Disclaimer: Las parejas oficiales nunca debieron ser, así que nosotros atentamos contra lo establecido en los últimos dos libros, porque un amor como este vivirá en el corazón de todos nosotros hoy, mañana y siempre. La historia pertenece al reto "Romances de época" del grupo HARMONY (HARRY Y HERMIONE) & Harmony, a true love between two Gryffindors en Facebook.
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PROMESAS DE AMOR
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The Darkness Princess & Lady Muerte
Para ustedes que nos miran desde el cielo.
Siempre estarán en nuestros corazones.
D.B.M.F.
*º*º*º
Pasado, presente y futuro.
Querida Hermione:
Tu madre y yo hemos disfrutado cada una de tus cartas, han sido una lectura deliciosa, siempre fuiste excelente escogiendo las palabras. Sabemos que tus días en Bath han sido agradables, pero ha llegado el momento en que tu visita llegue a su fin y se que es antes de lo planeado. La razón es simple, nos gustaría que volvieras a casa lo antes posible, pues el caballero con el que estás destinada a casarte ha llegado hace unos días desde Nueva Orleans y espera para verte con gran entusiasmo.
Tenía mis dudas sobre en qué clase de hombre se había convertido después que partió de la capital, pero he comprobado con gran satisfacción que después de todo este tiempo, es un caballero honorable de modales impecables.
Se que eres buena juzgando caracteres y por eso pienso, que te agradará por completo. Harán una estupenda pareja.
Granger, John.
*º*º*º
Harry Potter a su regreso a Londres había encontrado todo muy cambiado en lo que alguna vez había sido su hogar. Sus memorias infantiles se habían vuelto una masa confusa de imágenes, pesadillas y escenas que no sabía si en verdad habían sucedido o era él quién las había fabricado en busca de tener un pedazo de historia a la que aferrarse estando lejos de sus tierras y debido a ello había puesto todo su empeño en no obsesionarse con su pasado en sus años juveniles; todo esto siguiendo el consejo de su padrino el conde Sirius Black, quién no deseaba que viviera encadenado a la pena que les había supuesto la forma en que a sus padres les habían arrancado la vida, causa por la que había sido alejado de aquel lugar con tal premura.
Y era ahora que volvía a respirar el aire puro, cargado de aromas y tocado aquel suelo, que le pertenecía, viviendo bajo aquel techo que sus antepasados forjaron, era que tenía más presente que nunca las promesas que había hecho frente a la tumba de sus padres hace catorce años y que lo habían hecho volver años después convertido en un hombre con la fuerza y los medios para honrar sus palabras y a sus padres.
—¿Qué te tiene tan alejado de nuestra conversación? ¿Es qué ahora encuentras mi compañía tediosa y pesada?
Harry dejó que una sonrisa se escurriera por sus labios, se giró dándole la espalda a la ventana por donde había estado observando el ajetreo de la calle. —No puedo encontrar una forma en la que eso sea posible, eres ciertamente de los pocos con los que puedo elogiar de tener conversación por todo lo que me resta de vida…
—O a mi. —Terminó la frase de buen humor.
—Este sin embargo si es un tema que no me complace, ni me produce ninguna clase de satisfacción. No quiero escuchar hablar de tu muerte, ni saber nada sobre eso.
—Eres igual a tu padre, no sabes cuanto me lo recuerdas.
—Pienso que me has hecho ser consciente de ello desde hace tiempo, no me causa gran sorpresa que lo digas, más si que lo menciones justo en este momento.
Sirius soltó una risa fresca. Se apoyó de su bastón para levantarse y avanzar hacia dónde se encontraba el joven caballero. —Eres tan terco y ahora no hablo de otra cosa que ese absurdo compromiso al que quieres aferrarte después de tantos años. Entiendo las razones que te llevan a eso, es honorable, pero no es necesario, no seas tonto, incluso los señores Granger saben que puedes negarte. Tú puedes acceder a un matrimonio con alguien que tenga mejores relaciones, una posición más alta y de riqueza mayor a la dote que recibirás por ese matrimonio.
—¿La nobleza? —preguntó con un chisporreo de humor.
—Sabes que varias familias han pensado en ti para desposar a sus queridas hijas. El hecho que seas hijo del Coronel James Potter y el gran capital que posees hace que sea suficiente para que te codicien. Podrás no tener un título, pero tienes lo que se requiere y mucho más que muchos bufones que si lo poseen.
Harry se permitió reír libremente. El que la sociedad inglesa lo reconociera por la historia de la muerte de sus padres no era algo que le produjera orgullo ni mucho más. De hecho lo repudiaba. —Lo dudo, ni tengo el título que se requiere y mi fortuna aunque es cuantiosa, no significara mucho contra lo que un heredero puede ofrecer.
—Escucha mis palabras, no siempre es así y sin temor a equivocarme puedo asegurarte que me encuentro en la posibilidad de conseguirte un mejor matrimonio…
—¿Uno como el que tú no has querido consentir?
Sirius dejó escapar el aire que contenían sus pulmones, riendo de forma animada. Harry negó con su cabeza, después de un momento su semblante se volvió serio.
—Iré esta tarde a presentar mis respetos a los señores Granger.
—Quisiera poder decir que eres gobernable, pero no es así, se que no me debes la obediencia de un hijo, pero al menos analiza bien este convenio.
—Podrías exigirme esa obediencia de la que hablas, si de verdad lo desearas, tienes los derechos, pero si no lo haces no se debe a que yo exceda la edad para ser considerado un hombre, sino porque confías en mi buen juicio.
—Espero que esa señorita no tenga igual en belleza, elegancia y talento —gruñó.
—Si no existen mentiras en las cartas que me han enviado, resultara una elección apropiada.
—¿Te basta con eso? —inquirió enarcando su ceja.
