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Una vez más, aquí estoy
Naruto NO me pertenece, es de Kishimoto.
Disfruten el capítulo, no olviden dejar su comentario.
Nos vemos muy pronto
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Capítulo 27: Reencuentros
En la puerta de Konoha, Naruto y Yukiko ya estaban listos con su equipaje ligero en las espaldas. Bueno, Yukiko sí, pero en caso de Naruto, este llevaba una enorme mochila que apenas podía cargar.
—Estoy listo, ¡vámonos!
Jiraiya y Yukiko no se movieron, más bien estuvieron expectantes, para ver si Naruto en verdad podía moverse con esa mochila en la espalda.
—Oye, ¿no crees que vas un poco cargado? —preguntó Jiraiya.
Yukiko suspiró negando con la cabeza. Después de que Naruto dejara cosas innecesarias, el trío salió de la ciudad con dirección al pueblo de Otafuku.
—Pueblo de Atafuka, está a diez kilómetros —leyó Naruto lentamente.
—Otafuku, Naruto —corrigió Yukiko a su lado.
—Sigan caminando —ordenó el sabio sapo caminando sin detenerse.
Ambos niños corrieron tras él.
—Espere un segundo, ero-sennin.
El rubio se interpuso para que Jiraiya dejara de caminar.
—Escucha, niño. Te acabo de decir que es Jiraiya. ¿No puedes ser respetuoso como Yukiko?
—Ni que Naruto estuviera mintiendo, Jiraiya-sensei —murmuró Yukiko, fulminando con la mirada al hombre de cabellera blanca.
—El hecho de que un sabio pervertido de peluca blanca nos eligiera como sus compañeros de viaje deben significar algo, ¿cierto? ¿por qué nos eligió?
Jiraiya miró a ambos niños, pues Yukiko también lo veía con sus grandes ojos azules brillantes, esperando una respuesta satisfactoria.
—La verdad, es que hace muchos años, el Cuarto Hokage solía ser mi discípulo y tú tienes un gran parecido a él. En cuando a Yukiko pues… me recuerda mucho a la mujer que estamos buscando.
Yukiko abrió la boca para preguntar el nombre de esa mujer cuando Naruto chilló de la emoción, asustándola en el proceso.
—¡Soy como el Cuarto Hokage! —gritó Naruto con emoción, corriendo hacia adelante para seguir dando saltos—. Eso significa que tengo el mismo nivel de genialidad. Estoy en camino a ser Hokage. ¡Sí! —gritó saltando en el aire, hasta que se dio cuenta que había caca de perro en el suelo. No pudo hacer nada para evitarlo y aplastó popo con sus pies—. ¡Caí sobre caca de perro!
Yukiko ladeó su cabeza hacia un lado—. Por supuesto que sí.
Jiraiya soltó un suspiro derrotado antes de señalar:
—Las únicas similitudes que tienes con el Cuarto Hokage son la terquedad y ese cabello rubio parado.
—¿Qué fue eso, sabio senil pervertido? —reclamó Naruto, girándose y pisando la caca una vez más.
Jiraiya y Yukiko suspiraron.
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En una montaña cercana estaba el trío de Akatsuki.
—Estoy segura de que puedes estar a su nivel, pero yo no creo poder. Él está en otro nivel —le dijo Kisame.
Itachi estaba sentado en el suelo, mirando como Jiraiya y sus alumnos seguían su camino.
—Si llegamos a encontrarnos, ambos nos mataríamos. Un resultado inconveniente. Aunque hubiera más de nosotros, el resultado sería el mismo.
—Somos tres y él es un hombre, uno de los legendarios sannin, pero un hombre al fin ¿en verdad no hay posibilidades, Itachi-kun? —preguntó Miyuki sentada a su lado.
—Hasta los oponentes más fuertes siempre tienen una debilidad —dijo poniéndose de pie.
