Capítulo 5: Un lugar especial Parte 1

El trayecto a Bunny Burrows en el tren no era largo, dos horas a los mucho. Pero para Nick y Judy esas dos horas significaban un breve pero merecido descanso después de dos días de trabajo pesado. Judy estaba angustiada, el caso había dado un giro drástico y le preocupaba dejar a Zootopia indefensa, estaba convencida de que ni Huge, ni Galia, ni Vitaly habían robado el reactor, pero Jeremy y Nicolás eran otras cosas, entre ellos se odiaban y las familias se habían hecho mucho daño, Nick también estaba preocupado pero confiaba en que resolverían el caso pronto, su prioridad en esos momentos era la reacción de Bonnie y Stu.

Nick amaba a su coneja más que nada, haría cualquier cosa por ella. Él fue el primero en dormirse, dos días enteros despierto, dos sesiones de sexo salvaje y rápido y treinta y cinco años le estaban pasando la factura, le angustiaba agotarse tan rápido, Judy era tan jovial, tan atlética y llena de energía y aunque su condición física no era mala ya tenía que empezar a cuidar ciertos aspectos de su salud. Entre sueños no pudo evitar recordar cuando él y su novia fueron a darle la noticia a los padres de ella.

Dos años y medio antes.

Judy y Nick iban en una vagón de tren rumbo a Bunny Burrows tomados de las manos, él temblaba mucho, estaba muy nervioso y miraba fijo a la ventana que le indicaba su destino.

-Nick, ¿estás bien?- le preguntó angustiada la coneja, él se fijó en sus orejas; estaban alzadas, Judy estaba nerviosa pero no tanto como él que se pasó el viaje entero con la cola erizada y las orejas abajo.

-Estoy nervioso, Zanahorias, eso es todo. No creo que tus padres me vayan a aceptar tan fácil- confesó Nick al fin mirándola con miedo.

-Mis padres han perdido sus prejuicios ante los zorros, incluso su socio mayoritario es uno. No te preocupes, todo estará bien- respondió Judy sonriéndole con calma.

-¿Y si no me aceptan? ¿Y si te obligan a dejarme poniéndote un ultimátum o algo así?- dijo aterrado mirando al suelo y con la voz temblorosa. Judy bajó las orejas y la angustia llegó a ella, pero su corazón le dio las palabras adecuadas para consolar al zorro.

-Mis padres deben aceptar que soy una adulta y que sé tomar mis propias decisiones. Escogí ser policía, vivir en Zootopia y te escogí a ti ¿por qué? ¡No sé, te amo y ya, me complementas y sin ti no podría vivir! Y si simplemente no lo aceptan pues espero que aprendan a descargar Skype- respondió Judy molesta y decidida mirándolo fijamente a los ojos, se había parado en su asiento quedando a la altura de Nick, siempre que ella se sentía ofendida tenía esa mirada, una mirada que él adoraba y lo llenaba de calma.

-Gracias, Judy, gracias- Nick abrazó a su novia con mucho cariño dejando atrás el miedo. Es cierto, sus suegros tenían que terminar de soltar a Judy y aceptar todas y cada unas de sus decisiones. La coneja correspondió feliz al abrazo y una vez que se hubieran separado, Nick hizo ademán de besarla cuando notó algo: dos marcas rosas muy pequeñas (casi invisibles) en la mejilla de Judy, dos cicatrices- Judy, ¿qué te pasó?- preguntó con angustia, para que ella entendiera le acarició las cicatrices.

-¿De qué hablas?- Judy fingió demencia total al sentir el roce de su novio sobre esas marcas, no es que la avergonzaran, es sólo que no quería contar esa historia y mucho menos a él.

-Judy, no soy idiota- el tono de Nick se tornó severo y la miró con profundidad, como si en sus ojos violetas fuera a encontrar la respuesta que quería- ¿Crees que después de trabajar con todo lo peor de Zootopia no me vi en alguna ocasión en la necesidad de defenderme? ¡Sé muy bien cómo son las marcas que dejan las garras de los zorros! ¿Quién fue, Judy? ¡¿Quién?!- la sacudió un poco obligándola a responder. Nick era celoso, sí, y la coneja podía bromear con ello, pero como buen cánido era muy protector….jodidamente protector. Siempre que caminaban por la calle y había cachorros jugando a la pelota, él la cubría con su cuerpo para evitar que la golpearan, a Judy eso le parecía divertido, ver al pobre zorro todo encorvado tapándola era bastante ridículo. Pero tan sólo unos días antes un cerdo le había lanzado una piedra a la cabeza y se la había abierto, fueron necesarios tres puntos que apenas le acababan de quitar, esa sí fue una situación seria, Nick a cuatro patas y dispuesto a matar al animal fueron dos visiones demasiado impresionantes para Judy, quien a duras penas pudo detenerlo y calmarlo. Se imaginaba que si le decía la verdad, el zorro tardaría más en bajar del tren que en ir a arrancarle la garganta a Gideon Grey.