—Me temo que estarás decepcionado, porque tendrás que esperar para obtener esa respuesta —contestó con el mismo interés en averiguarlo.
El recuerdo de una niña castaña revoloteó en su mente como una mariposa sobre una flor.
«¿En qué clase de mujer te habrás convertido, Hermione?».
*º*º*º
John Granger se encontraba leyendo tranquilamente, mientras su mujer paseaba de un lado al otro por el salón.
—¿Cómo puede estar tan tranquilo?
—Es porque las cosas irán de la forma que tienen que ser, aún si yo adopto un estado de nerviosismo como en el que te encuentras tú, querida.
—Es demasiado injusto, tiene que comprender mi pesaroso estado, no es que yo sufra de los nervios con frecuencia.
—No lo haces, es por eso que no entiendo por qué ahora estás así.
—Sabe bien que es por la visita del señor Potter.
—Es sólo un pretendiente más como muchos otros que has ahuyentado —comentó con la risa al borde de sus labios.
—No eran adecuados para nuestra hija y de cualquier forma sabe bien por qué lo hice, el señor Potter no es uno más, es el que se casara con nuestra Hermione.
—No des por hecho eso, querida.
—¿Acaso ha mencionado que no lo hará en sus cartas? —inquirió aguda.
—No, pero si desea ser liberado de esa promesa, deberemos dejarlo ir. Fue con James y Lily que hablamos de esto, ha transcurrido mucho tiempo desde entonces.
Jane se quedó en silencio, su rictus estaba teñido por una nota de dolor. Su esposo se levantó tomando su mano en un gesto afectuoso.
—A menudo pienso en ellos, su partida me parece aún tan injusta, si tan sólo el culpable hubiese sido castigado, habríamos encontrado consuelo y descanso.
—¿En verdad lo cree?
—No hablemos más de eso —zanjó conservando para si la respuesta—. Es mejor que sonrías, no quieres dar una impresión equivocada a nuestro visitante.
—¡Oh no! —La mujer se llevó las manos a su mejillas.
John sonrió de buena fe, siendo capaz ahora de volver a su sillón. Ahora que su mujer se encontraba abstraída por las cuestiones de la vanidad.
Retomó su lectura, pero su mente se entregó a sus meditaciones sobre el joven Potter. No quería aceptarlo abiertamente, pero guardaba la esperanza en que él decidiera seguir adelante con el compromiso, pues de no ser así, temía tener que ceder al deseo de su hija y aunque fuese egoísta y ruin, no era algo que quisiera hacer.
La aparición de los criados haciendo alusión a la llegada de un visitante, los hizo concentrar todo su atención en su recibimiento. La señora Granger hubiese preferido ir a recibirle al camino, pero su esposo se lo impidió pidiéndole que esperara y no se mostrara tan aprensiva y zalamera desde el inicio.
*º*º*º
Harry descendió de su coche, se acomodó el sombrero de copa mientras observaba la edificación que tenía enfrente. No había estado nervioso hasta ese momento, sintió su aliento temblar al escapar de sus labios. Reencontrarse con esa familia representaba un momento crucial en su vida.
Avanzó con pasos cargados de seguridad y un semblante impasible hacia la entrada, que pronto abrió sus puertas para él. Los mozos lo escoltaron hasta el salón donde se encontraban los señores, Harry dejó que sus ojos se llenaran de todo lo que estaba a su paso.
Al cruzar la puerta, apenas pudo observar unos momentos a la pareja que se encontraba ahí. Realizó una reverencia como era lo correcto.
—Señores Granger.
—Señor Potter, sea usted bienvenido… —Jane se acercó a él con toda clase de palabras halagadoras que él se vio en obligación de devolver con creces, llenándola de cumplidos que causaron gran felicidad en la mujer que no se contuvo y lo abrazó como si se tratase de su propio hijo, el cual había regresado a casa después de una largo camino— se ha puesto tan guapo, no puedo creer que sea aquel niño que llegó a correr por esta casa.
—Déjalo respirar, querida… apenas ha dicho palabra y yo también quiero saludarlo.
Harry sostuvo una sonrisa bonachona, mientras pasaba de saludar a Jane a John.
—Es bueno verte de nuevo, muchacho —dijo palmeando su espalda.
—La alegría es mía.
—Haré que le traigan algo de beber —comentó jubilosa, frente a su rostro con gran emoción.
Él le agradeció, brindándole una ligera inclinación.
—Si me permiten, me gustaría hacer pasar a mis sirvientes con algunos obsequios que traje conmigo de América.
Apenas la respuesta fue dada, Harry hizo descargar las preciadas cosas ingresándolas al lugar, dejando sorprendidos a los habitantes de la casa.
—¡Ha sido tan generoso! ¿Cómo podremos pagar esta bondad?
—No es necesario, lo he hecho como un gesto para honrar a los buenos amigos de mis padres, los cuales espero que sean mios también con el paso del tiempo —contestó gentil y halagador.
*º*º*º
Más tarde en la privacidad del despacho de Jonh. Harry se encontraba disfrutando de una copa antes de tocar el tema fuerte y el del por qué estaba ahí. La tarde había sido amena y los comentarios sobre sus años en el extranjero habían sido la platica principal.
—Harry, es claro para todos que muchos años han pasado.
—Tenga la confianza de hablarme claro, el tema que desea tratar es algo que yo he estado esperando resolver por mucho tiempo, así que, ¿por qué no le damos ya un final?
Los labios del hombre formaron una sonrisa conocedora. —La osadía no es mala, Harry, siempre y cuando tengas cuidado de con quién y dónde la usas.
—Espero comprenda mi atrevimiento, se que correspondería tal vez hacer más visitas antes de hablar del compromiso, pero mi estancia aquí esta condicionada a mis negocios, así que debo dar pronta resolución a mis asuntos, por si debo partir inesperadamente.