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Jiraiya y los otros se habían detenido en un templo para descansar. Mientras Naruto y Yukiko jugaban como unos niños, agarrando los grandes cascabeles en la puerta del templo, Jiraiya comía un poco.
—Oiga, ero-sennin.
El sannin volteó a ver a Naruto siendo sostenido en los hombros por otro Naruto y al otro lado Yukiko hacía lo mismo con su clon.
—¿Qué clase de estudiante fue el Cuarto Hokage?
—Bueno, creo que puedo decir que alcanzó la grandeza gracias a mi tutela, así que al tenerme como sensei, digamos que se llevaron el premio mayor.
Los niños y sus clones se mostraron confundidos.
—¿No me creen? Un buen sensei engendra naturalmente buenos discípulos. Eso se hace sin palabras.
—¿Usted a quién tuvo como sensei? —preguntó Yukiko curiosa.
Jiraiya sonrió nostálgico, mirando hacia el cielo.
—Primero estudié con el Tercer Hokage. Eso fue hace mucho cuando el Tercer Hokage era todo un polluelo.
—¿El Hokage… un polluelo?
—Así es, entonces yo era todo un chamaco.
—¿Un chamaco? —volvieron a repetir los niños y sus clones.
Cuando uno los cascabeles se desprendieron, uno de ellos cayó en la cabeza de Naruto y el niño rubio terminó rodando las escaleras del templo, enredado en las telas de los dos cascabeles.
—Creo que… me enredé un poco.
—Te lo advertí —dijo Jiraiya soltando una risa—. Si ambos estudiaron con Kakashi, entonces debieron pasar por el entrenamiento de los cascabeles.
—Sí…
Yukiko hizo mala cara al comienzo al recordar cómo habían fallado en todos los intentos para obtener los cascabeles, pero se dio cuenta de que ahora se había convertido en una memoria muy preciada para ella. Ese fue el inicio del Equipo 7.
—Quedé atado a un tronco. Había olvidado lo mal que la pasé.
—¿Eh? ¿tú también?
—¿Yo también qué?
Yukiko rió divertida, mirando al hombre mayor.
—¿Qué? —se preguntó Jiraiya y la niña negó moviendo la cabeza.
—Me parece que eligió a Naruto porque le recuerda a usted mismo, Jiraiya-sensei. —ella susurró para que Naruto no la escuchara.
—Suficiente, dense prisa y dejen esas cosas de dónde las tomaron —ordenó con voz seria.
Yukiko se levantó de un saltó y bajó las escaleras para ayudar a su rubio amigo que seguía muy enredado.
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Cuando Sasuke abrió la puerta, vio a su maestro acostado en su futon y rodeado de jounins.
—¿Por qué está dormido? ¿Y por qué hay tantos jounin aquí? —preguntó confundido, adentrándose al apartamento del ninja de cabello plateado—. ¿Qué demonios está pasando aquí?
—Eh… no… mucho, en realidad —mencionó dudoso Gai, desviando la mirada.
Un ninja entró sin avisar al cuarto de Kakashi.
—¿Es cierto que Itachi ha vuelto y busca a Naruto? Escuché que lo vieron con Miyuki Kazahana —habló fuertemente hasta que se percató de la presencia de Sasuke.
Gai se golpeó la frente con la palma de su mano y Kurenai fulminó al otro con la mirada.
—Idiota.
Sasuke no perdió tiempo y salió del edificio, saltando por encima de los techos.
Así que ha venido a la Aldea…y busca a Naruto. ¿Qué significa esto?
El Uchiha abrió la puerta del apartamento de Naruto, encontrándose frente a Sakura.
—¿Dónde está Naruto? —preguntó de frente.
—No lo sé, iba a buscarlo porque quería darle unos…
Sasuke no escuchó su explicación y siguió corriendo en busca del rubio Uzumaki. Lo siguiente que hizo fue ir al departamento de Yukiko. El cual también estaba vacío.
