Viendo el espejo me doy cuenta que necesito vacaciones... mi pelo castaño, creo que ya debo cortarlo... en todo el cuerpo tengo ligeras cicatrices y heridas de años... mis ojos se ven más oscuros de lo que realmente son, por culpa de mis ojeras.
*suspiro*
Pero no puedo evitarlo, todos los días debo de cuidar a mi princesa y todas las noches debo seguir entrenando, debo protegerla con mi vida, aunque me cueste la mía.
-¡Sha ro rin!- Así como la vi entrar, sin permiso, a mi baño, la vi salir igual de rápido. Me pareció escuchar un leve perdón de su parte.
No puedo evitar reírme de su cara roja, mejor dicho no puedo evitar hacerla enojar, hacerla reír, pero sin dudarlo, hacerla sonrojar es mi actividad favorita.
Llevamos una relación de amistad – odio, pues tengo una linda princesa caprichosa.
No recuerdo mucho mi infancia pero llegue a este palacio a los 6 años, no recuerdo a mis padres y al inicio me sentía triste pero aquí todos son muy amables... bueno todos menos el príncipe, el creo que me odia casi con todo su ser y digo casi sólo porque me ha defendido cuando era un niño, a él le debo que su hermana y yo sigamos vivos.
Esta pesada armadura que tengo que portar aunque no lo parezca, se ve como simples ropas pero cada prenda está hecha con un material especial que el alquimista Yukito creo, diariamente debo portarla para entrenarme mientras cuido a la princesa.
Salgo de mi cuarto y veo a esa pequeña en la esquina del pasillo, sentada jugando con sus dedos, hago un pequeño sonido para que note mi presencia y le tiendo la mano ayudándole a levantarse.
-Ya le había dicho princesa que no pase a mi cuarto sin permiso por favor, soy un hombre y ni en mi debería de confiar en ciertas situaciones-
La veo hacer un puchero, abrir la boca y volverla a cerrar.
- Yo no sabía que te gustaba andar por ahí casi desnudo... además ¡eres mi guardian! Deberías haberme despertado temprano hoy-
-Princesa usted debe dormir bien, aparte siempre duerme como un oso y se despierta hasta tarde- Y ahí está, ese sonrojo que me vuelve loco.
-No hoy... aparte... es mi cumpleaños, quería despertar y que tú me felicitaras-
Apenas alcance a escuchar estas últimas palabras, esta princesa que tengo frente a mi puede llegar a ser muy testaruda, muy caprichosa, enojona, incluso mandona, sin embargo su lado tierno le gana, su lado infantil que a todos encanta.
-¿Y por eso entraste a mi cuarto sin permiso? ¿No te gusto el regalo de verme a medio vestir? -empecé a acorralarla contra la pared - Discúlpeme princesa, pero su regalo y la felicitación será más noche-
No pude aguantar más la risa, verla como una niña indefensa, mas roja que un tomate y los ojos cerrados evitándome totalmente, era demasiado para mí.
-¡Deja de bromear, enorme pervertido! No me importa que tu no me felicites, ¡ja! pero no puedes faltar a tu palabra- Me miro amenazantemente.
-Lo sé, lo sé, dime ¿Qué quiere el día de hoy su majestad?-
Hace 11 años le prometí a la princesa, que cada cumpleaños, haría lo que me pidiera sin rechistar, cualquier pedido, cuando ella cumplió 5 años me pidió un unicornio, yo tenía recién 7 en ese momento, no sabía qué hacer, así que conseguí un caballo, el más blanco que encontré, salvaje como el mismo, con mis propias manos talle una especie de cuerno y lo pinte con bayas para que adquiriera tonos rojos y morados, ponérselo fue el mayor trabajo, aun tengo una cicatriz de ello en el costado de mi abdomen. Se lo mostré a mi princesa, pero con el temor que le fuera a hacer algo a ella le dije que era suyo, pero era más hermoso corriendo por el bosque y ella acepto mi palabra con esa hermosa sonrisa que me encanta.
A los 12 años me pidió una estrella, no sabía que hacer, corrí donde el Alquimista que aunque no me agrada, sabía que era el único que podía ayudarme, tuve que trabajar para él por las noches todo un mes, pero me dio lo que quería, una especie de esfera de fuego, me dijo que tenía que prenderle fuego y tenía que ser en un lugar donde no hubiera nada, pues podría incendiarse, lleve a la princesa a unas antiguas ruinas apenas afuera de la ciudad, con el permiso del rey por su puesto. Puse a la princesa en un lugar apropiado algo lejos y encendí esa esfera, salió volando al cielo y entonces estallo, dejando una estrella gigante por unos cuantos segundos. Ese día sufrí una leve quemadura en mi mano izquierda, pero valió la pena al ver su cara de felicidad.