—¿Así que no piensas pasar una larga temporada aquí?
—Ese es mi más profundo deseo y buscare cumplirlo siempre que mis intereses se vuelvan más serios —respondió volviendo a insinuar el tema.
—Comprendo, no retrasemos más esa platica y si mi juicio no es equivocado, ¿estás interesado en cumplir el compromiso que sellamos tiempo atrás con tus padres?
Harry hizo un pausa dramática, su corazón dio un vuelco de emoción. Su decisión lo anclaría a una persona o lo haría libre, pero la respuesta no era más una moneda echada al aire, era un decisión que estaba tomada, pero prefería no hacerle saber eso tan pronto a su futuro suegro, no le gustaba la sensación de sentirse en la palma de la mano de otra persona. Había aprendido esa lección de una forma cruda, pero no era tiempo para pensar en eso.
—Lo estoy.
Las cejas de John se levantaron y su rostro no ocultó su sentir. —¿Estás seguro?
—¿Piensa qué no lo sería con algo así? Estoy consciente que no se trata de una partida de cartas a la cual este a punto de apostar o un negocio más que estoy por cerrar, aunque contenga cantidades de dinero y títulos de propiedades a mi favor.
Jonh soltó una risotada. —Eres sin duda el más descarado que ha venido aquí para hablar de la mano de mi hija.
—Probablemente sea porque tengo buenos recuerdos de ella.
—Debes saber que no es más una niña, probablemente la encuentres muy cambiada.
—Puedo imaginármelo, pero estoy seguro que no es otra persona. Su cambio no puede haber sido tan radical. —Se levantó dando unos pasos hacia la chimenea, arriba de ella se encontraba un cuadro con una pintura de la familia Granger, el personaje principal y que llamaba a verse con detenimiento era sin duda la joven castaña de expresión cautivadora, no portaba una sonrisa coqueta, ni una mirada risueña, era más bien, una mirada atrapante, llena de fuego la que le había colocado el pintor.
¿En verdad era Hermione esa mujer que sus ojos esmeraldas recorrían con interés? Apenas podía reconocer sus rasgos infantiles en ese retrato y ni hablar de lo demás.
«¿Lucirás así?».
—El pintor hizo un buen trabajo —exclamó colocándose a su lado—. Probablemente encuentres mis palabras llenas de mentira y satisfacción de un padre por lo que esta a punto de abandonar mi boca, pero mi hija es aún más bella en persona y tan aplicada, tal vez no tanto como la reina, pero su valor puedo asegurarte que no tiene comparación.
—Es cierto, sus palabras están llenas de amor que sólo un padre podría sentir.
—Tus padres hablaban de la misma forma de ti y si aún estuvieran aquí seguirían haciéndolo —animó el hombre al ver el cambio en su semblante.
Harry se quedó callado, no por qué no existiera respuesta en su mente sino porque la tenía y no podía corroborarlo. —Sobre el compromiso, me gustaría que diera su permiso para una reunión privada con su hija.
—Aunque me reconforta la rectificación de este acuerdo, debo antes prevenirte...
—Aceptare cualquiera que sea la dote, no pediré una libra más ni un titulo de propiedad. —Se adelantó a decir, pensando en que la preocupación repentina de John venía de ese asunto. El hombre meneó su cabeza negando, sus facciones se volvieron más duras y pesadas como si lo que estuviese por confesarle le oprimiera con fuerza el corazón.
—La dote no es algo que agobie mi corazón, ten por seguro que seré justo en ello.
—¿Cuál es el motivo que lo aqueja?
John exhaló largamente, logrando que la semilla de la intriga creciera más aún en Potter. —Debo advertirte sobre mi querida hija…
—¿Advertirme? —inquirió con tono dudoso, ciertamente desconcertado con la abrupta confesión.
—Ya he tocado algunas de sus cualidades y quizás no he sido del todo justo, posee un carácter ingobernable, testaruda como pocas mujeres lograras conocer. Sus opiniones están lejos de ser las adecuadas para una señorita y no es porque no nos hayamos empeñado en educarla y corregirla. Ha ido a la mejor Academia, aprendido de las mejores institutrices que hemos podido conseguir y tal vez he tenido yo la culpa, la he dejado leer demasiados libros, alimentando su sed de conocimiento…
Harry atendió el discurso del hombre sin mostrar ninguna señal de lo que estaba pasando por su mente y vaya que muchos pensamientos la embebian, todo eso hasta que sus últimas palabras lo hicieron salir de su mutismo. ¿Acaso había escuchado bien?
—¿No desea casarse?
—No.
"*º*º*º*
Hermione había tenido unos días espantosos y todo debido a esa misiva que sólo había logrado arrebatarle la tranquilidad a su vida, arruinando su viaje por Bath.
—No puedo creer que mis padres hayan recurrido a esto.
—No pienso que haya sido así —contestó Susan Bones, su dama de compañía desde hacia tiempo.
—¿No? —Su tono destilaba su completo desacuerdo—. Para mi es muy claro, mi padre ha solicitado la presencia de ese caballero con el propósito de obligarlo a cumplir con el compromiso y todo por esa conversación que sostuvimos antes que partiera.
—No puedo comprender tu enojo, sabías que el señor Potter aparecería pronto y no sólo por esa conversación que tanto insistes en traer al presente.
Refunfuñó cruzándose de brazos, su vista furiosa se fue hacia el paisaje que le mostraba la ventana del vehículo. —Ese compromiso es absurdo, no puedo creer que vuelva después de todos estos años por esto.
—Comprendo tu rechazo hacia los otros que han pedido tu mano, pero no al señor Potter, al cual tuviste la oportunidad de conocer.