¿Quién es esa tal Miyuki? ¿Tiene algo que ver con Yukiko? Si Itachi los atrapa, están muertos. ¡No dejaré que eso pase!
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Jiraiya, Yukiko y Naruto llegaron a un pequeño pueblo de comerciantes. Había muchas tienda, espectáculos callejeros y vendedores por todos lados. El pequeño grupo llegó a un hospedaje.
—Vamos a pasar la noche aquí —avisó el maestro Jiraiya.
—¿Qué? ¿Pero por qué? Aún no me canso —Naruto renegó.
—Un discípulo siempre obedece a su maestro.
—Solo quiero aprender algunos jutsu.
—Eso te convierte en un discípulo, Naruto —explicó Yukiko suspirando—. Bueno, supongo que no esta mal. Necesito descansar y…
Yukiko se giró pues parecía estar hablando a la nada, pues Naruto y Jiraiya estaban muy entretenidos mirando a una mujer de vestido corto y ajustado. Aquella mujer sonreía y guiñaba el ojo, feliz de tener toda la atención para ella.
El viejo tomó la mano de la niña y le dejó la llave.
—Toma la llave de la habitación, vete para allá y descansa todo lo que quieras.
—¡¿Qué?! —gritó Yukiko—. ¡Es usted de lo peor, ero-sennin! ¡Y tú no te quedas atrás! —gritó enojada, señalando a Naruto.
—¿EH? —Naruto chilló cuando todo el equipaje de Yukiko y el viejo pervertido terminó sobre él—. Yukiko-chan —mencionó de forma lastimera, siguiendo a la niña con dificultad debido a el peso extra.
Dentro de la habitación, Naruto comenzó a trabajar en su chakra mientras Yukiko, aún molesta, hacía lo mismo en la cama contigua.
—Ay, diablos, siempre que estoy con ero-sennin termino hecho a un lado —dijo el rubio con un puchero y miró a su compañera que lo veía con ojos entrecerrados—. ¿Sigues molesta?
En respuesta, Yukiko se acostó en la cama y le dio la espalda. Naruto suspiró rendido y siguió trabajando en el control de su chakra. Realizó varios clones pero estos cayeron dormidos al pasar el tiempo.
Unos toques en la puerta interrumpieron la concentración de Naruto.
—¿Acaso por fin se deshizo de usted esa chica? —preguntó el rubio, caminando lentamente hacia la puerta—. Ya oí, ya oí—dijo para que los toques pararan ya que Yukiko se removió en la cama.
Naruto abrió la puerta.
Frente a él estaba un hombre alto, con capa negra y ojos rojos. Naruto se sorprendió al verlo, reconoció el sharingan y el gran parecido que tenía aquel hombre con Sasuke.
—Naruto ¿quién es? —preguntó una adormilada Yukiko, asomándose y sorprendiéndose de igual manera.
¿Sasuke?... No, pero es un Uchiha.
—Mi hermano mayor, él sigue afuera —dijo Sasuke aquella vez en el bosque de la muerte.
En un instante, Yukiko tuvo un kunai apuntando hacia Itachi. Naruto miró con sorpresa la actitud de su amiga mientras Itachi no parecía mostrar alguna emoción.
—¿Quién eres tú? —preguntó Yukiko mirando hacia Itachi con el ceño fruncido—. Dije, ¿quién eres y por qué estás aquí?
Kisame rió—. No se parece en nada a ti, Miyuki, pero tiene tu estúpida actitud altanera.
Algo dentro de Yukiko despertó al escuchar ese nombre, ni si quiera le puso atención al gran hombre de piel azulada. La mujer que estaba detrás de esos hombres le parecía extrañamente familiar, no podía verle el rostro completo, pero cuando encontró aquellos ojos azules tan parecidos a los suyos lo entendió… o tal vez no.
—Mi-miyuki-nee-chan —tartamudeó sin aliento Yukiko, dejando caer el kunai al suelo.
Naruto miró la situación sin entender.
