—Tú, tú no deberías de estar viendo esto! Raven!.

—Yo veo lo que me da la gana!.

Él titan verde estaba cabreado, Raven había entrado sin su permiso, a su habitación, todo porque él había interrumpido en la suya para leer que era lo que la tenia tan abstraída, sorpresa para él, que cuando pensó en encontrar solo libros de magia oscura y esas cosas, encontró literatura erótica y romántica, y al no tener el poder para controlar su curiosidad, robo unos cuantos libros para leer de que se trataba, pues las primeras lineas por las que sus escurridizos ojos habían empezado por simple intromisión, se habían quedado anonadado con la descripción tan interesante que había leído, "entonces sus dedos se resbalaron por la piel de su sedosa cintura y..." esas fueron algunas de las frases que recordaba alcanzo a leer, y qué por ello tuvo que continuar pues él nunca pensó que una chica como Raven tuviera una mente... tan "pasional" como la de él, pues ya era conocido por todos que el Changelin poseía el gusto por cualquier cosa erótica, y que ademas poseía una de las mentes mas sucias de la torre, se quedo sorprendido como es que a un que ya llevaban varios meses de estar juntos, la joven cuervo jamas se mostró demasiado avergonzada o desagusto con ninguna de las inapropiadas peticiones y acciones del mismo joven verde, que aun que no iban mas allá de lo usual si rayaban un poco en la perverción, él pensó que seguro era por todo eso de mantener la calma y su entrenamiento samurai nija, o lo que fuera con los monjes del monte Fuji, pero nunca pensó que fuese porque ella tuviera una mente tan pecaminosa y candente como la de él.

Pero obviamente solo había sido pretencioso al aventurarse con su hipotesis, pues al leer todos esos libros, se dio cuenta que él era el que distaba mucho de tener los conocimientos amatorios que tenia ella, pues en cuanto a calidad y todo, lo que ella había aprendido de esos libros, eran mil veces más específicos, realistas, delicados y casi artísticos que lo que él había vislumbrado en toda su vida como degustado de lo prohibido, que obvio no era ni mucho y no tenia nada que ver con lo que su amada Rae poseía en su deliciosa pero pervertida cabeza.

Cosa qué le fascino, y no solo eso, sin darse cuenta él mismo se volvió adicto de estos insulsos pero lujuriosos libros, que no solo estimulaban su mente con eróticas imágenes, si no también todo su libido, poco tiempo después ya se encontraba un poco adicto a buscar frenéticamente en la biblioteca de Rae, este tipo de materia, hasta que obviamente por azares del destino o tal vez por su propia estupidez, fue descubierto, y no solo fue descubierto leyendo, si no que también fue descubierto autoestimulandose, pues la recamara de Rae desprendía un exquisito olor que lo embriagaba de deseo, y como ella de vez en cuando debía hacer viajes a otros mundos y dimensiones donde por el peligro, los simples mortales como él no podían entrar, aveces era demasiada larga la espera y demasiado fuerte la necesidad de sentirla con él.

Y por esto Raven lo entendió, y no hizo ningún drama o recrimino nada, solo le molestaba un poco la intromisión a su privacidad y a su espacio personal, aparte de eso poco le importaba que él hiciera o no con sus pensamientos y su imagen, pues después de todo esto no la hacia sentir mas que deseada y como la mujer de su vida.

Sin embargo, pasaron los días, pero algo no le cuadraba a la mujer, ella tenia cierta picazón en si misma, porque ahora el Changelin ya la trataba diferente, como si estuviese muy alzado por el hecho de conocer una parte de ella que pocos conocían, por lo cual decidió enseñarle una lección.

—No!, no!, no! Rae!, ya basta! —Gritaba enojado y frustrado él chico verde mientras trataba de quitarle el porno, hentai y demás barbaridades de macho de las manos de ella—. Ya entendí no debo entrar y tomar tus cosas si tu permiso, pero deja de mirar esas cosas!.

—No quiero! —Gruño la testaruda chica.