-Ah- suspiró derrotada. Suerte que siempre cargaba su pistola de dardos, si Nick se ponía muy violento sólo iba a ser necesario un tranquilizante- Tenía nueve años y era el festival por el aniversario de Zootopia en la escuela, lo hacíamos cada años- contaba con nostalgia pero también feliz, se tomó la libertad de sentarse sobre las piernas de Nick y apoyar su cabeza contra el pecho de él mientras le acariciaba el pecho ¿qué habría detrás de esa camisa hawaiiana?- Mis amigos y yo escribimos, actuamos y produjimos una obra de teatro que presentaba lo maravillosa que era Zootopia, hablamos de cómo eran las cosas del pasado y de lo que queríamos ser en el futuro: Lana White quería ser astronauta y la última vez que hablé con ella estaba dirigiendo un proyecto espacial en la GARZA, Richard Coney actualmente es uno de los inversionistas más importantes de Zootopia y al final estaba yo, la primera conejita policía de todas- narró con orgullo Judy animándose a meter dos dedos en un hueco que hacían dos botones entre ellos, Nick se estremeció ante tal tacto, nunca había estado tan cerca de una hembra, Judy era su primera novia y él era demasiado virgen como para controlarse.

-Y la más hermosa de todas- Nick retiró discretamente la traviesa mano de su novia de su pecho y la besó con galantería.

-Ehh…-para Judy, Nick también era su primer novio, había estado toda su vida tan ocupada preparándose para convertirse en policía que nunca se concentró en el tema de los novios, es cierto que varios conejitos se le declararon a lo largo de su vida estudiantil pero ella no los tomaba en serio, primera porque tenía sus prioridades y segundo porque no eran nada interesantes, pero Nick era diferente, él la hacía reír, una vez la hizo llorar y siempre estaba contenta a su lado, pero con ese zorro había despertado un sentimiento que había permanecido oculto dentro de ella: deseo, pero un deseo puro, el anhelo de pertenecerle a él y sólo a él- Sí, bueno- respiró hondo y calmó sus bajos instintos- El punto es que había un chico llamado Gideon Grey que siempre me fastidiaba. Su familia era muy tradicional y le habían inculcado que los depredadores eran superiores a las presas, supongo que ver una coneja queriendo superarse le volteó de cabeza su mundo. Era el típico bully idiota que yo me encargaba de ignorar, siempre me decía cosas estúpidas y yo le restaba importancia. Pero esa vez fue diferente…-dijo con cierta tristeza.

-¿Qué sucedió?- y Nick comenzó a angustiarse.

-Mis padres estaban (cómo siempre) estaban tratando de desanimarme con respecto a mi sueño cuando me di cuenta de que Gideon y su secuaz iban tras otros amigos míos para quitarles sus boletos, ya sabes, de esos que te ganas en los juegos y los intercambias por algún juguete antes de irte. Describía con desinterés.

-Y Santa Judy de los indefensos tenía que hacer algo al respecto, ¿verdad?- dijo Nick dramatizando.

-¡Obvio! ¿Qué clase de policía sería si no me preparara desde ese momento?- dijo con sorna Judy mirándolo a los ojos- Cómo te decía, me enfrenté a Gideon, primero traté de que me diera los boletos por las buenas pero él…me empujó y yo le pateé la cara…-Judy miró al suelo con miedo, ya no le daban miedo los zorros, pero esa no dejaba de ser un experiencia bastante fuerte para ella, Nick la miró angustiado- Se enojó mucho, justo después de que le saqué un diente fue que me arañó la cara- inconscientemente Judy se tocó la mejilla herida, pero recuperó sus ánimos en seguida- No fue tan grave, ni siquiera necesité puntos, fácilmente pude hacerles creer a mis padres que me había hecho esto jugando y saltando por ahí, digo ¿qué cachorro no se lastima en una feria?- la coneja trató de sonar relajada, casi sarcástica como su novio, pero incluso Nick se había puesto serio al hablar de su pasado con la tropa nodriza.