—¿Hermana? —preguntó él, mirando a la mujer de cabello negro y luego a Yukiko—. ¿Ella es tu hermana, Yukiko-chan?
La niña de ropajes morados dio pasos hacia adelante, saliendo de la habitación al igual que los otros. La mujer mayor se quedo quieta mirando fijamente a la más chica.
—Tanto tiempo, Yukiko.
—Tú… tú…—ella no salía de su asombro, sus ojos se nublaron en lágrimas amenazando la posibilidad de romper a llorar—. Estás viva, nee-chan. ¿Por qué después de tanto tiempo estás aquí? —preguntó dejando que sus lágrimas se deslizaran por sus mejillas.
Yukiko quería abrazar a su hermana, arroparse en aquellos brazos que en sus recuerdos eran cálidos, pero… aquella mirada azul no tenía ese brillo que fácilmente recordaba. Su hermana mayor la miraba sin sentimiento alguno.
—Vendrás conmigo, Yukiko y no hay forma de que te niegues.
La Kazahana mayor abrió los ojos sorprendida ante aquel tono amenazante.
—Ustedes dos —habló el Uchiha—. Vendrán con nosotros. Salgamos a dar un paseo.
—Me va a dar dolor de cabeza si estos niños no hacen salir corriendo de aquí. Tal vez deberíamos arrancarles un miembro, por si acaso. —mencionó Kisame poniendo una mano en el mango de su espada.
Tanto Yukiko como Naruto dieron un paso hacia atrás, mirando al hombre que de alguna u otra forma, era demasiado intimidante. Yukiko miró a su hermana, esperando alguna reacción, pero la mujer mayor solo observaba de manera indiferente como Kisame avanzaba lentamente.
—Ha pasado tanto tiempo… Sasuke. —mencionó el hombre.
Yukiko y Naruto miraron al recién llegado, no habían puesto atención a la presencia de Sasuke.
—Itachi Uchiha…
—¿Itachi Uchiha? —se preguntó Naruto.
Sasuke reflejaba la rabia y el odio en sus ojos rojos debido al sharingan.
—Vaya, el sharingan…—mencionó Kisame con una pequeña sonrisa—. Y se ve patéticamente como tú. Itachi, ¿quién es el niño?
—Es mi hermano menor.
—Que gran encuentro —Miyuki mencionó con una sonrisa burlona.
—Qué raro, porque hasta donde yo sabía, el clan entero había sido devastado… por ti.
—Itachi Uchiha, espero que estés listo para morir —amenazó Sasuke—. Es tal y como lo dijiste, hermano. He fomentado mi odio por ti. Este tiempo… he vivido por un simple propósito… ¡verte morir!
Sasuke corrió con el chidori en su mano en dirección a Itachi.
—¡Muere!
Una explosión rompió la pared del pasillo. Itachi había detenido el ataque de Sasuke sosteniendo su muñeca.
Viendo lo fácil que había sido para Itachi detener el chidori de Sasuke, Naruto empezó a concentrar chakra del zorro para poder ayudar. Yukiko no sabía qué hacer, estaba muy confundida y parecía que su cuerpo había negado a responder sus órdenes.
—Basta —murmuró Itachi, haciendo más presión en su agarre hasta romper su brazo.
Sasuke gritó.
—¡Sasuke! —exclamó Yukiko asustada con las rodillas temblando, mirando hacia su hermana.
Miyuki se veía como si nada importante estuviera pasando a su alrededor.
Cuando Naruto intentó hacer el jutsu de invocación, Kisame utilizó su espada para absorber su chakra.
—Mi espada devora chakra y le encanta. Ya no hay que preocuparnos si este niño nos sale con algún jutsu —explicó Kisame—. Olvidemos las piernas, deberíamos empezar a cortarle los brazos.
¿Qué diablos estás haciendo, Yukiko? Temblando como una niña pequeña ¡Haz algo!