Ella soltó un quejido suave. —Éramos unos niños. No conozco a este hombre que viene de tierras lejanas, no se cuál es su intención… y no creo que mi dote sea lo suficientemente atractiva para hacerlo abordar un barco y cruzar el mar.
—Siempre has sido buena emitiendo juicios, no comprendo porque ahora no esperas hasta haber hablado con él para otorgarlo, estás siendo poco justa y bastante irracional.
—¿Irracional dices? Es mi padre quién lo es, parece que no esta tan dispuesto a ceder a su deseo como me había hecho creer, pero le demostrare que nada me hará cambiar de opinión, ni siquiera el señor Potter.
—En verdad no puedo entenderte, si estuviera en tu lugar estaría muy halagada y complacida, pero no es el caso, no puedo aspirar a un matrimonio como el que tú puedes tener, yo no tengo riqueza que ofrecer. Deberías estar agradecida y feliz, no todas contamos con la suerte de pertenecer a una familia adinerada.
Hermione suavizó su temperamento, sus palabras sin duda habían causado malestar en su compañera. —No quiero alentarte con palabras vanas, ambas sabemos que no puedo prometerte que encontraras un buen hombre o que lograras un matrimonio adecuado, pero si lo deseo de todo corazón, ¿puedes creerme? Lamento mi falta de sensibilidad hace un momento, se que debo controlarme y lo haré.
—Lo sé, confió en ti y es mejor que lo hagas antes que lleguemos con tus padres —contestó parpadeando copiosamente buscando ocultar la humedad de sus ojos.
Hermione estiró su mano para la estrechar la de su compañera, que de inmediato respondió su gesto.
Mientras ella rechazaba la idea del matrimonio, otras lo deseaban con el mismo fervor con el que ella lo despreciaba. ¿Cómo podían resultar las cosas así? ¿Acaso podía culpar a la vida? No, nadie sabía en que familia nacería si en una bendecida o en una desafortunada. Tampoco era cuestión de Dios, aunque unos lo creyeran así. Entonces, ¿qué era lo que quedaba?, ¿el destino?, ¿existía algo como tal?
—Pronto llegaremos a la posada "Tres Escobas", ahí nos estará esperando el coche que tu padre mando.
—No puedo decir que esto me alegra.
Susan esta vez no dijo nada y Hermione agradeció que no lo hiciera, no quería seguir diciendo cosas desagradables que nada bueno les traerían. Con pesar debía reconocer que no podría ser una grata compañía, no al menos esta ocasión.
*º*º*º
Harry al volver a su casa, apenas probó su cena y en cuanto pudo se escapó hacia el que había sido el despacho de su padre y antes de su abuelo. La plática que había sostenido días atrás con el señor Granger lo tenía abstraído e intranquilo si debía confesarlo.
«Este compromiso ha dado un completo giro, no es lo que pensé y definitivamente no será convencional.»
Muchos en esas fechas luchaban contra los compromisos, pero su lucha no era contra éste en si, sino contra la que sería su mujer. Esa batalla no era algo que fuese de su total gusto, a ningun hombre que se considerara un caballero le gustaba ponerse en un uno a uno con una dama, aunque esta fuera testaruda, pero tenía que reconocer que si lo hacia más interesante.
Dos palabras tenía para denominarla, incluso antes de su recuentro:
«Fierecilla rebelde.»
No pudo seguir con aquel tren de pensamientos debido a la interrupción de uno de sus sirvientes. Era conocido por Dobby, un hombre amistoso, en el que podía confiar plenamente. Era honrado y un poco desastroso también, pero siempre estaba dispuesto a servirle.
—El señor Weasley esta aquí.
—Hazlo pasar y tráenos algo de beber —ordenó con buen humor.
Ronald Weasley, era un joven pelirrojo de ropas de segunda mano apareció por el umbral, tan alto como buen mozo. La sonrisa en su cara pecosa que hacia resplandecer sus ojos azules, como dos preciosas joyas.
—Harry no es bueno que pases tanto tiempo tú solo, incluso si es en esta lujosa casa.
—No he tenido deseos de salir.
—Puedo verlo —dijo sentándose gustosamente en la silla de piel que crujió bajo su peso—. Mi madre te espera todos los días, me ha obligado a prometerle que te llevare mañana a cenar, pero inventare una excusa si no puedes… aunque tendré que inventarme una también para mi, pues temo su regaño.
La risa de Harry lleno de lugar dándole vida. —Iré con gusto, no puedo imaginar una mejor comida que la que tu madre prepara.
—No necesitas desgastarte en halagos conmigo, encopetado.
—Pensé que sólo utilizabas esa palabra con Malfoy.
—También suelo utilizar otras más para ese pomposo —contestó veloz casi a punto de reír.
La oportuna aparición de Dobby los distrajo y les dio un tiempo de relajación comentando lo último que había sucedió en Londres, sin duda era un tema amplio con ambos estando en puntos distintos de la sociedad.
La familia Weasley, formaba parte de la clase trabajadora. La madre de Ron alguna vez había pertenecido a una buena familia aristocrática, los Prewett, pero al fugarse con Arthur, había sido expulsada y desconocida por ellos.
—Debo irme pronto, pero antes debes saber que mi padre no quiso ni siquiera hablar de la muerte de tus padres, se ha puesto muy mal apenas lo he mencionado.
—Todos parecen tener la misma reacción.
—¿En verdad quieres seguir averiguando sobre eso? —preguntó tentativo, apenas atreviéndose a mirarlo de reojo.
—Es una promesa que les hice a mis padres, es algo que tengo hacer. No estas obligado a ayudarme...
Ambos sabían que aún así con todas las quejas de Ron, él terminaría ayudando. —A tu alrededor hay demasiadas personas que no quieren hablar...