Judy pudo notar la reacción del zorro al terminar de relatar su historia, la miraba angustiado, casi culpable. La abrazó con fuerza, sus corazones latiendo al unísono, Nick era un manojo incontrolable de sentimientos, por una parte quería llorar, se sentía culpable por no haber estado ahí para protegerla de ese Gideon Gray, pero también deseaba desfigurar a ese sujeto por osar lastimar a su Judy. Ese zorro abusador había arruinado la vida de ambos a largo plazo, tal vez ahora fuera un pastelero cobarde, pero había herido a Judy, una coneja y eso iba a complicar las cosas con los señores Hopps. ¡Mierda!

-¿N-Nick?- Judy no comprendía la reacción de su novio.

-Te prometo, Judy, que nunca en la vida te voy a lastimar y juro protegerte de todo aquél que trate de herirte, eres mía, Zanahorias y no me gusta que maltraten lo que es mío- Nick comenzó su juramente con tono solemne, pero pronto dijo "Eres mía", volvió a ser el zorro seductor que ella amaba.

-Gracias, Nick- Judy correspondió y justo cuando iban a fundirse en un apasionado beso, el tren paró- Creo que llegamos- dijo ella y se bajó de las piernas de Nick.

Judy se acercó a la puerta de entrada y salió primero dejando a Nick encargándose de las maletas. Ahí estaban Stu y Bonnie Hopps, tan campiranos y tranquilos, felices de ver a su hija nuevamente.

-¡Judy, hija estás aquí!- la saludó Bonnie efusiva abrazando a la coneja policía.

-¡Judy-dudy, por fin estás en casa, no sabes cuánto te extrañamos!- dijo Stu al borde de las lágrimas.

-¡Yo también los extrañé mucho!-Judy abrazaba con fuerza a sus padres con mucho cariño.

-Oh, mi niña…-Bonnie iba a decir algo sobre lo radiante que se veía, cuando notó algo curioso- ¿Dónde está tu equipaje?-

-¡Oh! Nick las trae-dijo con naturalidad Judy, muy tarde se dio cuenta de su error-

-¿Nick?- preguntó Stu confundido, su querida hija nunca les había hablado de ningún Nick.

Mientras, el pobre zorro salía del vagón con todas las maletas, casi hacía malabares para evitar que se le cayeran. Una vez pudo llegar hasta la familia, las dejó caer sin delicadeza en el suelo.

-¡Uf!- jadeó agotado, se limpió el sudor con un brazo- ¿Sabes, Zanahorias? Podrías ayudarme la próxima vez, se supone que apoyas la equidad de género- agregó sarcástico, el estúpido zorro no pudo haber escogido un peor momento para ser…bueno…un zorro.

Stu y Bonnie no se creían lo que veían, Judy, su adorada hija que le tenía miedo a los zorros estaba viajando con uno, permitiéndole que la llamara con apodos (uno que consideraron bastante despectivo) y ahora la estaba abrazando por la espalda como si nada, como si fueran…

-Mamá, papá, él es Nicolás Piberius Wilde- presentó Judy a su pareja tratando de actuar lo más natural posible- Es mi compañero en la policía y además es mi novio- la propia Judy se sorprendió de lo normal que sonó esa presentación, no había hecho pausas ni titubeado al decir "novio". No lo hizo, no tenía porque, no se sentía avergonzada. Nick bajó las orejas y sintió ganas de llorar al escuchar esa presentación tan llena de orgullo ¿tanto lo amaba Judy?

Stu y Bonnie miraron a su hija impactados y boquiabiertos, Nick soltó a Judy y se paró frente a la pareja extendiendo su mano hacia los conejos en pos de saludarlos.

-Mucho gusto en conocerlos, señores Hopps- el zorro puso su mejor sonrisa, la cual era bastante terrorífica tomando en cuenta que estaba sumamente nervioso, Judy lo notó y se acercó a abrazar a su amado Nick.

Los padres de la coneja no reaccionaron, no sabían qué hacer ni qué decir, trataron de ordenar todo lo que acababa de pasar: primero, su amada hija había regresado a casa, aunque fuera por unos días, segundo, un zorro había bajado del tren con ella, tercero, era su novio y cuarto, ese mismo zorro les tendía la mano con una sonrisa de asesino psicótico. No, no era posible, no tenía sentido, Judy le tenía miedo a los zorros gracias a Gideon Grey, no podía haberse enamorado de un zorro, ¡simplemente no podía!