—¡Jutsu clones de sombra!
Yukiko invocó seis clones para evitar que Kisame hiciera un movimiento, pero sus clones fueron destruidos por un látigo de agua.
—Estilo de agua: látigo de agua corredizo
La Kazahana menor se golpeó fuertemente en la pared, aquella masa de agua se envolvió en su cuello y se apretó con fuerza.
—Miyuki-neechan, ¿por qué? —preguntó con dificultad, mirando los ojos de su hermana.
Miyuki dió una pequeña risa antes de soltar su jutsu, Yukiko tosió agarrándose el cuello y recuperó el aire. Los ojos de Yukiko se llenaron de molestia contra su hermana.
—No has crecido nada, ¿no es así?
—¡Yukiko-chan! —gritó Naruto y trató de usar chakra aunque fue inútil.
—Suficiente mocoso —Kisame movió su espada, pero luego de una nube de humo, fue detenida por un sapo con armadura.
—¡Naruto! —exclamó Yukiko, asustada.
Detrás de Naruto, apareció Jiraiya con la mujer dormida en su hombro.
—Ustedes no me conocen, ¿verdad? —comentó casualmente y levantó la voz de manera orgullosa—. Muy mal, muchachitos. Jiraiya, el sapo sabio no cae en los encantos de ninguna chica. Las bellezas más exóticas caen a mi como pétalos. Mi naturaleza no es así, ¡yo no caigo en tretas femeninas! Cuando llegas en el nivel en el que estoy, las niñas se arrodillan y veneran tanta maravilla y perfección.
Todos los presentes observaron sin emoción alguna al recién llegado. Naruto y Yukiko sintieron algo parecido a la vergüenza ajena.
—¡No me venga con eso! —gritó el rubio señalando al hombre mayor con un dedo—. Un pestañeo de una chica linda y de inmediato pierde la cabeza. Siempre vuelve como la burra al trigo, ero-sennin.
—En verdad preferiría que no me llamaras así en frente de otros.
—¡Pues debería empezar a comportarse! —Yukiko señaló a los demás—. Tenemos mejores cosas de qué preocuparnos que de lo que piensen de usted, ero-sennin.
—¡Dije que no me llamaran así! —chilló el mayor.
Kisame rió.
—Debo decir que me parece decepcionante, maestro Jiraiya. Sólo un viejo lujurioso, es casi imposible de creer que tú seas uno de los lejendarios sannin.
—Que no te engañen las apariencias o cualquier cosa que digan este par de pequeñas ratas —mencionó, dejando el cuerpo de la mujer recostado en una de las paredes—. Utilizaste un genjutsu en esta inocente mujer con la finalidad de separarme de Naruto y Yukiko. Sé que es a ellos a quienes están buscando.
Aquello sorprendió a ambos niños.
—Eso explica por qué lo sabía Kakashi… lo aprendió de ti —habló Itachi—, pero tienes razón. Son el premio que buscan los Akatsuki…
—¿Akatsuki? —preguntó la Kazahana de cabellos naranjas.
—Son criminales perversos, Yukiko —explicó Jiraiya en pocas palabras.
¿Criminales?... Miyuki-neechan…
Yukiko miró a su hermana, sintiéndose más confundida que antes.
—Puedo eliminarlos en este mismo momento —amenazó el sannin.
—Sensei, no, espere —pidió Yukiko rápidamente.
—No se metan en esto…—Sasuke los interrumpió, levantándose lentamente—. El único que va a eliminarlo… soy yo —sentenció, refiriéndose a Itachi.
El Uchiha mayor no se inmutó.
—Lárgate, tú no me interesas… por el momento.
—¡Pues debería!
Sasuke intentó atacar a su hermano, pero este siendo más rápido lo golpeó en el abdomen, mandándolo hacia la pared del final del pasillo.
—¡Sasuke! —exclamaron sus compañeros.
Naruto hizo el ademán de querer meterse en medio del enfrentamiento.