—Lo sé.
—Por lo que sabemos el resto de los testigos ya se encuentran bajo tierra, lo cual hace difícil pensar en una platica con tazas de té.
—Aún no has mencionado el resto.
—Es porque no quería hacerlo, Harry —mencionó con reserva, a leguas se le notaba que tenía miedo.
—Para saber sobre una miserable rata, hay que ir a donde se reúnen.
—No quería escucharlo —soltó tragando todo el contenido de su copa, pero ni aún así logró que su malestar se calmara.
—Ahora sólo debo averiguar dónde es que debemos ir.
—Creo que se de alguien que puede tener información —añadió como no queriendo.
—Estoy dispuesto a reunirme con él y pagar lo que sea necesario.
—Fred y George son los mejores en encontrar personas, un saco de monedas bastara para tentar a cualquiera para salir de su guarida.
—Esto no puede llegar a oídos de nadie —le recordó, pues no quería que su padrino o alguien más zanjara su investigación.
—Tienes mi palabra y la de mis hermanos, pueden ser unos jugadores y estafadores expertos, pero son leales como los perros a su dueño.
Potter mostró un gesto satisfecho por la respuesta.
Ese día había realizado grandes acuerdos que definirían su futuro, ninguno se mostraba sencillo, pero él era un caballero que se había forjado a través de las desgracias y sabría salir airoso. Iba a honrar a sus padres cumpliendo sus promesas, cumpliendo con el compromiso que ellos habían pactado y resolviendo el misterio de su asesinato, llevando a cabo la justicia que no obtuvieron años atrás.
*º*º*º
Hermione ni siquiera espero a refrescarse y descansar de su pesado viaje, entró como un huracán furioso a la casa, dirigiéndose hacía el salón donde debían estar sus padres, según sus costumbres.
—¿Cómo han podido hacerlo?
—¡Hermione! —exclamó Jane, en una jadeo que había sido una mezcla de felicidad por verla de nuevo y regaño por su falta de modales.
—Hija es bueno verte. Bienvenida a casa —expresó John yendo hacia ella, tomándola en un fuerte abrazo, que a pesar de su enojo no tuvo corazón para rechazar.
—Padre, ¿por qué lo has hecho?, ¿por qué has hecho venir a ese hombre?
—Tal vez quieras saludar a tu madre primero.
Ella hizo una mueca, pero aún así hizo una pausa para acercarse a la mujer que la llenó de halagos y cariños.
—Mamá, ¿cómo has permitido que esto pase?
—Oh, pero esto no es una calamidad, no debes empeñarte en verlo así… en cuanto te reúnas con él sabrás que no hemos podido elegir mejor.
—Dudo que mis pensamientos cambien por un hombre.
—No es cualquier hombre.
—Pues no es príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, él cual tiene mi mejor opinión.
—Lamento con gran pesar decir que el príncipe ya se encuentra casado, así que deja de decir tonterías. Has rechazado a varios caballeros, al señor Potter definitivamente no le harás lo mismo.
—No he sido sólo yo, ustedes tampoco han dado su consentimiento y no piensen que me engañan, estoy segura que mucho tiene que ver el arreglo que habían hecho con los señores Potter, pero tienen que escucharme, no estoy interesada en casarme…
—¡Hermione basta! ¡Vuelve a tus sentidos! Este comportamiento es francamente vergonzoso y nada adecuado. Compórtate como se espera de ti, no olvides frente a quienes estás.
—Padre…
—Ya hemos hablado de esto, sabes bien que he elogiado tu mente tan parecida a la de un hombre, eres demasiado inteligente para tu propio bien, pero en esto debo decir que tu espíritu de libertad te ha nublado, he de nosotros por dejar que esto sucediera.
—Padre…
—Se lo que dirás, no he cambiado de opinión al respeto, nunca he faltado a una promesa y mucho menos a mi propia sangre. Hemos llegado a un acuerdo con Harry que se hará oficial en breve, él esta dispuesto a seguir con éste compromiso…
—Esto no puede estar pasando.
—Hemos dado nuestro consentimiento y sabes bien lo que eso significa.
—Lo sé, has puesto los grilletes en mi… me has entregado a ese hombre, pero esas son sólo palabras.. me reuniré con él, pero si después de eso, él desiste… tendrán que aceptar mi decisión, sin cambios…
—He dicho que así será.
—Yo no te perdonare si alejas a Harry, Hermione. No sería capaz de volverte hablar y serías la culpable de la muerte de tu madre.
—Mamá… por favor.
—Es el hombre correcto, tendrás una buena vida con él. Sus modales son exquisitos y su carácter tan agradable, sus comentarios graciosos e inteligentes. Se llevaban tan bien antes… sólo trata de recordarlo.
—No necesito recordar el pasado.
—Entonces, dale una oportunidad.
—Una reunión. —Concedió finalmente, era inútil seguir con aquel dialogo. Era mejor que ella se encargara de esto y lo acabara. Su vida no le iba a pertenecer a Harry Potter, aún cuando tuviesen una historia en el pasado.
—Lo arreglare, le extenderé una invitación para dentro de tres días.
Hermione asintió, cuanto antes mejor. No podía permitir que el enojo que sentía se esfumara, tenía que conservarlo, pues le daría la fuerza que necesitaba para enfrentar lo que estaba por venir. —Bien.
—Espero que para entonces hayas controlado tu carácter y pensado en los deseos de tus padres una vez más. Nunca he exigido nada de ti, pero esta vez te pido te comportes y no pienses en usar malos tratos con él.
—Me siento ofendida con esas advertencias que no tienen lugar, jamás he utilizado tácticas bajas y ruines para llevar a cabo mis deseos, tú más que nadie deberías conocerme padre.