Al ver que los conejos no respondían a su saludo, Nick bajó la mano bastante desanimado. La tensión se podía cortar con un cuchillo, los cuatro animales lo sabían, Judy agradeció que sus hermanos siguieran en la escuela y no estuvieran ahí haciéndole miles de preguntas, pero no se salvaría para la hora de la cena. Bonnie, que es más prudente que su marido, decidió hablar primero.

-Vaya, sí que es una sorpresa. Pero lo importante es que están aquí sanos y salvos, ¿no, Stu?- la vieja coneja miró con nerviosismo a su marido que tenía una mirada entre seria y perdida que no se despegaba del pobre Nick.

-Auto. Ahora- fue todo lo que pronunció con una voz casi robótica, dio media vuelta y caminó hasta su camioneta roja que estacionó afuera de la estación. Bonnie, Nick y Judy lo siguieron después de recoger el equipaje.

La de Stu era una camioneta de carga, por lo que sólo cabían los conejos en frente y Nick tuvo que irse en la parte de atrás expuesto al sol y al aire libre, cuidando de que el equipaje no saliera volando. Stu no le permitió a su hija bajar la ventanilla que conectaba con la parte trasera del auto para que hablara con el zorro, todo el trayecto se la pasaron en silencio, un silencio incómodo y hostigante.

Finalmente llegaron a la casa Hopps, Nick tuvo que saltar de la camioneta pues nadie tuvo la amabilidad de ayudarle, Judy no pudo pues no se lo permitieron. La fachada de la madriguera era bastante rural para el gusto de urbano volpino, había flores por doquier, una cerca de madera blanca y un tapete a la entrada de la casa que decía "Bienvenidos". Los cuatro mamíferos entraron a la madriguera, bajaron cerca de diez escalones hasta llegar al hogar de los conejos, Nick no tuvo la oportunidad de apreciar lo hogareño del lugar cuando Judy ya lo estaba jalando hacia uno de los mullidos y florales sillones de la sala.

-¿Les ofrezco algo de beber?- preguntó Bonnie dirigiéndose a la cocina, Stu se quedó en la sala justo en frente de la pareja.

-No, gracias mamá- respondió Judy, a Nick no le hubiera caído mal un buen vaso de agua, pero no consideró oportuno el pedir nada.

Stu los miraba fija y seriamente, los ponía nerviosos, cómo bueno policías sabían lo que el viejo estaba haciendo: los estaba analizando. Primero se fijó en la diferencia de tamaños, Nick le sacaba casi tres cabezas a Judy, después le vio la cara, sin duda era más atractivo que Gideon Grey, pero también más viejo, al menos ocho años le calculó, demasiados para su pequeña de veinticuatro, se fijó en la ropa de él, una camisa hawaiiana cualquiera, la corbata mal amarrada, Stu no sabía mucho de moda citadina pero sabía bien que así no podía vestirse alguien con clase. Y lo peor, no soltaba la pequeña mano de Judy ni un solo instante, de seguro esperaba que ella les explicara toda la situación. Maldito cobarde, pensó.

Bonnie regresó con dos tazas de té para ella y su marido, se sentó al lado de Stu y miró a su hija y a la pareja de ésta. Hubo un tiempo en que la coneja llegó a pensar que su Judy era lesbiana porque nunca había tenido novio, se había resignado a la idea y hasta la aceptaba bastante, pero que la joven resultara estar perdidamente enamorada de un zorro le había derrumbado todas sus expectativas de ser abuela.

-Muy bien, ¿es una broma verdad, hija? Por lo que ocurrió en el pasado de que no te apoyábamos, sí, debe serlo- decía Stu en un tono suplicante, casi sarcástico.

-No, papá, no es una broma. Amo a Nick y estoy con él- el firme tono de voz de ella sorprendió a ambos enamorados.

-¡¿Pero cómo es posible, Judy?! ¿Qué no recuerdas lo que sucedió con Gideon Grey?- Stu gritaba cómo loco, se había parado de su asiento y Bonnie trataba de calmarlo.

-¡Eso fue hace años, ya todos lo superamos, trabajas con Gideon y de no ser por él no tendrías esa camioneta!- Judy también se había puesto a la defensiva.