"Demonios!" Pensó un afligido Joven Bestia, quién de alguna forma estaba aceptando la enfrenta, por el simple hecho de qué él realmente s ello merecía, es decir... Se arrepentia de haber interrumpido en la "sagrada" individualidad personal de la cuervo ya dos veces, una en su mente cuando se entrometio con el accidente con Cy y el espejo, y demás ocasiones que sinceramente no las había olvidado, porque toda y cada una de ellas le mostraron partes de la personalidad de la cuervo que muy pocos conocían y eso lo hacía engrandecerse, puesto a que a final de cuentas él solo era un chico.

Rojo, rojo como un tomate Garfield observaba mientras que él sudor corría por su piel y sus dientes casi rechinaban de tan apretados que los oprimía, con su ceño fruncido, sus puños cerrados, su cuerpo tensado y una horrible sensación de vergüenza juntó a la de frustración y culpabilidad le corrían por las venas. Pero que como mas podía hacer?!, los argumentos de él verde poco a poco se convirtieron en bufidos y gemidos, pero no de placer si no de pena, hablaba entre dientes pero nada coherente o que realmente pensara que valiera la pena decir, así que allí él estaba parado, sin nada más que decir mientras que Rae inmiscuia deliberadamente sin piedad, dentro de sus cajones y gavetas, cajas y computador.

La damita elegante, encontró muchas cosas, entre ellas, ropa que habia pensado perdida, lo cuál la incomodo un poco sí, pero lo supero y siguió para ver que mas había en al cueva de aquél hombre salvaje, pero lindo... Lo que encontró fue lo que esperaba, revistas, dvd, etc. pero lo que más llamo atención eran las fotos que Bestia tenía, un montón de fotos de cuando salían, e incluso dibujos, esto le paro el corazón a la joven oscura, qué Beastboy dibujara, jamás lo habría pensado, pero allí estaba una libreta mascullada llena de bocetos, la mayoría de ella y de paisajes, "increíblemente maravilloso", pensó pero no pudo revisarlos bien púes el verde se los arrebato de las manos como si le hubiese tocado en un lugar muy intimo.

Mas sin embargo ella lo entendió, por lo cuál sin pringar mucho, condecendio el hecho de qué tal vez había ido demasiado lejos, y además no quería revisar a profundidad esa libreta y demás cosas porqué parte de ella intuía qué aún había cosas de aquélla rubia en su alcoba, tal vez no muchas, tal vez solo un par de cosas, pero si bien conocía a Garfield que no era de las personas que se desprende de nada y que siempre lleva cargando el peso de todo su pasado a cuestas, intuyó por lógica, que allí habría cosas que ella estaria mejor sin ver, y con esto en mente su rostro se entristeció un poco, y la habitación se quedo en un silencio frio, un silencio profundo del fondo del alma melancólica del cuervo, qué comprendía, pero que no podía evitar cierta tristeza al recordar que hay cosas de nuestro pasado que nadie tiende a olvidar, como a ella le paso una vez con Melchor.

Garfield lo noto, nunca pensó que arrebatarle de las manos su libreta causaría tal conmoción, ella no sabia lo que estaria pensando pero lo UE si sabía era que todo se había dado al quitarle la libreta, entonces lo pensó un rato.

"Quizás sí es tan importante para ella deba darle la libreta" Pensó y considero puesto que aún qué el no lo deseaba, por ciertas razones como el no saber si había un par de hojas con retratos de, Tara... Y entonces lo comprendió todo, ella se habia dado cuenta antes de si quiera abrir esa libreta no es cierto?, entonces sus orejas y mirada se bajaron y entristecieron, como si le comiese vivo la culpa de haberla hecho sentir mal, suspiro y quitó al libreta que con tanto recelo apretaba con sus brazos a la defensiva en contra de su pecho, se sentó en al cama junto a ella, puso la libreta a su lado derecho y la miró con ojos sinceros pero a la vez culpables, como si el hecho de no poder olvidar a su primer amor fuera un pecado profuso, que en realidad no era.