—Terminemos esta conversación —intervino Jane antes de que los humores se calentaran más—. Vayamos arriba, un baño te caerá bien, además quiero saber cómo te fue con Lady Minerva McGonagall, ¿y dónde ha quedado Susan?...
Hermione siempre había admirado la capacidad de su madre para calmar una tempestad cuando ésta se encontraba desatándose y hoy más que ningún otro día agradeció su oportuna participación.
*º*º*º
Los tres días pasaron con suma rapidez para Hermione, en cambio para Harry fueron lentos y pesados, llenos de compromisos, negocios y encuentros con distintas personas que no fueron muy gratos. Lo peor era que Ron aún no le había dado respuesta sobre su asunto, se sentía frustrado, atado de las manos, pero sabía que no debía perder la paciencia.
Lo único que lo había rescatado de tan pésimo humor, era la invitación de los Granger. Hermione había vuelto de su viaje y por fin se reencontrarían, lo cual lo tenía en un estado de excitación, ya quería estar frente a ella y poder estudiar sus reacciones.
Se vistió adecuadamente para la reunión antes de salir de su casa, afortunadamente no se había topado con Sirius, aún no le había contado lo que había ocurrido en la primera reunión y era mejor así, porque bien sabía cuál sería su postura.
El viaje no le pareció tan largo como en la primera ocasión, incluso podría decirse que lo disfruto más. Al llegar fue recibido con mayores atenciones y halagos que correspondió con gran habilidad. Susan fue presentada con normalidad y él tuvo cuidado de elegir bien sus palabras al elogiarla. La chica era muy simple, pero no por eso fea y probablemente no estaba acostumbrada a las atenciones pues de inmediato notó su incomodidad ante su trato.
—Hermione bajara en unos momentos —anunció Jane con una sonrisa satisfecha.
—Estoy seguro que puedo esperar unos minutos más para verla, después de todo ya lo he hecho años.
Jane no pudo ocultar el gusto que le producía escucharlo hablar así y más si se trataba sobre su hija.
—Será un reencuentro muy emotivo.
Harry no estaba seguro de eso, lo que él esperaba era totalmente lo opuesto y no le molestaba en absoluto, aunque tampoco era algo que hubiese preferido de la chica que había conocido en el pasado, ni de la mujer con la que estaba comprometiéndose.
*º*º*º
Hermione se miró con horror, no cabía ni una aguja en ese atuendo y se sentía tan comprimida por aquel corsé como nunca antes. Su madre había insistido en que usara ese vestido que había traído por la mañana la costurera, le había asegurado que se había basado en sus medidas, pero era obvio que era más chico.
—Esto es ridículo, no puedo llevar esto —dijo casi sin aliento.
—Pero señorita…
—Ayúdame a quitármelo.
—La señora…
—No te preocupes por eso, sólo ayúdame, por favor.
En cuanto pudo hizo a un lado ese vestido y mando traer otro que le igualaba en calidad y belleza. Desde el inicio no había visto el caso de tener un nuevo vestido, pero nadie parecía escuchar ya su opinión en esa casa.
Justo ahora pensaba que debía haberse quedado en Bath bajo el resguardo de Lady Minerva McGonagall, pero era tarde para arrepentimientos y no es como si pudiera hacer su voluntad de cualquier forma.
Cuando estuvo lista, volvió a mirarse, ahora convencida de su aspecto. Alzó su rostro de belleza natural mostrándose digna y satisfecha.
Hizo el recorrido hacia la estancia con calma como si no estuviese retrasada. Conforme se acercaba sintió su corazón acelerarse sin aparente explicación, pues se sentía segura de lo que haría esa noche.
«No hay nada por qué estar nerviosa, nada.»
—Terminemos con esto —suspiró, infringiéndose valor.
La puerta se abrió para ella, entró con pasos cuidadosos, sintiendo todas las miradas recaer en ella, excepto una, la del hombre que se encontraba de espaldas observando por la ventana.
—Buenas noches —dijo realizando una ligera reverencia.
Sintió la respiración córtasele mientras él se daba vuelta y sus ojos esmeraldas se llenaban de ella, recorriéndola con tal descaro que la hizo temblar por lo intimidante que resultaba. ¿Acaso no había aprendido las mínimas normas? ¡Aquello no era propio, era inmoral, indecoroso!
Y lo último que necesitaba era que sus mejillas enrojecieran, eran unas traidoras. Buscó recomponerse en la medida de lo posible.
—¿Cómo has podido tardar tanto? —reclamó su madre en un murmullo. Su rostro apenas dejaba ver la molestia que sentía de la cual Hermione era más que consciente. Su madre desaprobaba su aspecto, pero no podría reprenderla ahora.
—Espero sepan disculparme, he tendido un inconveniente —repuso jovial. Sorprendiéndose de su capacidad para sonar despreocupada con aquellas emociones que se habían desatado en su interior.
—Esta disculpada. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, debo decir que luce muy hermosa con su sola presencia ha iluminado esta habitación —pronunció elegante en toda medida, realizando incluso una reverencia antes de acercársele para tomar su mano y besarla con galantería.
Hermione no pudo pasar por alto la corriente de energía que éste le había provocado y en cuanto le fue posible retiró su mano de aquel tacto perturbador. Su sonrojo no había logrado disolverse y la molestaba en gran medida no poder controlarlo.
La corta distancia en la que se encontraban en ese momento la favorecía, ahora podía ver con claridad los rasgos del señor Potter. Había cambiado realmente con el paso de los años. Aquel escuálido chico que recordaba se había convertido en un caballero apuesto, no lo había esperado, pero así era. Y su presencia lejos de ser debil era arrolladora, imponente, obligaba a bajar la mirada, pero ella no era una señorita tímida que se dejaba dominar a la primera por un varón.