En realidad ... siempre sufría con las peticiones que me hacía por su cumpleaños, hasta hace 2 años que noto una leve herida que me hice al recoger una flor para ella, ahora solo me pide cosas como ir al pueblo o a algún lago cerca, sin embargo extraño ver esa sonrisa de emoción al cumplirle una de sus fantasías imposibles.
-Solo quiero ir al pueblo y deja de verme como un tonto- Paso por debajo de mis brazos y empezó a caminar, llevaba un pantalón holgado color paja, una blusa rosada con mangas transparentes dejando ver su ombligo, puse una tela larga sobre ella mirándola de mala forma y entendió enseguida. La vi como acomodaba la tela alrededor de su delgado cuerpo, creció demasiado y ahora cualquiera la ve como comida... incluso siento que a veces yo la veo así, pero nunca le haría daño, de ninguna forma.
-También quiero otra cosa, por hoy no me digas princesa por favor...- susurro como suplica y entrelazo mis dedos con los suyos empezando a caminar, sin darme tiempo de negarme o decir algo más.
La seguí por los pasillos, pero al ver unos guardias solté rápidamente su mano, la vi molestarse y volvió a tomar mi mano apretándola entre sus finos dedos.
-Si vuelves a soltarte juro que le diré a mi hermano que te deje todo el día en cuclillas bajo el sol-
Trague saliva al escucharla, realmente no es que no pueda revelarme o defenderme de cualquiera en este reino, sin embargo no desobedecería, el príncipe me lo dijo hace casi un año, si desobedecía una sola orden de su parte, me relevaría de mi puesto y nunca más podría ver a mi princesa, o si intentaba algo con ella no me mataría, pues él sabe lo que siento, pero si me desterraría del reino, dejándome vivir con ese suplicio y es algo que no pasare.
-¿Shaoran?- la tenía frente a mi casi pegada y no pude evitar el abrazarla mientras viendo que no había guardias.
-¿Qué te pasa tonto? te quedaste como ido y ahora me abrazas- me dijo mientras sentía sus brazos alrededor de mi pecho, abrazándome con fuerza y no evite el corresponderle con la misma intensidad.
-Nada prin... Sakura, nada, ¿segura que quieres solo ir al pueblo? pídeme cualquier otra cosa por favor, extraño a esa niña caprichosa a decir verdad, aparte me divertía haciendo de todo por demostrarte que podía conseguir cualquier cosa en este mundo-
-No Shaoran, siempre terminabas lastimado por mi culpa y nunca fuiste capaz de decírmelo, no quiero ser la responsable, así que solo quiero eso, además lo que en este momento quiero no podrías dármelo, ni evitar lo inevitable-
-¿Quieres la luna? la conseguiré, ¿quieres un delfín como mascota? iré al mar solo por él, cuando éramos chicos te lo prometí, no puedo regalarte joyas caras como el resto de los príncipes que vienen, no puedo más que darte mi vida y hacer lo que me pidas-
-Shaoran... esta noche mí padre dará el anuncio, cumpliré 16 años y debo encontrar un esposo...- sus lágrimas empezaban a caer y mi coraje empezaba a florecer con cada palabra, no quiero entregarle a nadie a mi pequeña flor de cerezo.
-Shaoran, ¿Serias mi pareja de baile esta noche? no quiero bailar con nadie más, no importa lo que mi padre diga, no quiero comprometerme con alguien que no amo- Seque sus lagrimas con mi ropa con mucho cuidado de no manchar su cara.
-Hoy hare cualquier cosa que tú me pidas princesa, pero eso es algo que no está en mi decisión, si el rey o el príncipe se op-
-Pero si ellos no dicen nada lo serás ¿Verdad?- Me interrumpió.
- Si princesa sin dudarlo, hare lo que tú me ordenes- acaricie su rostro justo por donde las lágrimas habían recorrido segundos antes sin pensarlo, provocándole un ligero sonrojo.
-Entonces ponte en 4 patas y ladra- me dijo con recuperando ese tono infantil, la mire con desaprobación -¡Lo prometiste!-
Y tenía razón, así que lo hice.