—Perdón —Musito mientras trataba de tomar delicadamente su mano—. Si quieres la libreta te la doy, pero no estoy seguro de que te gusten algunas cosas que puse allí.

Sin embargo la cuervo no lo dejo, para después rápidamente salir de su letargo e incorporarse con mucha decisión y seguridad, casi amenazantes le miro con frialdad y un poco de incomodidad como si reprimirse le estuviera costando más de lo usual.

—No hay problema, entiendo —Declaro cruzada de brazos de manera muy autoritaria en general—. Y no, no quiero para nada ese libro como tú ta poco querrías leer mi diario.

—Je! —ChicoBestia sonrió para si mismo con más tristeza.

Y entonces Raven lo supo...

—No me dirás que te traviste a... —La joven cuervo no pudo terminar sus palabras porque en ese momento, el joven bestia volteo la mirada, algo resentida pero mas bien dolida para después soltar estas palabras.

—No lo lamento sabes, es bueno saber qué aún sigas soñando con é...

De pronto un solido y ensordecedor ruido, reino por toda la torre, fue el sonido de una bofetada lo que rompió la tranquilidad del lugar, una cachetada que él no se esperaba y que ella no podía creer que hubiese soltado junto a un par de lagrimas y un gimoteo ahogado.

Esto solo la encolerizo más.

"Largo de mi cuarto." Eso era lo que ella le quería decir, pero sin embargo no estaban en sú cuarto, si no en el de él, así que solo camino lento hacia atras, marchandose en un silencio mortal, para después azotar la puerta de la habitación de ChicoBestia lo más que pudo.

Sin amargo justó cuando se estaba rajado, no alcanzo a tocar la puerta de su habitación, cuando bruscamente fue volteada y apretada violentamente hacia él cuerpo de el mismo hombre que habia abofeteado hace unos minutos, ChicoBestia de alguna manera estaba fuera de su cabales y comenzó a tratar de besarla con fiereza, tratando de meter su lengua a la fuerza, enterraba sus uñas en la piel de la mitad demonio en el pasillo de la torre, no importándole que alguien escuchara el tremendo drama que allí se daba.

—... no.. que, te pasa?... Chico, Bestia, hey!... —Raven trataba en vano de entablar conversación con él intrusivo sujeto, pero nada parecía funcionar púes su boca estaba siendo atacada veloz y hábilmente por los besos apasionados y salvajes de el muchacho de piel verde—. No... me, dejas...res-pirar...

BeastBoy escuchó por unos segundos, pero no quería ni podía parar, a pesar de que escuchaba el gimoteo apagado entre la excitación y el insidioso sentimiento de "el no querer", del no querer simplemente porque ambos estaban molestos y dolidos, y tener sexo bajo esas condiciones siempre resultaba deliciosamente agridulce. Él chico jugaba mientras enterraba su cara en los generosos pechos de la mitad demonio, mientras que ella yacía encontrada entre la puerta de su habitación y su torso que la oprimía como queriendo sacar todo ese deseo reprimido que sabia que en su ser se encontraba.

"BeastBoy, BeastBoy, BeastBoy!" Era las únicas palabras que ella se formulaba, pues su deseo era tan fuerte y tan habido, que ya nada lo paraba, así púes cuando él abrió la puerta de su recamara, mientras aún la mantenía sujetada de las muñecas con su mano derecha, ella se trepo estrepitosamnte a las caderas del mutante, sacando un pequeño alarido de placer que estremecio por igual los interiores de ambos cuerpos, haciendo que temblaran de deseo y pasión. Ya allí en la habitación nisiquiera se tomaron la molestia de llegar a la cama, pues Raven cerro la puerta en cuanto BeastBoy la soltó, para que después él la pudiese recostar en el piso algo frio de ese lugar, por lo cual tuvo que ocupar sus dos manos pues aún segado por un calor y un necesidad impetuosa y lujuriosa de calor, él no quería lastiamrla demasiado puesto a qué esa nunca habia sido su el tensión, solo que a veces no sabia controlar de todo su estúpida y colosal salvajes animal.

