a las suyas.

Una vez llegaron al aeropuerto, un elegante coche les esperaba para ir al cementerio de la ciudad. Una vez allí ambos avanzaron en completo silencio hasta llegar frente a las tumbas de los padres del castaño. Issei solo pudo llorar al ver las tumbas de sus padres.

Tony observaba al castaño, sabiendo perfectamente lo que sentía. Debido a eso le puso una mano en la cabeza, sin decir o hacer nada más.

Un tiempo después, cuando el castaño dejó de llorar, abandonaron el cementerio, fueron de nuevo al aeropuerto y pusieron rumbo a Malibú, donde estaba la casa de Tony. Allí el castaño empezaría una nueva vida, sin saber lo emocionante y peligrosa que esta iba a llegar a ser.


Buenas, no sé si alguno de los que lee mi fic 'Hermanos Dragones' se acordara de que hace muchos meses propuse esta idea y que no sé cuándo haría este fic. Pues aquí lo tenéis. También he de avisaros de que voy a colaborar en parte con AtrixGrayZero y su novia, pero, debido a que no coincidimos en ideas importantes, cada uno hará su versión sobre la misma base del fic, por lo que serán bastante parecidos, pero también distintos. Si os dais cuenta lo notareis. Lo digo para evitar posibles líos y/o follones.

Re editado 08/05/2020.

¡Nos leemos!