-Woouf-
-Ahora la patita- dijo sosteniendo mi mano como un perro... humillante sin lugar a dudas, este tipo de cosas siempre las ha hecho con esa poca maldad que corre por ella.
-Bien hecho Sha - ro - rin - odiaba ese nombre, según ella, ese es mi nombre de perro así que lo usa cada que puede o se lo permito -¡Eres un buen chico!- y dicho esto sentí sus labios sobre mi mejilla, me fui de espaldas y la mire a los ojos, viendo ese sonrojo, no sé cuántos lleva en tan solo este corto tiempo... me tomo por sorpresa.
Me levante y empecé a caminar hacia la salida, escuche sus pequeños pasos y de reojo vi como no dejaba de voltear al piso, cuando salimos espere a que me alcanzara.
-Apresúrate Sakura, si no, nos perderemos el mercado- y entrelace mi mano con la de ella por tercera vez en el día, la vi sonreír por fin y animada empezó a jalarme corriendo hacia el pueblo.
Todos aquí la aman, sin embargo tiene prohibido venir acá, yo sé que el rey sabe que yo la traigo y no me ha dicho nada, pero me temo que en algún momento la regañen, aun se porta como una linda niña.
Al llegar al mercado me suelto la mano y corrió a ver un pequeño collar, la observe mientras iba de aquí para allá, observando todo y comprando fresas, sus favoritas.
De repente me vi rodeado de varias chicas, algunas parecía que solo trabajaban por las madrugadas, sentía sus manos tocando mis brazos, preguntándome mil y un cosa, distrayéndome de mi princesa, al buscarla con la mirada ahí la vi, haciéndome un puchero, caminando muy firmemente hacia mi abriéndose paso entre todas las chicas, sentí como me tomo del brazo presionando su cuerpo entero contra mí, me tense enseguida pero vi su cara, estaba celosa lo sé, tiene la misma mirada como cuando su papá le hace caso a sus primas, o cuando su hermano presta más atención a otra persona mientras esta ella presente.
Mire a todas las chicas sorprendidas y solo la cargue, esperaba su mirada de sorpresa pero nunca llego, se aferró a mi cuello con sus delgados brazos y me dio un beso rosando mis labios, el sorprendido fui yo, me tense nuevamente, era algo que no me esperaba de parte de ella. Desde hace años había puesto mi distancia con ella y la única vez que le permitía y me permitía romperla era cuando había tormentas eléctricas, le afectan demasiado y a escondidas de su familia se mete a mi cuarto y suplica que la deje dormir, por mucho tiempo se lo negué pero ahora tiene pase libre en esas situaciones solo se acurruca y durante la madrugada la regreso a su cuarto, ese era el contacto más íntimo que habíamos tenido y ahora...
-Váyanse de aquí todas, es mío- Dijo entre mis brazos acomodándose, pasando sus piernas alrededor de mi cintura, esto era demasiado para mi así que cargándola me la lleve a un lugar apartado de ahí, la lleve al bosque cercano y ahí la baje casi tirándola al piso, no resistía tenerla así conmigo, pegada, podía sentir perfectamente cada parte de su cuerpo y mi cuerpo empezaba a reaccionar.
-Princesa no vuelvas a hacer eso-
-¿Porqué?, no hice nada malo, es mi día y tú debes pasar el tiempo conmigo, no tienes tiempo para tener pareja- Se escuchaba sentida, casi con coraje, reclamándome mientras se quitaba la tela que le había dado para cubrir su cuerpo.
-¿Y por qué no puedo tener pareja?, soy tu guardián pero no puedes prohibirme tener pareja ¿Si alguien me gusta entonces, no podre salir con ella?- Estaba fastidiado, no voltee a ver su cara al decir las cosas, si la veía no podría contenerme.
-Entonces...- le salió en un hilo de voz- ¿Te gusta alguien Shaoran?-
Me quede pensándolo, ¿que si me gustaba alguien?, demonios, esa chica me tenia loco, no solo era gusto, la necesitaba, necesitaba verla, saber que estaba bien, necesitaba de sus risas, todo de ella necesitaba.
-Si- dije mientras volteaba a verla.
-¡Pues no puedes!- me grito- ¡eres MIO! y no pienso compartirte- voltee rápidamente sorprendido de sus palabras.