-Gideon trabaja honestamente, si éste es el zorro del que nos hablaste no es más que un estafador, un delincuente- defendió Bonnie a su marido.

-¡Por Dios, mamá! ¡Nick ya no hace eso, es un excelente policía!- Nick quería hablar, pero no sabía qué decir en realidad.

-¡Es un zorro, Judy! ¿¡Cómo sabes que no va a engañarte con otra!? ¿¡O peor: a comerte!?- insistió Stu reflejando su temor.

Esa fue la gota que derramó el vaso para Judy y Nick, ella recordó el día de su desastroso discurso que la alejó de él durante seis meses y el zorro recordó cuando tuvo que hacerse pasar por salvaje para atrapar a Bellwether. La policía tuvo el impulso de mandar a sus padres y sus prejuicios al demonio, pero su novio fue más astuto.

-Señores, no sé qué concepto tengan de los zorros en general y de mí, pero permítanme explicarles. En efecto, fui un estafador hasta hace poco, en Zootopia hay más estereotipos de los que creen y el que se le daba a mi especie era el de astutos y tramposos, a raíz de un terrible evento de mi niñez creí que ese era mi lugar, pero Judy me mostró que puedo ser lo que yo quiera, que no era mi obligación seguir esos prejuicios impuestos por animales que llevan años muertos- Nick hablaba tranquilo y serio, mirando fijamente a los ojos de los padres de su amada- No voy a negarles que sí me desconcertó bastante ver a una coneja policía, yo mismo traté de desanimarla porque me parecía ridículo, pero la que me cambió fue Judy, me mostró un camino diferente y soy muy feliz en él. Yo también tengo un trabajo honesto y una vida digna al lado de su hija. Por lo otro, en la evolución de nosotros los zorros se perdieron varias cosas cómo: el instinto asesino, el hambre voraz, pero se conservó algo muy importante: Amar y tener una sola pareja el resto de nuestras vidas- Judy miró a Nick sorprendida, ¿él sólo podría amarla sólo a ella? Se sintió infinitamente feliz- Por lo tanto, no tienen que preocuparse de que engañe a Judy o de que me la coma, nunca va a pasar algo cómo eso, Judy es mi mundo y por eso pido su aprobación para estar con ella- Al terminar, Nick abrazó a la conejita por la cintura y la atrajo a él, ella no sabía qué decir, cada una de las palabras del zorro habían sido perfectas.

Stu y Bonnie estaban petrificados, nunca habían escuchado tanta sinceridad proveniente de un zorro (ni siquiera de Guideon Grey) pero de algún modo fue suficiente para calmar a los alarmados padres de Judy.

-Bueno, Nick Wilde, parece que te juzgamos mal- dijo Stu levantándose de la silla, con paso firme y una sonrisa sincera le tendió su pata al zorro que lo miraba confundido- Jamás había visto tanta sinceridad en los ojos de un zorro, ni siquiera en los de Gideon. Tienes mi aprobación para estar con mi hija- dijo satisfecho.

-Y la mía también. Pero te lo advierto, Nick, nuestra familia es muy grande, si le haces algo a Judy no te la vas a acabar- agregó Bonnie sonriente.

Muy nervioso y sin poderse creer su buena suerte, Nick tomó la mano de su suegro y éste lo jaló para darle un abrazo al que se unieron Bonnie y Judy. La conejita estaba muy contenta, al fin tenía la aprobación de sus padres, se quitaba un gran peso de encima, se sentía feliz, se sentía libre.

A las pocas horas llegaron los hermanos de Judy, los de su camada y los de las siguientes preguntando de todo a Nick, al pobre le fatigaba escuchar tantas voces a la vez y tuvo que soportar los flashes de todos aquellos gazapos con celular que ansiaban una foto del novio zorro de su hermana.

Llegada la noche y terminando de cenar, Judy condujo a su pareja al cuarto de ella que ahora compartirían. Era el más alejado de toda la madriguera, pues a la coneja le gustaba estudiar sin que la molestaran los gritos de sus hermanos, la habitación no parecía encajar con la casa, ni la misma Judy parecía hacerlo, había posters de bandas de rock alternativo (Nick sólo reconoció el de Skillet), una cama matrimonial con un edredón azul obscuro, un escritorio con libros de terror y policíacos (la mayoría de Edgar Allan Crow y Arthur Cobra Doyle), el lugar era serio, pero le venía a la perfección a Judy.

