DISCLAIMER: Dragon Ball y sus personajes pertenecen a Akira Toriyama
La emoción de un torneo
El ruido ensordecedor de cientos de personas vitoreando, aclamando a los favoritos, abucheando a los más débiles, esos que, a pesar de haber entrenado años para este día, caen derribados tras el primer golpe.
Los colores alegres de las guirnaldas que decoran la entrada y los toldos de los puestos de comida de los que escapan olores deliciosos que se mezclan con las risas festivas.
Las gradas llenas hasta el tope, empujones van y vienen. Todos quieren hacerse un sitio allí, para ver más de cerca ese espectáculo por el que tanto han esperado. Quizás tomar una fotografía.
La emoción tras bambalinas, las pulsaciones aumentando frenéticamente cuando suena el gong, las miradas de los rivales, midiéndose, desafiándose, evaluando las posibilidades.
Unos cierran los ojos para concentrarse, otros charlan alegremente. Otros practican puños y patadas contra un enemigo imaginario, otros observan de brazos cruzados y semblante serio los combates.
Entonces viene el anuncio. La voz del presentador retumbando en el aire, las últimas palabras anunciando al ganador de la batalla aún vibran en los oídos de todos.
Uno vuelve victorioso. El otro derrotado.
No hay tiempo para lamentarse por el caído. Un nuevo golpe resuena, un nuevo combate comienza. Una batalla brutal.
El público enmudece de asombro ante el poder sobrehumano de los luchadores, algunas bocas se abren a todo lo que dan las mandíbulas, otros sudan frío, los ojos se salen de sus órbitas. El aire se carga de electricidad, un globo se escapa de la mano del niño que lo sostiene, quien no se percata de ello ya que sus ojos están clavados en la plataforma.
Nuevamente el sonido de los altoparlantes inunda el lugar.
- ¡El ganador es el participante Gokú!
De nuevo los gritos ensordecedores estallan, revientan, hacen retumbar el suelo.
Los otros, los que perdieron, los que quedaron en el camino, observan desde atrás cómo se corona a un nuevo campeón.
Ellos volverán. Seguirán entrenando, pues su orgullo de guerreros y peleadores no los dejará caer. Cada uno con sus motivos y razones: el reconocimiento del público o del rival, llevar honor a su pueblo, el dinero o el ego, da igual. Ellos volverán a ese lugar a medir sus fuerzas, añorando los vítores y el sonido del gong, el próximo torneo.
Un drabble cortito para otro reto semanal. Saludos!