La vi correr, era demasiado rápida y solo después de un rato, se tropezó y no alcance a atraparla, la levante rápidamente y la vi llorar, me quise golpear al verla pues sabía que era mi culpa. Se abalanzo a mis brazos diciéndome que no quería que tuviera novia nunca, mientras lloraba, no pude contenerme más y la abrace con todas mis fuerzas, estrechando su cuerpo entero contra el mío mientras acariciaba su cabeza.
-Dime porque no quieres princesa-
-Deja de decirme princesa- me dijo entre lagrimeos- no quiero que te separes de mi nunca, me gusta tenerte 24 horas para mi, eres mi esclavo jum y si tienes pareja no tendrás más tiempo para mí, ¿quién me traerá al pueblo? ¿Quién me defenderá de mi hermano? ¿Quién me regalara lo imposible cada año? ¿Quien...? -
-¿Quién qué? Además, pueden encontrar a alguien mejor que yo para todo eso-
-No importa y no quiero a nadie más…- me echo de sus brazos viéndome con una mirada que no supe expresar -¿Sabes qué? quédate con tu estúpida pareja, de seguro es tonta, fea, gorda, escupe cuando come y ¡plana!-
No pude evitar reírme un poco, pero solo la enfado más.
-¿Y por qué plana?-
- Por qué a ti te gustan las chicas con pechos grandes- me sonroje al comentario, no lo negué.
-¿Y tu como sabes?-
-Por que... porque... - desvió su mirada de mí sonrojada hasta la raíz - he visto como vez a Meiling-
¿Meiling?¿En serio?, cuando tengo que acompañarla a decidir que telas usaran para su ropa, es verdad que veo sus pechos, pero no las de Meiling, si no los de mi princesa, me apena decirlo, la conozco desde que tiene 4 años y a partir de sus 12 se empezó a desarrollar, es inevitable para mi darme cuenta.
-Eres muy tonta a veces Sa-ku-ri-ta, para tu información no negare que si me gustan, pero no veo los de ella- le dije mientras me acercaba a ella casi rosando sus labios.
-Shaoran - desvió su mirada de mi -promete que no te separaras de mi nunca, hasta el día que muera... ¡NO!, es una orden mejor dicho, tienes prohibido tener pareja, tienes que estar siempre conmigo y tienes que rechazar tener en tu cama a cualquier otra mujer que no sea yo- lo dijo tan firmemente que me sonroje de inmediato a lo cual ella respondió con la misma reacción -No... no me refería en ese sentido, pervertido, lo decía por ... cuando hay tormenta eléctrica y eso...-
-Entonces, ¿Si es en otro ámbito puedo tener a una chica en mi cama?- Pregunte molestándola a propósito, lo cual funciono muy bien, me tiro sobre la tierra húmeda del bosque mirándome fijamente sentándose sobre mí, sus piernas al costado de mi cadera... eso si fue tortura...
-No estoy jugando Sha-ro-rin, eres mío, sirves para mi padre y me sirves a mí, que te quede claro, no pienso dejar que te vayas con una cualquiera solo por se...sex... solo por tu calentura, ¡enorme pervertido!-
Me estaba diciendo pervertido ¿a mí?, tengo una chica que cumplió 16 años el día de hoy, con las hormonas, por lo que se puede ver a flor de piel, con cambios de humor cada 5 segundos, totalmente sobre mí, presionando mi hombría, con ropa que si su hermano la viera la metería en el calabozo el resto de su vida.
-Así que ¿soy un pervertido?- rodé dejándola abajo de mi quedando entre sus piernas, no quería perder ese contacto no podía evitarlo, use una de mis manos para sostener con firmeza ambas suyas y la otra empecé a delinear su rostro, bajando a su cuello y pasando por su cintura -no me hagas darte un motivo para decirme pervertido, pequeña Sakura- dije deslizando mi dedo alrededor de su ombligo, la solté al instante pues sentía que no podía detenerme si seguía y además, mi amigo empezaba a despertar.
Su cara era un poema, su cabello alborotado, sus mejillas eran ligeramente rosa, su piel blanca rodeada de la tierra del bosque, aunque su ropa se había manchado era hermosa, la levante jalándola de su pequeño brazo y la sentí aferrándose a mi espalda.
-No me importa lo que hagas, solo no te separes nunca de mí Sharorin, por favor-
Agarre su mano entrelazándola con la mía, justo como esta mañana.
-Lo juro por mi vida, no te cambiare jamás por nada ni por nadie- me puse en cuclillas y sentí como se subió en mi espalda.