-Ok, tú puedes dormir del lado de la pared, así me aseguro de que no te caigas y te des en toda la…¿Nick?¿Estás bien?- la coneja había comenzado a acomodar la ropa de ambos en un mueble cuando notó que su zorro se había sentado en el borde la cama y tenía una expresión triste, casi desconsolada ¿cómo era posible si tan sólo unos minutos antes estaba riendo con sus padres y hermanos?- ¿Amor, qué…?-

-Judy…¿me tienes miedo?- preguntó con seriedad viéndola a los ojos mientras se paraba frente a ella. La pregunta tomó a Judy por sorpresa, instintivamente llevó su mano a las cicatrices que le fueron causadas por Gideon cuando era niña.

-Pf, claro que no. ¿Por qué preguntas algo tan estúpido?- Judy trataba de sonar sarcástica, de liberar la tensión, pero al acercarse para abrazar al zorro,éste se hizo para atrás.

-¿Qué acaso no temes que te devore?- Nick se estaba contradiciendo a sí mismo, a su mente venía el recuerdo de cuándo tuvo que hacerse pasar por salvaje para salvar a Judy y lograr que Bellwether confesara, pero sintió el sabor de su pelaje, sus dientes se clavaron ligeramente en su carne, la dominaba y a una parte muy profunda de él le gustaba ver a la coneja sometida.

-Claro que no- Judy se dejó de estupideces y saltó sobre Nick tirándolo en la cama y besándolo con pasión- Quiero que me devores, Nick- susurró en un tono que sólo podía definirse cómo excitado. Nick la miró perplejo.

-¿Qu-qué?- Nick no comprendía nada, estaba confundido-Judy, ¿en serio quieres hacer esto?- preguntó serio y mirándola a los ojos, la coneja lo miró con ternura.

-Tú eres mi primer y único amor, sino me entrego a ti, no lo haré a nadie más- le dijo con ternura y sinceridad acariciándole el rostro- Y te voy a dejar hacerlo sin condón- le susurró seductora al oído.

-E-espera, ¿entregarte?, digo, eso explica porque no tienes condones aquí. Entonces, ¿sería tu primera vez, Judy?- El zorro la miró atónito, por lo pícara que llegaba a ser a veces con él, Nick juraba que ella ya había tenido alguna experiencia con el sexo y aunque la noticia de que él iba a ser el primero en tocarla cómo hembra ,también le aterraba no complacerla cómo ella se merecía.

-Pues, sí- a Judy le daba penar responder tal pregunta, pues por su parte estaba segura de que Nick llevaba teniendo sexo desde antes de los veinte, ya fuera por negocios o porque para la copulación no se necesitaba un sentimiento, no era lo mismo que hacer el amor.

-Qué curioso- Nick sonrió con ternura- ésta es también mi primera vez- y la besó, la besó con tal pasión que no le permitió escupir su pregunta más presente "¿Eres virgen?".

Siguieron besándose un buen rato, Nick le acariciaba la espalda a Judy por encima y debajo de la ropa, cuando ella sintió que ya habían tenido suficiente se irguió y se sacó la blusa con todo y brassier deportivo dejando sus pequeños pechos expuestos ante Nick, ambos estaban muy avergonzados, pero Judy más pues sentía que no eran del agrado del zorro.

-Son…algo pequeños pero…-dijo con pena, pero su amado le puso un dedo en la boca y la miró tierno.

-Eres perfecta para mí, Zanahorias- confesó. Para no quedarse atrás primero tomó a su pareja de las nalgas y giró su propio cuerpo noventa grados hasta quedar con su cabeza sobre la mullida almohada de Judy, después dio la vuelta quedando arriba de la coneja y se quitó la corbata y la camisa.

Judy estaba muy sonrojada, el entrenamiento en la academia y el de su día a día le había desarrollado a Nick los músculos de los brazos y le había marcado tenuemente los abdominales. Besó a su zorro con ansias, éste se permitió acariciar esos suaves y pequeños pechos que ya comenzaban a volverlo loco, Judy gimió levemente, pero sus gemidos se intensificaron cuando Nick comenzó a lamer sus senos, eran lo suficientemente menudos cómo para que pudiera hacer su labor con ambos a la vez, ella quería tocarlo, complacerlo, pero era tan pequeña que no podía más que acariciar su cabeza.

