Notas de autor: Para alguien que no me dejó ni a sol y ni a sombra para que escribiera un epílogo. Y más le vale darle amor de mil formas diferentes porque qué lástima pero arroz, me despido de ti y me voy. Me molesta que sean 9 caps y no 10, era necesario un número redondo y que sea par, si hubieran sido 15, ni pex pero ¿9? D: ño.
Disclaimer: Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima.
Starlight
Capítulo X: Enséñame
―Epílogo―
Es dolor el saber que lo nuestro se puede terminar porque simple y sencillamente nunca he sabido actuar. Y sé que mueres por mí, vives por mí y nunca me has dejado atrás, aunque sabes que a veces yo soy solo miedo. Pero vives en mí, junto a mí, en mi interior, en este corazón confundido, por eso te pido por favor… enséñame a quererte un poco más~
¿Qué esperar de Juvia cuando era plenamente correspondida por el amor de su vida?
Si aún en la incertidumbre, ella era alguien enamorada del amor. Aunque le doliera o le hiriera, amaba el amor porque era un sentimiento tan bonito como para teñirlo de cosas malas, pese a que la tragedia abundara en el mundo, lo bueno siempre pesaba más en la balanza y era tan fuerte como para curar cualquier dolor o herida del alma. La gente solía decir que el tiempo era el que curaba todo pero sin amor, el daño no se reparaba tan rápido (si se reparaba). Ella afirmaba esto.
No le daba miedo expresar y sentir el amor, por más expuesta que quedara su alma. Y la misma transparencia de sus emociones era la misma que la hacía llegar a la fuente de todo, sin embargo había momentos en que algo contaminaba lo puro de sus sentimientos, que a veces el amor podía ser herido por miedo e inseguridad. Juvia era consciente de que ella no sabía medirse porque su corazón era como un inmenso mar que se desbordaba de amor y cuando tenía sus sentimientos amorosos listos para dispararse hacia aquella estrella, la más brillante y palpable del cielo, no sabía cómo canalizarse.
Y este era un constante conflicto que quería evitarlo a toda costa.
Porque así como ser tonta y de tobillos frágiles. Ruidosa y nada discreta. Chillona y exagerada. Burbujeante y llena de vida. Fuerte como un huracán y a la vez frágil como una pequeña ave que quería emprender su primer vuele. Transparente, cristalina y cálida como el agua, valiente, celosa y arrebatada, también era insegura y temerosa, ya que si las estrellas fugaces y los comentas dejaban una suave estela en el cielo a su paso, ella también podía apagarse lentamente.
Sus movimientos podían ser rápidos y repentinos (todo un arrebato). Al final, la fuerza se extinguía y después de sus acciones, quedaba un tenue rastro de aquel destello incandescente. Y poco a poco, paso a paso, revivía el brillo para recolocarse en su posición cuando él le transmitía fuerza. Y porque siempre le demostraba que le gustaba que se mantuviera así y ahí, justo a su lado.
Porque a pesar de que ella es toda una torrente de emociones, o un carrusel lleno de sentimientos, él no. Gray-sama era sólido y estoico como el hielo de su magia. Sus sentimientos eran profundos y discretos, a diferencia de los de ella, que iban y venían, subían y bajaban, crecían y cambiaban constantemente. Él era tan cálido, profundo, sincero y puro bajo todo el hielo y toda su piel. Y a ella no le importaba ese gélido misterio, le encantaba navegar y hundirse hasta encontrar esa cálida amabilidad que la había enamorado.
Y siempre, siempre, que Juvia se sentía ahogada (que creía no saber amar cómo él se lo merecía), él la rescataba del cielo nublado y auxiliaba a ese corazón confundido (y no precisamente para quererlo más, sino para aprender juntos).
Era fácil de comprobar, porque de un tiempo a la fecha, Gray estaba algo ―muy― diferente. Y todos los integrantes del gremio, poco a poco se daban cuenta de eso. Obviamente, la primera en notarlo había sido ella. Juvia no lo había vociferado, pero se había dedicado a observar esas anomalías en el comportamiento del mago.
Porque el mago de hielo se reía con mayor facilidad y comenzaba a manejar mejor sus nervios. Y aunque seguía sin decir mucho, lo poco que llegaba a pronunciar, servía para calmar las aguas ―o las burlas del gremio― y a su esperanzado corazón que se vaciaba y se llenaba de amor una y otra vez… y eso le daba más certeza de que era completamente suyo.
Con una sonrisa pintada en los labios, Juvia ahuecaba su mejilla entre la palma de su mano derecha a tiempo que fijaba la vista en las mesas donde estaba Gray. Ella suspiraba feliz mientras miraba al mago de hielo reunido con su equipo de misiones, pasando un buen momento con ellos, suponía, porque lo veía reír animadamente con ellos, porque le era habitual festejar a lo grande cuando regresaban de un trabajo.
Las cosas eran diferentes entre los dos luego de su regreso, de la confesión y de aquel primer beso que logró bajar todas las estrellas del cielo porque él compartía su alegría, aunque estuviera un poco lejos. Ya que Gray, de vez en cuando, le enviaba miradas furtivas y con ese gesto, hacía que ella formara parte de esa felicidad. De su mundo.
Y esto la volvía loca. Chillaba internamente y lo único que quería era saltar a su lado para abrazarlo por toda la eternidad, a veces lograba frenarse paro la mayoría de las veces, Juvia recaía en aquel loco amor. Sin embargo, Gray la enseñaba… a irse lento y brillante. Y calmaba toda loca ansiedad, la abrigaba por dentro y ni qué decir cuando en muchas ocasiones, ya ni las podía contar con los dedos de las manos, entrelazaban sus dedos bajo la mesa para serenarse. Juvia aprendía bien, esos suaves toques y esas discretas miradas, eran la invitación permanente a su corazón.