—¡No, Naruto! ¡No es asunto tuyo! —gritó el Uchiha en el suelo—. Ya te lo dije antes. Toda mi vida he esperado por este día, por este momento ¡Esta pelea es mía!
Sasuke activó su sharingan y se lanzó en carrera, Itachi detuvo el golpe fácilmente y golpeó el rostro de su hermano menor, lanzándolo nuevamente hacia la pared.
—Sasuke —Yukiko se movió hacia adelante cuando una mano la empujó hacia atrás, Naruto detuvo su caída por detrás.
—No es asunto tuyo —espetó Miyuki.
Sasuke habló con dificultad.
—Aún…no termino…
—Ni si quiera es capaz de hacer una posición de manos —murmuró Itachi.
—Esta es…mi pelea
Itachi entrecerró los ojos—. Que así sea.
Jiraiya se movió sorprendido, pero Kisame movió su espada interponiéndose.
—Ya lo oíste, viejo.
Itachi se acercó a paso lento hacia Sasuke. Al estar lo suficiente cerca, el menor intentó atacarlo e Itachi lo golpeó en la boca del estómago, haciéndolo escupir sangre, siguió con un golpe a un lado de la cabeza y luego en la mandíbula con la rodilla. Itachi lo golpeó nuevamente en el estómago y Sasuke cayó al suelo.
Itachi lo levantó agarrándolo del cuello y lo apresó en la pared.
—Aún eres muy débil. No me odias lo suficiente, y voy a decirte algo…—se acercó a su oreja—. Jamás lo harás.
Utilizó el Tsukuyomi en él y Sasuke gritó.
—Pero qué enternecedor. Usa el Tsukuyomi en su propio hermano.
Naruto se movió rápidamente y corrió hasta Itachi, Kisame corrió tras él, pero algo lo detuvo. Una especie de carne empezó a salir del suelo, las paredes y el techo.
—¿Qué es esto? —se preguntó Yukiko mirando la carne rosada.
—Arte ninja, trampa boca de sapo.
Itachi dejó a Sasuke en la pared de la boca del sapo y volteó a ver a sus compañeros. Ambos tenían los pies atrapados.
—Están atrapados en la boca del sapo de la montaña. Bienvenidos, amigos míos, al estómago de la bestia. Tiene un tracto digestivo muy sensible. Tengan cuidado de no molestarlo. No es la forma más gloriosa de morir, ¿o sí? Debe ser muy humillante convertirse en excremento de sapo —dijo con una pequeña sonrisa.
Miyuki levantó ambas piernas saliendo de la carne de estómago.
—Vengan aquí —ordenó Itachi y ambos ninjas de Akatsuki se movieron.
—Es inútil. No ha nacido aquel ninja que pueda sobrevivir a este poderoso estómago —mencionó, mientras hacía que la carne se moviera hacia los criminales.
El trío volteó en la esquina del pasillo, siendo seguidos por la masa de carne.
—Un muro de carne viene hacia nosotros —avisó Kisame.
Miyuki se detuvo en medio de los tentáculos e hizo el sello del caballo. La niebla que empezó a salir de su boca hizo que varios tentáculos de carne se cayeran a pedazos, aunque habían más viniendo a gran velocidad.
—Es muy veloz —comentó Miyuki.
Jiraiya y los niños escucharon un fuerte sonido. El sannin incrédulo, se levantó y corrió hacia el lugar en dónde pudo ver un gran agujero con los bordes prendidos en fuego negro.
—¿Qué ha ocurrido? —Naruto preguntó.
—Ellos escaparon —dijo Yukiko mirando el agujero—. Hermana…
Naruto se acercó a las llamas con curiosidad.
—¿Y esto que es?, una especie de fuego negro.
—Aléjate de el —ordenó Jiraiya.
El sabio abrió un rollo de pergamino, lo dejó en el suelo y escribió en el papel para luego sellar aquel fuego negro.