-Nick, voy a tratar otra cosa, ¿está bien?- dijo ella.

-Confío en ti- la miró a los ojos y le dio una mirada tierna.

Judy empujó a Nick para poder enderezarse y lo besó con pasión, si hubiera podido meter su lengua hasta la garganta del zorro lo hubiera hecho. Siguió besándolo, acariciándole el pecho, descendiendo sus pequeñas manos hasta llegar al pantalón de él, Nick tuvo el impulso de alejarse cuando sintió cómo la coneja le desabotonaba la prenda pero sabía que ya no había vuelta atrás, ambos querían hacer esto, ambos lo necesitaban. Judy estaba muy avergonzada pero continuó con su labor acariciando los bóxers de Nick y finalmente, en un impulso de valentía, metió ambas manos dentro. Nick ahogó un gemido al sentir su miembro siendo acariciado por la coneja, la erección era bastante notoria, pero él estaba acomplejado, en la secundaria y preparatoria había visto a otros zorros desnudos a la hora de la ducha después de las actividades deportivas y no pudo evitar notar que su pene era un poco más pequeño que el de sus compañeros de la misma edad, saber que Judy era virgen le aliviaba, estaba seguro de que ella no se burlaría de él, pero la coneja estaba tan excitada en ese momento que no se percató de que necesitó de sus dos manos para rodear la virilidad de Nick y comenzar a masturbarlo, estaba en cuclillas sobre él, por lo que el zorro aprovechó esa posición para invadir un poco la intimidad de Judy, fue directo a su clítoris no acarició ni su pantalón ni sus bragas, ella notó la desesperación del zorro al hacer esto. Dejó de estimularlo temiendo que se corriera y no pudieran terminar correctamente y aunque ella sabía que las hembras podían tener varios orgasmos, no le parecía correcto correrse antes que Nick, por lo que trató de separarse un poco para poder recostarse en la cama, pero él no se lo permitió.

-No…quiero que…llegues- dijo el zorro con voz entrecortada, que Judy hubiera dejado de masturbarlo no le gustó nada, pero comprendía porque lo había hecho.

-Pero…ah…Nick…- a Judy no le parecía justo, pero se sentía jodidamente bien, si negativa hizo que Nick la frotara con más fuerza, ahogándola de placer.

-Es por la dilatación…para que duela menos- y siguió.

Judy no tardó mucho en correrse, ese no era su primer orgasmo pero era el primero que le provocaba otro animal, las manos de alguien a quien amaba.

-Nick…-susurró ella.

-¿Sí?-

-Quiero que…-le daba mucha vergüenza confesar lo que estaba a punto de decir-Entres…en mí.

-Cómo ordene, oficial- dijo él feliz.

Sacó sus dedos de las bragas de Judy y cambió posiciones una vez más dejándola a ella recostada del lado de la cabecera, con cuidado de no lastimar su rabo de coneja la desnudó por completo, Nick no podía creer lo que veía, una preciosa coneja lista para recibirlo cómo macho, que lo amaba incondicionalmente y que confiaba en él. Se quitó sus pantalones y sus bóxers aventándolos al suelo, Judy se quedó viendo fijamente al pene erecto de él, la confianza del zorro se cayó al suelo, seguro que incluso ella iba a criticarlo.

-Nick…-por el tono de su voz, lo que fuera que la coneja le dijera no le iba a gustar- ¿Crees que entre por completo?-

Oh, sorpresa. Nick comprendió todo, para ella, él era demasiado grande, seguramente lo suficiente para lastimarla ahora pero para volverla loca después. La miró con ternura, la besó y le dijo.

-Claro que sí, para eso hice que te corrieras primero- dijo pícaro, ella se sonrojó mucho.

-Torpe zorro- respondió avergonzada.

Nick sonrió satisfecho, abrió un poco las piernas de su novia y se posicionó entre ellas, acomodó la punta de su miembro en la entrada de ella y comenzó a empujar. Judy enterraba las uñas en las sábanas, era una sensación terriblemente incómoda y conforme iba entrando más en ellas, se tornaba dolorosa, en cambio Nick se sentía en el séptimo cielo, quería entrar por completo en ella para salir y repetir el proceso, pero supo por los gestos de dolor de su amada que debía ser lento y cuidadoso, lo último que quería era lastimarla. Pasados unos minutos llegó al himen de Judy, en cuanto lo rompiera la coneja sería toda suya y no permitiría jamás que ningún otro macho se la quitara. Pero tenía miedo ¿y si le dolía demasiado?