Y ella estaba anclada en él.
Él así dejó que pasara.
También, cuando sus miradas se conectaban, las mejillas de Juvia se ponían rosas y su sonrisa se ensanchaba. Ahogaba un chillido de emoción cuando miraba que por fugaces segundos, a Gray esbozando un diminuto y apenas perceptible esbozo de sonrisa (causado por su simpática reacción). Naturalmente, los segundos se alargaban hasta volverse largos minutos de perfección, hasta que alguien se animaba a romper el momento entre ambos. Juvia, soltaba un resoplido de decepción mientras escuchaba los gritos y los reclamos de defensa del mago de hielo. Luego alzaba el rostro, y con la mejor de sus sonrisas, empezaba animarlo en la pelea contra Natsu.
Pero ese era solo uno de los pocos cambios que había: mirarla furtivamente y sonreírle con mayor regularidad. Solo eran dos cambios menores.
Por ejemplo, cuando Gray se veía descubierto y recibía burlas de sus compañeros, en un principio el mago de hielo trataba de negarlo con un sonoro sonrojo en su rostro. Desatando después, una riña interminable que dejaba el tema en el olvido. No pasaba a mayores. Se volvía una pelea normal entre él y Natsu, donde los demás se veían implicados, donde alguien gritaba que era de hombres pelear así mientras se unía la contienda y donde ella se acercaba para animar a su amado.
Pero cuando eran Erza o Cana las que lo descubrían, el mago de hielo recibía fuertes palmaditas en la espalda como felicitación. La pelirroja podía estrellarlo contra la pared, o clavarlo en el suelo, en una salvaje aprobación, donde la atención rápidamente se centraba en la condición del mago, Juvia olvidaba todo con tal de ir corriendo a su lado para cuidar su salud.
Mientras que con la segunda era diferente, porque Cana echaba un brazo a los hombros del mago y alzaba su botella de alcohol a lo alto para festejar, de esa forma, Gray terminaba totalmente cohibido, con su rostro girado hacia otro lado y el entrecejo fruncido un poco molesto por la intromisión. Juvia, a su vez, sonreía al verlos porque no negaba nada.
Y como la estrella fugaz estaba en sus manos, pronto llegó el día que esos minúsculos cambios se volvieron mayúsculos, debido a que ni las burla, gritos y exclamaciones de aprobación sirvieron para detener aquellas miradas y sonrisas ya no tan secretas de esa relación no tan secreta por aquel beso de bienvenida que Juvia no se resistió a darle al mago de hielo al regreso de su misión, al grado de estar sentados juntos para que nada le afectara.
Y en momentos así, cuando el mar de su amor se desbordaba era cuando Juvia sentía que no sabía quererlo y pedía en silenciosos gritos que la enseñara. Ahí era cuando su alma tamborileaba entre fracaso y el éxito. Era cuando la luz del cielo se extinguía, cuando las nubes grises opacaban al sol. Era puro dolor el pensar que todo podía acabar porque no sabía amar (los dos terminaban ahogados con sus olas de cariño) pero...
Él vivía, también por ella.
Y ayudaría a ese corazón confundido.
Estaba agachada, se sentía tonta y su estado de ánimo amenazaba con desatar una tormenta. En cambio, Gray estaba mucho más relajado, con su mejilla apoyada en la mano, recargado en la mesa y con una expresión aburrida en sus ojos. Bostezó tranquilo después de escuchar la invitación de Cana a beber (para festejar a la pareja).
Ni se quejó con el golpe de aprobación de Erza (palmaditas para felicitarlo).
Y ni se sintió atormentado por todas las preguntas acerca de su relación.
E ignoró las provocaciones de Natsu, quien mejor se fue irritado por su falta de atención y frustrado por no poder provocarlo por su magia, por sus ojos, por su peinado, por estar en bóxer, por el beso, por estar sentado a lado de Juvia, refugiándose bajo sus faldas, según él.
―Juvia lo siente… ―habló en un susurro, apenada por la atención pero más por exponerlo a él a un escenario poco familiar ―Juvia no quería incomodar a Gray-sama.
Gray se acomodó, apoyando su mejilla en la otra mano. Justo del lado donde estaba Juvia.
―No me molesta… ―susurró indiferente.
Juvia alzó el rostro y lo vio confundida. Pestañando y con un rubor rosa cubriendo sus mejillas.
―No tienes por qué cambiar, Juvia.
Mordió su labio, que temblaba nervioso. Su corazón estaba ansioso. Loco y cada vez más enamorado. Dispuesto a ser aprendiz para amarlo mucho más.
Y cuando en un arrebato saltaba para abrazarlo fuerte, Juvia sentía que sus latidos se sincronizaban y que de igual forma, él también se enseñaba a quererla mucho más…
¿Fin?
Aquello que me motivó a escribir gruvia, se repite a tal grado que me consideré terminar esta historia y otras más aunque no estoy preparada para escribir amnesia (pero sí seguir Iridiscente y Forelsket xDDDDD y este reflejaría la etapa del inicio del noviazgo gruvia, lo que quedó abierto aquí, síp es publicidad descara jiji). Pues ya, nada de dramas. Solo decir que la narración no se parece nada a las demás porque tenía más de un año sin escribir para esta historia xD. Estoy oxidada. Ya, cero dramas para llamar la atención D:.
Mil gracias por sus comentarios: Lua93, Harmonie Roux, Saorii , Light Winchester , doramassilvi, Lumino17, MadnessNLove y Hati-chan (espero que la prueba tratase sobre el gruvia D: xD).
PD: si hay algún error me disculpo, no releí. xDDD Ya dentro de unas semanas tendré valor para releer y editar.