—Con eso será suficiente, por ahora —aseguró—. Vamos por Sasuke.
De la pared de carne, salió el cuerpo de Sasuke. Naruto lo sostuvo y el lugar volvió a la normalidad.
—Jiraiya-sensei, ¿qué fue lo que ocurrió? —preguntó Yukiko.
El sannin la miró seriamente y suspiró.
—Supongo que no hay forma de mentirte o suavizar la verdad. Tu hermana mayor es una criminal de rango S, es buscada por todas las grandes naciones ninja por asesinatos a personas importantes.
El corazón de Yukiko se rompió.
—Sé que es difícil lo que te voy a pedir, pero olvídala. Akatsuki los quiere a ambos para propósitos que aún desconozco, supongo que nada bueno.
—Ella no me haría daño, yo… lo sé— susurró insegura.
Jiraiya colocó una mano en el hombro de la niña.
—No, no lo sabes por eso es mejor que te alejes. No trates de buscarla, tal vez acabes decepcionándote aún más.
Jiraiya pasó por su lado para dirigirse a Naruto y Sasuke. Yukiko miró el agujero por dónde los Akatsuki habían salido y volvió hacia sus compañeros de equipo.
Sasuke tenía los ojos abiertos, pero se veían perdidos.
—¿Qué fue lo que le hicieron? —preguntó preocupada.
Un kunai voló hasta una pared y algo se movió rápido.
—¡Entrada dinámica! —gritó Gai, golpeando a Jiraiya con una patada voladora.
Todo había sido parte de un malentendido, Gai había visto dos figuras a través de su protector y entró rápidamente en acción.
—Si es tu forma de pedir disculpas, es mala —se quejó Jiraiya limpiándose la sangre que aún chorreaba por su nariz—. En fin, tenemos que llevar a Sasuke al hospital. Está muy lastimado, su brazo está roto y fue noqueado por ese misterioso jutsu que Itachi usó en él.
—Ero-sennin, ¿Sasuke va a estar bien? —preguntó Naruto.
—Su físico sí, pero me preocupa lo que le pudo haber hecho a su mente.
—Sasuke…—Yukiko susurró mirando de cerca el rostro pálido y ojos vacíos de su compañero—. ¿Qué clase de persona y hermano es ese Itachi?
Me quedé mirando como ese tipo lastimaba a Sasuke, pudieron haber herido a Naruto y yo aún así no hubiera podido hacer nada. El shock de ver a Miyuki otra vez y la presencia de esos dos tipos hicieron que me temblaran las piernas… pero juro que no volverá a suceder.
Yukiko cerró sus puños fuertemente—No volveré a dudar —afirmó en voz alta.
—Admito que esos tontos me asustaron, pero ya no huiré más. Es a mí a quien quieren, ¿verdad? Pues que así sea…
—Buen discurso, pero aún no estás al nivel de ellos, ninguno lo está —dijo con voz dura—. Lo lamento, dejé que Sasuke peleara su batalla, pero veo que tuve que haber intervenido antes.
—Es la misma clase de jutsu con el que atacaron a Kakashi. No sabremos cuando podrá salir de esto.
—¿Atacaron a Kakashi-sensei? —preguntó Yukiko, muy sorprendida y enojada a la vez.
—No hay nada peor que ver a tus estudiantes caer en batalla. Es como perder un trozo de tu alma —pensó Gai—. Lo que necesitamos es un especialista médico supremo. Un maestro en las artes sanatorias, y pronto.
—Tienes razón —afirmó Jiraiya—. Y la mujer de la que hablas es a la que vine a buscar.
—¿La mujer? … ¡No hablas de ella!
Jiraiya sonrió.
Gai se encontraba sorprendido y ambos niños se miraron confundidos.
—Sí, estoy hablando de ella. Otro de los legendarios sannin. La reina de las pócimas y elixires. La apostadora y señora de las artes sanatorias… Lady Tsunade.