-Hazlo- Judy había notado la duda de si continuar o no de Nick y aunque estaba llorando un poco a causa del dolor eso no le quitaba su deseo de ser del zorro.

-¿Segura? Podemos parar si no te sientes lista…- dijo él, que aunque estaba muy caliente si su novia le decía que se detuviera Nick lo haría, ya se escabulliría en la noche al baño para terminar el trabajo.

-Quiero que me hagas tuya, Nicholas, y quiero que lo hagas ahora-

Nick no supo si fue el ego o el amor lo que hizo que finalmente rompiera la delgada barrera que protegía la virginidad de Judy, ella no pudo evitar gritar de dolor, el zorro se quedó quieto, le besaba los labios, el cuello y los pechos, una vez que Judy dejó de sentir dolor y el miembro palpitante de Nick comenzó a complacerla fue cuando él se permitió moverse, lento y sin salir de ella.

-Ah, um…Nick, más rápido- suplicaba ella, al fin, después de alrededor de diez minutos comenzaba a gozar tener a Nick dentro y quería disfrutarlo al máximo.

-Gracias, Zanahorias- y comenzó con el vaivén frenético que llevaba resistiendo desde hacia tiempo.

Ninguno de los dos quiso mirar abajo, pues a pesar de que uno tenía un mejor olfato que la otra percibían un tenue olor a sangre, aún así no se detuvieron, Judy arañaba de placer la espalda de Nick, había envuelto sus piernas en la cintura de él y el volpino la había alzado un poco, le acariciaba el trasero y el rabo y la abrazaba con su propia cola.

-Judy…ya…no aguanto más- inevitablemente Nick iba a correrse pronto, ¿lo haría ella también?

-Está…bien…ahh, quiero sentirte por completo…ah, ah- Sin duda alguna, ella también estaba cerca de su propio clímax.

Nick se movió más rápido y ya ninguno podía controlar sus gemidos, finalmente llegaron al orgasmo, primero fue Nick quien llenó con su semen caliente el interior de la coneja y ella al sentirlo pudo correrse también. Terminado el acto, Nick salió de Judy y comprobó lo que sospechaba, su miembro estaba ligeramente cubierto de sangre y la vagina de su novia dejaba escapar un fino hilo del mismo fluido.

-Espérame aquí- dijo con ternura Nick.

Se dirigió al baño integrado a la habitación de Judy, con papel higiénico mojado se limpió la sangre, se enjuagó la cara y mojó en agua tibia una toalla para las manos, después se dirigió a la cama, que ella ya se había encargado de destender para ambos, le pidió que se sentara, con cuidado abrió sus piernas y muy delicadamente limpió el semen, la sangre y los fluidos de ella de su vagina, una vez que terminó fue de nuevo al baño, limpió la toalla y la dejó secando, al volver al cuarto, Judy ya estaba recostada en la cama, esperándolo.

-Gracias- en cuanto Nick se acostó y se tapó con las sábanas, Judy abrazó a su novio- Me trataste cómo todo un caballero.

-Nena, soy un caballero- respondió sarcástico- ¿segura no te hice daño?-

-Dolió un poco al principio, pero después me sentí en el Cielo- respondió contenta.

-Me alegra, Zanahorias…gracias, por permitirme ser el primero-

-En esta vida y en la que sigue, tú siempre serás el primero, Nick Wilde- dijo conmovida, le besó los labios y se recostó en su pecho- Una pregunta, ¿por qué les dicen "zorras" a las amantes?- A Judy la había perseguido la duda desde que Nick dijo que los volpinos sólo se enamoraban una vez en la vida.

-Jajajajaja, bueno, jaja, eso es porque- Nick no podía controlar sus carcajadas, la pregunta lo había tomado por sorpresa y le causó mucha gracias- Eso es porque, cuando encontramos a nuestro único amor, nosotros los zorros tenemos mucho, mucho sexo.

-Oh- respondió ella, bastante sorprendida.

-Así que prepárate, conejita ,porque eres el amor de mi vida-

Ambos sonrieron y se dispusieron a dormir abrazados.

Dos años y medio después.

-Nick, despierta, ya llegamos- Judy despertó a su prometido con delicadeza.

Cuando al fin despertó, Nick abrazó a Judy y avanzaron a la salida del tren, en la estación ya los esperaba toda la familia Hopps.