—Es usted más que generoso con su cumplido.
—No lo creo así, he debido decir más, pero temo molestar al resto de las damas.
Jane se mostró encantada y esperanzada con ese intercambio de palabras, al igual que Susan, quién no perdía nota de nada de lo que pasaba.
—Es mejor que pasemos al comedor, la cena ya esta lo suficiente retrasada —anunció John indicando el camino. Actuando veloz, pues no quería darle tiempo a su hija de hacer aquellos comentarios agudos por los que era conocida, lo cual arruinaría el ambiente que se había creado.
*º*º*º
La cena con vajilla de plata y cubertería a juego salió a relucir. Los platillos fueron hechos con enquistes, servidos sin contratiempos y alabados por Harry desde los primeros bocados.
Fue una agradable velada con una platica ligera y amena, Hermione la hubiese catalogado de esa forma, si no hubiese sido por las contables veces en las que sus ojos se habían topado con los del señor Potter. ¿Acaso creía que iba a amedentrarla por someterla a esa baja e insistente examinación?
La hora de abandonar el comedor llegó, dejaron a los caballeros solos y las tres mujeres se dirigieron al salón, dónde Jane no reparo ni un solo segundo en reprenderla por cambiar de atuendo y cuando se cansó de ese tema, la preparó para la que sería la reunión privada, llenándola con consejos y recordándole cuánto deseaba que ella aceptara de buena fe ese matrimonio para que así pudiera darle muchos nietos.
Su madre siempre había deseado tener varios hijos, pero por más que lo había intentado no había logrado llevar al termino los embarazos, eso la había hecho muy infeliz durante varios años, hasta que la resignación le había llegado. Disfrutando así a su única hija, en la que había depositado sus deseos de una gran familia.
Hermione soportó todo esto con gran coraje, sin contradecirla hasta que no pudo seguir con aquello. Se sentía terriblemente por no ser una hija complaciente, pero no podía, en ella no estaban aquellos deseos… nunca los había sentido y probablemente nunca los sentiría. Sus sueños eran otros, lejos de la vida conyugal a la que aspiraban la mayoría de las mujeres de su época, llena de riquezas y eventos sociales.
*º*º*º
Cuando los hombres entraron al salón habían ya terminado de tomar el café, en lugar de disponerse las mesas de juego. John le pidió a su hija que tocara unas piezas en el piano, había hablado de su talento durante la cena y era momento de que hiciera una presentación para ellos.
Harry se mantuvo caminando por el salón mientras ella deslizaba sus largos dedos por aquellas teclas. Hermione era consciente de cada uno de sus movimientos, era como si se tratase de un animal esperando el momento para atacar a su presa. Era obvio que disfrutaba con esa actitud tan poco afable.
Potter no podía estar más complacido, Hermione era más de lo que había esperado y de lo que incluso recordaba. Sus recuerdos apenas le hacían justicia o era tal vez que en aquel entonces él no había reparado en ella como un hombre debe hacerlo. Estaba ansiando poder quedarse a solas con ella, tanto que temía dejar de lado sus modales para pedirles a todos que salieran.
Para su buena fortuna, no tuvo que esperar mucho tiempo más, John parecía haber averiguado sus intenciones que no eran otras que las de él mismo, estaba deseando que esa reunión se diera y concluyera cuanto antes brindándoles gratas noticias.
Hermione se quedó sentada en el banquillo ya sin tocar, reparando en como su familia abandonaba la estancia. Por un momento deseó poder salir con ellos e incluso se reprendió por sentir aquella milésima de miedo. Se decía a sí misma que no estaba intimidada, pero tal vez si lo estaba.
—Querida no olvides lo que hemos hablado —dijo Jane antes de salir.
—¿Cómo voy a olvidarlo si no me has dejado descansar? —musitó dejando ir su pensamiento de forma descuidada. Harry que no estaba tan lejos alcanzó a oírlo perfectamente. Sonrió con cierta diversión, ya podía imaginar todo lo que la adorable señora Granger le había aconsejado a su hija, bastaba con ver el rostro dulce para darse cuenta que aquello no le sabía bien.
—Permítame decirle que es una talentosa interprete, su padre no ha mentido.
Hermione incapaz de mantenerse sentada se levantó para poder verlo a la cara, deseando sentirse su igual, aunque esto no fuese posible, pero su orgullo bastaba para mantenerla a flote en esa lucha. —Mi padre me tiene gran aprecio, mi destreza esta creada a base de la práctica constante y si he de ser franca prefiero tocar la arpa.
—No recordaba que le gustara tanto la música, me disculpo por olvidarlo.
—No sienta culpabilidad, no estaba obligado a recordarlo.
—Debo suponer que también toca la arpa muy bien, espero poder tener la oportunidad de escucharla.
—Si he de sincerarme no creo que suceda, después de esta conversación no habrá razón alguna para que regrese a está casa o no al menos con esa intención.
Harry había estado aguardando por este momento en que la dulce señorita se quitara su máscara, mostrando así su verdadera naturaleza, sacado a relucir su carácter del que ya había sido advertido y que comenzaba a recordar. Una sonrisa perezosa se adueñó de sus labios, observándola tan a la defensiva la encontraba más adorable que si tuviese una actitud complaciente.
—Es usted muy poco cortés.
—Disculpe mi descortesía, si la encuentra tan desagradable…
Él dejó ir el profundo sonido de una carcajada. Hermione lo miró con inexplicable estupor, desconcertada completamente.
—Desagradable no, impropia puede ser, pero debo confesar que lo prefiero así.
—¿De qué esta hablando?
—Ya que usted ha comenzado con esto y que sabe de lo que se trataba esta entrevista, dejare de lado las frases elegantes, pues estoy seguro que usted lo prefiere así, por lo cual no me queda más que confirmar mi deseo de volverla mi esposa, cumpliendo así con el compromiso que nuestros padres acordaron hace catorce años...