Raven gimió de placer una vez que el ChicoBestia arranco casi con desesperación, todas sus ropas, dejandola solo con algunas tiras de su sobreviviente ropaje, mientras que él por su parte se quitaba a si mismo la ropa inquietamente con la noción de que tal vez ella sería demasiado lenta para hacerlo, sin embargo ella le ayudo en lo que pudo, odiando para siempre el por qué?, hoy sus pantalones de mezclilla eran mas difíciles de bajar que otros días. Pero una vez que estos cedieron y también todo lo demás, los cuáles mantenía sus cuerpos hervientes de deseo lejos el uno del otro, ambos se sintieron un poco relajados, y entonces Raven comenzó despacio pero con firmeza a besar y lamer, cada centímetro de esa belluda pero hermosa piel verde, que le causaba tanto deseo pues al hacer presión con sus labios carnosos sobre la de su compañero el gemia y bufaba, tan lindo y tan infernalmente sensual que hacia que cada parte de ella se contrajese en un deseo carnal jamás experimentado y después de un rato de qué él también terminara de hacerle lo mismo a ella, él presiono un punto estratégico de la joven mujer, un punto mágico que hizo que toda ella se redimira con infinito placer y su espalda se encorvara, para dejar a la vista sus levantadas caderas y sus expandidas y hermosas piernas en una tensión de agónico gusto coital, entonces BeastBoy pudo darse el placer de degustarla un raro hasta que inquirió por la humedad de esa exquisita y deliciosa cavidad que su cuerpo que se espasmaba con hermosos movimientos involuntarios, él podría al fin hacerle justicia a su endurecido y empoderado miembro viril, quién yacía hambriento de deseo.

Y así, el tiempo pasaba y él no concebía acabar, no porque no pudiera si no porque no quería, a un que esto para esto ya no sabia el mismo cuanto mas tiempo lo podía controlar, era obvio que Raven ya habia pasado su limite tiempo atras, y que estos flotamiento y arrepentidas en la mañana iban a pesar, pero poco sabían porque los dos esta vez estaban empecinados en llevarlo hasta el limite, tal vez por el enojo y la frustración pasada, tal vez solo era una manera de sublimar sus asperezas que no sabían como tratar con palabras, ellos no lo sabían, pero lo que si sabían era qué ambos hacían el mas exquisito y pecaminoso sexo amor, y que esto los hacia tan felices como jamás imaginaron serlo nunca, pues ya fuera con Tara con Melchor o con quien fuera, nunca con nadie más hablan tenido tanta conexión y afinidad en la cama y en sus almas como la que tenían ellos dos.

—Ra-e... —Musito el joven Garfield cuando al fin después de mucha sublevación sexual, pudo encontrar palabras en su cabeza— lo lamento.

Ella lo escucho, sin amargo aún exhausta como estaba, le costaba trabajo arreglar el desorden que en su cabeza como tanto en su habitación se encontraban, despues de tanto y de tantas maneras en las que se amaron allí, el desorden era monumental al igual que el cabello de la joven.

—Solo te perdonaré, si tu me perdonas a mí —Concluyó la titan mientras que suspiraba al encuentro, de que ambos eran de alguna manera tan parecidos, como lo eran la luna el y el sol.

—Sí, te perdono, pero ven aquí —Él chico se levanto para sacar de su pantalón un encendedor, el cuál encendió para después continuar diciendo—... Entonces lo hacemos.

—Sí —La cuervo nisiquiera se atrevió a analizarlo, ella solo le paso su diario y juntos vieron quemar los restos de sus tortuosos pasados en el bote de basura de la habitación de Rae.

Joder!, que si se sintió bien, tan bien como se siente quitarse se encima cien mil años de fracasos de la espalda de ambos.

Desde entonces ya nadie se acuerda de la libreta ni del diario, pero sus demás compañeros si se acuerdan que un día la torre olio a quemado, que las alarmas se encendieron y de que todos acabaron empapados por las regaderillas que se activaron.

[FIN]