Desde muy chica le gusta subir a mi espalda, es tan delgada que no me pesa cargarla hasta quedarse dormida mientras caminamos hacia el castillo.
Al llegar el príncipe Touya me vio con desapruebo me la quito de la espalda y la cargo rumbo a su habitación, susurro algo que no alcance a escuchar y me dice que me cambie, solo entonces comprendo su enojo.
El guardián de su hermana menor y ella llenos de tierra, las ropas desarregladas y la cara de su hermana con rastros de lágrimas aun y ella en esas ropas prohibidas según él, creo que a nadie le causan buena impresión.
-Li, que no se repita, tienen prohibido salir del castillo sin permiso, aunque sea su cumpleaños, además tienes que cambiarte, mi hermana pidió que en su fiesta de esta noche tu fueras su pareja de baile, lo cual solo por hoy permitiré, ya te traerán ropas adecuadas - Escucho que me dicen desde atrás de la puerta.
Dos horas faltan para el inicio de la fiesta, una de las mucamas me trajo la ropa que usaría esa noche, demasiado elegante para mi gusto.
Un traje verde oscuro casi negro, parecía el de un príncipe cualquiera, detalles dorados y mancuernillas color esmeralda.
Empecé a vestirme preguntándome en que momento tomaron mis medidas, me quedo a la medida.
-Shaoran ¿ya acabaste de cambiarte?- Escucho la voz de mi princesa abriendo ligeramente mi puerta.
-Aún me falta la camisa princesa no pase- tal vez debí ahorrar mi saliva pues igualmente paso...
¡Dios! Soy un maldito ateo pero algo tan hermoso sólo es obra de Dios, su cabello ondulado hasta su cintura, usaba un vestido color verde casi tan oscuro como mi traje, con holanes al final de él, pequeños detalles en dorado y un listón rosa pasaba por su cintura, al igual que por su cara, no es algo que se permitiera normalmente en la realeza, sin embargo en este castillo cumplíamos cualquier capricho de la princesa.
-Mira el regalo que me hizo Yuki- Me dijo con tanto entusiasmo mientras señalaba sus mechones color rosa, odiaba que fuera tan cariñoso con el siempre usando ese diminutivo estúpido.
-Se ve hermosa su majestad -
Dije mientras terminaba de arreglar mi traje, el ligero maquillaje que le pusieron con ese rubor rosado y sus era perfecto.
-Shaoran ¿te gusto el traje?-
-Si majestad es perfecto, solo que no siento que vaya conmigo-
-¿Por qué lo dices? Y dime Sakura, Sa-ku-ra- me repite con entusiasmo-
-Parece el de un príncipe Sakura, lo cual no soy… puedo preguntar ¿Cómo convenciste a tu hermano de dejarme ir como un invitado y no tu guardián?-
- Hable con él sobre eso, no se opuso, aunque si me regaño por cómo estaba vestida-
-Me lo imagine, ese tipo de ropa no lo ven bien en el reino-
-Lo se Shaoran, pero en otros países usan todo tipo de ropa hermosa, incluso chicas usan ropas más cortas que las mías es injusto-
-Usted es una princesa, debe cuidar su cuerpo, además siempre se le quedan viendo y es por eso que nos mo… que su hermano se molesta-
-No, dijiste NOS no que mi hermano, Shaoran ¿te molesta que otros chicos me vean?-
-…-
-Shaoran ¡contéstame!-
-Si Sakura me molesta, que otros chicos te vean, es mí deber protegerte de cualquiera-
-Joven Li, por favor pase con el estilista, dijo el príncipe que no permitiría que fuera sin cortarse el cabello-
-Enseguida voy, princesa en otro momento continuaremos la conversación-
-No Shaoran quiero continuar ahora, además me dijiste que me dirías Sakura todo el día, por cada vez que no me obedezcas tendrás que obedecer 1 hora más mis deseos, sin importar que sean-
-De acuerdo Sakura, hare cualquier cosa que me pidas, pero apurémonos, no quiero ver molesto a tu hermano otra vez-
Holi!
Por ahora eso es todo, escrito entre mis idas al trabajo, recordando mi infancia con Sakura CC y Tsubasa, es la primera vez que escribo algo así, espero sus criticas, comentarios, correcciones de horrografía y sugerencias, espero pronto poder continuarla, espero sea una historia de 3-4 capítulos como máximo.
Gracias por leerme. :)