Hermione no esperó que aquella confesión pudiera sacudirla con tal fuerza, de hecho no había previsto sentir nada, ¡que lejos estaba de poder prever esta situación!
Con el temple que se ufanaba de tener, ahora se daba cuenta que había estado llena de vanidad y arrogancia, las cuales no la habían dejado ver sus debilidades, pero no era momento para reprenderse; hizo acopio de sus sentidos, poniéndolos en orden antes de aventurarse a contestar.
—Le agradezco el honor que me ha hecho con su proposición, pero me es imposible aceptarla.
Harry no se inmutó ante su respuesta, mantuvo su semblante sereno como si no le mortificara escuchar aquello y así era, en sus ojos había un brillo de humor que era difícil de ocultar. —¿Acaso desea que espere unos días y haga una segunda propuesta?
—Temo que ha juzgado mal mi carácter, mi negativa no tiene nada que ver con que yo desee escuchar de nuevo sus palabras. Sepa usted, que no tengo ninguna intensión de convertirme en su abnegada esposa. Piense señor que le hago un favor pues no tengo manera de esposa, mi corazón no alberga ni desea ardores sentimentales. Mi inquietud no esta en los hombres. Estoy segura que podrá encontrar con grata disponibilidad la mano de otra señorita.
—No esperaba una apasionada respuesta de usted, ahora que se ha sincerado conmigo me veo obligado a responder con el mismo favor. Déjeme hacerle saber que no esta en mi futuro cancelar este compromiso sino bien llevarlo hasta su consagración y consumación, es por eso que estoy aquí —declaró acortando los pasos entre ellos.
El calor subió hasta el rostro de Hermione, luciendo demasiado colorada, pero sus ojos jamás abandonaron los de él. —No piensa que esta demasiado cerca, su comportamiento es indecoroso.
Una sonrisa llena de atractivo cubrió sus labios. —¿Lo es?
—Sí —afirmó haciendo buscando mantenerse a flote con el control que le quedaba, para no demostrarle cuán alterada se encontraba con semejante actitud—, pero no voy a dejar que me desvíe de mi intensión principal de dejar en claro que no seré su esposa. Acepte de una buena vez la cancelación de este absurdo compromiso, si usted desiste, mi querido pero terco padre por muy ofendido que se encuentre lo aceptara y no le guardara rencor, no es esa clase de hombre.
Harry soltó una risa fresca, que llenó la habitación tanto como los oídos de Hermione.
—¿Acaso mis palabras le causan risa, señor Potter o es qué se ríe con demasiada facilidad? —Ocultó tras su actitud cortante, la molestia que le causaba la atracción que le provocaba.
Harry negó con un movimiento de cabeza y alzó su mano en un ademán para calmarla. —Habría querido mantener esto como una conversación privada con su padre, pero me doy cuenta que es mejor confesárselo.
—Hable claro, que no comprendo que es lo que esta tratando de decir.
—Su padre me ha contado de su inquietud sobre irse a un convento.
Las facciones de Hermione cambiaron con total sorpresa. —¿Se lo ha dicho?
—Espera que logre disuadirla.
Ahora lo entendía todo. El enojo burbujeo dentro de ella como lava ardiente que era capaz de destruir todo a su alrededor.
—Le ruego me disculpe, debo retirarme ahora.
—Espere, no haga algo impulsivo —Rodeó su brazo con firmeza—. Sepa que aunque vaya con su padre, el compromiso es un hecho. Es algo que ya fue acordado, si se lo pregunto es por ser cortés con usted.
—Le ruego me suelte —pidió jalando su brazo—. ¿Cortés ha dicho? No he visto nada de eso en las palabras que hemos cruzado.
Se olvidó de los modales ceremoniosos que debía tener una jovencita de su cuna y salió de ahí refunfuñando con pasos airosos.
Harry ni siquiera intento detenerla esta vez, era como un ciclón. Se pasó una mano por el cabello, desordenándolo.
Su entrevista privada no había salido como lo había planeado, pero tampoco había puesto altas expectativas en que ella lo aceptara pronto.
Serían tres largos meses para llegar a la celebración y estaba claro que nada aburridos si seguían así. La vida en Londres comenzaba a parecerle cada vez más interesante, si tan sólo pudiera tener resultados en su investigación estaría más que satisfecho.
Fue despedido del hogar de los Granger por la señorita Bones, la cual no había terminado de encontrar palabras para disculparse en nombre de Hermione, él buscó hacerle saber que no estaba de ninguna forma molesto u ofendido pero fue en vano.
Partió de ahí con un humor ligero como el viento que corría a través del camino, esperaba que su día terminase ahí, pero apenas cruzó las puertas de su hogar supo que no sería así.
—No podía confiar a nadie este mensaje, es por eso que me he atrevido a esperarte aquí como un ladrón entre las sombras —habló Ron apresuradamente.
—¿Lo has encontrado? —El corazón se le fue hasta el fondo del estómago.
—A media noche nos reuniremos con esa persona…
*º*º*º
Continuará…
¡Gracias por leer!
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Colocamos aquí el summary completo:
Tras una tragedia, Harry es llevado lejos de Londres. Catorce años después, convertido en un caballero honorable, vuelve con el propósito de cumplir las promesas que hizo a sus padres y concretar su matrimonio arreglado con quién una vez fuese su amiga, sin saber que ella ha cambiado y que el peligro esta más cerca de lo que había imaginado. Mantenerse a salvo no será sencillo, ¿podrá Harry lograr conquistar el corazón de su amiga y hacer justicia sin ser asesinado?
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(´¸.·*´¯`*»— —The darkness princess & Lady Muerte.